viernes, 30 de noviembre de 2018

VAMOS! VAMOS!, ARGENTINA!



   Gerard estaba convencido que “subansen, empujensen, bajensen” era una frase digan de Alemania, él antes de venir trató de aprender alemán, pero era complicado. Sólo conocía algunas oraciones. Hitler era un genio hijo de puta, Goebbels también y Auschwitz, un lugar donde ellos se encargaron de matar millones.
   En un Bar chongo, atendía la barra una mujerona, él pidió una pinta señalando con el dedo. Analé le trajo una charola con chucrut, como ella lo miraba, hizo un esfuerzo de parto y comió. Para pedir cerveza, dibujó una jarra con espuma, Analé pensó que era mudo y le trajo un jarro de tres litros, no le cobró porque le daban pena las personas con dificultades. Gerard se sentó en un banco frente al Bar, en el horario de salida de la mujerona. Lo reconoció, le hizo preguntas que él asentía o negaba con la cabeza. Ella lo invitó a dormir a su pensión, Gerard asintió. Analé lo arrastró de un brazo. Se equivocó de gesto y logró separarse del brazo oprimente. Ya habían llegado y la mujer con cara de ofendida, lo empujó encima de cuatro perros que lo recibieron como a un igual. Gerard empezó a circular en cuatro patas y andaba con los otros, ladrando autos y gente que cruzaba la calle. Analé lo descubrió, tenía la misma cara de Gerard. Pelos de la cabeza a los pies, un perro perfecto, cuatro patas, peludo, ladraba, no cabía duda era un perro. Analé lo subió upa y lo llevó a su casa. Llenó la bañadera y le dio un baño intensivo. A mano nomás, le limpió el pitulín y las bolitas. Él se dejó, la mujerona tenía manos grandes pero suaves.
   Analé tomó la afeitadora y le sacó el pelo que no correspondía a un ser humano. Esquivó las partes pudendas, era sensato, para cubrir algo esa cosa de nada. Le dio de comer un bife, era argentino el tipo, se lo comió de una. Lo sentó en la poceta y dando los trámites por cumplidos, lo acostó a su lado. Cuando Analé se durmió, tiró de la cama a Gerard, éste retomó sus costumbres ancestrales y le desgarró todo lo que pudo. Analé gritaba como loca y él le ladraba como un rottweiler.
   Viajando a Buenos Aires pensó: —Analé, que mina jodida.
   Ella quedó internada con lesiones graves, parece que Gerard estaba rabioso, en Ezeiza le tomaron una muestra y sí estaba.

jueves, 29 de noviembre de 2018

SIN PAN, SIN TODO


   —Traje la mitad de verdura que acostumbro. No me alcanzó la guita. Te lo juro. Cualquier banana pasada cuesta como un pulóver de angora, traído de Angora.
   Él tomaba mate y leía el diario. Sin mirarla. 
—Sentate alguna vez y leé el diario, así entendés y no te preocupás más por los tomates, los precios se duplican, triplican, cuadriplican y no sigo porque me cansa.
   Qué tipo éste, los diarios son como las revistas Boba y se publican para que la gente, tenga con qué limpiarse el trasero.
   El marido, con gestos leoninos, dijo que esperaba que se fueran los que roban, los que dicen que vivimos fenómeno gracias a ellos, los chorros de nuestros ingresos. Tengamos esperanza, que en el lenguaje actual significa  esperá sentado.
   Cuando lo escucho mientras pelo cebollas, aprovecho para llorar y me retrotraigo a nuestros primeros años de casados, me llevaba el desayuno a la cama, nos dábamos besitos y decía él, “contigo pan y cebolla”.
   No le pagan la indemnización por despido y la plata de la venta del auto no la vimos nunca. Nos hartamos de comer pan y cebolla. Igual se terminó hasta eso. Nos acostamos abrazados cucharita, le propuse una noche de luna de miel.
   Fue sincero, dijo a mi oído que toda esta orfandad le producía estrés fálico. —Si querés hay miel en la cocina y luna en el jardín.-Dijo-.
   El tarro de miel estaba vacío. Mientras le pasaba la lengua al tarro, afuera llovía, luna no había.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

RECORTES



   Tenía amigos por internet, hablaban problemas de familia, de gastronomía, cómo preparar un soufflé sin que se desinfle. A ella no le alcanzaba el día, treinta y dos amigas y veintiún amigos. Ya no se visitaban, resultaba más cómodo para todos. Tenían encuentros por pantalla y ella les mostraba el desorden de sus habitaciones o cómo iba el grano de la punta de la nariz. Tres o cuatro amigos le contaron que eran gay, preocupados y ella se reía para achicar lo dramático de la situación que ellos sentían.
   Era extraño encontrar alguna amiga por la calle, apenas se daban un beso y chau, si ya habían hablado por computeadora. Poco a poco, ella se dio cuenta que este tipo de comunicación se había expandido. Empezó a mirar paisajes por pantalla. Vacacionaba por internet.
   Un día se sintió agobiada, atendió tres llamados y pasó a la asfixia. Subió al auto dos compus, tres celulares y todos los objetos tecnológicos que invadían y limitaban su vida, los arrojó en un basural. Nació de nuevo, caminaba despacio, tardó mucho enderezando su columna, tener color en el cuerpo blanco sábana. Conoció las Cataratas y admiró la Quebrada de Humauaca. Le daban pena, los jóvenes que viajaban en grupo y en lugar de la charla colectiva, era individual, tipeando celulares o tomando fotos innecesarias…

