A través de
Internet se conocieron. Una cita por fotos y preferencias mentidas. Ella llegó
primera, tenían una mesa reservada, estaba ansiosa por conocerlo. Según la foto
tomada de perfil lo mostraba como un señor buen mozo, de pelo negro y ojos
intensos. Lo reconoció porque daba vueltas sobre sí mismo, hasta que encontró
la maderita que decía Reservado.
Se desplomó en
la silla.
—Te pido
disculpas, pero hoy trabajé más de lo acostumbrado. Ser Abogado es una vocación
y ahora vos contame de tu vida.
—Soy Médica
Psiquiatra y mis sesiones son de cinco minutos a diez, cuando se me juntan
todos los quiero matar. Hay algo que me intriga mucho, ¿por qué siempre estás
de perfil hasta cuando conversamos?
—Viste que yo me
tiro el pelo sobre este ojo. Me tapo uno por la desgracia provocada por mi
hermano, jugábamos a la pelota paleta y me tiró una pelota en el ojo. Los dos
nos quedamos mirando, ¿podés creer que el ojo rodó? Y cuando llegó a la rejilla
se metió y desapareció. Casi me operan en EEUU, pero a mi Viejo no le alcanzó,
no tenía plata. Por eso te mandé mi foto de perfil. Para mí la sorpresa de
verte, petisa, gorda y veinte años mayor que yo. En tu foto parecías alta flaca
y joven.
Ella le contestó:
—Estoy llena de
cirugías, te confieso que no soy Médica Psiquiatra, me encargo de atender el
teléfono y dar los turnos que correspondan. Antes de irme limpio el piso del
Consultorio. Me miento tanto, hasta a mí misma, que lo termino creyendo.
—Te voy a decir mi verdad verdadera. Yo
tampoco soy Abogado prestigioso. Soy Recolector de basura. No tuve otro
remedio, nadie quiere un empleado con un ojo menos.
Se olvidaron de
comer y salieron del brazo hasta la calle.
—Ché, pará con
apretarme el brazo, después me dejás marcas azules. Hace cuarenta años que
estamos casados, habíamos quedado en repetir la misma situación de la primera
vez que nos conocimos.
Él la miró como
para pegarle una trompada y se la pegó nomás, ella le daba rodillazos en las
bolas. Siguieron peleando durante todo el trayecto hacia la casa.
—Yo no sé qué me
pasó cuando decidí casarme con vos.
—Yo tampoco sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario