lunes, 14 de mayo de 2012

A LOS CATORCE


      No lloró nunca, ni de recién nacida, ni cuando tenía hambre. La peor alumna, siempre ensoñaba, las maestras se cansaban de su abulia y optaban por ignorarla. Desde los cinco años se tiraba sobre el pasto a mirar las estrellas y la luna. Su padre la encontraba dormida y la trasladaba a su cama. Sus diálogos eran susurros a los pájaros, las mariposas y sus siete gatos. Adela se aburría de escuchar a sus hermanas, a sus padres y a todos los sonidos que emitieran. Las pisadas con zapatos eran una tortura. Sería por eso que andaba descalza sobre la tierra, aún si llovía. Su padre le construyó un refugio. Fue su primer risa, que selló con un beso en las manos de su padre. Adela tomó como domicilio el refugio.

       Apareció un psicólogo, convocado por sus padres y le pidió una charla. Adela lo hizo pasar a un lugar exiguo, tenía libros mezclados con gatos y dibujos de pájaros e insectos hechos por Adela. Nunca vio a nadie tan feliz y completo. Informó a los padres que Adela no estaba  enferma. Había elegido su propio modo de vida, un modo poco común, pero, se la veía ubicada en tiempo y lugar. Hizo un comentario, dijo que las palabras rompían el aire. Denotaba un alma sensible. Pasado un tiempo, Adela iba a salir a buscar a su familia y cambiada, eso era seguro. El psí se fue y los padres tranquilos se abrazaron.

      En la primavera se colgó de un piñonero, para ver el lugar desde arriba, perdió pie y su bufanda atascada, entre su garganta y dos ramas. Para todos, Adela se suicidó.

LA PÁGINA EN BLANCO

      Estoy deprimida. Qué historia escribir con una birome sin ganas. Sentir que el papel te expulsa las ideas. La astenia te sienta y te olvida. Por ahora renuncio, para no contagiar a nadie. Pregunto a otros si esto pasará. Ellos, a veces, saben más cosas de uno, que uno. No contestan.

      Con la ducha matutina pretendo levantar el día, sucede al revés, el día me cae encima.  Trato de sostener para no asfixiar el intento.

      El cuerpo se junta como un libro cerrado. No encuentro palabras y menos a oscuras. Pido auxilio en idiomas raros que nadie entiende. La depre, si está cómoda, se queda y una no está en condiciones para echarla así no más.  Si el libro se abre, la depre huye. Somos amigas de chicas. Eso me preocupa, nos estamos viendo seguido.

      ¿Entendés que lo nuestro terminó hace rato?¿O te creés que estar así, triste solitaria y terminal es pasarlo bomba? Quiero que me dejes en paz, andate y buscate a alguien que no te conozca. Toda la vida juntas es demasiado, a partir de esta vida, vos, no existís.
Eso lo puedo aseverar, no existís.
¿No existís? ¿no?