martes, 27 de noviembre de 2018

MORALES DIFERENTES



   El peor compañero, malo como la peste. —Miralo vos, se le fruncen las cejas, su primer gesto diabólico, volcó el tintero en mi espalda, si me disculpan, cambio de pupitre.
   Le pegó en el recreo al más chico de la clase, todos miraban, nadie hacía nada. Lo tenía trabado en el piso, le golpeó la cabeza tres veces. Vino la ambulancia y con una sutura quirúrgica estuvo presente al día siguiente. Se acercó al vándalo. 
—Dice mi Viejo, que si alguien me pega en una mejilla, debo dejar que me pegue en la otra. Ahora decime, lo que hiciste fue en mi cabeza, lo que viene es que me patées el culo?
   El desgraciado miró al cielo, nunca bajó la cabeza. —Sí, como si fueras un fulbito, no lo hago porque si me rajan de la Escuela, mi Viejo me deshace y eso que no es mi Padre. Es un tipo que mi Vieja se lo trajo, no sé de dónde. A ella la caga a piñas, ya le saltó dos dientes. Va a la Comisaría de la Mujer y nadie le da bola, se hacen las que se van a ocupar y después nada, que nadie me diga nada, prefiero esta familia, antes que las flias aburridas que tienen Uds, van a salir todos putos…
   Nada lo detenía, excepto un día que se llevó la Caja de la Cooperadora y lo capturó la Policía, allí le dieron con la tohalla mojada, no podía ni hablar. Cuando obtuvo la libertad del Reformatorio que no le reformó nada, volvió a su casa y vio la infamia que cayó sobre su Madre, casi agonizante y sus hermanitos golpeados. Entró al dormitorio de su Padrastro, beodo, corrió a la cocina y con una cuchilla le perforó el pecho. Le dieron ocho años de cárcel, por crimen atenuado por las circunstancias. Durante ese tiempo fui, todos los días de Visita, le llevaba meriendas en un taper, cigarrillos y un dinero, que me daba mi Padre, para entregar a los que sino, de seguro, abusarían de su persona. Los compañeros de Escuela no lo perdonaron a él, ni a mí.
   Por buen comportamiento, le devolvieron sus escasas pertenencias y atravesó la Salida donde yo lo esperaba, con un sobretodo y un abrazo.   

lunes, 26 de noviembre de 2018

HAY COSAS QUE...



   —Hace ruido cuando come, cuando camina, tose fuerte, seco, hace ruido. Hasta su corazón late catarata, los huesos le craquelean. Su piel es seca.
   Describe cruel, no lo merece ese hombre, puede que ayudarlo, en todas las funciones de vivir con limitaciones, le robó la piedad. Antes fue más solícito, le daba vuelta a las páginas en los libros que más le gustaban. Ahora me contrató para que yo le leyera.
   Hice lo posible porque mi voz no fuera monótona, a veces se reía, otras lloraba y alguna pensaba, sin ausentarse, me corregía lo que venía. Sabía sus libros de memoria. Aldo, el que lo ayuda en sus limitaciones, dice que el viejo está chocho. 
   —A mí me parece un genio, para nada pienso que esté chocho.
   Aldo se explica mejor. —No es así el viejo, está contento con Ud, pide que venga más horas, a cambio de una retribución más alta.
   Durante diez años leía sus libros con la pasión del primer día. Me atendió Aldo, la noche anterior el Sr, había fallecido. —Agradezco su paciencia y le entrego algunos de los libros que el Sr sabía de su predilección, en su caja de madera hermetizada.
   Cuando comencé la lectura del primero, estaba cortado de principio a fin, con dinero. Los cortes eran perfectos. En uno de ellos había una carta, donde relataba que él había sido Mayordomo de Aldo. Cuando se enfermó, de cosas de viejo, Aldo se encargó de cuidarlo con una devoción filial. Terminé la carta y fui a la casa del Sr, o de Aldo, estaba algo confusa. Usé la aldaba, sabía que era del agrado del Sr.
   Atendió Aldo vestido como un Conde. Extendió su brazo para que yo depositara el mío. Y nos sentamos en la sala principal, frente a una mesita baja, con una tetera con humito y dos tacitas de Limoge.
   —Mi querida Señorita.
   Y apoyó su rodilla en la alfombra, me extendió una pequeña caja, que al abrirla casi desmayo, me dio un ataque de tos y eché un escupitajo sobre cajita, anillo y mano, de mi compañero Enrique que…
   —¡Corten!! ¡Corten!!, decime, ¿vos sos estúpida? Estábamos en el final, ni una interrupción, no lo podemos rehacer por ausencia de material…¡Fuera! Te aseguro que como actriz, no te va llamar nadie. ¿Sabés dónde va a salir esta última escena? En internet. Rajá de acá, porque te ahorco.

