martes, 31 de mayo de 2022

PICHONES

 

   Llevaba a la esquina, la bolsa de residuos.

   Alguien tiró una piedra y quedé tirada al borde del camino. Venían algunos autos, rodé unos metros, me detuve cuando llegué adentro de un pajonal.

   Rocé mi cabeza y noté que tenía una protuberancia con el formato de un huevo. Casi me desmayo, todo me daba vueltas. Me tomé de una rama para ponerme de pie. Quedé colgada ahí y tuve pesadillas. Soñé que me trepaban por la espalda, lombrices de la tierra.

   El huevo de mi cabeza empezó a resquebrajarse. Emergió un pichón de colibrí. Eso me alivió y descubrí que la madre pájara sacaba de mi espalda una lombriz chica y le daba de comer en el piquito. Cuando hice los primeros pasos, me rodeaban colibríes colgando de la nada. Levitaban cerca de mis ojos y metían sus picos dentro de mis orejas, tal vez les gustaba el zapallo.

   Volví a casa acompañada de tanta sutileza, de tanta joya transparente. Cuando me senté a desayunar me preguntaron:

   —¿Cómo volvés tan tarde y con tantos pájaros?

   Mi Padre contestó:

   —Esta chica siempre tuvo pajaritos en la cabeza, fíjate que se olvidó de tirar la bolsa de residuos, ¿dónde pasó la noche?

lunes, 30 de mayo de 2022

DEMASIADO TARDE

    Oliverio fue a ver a la Vecina de arriba. Subió los escalones, todo tenía olor a desinfectante. Mientras esperaba que lo atendiera escuchó canillas y mangueras abiertas.

    Abrió la mirilla:

   —Ah, sos mi Vecino de abajo, conocí a tu Madre. ¿Nunca te lo dijo?

   —En general cuando una persona se murió no puede contar nada. Además lo que me indignó fue estar sentado frente a mis queridos pensamientos y usted los mojó con tres litros de lavandina. Las pobrecitas doblaron sus tallos y los pétalos se secaron.

   —Mirá, te voy a abrir para que veas cómo limpio el departamento. Pongo alcohol aumentado al cien por ciento, para que desinfecte bien y después agrego lavandina concentrada. Arremangate los vaqueros y sacate las zapatillas, así no te mojás.

   A Oliverio el agua le llegó a las rodillas. El depto tenía una inclinación hasta el balcón, por allí salía toda el agua que fue a parar sobre sus pensamientos.

   —Se ve que usted es dura de entendimiento. Señora, la próxima vez que usted tire agua con cloro a mis nuevos pensamientos…

   —Para empezar, soy Señorita y en edad de merecer.

   —Esto es una orden, póngale cemento a todas sus rejillas, si así no lo hiciere, le voy a pedir al Encargado que le corte el agua.

   —Sí, lo entiendo, se siente desahuciado, se ha puesto pálido. Esta noche paso por su departamento y lo voy a resarcir de su pérdida.

   La vieja apareció desnuda y en camisón, llevaba una maceta con un pensamiento en el medio.

   —Sra o Srta, para el caso es lo mismo, seguro que viene con la intención de coger. Usted da asco por donde se la mire y las personas que tienen un sólo pensamiento, dan pena.  Yo tengo tantos que muchas veces se estrellan en mi cabeza. Las que tienen uno sólo, te traen de regalo una maceta con un malvón. Odio que haya confundido un pensamiento con un malvón, es de Vieja traidora e indecente, que pretende que me la coja.

   Le puso una trompada y la Vieja cayó por las escaleras, debido al detergente que ella misma esparció se resbaló y parecía desmayada. El Encargado le dijo, que al final se murió con un malvón en el culo.

domingo, 29 de mayo de 2022

PEDO

 

   Estaban frente al altar, había un cura que los casaba. Cuando el cura preguntó, el varón dijo sí y ella también dijo sí, se equivocó, en lugar de un sí se tiró un pedo.

   El varón decidió cambiar de opinión:

   ─Nunca me casaría con una mujer tan vulgar, por suerte me traje una de repuesto, me contaron que es dulce y generosa.

   Y se fue la segunda. Se comportaba como una geisha, hasta que durmieron juntos. Él casi llora, la nueva se tiraba pedos debajo del acolchado. Se tapaba la cabeza con la almohada, pero el olor llegaba hasta ahí. A la mañana siguiente le dijo:

   ─¿Podemos hacer la experiencia de dormir en camas separadas?

   ─Sí claro, de paso me tiro todos los pedos que se me antojen.

   ─Cuando ventiles el dormitorio me haré presente.

  Golpeó tres veces, ella lo atendió en remera y bermudas, le dijo:

   ─Estoy preparando mi ropa, me voy de vacaciones.

   ─¿Cómo? ¿Y yo?, si ni siquiera tuvimos relaciones.

   ─Gracias a dios, no. Es mejor pasar mis vacaciones con tu amigo, conoce lugares muy interesantes. Al menos no me hace bostezar como vos. A él, el olor a pedos no le molesta. Al contrario, me parece que le gusta.

sábado, 28 de mayo de 2022

HUYERON

 

   Los mellizos recibieron como regalo dos motos Harley Davidson. Eran de un Tío viejo que no los usaba más. Le dio un poco de tristeza desprenderse de las motos, pero qué mejor que los sobrinos para continuar la vida de ellas.

   Siempre andaban con drogas de todo tipo, iban fuertes, se llevaron dos viejas puestas y huyeron. Venía una señora con dos niños en un carrito y a ellos también les pasaron por encima y huyeron.

   Sabían subir escaleras y bajarlas, también saltaban en el aire. Hasta que empezaron a competir entre ellos a ver quién llegaba primero. Sin darse cuenta pasaron la barrera y ocurrió lo inesperado, atropellaron una mujer.

   ─Por curiosidad voy a ver de qué se trata.

   Era su propia Madre, uno de ellos la lloraba, el otro mellizo le dijo:

   ─Las motos están sanas, hasta nuestros cascos quedaron enteros. Tenemos que festejar.

   ─¿Cómo vas a festejar la muerte?

   ─Nuestras Harley sobrevivieron a todo, ¿cómo va a ser más importante nuestra Madre que las motos?

viernes, 27 de mayo de 2022

ALGO LE FALTABA

 

   Se casaron todas mis amigas menos yo.

   ─Te quedaste para vestir santos ─dijo mi Abuela.

   Pensé que sería más inquietante desvestirlos. Fue por elección que no me casé. Un aburrimiento bárbaro, se nota por las caras de mis amigas.

