miércoles, 30 de noviembre de 2022

NINGUNO

 

   Nosotros usamos el teléfono para situaciones de emergencia, carecemos de celulares, sólo existe el teléfono fijo. Mi prima Sara, que vive en casa, tiene un pretendiente. Lo llama todos los días y hablan más de una hora, para decirse que se aman. Resultan empalagosas sus charlas, es mejor cuando se odian, se pelean en voz baja.

   Hoy la interrumpí:

   —Sara, necesito el teléfono, yo también tengo novia y espera mi llamado. Vos hablaste tanto, que me imagino a Trini, preocupada porque da ocupado, se ofende, se emborracha, yo llego para el vómito.

   Pasa mi Madre:

   —El teléfono es para todos, parece que ustedes tienen el patrimonio, corten, ahora me toca a mí, debo llamar antes que cierren todo. Tengo que pedir los encargos de verdulería y super, sino acá no come nadie.

   Mi Padre la escuchó:

   —Dejalos que hablen todo lo que quieran.

   —¿Viste la cuenta de teléfono?

   —Tenés razón, que no hablen.

   Son pijoteros los viejos. Pasamos y lo miramos de refilón. Cuando nadie lo usa, nos abalanzamos sobre él y cada uno avisa que hablará cinco minutos. Es de creer que mi prima Sara, llega primero, no dice cuánto tiempo hará uso del aparato. Hay cuatro hermanos del segundo matrimonio de Mamá, ellos otean el teléfono para hacer llamadas internacionales. Esto no lo sabe nadie, sólo yo. Son mugrientos por elección y dejan el tubo enmelado. Amenazan con que se van, sería maravilloso, tendríamos la posibilidad de recuperar el aparato. Parecemos una espiral dando vueltas alrededor del teléfono gastado.

    Todo es perecedero en este mundo. Se quedó sin tono, no podíamos hablar ni recibir llamados. Hubo un duelo general, Telefónica se llevó el aparato por falta de pago. Por un lado vino bien, empezamos a charlar entre nosotros. Nos enteramos que ninguno pertenecía a la familia. Fue un matrimonio que para recuperar sus primeros años sin hijos, decidió adoptarnos.

   A partir de ahí mi prima Sara, encontró en un desarmadero, un teléfono que andaba. Consiguió un amigo e hizo una conexión trucha. Por alguna razón de poca monta, peleamos con trompadas al aire, una partió el teléfono. Juntamos los pedazos, el tubo quedó abajo de la mesa, la ruedita estaba atrapada entre las teclas del piano y la caja negra se cayó por el balcón. En esa caja, estaba la memoria de las conversaciones sostenidas. Buscamos una bolsa de consorcio para juntar los pedazos. Luego pensamos que sería mejor darle santa sepultura. Lo enterramos en una maceta que apoyamos donde antes vivía él.

   Una noche empezó a sonar, hubo una frustración colectiva, fue el teléfono de la casa de al lado. Nos fuimos a dormir. Cada uno de nosotros soñó con un teléfono distinto, pero ninguno tenía tono.

martes, 29 de noviembre de 2022

PERDONES LUJOSOS

 

   El peor compañero, malo como la peste.

   —Miralo, se le fruncen las cejas, su primer gesto diabólico, volcó el tintero en mi espalda, si me disculpan, me cambio de pupitre.

   Le pegó en el recreo, al más chico de la clase, todos miraban, nadie hacía nada, lo tenía trabado en el piso y le golpeó la cabeza tres veces. Vino la ambulancia, con una sutura estuvo presente al día siguiente. Se acercó al vándalo:

   —Dijo mi Vieja, que si alguien me pegaba en una mejilla, dejara que me pegara en la otra, ahora decime, lo que hiciste fue en mi cabeza, lo que viene, ¿es que me patees el culo?

   El desgraciado miró al cielo, nunca bajó la cabeza:

   —Sí, como si fueras un fulbito, no lo hago porque si me rajan de la Escuela mi Viejo me deshace y eso que no es mi Padre. Es un tipo que mi Vieja se lo trajo, no sé de dónde. A ella la caga a piñas, ya le sacó dos dientes. Va a la Comisaría de la Mujer y nadie le da bola. Se hacen las que se van a ocupar y después nada. Que nadie me diga nada, prefiero esta flia, antes que las flias aburridas que tienen Uds, van a salir todos putos…

   Nada lo detenía, excepto un día que se llevó la Caja de la Cooperadora y lo capturó la Policía. Allí le dieron con la tohalla mojada, no podía ni hablar. Cuando obtuvo su libertad del Reformatorio, que no le reformó nada, volvió a su casa y cuando vio la infamia que cayó sobre su Madre, casi agonizante y sus hermanitos golpeados, entró al dormitorio y vio a su Padrastro beodo. Corrió a la cocina y con una cuchilla le perforó el pecho. Le dieron ocho años de cárcel, por el crimen atenuado por las circunstancias.

   Durante ese tiempo fui todos los días de visita, le llevaba merienda no perecedera, cigarrillos y un dinero que me daba mi Padre, para entregar a los que seguro abusarían de su persona.

   Los compañeros de la Escuela no lo perdonaron a él ni a mí.

   Por buen comportamiento le devolvieron sus escasas pertenencias y atravesó la salida donde yo lo esperaba, con un sobretodo y un abrazo.

lunes, 28 de noviembre de 2022

EL SECRETO

 

   —¡Está buenísimo!

   Las chicas miraron:

   —¡Rebueno! ¿Cómo no nos avisaste antes, boluda?

   —Les avisamos, pero ustedes estaban con los celulares. Se hablan todo, boluda.

   Sentado en un rincón, tomaba una gaseosa. Miraba la noche con ojos perdidos, escuchaba las voces estridentes de las chicas. Le tapaban los sonidos de las hojas, del árbol de la Terraza, que para él era una fiesta.

   —Seguro que va a una fiesta, traje y corbata, mm…

   Las otras le dieron a las zapatillas y se reían del estampado de la corbata. Ningún color pegaba con nada.

   —Coty, vos que sos cara de piedra, ¿por qué no lo invitás?

   No esperó que la otra terminara la frase, se puso voz de esófago enfermo:
   —Hola, te invito a nuestra mesa.

   Él contestó áspero:

   —Disculpá mi sinceridad, pero voces tan altas me roban el silencio de la noche. Si querés sentate conmigo y contame algo de risa.

   Toti le contó el chiste del sapo, sólo dijo: “pobre sapo”.

   —¿Qué hora tenés?

   —No tengo.

   —Me tengo que ir, gracias por tu breve compañía.

   Dejó sobre la mesa el dinero bien prolijo, con una propina asombrosa. Se levantó de la silla, tomó el bastón plegable, del bolsillo, lo desplegó, era blanco fluo . Cruzó la avenida por la senda peatonal y saltó al cordón rozando la vereda.

   Las chicas, colgadas del balcón, lo siguieron con los ojos.

   Coty dijo:

   —Aunque sea ciego, me gusta un montón, yo lo sigo a donde vaya, me inspira respeto y admiración, si llega a algún lado oscurito, le como la boca.

   Coty hizo una media luna y fue tras él.

domingo, 27 de noviembre de 2022

EL OBLIVIÓN

 

   Lo conocían por el ala del sombrero que le tapaba la cara. No sabíamos su historia, pero hasta le inventamos un nombre.

   La mujer lo dejó una tarde de Septiembre, con palabras tiernas que sobraron de aquel amor inquieto. Él seguía yendo a tomar unos mates con los otros inquilinos. Si algún cuento lo hacía reír, le prestaba el sombrero por un rato.

   No usaba la seña acostumbrada, levantaba de prepo la mano ajena, no importaba que fuera hombre, mujer o nadie. Bailaba un tango competente, que a veces lo dejaba solo y él seguía. Total, los tangos no terminan nunca, ni siquiera en el Septiembre que, sólo él, reconocía.

sábado, 26 de noviembre de 2022

PRIVILEGIOS

 

   Nació imantado y desarmable. Para rascarse el oído interno se quitaba la oreja y le daba con un escarbadientes, la acercaba a la altura donde estaba y la oreja se pegaba sola.

   Cortar las uñas de los pies, que siempre resulta engorroso. Él se sacaba los diez dedos apoyados en la mesa, recortaba las uñas y volvía a colocar cada dedo donde correspondía. Si andaba con sueño se equivocaba y ponía el dedo gordo en el meñique, en ocasiones se olvidaba dos o tres en la mesa. Lavar las porquerías que se juntan en los ojos durante la noche era una pavada, se sacaba uno con pestañas, le echaba shampú, lo enjuagaba y se lo  colocaba. Hacía igual con el otro ojo. Hubo días en que lo olvidaba en la jabonera. Era provechoso para que la oficina lo devuelva a su casa.

   Le mostraba al jefe cómo tenía el ojo, el jefe miraba el agujero con elásticos y se desmayaba.

   Ese día aprovechó para sacarse los nudos nerviosos de la nuca, hizo bolitas como de arcilla, quedaba hiper relajado.

   Tenía problemas con la gente, cuando salía. Las mujeres quedaban imantadas, para separarlas debía sacudir el brazo tan fuerte que las doñas caían de un piso doce o el impacto las metía en los camiones de recolección.

   Sufría cuando se le imantaban hombres, la gente lo miraba con cara de “Ah, sos gay”, éstos los metía en boca de tormenta. Con destreza lograba que la tapa no le quedara pegada.

   A medida que envejecía perdía sus cuerpopartes, por olvido o tal vez la imantación se redujo. Él prefirió morir.

   La policía forense no podía creer cuán prolijo era el imantado.

   Dejó los brazos juntos, al lado de los pies, los ojos en el secaplatos y los dedos de los pies en el frizer.

 

   No encontraron la cabeza, aquel hombre había perdido la cabeza. Es muy parecida a la pelota con que juegan los niños en la plaza, pero no debe ser ¿No?

viernes, 25 de noviembre de 2022

SEMÁFOROS

 

   Anduve por la vida con viento en contra, alguna vez no, pero eso no lo recuerdo. Mis padres me dejaron sin padres, me criaron mis abuelos, o me soportaban, no sé bien, las maestras no me querían por llegar al resultado correcto, pero por otro camino.

   Me regalaron una bicicleta. Antes de llegar a la esquina, vi un mueble en la vereda, largué los manubrios y me tapé los ojos. Mueble roto, hombro roto. No me gustan las bicicletas. Me trasladaron del trabajo, a un edificio contra las vías. Se presentó uno para llevarme de vuelta, en moto, con el viento en contra me dejó en casa, dio una vuelta y gritó:

   —Mañana te paso a buscar.

   Le hice una seña indiferente. Me enteré que era mi inmediato superior, anoche pensé en el abrazo que se da al que conduce, ahí te da calor en el pecho y el viento en contra no entra. Cambió la moto por un vehículo de los blancos, ni bien subí me hizo poner doble cinturón de seguridad, iba a tanta velocidad como para pasar seis semáforos en rojo.

   Lo trataba de usted, no por respeto sino para poner una distancia.

   —No sé si se dio cuenta que pasó seis semáforos en rojo.

   Puse voz de tonta. El muy caradura dijo que fue para desayunar juntos, antes de entrar al laburo, salí de la camioneta como expulsada.

   Antes de los buenos días pedí una reunión inmediata con un oficial. Hice la denuncia de los semáforos, y le sumé acoso laboral. Al día siguiente, el tipo ocupó su lugar de siempre y me guiñó un ojo.

   Presenté mi renuncia, dejé el arma y el odioso uniforme. Cuando salí había viento en contra.  No me molestó, barría la historia de los azules y su maldita adicción a la pizza. No me gusta la pizza. 

jueves, 24 de noviembre de 2022

TOO MUCH

  Un anciano con muletas, no podía salir de la puerta giratoria, hasta trabar con una muleta y entrar.

   Caminaba con dificultad, el chico de la ventanilla no le entendía, al anciano le faltaban todos los dientes, cuando hablaba parecía tener polenta en la boca. El ventanillero pidió sus documentos y el certificado de supervivencia, faltaba la tarjeta verde, la azul, la roja y la blanca.

   El anciano juntó sus papeles, una señora le explicó dónde se hacía la verde, a mitad de cuadra. Salió del banco desorientado. Encontró un kiosco donde le hicieron la verde, para la azul  debía dar vuelta la manzana y justo en la esquina le entregaron la azul.

   Haciendo dos cuadras leyó un cartel de circo con luces y payasos. Ellos entregaban la roja y la blanca.

   Se puso el automático, el anciano, todo le pareció una ignominia, arrastrando piernas doloridas y muletas centenarias. Hizo una cola de tres horas. Cuando llegó a la ventanilla puso su billetera deshecha y los papeles. Mientras el empleado le señaló que le faltaban la roja y la blanca. El anciano adquirió color blanco y cayó sobre sí mismo. Antes de expirar le gritó al ventanillero, con voz joven:

   ─¡La roja y la blanca las tengo en la mano y te las podés meter en el culo!

