jueves, 2 de mayo de 2024

TRAICIÓN

    Hay dos posibilidades o hacer psico análisis o contar con tu mejor amiga.

   ─¿Sabés que mi marido me dejó?

   La otra le contestó:

   ─Tal vez se arrepienta, o un no para siempre. Eso te daría mucho tiempo y podrás escribir toda la noche, como te gusta a vos o mirar películas, las que quieras. No cocinar, ni hacer los mandados y un montón de ni más, como a todas sabemos. Permitime que te diga que tu marido es muy bizarro, mastica con la boca abierta, tiene olor a chivo y no se baña casi nunca. Usa un perfume francés que le tapa toda su queresa. No podés negar su inteligencia, cómo se da cuenta de todo, hay que cuidarse. Ah…una última cosa, tiene palomitas en todos los calzoncillos. Un día fui a tu casa, él apareció con un whisky, que fueron seis. Después me arrancó la ropa y me violó.

   ─¡Ah…! Con razón le conocías todas sus intimidades. No te violó. ¡Vos lo violaste a él!

   ─¿Vos sabés? Tenés razón. Ahora que vivimos juntos me di cuenta que es el mejor amante que tuve. Hace una polvareda cuando estamos en eso. ¿vos qué pensás?

   ─Que sos una hija de puta ¿qué querés que piense…? 

ESCRONCHO

    Se justifica, era una fiesta de disfraces, cuando la nombraron pasó primera, una chica de barrio en el palacio de las banderolas, la madre caminaba más atrás, su disfraz fue un paquete de harina, rebozada, para que no se notara que era negra.

   Pina De La Guardia, intrigada, preguntó:

   —¿Y el novio?

   —De ansiosa, lo dejó en la carroza, seguro.

   Venus Ortiballet contestó como chusma asombrada:

   —Para nada, el novio es el Príncipe, la esperaba en la escalera de Palacio, todos nos sorprendimos, la novia, Hilda Pérez, lucía un vestido rojo fulminante, llevando en la mano antifaz amarillo, el Príncipe rodó por la escalera de emoción, la futura suegra lo ayudó a incorporarse y lo llenó de manchas blancas, parecía un dálmata de colores invertidos.

   Pina, que miró toda la escena, se hizo la fina:

   —¿Y la plebe?

   —Tanto los aristócratas como la Reina Madre, aplaudieron tan fuerte como la hipocresía. Los plebeyos escupieron, viste cómo son.

   No cumplieron con ningún protocolo, la primera fue la Reina Madre,  ocultó que el Príncipe era medio hermano de Hilda Pérez, ella, la Reina no se angustió, fue un medio incesto y en los reinados, no existía el pecado. Los novios brindaron con vino de la costa, se metieron en un pelotero a jugar con entusiasmo. Empataron y siguieron, al gallito ciego, en el jardín. Se metieron en una pieza grande, el Príncipe resultó tener atributos pequeños, sin erección. Hilda Pérez lo amasó y le colocó un tutor, pero él sintió más dolor que entusiasmo. Ella fue rauda a un encuentro con la Reina:

   —Mire, Señora Reina, su hijo en lugar de sexo, tiene un escroncho, que ni entra ni sale, ni sube ni baja, de mi persona, no le saldrá un nieto, tampoco aceptaré una intimidación en vidrio, busque una mujer de su aristogática, con tal de tener un nieto suyo, le será infiel a su hijo. El Jardinero chino, que le cuida sus bon sai, sólo tendrá que esperar, como lo ha hecho con todas las damas de la corte. ¿Usted nunca entendió que los descendientes de esas mujeres, son amarillentos de ojos oblicuos? Ése sí que es un chino pródigo y cualquiera le viene bien, pruébelo, verá que es riquísimo. Es lo que dicen las nobles damas, enterada estoy, por trabajar en sus castillos, limpiando pisos. Soy virgen, lo intenté con su hijo, luego de ese fracaso, si el respeto pasa por amar a un hombre, antes lo pensaré bien pensado, como piensan los que piensan.

miércoles, 1 de mayo de 2024

AL FIN ANDAR

   Los espiaba del balconcito de arriba, jugaban en la vereda a tirarse naranjas. La Calle 47 brindaba árboles cuyos frutos resultaban amargos para ingerir, pero las guerras daban risa cuando eran blandas y más de uno se borraba afligido, porque lo alcanzaron con una verde, que parecía piedra.

   Le tiraron varias veces al balconcito.

   —No seas cagón, vení con nosotros, sino…va ésta ─y otro decía “y ésta”.

   Él era rengo y no quería que se burlaran en la Escuela y luego en la calle. Rompieron dos vidrios, pero la Madre estaba en la Escuela y el Padre con alguna novia. A veces se las presentaba, y a él le daba vergüenza ajena. Se acostaban en el dormitorio matrimonial y ponían música para que el chico no escuchara.

   Una tarde de “Papi te engaña”. Sin pensar bajó a la vereda y se sumó a los juegos de naranjas pesadas, estables, naranjas piedras. Muchos días él se acercó y ellos lo aceptaron en el Club.

   —Los chicos crecen, dejan de creer en algunas cosas y empiezan a creer en otras.

   Se asombraron, sentados en el cordón de las motos.

   —¡Miralo al Rengo! Era un tipo profundo, no un idiota como decían Uds.

   Un indignado le agarró el cuello de la chomba y se lo subió hasta la cabeza.

   —Sucio, bocón, vos un día dijiste que era tonto y entre todos inventamos el apodo “Rengo tonto”. Pero vos no vas a ser tan tonto de enojarte, “Rengo”.

   El chico del balconcito contestó:

   —Me siento tonto por pertenecer al grupo, eso no me ofende y lo de Rengo no tiene remedio. A cambio de las ignominias, les pido un favor. ¿Ven los ventanales bajo mi balconcito? Mi viejo trae minas cuando Mami trabaja. Ahora, por ejemplo. ¿No podemos agarrar las verdes y les rompemos los vidrios del ventanal?

   Todos se mostraron lujuriosos por la historia, el más jugado prefirió un adoquín. Le dio en la cabeza al viejo del Rengo. No midió las consecuencias, le dieron diez puntadas en la frente. El Rengo, tenía cara de resarcimiento. La Madre consiguió un novio que tocaba el bajo todo el día y cuando se cansaba, salía a la calle a jugar a la naranja futbolera. Al viejo del Rengo, le quedó una abolladura en el mate, que lo dejó idiota, en la casa vieja de la Abuela.


martes, 30 de abril de 2024

BAJO EL MOLETÓN

    Estudiaban juntos en una bohardilla, sobre una mesa redonda, con un antiguo moletón que llegaba al piso. Melania se enamoró y como un comienzo, compartió ese latido con Tiri. Cuando estudiaban, él leía y ellas tomaban apuntes, la más competitiva quería extender la lectura a cuatro horas. Eduardo, con indiferencia, explicó la teoría de la atención, que dura cuarenta y cinco minutos.   

