viernes, 31 de julio de 2020

LO MEJOR DE LO PEOR


   Mi querido auto rojo bolita, con varios abollones que no pienso arreglar, chocó con un macetero enorme en el estacionamiento. Quedó partido en cuatro, un montón de tierra, su contenido y un ficus que agonizaba. Acostumbro tomar un café, comprar cigarrillos y cruzar a la plaza, donde luego de terminar medio café, la otra mitad la derrama mi torpeza. Me fumo un pucho y le doy tres vueltas a la plaza arbolada.
   El Encargado no aceptó que le pague la maceta estrellada. Un acto de generosidad, en tiempos de cuarentena. Fue una devolución por ser cliente permanente, gastar más de lo que tengo y dejar propina.
   Mi Viejo me enseñó que la propina es de buena educación. El mismo día se quemó mi estufa eléctrica. Hizo cortocircuito y no prendió más. Fue el día más frío del año, en el lugar donde leo, escucho música. Tengo encuentros diarios con mi hijo, que hace más de cien días que no veo. Él vive a mil kilómetros de mi casa y la compu arregla encuentros virtuales, no es lo mismo, pero es lo que hay.
   Salí a comprar una estufa, los horarios eran tan arbitrarios, estaba todo cerrado. Como sin querer, vi en la vidriera una estufa, una sola. No pude elegir y me llevé esa marca pirulo. Me costó lo que me quedaba. Los comerciantes, del pollo aprovechan todo. Cuando estaba entrando al garaje, pasó un tipo y me la dio, no a mí, al auto. Por putearlo cerré la puerta con mis dedos adentro. ¡Ay qué dolor! ¡Ay qué dolor!
   Entré la estufa que pesaba medio kilo, me enganché el pie con la alfombra y caí de boca sobre las llaves. Me importó más prender la estufa, que la sangre que me salió de la herida. Puse la bolsa de hielo sobre mis dedos. Llegó mi mejor amigo, que en vez de preguntar por mí, preguntó por el nuevo bollo del auto.
   Luego encontró dónde estaba la herida y él mismo me curó.
   —Esto debe ser, porque te hiciste mala sangre. Se cura solo, no te pongas nada. ¿Cómo te vas a apoyar bolsa de hielo sobre los dedos, con el frío que hace?
   Preparé mate, que nos quemó, pero nos dio calor. Fumamos flores, cosecha propia, anestésico excelente. Al rato no sentimos nada. Nos acostamos bien cerquita del calor, nos tapamos con una frazada y descubrimos las cosas maravillosas, que ocurren debajo de una frazada.

jueves, 30 de julio de 2020

NO TE LASTIMES LOS OÍDOS


   Elijo este rincón por la vista gran angular. Me alimentaban las charlas de los otros. Los solos hablaban con celular y en voz alta. Las Señoras amigas, tenían sus respectivos celulares. Eran tiempos muy celularísticos.
   —Me llama, disculpá, tengo que atender sino, llama de nuevo.
   —Sí, yo sigo tejiendo, vos seguí con lo tuyo.
   —¿Sabés lo que me dijo?, está embarazada, me pone los pelos de punta. No pone la cara, prefiere que me entere por celular y lo va a tener. Dice que será una alegría para todos. Para mí es una desgracia. Dejá el tejido.
   —No puedo dejar, me falta terminar estos escarpines.
   —¿Puedo saber por qué tanto apuro?
   —Me los pidió tu hija.
   —Sos su cómplice, te contó a vos antes que a mí, la muy sinvergüenza!
   —No me grites, no soy sorda, además la gente nos mira.
   —Pero si nadie nos conoce.
   —El tipo del rincón nos escucha, me doy cuanta porque lee al diario al revés, es todo un honor que un Escritor, preste atención a nuestras pavadas.
   Dejé de escucharlas, aburren sus inútiles dramas, sobretodo lo de la hija embarazada, tiene más ganas que aborte a que lo tenga. Si yo fuera ella, la agarro de los pelos y le digo al Gineco, que lo pase como práctica quirúrgica.
   Paso mi escucha al que está solo y habla con el aparato.
   —Ché, Ramón, ¿cerraste las tranqueras? Mirá que el campo es grande, no tardes mucho, lleva tiempo. ¿Y por qué va a ser? Se filtra el frío por ahí y después en la casa, no hay leña que alcance. Vos porque dormís en la matera, con tu Mujer que te calienta, he podido comprobarlo. ¡Je! Corto.
   Quería que le escucharan, todo el verso, para hacer ver, que todavía quedaba el derecho a la pernada. Había tomado dos cafés grandes, cuatro tostadas y seis medialunas. Tenía guita el corrupto. Lo conocía de antes que ocupara ese campo. Nadie se lo vendió, era Testaferro del Intendente. Un asco.
   Me voy porque no queda nadie. Vengo mañana y buscaré otro ángulo, necesito material para mis cuentos. Voy a observar el comportamiento de los chicos, aunque me ensucien con helado y los Padres se hagan los boludos. Los chicos son más maduros y escuchar sus charlas, concilia con la vida. Entonces será hasta mañana.

miércoles, 29 de julio de 2020

OBSESIÓN


   Mientras me vestía, no sabía que lo vería por última vez. Parecía decir: “Cuántas celulitis, mirá cómo se te mueve”, pero no lo dijo. Se puso a reír, la despedida era tácita, sentí todo su desprecio y me fui.
   Tenía una depresión llorada, no me convencía y lo llamaba a su celular apagado. No podía dormir. Porque me dejó así, si yo lo quería, hasta el día de hoy lo sigo queriendo.
   Él me hacía el amor una vez por mes, lo hacía todo tan bien, no importaban las distancias. Hasta que alguien perverso, me dijo: —Va diariamente a la casa de una mujer, que tiene un hijo de catorce años.
   La depresión aumentó su volumen, no quise vivir en la misma Ciudad que él. Me mudé a Buenos Aires.
   Lo crucé en el Jardín Botánico, iba con esa mujer, ése era mi amante, no el de ella. Eso lo imaginaba. Sí, me dio gajos nuevos desconocidos. Después se metió en un invernadero, de vidrios rotos, donde encontró claveles del aire, un manojo importante. Tiró los gajos, los claveles y arreglate para llevarlos. Desde que lo conocí su ropa era la misma, jogging gris y zapatillas de correr. Un hombre pequeño, vulgar, cursi, e ignorante. Para mí era lo de menos, extrañaba su cuerpo, su manera de acariciar.
   Regresé a mi Psicólogo, Salvador. Hice un breve relato.
   —Estás anémica, puro hueso, tenés que comer y tratar de olvidar. Por lo que me contás, el chico es psicópata.
   Casi no le digo nada. —¿Sabés que lo que más le complacía, era atarme a la cama?
   —Sos una buena chica, generosa y sensible. No lo llores más, vos lo perdiste a él, pero él te perdió a vos.
   —Salvador, en mi caso dio positivo, gracias igual.