domingo, 25 de noviembre de 2018

PRETEXTOS



   Se tiró o la tiraron. Estaba muerta, el trasero pesado le dio impulso. Antes llamó y le pidió que llame. —¿Te sobrevivió la pussy?
   Hoy no sabe, tenía que ocuparse de muchas pussys, se quejaban por mal atendidas. Tiburcio tenía una agenda tan apretada que en una distracción le quedó apretado el miembro entre las hojas. Fue al Juez de turno. —Di muchos turnos con sus recibos pagos, cerré mi agenda con bronca y el miembro quedó ahí, mire si no le miento.
   Lo depositó en el escritorio, el Juez se caló los anteojos. —Es enorme, con razón tanta demanda, haremos un arreglo y no tendrá problemas, lo puedo reemplazar.
   Tiburcio pensó que el Juez estaba casado. 
—Señor Juez, no quiero arruinar su matrimonio.
   El Juez le contó algo cierto. —Estimado Tiburcio, mi relación es una ruina y el sólo pensar en la pussy de mi mujer, me da asco. Únicamente que me dé el culo, pero la muy avara no quiere, dice que cuando le erro, las hemorroides se sienten despreciadas.
   —Bueno, Juez, prefiero pagar la multa. Me mataría quedar sin pacientes. Las mujeres pensarán que es una engañifa.
   El Juez extrañado. —Firme al pie del expediente,  ya tiene una causa abierta, no tenga miedo.
   A Tiburcio le cayó un lagrimón en medio de su firma, quedó una lagunita entre letras. —Me cansó, Tiburcio. Secretario Roldán, corte en rodajas finas el miembro, logró zafar de la agenda. Cuando vaya a la última carnicería que dejaron en pie los veganos, observe si las mollejas son como éstas. No termina nunca, Secretario Roldán, pida al Ordenanza que las ase. A mí me gustan casi quemadas. Invite al Fiscal, para no meternos en quilombos. El asador está invitado para la ceremonia, “¡Un aplauso para el asador!”
   El Ordenanza dio aviso que Tiburcio había muerto desangrado.
   —Si su Señoría lo permite, lo arrojaré por el balcón, ninguno de nosotros lo conocía, era un indocumentado.

sábado, 24 de noviembre de 2018

MISIÓN POSIBLE



   Las moscas cuando no molestan, desaparecieron. Lo que ignora Zigoto es dónde van. La Señora aquella, que no soportó un Señor, que por tener mucha gomina, la mosca no podía despegar sus patas, recién en Diagonal Norte se atrevió a pegarle con el diario enroscado en la cabeza, el hombre se enojó.
   La mujer le explicó que no le quiso pegar a él, sino a la mosca, se vio que estaba mal alimentada porque se le pegó al pelo, muerta y no luchó. 
—Yo soy de la “agrupación Evita” y una de nuestras obligaciones es prevenir a la gente contra la expansión de la mosca, perdón, de las moscas, porque son muchas. ¿Ud se cree que la que tiene reventada en la cabeza es única? No Señor, hay montones y no se comen los residuos, allí depositan las larvas y son numéricamente, más que la población. Las víctimas humanas son los papamoscas y los niños del África que tienen moscas en las pestañas. A “Naciones Unidas”, no le interesa la propagación de estos insectos, porque tienen toneladas de espirales y conteiners de Off, para los mosquitos que transmiten enfermedades venéreas, sobre todo a los que andan con el sexo expuesto…
   Todo el Subte se hartó: —¿Se puede callar la boca. Peroncha supernumeraria?
   Y los pasajeros hicieron coro: —¡Que se calle! ¡Que se calle!
   Quintina, alta, con voz de altoparlante, hizo: 
—¡¡Sshh!! ¡¡Sshh!! Cuidado, las abejas tienen sus aguijones preparados. Viajo en Subte porque las calles están llenas de manifestaciones. Si Uds miran hacia arriba, notarán que los techos del Subterráneo, se están rajando. Yo, Quintina Managüe, seré la próxima presidenta. A mí nadie me endulza la oreja ni me falta al respecto. Llevo zancos de titanio, no necesitaré que me hagan gobernar imposible, la orden del día es dormir a los manifestantes con toneladas de gas pimienta. En segundo término, cerrar los túneles de todos los Subtes, para evitar la muerte de tantos inútiles. Me autonombro Presidenta de la Nación, sin Selecciones, juro ante mí misma, ocuparme de todo. Dividir poderes, ya vimos que es inútil. Los traidores serán aplastados por las autopistas mal hechas.  Sres, si es posible señorear a tanta bastardía, imaginen que si ésta es la orden del día, las próximas que vienen serán sentencias a expresidenta, actual prescindente, senadores, diputados, ejecutivos, abogados, gremialistas y caretas de “yo no fui”. Rescatarán sin oxígeno al ARA San Juan y lo llevarán a la superficie con sus ocupantes vivos.

viernes, 23 de noviembre de 2018

UNA INFANCIA PARTICULAR



   Esta silla era de mi Abuela, esa cama, los libros, el lugar de escribir, la salita de leer. En la biblioteca hasta el techo, los libros más altos tienen mordeduras de ratas y agujeros de polillas. Esos no los leo, me parece que si agarro alguno, tendrá voz y me dirá: —Estoy muerto, el aire me come y luego seguirá por tus dedos.
   Yo le hago caso. Mi Viejo tiene libros nuevos, están en una biblioteca de vidrios transparentes que cierra con llave. —Papá, ¿me dejás leer el de lomo rojo?
   Él, se acerca y lo ve. —No es para tu edad, tenés que esperar.
   Para escribir tenía el recurso de hacer la tarea. Me gustaban los cuentos, les plagiaba pedazos a los que contaba mi Abuela, pero les hacía agregados como: “Caperucita, sos una puta, por eso salís sola al bosque y encontrás al Lobo Feroz y él te besa…”
   Nunca supe qué venía después del beso. Luego fui enriqueciendo mi vocabulario: "La Maestra es una vieja boluda, hace pis en la silla para vigilarnos todo el tiempo. Es peor que un sorete duro, mi Maestra".
   Luego aprendí: “mierda, carajo, pelotuda”. Nunca eran palabras todas juntas, las intercalaba en cuentos que empezaban mal y terminaban en:
 —Fueron infelices y se comieron entre ellos.
   A veces miraba el espacio, porque de tanto escribir, me dolían los ojos. Buscaba algún colibrí, la joya de los pájaros, si lo encontraba le preguntaba a nadie, cómo hacían para permanecer libando una flor en el aire, inmóviles, con alas batientes. Volvía a mi escritorio más renovada y llenaba páginas con cuentos pornográficos, donde aparecieron nuevas palabras: “culo, teta, pito, y la más: coger”. Esa palabra me encantaba.
   Tenía que ocurrir, Mami que siempre estaba al pedo, leyó todos mis cuadernos. Cuando volví de la Escuela, no saludaron y me llevaron a un Psicólogo, que me preguntó a quién quería más de toda mi familia, le dije la verdad, no me gusta mentir, menos a ese tipo que fumaba en pipa y largaba ese olor inmundo, le dije: —De toda mi familia no quiero a nadie, mis únicos queridos son los colibríes y las malas palabras, que para mí no son malas, son recontra entretenidas.  Bueno, Señor Psicólogo, me voy porque el olor de su pipa me da ganas de vomitar.
   El tipo hizo pasar a Ma y Pa. Yo me fui a la mierda, total quedaba a cuatro cuadras de casa, necesitaba el olor de los tilos.