   —Me parece que tres horas y un té rápido en la mitad, es plausible, si ustedes quieren agregar una hora más, me lo comunican y miro lo que leyeron.

   Se fue con una parca tan seductora, como su altura. Son pocas las minas que pasan por alto la ropa.

   —¿Sabés que yo también me enamoré de Eduardo? Sin querer, peleé conmigo misma para no sentir, pero siento —dijo Tiri con los ojos bajos. No se atrevió a mirar a su amiga.  

   —¿Y él? —ella seguía con los ojos que miraban el moletón.

   —¿Él te da bola?, digo ¿hay correspondencia?

   A Melania se le pusieron rojas las mejillas y le temblaban los párpados.

   —Todo ocurre bajo la mesa, yo empecé a rozarle sus zapatos con los míos, la primera vez pedí perdón y después él me inmovilizaba uno, con sus otros dos.

   Quedó tiesa.

   —¿Cómo me podés hacer esto, y contarlo como si tal?

   Tiri la miraba con tristeza fingida.

   —Él empezó, cuando vos ibas a buscar el té, me acarició la frente para retirar el pelo de mi cara, se cayó la birome, la entregó en mi mano y no me soltaba, respiraba agitado, cerca de mi oído, estaba caliente…

   Melania se tapó la cara.

   —¡No, basta! No quiero detalles. Te pido que terminemos esta materia.

   Melania subió el té, estaban juntos, pretextando con la escena de leer lo mismo. Fue un reflejo del disgusto, cayeron las tazas y el agua hirviendo en la bragueta de Eduardo, quemaduras de tercer grado, le impidieron rendir los finales.

lunes, 29 de abril de 2024

PUNIBLE

   —El que termina primero tiene un 10.

   Aroldo entregó su examen y obtuvo 10. La Srta casi le da un beso, era lo que las preguntas esperaban certera respuesta. Después entregaron los demás. Uno tras otro, sabiendo que sus hojas tendrían un uno como máximo. El último sacó cero porque tocó el timbre del recreo, sino seguía escribiendo.

   —¿Saben Uds por qué Aroldo tuvo la nota más alta? Entregó la hoja en blanco y esa fue la respuesta correcta. Él pensó cómo responder y en tres segundos comprendió que la nada era el resultado. No es agradable llenar de palabras lo que ignoramos.

   Llegó la segunda hora, la infame, la terrible, se sentían rehenes, había un porcentaje que no sabían multiplicar, otras dificultades como sumas, restas y divisiones, más la Srta que les daba ejercicios con las operaciones combinadas. Dio las consignas:

   —El que termine primero tiene un 10.

   Los Padres de Aroldo, recibidos en Ciencias Exactas. Matemáticas les apasionaba a los dos. Transmitieron ejercicios elementales a su hijo, primero con juegos y luego con álgebra. Aroldo, niño esponja, asimilaba con rapidez. Fue el primero en entregar, los otros elongaban el tiempo con mejillas coloradas y mordiendo la cabeza de los lápices. Aroldo resolvió todo en diez minutos, por caminos diferentes a los expuestos por la Srta, pero resultados idénticos.

   No pudo evitar decir:

   —Aroldo tiene 10.

   Y para no denostar a los demás, la desgracia consuelo:

   —Tienen que estudiar y prestar atención en clase, para ser como…─casi lo dijo─ …mejores alumnos.

   Consiguió controlar su entusiasmo por ese niño. Cuando llegó la tercera hora, entraron todos, menos Aroldo.

   —Silencio, por favor, ¿dónde está Aroldo?, él es siempre el primero en llegar.

   —A lo mejor está en el baño, yo la última vez que lo vi, caminaba en esa dirección.

   La Srta pensó en mandar algún compañero, pero lo mejor fue ir ella misma. Se escucharon gritos, pasos agitados y la sirena policial en simultáneo con la Ambulancia. Aroldo estaba tirado en el piso del baño, en medio de un charco de sangre, tenía golpes y puñetazos, cortes de sevillana en órganos vitales en todo su cuerpo, los médicos hacían que no con la cabeza. Apareció la Madre fuera de sí, quería hablar con la Srta que estaba adentro de sí.

   —Ud es la culpable, cúmulos de diez y elogios continuos. Yo hubiera preferido una valoración como a los demás y que mi hijo estuviera vivo. Usted es la responsable, no la mato porque antes tomé diez píldoras. Ud nunca más ejercerá la Docencia. Se lo aseguro. 

domingo, 28 de abril de 2024

PARA REIR O LLORAR (Parte IX)

    El Disionario con mi lenguaje batió record de ventas y fue publicado en todo el mundo. No tuve más remedio que dar una Conferencia, en mi idioma. Me susprendió entre los asistentes estaban Mami con el Masajista, Papi con la Divina, Tío Pancho con una botella de visky en la mano y Meghan y Harry, abrazados. Cuando terminé recibí una ovaración contundente. Todos me felicitaron, hasta Mami y Papi dijeron:

   ─Feliz Cumpleaños, niño lindo y bueno.

   ─Pero si hoy no es mi Cumpleaños, se encuentran en pleno estadio confusional, cumplo el 25 de Diciembre y hoy es dos de octubre.

   ─Bueno, pero algún día vas a cumplir ─dijo Mami─ nosotros nos adelantamos, ya estás felicitado, lo que no recuerdo es cuántos años vas a cumplir, ¿cinco, seis, siete?

  ─Mami, esperá, tan viejo no estoy, cumpliré seis. Y no soy más lindo y bueno, la vida me enseñó que ser lindo es una verdadera pelotudez. (Estoy en una etapa que puedo decir malas palabras.) Y ser bueno es al pedo, ahora soy malo, malísimo, además de no perdonarlos los voy a denunciar ante la Injusticia Rusa, por abandono de persona. Yo mismo les pagaré la libertad incondicional y a cambio quiero que Papi y Mami vuelvan a estar juntos y el Masajista y la Divina se casen y sean infelices para siempre. Les voy a dar una noticia privada, jurando que no le van a contar nada a nadie: mi pitito se pone duro y se para solo, si encuentro una chica linda y buena, como era yo antes, le pediré su cuevita por un ratito.  

sábado, 27 de abril de 2024

EN TIEMPOS DE LA REPRESIÓN

    Nuestra madre, buena como el pan que amasaba, vivía un mundo paralelo, éste le resultaba ajeno. Hablaba de Boris y Rafa, dos hermanos más grandes que nosotras y le brillaban los ojos.