   Por fin apareció una víctima, que trató de seducirme y lo logró. Vito era un hombre grande disfrazado de pendejo, piel tostada, pelo blanco y toda la guita del mundo. Había hecho tres carreras, era tan culto que no podíamos hablar de nada. Lo más importante es la guita. ¡Cómo me gusta la plata! Lo único que me calienta de Vito.

   Una noche lo tomé de un dedo, le saqué su anillo de brillantes, lo pasé a mi dedo. Éste es el precio de compartir la noche conmigo hoy. Así fue, cada vez que me echaba un polvo, yo le cobraba en euros. Después quise la escritura de la casa, grande y pretenciosa.

   Una noche lo observé, tenía testículos que le llegaban a las rodillas y un miembro patético. Por más Viagra que tomara, no se le paraba. El día que tomó cincuenta pastillas de Viagra, murió del corazón. Para mí fue una alegría tan grande, que me levanté un pendejo que no necesitaba pastillas. Hasta vestido estaba al palo, se ponía cinta de embalar, pero igual se le notaba. Ahí mismo me di cuenta, me interesa menos la guita que coger con el pendejo.

   Con esos ojos de toro entrenado, me pidió el anillo. Cada vez que lo hacíamos, me pedía cifras más altas. Cerré todas las cuentas que tenía y las puse a su nombre. Soy una boluda bien cojida.  

jueves, 26 de mayo de 2022

EN LA CABEZA

 

   —Hijo, tengo que hablarte ─ese tono que usa, me parece de mala espina.

   Mami, está esperando un bebé, para que puedas jugar con él y cuando deje el cochecito y aprenda a caminar, vos lo podés sacar a pasear.

   —Me niego a aceptar tu idea, soy un niño lindo y bueno y no quiero tener un hermano. Si fueras más generosa, podés suspender el embarazo. Lo dicen todos los días por radio. Te mandan una pastillita y tenés derecho a un aborto.

   —Mirá, querido yo no soy partidaria de todas esas cosas. Lo que me mandó Dios, lo debo aceptar.

   —Mami, perdoname, pero éstas son cosas de hombres, lo voy a hablar con Papi, cuando vuelva del trabajo. Vos no sabés lo que te espera, yo tampoco sé, pero Papi se va a poner furioso.

   Llegó temprano.

   —¿Papi, sabés que Mami está esperando un bebé? No es hijo tuyo, se lo mandó Dios.

   Papá entró en la cocina como un drone.

   —¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? Sos una mentirosa. Primero le das la noticia a nuestro niño lindo y bueno, si no fuera por él, ni me enteraba.

   Va a nacer una bebé, yo no quiero conocerla, me imagino el olor, cuando haga caca o vomite y Mami le dará la teta. No quiero presenciar nada.

   Conseguí cajas de cartón y las voy llenando con mis juguetes y toda la ropita que tengo, no quiero que ese engendro me use mi ropa, que es una herencia. Cuando terminé de guardar todo, fui bajando las escaleras de a uno. Todo tenía su peso y yo quería disimular.

   Me senté en el umbral de mi casa y tomé un taxi.

   —¿Vos no sos muy chiquito para escapar de tu casa?

   Y entonces le conté la verdad, no me gusta mentir.

   —Va a llegar a mi casa un engendro, que sin conocerlo, ya lo odio el doble, porque además es una bebeza.

   —No sé si me vas a entender, te devuelvo a tu casa, para mí es mucha responsabilidad. Te ayudo a bajar estas cosas, vas a ver qué contentos se van a poner tus papis.

   —¡Qué suerte que volviste!, niño bonito y bueno, te hicimos una broma, Mami no tiene nada en la panza, fue para ver tu reacción.

   —Es cierto, Mami, veo que tu panza está chatita. Pero la broma que me hiciste, indica que no tenés nada en la panza, ni en la cabeza.

miércoles, 25 de mayo de 2022

ENTRE DORMIDA

 

   Muy cerca de una aldea en altura, con cataratas delgadas en la ladera de montaña, construcciones antiguas, con techos angulados dirigidos al cosmos.

   Me metí entre cañas de bambú que no se doblaban, las cañas parecían un monte sin salida, me asusté. Las cañas se fueron haciendo bajas y flexibles. Me regalaron una sorpresa, un portón de dos hojas inmensas, todo tallado a mano. Ningún espacio era idéntico a otro, había filas de soldados, batallas, bodas y nacimientos, letras que desconocía. Tenía curiosidad y me colé por un costado.

   Por fin aparecieron personas, vestidas como en siglos anteriores y sonreían contentas ante mi paso inseguro. Casi ni llevaba cosas, las fui dejando en el camino, lo último que tiré fue la mochila y los botines. No sé cómo pude andar durante tanto tiempo, con tantos kilos apoyados en mi espalda. Ellos hablaban en un idioma desconocido y tranquilo. Yo contestaba en mi idioma, tenía miedo que se ofendieran si me callaba. Bajaron de la ladera con camino acaracolado, unos veinte monjes de túnicas rojas y anaranjadas. Traían una mandarina cada uno y las pelaban dejando pedacitos de cáscara, para poder retornar, un testimonio en el ascenso.

   El más viejo, que tenía doscientos años, era el consultor de todos los monjes. Él les ponía límites a distintas problemáticas. Tenía como instrumento, un ábaco de uvas, había momentos que sacaba alguna y la comía pelada con dedicación.

   Con doscientos años el ábaco se le hacía complejo. Antes de morir, las comió todas. Después se encerró en una casa de hornero y reencarnó en doscientas parras. El más joven heredó el trabajo de consultor. La única mujer era yo. Me senté en una piedra y pude ver el paisaje de montañas finas y altas y las cataratas angostas le dibujaban hilos de plata.

   Vino el consultor joven y hablando con gestos, señaló que no podía permanecer una mujer. Era una tentación prohibida para tantos monjes. Dio media vuelta con la cabeza inclinada y manos unidas, señaló mi salida con una sonrisa. Las puertas talladas estaban abiertas y en un costado mi mochila, con la ropa lavada y alimentos en un recipiente de cobre. Cuando quise agradecer las puertas estaban cerradas.

   Me asombró la cercanía de una ruta, subí a un taxi, que en el vidrio trasero, tenía impreso el paisaje que conocí. No le di importancia, porque recién había abierto los ojos y entre dormida vi una cartera en lugar de la mochila. Giré mi cabeza y allí estaba el paisaje donde estuve, yo sentada en una piedra, me saludé con bonhomía. De a poco cerré los ojos y me dormí de nuevo, el chofer me despertó:

   —Aquí es la dirección que me dio Ud, tenga cuidado, porque los semáforos no andan.

martes, 24 de mayo de 2022

UNA CAJA

 

   —Nos peleamos, nos dijimos de todo, boludo, inútil, cortamambo, asno.

   —¿Cómo se van a decir esas cosas?

   —Yo tengo memoria y recuerdo tus peleas a los gritos, puteando por cualquier cosa a mi Papi. Mami, te quería contar que mi novia veranea en San Bernardo y yo prefiero Monte Hermoso. Decidimos San Bernardo. Decidió ella. Estaríamos solos para preguntarnos qué hacer o qué no hacer.

   —Joven lindo y bueno, ¿qué quieren decir con hacer o no hacer?

   —El amor, Mami, el amor. Yo sé que ella quiere, pero yo no sé. Se cree que soy célibe, pero antes me acosté con muchas chicas.

   —¿Y a cuántas te cojiste?

   —Me cojí un montón, pero esta me gusta porque es virgen todavía.

   Cuando llegó el Padre, ella le contó todo con lujo de detalles.

   —¡Estúpida! ¡Qué tenés en la cabeza!, sos una irresponsable, todavía es un niño y vos se lo entregás a cualquiera.

   —Es su Novia y parece que la quiere, se compró una caja grande de profilácticos, ¿los usará todos?

   —Tengo ganas de hablar con la Madre de esa chica. Vos quedate, después te cuento.

   La Mujer tenía la puerta abierta, justo salía.

   —Mire, soy el Papá del chico que es amigo de su hija, ¿a usted le parece bien que vayan juntos de vacaciones? Mi chico es un Don Juan y su hija parece liberal y divertida.

  —A mí me parece excelente que alguien use la casa de San Bernardo, nosotros no vamos nunca. Lo invito a mi hidromasaje. Lo noto muy tenso, y eso lo va a relajar. Quítese la ropa mientras yo me quito la mía.

   El estar con esa Mujer, nadando en redondo, le produjo muchas ganas de hacer lo que no hacía durante tanto tiempo. Luego de estar en el cielo, volvió a su casa. Su Mujer estaba despierta.

   —¿Y? ¿Qué me contás?

   —La Madre tiene aspecto de clerical y anda con la Biblia en la mano, prácticamente me obligó a rezar el Padrenuestro, dos Ave María y dar gracias a Dios. Podemos estar tranquilos y dejarlos ir de vacaciones.

   Y al final, se convenció.

   —Mami, en la playa lo pasamos de primera, tuvimos algún cambio de palabras. En especial cuando caminábamos por la orilla y ella se negaba, porque se mareaba. En casa me pedía perdón y no sabés cómo perdonaba.

lunes, 23 de mayo de 2022

ESPERO...

 

   Ni bien me levantaba, lo miraba. De ansiosa tomaba un desayuno exiguo, apurada por verlo. Y allí estaba, siempre dispuesto. Lo acariciaba con los dedos y él ya tenía el ojo prendido. Lo apretaba con los labios y a cambio me sacaba el…

   Voy a trabajar con ellos, siento su alegría, tiene ganas de besarme, yo también. Nos besábamos profundo. Hace años que estamos juntos, nunca lo pude dejar, él tampoco. No podría hacer nada si no lo tuviera al lado.

   Me dan celos cuando alguien me lo pide para darle un besito. En general lo hacemos a puertas y ventanas cerradas. A veces no puedo escribir porque me ahogo. El otro día lo dejé. Lloramos nuestra despedida con él apagado.

   Fue el último, pero seguro aparece otro.

   El Médico me lo prohibió:

   ─Usted tiene que elegir entre él o morir.

   ─Prefiero morir ─y le largué el humo en la cara.

   El Doc preguntó de qué marca eran, le gustó el olor del humo. A mí me empezó a gustar el Doc, sobre todo por el olor a tabaco, mezclado con perfume francés.

domingo, 22 de mayo de 2022

VILLA ELISA 1932

 

   Vendían una casa de campo que decía en su frontón 1932. La casa era más chica que el frontón, la habían pintado de blanco refulgente por fuera y amarillo huevo por dentro. Me dijeron que no tenía ninguna ventana, por tanto el sol no entraba, el amarillo le recordaba a la casa que el sol existía.

   Ni bien apoyé el único baúl que traía apareció una rata pequeña de ojos luminosos, le siguió otra y otra y otra. Me resultaron muy útiles, ya que carecía de luz. Caminaba entre ellas que iluminaban mis pasos y las más grandes subían a la mesa, para que yo viera más. Adorables criaturas, detestadas por el universo de los hombres. Fui a buscar a mi novia en sulky, para mostrarle la propiedad dónde viviríamos. Cuando vio cuanta luz provenía del interior de la casa, entró dando saltitos felices, antes de mi posterior entrada. Escuché alaridos de mi novia, no distinguí dónde estaba. Abrazada a un tirante del techo:

   —¡Por favor sacame de aquí me dan miedo y asco!

   La ayudé y salimos a la intemperie. Le expliqué que me prestaban un servicio gratuito y una pena infinita porque las pobres carecían de vivienda y por mi parte, podía compartir el techo con ellas. Ella lloraba y me empujaba con bronca, pensé que nunca nos casaríamos.

   Para mi asombro, pasado su ataque:

   —Te ruego que me perdones, no podría vivir sin vos.

   Todas las mujeres hacen depender su vida de nosotros y encima lo dicen. Ésta también, pero yo quise casarme igual. La noche de bodas se mostró contenta, durmiendo sobre las ratas y más ratas sobre el acolchado, tantas que no pudimos consumar el sagrado matrimonio.

   Por la mañana salí a trabajar, temprano, le prometí que volvería antes del anochecer:

   —No te preocupes, las ratas te harán compañía y te protegerán.

   Ella quedó blanco nube. Ni bien partí, salió ella con el sulky, me pasó, se dio vuelta y dijo en voz alta que iba de compras. No había nada en la alacena, dijo.