jueves, 22 de noviembre de 2018

NO SUBESTIMEN



   Instalaron una Base en Tierra Del Fuego, Argentina carecía de autopartes que no tuvieran óxido, a punto de desintegrarse. China, Japón, EEEUU, Francia, Inglaterra y Países Desconocidos, despertaron su solidaridad para una reunión cumbre, absurda como los Congresos de cualquier rubro. La intitularon Pis1 Caca 2, algún estúpido la rebautizó G-20.
   La contribución de tan dignos países, fue armamentos de altos costos y calibres atómicos. Argentina forró sus ventanas y edificios, por la coincidencia del día de la Soberanía Semanal. Ni necesidad hubo, de viralizar las noticias. Se organizaron Conciertos de Rock, Salsa y Electrónica, en el Congreso, el Senado, el Complejo de San Martín, el Asilo Marín y la fuente de las Nereidas.
    En Tierra Del Fuego vivía una sola familia: 
—Papá, ¿por qué eligieron este lugar? si somos tres habitantes, vos, Mamá y yo, además elegimos este lugar para estar solos, ¿esta gente ocupará todo el territorio? Seguro que instalarán Supermercados Chinos, Comercios Ingleses, Inmobiliarias Desconocidas, nuestra nacionalidad estará perdida entre habitantes de otros países.
   Cuando instalaron la Base Multinacional de Armamentos, dispuestos a hacernos puré de papas, ellos pensaron que como nosotros carecemos de todo, se la pasaban haciendo asaditos, tomando vodka y lo que les diera más calor, drogas también, cayeron como el lobo feroz de su ingesta, durmiendo sobre el suelo mientras roncaban en distintos idiomas.
   Quedó un vigía abstemio que avisó, pero todos siguieron apolillando.
   Papá y Mamá salían de los matorrales con pesados cohetes. Los vegetales eran plásticos, pero los cohetes fueron invención de mi Padre, con planos heredados de su Abuelo, Einstein. Con una sola palanca, los cohetes fueron lanzados a la estratósfera, esparcieron papelitos informando al mundo: “Guarda con Argentina, no somos machos, pero somos muchos”.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

SEDA DE GUSANO NEGRO



   Fue para un examen de rutina, un Médico le dio un diagnóstico poco promisorio. Ella vivía sola con un gatito que no crecía. Cuando tendía la mesa había dos sillas, en las cabeceras se sentaban, Rita de un lado y cruzando la mesa, sobre primorosos almohadones, el gato. Ponía las patitas delanteras sobre el mantel y recibía sendas porciones de su alimento en un plato de Perugia, él se llamaba Tin Tín y como Rita no tenía amigos ni parientes, le contó a su único interlocutor, que iban a operarla. Tin Tín apoyó la cabeza sobre el mantel y lloraba sin ruido.
   —No me hace bien que llores, por favor vení a mi falda y te hago mimos. ¿Querés?
   El gato cruzó la mesa y le contestó: —Miau.-Que en el idioma felino, quiere decir: “Sí”-.
   Le operaron una piedra maligna, ninguna medicación funcionó, le hicieron una quimio. Ella aceptó por dos razones, miedo a la muerte y dejar solo a Tin Tín.
   Le dijeron que hiciera vida normal. —¿A qué le llamarán vida normal, éstos?
   No tenía fuerzas, se mudó al piso de abajo. Dormía sin medicación, largo y profundo, sueños gratos, episodios de los cuentos de su Abuela, amigos que la pretendieron y ella no.
   Una mañana, un rayo de sol dio sobre su almohada. Tuvo un sobresalto, cantidades de pelo inundaban la superficie. Decidió tomar una ducha, cuando se peinaba en el enjuague, le quedaban manojos de pelo en sus manos. Rita estaba advertida que esto podía suceder. Cuando la calvicie fue total, se negó a sí misma la mirada de los otros. Encontró un baúl donde guardaba ropa y joyas de valor, con olor a lavanda y un retrato de su Madre y ella con ropa cara y chic.
   Retuvo en sus manos un chal blanco, prendido con un diamante, cubrió su cabeza calva. Se miró en el espejo y admiró sus rasgos perfectos, tomó del baúl un vestido de seda de gusano negro. Tapó sus ojeras con un maquillaje leve, igual que sus mejillas en rosado. Llevó a Tin Tín escondido en un bolso pequeño.
Fue caminando al mejor lugar de copas, Moulin Rouge, las personas quedaron con sorpresa de estatua, cuando vieron la llegada de Rita con un savoir faire implotante. Tomó asiento en una banqueta alta, junto a la barra. Pidió al barman un cóctel que le hiciera viajar a las estrellas.
   A la tercera copa, comenzó a bailar sola. Un Señor muy distinguido, alto y buen mozo, la tomó de la cintura y hacía volar los pliegues de su vestido. Tin Tín vio a su dueña desde la bolsa pequeña, olvidada en la barra. Saltó hasta el chal blanco y clavando sus uñitas quedó hecho andrajos. Apareció la cabeza calva de Rita. Ella, con desesperación desesperada, clavó el diamante en su cabeza, parecía el origen de un arroyo de sangre. Su compañero de baile la llevó a un Sanatorio, retenía su mano en las suyas. Rita murió con una sonrisa, mientras el gentleman, quitó de su cabeza el diamante y lo guardó en el bolsillo. Tin Tín bebía sangre del piso, como si fuera leche tibia.