   No los conocimos, estaban tan lejos. Ella decía Marbella, o tal vez India o trabajando en alguna isla caribeña. Susi, mi hermana, moría de envidia. Un día, ya crecidas, le preguntamos si no nos gustaría que viajáramos a ver si los encontrábamos. Dijo que no, además el viaje era caro, aunque la Abuela tuviera ahorros en dólares. Hacía tiempo la Abuela había ofrecido su dinero. La negativa de mami fue contundente. Además no tenía ganas de perder dos hijas más, ni siquiera por unos días.

   Realizamos una consulta con un abogado de prestigio y buenas conexiones. Nos informó acerca del destino de Boris y Rafa, dijo que eran desaparecidos. Volvimos en tren, sin hablar. La decisión de no contarle a nuestra Mami quedó encerrada en nuestra cocina, donde cantaba y amasaba. Apenas saludó, nos mandó a lavar las manos para comer bajo el aromo. Terminado el almuerzo pidió silencio para dormir sus quince minutos de siesta. Nos dijo que Boris y Rafa le mandaban mensajes en sus sueños. Ahora vivían en Australia, el año entrante viajaban a Dinamarca.

   Estaba contenta con sus hijos itinerantes. Nuestra Madre se había instalado en un planeta, donde no entraban el horror ni el espanto.

viernes, 26 de abril de 2024

ALGO MÁS

    El trabajo consistía en viajar a Buenos Aires. Había una exposición de orfebrería en el Sheraton y debía decir algunas palabras referidas a cada pieza. Me dieron la orden a último momento. Tomé una ducha, me produje y ya sentada en el micro, comprendí el olvido de algo que no hice antes de salir. Estaba tan nerviosa que miré los folletos y traté de ensayar un lenguaje coloquial sencillo. Durante el trayecto sentía que algo andaba mal y estaba relacionado con mi olvido.

   Entré al Hotel lo más erguida que pude. Cuando empezó la muestra describí, a los invitados, cada una de las piezas. Todos tomaban Champagne y hablaban, se reían se alejaban a una mesa con bocadillos. Me dieron ganas de llorar ante tamaña indiferencia. Tenía que esperar el cierre. Durante la angustia de la espera, recordé que había olvidado algo importante y de eso dependía mi vida. Tomé el micro y la paranoia me apretaba el alma. Llegué corriendo a mi casa y me acordé. Me senté en el inodoro. Había salido de casa sin hacer pis y estuve así durante siete horas. Hace media hora que estoy aquí. Haciendo pis.

jueves, 25 de abril de 2024

ROTOS Y RUTAS

    El lavarropas aprendió a caminar, lo tengo que sostener hay peligro que atraviese la pared. La heladera pierde, es un misterio de dónde, la puse patas arriba y no hay indicador de lugar de pérdida. La rodeo de trapos de piso. Me sirven para repasar la cocina.

   Esto sigue, tengo las lumbares destruidas, llamo un técnico y listo. ¿A quién? Si viene un improvisado y destruye los aparatos, me muero. No tenemos un mango para reponer ni heladera ni lavarropas. Llega Mario, mi segundo esposo y me pongo a llorar. Dice que él va a conseguir un técnico que es fantástico, pero debo esperar unos cuarenta días, es un tipo híper ocupado y encima te da una fecha, pero no dice la hora, me tengo que quedar a esperar al doctor técnico encerrada en casa. Y los chicos ¿Quién los trae del colegio? ¿Nadie? Una nueva sorpresa, hay dos pérdidas de gas, Mario dice que el gas que nos dan no intoxica, está pirado.

   No hay gasistas me dijo Clara:

   —Son todos chantas y te cobran la visita como el mejor.

   —Mario, necesitamos comprar una heladera nueva y un lavarropas. No sé, pedí adelantado, hacelo en cuotas. Esto no es vida ¿Y el gas? ¿Querés que vuele toda la casa?

   Me contesta que soy una mujer muy demandante y encima  vivo en una nube de pedo. Tomo el jarrón de la Dinastía Ming Chin Tien y lo estrello en el piso, fue un regalo de mi suegra cuando nos casamos, siempre regala cosas inútiles. Mario sonríe de costado, con cara de me las sé todas y dice:

   —¿Ves? Terminás de romper tus electrodomésticos, vendíamos el jarrón y solucionábamos todo.

   Armé la mochila de los chicos y la mía, decisiones repentinas que le dicen. Di un portazo y nos fuimos, la más grande me preguntaba a dónde íbamos, le dije que no tenía la menor idea.

   —¿Viste Mami? Yo te avisé que Mario no era bueno, que no te casaras.

   El más chiquito que caminaba solo delante nuestro, se dio vuelta:

   —¿Mamá, no podrás conseguir un marido que me compre una compu, un traje de superhéroe y sepa hacer papafritas? Vos sos muy linda, mucho más que mi maestra. Alguno que nos quiera tiene que aparecer.

   La más grande me dio unas llaves, las del auto de Mario:

   —Por lo menos llevate el auto.

   Me pareció una idea excelente. Subimos y les tuve que decir:

   —No tengo un centavo, de todos modos seguimos, hasta que se termine la nafta.

miércoles, 24 de abril de 2024

PARA REIRA O LLORAR

    El Tío Pancho de noche para dormir me introducía unos autífonos en los oídos y así terminar los conocimientos que me faltaran. Aprendía durmiendo, Historia Universal, Filantropía, Interacción de las Matemáticas con la Gergometría. Me levantaba con dolor de cabeza para seguir estudiando con el Tío Pancho.

   ─Tío, me estás sobresiguiendo, mucho, quiero dormir 48 horas corridas, sin nada en las orejas y con mi Oso abrazado.

   Me dijo que sí.

   ─Pasado mañana partimos a Buenos Aires en una avioneta particular que nos manda la UBA.

   ─¡¡Viento!! Por fin voy a poder desde arriba las cosas de abajo. ¿Y la UVA? ¿Quién son?

   ─Donde te llevarán al aula de los Pasos Encontrados, deberás responder o exponer todos los temas que te pregunten. El más capito decidirá tus calificaciones.

   ─¿Es un Señor que me va a masticar mi pitito?

   ─¡No! Por favor, fue una forma de decir. Es el Rector de la Universidad que presenciará tus conocimientos.

   Ese día hacía calor, me vestí con mis bermuditas negros y mi remerita roja. Los colores del partido Anarquita de mi Papá.