   Después del trabajo llegué agotado al frontón 1932. Busqué mi esposa y no la encontraba, ni siquiera las ratas alumbraban el interior. Me acosté en el piso, dormí todo el cansancio de la tierra, me restregué los ojos y la llamé. No estaba ella y no estaban las ratas. Salí al sol y al verde, había cientos de gatos comiendo con fruición de las que ya no quedaba nada. Lo que no pude, ni puedo entender, es porqué de mi mujer, tampoco quedaba nada.

sábado, 21 de mayo de 2022

TECNOLOGÍA MOCHA

 

   A través de Internet se conocieron. Una cita por fotos y preferencias mentidas. Ella llegó primera, tenían una mesa reservada, estaba ansiosa por conocerlo. Según la foto tomada de perfil lo mostraba como un señor buen mozo, de pelo negro y ojos intensos. Lo reconoció porque daba vueltas sobre sí mismo, hasta que encontró la maderita que decía Reservado.

   Se desplomó en la silla.

   —Te pido disculpas, pero hoy trabajé más de lo acostumbrado. Ser Abogado es una vocación y ahora vos contame de tu vida.

   —Soy Médica Psiquiatra y mis sesiones son de cinco minutos a diez, cuando se me juntan todos los quiero matar. Hay algo que me intriga mucho, ¿por qué siempre estás de perfil hasta cuando conversamos?

   —Viste que yo me tiro el pelo sobre este ojo. Me tapo uno por la desgracia provocada por mi hermano, jugábamos a la pelota paleta y me tiró una pelota en el ojo. Los dos nos quedamos mirando, ¿podés creer que el ojo rodó? Y cuando llegó a la rejilla se metió y desapareció. Casi me operan en EEUU, pero a mi Viejo no le alcanzó, no tenía plata. Por eso te mandé mi foto de perfil. Para mí la sorpresa de verte, petisa, gorda y veinte años mayor que yo. En tu foto parecías alta flaca y joven.

   Ella le contestó:

   —Estoy llena de cirugías, te confieso que no soy Médica Psiquiatra, me encargo de atender el teléfono y dar los turnos que correspondan. Antes de irme limpio el piso del Consultorio. Me miento tanto, hasta a mí misma, que lo termino creyendo.

   —Te voy a decir mi verdad verdadera. Yo tampoco soy Abogado prestigioso. Soy Recolector de basura. No tuve otro remedio, nadie quiere un empleado con un ojo menos.

   Se olvidaron de comer y salieron del brazo hasta la calle.

   —Ché, pará con apretarme el brazo, después me dejás marcas azules. Hace cuarenta años que estamos casados, habíamos quedado en repetir la misma situación de la primera vez que nos conocimos.

   Él la miró como para pegarle una trompada y se la pegó nomás, ella le daba rodillazos en las bolas. Siguieron peleando durante todo el trayecto hacia la casa.

   —Yo no sé qué me pasó cuando decidí casarme con vos.

   —Yo tampoco sé.

viernes, 20 de mayo de 2022

ME PARECE

 

   Ni bien sale Alberto, salta Amparo, lo sigue para ayudarle a subir las bolsas. Antes yo hacía la lista, ahora la hace Amparo. Me tratan con desprecio los dos. Decide Amparo qué va a hacer de comer. Para poner la mesa ella hace lo peor que puede. Alberto le retira los platos para que no se caigan y se rompan.

   Amparo comía en la cocina y nosotros en el comedor. Hoy me empujaron a la cocina. Había dos cubiertos y dos platos. Se sentaron cada uno en su lugar. Ella me llamaba para que le alcance la quesera. Me tuteó cuando pidió el pan. Lavé los platos y fui a dormir la siesta, cuando me voy a acostar, sentí que mi lugar era muy angosto. Pasaba que éramos tres, Alberto, Amparo y yo.

   Ella pidió que me retirara y durmiera en la piecita del fondo. Amparo iba explayando su autoridad. Me hacía bañar en el bañito del fondo, con agua helada, mientras se sumergían los dos en agua caliente con  hidromasaje. Entré a mis aposentos y estaban los dos secándose sobre la cama, ella a él y él a ella. Recién ahí me di cuenta. Alberto no me quiere más, quiere que me vaya, me echó.

   Ahora estoy en un rincón de la estación, envuelta en una manta que les robé. Antes de salir el sol me fui al kiosco de los diarios, lo pedí prestado y anoté todos los lugares que necesitaran Mucama. Yo no sé por qué Alberto, que es mi Marido, no me dio una carta de recomendación. Igual me tomaron, era un Matrimonio. Imité a Amparo, el tipo resultó ser un buenmozo, me permite hacer de Amparo y comenzar mi expansión.

Me casé con el tipo buenmozo. Su Esposa fue despedida.

jueves, 19 de mayo de 2022

CURRO ONEROSO

 

   Daba sangre cada vez que me era permitido, después la vendía, un trabajo como cualquier otro. Leí que alguien muy rico, necesitaba un riñón. Me presenté a su casa, con los antecedentes, análisis, edad, encarpetados.

   Le ofrecí mi riñón a cambio de una suma importante, que el Señor rico, duplicó. Luego tuve la oportunidad de vender mi pulmón derecho a un suizo, no esperó saber cuánto, extendió un cheque impensable y me besó las manos. Tenía un primo en Suecia, nos presentó y me quiso comprar la pierna derecha, yo no soy ningún boludo, pagó cash, perfecto.

   Por Internet supe de un inglés que necesitaba un brazo izquierdo, lo quiso hacer en Bolivia, porque salía más barato, se lo oferté por la llegada de las fiestas. Vendí los pabellones de mis orejas a un tipo que era modelo y ese detalle de ausencia le hacía perder todos los castings, a ése le cobré una pichincha.

   En la puerta de un Sanatorio, encontré un Señor caballeroso, le habían ensartado un florete en el ojo, practicando esgrima. Se acercó, ya me conocía todo el mundo, quiso comprar mi ojo izquierdo. Le di mi número de celular y a la semana quedé tuerto.

   Logré una fortuna. Me sentí mezquino cuando supe que el mejor amigo de mi hija, estaba en lista de espera para un trasplante de corazón. Ofrecí el mío. Fue un éxito, se realizó en Montreal.

   Me pusieron un corazón hecho con aleaciones plásticas, funcionó hasta que terminé este cuento. En paz descanso.

miércoles, 18 de mayo de 2022

CÍRCULO

 

   Cuánto tiempo que no miraba esa casa cerrada, con vidrios rotos, puertas y ventanas entornadas. Viví en esa casa la mitad de mi vida, tenía doscientos años, no yo, sino la casa. Con un albañil amigo la restauramos, le lustramos los pisos y a las ventanas rotas las cubrimos con papeles de colores transparentes y gelatinosos.

   Recordé qué felices éramos cuando nos juntábamos en la mesa. Hacíamos un círculo perfecto. Terminada la restauración, cubrimos el mobiliario con sábanas blancas y nos fuimos.