martes, 28 de julio de 2020

PAPÁ NYLON


   Todos perdimos la memoria de los nombres, de las cosas y las personas. Andábamos perdidos de nosotros. Con tanta parafernalia, barbijo, anteojos y alcohol, nadie sabía dónde estaba, ni para qué se usaban.
   Llamó el Médico y me dio un turno. Me perdí, ignoraba quién era el Medico, ni el turno, ni la hora. Anoté en un papelito y lo pegué al espejo. Llegó el momento donde mi casa parecía empapelada, de tantas cosas para recordar, que después olvidaba.
   Olvidé dónde quedaba mi casa y me metí en otra. Una familia preparó un omelette, lo comí de un solo bocado. A la familia le asombró que no les había dejado ni el pedacito de la vergüenza. La Mujer preguntó: —¿Cómo andás, Clara? Hacía mucho que no nos visitabas, en realidad no queríamos que nos visitaras, o sí. No sé si sí es no, o no, es sí.
   Me tomé una coca cola grande, eructé y me fui. No sabía quién era Clara y ella no me conocía. Me di cuenta porque anotó en un papelito “Clara”.
   No recordaba quién era mi Marido, creo que nunca me casé. Un buen hombre, que me detuvo por la calle, dijo: —Te veo cara conocida, no sé de dónde.
   Resultó ser mi Marido, no nos reconocimos. Caminábamos por la calle, tomados del brazo. La gente nos saludaba con mucho afecto. Yo no recordaba a nadie.
  Fui la primera en contraer Corona Virus. Me hicieron un homenaje, por ser la primera y me pusieron una corona de brillantes. No entendí si era una Reina, o una enferma. Pidieron que les devolviera la corona. Ignorábamos que todos éramos pandemia. Además de contagiarnos Covid-19, perdí la memoria, cómo sabré si jugué a ganador o a placé. Volví a ser coronada con la corona, pero esta vez asistí yo sola a mi homenaje, los demás tenían tanto miedo de salir, que se quedaron en sus casas. Yo no me ofendí, ni nada. La nada es el todo.
   Poco a poco fuimos recuperando la memoria. Fue peor, hay cosas que es mejor olvidar. Si no, pesa mucho y encima el hostigamiento de internet: lávese las manos, cumpla con el proctólogo.
   Los que quedaron solos, en este camino del terror, fueron todos políticos y sus estúpidos seguidores.
   Quedé clavada en una cama del Hospital, rodeada de paredes de nylon y personas que me abrazaban y besaban mi boca. No me cojieron, por el nylon. Aunque ahora que veo bien, hay un tajo en el nylon, que rodeaba mi cama. Fue un regalo de no sé quién. Le perdono el regalo, pero el embarazo no.

lunes, 27 de julio de 2020

TODO BIEN, PERO NO SÉ CUÁNDO...


   A pesar que Sarmiento inventó la Escuela, pintó en una piedra: “Bárbaros, las ideas no se matan”. Nadie le dio importancia y al final las personas las mataron por encargo. Se quedaron sin ideas y les afectó pensar, un Tango lo recuerda: “Y al fin andar sin pensamiento”.
   Los Diarios muestran sus pútridos residuos y nos matan sin que nos demos cuenta. Hasta el niño lindo y bueno, dejó de pensar. Cuando conoció a Trump, le vomitó la cara. La Mujer de Trump, quedó tan encantada, que lo quiso adoptar.
   —Mami, ¿qué quiere decir invadir países?
   —Lo que hicieron los yanquis.
   —No quiero volver a EEUU, Mami, no lo tenés que permitir.
   —Quedate tranquilo, que no.
   —Mami, te lo voy a decir, siento que mi cabeza ya está invadida. Pueden ser los piojos. No te pongas triste. Vos también tenés. ¿Sabés que viene de la pobreza? Ahora los pobres somos nosotros. Papi quedó sin trabajo, vos también, comimos lo que había en la heladera. Cuando nos cortaron la luz, prendimos las velitas de mi Cumpleaños, sobre un alfajor. ¿Te acordás cómo nos reímos, cuando Papi se quemó los bigotes? Eso le pasó por soplar las velitas conmigo. Somos muchos, mucho más que dos, somos tres y cuando pase el tiempo, seremos millones.

domingo, 26 de julio de 2020

EL DEBE Y EL HABER


   Un Señor de aspecto distinguido, fue a sacar plata de un cajero, entró una niña que le ofreció: 
—¿Me permite que le sostenga los fajos del dinero de sus múltiples extracciones?, porque entre la tarjetita, sacarse y ponerse los anteojos, va a traer alguna complicación.
   —Bueno, gracias.
   Cuando terminaron sus extracciones, la niña había escapado en una bici oxidada. El Señor olvidó uno en la ventanilla. Subió a un auto aerodinámico. Llegó justo con ella. El Padre salió a recibirlo.
   —No quisiera darle esta mala nueva, su hija me ha robado todo el dinero que pudo.
   —Yo la felicito, hizo justicia por mano propia. Usted, señor Venturado, contrató a mi hija, que parece de trece, pero tiene diecisiete, limpiaba toda su casota. Pero nunca le pagaba a fin de mes. Entre los dos contamos lo debido y resultó la misma plata que usted le debía. Así que no le robó nada, le devolvió, que es diferente.
   El Señor Venturado quiso pagar sus estudios.
   —Para reparar, es tarde, acabo de recibirme de Contadora.
   Venturado la invitó a cenar esa noche, entre brindis y brindis, a él le pareció una mujer ideal. Hasta le propuso matrimonio. Ella aceptó de inmediato. Como para no, Venturado era un empresario rico y operado. Eso disimulaba la diferencia de edad.
   El Padre no tuvo que entregarla, se entregó ella solita, no quiso intermediarios.

sábado, 25 de julio de 2020

MAZORCA


   Me perseguían, no tenía más lugares donde esconderme. Había una casa con galería, la Mujer me llamaba: —Acá tengo un refugio donde no lo podrán encontrar.
   Me hizo pasar a un comedor ni chico ni grande, después no miré más. La Mujer puso sobre mi cuerpo, una enorme pollera larga, con miriñaque.
   Era el tiempo de Rosas.
   Escuchaba los cascos de la mazorca, dos de ellos golpearon las puertas de Doña Encarnación, le preguntaron si había visto al reo. Ella se mantuvo inamovible: —A esta casa no es costumbre que entre nadie y mucho menos un reo.
   Había uno con cara desagradable, pidió revisar la casa. Entró e inspeccionó todos los aposentos, no encontró nada.
   —Estimada y siempre bien ponderada, gracias por permitirnos realizar nuestra tarea. Fueron órdenes de su hijo, el General.
   Se retiraron como llegaron, galopando como bastardos, acostumbrados a matar.
   Doña Encarnación escuchó una voz bajo sus polleras: —Señora déjeme salir, el olor de este encierro, es ofensivo.
   —Es de mi agrado tenerlo entre mis piernas. Tuve un Marido, que deseo que arda en el Infierno. Él nunca se tomó este trabajo, ni frente a mi desnudez. Si usted fuera tan amable, de pasar su lengua, hasta suprimir este olor, le prometo la compensación, de entregarle mis dotes de amante.
   El reo aceptó y comenzó de inmediato. Ella se sintió tan complacida, que mugió como una vaca. El reo le tomó el gustito a la ceremonia. Doña Encarnación, era una reina en las lides del amor.

viernes, 24 de julio de 2020

DICTANTE


   —¿Cómo vas a matar un pollo de ese modo?
   Y ahora yo pregunto —¿Qué te molesta más, matar un pollo o de ese modo?
   —Diego, no merece respuesta.
   Hipócrita, escribe como Dios y piensa como Satanás, la dictadura de lo nuevo lo atraviesa de lado a lado. No es casual que se llame Hipólito Fregattelli. Soy su peor amigo, tengo altos decibeles morbosos.
   Le dicto lo que escribe, desgasto mis ideas en un chiquero. Hipólito, luego de publicar su libro, me pregunta qué me parece. No contesto, miro a través de la ventana y observo que un chico le besa la boca a una chica. Mientras él la besa, ella mira el horizonte del mar. Llamo a Hipólito para que vea y dice:—¡Qué noche ideal para meterse en el agua!
   Para él es importante lo que no ve, por eso le dicto: “Mi mejor amigo es Diego, un dictador que no presume. Juega a ganador y gana. Tiene el don de sumar cifras extensas con el pensamiento. Percibe la traición de sus amigos, desde antes que lo traicionen.” Hipólito no está de acuerdo y pretende cambiar las rutas de las palabras. Le digo que no se le ocurra, porque su libro caería en los pozos negros del olvido. Se acerca, ¿cómo no me di cuenta? Sus largos dedos rodean mi cuello y lo gira seis veces.
   Como morí, ahora no tiene quién le dicte. Salió en Internet “Hipólito Fregattelli dejó de escribir” Ahora se dedica a matar pollos. Vive muy bien de mi muerte.

jueves, 23 de julio de 2020

INTERCURSIVO


   Lo único que me complace en la vida es escribir. Me embalo de noche cuando todos duermen. Igual me interrumpen cuando el bebé llora, le cambio los pañales y le doy una mema. Se calla enseguida, respeta mi trabajo. Volver a empezar para ser interrumpida, por mi Marido, Alberto, especialista en molestar.
   —¿Vos les hacés el desayuno y los llevás al colegio?
   Encontré la punta del ovillo, me cambió el tiempo y las energías. Le di velocidad a mi pensamiento escrito. Se estaba por definir y crash.
   —No los preparo ni los llevo a la catedral de la ignorancia y no me jodas más.
   Alberto resignó llegar tarde a la oficina, su última palabra fue un golpe al cerrar la puerta de afuera. Gracias a su interrupción olvidé a dónde se dirigía Atilio, un personaje que ya tengo incorporado. Cortocircuito y pongo el Claro de Luna de Beethoven. Eso me devuelve al Atilio que conozco y a su altura interior.
   Escucho gritos. —¡Sra! Me quemé con la sopa, haga algo, sigue quemando.
   La tomé de los brazos y abrí la canilla fría. Luego la unté con Cicatul y la mandé a su casa. Es la Sra que se ocupa de mantener silencios, para que yo pueda escribir.
    Cuando estaba tratando de hilar lo que escribí, entró mi Marido.
   —El piso y las alfombras, muestran que la aspiradora, no la pasan nunca y vos seguís ahí, aunque tu casa se vuelva pura mugre, seguís escribiendo.
   —¡Basta carajo! Por qué no te ocupás de lo tuyo y hacés algo que te lleve al orgullo. Me interrumpen todo el tiempo, por eso prohibí la aspiradora, es un ruido demoledor para mi escritura.
   Crecen mis dificultades, ¿de dónde proviene la palabra interrumpen? Quiere decir que afecta mi interior, para poder crecer en lo que hago. Le mentí, él me cree. Es genético, mi Suegra interrumpía a cualquiera, nunca fu capaz de interrumpirse a sí misma.
   —Prometo que cuando vuelvas, largo mi birome. Te espero en la cama y nos amamos como antes.
    Alberto entró a su cama, se salteó la puerta, después se cortó, se sentó en una silla y la escuchaba roncar, en una mano tenía una libretita y en la otra, una birome.

miércoles, 22 de julio de 2020

¿CÓMO ASÍ?