   Llegó la ambulancia del Hospital: “Que Dios te ayude”. No tenía pariente alguno, la cochería municipal lo sepultó en una fosa común.


miércoles, 23 de noviembre de 2022

MIENTRAS TANTO

 

   Primero lo esperaron con desesperación, después con muchas ganas que volviera, luego sólo lo esperaban, más tarde lo recordaban sólo cuando pasaban por la foto del comedor. Germain Refollé fue el encargado de cobrar una herencia importante en Argelia. Toda su familia era oriunda de Marsella. Consideraban que Germain era el más cuidadoso y astuto. Años transcurrieron y no supieron más de él. Hubo noticias, que había muerto en un episodio confuso. Se hicieron presentes quienes decían haberlo visto en mercados exóticos, vendiendo piedras preciosas, otro contó que era el dueño de un bar, con siete camellos donde los paseos a turistas se les cobraba.

   Apareció una señora elegante y pidió hablar con el responsable de la familia. Entró el padre, la madre y los hijos, adujeron que todos se hacían responsables. La señora elegante, con voz de haberse fumado la vida, aseguró haber estado con Germain Refollé en Barcelona, tomando unas copas y él relató sus viajes y negocios. De amores no habló, él era educado. Viajaron juntos, pura coincidencia. Le contó a la dama que debía partir a Marsella, tenía deudas familiares que debía reparar.

   Cuando llegó a la casa produjo más asombro que afecto. Confesó sus aventuras y desventuras, para volver a su querida familia. Cuando cobró la herencia, tuvo ganas de recorrer el mundo y no pudo contenerse. Cada lugar fue una historia diferente. Sentía como haber vivido muchas vidas. Fueron siete años, donde hizo crecer la herencia siete veces, quería devolver, con intereses, lo que les correspondía. La madre lo abrazó diciendo que el dolor era su ausencia, el dinero no importaba. El padre y los seis hermanos fueron un solo grito:

   —¡No! ¡No! ¡No! El dinero nos corresponde y aceptamos.

   Un coro disparatado, que luego de libar, inventaron una Villa para todos. Hablaron de autos, de viajes, de vestidos, trajes y pelucas. Germain pensó que las fortunas vuelven tontas a las personas, su familia incluida. Le gustó la sopa. Mucho.

martes, 22 de noviembre de 2022

TIN-TIN

 

   Tin-tin vivía con su único amigo bípedo. Quedaba solo cuando su amigo iba a trabajar. Continuaba su sueño en la cama caliente de su amigo.

   No le gustaba el alimento especial que le daba.

   Abría la heladera, entornada por lo rota y volcaba leche y yogurt, no sabía con qué atiborrarse, si con leche o con yogurt.

   Nunca faltaba un cacho de salamín que saltaba solo de la heladera a su boca. Todo producto noble lo que deglutía su amigo.

   Cuando escuchaba el motor corría hasta la puerta y lo recibía con la comida lista, el acolchado era el mantel, dos o tres manzanas mordisqueadas y el cepillo de dientes. Al amigo le parecía algo natural y en vez de retarlo le contaba su jornada.

   Él desconocía el bípedoidioma, quería ayudarlo, pero sólo sus ronroneos y los miaumiaues podía entregarle. El amigo le agradecía con una porción de atún. Un día gris Tin-tin se despertó fastidiado, no tendría lugares con sol para bañarse y dormir siestas. Escuchó la puerta, raro, a esa hora su amigo trabajaba. Entró un tipo con capucha y revólver con silenciador. Tin-tin saltó de la escalera a la cabeza del enemigo y le ensartó las uñas dentro de los ojos. Ambos rodaron por el piso, el maleante gritaba. Tin-tin pidió ayuda a Perros de la Calle, se lo llevaron de inmediato por violación de domicilio e intento de robo a mano armada.

   Cuando llegó su amigo miró cómo Tin-tin jugaba con dos insectos redondos. Le gustó la concentración de Tin-tin, tomó un baño para sacarse la mugre de las capitales. Tin-tin, luego de robarse la milanesa comprada y dejar los elásticos al costado del plato, se fue a dormir a la cama de su amigo, que no venía y no venía. Sentado en el tablero su amigo miraba las bolitas redondas, tenían iris, pupilas, retina.

   Eran ojos, ojos enojados de persona malvada.

   Sin más los tiró en el inodoro, tuvo que apretar varias veces, porque no se iban y encima lo miraban desde el fondo. Lo solucionó con detergente.

   Quedó agotado y se tiró en la cama, encima de Tin-tin, apenas protestó. Le apoyó su inocente patita en la garganta y le ronroneó el episodio del día. El amigo se dio vuelta y le dijo:

   ─Dejá de joder.

lunes, 21 de noviembre de 2022

GPS

 

   Su vida se parecía más a una hoja de ruta que a una vida. Tuvo un marido bueno y trabajador. Dos hijos de libro, un varón y una mujer.

   Se casó virgen y sus noches de amor y pasión de todo el día se redujeron a día por medio. Cuando nació la bebé hacían el amor los viernes. Pagaban una niñera, comían en un restaurante con amigos sin sorpresas y la madrugada, el viernes, el tradicional ella abajo y él arriba. Dormían cucharita. Ella se dedicaba al aseo de la casa. Tenía la comida lista en los horarios estipulados de recién casados. Preparaba todo tipo de repostería que devoraban todos y al final aplaudían.

   El marido recibió ascensos que lo llevaron al cargo más alto. Fue el momento donde comenzó a mirar culitos. Luego a tocarlos y más tarde jugó con muchos. Eligió uno, el más cumplidor. Llegó a su casa, su mujer amasaba. Dijo:

   ─Hola.

   Su mujer contestó con un beso. Él le pidió el divorcio. Ella dijo:

   ─Sí.

   Cuando los chicos volvieron del colegio encontraron dos sobres cerrados. El padre:

   ─Queridos míos Uds. Son grandes y tienen toda la vida por delante, me voy, quedan en manos de vuestra Santa Madre.

   La madre fue más explícita:

   ─Perdonen, pero me voy a poner al día con mi vida, cuídense.

domingo, 20 de noviembre de 2022

FAMILLE À TABLE

 

   —¡¡Mamá!! ¿Cuánto hace que no cambiás estas flores? Qué vieja dejada, no levantás un pelo del suelo.

   Uy, qué mal ando de la memoria, si la vieja murió, no sé cuándo fue, me olvidé.  

   Pero mirá la cantidad de diarios, Papi trancó la puerta.