   Un día pasé y entré, quise revertir mi cobardía. Me sentí tan antiguo como la casa, me asusté cuando vi las sábanas blancas, se movían desde cada lugar siendo que no corría un soplo de viento.

   Me encontré en la mesa circular que antiguamente compartíamos. Tengo una foto de ellos, yo no estoy, era el que tomó la foto. El episodio no me resultó grato. Fue como si nunca hubiera pertenecido al círculo.

   Cuando vi la casa de lejos, cambié de idea y partí con el auto hacia la casona.  Había hecho unos pocos kilómetros y advertí que no tenía frenos. El auto hizo la suyas, chocó la casa, se derrumbó sobre el auto y sobre mí, pero yo lamenté mi auto más que a mí.

martes, 17 de mayo de 2022

BUENA LECHE

 

   ─¿Qué es lo que le pasa?

   ─Pasar, todavía, no pasó. Hace mucho que llevo estas tetas, que empiezan bajo el mentón y terminan en la cintura. Como nunca tuve culo, quiero que me opere las tetas y las traslade a mi parte trasera. Me gusta ser chata y creo que siendo usted, un cirujano prestigioso, fue lo único que pensé.

   Después de la práctica, me quedó un cuerpo perfecto. El único inconveniente es que mi culo tenía pezones.

   ─Señora, yo lo lamento, pero eso no lo pudimos extirpar. Quédese tranquila, que ahora están de moda los pezones y el culo grande.

   Estoy embarazada, y por dónde da de mamar alguien que tenga pezones en el culo. Encontré un buen Padre, para mi hijo, él se encargó de alimentarlo. Se lo apoyaba en un glúteo y en los cambios de pasar de un pezón al otro, aprovechaba el pezón libre para tomar leche materna.

   No me conformó la idea de comprarme corpiños para el culo…

lunes, 16 de mayo de 2022

WILLENDORF

 

   La Señora va a la verdulería, conoce al Verdulero de antes y de antes de antes.

   —Dos kilos de papa lavada.

   El tipo le abre el escote y deja caer las papas.

   —No tenemos bolsas.

   —Para eso traigo esta remera elastizada, que se estira largo y ancho, me la trajeron de Miami. Quiero verdurita, tres y tres sin nabo. Media docena de bananas y perejil, me olvidaba.

   —Lo que pidió se lo puse en la remera, le agrego en las mangas chauchines y el perejil, corra la bombachita y se lo pongo en el culo, con los tallos para adentro. El Don lo puede sacar enseguida, darle un poco de jabón, ayuda.

   Salió caminando la Señora, moviendo todas las verduras. Le decían piropos. Cuando llegó le contó al Don, los piropos que le gritaron. Se puso cachondo el Don y vio a su Mujer como a la Venus de Willendorf. La puso en la cama, no le dio con todo por el perejil y las papas, pero le tocó las tetas con placer. Se sorprendió al ver que eran dos zapallos.

   El Don fue a pelear con el Verdulero:

   —¿Con qué derecho se atreve a colarle a mi Mujer, la verdura en todo el cuerpo?

   —Pero mire que era fresca, recién cosechada en la quinta.

   El Verdulero siguió y le respondió:

   —Ella se ofreció a pagar con su propio cuerpo, no sé si le contó. La pasamos de primera. Esperamos con ansiedad su próxima llegada. Corremos a atenderla y el que llega primero es el ganador y recibe un pago de cuerpo. Y si tanto le molestan esas pavadas, ¿por qué no viene usted?, lo atenderemos como a su Mujer. A nosotros nos da lo mismo. Nunca hemos tenido problemas de género.

domingo, 15 de mayo de 2022

PROHIBIDO PROHIBIR

 

   Juntaba hongos todas las mañanas, conocía distintas formas, tamaños y diferenciaba los venenosos de los inocuos. Era una Abuela rodeada de un bosque de piñoneros intrincados. Los nietos comían diferentes alimentos con alguna variedad de hongos. La mayoría prefería los de sombrerito y tallo gordo. Reprochaban a la Abuela que nunca encontraba los de sombrerito rojo con lunares blancos. Había sido muy bella de joven y su marido era fanático de cualquier verdura o carne, con hongos. Él mismo, también juntaba cuando volvía de su trabajo de leñador, la Abuela los doraba en manteca y los agregaba a las comidas. Un día él apareció muerto.

   La Abuela llamó al Médico de campo, que diagnosticó envenenamiento por ingesta de hongos venenosos, otra explicación no había. La Abuela llamó a la Policía, para deslindar responsabilidades por el deceso de su Marido. La base de aquel matrimonio era el amor mutuo. Los policías se ocuparon del sepelio, sus hijos no podían creer lo que le pasó al Padre.

   A los nietos se lo fueron contando a medida que crecían, en especial, para que no comieran hongos encontrados por cuenta propia. Los niños sienten curiosidad cuando lo prohibido aparece. Jugando en las hamacas encontraron hongos con sombreros rojos y lunaritos blancos. Juntaron unos cuantos e hicieron una comida especial para la Abuela, querían sorprenderla, agregaron copitos de azúcar y yogurth casero. Le llevaron el desayuno a la cama, la Abuela emocionada comió con fruición todo el tazón. Fue algo imprevisto, los hongos aquellos eran venenosos. La Abuela murió.

   Ninguno de los nietos dijo que ellos juntaron los hongos. Ni cuando fueron grandes tocaban el tema.

sábado, 14 de mayo de 2022

DESDE LOS CINCO

 

   En la escuela hicieron un concurso, cada uno tenía que llevar su muñeco preferido. A mí me daba vergüenza porque era de percal, comprado en un almacén de ramos generales. Tenía la cara pintada a mano y fue un regalo del Abuelo para mi Madre. Lo tenía escondido, era un recuerdo y temía que nosotros lo descubriéramos.

   Nos daban un papelito con nuestros nombres escritos. Cuando lo abrí llevaba el nombre de otro, que no era yo. El muñeco que me tocó tenía olor a plástico nuevo, asco daba. Se lo quise cambiar por mi bicicleta.

   ─A mí me gusta más tu muñeco que la bicicleta.

   Llegué llorando a casa y le conté a mi Mamá. Fue corriendo hasta la Escuela. Habló con la Directora y le explicó lo del muñeco y su procedencia, está relleno con estopa y huele a campo.