martes, 20 de noviembre de 2018

MALA PRAXIS ?



   Llegaba a la Clínica por propia voluntad, el detonante era desde una pelea con su Madre, hasta ver a su Padre tomar media botella de whisky y partirle el vaso por la cabeza.
   La familia sentía alivio, cuando Abigail preparaba su valijita. Pedía un remisse y en la puerta de recuperación, un par de Enfermeros la recibían. Su habitación daba a un parque desorganizado, pero rozaba sus ventanas, detenían su pensamiento.
   Un Enfermero dictaba la obligada respiración matutina. La Clínica no utilizaba psicofármacos. Se trataba de reinsertar al paciente en la sociedad, con métodos no agresivos. Abigail, persona difícil, odiaba a todos los Enfermeros y los Médicos le parecían superfluos.
   Chin Chin, el de la respiración, dudaba si ella hacía el ejercicio con corrección, una mañana le apoyó sus manos en el abdomen, casi al borde del pubis, por allí debía inhalar el oxígeno.
   Siguió con manos tibias, hasta el pecho. 
—Disculpá, Abigail, pero los pezones van incluídos, un masaje ligero sobre tus pechos, relajarán la respiración. Después soltás el aire desde el pecho hasta el pubis. Eso lo hacés sola, mis manos participarán si es necesario.
   Chin Chin sintió una repentina atracción por ella y pretextó acompañarla en la exhalación.
   Abigail respondió: —Sí, por favor, Chin Chin, empezá por mi pubis, notarás que comienza más abajo, en un orificio pequeño, te informo que soy virgen. Con tu dedo acusador hacé un masaje leve, donde logres encontrar el punto G-20. Si notás que me broto y hago movimientos compulsivos, el único modo de detenerlos, es introducir tu miembro hasta romper mi himen, harto de vivir a puerta cerrada.
   Chin Chin se mostró participativo. —Abi, tengo un recurso terapéutico, se trata de introducir mi pene en múltiples ocasiones, hasta apagar tu último gemido. El relax te hará dormir. Por la noche me daré una vuelta y lo haremos de nuevo. Ha resultado sanador en infinidad de mujeres.
   Chin Chin apareció demasiado tarde, ella lloraba y se arrancaba los pelos. Tenía tal obsesión que le pidió una explicación de su ausencia.
   —Abigail, no sé si lo que hacemos implica una mala praxis, por eso me ausenté.
   Ella respondió: —Chin Chin, mi estadía en este lugar, la extenderé seis meses, sos tan profesional, me siento tan contenida, que la alegría conducirá a mi recuperación total, si así no lo fuere, hay que insistir.

lunes, 19 de noviembre de 2018

POSTURAS



   No es una buena hora para salir del boliche. El Gran Buenos Aires, de noche parece el preámbulo del final. Soy un tipo grande, no sé cómo me conocen mis amigos. Yo no reconozco que eso que dicen sea yo. Hay un viejo tan obsesivo, se sienta en la misma mesa, parece que la tuviera alquilada. Se instala con un codo, el derecho, depositado en la mesa y sostiene su mejilla con la cabeza ligeramente inclinada. El pecho hundido rodea un espacio de la silla, apoya el codo y deja caer el brazo y la mano laxa. El Mozo ni le pregunta, copa de vino de la casa. Lo toma despacio, como si hubiera trazado un tiempo matemático de cuarenta y cinco minutos. Cada vez que lleva la copa a su boca, levanta el dedo meñique. La sombra se proyecta en la pared, con la exactitud de una película repetida.
   Pasaron unos tres meses y la mesa fue ocupada por otro viejo igual de obsesivo. Una mano sosteniendo, con codo en la mesa, la cabeza ligeramente inclinada y el otro brazo, doblado en el respaldo de la silla. Éste pedía grapa en un vasito de licor. El Mozo preguntó la primera vez que lo atendió y luego le llevaba de memoria, a diferencia del otro, el pecho era erguido, pero la obsesión del tiempo, la postura y el dedito levantado era exasperante mirar con la sombra recortada en la pared, como película repetida.
   Pasaron tres meses y el viejo dejó de venir.
   Un día, entré sin pensar y me senté en la misma mesa de los anteriores, noté que el modo de estar de los viejos, era la más cómoda distribución del cuerpo. El formato guardaba una diferencia, mi panza comenzaba arriba de mi pecho y se engrosaba hasta rozar la mesa. Vino el Mozo y le pedí una pinta de cerveza negra. Después de la pinta, parecía que venía sólo el meñique levantado, no pudo ser nunca, me lo rebané en la fábrica.
   Pasaban los días, yo no era fóbico, pero mi reloj biológico, después de tantos años, viró en acostumbrado. Cuando me fui, casualmente, a los cuarenta y cinco minutos, biché mi sombra y era siempre la misma.
   Un día me tomó el cansancio de tanto cotidiano. Caminé a la salida a un metro de la pared de la calle, puedo jurar ante Dios, que caminaba solo, delante de mí caminaba la sombra del que tomaba una copa del vino de la casa, me inquietó porque veía el recorte de la sombra, pero no el viejo. Delante, miré la sombra en la pared, del que tomaba grapa en copita. Comencé a inquietarme, mi sombra iba conmigo, me reconocí por la panza y por ser el único de los tres que hacía ruido de pasos.
   Había empezado a preguntarme si acaso las sombras mueren.

domingo, 18 de noviembre de 2018

CORTE DE PASTO



   En la actualidad, lo que fue la P2, se llamó La Jabonería de Vieytes, reunían a sus pares en mesas ovales, muchos preferían permanecer de pie, el resto les cantaba: —¡El que no salta es un maricón! ¡El que no salta es un maricón!
   Por temor a la vergüenza de ser acusados de geyshos, saltaban.
   El asunto que los reunía hoy, era el futuro asesinato de un Abogado pedófilo, drogón y ladrón. Bartolomé Vieytes, se refirió a la falta de un orden de prioridades. El asesinato y castigo, al Abogado infamante, sucedió con una soga, que el mismo acusado ató, con un nudo americano, a su cogote. Caso cerrado. El Expediente se lo llevaron al Obispo, que tenía estómago para todo.
   Estaba presente, como mediadora, entre medios y miedos, la Dra Cristiana Mortadele, que trepando a un podio multireligioso, dijo que la prioridad, era qué hacer con los niños.
   —Permita que la interrumpa, Dra Mortadele, ellos son lo de menos, que se ocupen los Padres y los Colegios Privados.
   Contestó el próximo orador. La Dra bajó del podio ofendida, rodó por las escaleras y con voz de flauta dulce, rezaba: —De paso hago pilates, yo no vine aquí para perder tiempo.
   Se escucharon peleas, donde los grandes próceres, por tener los micrófonos abiertos, para aumentar la audiencia, expresaban sus ideas. El Ingeniero Claudio Teladoy, decía: —Hay que pintar la Jabonería y arreglar las goteras, mientras Uds hablan boludeces, se avecinan vecinos indignados, les han llegado boletas donde deben pagar a la brevedad, el Impuesto al Aire.
    El Periodista Latiene, inquirió: —¿Y Ud cómo lo sabe?   
   El otro lo miró como a un gordo imbécil: —Mire por la ventana, los vecinos transaron con Trumpo.
   Salían de entre los matorrales, con pesados cohetes, mercenarios a cargo de desaparecer el Impuesto al Aire y el aire también.

sábado, 17 de noviembre de 2018

FUERA DE TEMPORADA



   La vi de pie, con una saya resbalando por su cintura, esas piernas largas, con músculos firmes, de tenista y ese pecho erguido, como un desafío al sol.
   Lo encontré caminado, portando una sombrilla, dos sillas playeras, blanco de pantalla solar, sombrero de paja y clíper. —Hey, Peter, llegaron antes que nosotros ¿hicieron las reservas aquí?, es un spa, yo prefería cabañas.
   Goruta pensó que encima que hizo un viaje anterior para elegir, éste…
   —Me gusta la pinta, es exótico y el único que da al mar.
   —No hay nadie, la dueña está en Argelia, es todo nuestro.
   —Ché presentame a tu mujer 0 km, ¡ya sé! Es el minón con los pies en el agua, fue de mal gusto mi comentario, disculpá Camila, a esta altura, sabés que para mí las minas lindas, son una obsesión.
   La nueva mujer de Goruta, extendió su mano: 
—Mucho gusto, soy Yolí.
   Peter en un acto involuntario, le besó el anillo. Sintió un hormigueo en todas sus zonas erógenas.
   Yolí tomó del brazo a Camila.—¿Viste que me besó el anillo? Tu marido es un romántico como yo. Cuidalo, Camila, te lo pueden robar.
   Fue una coincidencia, todos los veranos iban a las mismas playas. Goruta y Camila tenían similitudes con respecto al mundo. Todo empezó bajo el mantel, fue rápido y sincero, el apoyo de su pie ahí y Camila, muerta de risa y champagne, dejó hacer.
   Goruta quiso más, en cómodas cuotas. Se fue transformando en una obsesión. Cuando ella dejaba de tener noticias de él, en la desesperación lo odiaba. Las cuatro últimas vacaciones, fueron en Orense.
   Peter cambiaba de mujer todos los veranos. Esa vez no había llegado, las llamaba Yolí a todas. Broma que sólo él festejaba. Mientras Goruta y Camila tomaban sol con una oculta e intensa alegría, se escuchó el motor de un cuatriciclo, atravesando un médano.
   —Chicos, acá llega mi Yolí número cinco.
   Bajó una adolescente, que esquivó los brazos de Peter y fue directo a Goruta. —Hola, Papi, si te despegás un poco de Camila, te presento a mi nuevo viejo novio, Peter Pan.
   Fueron unos segundos, hasta pasado el asombro…Peter corrió al mar y Goruta lo siguió con insultos terminales, nadaron hacia el horizonte, hasta que sus cabezas se perdieron en las olas del viento que despierta…