   Pude hablar de corrido, con el aburrido lenguaje de los adúlteros. Me saqué diez en todo. Me aplaudieron, vino la Televisión y todas las mujeres me besaban. Hubo una que casi me ahoga, poniendo mi cabecita entre sus tetas más grandes y más duras que mi cabeza. Los Premios fueron un montonazo de dólares y dos pasajes para recorrer las principales Capiteles de Uropa. Un pasaje para mí y otro para mi Tío Pancho, era obligación viajar con un adúltero.  

martes, 23 de abril de 2024

AMIGO

   Estaba solo como yo. Lo traje en una mano. Le daba alimento con gotero, mamadera y al poco tiempo comía por sí mismo. Mis pantuflas fueron destruídas, hasta convertirlas en guedejas inermes.

   Pensé en pegarle, pero me miró con la inocencia del que no sabe y no pude. Cuando mordió los almohadones del living las plumas suspendidas me hicieron pensar en odio nevado, enrollé unos diarios y arremetí contra sus asentaderas. Era lo único que tenía afuera, el resto del cuerpo lo trabó bajo mi cama. Lo saqué al jardín, ladró hasta que se prendieron las luces de los alrededores. Cuando me fui lo entré, hacía frío.

   Regresé tarde y contento. La mitad de mi novela fue aceptada con elogios y me pidieron el resto. Tenía cuatro días. La casa era un infierno. Despedazó el colchón y masticó todos los libros del primer estante. Se arrastraba estilo hipócrita. Le di un puntapié y aterrizó en el jardín. Se transformó en alguien de afuera. No volvió a dormir bajo techo. Construí una casita de madera y arriba pinté su nombre: “Sorete”. Él quedó encantado, me besaba la cara y las manos agradecido. Al cuarto día tenía mi novela terminada. Quise festejar con alguien. Desayunamos juntos, adentro. Salí volando, no sin antes pasar por mi escritorio a retirar el material. Todo mi manuscrito hecho trizas, mi compu hecha trizas y sin memoria. Sorete había entrado por el ventiluz de la cocina. Lo abracé para ahorcarlo y él me clavó sus colmillos en la carótida. Quedé tirado sobre las baldosas, no pude mover un pie, con una mejilla nadando en sangre. Sorete movía la cola y me alcanzaba pedazos de la novela. Movía la cola y limpiaba mi herida con la lengua. Esperaba un mimo, el muy sorete. 

lunes, 22 de abril de 2024

SOLITO

   Tengo frío porque hace frío y esta camperita me queda chica, abajo tengo una camiseta de cuando tenía tres años. Lo estuve pensando, les voy a reclamar mi casa. Ellos viven ahí desde antes de nacer yo.

   Mami y Papi se querían, con respeto a mí tengo mis dudas si me querían o fui una casualidad sin importancia. Llegué y golpié bien fuerte, el timbre no andaba, además yo no llegaba, me faltaría tener cinco centímetros más. Si me paro en la punta de los pieces, tampoco puedo. O yo soy un enano o el timbre está muy alto. Abrieron la puerta y se sorprendieron, me levantó del suelo mi Papi, Mami nos abrazó a los dos, quedé sin aire, casi me mataron.

   Fui derechito al trauma o al tema, no estoy seguro, y se los dije:

   ─Tengo ganas de vivir solo en esta casa, preferiría que fueran a vivir con alguien, vos Mami te podés ir con el Masajista y Papi con la divina que habla por el celu en el baño. Les voy a preparar sus maletas para que lleven todo su ropero. Los ahorros escondidos no, porque los voy a necesitar.

   Mis Papi quedaron anudados, dijí mal, anonadados es, me parece.

   ─¡Váyanse de una vez¡ Después si quieren, mandenmen su dirección. A lo mejor los visito, pero casi seguro que no.

   Me quedé en plano estado confusional, en la heladera había una sopa vieja y cuatro sanguchitos de miga que habían quedado de mi cumpleaños de hace tres meses. Me comí todo, tenía tanto hambre que no prendí la hornalla para calentar la sopa. Igual no sé prender una hornalla, tampoco sé con qué se prende.

   Me fui a dormir a la cama de mis Padres, mucho más cómoda que la mía. Tenía olor a ellos, así que puse sábanas limpias que me llevaron dos horas de acomodación. Les eché perfume de bebé y más que dormirme me desmayé. 

domingo, 21 de abril de 2024

CLAVADO

    Ni bien levanté la persiana miré la ventana de enfrente. Había una Mujer que la brisa le tapaba la cara o parte de ella, porque me miraba fijo. No estaba muy seguro, tal vez miraba las plantas o alguna parte del edificio.

   ─Martín, vas a perder el micro, son 8.30. No me explico por qué te ponés el despertador, si lo apagás y seguís durmiendo.

   Se convirtió en una obsesión la ventana de enfrente y la Mujer que estaba siempre ahí en posturas diferentes, usaba un pullover rojo o un saco negro, con una mano rígida tomaba vasos con líquidos oscuros o transparentes. A veces inclinaba la cabeza mirando hacia abajo, esperando alguien o algo.

   En el verano se descubría la espalda, tomaba el sol de la mañana. Cuando me levantaba en mitad de la noche, para tomar agua o hacer pis, había luz en su ventana y ella clavaba sus ojos en los míos.

   Un día no pude más y crucé hasta el edificio, aproveché que alguien salía, para entrar. Conocí el piso donde vivía, claro, si era la altura del mío. Toqué el timbre y me atendió una Mujer que preguntó:

   ─¿Usted viene a buscar el vestido de su Madre? Si mal no recuerdo iba a estar para hoy, me faltan unos diez minutos. Siéntese donde quiera.

   Ella se metió en otra pieza, dejando la puerta entornada, y la vi, no era una persona, era un viejo maniquí con cabeza manos y piernas.

   ─Ya lo tiene listo, noto que mira con insistencia, entre que se lo muestro, éste lo hizo mi Abuelo, un ebanista que fabricaba maniquíes.

   Mientras bajaba las escaleras me fui tranquilizando. Cuando llegué a mi edificio miré por la ventana y estaba ella clavándome los ojos. 

sábado, 20 de abril de 2024

HIPOCONDRÍA

    Considerando sus dolores que le viajaban por el cuerpo, huesos, lunares, granitos, febrículas, hongos. Consultó con el mejor Psiquiatra-Psicólogo de Buenos Aires. Le habló Moni:

   —Te digo que es carísimo, debe ser muy buen Analista. Si no fuera tan caro, no sería tan bueno. Igual te conseguí un turno con el Psi René, el miércoles a las cinco de la tarde. Perdoná que me haya inmiscuido.

   —Moni, hiciste lo que debías, gracias, chau.

   —¿A qué debo el honor de su visita?