   La Directora, que era una Señora correcta, se lo devolvió de inmediato. Mi Madre volvió y me lo regaló. Era de noche, durmió conmigo. Cuando desperté estaba sonriendo. Para él yo también era su preferido. Lo que no entendí fue el gesto. Si estaba pintado, ¿cómo hizo para sonreír?

   A lo mejor fue un milagro, aunque los milagros no existan. Lo escondía para que mis hermanos no lo descubrieran.

   Una amiga de mi Madre, sugirió el nombre de mi muñeco: Milagros.

viernes, 13 de mayo de 2022

HORMONAS

 

   Tengo dos amigas, a decir verdad son dos medio amigas, que sumando es una amiga. Hablan en estéreo, no sé por qué siempre estoy al medio.

   Valentina y Soledad atribuyen mis dolores a que soy hipocondríaca. Se ríen de mí, sin mí. Tomamos sol y nos tiramos a la pileta, el agua parece helada, pero de eso se trata el juego, calcinarnos y meternos al agua. Tomando una gaseosa, el dolor me dobló el cuerpo. Valentina gritaba que era un calambre, Soledad creía en una somatización por mis padres ausentes. La tía de Vale salió de la casa y me tocó todo el cuerpo, sentenció que aquello no era calambre ni somatización.

   El tío me llevó al hospital, así, hecha un nudo. Por suerte las chicas vinieron conmigo y murmuraban las distintas enfermedades, que podían caber en un viaje de veinte minutos, hasta la sala de guardia.

   Vinieron dos médicos que descubrieron lo que tenía, sin mi información, yo no podía hablar.  Practicaron toda clase de estudios, algo escuché a uno de ellos, dijo “¡Bingo!” Me operaron tres nódulos y con un interludio de quince días debieron realizar una histerectomía. Vale, católica de las molestas, puso en la mesita una virgen de manto celeste, que protegía a los enfermos. Sole, más pragmática, me regaló pantuflas, las mías parecían hablar.

   Parece que en mi flaca humanidad había mucho que estudiar. Los médicos venían a saludar todas las mañanas, me tomaban las manos y daban dos palmaditas. Si preguntaba los resultados, sonreían, giraban sobre sí mismos y cerraban la puerta.

   A esa altura le empecé a rezar a la virgencita, fui creyente durante mi terror a la muerte.

   La mañana del sol molesto me dieron la noticia, no se observaban células cancerígenas. Pretendí que me dieran el alta de inmediato, lo conseguí. Sole decía que necesitaban la habitación, por eso me mandaban a casa.

   Cuando las heridas fueron sólo una rayita, todo lo que me rodeaba parecía recién creado, como si me hubieran parido de nuevo.

   Le devolví la virgen a Valentina y las pantuflas nuevas a Soledad. Las mías, viejas, tenían la comodidad del tiempo, recibían mis pies con el mismo formato de ellos.

   Tenía una duda, me quedó una teta normal y la otra casi plana. Encontré al Doctor en una manifestación, me encantan las manifestaciones, si me gustara trabajar, trabajaría de manifestante. Lo seguía y lo perdía, hasta que llegué a la manga de su sobretodo y me colgué hasta descoser la manga, le pregunté porqué me había dejado una teta chata.

   —No te preocupes, se va llenando de nuevos tejidos y te queda igual a la otra. Con la posibilidad que se generen nuevos nódulos y el riesgo de que haya...

   Llegaron los bombos y no escuché más.

   Tengo en mi dormitorio, como tapiz, la manga del sobretodo del Dr. Niedfeld.

jueves, 12 de mayo de 2022

EL HOMBRE NUEVO

 

   —No me gustan los chicos, pringan todo, toman leche y te vomitan en el hombro, lloran cuando vos estás en el octavo sueño. Tenés que desayunar en puntillas, al menor sonido piden comida como marranos.

   —¿Cuando crecen?

   —Es peor, te mandan a llamar de la Escuela porque el chico se mandó una puteada, merecida. Tenés que vigilar que haga los deberes y estudiar vos con él, eso viene bien porque te acordás de cuando ibas a la Escuela y explicaban bien. Hacés la Primaria de nuevo.

   —El Secundario?

   —Algunos se llenan de granitos, les crece la nariz, antes ñata, los tenés que mandar a bañar, lavarse bien los dientes, quitarse las lagañas, se van en ciento veinte materias.

   Cuando crecen, que casi son tan altos como vos, eligen una carrera que a su padre le gusta, pero a él no. Se mete en otra y tampoco le va. La tercera es la bienvenida, conoce su primera novia, cuentan que dan materias y cuando terminan la carrera, dieron más materias que las correspondientes. La novia queda embarazada, se van a vivir juntos. Es una liberación que durará seis meses como máximo. El pendejo vuelve, dice que no sirve para marido ni para padre. Se tira en tu sillón preferido y come pochoclos mientras mira películas de sangre, de mucha sangre, son sus predilectas. Las ve traducidas al español, las subtituladas le impiden llegar a dos palabras, y eso, haciendo un esfuerzo descomunal.

   Crece tipo hombre, se casa con una mujer más grande que él, ella trae tres hijos de su primer matrimonio. Tu hijo quiere algunos suyos y la vieja, para darle el gusto, tiene mellizos.

   Los padres de ella mueren de muerte, heredan la casa y allí se mudan, por la loma del orto. No te llama jamás. Una vez por año, con suerte.                               

miércoles, 11 de mayo de 2022

IHATE Y LOVE

 

   Lo eché a Tito afuera. Fuera de aquí.

   —Es petiso y gruñón, desde que estamos juntos, yo voy a trabajar y él lava, hace la comida, tiende las camas y me espera leyendo el diario.

   —¡Hoy no repasaste los pisos!

   Come tranquilo y despacio:

   —Si me seguís gritando vas a tener mala digestión, después de comer repaso el pasillo hasta el ascensor.

   No le interesa cómo me fue en el laburo.

  —Si me volvieron loca, o me volvieron puta, son dos posibilidades que hay en esta patria maldita. A Tito lo echaron del laburo, dicen que nosotras somos más eficaces y claro, nos pagan menos, nos tratan como a sirvientas y después nos invitan a una comida de negocios, te dan un vestido a préstamo y sólo podés hablar si alguien te dirige la palabra. Que sea para el negocio, tu vida privada sucede afuera y carece de interés comercial, sobre todo de interés comercial. El regreso lo hacés sola, en un auto negro de vidrios polarizados. Es para engañar a la competencia, “con un trabajo de jerarquía, esta mujer merece tenerla en nuestro plantel". Lo hablaron al salir, en el hall, pensando que no entendía, soy hija de rumanos y mis estudios los hice allá. Los tipos me subestimaron. Para eso estamos las minas.