viernes, 16 de noviembre de 2018

MEDITACIÓN DEL THAIS



   Conozco a los trabajadores del campo, en las colas de los Bancos, tienen olor a leche, no olor a vómito de bebé, sino a leche recién ordeñada. Imagino una parcela chica, con dos vacas o tres nomás. La charola en la cocina comedor, sala de estar y un catre de campaña. De la ubre a la boca. Otro con olor a veinte mates bien pensados, los mates de la vida. Veo mucho diente faltante, manos de piedra pómez, grandes, coloradas.
   Los casados, camisa con raya planchada y cuello liso como el viento del micro que los trajo. Mejillas rojas, poca bombacha de campo, más vaqueros verdes. Algunos limpios con jabón blanco, otros agua en la cara y los sobacos. Hacen círculos y cuentan cosas de viejos amigos o vecinos. Juegan a ver quién es más viejo y ni se nota. Ojos resignados, dados a la carcajada, que produce el que habla más alto. Mucha enfermedad sin atención médica, hasta no dar más. Mientras tanto yuyo y faja de varias vueltas. Son los primeros en llegar tres horas antes que el Banco abra. Un Chacarerito lindo y bien vestido, con alforja de cartero, le hace los trámites a su Patrona, que le asusta operar por internet. En los cortes de ruta no la vi, sí en la manifestación de la plaza. Se dice que está operada de pies a cabeza, tiene una sonrisa eterna, hecha a pedido, miré su cabeza desde el borde de una camioneta, tenía un círculo pelado. Antes la veía mucho en las cuatro manzanas de las luces, que los soñadores de risa triste llaman “centro”. Ahora no la veo más. Un ex amigo me contó que la vieja tuvo cuatro maridos, con uno quedó abotonada en los avatares del amor. La desabrocharon en Buenos Aires, acá no pudieron.
   Hubo un concierto muy bello en el Salón Blanco. Caminaba delante de mí, me alegró ver que estaba viva, éste es un pueblo donde la gente muere a cada rato. Llevaba un abrigo largo, de diseño y un chal blanco prendido con un diamante, cubría su cabeza calva. Un señor con traje de oferta y anillo imitación Oyharbide, le enganchó el chal blanco, que se desenvolvió hasta el piso. Su cabeza calva quedó expuesta. El Chacarerito lindo, vestido con un traje del Corte Inglés, la ayudó a envolver con habilidad inmediata, el chal blanco, debió recurrir a un nudo final. El diamante había desparecido.  

jueves, 15 de noviembre de 2018

FACHO



   El tipo un metro noventa, con un traje impecable, corte de pelo a lo Hitler y unas manotas con cinco boletas disfuncionales, Arba, Afip, Anses, Grimoldi y Frávega.
   ─Quiero pensar que hubo un error. Dijo el hombre gigante.
   Se acercaron todos los empleados al escritorio del flaquito, encargado del Departamento de Equívocos. Una inofensiva y menuda persona ─¿Puedo ayudarle en algo, Sr. Debucchi? Estoy a su disposición.
   El tipo dando con los zapatos al piso, como un caballo brioso ─¿Las deudas son veraces?
   El menudo, luego de mirar la compu, respondió: ─Absolutamente Sr. Debucchi.
   El tipo le arrebató las boletas, las hizo un bollo y le pidió al empleado menudo que abriera la boca, le metió el bollo y lo empujaba con los dedotes.
   Cuando se fue, los empleados hablaban de la pinta del tipo, la forma de conducirse, su inefable potencia, era “El Hombre”.
   La admiración excesiva los hizo olvidar del compañero que le faltaba el aire, murió como las personas prescindibles, sin que nadie lo advierta.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