   —Después de conocerme, verá que no tengo honor. Lo quiero consultar, me salió un grano en la oreja, lo miro todos los días y se agranda, estoy muy asustada, ¿qué puede hacer?

   —Yo no puedo hacer nada, tengo un grano en la oreja, si usted lo deja de mirar el grano desaparece. Dejamos acá. Nos vemos el miércoles, a las cinco. 

   Apenas salió del Consultorio, René dio un portazo.

   —Usted nunca preguntó, pero mi nombre es Nora.

   —Es muy lindo su nombre, pero me gustaría que hablara de otras cosas, su infancia, la adolescencia, la juventud.

   —Doctor René, esas cosas pertenecen al pasado y tengo una capacidad de olvido, donde enterré mi pasado. Lo que más me preocupa es un lunar abajo del ombligo, era redondo y chiquito, ahora empezó a engordar. Tengo miedo que sea cáncer.

   —Querida Nora, ¿por qué no me lo muestra?

   —¿Y es obligación que se lo muestre?, me tengo que desabrochar la camisa, la camiseta…

   —Además de Psiquiatra, soy Médico y lo puedo evaluar. Aquí está, aprendí en la Facultad que los lunares no se tocan ni se operan.

   —Me dejaría más tranquila, que me lo palpe.

   —No me pida eso ahora, acá hacemos psicoanálisis, no tocamos lunares y menos éste, que tiene un pelo duro en el medio.

   —También tengo una mancha en un glúteo, le permito que la mire, es marrón con puntitos amarillos.

   —¿Sabe cómo se soluciona? Lavando bien sus intimidades, sobre todo cuando depone, la mancha es de caca y por el olor tiene muchos días. Debe bañarse más seguido.

   —Doctor René, si me baño, me lleno de alergias de toda índole.

   —¿Por qué no se queda desnuda? y podré ver todos sus problemas juntos. Ahh, Nora, su cuerpo es perfecto. Tengo una inyección para darle que le quitará las tonteras que imagina. Dese vuelta, por favor.

    —Doctor René, me parece que se está propasando, eso que me pone en el ano, no es una inyección, es su propio miembro.

   —¿La hace sentir bien?

   —Pssi, la verdad es que en la próxima sesión me gustaría que siguiéramos jugando.

   —Dejamos aquí, no olvide el próximo miércoles a las cinco. Le pido que venga limpia, reluciente, sino, no juego más.

viernes, 19 de abril de 2024

PARA REIR O LLORAR

    Dijí mal, no soy yo el que está sobrando, salí perdiendo, me quedé sin casa. Toqué el timbre en lo de mi Abuela, le conté que Papi me mandó a vivir con ella. Me dijo:

   ─Mirá, niño lindo y bueno, no estoy en condiciones de recibirte, tengo artritis, artrosis, sifosis, escoliosis, apenas pude abrir la puerta. No puedo tenerte ni aunque quisiera.

   Se hacía de noche y encontré una ocheva, no, ochava, creo que se dice así. Tenía un techito como para sentarme, no me mojó la lluvia que caía. Pasó un Policía y me preguntó si no quería el resto de la pizza que había sobrado en la Comisaría.

   Tenía tanto hambre que comí hasta un pedazo del cartón que tenía queso pegado. Como esta vez me fui para siempre, me llevé mi bolsa de dormir. Con la panza llena pude dormir. Soñé que Papi y Mami me querían, mirábamos una peli HBO y yo estaba en el medio de ellos dos que me daban besos en los cachetes. Me desperté llorando, después me acordé que los hombres no lloran, yo soy niño, pero tengo que disfrazarme de hombre para conseguir un trabajo. Mi amigo de al lado me dijo que me daba la bicicleta para hacer mandados. A todos los lugares que fui a pedir trabajo, se rieron de mí y me regalaban un caramelo o una moneda de un peso. Yo les contaba que era huérfano de nacimiento.

   ─¿No tenés Padres?

   ─Alguna vez tuve Papi y Mami, pero estoy seguro que se murieron, porque no los vi más.

   ─¿Y qué pensás hacer?

   ─No sé, me lo enseñaron en la Escuela, alguien famoso de la época de antes dijo: Sólo sé que no sé nada. Y me parece que es una verdad verdadera. 

jueves, 18 de abril de 2024

TÁNATOS

    Cuando llegaba la ropa lavada y planchada, la que distribuía era mi Abuela Laura. Emma dejaba de hacer solitarios:

   ─Dejá, Laura, que la ropa la guardo yo ─y decía─ esto aquí, esto aquí, esto aquí, esto aquí ─y así hasta la última prenda que ocupaban cajoneras y roperos.

   Emma resistió hasta donde pudo y se murió. Tenía 27 sobrinos, pero sus únicos herederos fueron mi Tío y Papá. Los 25 que quedaron no podían disimular el disgusto que les dio. Asistieron al velatorio, ni bien se enteraron, se fueron sin saludar.

   Ellas vivieron en Buenos Aires en un primer piso de la Calle Sta Fe, donde paraban siete micros. El smog llegaba hasta la cocina. Lavaban los cortinados una vez a la semana. Laura los prefería más deteriorados que mugrientos. Los Administradores del campo quedaron en manos de mi Padre y su Hermano. Papá, que era un Señor muy correcto, pagaba los impuestos en tiempo y forma. Mi Tío se negaba a pagar. Allí fue donde decidieron dividirlo. Tiraron la moneda, cara o seca, a Papá le tocó la parte trasera y a mi Tío el predio delantero, donde estaba el monte de eucaliptus y la casa centenaria.

   Fue una mañana de primavera y girasoles abiertos. El Tío era muy codiciado por la mujeres del pueblo, ricas y viejas. Había sido muy pintón y el transcurrir del tiempo, junto al exceso de alcohol lo deprimió.

   Volviendo a esa mañana: se preparó una bañera llena de espuma, se secó con cuatro tohallones, se vistió con su mejor traje y un perfume francés que inundó toda la casa. Desayunó lo de siempre, dos medidas de whisky. Nunca entraba en la cocina, pero era el mejor lugar para ver los girasoles rotando. Entre reproducciones de Molina Campos, encontró un viejo arcabuz del Abuelo y se disparó dentro de la boca. El sonido repercutió hasta la casa de mi Padre. Salió de inmediato y puteando decía:

   ─Dios, porqué eres tan idiota, primero se mató mi Bisabuelo, luego mi Abuelo, no más tarde mi Padre y ahora este pelotudo.

miércoles, 17 de abril de 2024

UNPLUGGED

   El traslado lo deprimió más aún. Un pueblo chico destilando odio en dosis evanescentes. Renunció, logró un cierto bienestar. Buscó cursos de algo, pero todos despedían olor a usado, desusado y aburrido. En la esquina de su casa, vio un cartel que lo inquietó: “Curso acelerado de Obviología”, escrito en letras góticas minúsculas. Hizo sonar la aldaba y una damisela, de sonrisa práctica, le dio la bienvenida. Una sala con olor a mandarina, un afiche de Los Beatles, un retrato de Juana Molina, tres gatos descansando en un sillón color malva, como los ojos de la profesora. Le dio vergüenza que la damisela lo hiciera sentar, le pareció que llevaba en su frente la frase “vengo a tomar el curso” o peor, que fuera una adivina-pensamiento.