   Caminaban por las cornisas, mejor que los gatos. Entraban en las cocinas abiertas y robaban moneditas. Su hermana los acompañaba, por la resistencia y el equilibrio, que tienen los que aprendieron Danza, de chicos.
   Ella intrépida y audaz saltó a casa de ricos y pudo robar billetes grandes. Se jactó ante sus hermanos por su propia hazaña.
   —Qué soberbia y boluda, todos estamos en lo mismo, tenemos la caja llena.
   El mayor les propuso comprar armas de juguete, para bajar aún en las casas. que cerraran con traba. La hermana, para ser aceptada, tuvo que compartir lo robado en partes iguales.
   Siguieron el camino de las cornisas y bajaban en cualquier casa. Estaban munidos de sus armas de juguete,  a cualquier grande que los sorprendiera, responderían con el clásico: —Arriba las manos, denos todo el dinero que tenga, en billetes, o en dólares, monedas no aceptamos.
   Tenían sus caras cubiertas con máscaras negras. En una semana, juntaron una cifra equivalente al sueldo de su Padre. La noche de luna llena, la hermana prefirió bajar ella sola, sus hermanos la custodiaban de lejos. Entre tantos árboles no podían ver nada, pero sí escucharon un disparo verdadero.
   Nadie vio nada, sucede que la gente en estas circunstancias, se esconde por miedo. Los hermanos despertaron al Padre: —No pudimos saber quién fue, pero nos parece que el disparo, provino de aquella casa.
   El Padre fue el primero en ver a su hija, en aquel jardín, cubierta de billetes. Yacía muerta, con el arma de juguete en la mano y el Viejo que le disparó, arrodillado a su lado, le pedía perdón, cuando ella ya no escuchaba nada.  
   Apareció la Madre, que antes de desmayarse, dijo: —¿Cómo así…?
   Mientras el viento hacía volar, los billetes ensangrentados.

martes, 21 de julio de 2020

EL DUETO


   Quiero dormir hasta que el sol me dé en la espalda, que me traigan el café a la cama. Llenar mi baño de espuma blanca y salir hecha un pompón.
    Ponerme un camisón de mi Abuela, amplio, cómodo y de puro gossypium. Tocar el timbre al Vecino, es un papucho que está buenísimo. Pedirle que me seque todo el cuerpo y después un lentito, que lo invito yo, soy su regalo. No una mina que está de regalo, hace lo que quiere conmigo, hasta me lee libros de autores desconocidos, como son los mejores Autores.
   Le pregunté: —¿No querés venir a mi casa?
   Él me contestó: —Por mí encantado, pero estoy casado. En este momento está durmiendo, no te preocupes, a ella no le importa lo que yo haga, a mí sí me importaba.
   Dejó mi boca tan bien besada, quedó hinchada como si tuviera botox. Pasó el tiempo, se me carrujó la cara. Las tetas me llegaban a la cintura y el culo inexistente pesaba en los tobillos.
   Fui a tocar el timbre al Vecino, con el mismo camisón de aquella vez.
   —¿Me puede hacer el favor de secarme?, no llego a la espalda y menos a los pies.
   Él me secó con caricias de tohalla fina.
   —¿No quiere venir a mi casa?, me divorcié. Tengo una cama libre, sólo para usted.
   Aquella noche me sorprendió, fue igual a la primera. Me dio mucha vergüenza después de aquel lentito. Estaba vieja, cuando se pone la piel blandita.
   —¡Qué bien lo pasamos anoche! Me retrotrajo a la primera. Quiero que se quede a vivir conmigo. Le prometo no molestarla nunca más y juro leerle los libros que más le gustan, escuchar músicas tranquilas, para mirar el jardín. Usted me hizo feliz dos veces. La seguí pensando con belleza, nunca estuve con una mujer, tan entregada a la entrega.

lunes, 20 de julio de 2020

JUBILEO


   Era su costumbre, tomar café en el Plaza, desde allí miraba los árboles. Ya iba por los 85 años, los amigos que lo acompañaban, se fueron muriendo de a poco. Fausto iba por su café con un sólo amigo, Yoryi.
   —Tengo que ir a mi casa. Esta mañana me desperté, con muchas ganas de acostarme a dormir. Me salvé de mi Suegra que es un ser molesto y egoísta.
   —Pero, si tu Suegra se murió hace diez años. 
-Dijo Fausto-.
   —Ah, tenés razón, no me acordaba que había muerto. Vos sabés la excelente noticia que me das. ¿Y no sabés de qué murió? Tengo que darle el pésame a mi Mujer, es lo menos.
   Fausto se sintió solo sin Yoryi. No quiso llamarlo, le dio miedo que hubiera muerto. Era demasiado para un corazón enfermo.
    Siguió con su café y la muchachada se sentaba con él. Ellos le hablaban y él no contestaba, por no tener incorporado el lenguaje de los jóvenes.
   Se solazaba mirando los árboles de enfrente.
   —La naturaleza, la mudanza de las hojas en otoño y el regreso en primavera.-Se dijo a sí mismo-.
   Su casa quedaba a una media hora y él hacía el camino subiendo y bajando. Miraba todo, conocía los nombres de los árboles y también de los perros. Les acariciaba los hocicos, se ponían panza arriba para que les hiciera cosquillas en la barriga. Cuando llegó, un dolor intenso se apoyó en su pecho, por primera vez imaginó la pata de un elefante, sobre su corazón.

domingo, 19 de julio de 2020

FASE CINCO BAJO CERO


   —Mami, ¿qué es la muerte?
   —Nadie sabe qué es la muerte.
   —Yo te escuché cuando hablabas con tu amiga y vos le dijiste que con tantos días en casa, el niño lindo y bueno, era la muerte, que vengo a ser yo.
   —Bueno, es una forma de decir, como si dijeras, el niño es un Diablo a cuatro.
   —¿El Diablo tiene cuatro velocidades?, porque si es así, ya mismo me voy a pasear con el Diablo.
   —Vos quedate en casa, ponete el barbijo y comé esta manzana que recién la lustré.
   —Ni pienso comer manzana encerada, podés sumergirla en alcohol rebajado, le pasás jabón blanco, la enjuagás y después la como. Además, ¿por qué me das una manzana tras otra?
   —Para que cierres el pico por un rato.
   —Mami, vos no me querés, antes tu mayor alegría, era escuchar qué bien me expresaba y te reías de mí, como yo me reía de vos, no te ofendas, estoy desarrollando mis defensas. Me burlo de vos sin que te des cuenta.
   —Ahí viene tu Papi, debe estar muerto de hacer fila y seguro se olvidó algo imprescindible, como papel higiénico o pan.
   Papi se desplomó rodeado de seis bolsas del Super y preguntó:
    —¿Qué tal se portó el niño lindo y bueno?
   —¿Qué querés que te diga?, me tiene harta, es la muerte, no doy más. ¿Por qué no jugás con él un rato?, cruzá a la plaza, para que se oxigene, no responde al protocolo, pero que se vayan al carajo.
   —¿Y si mejor lo llevo mañana?
   —Vos sabrás.
   Al día siguiente, le propuso que cruzaran a la plaza.
   —Hay sol, que te hace bien, ¿vamos?
   —No quiero.
   —¿Se puede saber por qué?
   —Porque estoy muerto.