   —¡Ay! Te comprendo, Chari, pero me largás todo de golpe, no sé cómo ayudarte. A vos, Tito no te interesa, parece tu mucama y él seguro que está con vos, porque no tiene trabajo. No lo digo con malicia, quiero entender qué camino podés tomar. Yo no la paso tan bien como vos creés.

   Miré cómo acariciaba mis manos y comprendí que Rita, mi propia hermana, era la única que pensaba con afecto, como hizo nuestra Madre, ella nos enseñó.

   Dije que renunciaba para trabajar en la competencia, me pagaban el doble y el cargo era Secretaria del Presidente.

   —Chari, no lo vamos a permitir, vos te quedás aquí, sos imprescindible, llevás la contaduría de toda la Empresa y las Sucursales de Miami, de manera tal que cobrarás el cuádruple de lo que ganabas.

   Llamé a Rita de inmediato.

   —Me alegra todo lo que te pasó y estar mitad de tiempo aquí y mitad en Miami, es ideal comparado con tu vida anterior.

    Me quedé pensando en su alegría por mí y de pronto me dio pena Tito, después de todo no era un marido proveedor, pero tenía una cama excelente, jamás bajó la guardia, me quedé pensando cachonda cuando escuché al otro lado:

   —Viste cómo es la vida, primero te quita todo y después te devuelve lo grande. No sabés, Chari, estoy viviendo con Tito, nunca pensé que iba a tener un amante, así, lo más, mirá lo que son los gustos. ¿Te acordás cómo lo denostabas?

martes, 10 de mayo de 2022

GOROLÍPEDO

 

   —Te voy a decir la verdad ─puso ojos de mentira, yo pensé: si me decís la verdad, me parece redundante, porque no te creo lo que sigue.

   —Fuimos a pescar con los muchachos, le dicen La Laguna Salvaje por tanto árbol, festucas, barro, arbustos exóticos. Íbamos en tres canoas. Gorriti fue el primero al cual la tanza le tiró y la visera le tapaba los ojos. Pudo sacarlo, de memoria. Tenía escamas suaves grises, negras y solferinas. Una capa lo rodeaba en todo su contorno. La subimos a la canoa, pesaba cuatro kilos. Parecía diseñada por un ebanista. Yo semidormido con una mano dentro del agua encontré una estrella de río, me di cuenta por las manchas de petróleo. Siguieron extraños ejemplares, hasta que los recipientes rebalsaron.

   Era el atardecer, todos dirigimos nuestros ojos a los todavía peces, tantos colores, tantos hijitos rojos siguiendo a sus padres verdes. Fue tácito, devolvimos los habitantes del agua, al agua.

   La primera noche dormimos o eso intentamos. Se escuchaban patitas de gato rodeando el campamento.

   El más sabihondo, dijo que eran tapires gorolípedos, ignoraba la enorme cantidad que había. Se comieron la carpa, la ropa mojada, cuando vimos que seguirían con las canoas nos trepamos y remamos hasta desmayar. Ni sentimos los tapires que olfateaban. Cuando llegamos, los tapires gorolípedos iban prendidos, de a cientos.

   Buenos Aires se llenó de casales, llegó a ser plaga. Pasaron de herbívoros a carnívoros. Se comieron el Jardín Botánico entero y ahora se asoman al Jardín de Infantes, parecían tan tiernitos. 

lunes, 9 de mayo de 2022

MEJOR COMENZARÍA DE TI

 

   —Bien, Ud. dirá, Alicia.

   Lo ví tan seguro de sí mismo, el retrato de Freud atrás de su sillón, era su vivo retrato, me puse colorada. Como él permanecía en silencio se lo dije de una:

   —Soy virgen y tengo treinta y cinco años.

   —Ahá, ahá, bueno es un problema que usted misma puede revertir.

   Me puse a llorar, soy tonta, no tengo remedio, me alcanzó un pañuelo para una sola lágrima, los que ofrecen los analistas, hartos de llantos  femeninos.

   —Debe haber algo que tendremos que investigar ¿Cómo era Mami con usted, Alicia?

   Éstos siempre con el mismo verso, de Mami y Papi, ya me lo sé de memoria.

   —Mi madre era virgen, muy buena y generosa.

  Ahora me interrumpe, tal cual:

   —¿Cómo que su Mami era virgen? ¿Y su padre qué opinaba al respecto?

   No le podía ver los ojos, porque usaba anteojos culo de botella, no tenía otra que dirigirme a los culo de botella.

   —Mi Papá no opinaba, él también era casto.

Como el Doc no decía nada, menos que nada, seguí mi relato:

   —Ellos me contaron que yo nací sola, por obra y gracia del Espíritu Santo, siempre deseé conocer al Espíritu Santo, después de todo era mi padre. También me dijeron que él estaba en el cielo, en la tierra y en todo lugar. Revisé todos los placares, debajo de la cama, los muebles de la casa, dí vuelta la tierra del jardín y nada. Subí a la terraza de noche y allí tampoco estaba. Me cortó de nuevo, le gustó mi cuento.

   —Dígame Alicia, ¿Usted lo extraña?

   —Doctor, eso es el pasado, yo lo que quiero es dejar de ser virgen y pensé que usted me ayudaría.

   Me miró peripléjico:

   —Es usted joven, ya va a aparecer alguien, vamos a ir viendo.

   Pensar que éste estudió, cómo sería si no.

   —Mire Doc, yo quiero que usted rompa mi virginidad, soy directa, asuma su responsabilidad profesional, acá tenemos un buen sillón, sé que usted está bien dotado, vio como son los pueblos, finalmente se conoce el tamaño de todo. Me voy sacando la ropa y empiece de una vez. Acérquese, yo lo desvisto, rápido, que llega el fin de mi sesión.

   Un encanto el Doc, quedó plenamente satisfecho y aumentó mis sesiones a dos veces por semana. Hace poco propuso que viviéramos juntos. Le dije que necesitaba pensarlo, al menos seis o siete sesiones más.

   Hay que crear un poco de misterio, sobre todo con éstos, que se creen que se las saben todas.

domingo, 8 de mayo de 2022

BORRADOR

 

   Esta mañana me desperté, con muchas ganas de acostarme a dormir. Hoy nos reunimos con las chicas en un restaurante, que es caro y se come nouvelle cuisine, que viene de poco. Tiene separadores con la otra gente. Se escucha todo, pero no importa, es divertido escuchar a matrimonios, parejas, amantes, colegas. Cuando dejan sus celulares y se comunican primero despacio, pero al final de las botellas, levantan la voz. Celina llega primera, después las demás. Última y demacrada, no me da por el make up.