   La profesora pidió que se relajara y tomara el sillón de los gatos, que lo habían dejado calentito. Los gatos se retiraron de mala gana al alféizar de la ventana. Salió una voz casi de niña:

   —No le pregunté su nombre, porque estoy segura que se llama Humberto.

   Él la miró con desconfianza.

   —¿Y cómo lo sabe?

   La damisela, con seguridad eminente, respondió:

   —¿Qué otro nombre puede tener usted, sino Humberto?...

   Él le dio la razón. Pensó hablar de su sospecha de adivina-pensamiento, pero calló por respeto a la profesión de la damisela.

   Ella se miró en un espejo, que sacó del bolsillo y arreglando unos rizos que escapaban a su cofia color sepia.

   —¿Humberto, cuál es mi nombre?...

   No quiso quedar como un alumno ignorante, inclinó la cabeza y contestó:

   —Su nombre es Prudencia.

Ella guardó el espejo en su pantufla derecha

   —¡Oh! Es usted un alumno con experiencia ¿Puedo saber si es natural o adquirida?

   Él se sintió complacido:

   —Es natural, lo único que adquirí en mi vida es la casita de acá enfrente, Srta Prudencia.

   —¡No sabe el peso que me saca de encima! Pensé que había otra persona que dictaba obviología. No es por soberbia, justo lo que salva mi unicidad es no tener competidores. Olvidé decirle que la clase empezó ni bien usted hizo sonar la aldaba.

   Humberto sintió toda su sangre en la cara, tal vez dijo cientos de obviedades, tal vez la damisela no lo quería de alumno por burro. Ella descubrió su sonrojo y recordó que faltaba quitar algunos tomates del huerto. Le propuso a Humberto que la ayudara. Él dijo: —¿Y la clase?

   Prudencia se acomodó la cofia y le entregó un canasto:

   —La clase se da en cualquier lugar y circunstancia, esto es lo bueno de las obviedades. Iría contra mis ideas la maestra y el escritorito ¿no le parece?

   Humberto miró la pantufla derecha de la damisela. Cada paso de ella, dejaba una gota de sangre. El espejo se había roto y Prudencia no se percató. Tomó coraje y le advirtió:

   —Señorita, usted se lastimó con el espejo que guardó en la pantufla.

   Ella, pálida, confesó que no quería mirar. Humberto le tomó la mano y acercó una silla, Prudencia temblaba, él quitó la pantufla. El espejo, partido en tres, cayó sobre el piso. Miró el pequeño pie lastimado y preguntó si no había DG6, ella, mirando hacia un aparador, lo señaló con un gesto, allí estaba. Le echó tres gotitas y usó su pañuelo para vendarla. Prudencia recuperó su color y ella misma sacudió la pantufla y sumergió el pie dentro.

   —No le doy las gracias porque sería una obviedad. Pero si usted mira bien de cerca mis ojos, verá que en ellos hay más agradecimiento que cualquier gracias con palabras.

   Humberto inclinó la cabeza a modo de despedida.

   —¿Seguirá mis cursos, Humberto?

   Preguntó con voz ingenua la damisela. Humberto acarició los tres gatos, juntó los tres pedazos de espejo y dijo que por supuesto. Cuando Prudencia quedó sola miró los tres gatitos y les habló en secreto. Les dijo que Humberto era tan bueno como obvio, que iba a necesitar muchas clases, obviamente.

martes, 16 de abril de 2024

META MATAR NOMÁS

    Así que hay procederes ejemplares, vos que sos del Partido Obrero y no sos obrero. Vos que pensás que el mundo va a ser mejor, basado en tu futuro sin frontera y el amor de tus padres comunistas.

   Te mataron. Un arma con mano pagada, le gustó más la guita que tu persona de veintiséis años. La guita lo hace más feliz que tu vida. Alguno habría sabido, otro ha fabulado, alguien te señaló y estaba cerca cuando disparó. Reflexionaba el asesino:

   ─Un zurdito menos es un zurdito menos.

   Ningún partido es ningún partido. Las dificultades las resuelve una bala. Las felicidades del dinero: el dinero, sólo el dinero. El dinero compra la muerte. El dinero paga la vida del rico. Y mata la del pobre.

lunes, 15 de abril de 2024

CON SUMISIÓN

    Tenía un dedo muerto. Tuve un accidente, partí una mesa de hierro con odio por no encontrar el celu, que sonaba y sonaba. Me dio tanta bronca que el dedo se puso negro. No podía calzar ninguno de mis zapatos. Me dolía, se notaba en mi cara. El botox que tenía puesto se desplazaba de un lado a otro.

   Me planché el pelo, corté un flequillo gracioso, tiré un mechón sobre mi cara y no se notaba nada. Me avergonzó verlo arribar a la Confitería con un clavel rojo en la solapa. Él lo había dispuesto así, para que lo reconozca de inmediato.

   ─¿Y cómo te diste cuenta que era yo?

   ─Por el vestido negro y los dos escotes, uno hasta el ombligo y el de atrás descarado. Sos mucho más alta que yo.

   ─No, para nada, tengo las rodillas plegadas para no tocar el piso con los pies.

   ─¿Qué les pasó a tus pies?

   ─Carece de importancia, además no son los pies, es un sólo dedo y no quiero tocar el tema. Te conozco de la Facu, fuiste Profesor en alguna Materia y yo tu alumna, en lugar de escucharte admiraba tus ojos sefaradíes.

   Comimos ostras con champagne.

   ─Tengo un regalo para vos, es una habitación que da al mar, la tengo reservada hace más de un mes, para esta ocasión.

   No esperó respuesta, me llevó de la mano y ambos nos dirigimos a la ventana. La luna tocaba el mar. Me besó los pies, abrió mis piernas despacio, con sutileza me penetró.

   ─Qué calentito que está acá.

   Le pedí con desesperación:

   ─Por favor, no te vayas antes que yo.

   ─No quiero ─me susurró─ estoy batiendo el record de toda mi vida.

   ─Y después ¿qué viene?

