El Tigre era el Chofer
de un Juez y una Jueza. Él conducía la pareja.
—¿Lleva Ud
armas, Tigre?
Tigre los miró
por el espejito, ambos formaban casi una persona.
—De ningún modo,
Doctor, jamás porté armas, ¿para qué las necesita?
Los Doctores
decían que era para defensa personal.
—Imagine Ud que
algún KR, indeciso, comience a disparar, alguien tiene que defendernos, para
eso fue contratado, Tigre.
—Sí lo entiendo,
pero preferiría no hacerlo.
Esa noche llegó
tarde, porque los Jueces, tenían cita en un Hotel alojamiento, su trabajo de Chofer
tuvo que esperar que terminaran.
La mujer de
Tigre, fue a buscar, con su mejor amiga, en una camioneta Farwest, las chicas
de ambas, a la Clase de Danza y luego al Supermerqueado. Cuando salieron a la
ruta, se les cruzó un auto blanco. La amiga realizó una maniobra para evitar el
choque. Del auto salieron dos tipos armados que pegaron culatazos en los
vidrios. Luego siguieron con ellas, les destrozaron la cara. Los asesinos potenciales no vieron a las
chicas atrás, cuando se disponían a darles, ambas campeonas de Artes Marciales,
les pegaron hasta dejarlos nockout. Les quitaron las armas y las guardaron en
las mochilas. Fueron a la Policía para denunciar el episodio. En media hora
encontraron la camioneta a un costado del camino.
El Tigre compró
dos armas largas de tecnoavanzada, llevaba las dos que le regalaron las chicas,
una sobaquera y otra enjaretada dentro de su bota. Los Jueces temblaban en el
auto que los transportaba. Las armas largas apenas les permitían mover las
piernas. —Yo le dije que un Chofer-Custodio (lo habían ascendido por aceptar la
portación de armas) debía defendernos pero se extralimitó, Tigre, corremos
riesgo de vida…
—Es la primera
vez que les escucho hablar con verdad, corremos riesgo de vida, se olvidó las
últimas palabras, todos y todas.
A cuatro meses
de la infamia, él renunció. Le diagnosticaron estrés pos traumático.
El Tigre vive en
Marbella, con su mujer y su hija. No posee armas, es vendedor de Carne
Argentina.