sábado, 18 de julio de 2020

INFORME PRIVADO


   No quiero que se den cuenta que estoy enferma. Mi Madre no podría entender cómo una chica saludable y deportista, se podía encontrar tan mal. Los primeros días tuve fuerzas para disimular.
   Me visitaban con miradas compungidas y hablaban entre ellos de mí, en voz baja para que no los escuchara. No se dan cuenta que estoy enferma, pero vienen igual. Por las dudas y por las deudas que tenía mi Madre con ellos. Tanto gasto, se quedaba sin plata tres días después de cobrar la jubilación.
   —Estos días le está bajando la fiebre, pronto va a poder entrenar y entrar en las finales de tenis, seremos ricos y les podré devolver.
   —La fiebre le baja, pero tiene ojeras y apenas camina, no tiene fuerzas. Le voy a regalar un libro que terminé de leer, se llama: “Cómo vivir enfermo” y te da ideas de para soportar estas contingencias.
   —Mamá, no quiero que venga más nadie y menos la Tía que más odio, con su libro pura verdura. Al Médico rajalo, lo mío no tiene solución y no me llore que me hace mal, porque a vos te hace mal. Mirá tele, salí a pasear, tejé un gorro, que me da frío en la cabeza.
   ¿La muerte empezará por la cabeza? ¿y vendrá por el resto después? Soy tan estúpida que termino pensando que hay un después.
   —¡Mamá!, no te vayas, no me dejes. Durmamos juntas, así me das calorcito.
   Por la mañana estaba fría, no respiraba. Su Madre lloraba, lloraba y no paraba de llorar.

viernes, 17 de julio de 2020

CONSIGNA


   —Vos me tenés que confirmar algo, sé que te enteraste.
   —Maru, me llama todos los días para preguntar, si no me doy cuenta por qué le creció. Yo no sé nada.
   Irene escuchó. —Siempre lo mismo cuando nos reunimos.
   —Ella es muy persistente con respecto a ese tema y ninguna sabe si es mentira lo que dice. No hay que olvidar su mitomanía, tal vez ahora sea cierto lo que inventó.
   Mecha las miró con indiferencia.
   —Tengan en cuenta que es chica, quiere llamar la atención, no tiene ninguna importancia, lo puedo asegurar.
   Irene se ofendió:
 —No me creen nada y piensan que soy incapaz de ayudarle, debo decir la verdad, desconozco de qué se trata. ¿Qué le voy a preguntar? Es muy rigurosa con su intimidad, hice lo imposible para que me contara, por qué le creció qué cosa.
   Me contestó: —No te metas con mi vida, fíjate en la tuya, que la tenés bastante complicada.
   No quise seguir preguntando. Me importa nada. La respeto desde que la conozco, ni sé por qué.
   Los jueves se reúnen a tomar café, Mecha, Maru e Irene. Mientras dejaban descansar la lengua, la vieron. Caminaba con un poncho, se detuvo una cuatro por cuatro. Ella se echó el poncho al hombro.
   Estaba como de seis, Irene dijo de ocho, Maru no dijo nada, no hacía falta.  

jueves, 16 de julio de 2020

GALLINERO


  Siempre fue grandota, tenía la misma edad que nosotros, pero nos llevaba dos cabezas. En el Aula se sentaba en la última fila, para no tapar el pizarrón. Begonia, tenía brazos gordos y manitos redondas. Los hombros eran anchos y parecían tener una pelota de football en cada uno. La panza le llegaba al cuello. La cintura no estaba en los planos de su cuerpo.
   Las piernas de Begonia no le permitían correr, caminar caminaba, pero su cara tenía dibujado el sufrimiento. Había dos cosas bellas, su pelo abundante y largo y los ojos de almendra, azul ecléctico. Respondía a la tradición: “Todas las gordas tienen cara linda”.
   La queríamos porque era un pan de Dios, dictaba en los exámenes, contaba cuentos verdes desopilantes, imitaba a cualquiera a la perfección y hasta les hacía la misma voz. Cuando advinieron las Fiestas, de 15, de 18, de 24, la gorda bailaba sola. Los chicos le huían porque era de charlar mucho y con cualquiera.
   Yo siempre le era sincera: —Begonia, si vos bajaras de peso, serías la Reina del Mambo.  
   Según la Madre, era glandular.
    —Vamos a trazar un plan y te aseguro que en diez meses, les pasás el trapo a todas.
   Salíamos todas las mañanas, al principio Begonia se arrastraba, después empezamos a caminar y luego aumentó velocidad. Nos pagamos entre las dos, un Personal Trainer, venía con su Novia que era Profesora de Yoga. No quería que hiciéramos pelotas, digo Pilates
   —Hay que abrir el pecho, levantar el esternón.
   A veces nos deteníamos a mirar el paisaje, con diversas respiraciones. En un año, Begonia, llegó a tener un cuerpo armonioso, le adelgazaron hasta las manos. Cando íbamos a los Boliches, los tipos se intimidaban, mucha mina, asusta. Begonia se anamoró de un chico que le llegaba a las tetas, era negro y petiso.
   Las amigas envidiosas, como son casi todas las mujeres, le empezaron a prestar atención al Corto Villegas, tocaba el saxo con tanta polenta que hacía levitar.
   Fueron las que se decían Amigas y después trataban de avanzarlo, con un descaro perverso. Begonia me decía que lo que hacían las minas, era una putada.
   —Vas a ver mi venganza, para estas miserables.
   Estábamos en un rincón, chusmeando, se acercó la más arpía y le dijo a Begonia: —Cómo toca el saxo, el Corto Villegas.
   Puso tono desafiante y Begonia, con dignidad, como era ella, le contestó: —¿Viste que el saxo no tiene estuche? No lo necesita, duerme adentro de mi sexo.