   ─Te sigo cojiendo hasta que te duermas y aprovecho por atrás. Ninguna mujer quiere eso, pero vos sos buena y me lo vas a permitir. Hasta que salgamos por la ventana, lleguemos al mar y pongas tu dedo enfermo en el agua. Te vas a curar, juraría que ya estás curada.

domingo, 14 de abril de 2024

NIÑO BONSAI

    —Mami, los niños del Colegio Privado que me mandás, usan botas de piel y camperas de piel. Yo tengo mucho frío, con el uniforme de tela.

   —No se deben matar animales para confeccionar tonterías.

   —Soy un niño lindo, que merece todo. Así me dice la Abuela, cuando le cuento algo de vos. Nunca le conté nada bueno. Papi se queja del frío pero lo soporta.

   —Estoicamente, como es él.

   —¿Qué quiere decir estoicamente?

   —Quiere decir estoicamente, o reemplazarlo por, estoy caliente.

   —Yo no hablo con mis amiguitos cosas de mayores. Por eso tengo que confesarte algo. ¿Viste a Papi, cuando me trae del Colegio?, viene la Maestra con nosotros y antes de bajarse, siempre le dice algo en el oído. Seguro que hablan de mí. Pero en los últimos días me puse bien cerquita y escuché a la Señorita, que lo miraba a los ojos: “Estoy caliente.” Y se bajó guiñando un ojo.

   —Niño lindo y bueno, no quiero saber más nada, tenés que ir a ordenar tus juguetes.

   —¿Por qué me tengo que ir?

   —Porque picar cebolla me hace llorar y no me gusta que mi niño esté presente.

   Llegó mi Papi, silbando desafinado, con cara de Feliz Cumpleaños.

   —¿Se puede saber de dónde venís? Vamos al Bar de abajo, tenemos que hablar.

   —Niño lindo y bueno, salimos con tu Padre, un ratito, vos quédate, hace frío.

   Fue más de un ratito, me dieron tiempo para ver dos pelis de Netflix. Al final me dormí con la tele prendida.

   Me desperté con la voz de Mamá: —Voy a lo de tu Tía, a pasar unos días. Me necesita porque está sola y dos de tus primitos tienen fiebre. Me llevo el auto, queda lejos.

   Durante la despedida casi me parte los huesos, eso quiere decir que fue un abrazo de cuando se va muchos días. Papi pidió licencia en el trabajo, para cuidarme.

   Lo pasé recontra bien, es un genio, andábamos en la moto, miramos películas no aptas para niños, esas me encantan porque te muestran todo. Papi me informó que a pesar de haber soportado estoicamente estas circunstancias, era mejor ir a buscar a Mami en moto.

   A la Escuela me llevaba la Maestra y me traía. Se hacía la buena y la simpática. Un día vi llegar a Pa y a Ma, en el auto. La Maestra los esperaba en la puerta de entrada.

   Se gritaron la vida, yo me escondí en el baño. Me siento mal cuando escucho pelear a los grandes.

   —Terminó nuestra pesadilla, vení a darnos un beso. ¿Por qué te vas a dormir tan temprano?

   —Porque estoy caliente. 

sábado, 13 de abril de 2024

LA IMAGINACIÓN

    —Mami, ¿es cierto que en los Estados Sumidos hay un quilombo bárbaro?

   —No digas quilombo, porque es una mala palabra, en EEUU, hacen manifestaciones, hubo saqueos.

   —¿Por qué no me hablás en mi idioma de niño, si soy un niño grande, lindo y bueno? Y cuando vuelva Papi de ese trabajo de vender sánguches por la calle, le voy a contar que aprovechás su ausencia, para cagarte en él todo el tiempo: “Me cago en él por ser pobre. Me cago en él porque no encuentra Niñera.”

   —Necesito descansar de tus preguntas, me hacés doler la cabeza, quiero una persona para ocuparse de un niño tan lindo y tan bueno. Y te prohíbo decir: Me cago, me cagaste, son otras malas palabras que te hacen parecer un niño tan feo y tan malo.

   Hoy llegó la Niñera, parece una muñeca grande, puedo hacer lo que quiero con ella, es como una Barbi, que hasta duerme la siesta conmigo. Me gustaría ser grande para hacer lo que hicieron Papi y Mami, cuando nací. Después no hicieron más nada, por suerte, no hubo más ruidos de elásticos. Mi Barbi es tan alta y tan buena, que me da la teta pensando que soy un bebé con hambre. Cuando sea grande me voy a casar con ella.

   —Mami, tengo una buena noticia, me voy a casar con Barbi, que dijo sí antes que le preguntara.

   —Pero, ¿qué me estás diciendo?

   —Que me voy a casar pasado mañana, si supieras cómo me abraza, me da una cosquilla y ganas de ser grande, para realizar otras actividades. Y ya que estamos, Mami, ¿vos creés que mi pitulín va a crecer?

   —¿Para qué querés que te crezca?

   —Porque sería mi mástil de guerra, ¿puedo practicar tiro al blanco?

   —No entiendo quién te metió esas ideas en la cabeza.

   —Y quién va a ser, Barbi, que le gusto tanto, que hace cosas conmigo que no debiera, pero yo la dejo, total, tarde o temprano viene la boda.

   —Sos un niño lindo, bueno y mentiroso, Barbi me dijo que tenés una imaginación prodigiosa y peligrosa. Por eso renunció.

   —Sí, me imagino, recomendando hacer una tripa de familia. Mami, a mí me tenés que creer, que soy un niño tan lindo y tan bueno. Barbi es una zorra traidora, si no preguntale a Papi.

   —¿Por qué a Papi?

   —Vos preguntale.

viernes, 12 de abril de 2024

RELACIONES INOFENSIVAS

    Se hablaban todos los días, era una estación después, pero se extrañaban, por eso lo del teléfono, no había celulares. Llevaba diez años de novia y era virgen como la luna. La Madre escuchaba esas palabras y dos lágrimas, rodaban hasta su boca.

   Se cansó del personaje, la hija le dijo adiós a su novio, mientras un auto la esperaba con la puerta abierta. Su primera vez fue en ese auto. De las ruedas pasó a las camas y hombres, de todas las edades, respondían sus deseos. Hablaba con su Madre todas las mañanas, le contaba que se reponía, del novio ausente, con salidas inofensivas, su virginidad, era virgen. La Madre recibía al novio compungido, todas las tardes, lo consolaba con tecitos de bach y demás pociones. El chico lloraba tanto que un día la Madre lo abrazó, como a un hijo desvalido.

   El novio le devolvió el abrazo, como un amante impaciente.

   Una tarde, la hija apareció en la casa en el momento exacto del clímax de una relación. La Madre no vio nada, porque se encontraba boca abajo, el novio reptaba con los ojos cerrados.