   —¡¡Papá!!, no juntás los diarios, para qué gastás? Y no me contestes con ese silencio ortopédico…

   Pobre viejo, toda una vida con esa mujer de mierda, no le daba paz…

   Estoy mal, ahora me pasa con él, me acuerdo que murió, ahora, por los diarios en el piso. Lo olvidé, me doy miedo, no sé para qué me apuré a tender la mesa del domingo. Puse los doce platos con cubiertos y copas. Le grité a Teresa que trajera el pan, fue raro, no contestó. Corrí la cortina y entró el sol. De Teresa no sé bien, si se fue o murió. Me parece que murió, porque Mamá la lloró más que a Papá, hacía todo lo de la casa. El sol me ayudó recorriendo cada comensal de la mesa, fue él, que me señaló el lugar de Adela ausente, de Manolo, ausente, de Ramiro y José, ausentes. Olvidé el nombre de los restantes, pero éramos doce, del número me acuerdo. Sentí frío, pedí una ambulancia, volaba de fiebre.

   El Médico aplicó una inyección:

   —Controlen…─no sé qué y desapareció de mi angular.

   Era domingo, me fui del Hospital, no había nadie, domingo a la mañana, ¿quién va a haber?

   Entré al comedor, conté los comensales ausentes, eran doce. En mi lugar no había nadie, me busqué por toda la casa, jardín incluido. No me encontré, cómo me olvido, soy notable.

sábado, 19 de noviembre de 2022

OLVIDATE

 

   Lo de la escuela pública fue idea de tu abuela, ahora, esto de invitar a tu cumpleaños a la hija de la portera y a los chicos de esa escuela, no corresponde. Por eso quería que fueras a “Jesús de las piedras”, ni tu padre me escuchó. Tenés que socializar con chicos educados, hijos de profesionales, gente bien vestida y bien hablada. Hija, tenés que entender que tienen olor a milanesa, muchos no usan desodorante. No puedo permitirlo.

   La niña lloraba tanto que la vieja la mandó a su cuarto y le cerró la puerta. La niña echó llave por dentro. Total, para qué le festejan su cumpleaños con hijos de amigos de los grandes. Casi todas chicas tontas, que encima  regalan cosas aburridas como una camiseta blanca y un suéter que pica. Jugar a las estatuas y al gallito ciego.

   A mí me hacen feliz los chicos y las chicas de la escuela. Sobre todo los chicos audaces que caminan la cornisa, le ponen dulce de leche al mástil. Además me invitan, las chicas no, porque son sedentarias. Los varones me enseñaron a trepar árboles más altos que la escuela. El otro día llevaron un Marlboro al patio y me invitaron a fumar con ellos. Las chicas se reían, secreteaban, pura envidia.

   A mí los varones me gustan hasta para besarlos que, desde ya, es un asco.

viernes, 18 de noviembre de 2022

NUNCA CERRÓ BIEN

 

   ─Te vi a la salida del cine con un chico menor que vos. Se daban piquitos y yo como un boludo, pensando que era imposible tu infidelidad. Pero no, no fue el primero, según mi propio hermano. Todos sus amigos aprovecharon mi ausencia, cuando yo trabajaba para que a mi reina no le faltara nada. ¿Era necesario mentir en nuestra convivencia? Podrías avisar, o mejor desaparecer. Fue el daño más importante que me hiciste. ¿Me estás escuchando?

   Ella lo miró con odio:

   ─Te mintieron, pero son más importantes las opiniones ajenas, que yo, justo la que pensaba quererte para siempre.

   Entonces se hizo un silencio, no me preguntó nada más.

   Se cerró la puerta  y quedó ahí, esa puerta nunca cerró bien.

jueves, 17 de noviembre de 2022

INQUISICIÓN

 

   ─Me gustan tus trencitas, parecés una nena.

   ─Male tiene treinta y cinco años, que se disfrace de menor es porque a Bruno lo vuelve loco.

   ─Y a otros cuantos más, ¿será virgen? ¡No, qué va a ser! Se ha acostado con todos mis hijos. Y para que te quites la venda, con mi marido también.

   ─Yo la quiero igual, aunque haya tenido relaciones con sus primos también.

   ─Bruno tenía vergüenza de su propia hija, ni siquiera se sabe si era el padre.

   Se escucharon las llaves. Ella había vuelto de la India, se sabía que estaba por volver y volvió.

   ─Hija, te quiero preguntar algo, ¿viajaste con alguien más?, ¿fumaste esas porquerías que fuman en oriente?, ¿tomaste cocaína?, ¿te bañabas desnuda?, ¿recordás cuando nos bañábamos juntos?, vos eras grande, me daban ataques de pedofilia, pero eras feliz. Y después te fuiste pensando que tenías fiebre uterina…

   Entonces se hizo un silencio. La hija lloraba y no le preguntaron nada más.  

miércoles, 16 de noviembre de 2022

CALA

 

   Ella tomaba notas y grababa en los baños. Chupaba whisky y escribía las tonteras de las reuniones comerciales. En la última, aumentó la ingesta alcohólica, subió a la mesa oval y habló:

—Creo que esta última selección de publicidades, debe terminar con la idea del traste alto, los pechos grandes y las caras de muñecas sin edad…

   Su Jefe la bajó de la mesa:

   —Vos sos el personal silencioso, tomás las notas y ahí terminás. ¿Entendés, Cala?

   Ella asintió y fue a los baños, con un grabador nuevo, que grababa hasta los latidos del corazón. De un retrete al otro, dos inversores, hablaban:

 —Esa tal Cala, dijo algo interesante que me gustaría seguir escuchando, aporta a la campaña.

   El Socio de al lado, mostró entusiasmo:

   —¿Y su Jefe aceptará?

   Se escuchó ruido de papel higiénico estrujado.

   —Aquí nuestros deseos son órdenes, él debe obediencia.

   Cala regresó a la sala de negociación, obviando al Jefe, el primer inversor le pidió que expandiera sus ideas, para no generar asperezas, dijo que una opinión femenina, nunca estaba de más.

   Con la autoestima en alto, Cala expresó:

   —Pienso en una mujer cubierta, sin insinuar seducción. Un ser pensante, sugiriendo el producto más eficiente del mercado. Europa gana compradores con mujeres austeras, cuyo objetivo es el resultado del kit completo. Las variables de un sólo elemento, se comprobó que no cumplen lo deseado. ¿Qué quiere la mujer? Que brille. Podemos apostar con márgenes altos, si en Europa se agota la oferta, en Latinoamérica fluye y está la oportunidad de venderles nosotros a ellos. Primer Mundo, Tercer Mundo, Cuarto Mundo, son falacias, invención de los países Primermundistas, para desalentar nuestro propio desarrollo. Debemos y podemos ocupar el primer puesto. Los Ministerios de Relaciones Exteriores, se dejan, serán reemplazados por Embajadores convincentes y respetuosos.

   —Ud, Srta Cala, sigue extralimitando su injerencia.

   Cala miró por encima de su cabecita negra:

   —Si la sala no acredita mis ideas, yo renuncio. Dejo mi libreta de notas y el grabador oportuno, por si alguno olvida como es frecuente, mi trabajo de una década. Buenas tardes, cuiden que no sea demasiado tarde.

   Escucharon sus tacos caminado hacia afuera. Y murieron por aquel trasero bamboleante.

martes, 15 de noviembre de 2022

FRAGATA FRAGATITA

 

   Chascomús el antiguo, donde ella pasaba los veranos con sus abuelas. Al principio jugaban todo el día con ella hasta que se pusieron muy ancianas y se la llevaban por delante, pensando que se trataba de un gato.

   Cuando hacía mucho calor de noche, se abrían las ventanas y las puertas. El olor de los jazmines, las madreselvas y los junquillos, resultaban tan embriagadores que la hacían dormir hasta el mediodía. Luego salía por detrás y a dos pasos estaba dentro de la laguna. Nadaba hasta que se fuera el calor.

   Una noche sin luna, se hizo una corona de jazmines, gardenias y unos calzones hilados de magnolias, comenzaba a hacer la plancha hasta quedar dormida. Una fragata que venía serena, extendió una planchada y la tragó por la bodega. Le pareció raro despertar en su cama. Como si aquella aventura no hubiera sucedido.

   En la noche del día siguiente, seguro que su traje de baño no perdería ninguna flor. Hizo la plancha hasta que apareció la fragata, no estaba dormida y aceptó la propuesta del Capitán de subir a cubierta. Había tanta neblina que se perdieron en la blancura.

   Las Abuelas pidieron auxilio, hacía dos días que no aparecía. Pasaba el tiempo que hasta los Padres se resignaron a pensar que solamente había desaparecido. Eran tiempo parecidos a los anteriores, a los que suceden y los que seguirán sucediendo.

   Simularon un sepelio como si la chica hubiese muerto. Todos deseaban que mal rayo partiera al sacerdote para detener su diatriba. En medio de los asistentes apareció la joven, vestida con uniforme y preguntando quién era el muerto. Muchos se impresionaron y desmayaron. Las mujeres más católicas, se arrodillaban mirando al cielo.

   La joven volvió a la casa y hasta llegó a olvidar aquellos episodios. Cuando volvió a Buenos Aires, fue recibida por su Nana. Le dijo al oído:

   —Tenga cuidado, joven y arréglese el pelo tan desgreñado que trajo. Yo le voy tirando perfume, hasta cuando entre al comedor.

   Allí estaba el Capitán de la fragata y un ramo de flores que la emocionó. Cuando lo sostuvo en sus brazos, resultaron artificiales. El Capitán de la fragatita le pareció un desubicado y vulgar. Lo sacó de su casa y le entregó aquel engendro de plástico. Llamó a la Florería y encargó tres docenas de rosas blancas. Eran tantas que tuvo que repartirlas, en diferentes lugares del comedor.

   La visitaron las amigas, para el five o’clock. Al principio estaban encantadas con el olor de las rosas. Ni bien terminaron el té se fueron despidiendo con rapidez.

   —Siempre fue así cuando volvía de Chascomús. Está como…

   —¿Así cómo?

   —Como loca.

lunes, 14 de noviembre de 2022

EQUÍVOCOS

   El calor hacía que uno se derritiera como un helado. Llegué hecha mortadela a casa. Fui a ver el lavadero, en él se secan las ropas, saltaba la carne picada y en el inodoro la ropa. Vivía en pleno estado confucional.

   Me voy a casar con un tipo buenmozo y adinerado. En una fiesta encontré al indicado. Nos miramos y él desvió la mirada, ambos habíamos tenido infinidad de novios. Él sabía y yo también.

   ─¿A vos te parece que esto funcionará? No sé quién sos y me parece contar.

   ─Mi nombre es Mima, estudio Medicina, tengo veinticinco años… bueno, basta! No me gusta hablar de mi vida. Con esos datos te vas a tener que casar conmigo.

   ─No quiero ofenderte, pero jamás me casaría con vos. No es mi propósito, no me gusta tu cara, ni tu cuerpo, ni cómo pensás, si pensás. Además ponés la ropa en la heladera y la secás en el microonda.

   Todo lo que se pueda esperar, es de todo. El dinero puede más que todo, aceptó casarse. Comete errores con frecuencia. Se enamora de la persona equivocada. En este caso, resultó puto. 

domingo, 13 de noviembre de 2022

NO ME DIGAN

 

   Nos sentamos juntos en el bancote naranja, yo no lo conocía. Estaba triste y lloraba. Hasta el último papelito, no dejé.

   Él, con la mirada recta al Dique, preguntó si me pasó algo grave. Le conté telegrama:

   —Mi novio me dejó, me echaron del laburo, choqué el auto, a mi viejo le dio un un paro cardíaco…

   Esperó los instantes del rebobinado, dudó, pero me dijo:

   —Vos tenés que caminar, por todas partes, las sierras, las cuatro manzanas de las luces. Te van a mirar, porque sos linda y por ahí te nace un novio nuevo.

   Es un ingenuo, pensé, optimista y más agradable que el psicólogo. Nos despedimos al atardecer,  me preguntó si el bancote naranja me gustaba, le contesté que no:

   —A mí tampoco.

   Fueron sus últimas palabras. Estoy siguiendo las recomendaciones de él, camino todo y voy para el mismo bancote a descansar y esperar que aparezca.

   Lo encontré en pleno invierno, tenía el cuello al aire, le regalé mi bufanda.

   Quiso saber si me la tenía que devolver.

   —No, es un regalo por tu ayuda de aquel día. Y porque parecés un ángel.

   Le pregunté cuántos años tenía y me dijo nueve, además estaba acostumbrado a su madre, que era maníaco depresiva, con mis mismos síntomas.

   Regresé temblando por el frío y para alejarme del monstruo, porque ese chico, es un monstruo. Sabio,  oportuno, afectivo, inteligente. Todo lo que me digan, no quiere decir que no sea un monstruo.

sábado, 12 de noviembre de 2022

LAS TRES EDADES

 

   Vivíamos juntos, pero separados. Abigail se fue apropiando de mi casa. Empezó por las flores, le gustaba el césped inglés, después siguió con los árboles, los mandó quitar. Quedó liso, cortadito el césped, aburrido.