miércoles, 15 de julio de 2020

NIÑO BONSAI


   —Mami, los niños del Colegio Privado que me mandás, usan botas de piel y camperas de piel. Yo tengo mucho frío, con el uniforme de tela.
   —No se deben matar animales para confeccionar tonterías.
   —Soy un niño lindo, que merece todo. Así me dice la Abuela, cuando le cuento algo de vos. Nunca le conté nada bueno. Papi se queja del frío pero lo soporta.
   —Estoicamente, como es él.
   —¿Qué quiere decir estoicamente?
   —Quiere decir estoicamente, o reemplazarlo por, estoy caliente.
   —Yo no hablo con mis amiguitos cosas de mayores. Por eso tengo que confesarte algo. ¿Viste a Papi, cuando me trae del Colegio?, viene la Maestra con nosotros y antes de bajarse, siempre le dice algo en el oído. Seguro que hablan de mí. Pero en los últimos días me puse bien cerquita y escuché a la Señorita, que lo miraba a los ojos: “Estoy caliente.” Y se bajó guiñando un ojo.
   —Niño lindo y bueno, no quiero saber más nada, tenés que ir a ordenar tus juguetes.
   —¿Por qué me tengo que ir?
   —Porque picar cebolla me hace llorar y no me gusta que mi niño esté presente.
   Llegó mi Papi, silbando desafinado, con cara de Feliz Cumpleaños.
   —¿Se puede saber de dónde venís? Vamos al Bar de abajo, tenemos que hablar.
   —Niño lindo y bueno, salimos con tu Padre, un ratito, vos quédate, hace frío.
   Fue más de un ratito, me dieron tiempo para ver dos pelis de Netflix. Al final me dormí con la tele prendida.
   Me desperté con la voz de Mamá: —Voy a lo de tu Tía, a pasar unos días. Me necesita porque está sola y dos de tus primitos tienen fiebre. Me llevo el auto, queda lejos.
   Durante la despedida casi me parte los huesos, eso quiere decir que fue un abrazo de cuando se va muchos días. Papi pidió licencia en el trabajo, para cuidarme.
   Lo pasé recontra bien, es un genio, andábamos en la moto, miramos películas no aptas para niños, esas me encantan porque te muestran todo. Papi me informó que a pesar de haber soportado estoicamente estas circunstancias, era mejor ir a buscar a Mami en moto.
   A la Escuela me llevaba la Maestra y me traía. Se hacía la buena y la simpática. Un día vi llegar a Pa y a Ma, en el auto. La Maestra los esperaba en la puerta de entrada.
   Se gritaron la vida, yo me escondí en el baño. Me siento mal cuando escucho pelear a los grandes.
   —Terminó nuestra pesadilla, vení a darnos un beso. ¿Por qué te vas a dormir tan temprano?
   —Porque estoy caliente.  

martes, 14 de julio de 2020

SE DICE DE MÍ.


   Me casé con la mujer más fea que encontré, no quería ninguna posibilidad de infidelidad.
   Ella pensaba que él la eligió por ser una persona singular, de aquellas que se quieren para siempre.
   Llevaba el desayuno al jardín y yo miraba cómo caminaba, chueca y en chancletas. Eso era lo de menos. Cuando la besaba sentía su acné permanente en cada poro de su piel, tenía un granito a punto de estallar y todas las noches que nos acostábamos, sentía que hacía el amor, con un choclo. No podía disimular el asco que me daba. Pero me sentía seguro, que nadie iba a reparar en aquel bagallo. La nariz era más grande que toda su cabeza y para besarla en la boca, la punta de su nariz se me clavaba en la mejilla. Se operó la nariz. Al cirujano se le fue la mano y quedó con nariz de chancho.
   No la podía mirar de frente, sus mocos eran más descarados que los granos, me saludaban todo el tiempo. Por propia decisión, se cirugeó de pies a cabeza. Le hicieron los ojos oblicuos  y usaba lentes de contacto, color azul tormenta. Daba miedo la boca, con el rictus en dirección a los ojos. Aunque se enojara, no podía dejar de sonreír. Las lolas eran notables, dos lunas llenas con volumen. Y el trasero le rozaba la cintura. Se lo hicieron con lo que sobró de las lolas. Pudieron enderezarle las piernas y rellenarle los gemelos.
   Comenzaron mis problemas, fue cuando la ascendieron cuatro veces en un año. Sus Jefes se enamoraban de su cuerpo. Nunca supe cómo hizo, para llegar a ser “Ministra de Economía”.
   Fui el último en enterarme, que la mujer más fea que encontré, me engañó con todos sus Jefes.
   —Llegaste temprano.
   Yo la seguía viendo fea, acudía a sus citas fortuitas. Los amantes jugaban a tirarse del ropero. Entre uno y otro, no tenía tiempo de higienizarse. Llegaba a casa con un olor a zoológico, que abría las ventanas para ventilar en pleno invierno.
   —No soporto más ni tus aventuras ni tu olor y antes de matarte, prefiero que te vayas.
   Ella se fue, en eso tuve suerte. Ahora me casaré, con la mujer más linda que encuentre, y así fue. Pude olvidar esa primera mujer, tan fea, tan fea, pero tan fea, que podría entrar en el Guinness de las feas y llevarse el Primer Premio.

lunes, 13 de julio de 2020

POR AHORA Y SIEMPRE


   Uno vive rodeado de prohibiciones, así que estamos en casa. Desde la mañana hasta la noche.
   Él quiere que haga cosas para criticarme: —¿Por qué no arreglás las canillas que pierden, vos que sabés?
   Yo sentí una sombra, no era una sombra, era él: —No sabés cómo se hace, dejá que sigan perdiendo.
   Mientras tendía la cama: —Estás tendiendo mal. Poné la sábana de abajo, que quede lisa, sin arrugas. Te equivocaste, la sábana de arriba quedó abajo. Si no estoy yo, tenderías la cama con las sábanas en diagonal.
   Me seguía a la cocina: —Puedo ver desde aquí, que las copas, apenas se vislumbra que son de cristal, ponelas en agua y lavandina.
   Él, mientras acechaba mis equivocaciones, tenía las manos cruzadas, atrás de su culaso. Cuando fui al baño, él estaba adentro escondido, mientras me duchaba: —Lavate sobre todo en tus partes íntimas, incluye el cogote, las téticas, fregate los pies con el cepillo de acero y péinate los pelos que tenés ahí. No sabés bañarte, te pasás la esponja así nomás y te salteas zonas. Mirá lo que sos, te estás secando con la misma tohalla de ayer. Las tohallas las tenés que cambiar todos los días. No te me vayas, secá el baño que mojaste hasta el techo.
   Un rato de muerte vendría muy bien, para descansar un poco de este criticante infernal. Él hace cien días que no duerme, hoy cayó sobre la mesa del comedor, me dio un poco de pena, un poco. Lo tapé con una manta y le llevé una almohada. Él roncaba y babeaba, le tapé la cara con la almohada y no podía dejar de apretar, y apretar, y volver a apretar, es el día de hoy que sigo apretando. Él no se mueve, es tan inactivo!