   Fue con silenciador, uno a cada uno en la nuca.

   Volvió a su casa y llamó a su Madre por teléfono, no contestaba. Primero sonrió y no se detuvo, hasta la carcajada.

jueves, 11 de abril de 2024

OLVIDATE

    Lo de la escuela pública fue idea de tu abuela, ahora, esto de invitar a tu cumpleaños a la hija de la portera y a los chicos de esa escuela, no corresponde. Por eso quería que fueras a “Jesús de las piedras”, ni tu padre me escuchó. Tenés que socializar con chicos educados, hijos de profesionales, gente bien vestida y bien hablada. Hija, tenés que entender que tienen olor a milanesa, muchos no usan desodorante. No puedo permitirlo.

   La niña lloraba tanto que la vieja la mandó a su cuarto y le cerró la puerta. La niña echó llave por dentro. Total, para qué le festejan su cumpleaños con hijos de amigos de los grandes. Casi todas chicas tontas, que encima  regalan cosas aburridas como una camiseta blanca y un suéter que pica. Jugar a las estatuas y al gallito ciego.

   A mí me hacen feliz los chicos y las chicas de la escuela. Sobre todo los chicos audaces que caminan la cornisa, le ponen dulce de leche al mástil. Además me invitan, las chicas no, porque son sedentarias. Los varones me enseñaron a trepar árboles más altos que la escuela. El otro día llevaron un Marlboro al patio y me invitaron a fumar con ellos. Las chicas se reían, secreteaban, pura envidia.

   A mí los varones me gustan hasta para besarlos que, desde ya, es un asco.

miércoles, 10 de abril de 2024

¿Y?

    Era una secretaria óptima, cansada de un jefe despótico y exigente. La humillaba en público con una lista para que fuera al supermercado. Cuando volvía le tiraba las bolsas en el escritorio. Coordinaba tantas cosas dentro del biulding, que los jefes rogaban para tenerla de secretaria. Pero ella tenía una cuestión de honor con la ética, no pensaba en renunciar. Un día de calor cambió su taier de secretaria y se puso una chemise de seda. El jefe la miró, cerró la puerta del despacho y se tiró encima de ella. Le arrancó el vestido y la violó.  Logró escabullirse y se metió en el despacho del Director General. Le contó lo sucedido, eso no tenía reparación. El Dir. Gral. la nombró socia. Las compañeras le prestaron ropa. Se fue sola a esperar el subte. En un extremo estaba él, la miraba sin ver. Ella se puso detrás. Con una sola mano en la espalda, le hizo perder pie. Del resto se ocupó el subte.

   Por la mañana el Dir. Gral. la esperaba en su despacho. Hablaron un rato, le convidó un whisky, aceptó por no despreciar. Le tomó las manos (las de él estaban pegajosas) y le pasó la lengua por el cuello. Empezó a gritar y a tocar las alarmas. El infeliz la dejó.

   Ella se fue pensando cuántas personas había que matar para vivir en Buenos Aires.

martes, 9 de abril de 2024

PERSONAL DE BELLAS ARTES

     Si lo veías de lejos, era una figura insignificante, con un cepillo ancho, pasando aserrín. A él le tenía que pedir las llaves. Cuando me acercaba, él ponía cara de asesino serial. Un gesto cruel en las comisuras de la boca y ojos de insecto imprevisible. Cuando era mi turno abrir tenía vértigo, el hombrecito tenía ganas de matarme, se lo vi en la cara, por el reflejo del vidrio me miraba y se agarraba del palo del cepillo como un cazador experto.

   El turno de esa mañana fue rápido, al llegar las llaves colgaban de una estatua de yeso, abrí, no miré y cerré, faltaban dos horas para que llegaran los otros. Corrí el atril oblicuo a la ventana y estaba él, agachado, limpiando con un cepillo corto los zócalos del taller. Pude decir: “Ah y Buen día”. Me puse a pintar, mientras pensaba que detrás estaba él, mirándome las piernas y cubriendo con su cuerpo la salida. Usé la paleta más sucia de la tierra, el tipo no se iba. Ahora lustraba las cuatro cerraduras, ahora se daría vuelta con un cuchillo y no lo voy a permitir, ¿ahora se viene cerca de mis zapatos, reptando, hacia los goznes de abajo? Perfecto, este viejo corta-cartón de hierro centenario se desplaza como quien no quiere la cosa y cae en su espalda insignificante.

   Me dejaron libre enseguida, peguntas de rutina, soy actriz. Ahora, qué hijo de puta el director ¿cómo va a permitir asesinos seriales como personal de limpieza?

lunes, 8 de abril de 2024

ESMÉ

    No aceptaban mayores de treinta y eran imprescindibles dos títulos universitarios, con visos académicos. Uniforme, cuello chino, falda bajo rodilla, tacos nueve y medio.

   Esmé pasó por todas las barreras curriculares. Le dieron una ratonera con una compu de veinte años, inútil. Llevó la de su propiedad. Su velocidad feroz resolvió 150 expedientes en seis horas. Al año ocupaba el segundo puesto del Presidente buildingista. Esmé no sonreía desde el alma como al principio, ahora dibujaba un amague de comisuras altas. La Empresa consideraba imprescindible su presencia y logros internegociados. Le pagaron una cirugía laseriana, para detener el tiempo en sus 25. El Presidente fue desplazado, no recibió ni un adiós indiferente. Fue nombrada Esmé, que conoció el mundo entero. La realidad es que decolaba en las terrazas y departía en los últimos pisos de cada building.

   Salía airosa en cualquier negociación. El viernes 6 de Enero corrió al ascensor y evitó el eterno coro de hombres que siempre la acompañaban. La Planta Baja estaba cerrada, intentó abrir alguna puerta, no había luz, una mano segura:

   —Si me permitís.

   Tenía traje de pordiosero y la guió hasta la calle con un andar seductor distinguido, portaba un perramus con una soga marcando la cintura. Tenía en manos una pátina de mugre, uñas largas con negro por debajo, pantalones con dobleces mustios, caminaba despacio, le chancleteaban las suelas de viejos mocasines. Ella se dejó tomar el brazo y él, haciendo de chaperón gentil, le hizo recorrer lugares desconocidos. Puentes con amantes furtivos, bares underground con bebidas coloridas. Después de años sus risas fueron cataratas que aquel hombre, con olor a oso, le arrancaba de las entrañas.

   —“Para Esmé con amor y sordidez”, es mi cuento predilecto, me lo regaló J.D.Salinger. Cuando supe que ese era tu nombre...

   —Sí, ya sé, conocí a Seymour antes que todos.