   Abigail, defensora de los recursos no renovables, de los árboles. Se ataba a ellos para que no desparecieran. Desde chica odiaba las quintas, donde sembraban rabanitos, para después cosecharlos. Le gustaba la Naturaleza, tal como estaba. Los Padres, orgullosos de Abigail y su militancia temprana a favor de la vida.

   La vi crecer frente a mi casa y me gustaba su proceder, pero nunca me enamoré de Abigail. Era invasora de todo lo que la rodeaba. Si había una pileta, nadaba sola y no dejaba que nadie se tirara.

   —¿No entienden? Quiero la pileta sólo para mí, vuelvan a sus ranchos ─pensaba que la pobreza era un insulto.

   Se presentó en mi casa:

   —Aunque te conozco sólo de verte, quiero recorrer tu vivienda, se ve tan lujosa. ¡Oh! Qué pisos, son de mármol de Carrera, o de otro carro, no sé cómo decir. Quiero usar ese baño, voy hacer pis, tiene tantas ventanas y tanto sol, que si fuéramos grandes, viviría en tu casa.

   Después su visita  diaria, consistía en llevarse pequeñas esculturas de marfil y traer de su casa, enanitos de jardín, que distribuía sin equidad, por donde más molestaran.

   —Les presento a mi Novio, lo llevo de la mano porque es muy tímido.

   Y así me presentó a sus amigas.

    Sus invasiones tenían el formato de la Invasiones Inglesas. Muchas veces tuve ganas de tirarle aceite hirviendo, para alejar aquél disparate de niña. Cuando pasaba la Mucama, levantaba una pierna, para verla tropezar. Después se le reía en su cara:

   —Menos mal que sos tan torpe, eso me aleja de ser tu amiga, encima sos pobre, es deprimente. No sé por qué debo dirigirte la palabra, sos Mucama. Así me enseñaron mis Padres ─más tilingos que Abigail.

   Llegó la adolescencia, Abigail cambió de órbita, nos transformamos en Saturno. A mí me bautizaron Saturno, mi Madre era hiponga y exótica. No sabía si yo era el anillo y Abigail la esfera. La miraba mucho, me daban ganas de darle un beso. Por suerte, después, esa idea comenzó a desaparecer.

   De a poco nos hicimos adultos, nos fuimos a vivir juntos, pero separados. Construí una pileta, Abigail nadaba sola y no me dejaba meter. Copó la cama de dos plazas y cerraba con llave. No tuve más remedio que dormir en un coy.

   Ella ocupó todos mis espacios. Una mañana decidí rajarme. Abigail no se dio cuenta, ni tampoco le importó.

viernes, 11 de noviembre de 2022

LA TIERRA

 

   Vivíamos a cuatro leguas de distancia, no nos queríamos, estando casi enfrente. Los enfrentes de los campos competían por cualquier verdura, tomates, lechugas, rabanitos, berenjenas y algún otro que me olvidé en la lista. Le pongo todo porque si no después me olvido. Yo no sé nada de computear, así que anoto todo en una libreta negra.

   Una noche lo encontré, le pedí perdón, él aceptó. Estando solos hablábamos con los perros que no sabían más que ladrar. Eso me hacía sentir loco, el idioma perro no lo conozco. Y los locos hablan solos, el muchacho de enfrente hacía lo mismo.

   ─¿Qué te parece si construimos una cancha de bochas y jugamos de tu casa a la mía?

   ─¿Y cómo lo vamos a hacer? El trayecto es largo.

   ─Es muy sencillo, vos hacés tu mitad y yo hago la mía.

   Por fin lo terminamos. La inauguración fue de noche y en verano. Yo le arrojé la primera bocha y aterrizó en su cabeza. Él me la devolvió y me rompió la nuca. Nos morimos desangrados.

   Me arrastré para salvarlo y él me escupió en la cara. Pensé que me quería, fue mentira que me había perdonado. Empezó a llover y poco a poco nos hundimos en el barro. Asomó su cabeza y mi nuca.  Cuando el odio comienza, crece como la muerte de dos campesinos solos.

jueves, 10 de noviembre de 2022

JUEVES

 

   Justo me falta hoy que es el día que más la necesito. Vienen Coli, Dolly y Pichi, para jugar a la canasta. Limpié mal y lo que pude. Las persianas a medias, para que parezca un buen trabajo de recepción. Desde el pasillo las escuché, hablaban como loros. No son amigas mías, eran las amigas de mi Madre. Para no extrañar al líder de su trilogía, venían a jugar a los naipes todos los jueves. Hablaban de Mamá, como si estuviera viva y trataron de convencerme que mi Madre me quería.

   —No me mientan, nunca me quiso, era mala como el demonio, a vos, Coli, te sacaba el cuero, decía que te vestías mal y tu ropa tenía olor a naftalina. A vos Dolly te tenía envidia por tener mucho dinero y le daba odio que fueras tan pijotera. Siempre recordaba el regalo que me hiciste a los quince, un collar de perlas que compraste en el kiosco de la esquina. De Pichi le repugnaba su mal aliento y sus pies con hongos.

   —Bueno, ya no importa, vení y prendete en la partida, jugás mejor que tu vieja.

   Mamá se acostó con los Maridos de las tres, ellas la querían tanto, que nunca se los dije. Era tan perversa que pretendió quitarme a mi Novio con ardides de puta.

   Coli, Dolly y Pichi, se peleaban por tenerme en sus casas, me llevaban al Cine y al Teatro. Me hacían sentir como una huérfana repartida entre tres Madres. Cuando por fin se murió, le quemé toda la ropa y el resto de sus pertenencias.

   No quise dejar nada afuera, les conté a sus amigas que Mamá le había sido infiel a mi Padre con los Maridos de ellas y con cualquier tipo que se le cruzara.

   Cuando me regalaron el auto, no quería que manejara. Me rebelé y le pasé por encima. Me parece que a Papá también lo alegró. Todos nos merecíamos este tiempo sin ella y fue lo mejor, porque descansamos con la conciencia en paz, para siempre. 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

MEMORIA EMOTIVA

 

   Nos íbamos por unos días a una playa de pueblo chico y tranquilo. Mamá estaba enojada, nunca supe por qué, ni me preocupé, lo suyo era un estado permanente, la frente con gesto de disgusto. Le pedí que vinieran con nosotros, mi viejo hubiera aceptado. Ella no. Adujo que debía hacer muchas cosas. Muchas era tejer y limpiar, cambiar de lugar algún mueble. Encerar lo que a mí jamás se me hubiera ocurrido. Hacía de cuenta que era su casa, mientras papá pedía permiso para todo. Tenía cara de cansada y color pálido. Limpió su casa de Buenos Aires, luego vino al campo y limpió hasta la tranquera. Pasó por el pueblo y limpió el departamento de mi hermano y al fin mi casa. Un placer para ella. Mientras hacía criticaba mi no hacer, que era lo que más me gustaba hacer.