domingo, 12 de julio de 2020

TABLEROS



   Decían que la Facultad de Bellas Artes, era la prima pobre de otras Facultades de La Plata. Había una sola Mujer que posaba desnuda, en las Clases de Dibujo. Le compraron tres estufas, para aminorar el frío, de estar una hora quieta, sin siquiera pestañear.
  Una noche de milonga, el Profe de Dibujo Goijman, descubrió una Mujer con volúmenes interesantes. Trabajaba de Prostituta, su nombre era Blanca. Goijman se trabó en una charla con ella y le propuso cambiar de rubro. Debía posar desnuda de lunes a viernes, en las Clases de Dibujo. El primer día apareció con un batón de tres botones, donde le asomaban los rollos.
   Los Alumnos hicieron silencio mientras Blanca, se quitó la ropa, con gestos acostumbrados, no usaba bombacha ni corpiño. Se subió a un practicable. Los Profesores le decían qué posturas debía tomar y cada cuarenta minutos, la dejaban descansar. Andaba por los tableros y los miraba con detención: —Esta no soy yo, no es mi cara ni mi cuerpo.
   Mientras recorría los dibujos: —Esta sí soy yo, la verdad, que me hiciste hermosa, te felicito, no me digas tu nombre porque seguro me lo olvido.
   Le cebamos mate, mientras ella contaba su vida. Con un pucho prendía el otro. —Trabajé de Prostituta desde que era chica. Al principio me daba impresión, pero después me acostumbré. La propuesta de Goijman me encantó. Prefiero andar en bolas frente a ustedes, que frente a aquellos hombres grises.
   Los Profesores la invitaban a tomar café, en el Barcito de la Facu. Blanca aceptaba la invitación y salía desnuda, del salón al Bar, caminado. Cuando los Profes se daban cuenta, alguno corría a buscarle el batón.
   Tienen prejuicios los Señores, me tapaban con sus sacos, porque no sabía dónde dejé mi batón. A mí me da lo mismo, si me dibujan en bolas. Después se avergüenzan en mi nombre, por ir hasta el Café. Ellos también quieren escuchar mi vida.
   —Mis viejos vivían de mi trabajo y el de mis hermanas, el lugar se llamaba: “Dulces Sirenas acarician tus sueños”. Nos quedaban los riñones destruidos. Si algún cliente nos castigaba, pedíamos: “Socorro, Policía” y el tipo golpeador, que resultó ser Policía, sonreía de coté. Mi Viejo golpeaba la puerta, después hablaba con el yuta: “Esta hija que tengo, ¿le dio problemas?” y el tipo contestaba que sí, pero si le devolvía la guita, estaría todo bien. Mi Vieja se retobaba y nos pegaba con un cinturón: “Ustedes son unas hijas de puta.” Y era cierto nomás, ella también era puta, igual que mi Abuela.
   Detenía su relato, cuando aparecía algún alumno sin estrenar.
   A los cuatro años de laburar en la Facu, se casó con Goijman, posaba para él, que sólo la tocaba para cambiar la postura.
   —Con todo lo que he vivido, que no me toque mi Marido, es una liberación. Y si me pongo cachonda, siempre encuentro algún pendejo, que me hace el favor, con fervor.

sábado, 11 de julio de 2020

¿VOS DECÍS?


   Según una Señora de la fila del Super, había un montón de vacunas para aplicarse, A, B, C, D, E, y la F, que está de última moda. Todas se pagaban y se daban en la Farmacia.
   —¿Usted se hizo el hisopado?, eso lamentablemente es en el Hospital, consiste en un algodón que le inunda la boca y empujan con un palito, como una lima de uñas, cuando está bien mojado, lo sacan con los dedos, lo miran a trasluz y lo ponen a lavar, para que sirva a los pacientes que hacen la fila. Me pareció correcto, todo se recicla, menos las personas, por eso debemos cuidarnos. Y respetar los protocolos, para no convertirnos en agentes de contagio.
   —Mi hijo, que es Médico, me contó que todo lo que usted dice, no sirve para nada, las vacunas las hacen con agua sin filtrar, el hisopado es mentira, lo preparan para hacerte creer y porque tienen estómago. Nadie quiere quedar sin trabajo. Ahora están contratando Enfermeros, que son Albañiles, esos sí que no le hacen asco a nada. Te ponen cemento en la boca y empujan con una pinza de hierro, luego con un cincel y un martillo, te sacan todo. Después masticás pedacitos de cemento, durante una semana o dos. Y algunos dientes, averiados, no hay encías que los puedan sostener. Mi hijo, el Médico, dijo: “Mamá, tratá de conseguirme pacientes, tengo el consultorio vacío. Me tienen miedo a mí, al Consultorio y piden turno para el 2.040”.
   Yo por mi parte le haré caso a mi Abuela, que para no sufrir cantaba: “Por la vida contenta voy, saboreando este rico mantecol, por su agradable gustito, es la alegría de los grandes y los chicos.”

viernes, 10 de julio de 2020

UNO PIENSA Y AL FINAL...