   —Pensábamos que ya no venías y nos extrañó, porque vos, Chiqui, no tenés problema, en dos minutos estás lista.

   Después de escuchar boludeces, les leía la boca, para salvarme del sonido. Hoy es 25 de Mayo y soy la abanderada, se me fue de la cabeza, debo tener un microagujero, por donde pierdo la memoria. Llegué cuando estaban todos formados. Crucé corriendo hasta la bandera y la pude izar. Un viento, que primero sopló despacio y después se escucharon los truenos. Cayó en la cabeza de la Directora, el mástil con su punta de metal. Se partió en dos. La punta la tenía clavada en el rodete y con la bandera se envolvió.

   Cantamos la última estrofa del Himno, casi ni se escuchaba. Dieron por terminado el festejo y desalojaron la Escuela. La bandera se tiñó de rojo, pero la Directora permanecía de pie, con la punta en la cabeza y un geiser que expulsaba sangre. Llegué última y me fui primera. No quise mirar el desastre. Me gustaría saber qué se festeja. Los maravillosos Gobiernos que tenemos, tuvimos y tendremos.

   Un pueblo tan cobarde, que siempre aplaudió la muerte. El exitismo que presta a sus líderes, que son los reyes de los robos. Los que no dejan estudiar a los jóvenes, prefiriendo que sirvan mesas.

   Una manga de delincuentes con corbata, que nos sigue dejando en bolas. ¡Qué carajo festejan! My God.

   Será por eso que esta mañana, me desperté con ganas de acostarme a dormir.

sábado, 7 de mayo de 2022

HAY UNO SOBRANDO

 

   Tendría que desprenderme de tantos objetos que se fueron juntando, pilas de diarios, revistas, libros, retratos, pinturas, fotos, cartas, espejos… Cuando tejo miro de reojo los almohadones que tejió mi abuela, con esos colores audaces, jugábamos a romperlos y que las plumas volaran. Yo no puedo desprenderme de un pedazo de mi historia. Cada cosa me remite a un día, una hora, un novio. El escritorio, lugar de mi profesión, mis pacientes queridos.

   Cuando me aburro de escribir miro el canasto donde asoma mi primer oso, le falta un ojo, dormíamos juntos, ¿cómo dejarlo solo a la intemperie?

   Todos los trajes de mi viejo…sería una lista sin fin. Lo del traslado al geriátrico fue idea de mis nietos. La casualidad, no tuve que desprenderme de nada. Allí me prendieron a enfermeras que nos hacían poner pañales geriátricos para no asistir al sanitario, que siempre es una molestia. Sólo podíamos cambiarlo una vez al día. Los días libres los dedicaba a visitar mis nietos. En sus tres casas fruncían la cara, los más chicos se tapaban la nariz.

   Sucedió que me acostumbré tanto al pañal, una vez por día, resultó cómodo pero casi pierdo mis nietos, por el olor a residuos cloacales de mi proveniencia. Un día me llevé dos pañales de repuesto, para no dar asco. Había gente, pero no me atendieron.

viernes, 6 de mayo de 2022

SI SUPIERA

    La nostalgia me abruma y perdí la conciencia de mi ancianidad. Una relación de tres años, intensa, sin coincidencias de intereses, excepto los furtivos encuentros de cuerpos sin reparos.

   Despedidas que me dejaban incógnitas y estómago de mariposas salvajes. La perversión crecía y mis deseos se expandían, los suyos permanecían para luego tornarse exiguos.

   Abandonó su casa paterna y alquiló un monoambiente. No tenía cuadros ni tapices ni sillones. Adentro reinaban elementos gimnásticos, que daban frío, todo daba a un patio con macetas enormes en filas perfectas, trazadas con escuadra. Verde sin amor y ninguna flor.

   Preparó un licuado con vegetales y leche de soja. Delante de su mini casa fueron a vivir unas chicas, que lo usaban para computear sus apuntes de la Facultad.

   —Me tienen harto, es todos los días, no les digo nada porque hay dos tan lindas.

  Me pegó una estocada en el corazón. Pasó tiempo y me dediqué a sufrir, es lo que mejor hago.

   Empezó en un gimnasio, donde trabajaba compulsivo. Apareció una señora que le enseñó elementos de Yoga al empezar sus ejercicios y a cerrarlos al terminar. Yo no sabía nada, me enteré por terceros. Visitaba a la señora, que le abría la puerta todos los días. A mí, me la cerró para siempre.

   Pasó hace tanto tiempo y no puedo olvidar. Quedaron heridas expuestas. Jamás volvimos a vernos. No sé dónde vive, si se casó y tuvo hijos, si vive aquí o en Alemania. Si está vivo o se murió. Todas estas intrigas no mitigan aquello que nunca fue. Si supiera, olvidaría para siempre aquel dolor tan antiguo, que todavía late ciego.

jueves, 5 de mayo de 2022

SÚBITO

 

   Asiste al café matutino como a misa. Espera la bendición de escuchar una conversación rara, interesante o absurda, que provenga de otra mesa.

   Ella está sola y se produce una alteración en el sonido. La llegada del mesero:

   — Buenas tardes, ¿qué va a tomar, señora?

   Correcto el muchachito, explotado doce horas, con ojeras y sonrisa “Si no me echan”. Ella tiene ganas de pedir cianuro en las rocas, invitarlo a compartir el suicidio.

   Se siente egoísta, tacaña de la vida ajena. El chico es joven, piensa un futuro que ni él mismo ve. Pero lo tiene. Ella no. Piensa en la muerte, pero no viene, sola no se atreve.

   Le falta audacia, lucidez, puntería. Cuando llega se dirige a la cocina, el piso está gastado en los mismos lugares. Las pisadas son diarias e inequívocas. Saca un huevo de la heladera. Lo hierve. Come de pie, se quita los zapatos, uno con otro. El piso le da frío, corre al living, prende la tele. Aparece Mirtha con un invitado viejo y operado. Ese actor, de joven, la dejó sin aliento. Se mete más de la mitad del huevo en la boca, mientras sube el volumen. Justo cuando el tipo recuerda su primer película, ella tose. Mucho huevo pegado al paladar, se le parte el postizo que venía despegado. Baja por su garganta media prótesis, rebozada con huevo y diente de dientes. Miró la pantalla, el viejo actor, la dejó sin aire para siempre.