   El día antes de partir la invité a caminar la sierra y respirar árboles. Fue extraño ella nunca quiso ni quería salir conmigo, esta vez aceptó. Noté que se fatigaba muy rápido y decidí volver, no recuerdo mi excusa. Por la noche me dio un beso y puso su reloj en mi muñeca. Un regalo y un beso, dos acciones ajenas a nuestra no relación. Me gustó y no me gustó, como a toda histérica. Lo elaboré en análisis, mami no pudo o no supo aceptarme. Ese karma nunca se fue, lo sacaba en palabras pero las improntas de la infancia nos acompañan toda la vida. El día que partimos les hice jurar que esperarían nuestra vuelta para retornar a Buenos Aires, papá dijo que desde luego, mamá forzó una sonrisa.

   Un día de playa que el bebé disfrutó más que nosotros, rodamos por un médano hasta la casita. Había una camioneta de la policía, miraron raro, uno de ellos me apartó del resto y habló de algo que pareció ajeno, todo el aire se tiñó de negro.

   Mis padres, dos días antes de nuestro regreso, se fueron. La curva, alguien de contramano. Mamá te debo una charla, vos no podés. Yo te hablo mamá por todo lo que nunca. Discuto con vos aunque no estés. Fue idea tuya. Dos días antes. Por vos, por todo lo que nunca.

martes, 8 de noviembre de 2022

DOBLETE GENEROSO

 

   No sé si podré escribir con esta birome de mierda. Me olvidé de comprar y tengo una historia para escribir, cuando se termine la tinta voy a tener que abandonar.

   Era la madrugada y Gabriel no estaba, se fue en puntas de pie, para desayunar con Piera. La había conocido por la calle de su trabajo. Ella era pálida como la nieve, pero tenía una sonrisa que invitaba a la charla desprolija.

   —No podré desayunar con vos, se pasó la hora, tengo que ir si no pierdo mi turno.

   A Gabriel le disgustó, por excederse de tiempo, escuchando a Piera. A él lo contaban como ausente y entraba en la lista de los próximos diez echados. Su Mujer trabajaba todo el día y no le quedaba tiempo para preocuparse del despido de Gabriel.

   El tercer lugar fue para Piera, como no asistió sería atendida mañana. Se sentó en la puerta, esperando que la nieve calmara su oficio de nevar y pudiera caminar.

   Gabriel la encontró de nuevo:

   —Te veo mucho más pálida y la boca la tenés azul, sería un placebo invitarte a tomar un capuchino, un café o lo que quieras.

   Este tipo es comedido, merece mi respuesta:

   —Cualquier cosa que ingiera, la vomito a los tres minutos, mi única esperanza es llegar a tiempo para la quimio. Me alivia estos dolores, aunque sea hasta mañana.

   Salió corriendo una senda, con sus patines, él la vio entrar y esperó ver cómo desaparecía entre tantos pasillos cruzados. Fue hasta la Recepción.

   —Quisiera saber el lugar de una paciente llamada Piera. Sé que se hace quimio. ¿Tiene cáncer?

   La mujer lo miró como a un bicho raro:

   —Mire señor, aquí no brindamos ese tipo de información, guardamos la privacidad de todos los pacientes. Piera es una entre un montón, que lucha hace más de diez años y éste es su último recurso. No tiene dinero para que la puedan operar de un tumor, que no crece, pero está. Le alivia venir acá, escuchando otras historias. Gabriel quedó pegado con la noticia que Piera podía operarse. Corrió al Banco y sacó sus ahorros de veinte años de trabajo.

   El Médico que le asignaron a Piera apareció una mañana y le contó que alguien anónimo, había donado el dinero para la operación. Ella, refulgente preguntó quién había tenido ese gesto inesperado y generoso, se dirigió a la Recepción.

   —Lo único que puedo decirte, por haber recibido yo el cheque en mano, es que vestía una parca verde, era alto, con un sombrero que le cubría los ojos.

   Al ser primera en la lista, le fue otorgada la operación gratuita. Salvó su vida y la festejó por dentro. No quiso que otros enfermos cayeran en estados depresivos. Alguien le alcanzó la dirección de Gabriel. Pudo prescindir del cheque, lo puso dentro de un sobre que en su portada firmaba: Piera.

   Y al final me quedé sin tinta, si no llueve mañana voy al pueblo, compro una, podré seguir esta historia y lo que pasó entre…qué lo parió, no escribe más.   

lunes, 7 de noviembre de 2022

¡CUIDADO!

 

   —Me pusieron una pierna ortopédica, no había mi número, quedaba sólo talle S. Camino renga, ni uso bastón.

   Su amiga no dudó un segundo.

   —Yo por suerte conseguí talle L y me entró a la misma altura que la sana.

   —Tantos años que nos conocemos y nunca te pregunté cómo fue.

   La amiga acarició su pierna y le contó el episodio, una camioneta de la policía pasó por encima de su pierna y se dieron a la fuga no sin antes gritarle:

   —Te queda la otra, nosotros siempre dejamos propina.

   Ella se asombró, porque le sucedió igual, un patrullero le destrozó la pierna y se dio a la fuga.

   —A esta gente hay que matarla, subirlos a una máquina recolectora y que los compacten. Total no sirven para nada y encima te van quitando pedazos.

   La talle S pensaba que matar era feo, tal vez lo mejor sería darles el traslado a Medio Oriente, munidos de armas plásticas.

   —Sabés lo que hago cuando veo un cana? Le pregunto cualquier verdura, hago que me mareo y le vomito encima, cerca de la cara.

   La talle L, con la talle S, iban a pagar el plus que dispuso la Municipalidad para la policía local. Se brotaron las dos cuando vieron la cifra, la cuarta parte de sus jubilaciones. Fueron a ver al Intendente y el nabo les dijo que no estaba enterado. Tenía cicatrices en las muñecas de tanto meter la mano en la lata. Talle L y talle S quitaron sus piernas ortopédicas y le pegaron en todo el cuerpo, sobre todo en la cabeza. Siguieron, no  sin antes descansar los brazos, le pegaron, le pegaron, le pegaron, lo mataron.

domingo, 6 de noviembre de 2022

A NADIE LE GUSTA LA ESCUELA

 

   —Soy un chico feo y malo. Te pido respeto, el mismo respeto que tengo por vos. Basta de niño lindo y bueno.