   En la cuadra había veinte conventillos. Selena, sentada en el umbral de la vereda, fumando un cigarrillo, mirando una casa.
   Cómo me gustaría vivir allí, donde tienen dos autos, un jardín, con el césped cortadito, pleno de flores exóticas multicolores, que trepaban las paredes y las rejas que lo rodeaban.
   Selena, comparó con el patio de su conventillo, la pura maceta de malvones, hombres y mujeres tomando mate, que siempre la invitaban. Selena contestaba: —No es por despreciar, pero el mate me cae mal.
   Ella se encargaba de baldear los patios de tres conventillos. Un tipo buenmozo, alto, de mirada dulce, abrió la puerta más grande: —Qué lástima que gastes tus manos, tan blancas y jóvenes, baldeando estos patios infinitos. Tu nombre es Selena. Tenía muchas ganas de conocerte.
   —¿Por qué?
   —Porque me gustás mucho, tanto como tus bucles. ¿Te los hacés vos, o son de peluquería?
   —Es mi pelo natural.
   Él masticaba hojitas de menta, y la convidó. Selena aceptó y crearon una atmósfera mentolada. Se sentó bien cerca de ella y le apoyó la mano en la rodilla. Selena pensó: chau, este tipo ya es mío.
   La invitó a entrar a su pieza y le preparó un cafecito, mientras ella miraba las paredes, con afiches superpuestos, algunas fotos porno, una alfombra gastada y la cama de dos plazas, sin tender.
   —¿Querés que haga la cama?
   —No es necesario, yo me encargo, tengo que cambiar las sábanas porque hoy llega mi pareja.
   —¡Ah! ¿Estás casado?
   —Y, tendría que convivir más tiempo.
      Tocaron la aldaba y entró un hombre que él abrazó y le dio besos en la boca.
   —Selena, te presento a mi Marido, se llama Armando. Si nos permitís, hace un tiempo que no nos vemos y necesitamos estar solos. Cuando nos casemos quiero que vengas, podés llevar a tu Novio, no hay problema.

jueves, 9 de julio de 2020

LA GORDA ES KK


   —¿Por qué estás todo el día en casa?, si ahora podés salir.
   —Porque extraño si me voy y me da miedo la calle, toda esa gente, al ser famoso me reconocen, por ser aquel niño lindo y bueno, piden autógrafos, me vuelven loco. Yo igual, les firmo a todos.
   —Tenés que ser humilde. La Señora del 4°C, ¿te acordás que le salvaste la vida, cuando cayó en el toldo de abajo?
   —¿Cómo olvidarlo?, si para escalar hasta su ventana me apoyó su pata en mi cabeza. Allí depositó su peso la gorda y me dejó un chichón y el cuerpo plegado como un acordeón.
   —¿Y no le dijiste nada?
   —Si cuando le iba a decir, la gorda ya estaba adentro de su depto. No me dijo ni te ayudo, ni gracias.
   —¡Qué gorda de mierda! Ya la voy a agarrar yo. ¿cómo te va a dejar solo y averiado en el toldo?
   —Mirá que es tan, pero tan gorda, que no tendrás resistencia y te va decir que soy un niño feo y malo y que la quise matar. Mami, no, su cerebro es pura grasa.
   —Cuando llegue Papi, le voy a contar la historia, ¿él, sabés lo que le va a decir? Que es una kakoncha mal parida y abusadora de menores, como el Presi o la Presi, que están demás en la Argentina, porque amenazan con el Virus, nos dejan sin trabajo, entre otras perversiones, luego la va a incrustar en la puerta y le va a pegar diez fustazos.
   —Mami, sos una genia, a Papi le va a servir de descarga y nosotros pasaremos a segundo plano. No va a preguntar quién es el niño lindo bueno y boludo, que le escondió las pantuflas. Cuando meta las manos debajo de la cama y mire la mugre que tiene, te dirá: “No hacés nada en todo el día y si no limpiás, es porque sos una zorra hija de puta.” Viste cómo odia a la Abuela y todas esas palabras que ustedes me prohibieron decir.
   —¿En serio me lo decís?
   —No, pero me gustaría.

miércoles, 8 de julio de 2020

OÍDOS SORDOS


    Le hicieron dos que Jorge Rizzo nunca olvidó. Cuando lo nombraron Juez en Olavarría, tenía un auto largo y fantochero, con mucha capacidad de asientos. J.R. pensó que fue bullying, pero tenía colegas en Tribunales, que le pidieron volver con él a La Plata. No se podía negar.
   Fueron cinco los que viajaron con él y le decían: —Acelerá, porque a tu ritmo llegaríamos más rápido a pie.
   J.R. dijo: —Me muero de ganas de hacer pis y también de lo otro, paro acá, si abren la puerta trasera y la delantera, me cubrirán mientras hago y evitarán que las luces me iluminen.
   Los colegas arrancaron y lo dejaron al borde de la ruta, con los calzoncillos por las rodillas, cada auto que pasaba le iluminaba el culo. Se detuvo un auto policial. No tuvo otra, que tarjetear que era Juez en Olavarría. Lo llevaron hasta su casa y cuando se retiraba, uno asomó la cabeza y le preguntó: —¿Es cierto lo que dicen: “hacete amigo del Juez y no le des de qué quejarse”? Buenas noches, Doctor.
   Al día siguiente, el Juez J.R., convocó a sus colegas a una reunión.
   —No les voy a permitir que se burlen de mí y me usen como chivo expiatorio.
   —A pesar del mal momento, le pido, en nombre de todos, que acepte nuestras disculpas y si es así, ¿podrá usted llevarnos a La Plata como siempre?
   J.R. les contestó: —No tengo por qué. Prefiero viajar solo.
   Llovía a cántaros y J.R. pinchó una goma. Se dispuso a cambiarla, mientras la lluvia seguía lloviendo. Puso la cabeza de costado, por la pérdida de los tornillos. Los encontró en medio del barro y concluyó su trabajo. Subió al auto con los oídos llenos de agua. Volteó la cabeza de un lado al otro, para que se destaparan.
   Viajó sordo hasta su casa y pidió turno urgente, con su Otorrinolaringólogo. El Médico le informó que el agua le había perforado los tímpanos.
   J.R. siguió viajando a Olavarría y continuó su tarea de Juez, sordo, como la mayoría de los Jueces. Sus colegas lo saludaban y él nunca les respondió. Renunció a su trabajo y vendió el auto con veinticinco abolladuras.  
    Contrató un Acompañante Terapéutico, para que viviera con él. Le enseñó a leer los labios y se encargó de la instalación de luces rojas en la puerta y en el teléfono.
   Cada vez que miraba las gomas de los autos, se llenaba de odio. Tenía lástima de sí mismo, por no saber perdonar.