   —Algunas escuelas ya están funcionando, elegí la que te guste.

   —No me gusta ninguna. El año pasado la chica más linda, me dijo que era feo y malo. Hizo hincapié en que era feo, feísimo. Me fui a sentar en otra mesa, le tiraba con piedras inofensivas y dijo: “Sos un chico malo, malísimo.” No entiendo cómo son las chicas. En el segundo recreo, ella se acercó y me dio un piquito. Dijo: “¿Sabés que los chicos feos me parecen atractivos?, los lindos son insulsos. También me gusta tu casa tudor y que te saques diez en todas las materias.”

   —Vos todavía sos chico, tenés que estudiar como hasta ahora, seguro que te eligen abanderado. Y a esa chica, no le des importancia.

   —Le dijo a todo el mundo que soy su novio, me espera a la salida y me acompaña hasta casa, me despide con un beso, que ya no es un piquito. En la escuela acerca la cabeza, se copia todo. Igual soy el primero en terminar. Voy a la Maestra para que me corrija, siempre pone ¡Diez! ¡Excelente! En el recreo no puedo jugar con nadie, ella siempre habla conmigo y dice estupideces.

   —Bueno, hijo, yo también hablo mucho y digo estupideces.

   —Así me contó Papá, no lo dejás hablar, ni siquiera le preguntás cómo está cuando vuelve de trabajar.

   —Ah, sí, cuando venga le voy a parar el carro.

   —Hacé lo que quieras. El otro día entré al salón y todos gritaron: “Tiene Novia, tiene Novia”. Fue un papelón. Ella me miraba arrobada. No le pienso dar más pelota. En los recreos voy a jugar a la pelota con los chicos, es muchísimo más divertido.

   —Muy bien niño, perdón, digo chico astuto.

   —Lo peor fue cuando me nombraron abanderado. Estaba la Directora, la Maestra y ella con un guardapolvo nuevo y almidonado. Un moño gigante en el trasero, con cientos de “te quiero, te quiero, te quiero.” La dejaron tomar la punta de la bandera, para ayudar a que no tocara el piso cuando la izaba.

   —Hijito, perdóname, no asistí a la ceremonia, porque la Abuela estaba enferma. Siento mucho orgullo…

   —Mamá, la indignación me superó, tuve náuseas, vomité sobre su cara y la bandera. Tenía muchas ganas de hacer pis, bajé el cierre de mi bragueta y meé los zapatos de todos lo que me rodeaban. Quedaron anudados, perdón, anonadados. Cuando salí yo solo por la puerta de la Escuela, me dio una diarrea, que tampoco pude contener. Me bajé el pantalón y les cagué toda la escalera.

   —¡¿Y después qué más te pasó?!

   —Por fin descubrí que la escuela es una mierda.

sábado, 5 de noviembre de 2022

DIABÉTICO

 

   El colectivo, lo tomo en la puerta de mi casa y me deja en el café. Siempre iba con chomba, pantalón y zapatos.

   Un día decidí ir en pantuflas, tenía los pies hinchados y era todo tan inmediato, que nadie diría nada. Otro día, quise ir con mi pantalón piyama y pantuflas, pero seguí conservando mi chomba.

   Finalmente, encontré el atuendo más cómodo, para mi café de la mañana, un buen piyama, una bata de pirineo, último regalo de mi abuela. Nadie dijo nada, luego recordé que nunca dicen nada.

   El café tiene doce cubitos de azúcar, que sumerjo de a uno, como un orfebre. Lo único desagradable, es que el café desborda la taza, el plato, la mesa y finalmente aterriza en mi bata de pirineo. No me importa, con la cucharita, tomo jugo de azúcar con café. Soy feliz. El Médico me dijo que me voy a morir, yo le dije que él también.

viernes, 4 de noviembre de 2022

LA INJUSTICIA DE UNA MADRE

 

   La familia, los amigos y yo, nos dimos cuenta que Nora tenía preferencia por uno y el otro no le importaba. A pesar de ser un Pintor pope, yo me encargaba de pagar los gastos de la casa, las vestimentas de todos y el Colegio pago de mi hermano.

   Me despreciaba con los gestos y al otro le hacían fiestitas y le traían regalos.

   —Qué suerte, Nora, que este te salió rubio y de ojos celestes, en cambio el otro, tan morochito, de párpados caídos.

   Las amigas se fueron dándole un beso a Nora y a su hijo predilecto. A mí me saltaron. Mi Madre déspota insistía que yo le hiciera los mandados. Mientras ella hamacaba al niño, blanco como la leche. Para mí, le faltaban glóbulos rojos.

   Les compré una Mansión rodeada de árboles piñoneros. Salimos los dos hermanos a recorrer la floresta, sin la anuencia de  Mamá. Nos esperaba con una fusta en la mano, a mí me daba fustigazos en la espalda y al blanco parecía hacerle caricias con la fusta.

   —Me parece que Mamá vive pegada a mí y con vos, es tan injusta que voy a defenderte.

   —No, dejá, sería peor.

   Por qué no me quería, si era un pancito. Comimos en el salón principal. La mesa era redonda, cubierta con un mantel bordado en Richelieu. Me obligó a tender la mesa.

   —Si acá sobra el servicio.

   Dijo Nora:

   —A vos te queda liso, en cambio las otras parecen haber salido del barro. Las tengo para que limpien los pisos y los vidrios. Lo demás lo hago yo, tengo terror que me rompan alguna pieza importante. Ocupe cada uno su lugar, ya está lista la cena.

   Era un pavo relleno, dorado y con guarniciones de papas fritas y zanahorias. El rubio estaba bien cerca de su Madre, yo me puse en el medio, como si comiera solo. De pronto sentimos unos ruidos. Podía ser una nota, una sola. Podían ser ratones o algún gato que se colgara de una teja. Me inclino por la primera.

   En la parte más aburrida de la conversación, no había ninguna parte que no fuera aburrida. Cuando mi hermano se puso a defenderme, Mamá dijo:

   —Quietito, ni se te ocurra levantarte de la silla.

   A los postres, se escuchaban cristales que se entrechocaban. Se desprendió la araña y cayó sobre nosotros tres. Quedamos aplastados. Murió la Mamá y el blanquito. Yo sobreviví ante una escena desagradable.

   Salí a juntar piñas y me olvidé de llamar una ambulancia.