HACER COMO SE DEBE



   Le dieron un Certificado trucho de Acompañante Terapéutico. Un amigo lo ayudó. —Te presentás con un jogging importado, zapatillas yanquis, recién bañado, uñas cortas impecables, el pelo estilo nazi. Te regalo todo, llegó en un conteiner y nadie lo reclamó. Mi novia te hace un currículum extenso, vas a ver que la Madre, cuando lo reciba, lo pasará por el corta tiras, ¿cómo se llama la familia?
   —Chichi y Onorato  Del Vulgo.
   Paco quiso darle ánimos. —Los conozco, el hijo les nació fallado, la vieja lo quería. Lo quería tener lejos, con Niñeras, Psicólogos, Fisioterapeutas y Kinesiólogos. Los Padres se iban a dormir sin saludarlo. Si te recibe la Madre, tené cuidado, le apasionan los jóvenes y seduce todo el tiempo, si no le das bola te dirá: “Quiero que lo lleve en su silla de ruedas Maxi Cooper a tomar sol, o frío, aún si llueve, él estará encantado vive en una habitación cerrada con llave, por cualquier cosa.”
   Al día siguiente, a las ocho hs, allí estaba Robin, esperando al minusválido cuyo nombre era Hood. Se presentaron solos: —Yo soy Robin, el encargado de llevarte a pasear.
   —Yo me llamo Hood, ¡Es genial, Robin Hood!
   Les decía piropos a cuanto culo pasaba. Nadie se ofendía, pensaban que estaba mal de la cabeza. Muy irónico, la cabeza era lo más sano que tenía. Un día le propuso una carrera, él con silla y Robin corriendo a su lado. Ganó Hood y con su boca instalada en la mejilla derecha, dijo: —Tenés un premio consuelo, esta Maxi Cooper tiene un microasiento, tras de mí. Vamos a tomar la calle, tengo habilitado un permiso para ir a la velocidad que quiera.
   Robin se adaptó al pequeño asiento, usaron la bajada para discas, Hood tomó la avenida hasta el río, a 200 km/h. El río estaba color plata. Mientras comían con placer un inmundo sánguche de chorizo: —Robin, ahora que somos amigos, Mamá te dio la llave de mi dormitorio, para no tener que ocuparse de abrir. Tengo un plan y necesito tu ayuda. Debemos proceder con hiper discreción y sigilo.
   Robin tuvo algo de temor, pero no podía dejarlo solo. Vio en sus ojos que sin él su plan fracasaría.
   —Mis Padres se van a Europa, odian el invierno y les permite olvidar al adefesio que vengo a ser yo. Tres meses tenemos ¡Tres meses!, Robin, el mundo será nuestro.
   A Robin le gustó la adrenalina de la tarea, más el frasquito que le hizo tomar Hood. El Personal de Servicio viajó con Chichi y Onorato Del Vulgo. Chichi curtía con el Mayordomo y Onorato con la Mucama. Hood gritaba: —Vamos, Robin, quitá la araña de caireles, debajo del círculo de yeso está el baúl, si obturás el botón izquierdo, bajará lentamente, te ayudo a llevarlo a la terraza, donde un helicóptero nos espera, vamos hasta Ezeiza y de allí a Estambul.
   Robin le pone cara de terror. —Robin, tenemos todo falso, menos 200.000 millones de dólares genuinos. Quiero llegar pronto, tengo una virgen que sabe de mi aspecto, me quiere por lo que pienso. Estaba harto de las películas porno, ausentes de pasión. Es grosero confesarlo, ella está enterada de mi miembro XXL y me espera desnuda y sin camisón. Robin, para vos hay de lo que quieras. Después nos compramos una isla, la más grande del mundo, donde encontraremos amor y paz. Allí hay una clínica donde se ejerce Medicina de última generación. Luego de tres operaciones, caminaré sobre mis piernas, mi cara será simétrica y los cruces de los músculos tan dolorosos, volverán a postura normal. Robin, ¿me podrás cuidar?  

martes, 13 de noviembre de 2018

AMORES CONTIGO



   Vos me hablabas todo el tiempo de él y las virtudes, caprichos, inventos para nadie. Ni bien descubrió que cantabas y vivías al lado, apareció, en bata, golpeó despacio, vos estabas en camisón.
   Te dijo: —Portamos la ropa correcta, para dar una vuelta en cama.
   La mina piensa y…me dieron celos, somos amantes desde el secundario y quisimos seguir así, aunque otras circunstancias, se nos cruzaran en la vida, siempre estuviste sola, no quiero dejarte sin él.
   —Sé que soy generosa, respeté los deseos ajenos, postergando los propios. Ahora no quiero, te casaste, felicitaciones, pero nosotros seguiremos siendo amantes. No le preguntes, una de sus virtudes es no herir, sabe de tu fragilidad.
   ¿Cómo se atreve a contar todo junto?, me lo banco porque es mi hermana, ni siquiera considero que me hayan traicionado. Los actos de amor no son crímenes, nadie murió, nadie mató. Todos quisimos. Nos casamos porque llovía y justo pasamos por una iglesia.
   Están hablando las hermanitas, la mayor seguirá siendo mi amante, de todos los días, un espacio nuestro, yo le enseñé, ella me enseñó. No sé quién, pero ni necesidad tenemos de decirnos que es para siempre. La más chica estaba sola, tocando la guitarra y su tristeza, atravesaba la pared de mi bulín.
   Cuando escuché los primeros acordes, golpeé despacio, ella estaba en camisón y yo en bata. Se produjo el principio.

lunes, 12 de noviembre de 2018

TAN AGRADABLE



   Clemencia puso un cartelito impreso: “SE ALQUILA”.
   Llegó un matrimonio de ancianos, con la plata en mano, alquilaron.
   —¿Uds tienen muchos años de casados?
   El viejito la miró con extrañeza. —Somos hermanos, los únicos que estamos vivos, los más viejos de diez hermanos.
   Les mostró la mínima vivienda, pero los hermanos eran tan pequeños, que la casita parecía grande.
   —Tenemos pocos muebles, una cama, una mesa, dos hamacas vaivén y cuatro sillas. Con el tiempo nos achicamos, con mi hermano fuimos altos, pero ahora medimos un metro cincuenta. Nuestros nietos nos regalaron el mobiliario en miniatura, que de chicos tenían para jugar. Podemos movernos con libertad, nada nos pesa. Es importante ser libre a los…
   —Ya le vas a decir nuestra edad a la Señora.
   Clemencia sintió curiosidad.
   —Por educación le digo que yo tengo 98 y él 99, soy menor, él dice que es lo mismo, pero no es igual, lo dice de envidioso. Más quisiera él tener 98.
   Ella ya se retiraba, pero pensó,: —Si necesitan algo, me tocan esta campanita.
   Los viejitos sonreían complacidos. —Es Ud muy amable, Señora Clemencia, pero nosotros casi no comemos, una sopita, un huevo duro…pavadas, vaya tranquila, no la molestaremos.
   Y fue cierto, a los tres meses fallecieron los dos juntos…hasta tocaron la campanita en el último suspiro, para anoticiar a Clemencia. Ella quedó triste, sostenían charlas del tiempo de antes, que la dejaban más feliz que mirar su teleteatro. Volvió a poner el cartel de “SE ALQUILA”.
   El mismo día apareció una chica sola y a punto de parir, mientras firmaban el contrato, tuvo las primeras contracciones. Soledad sintió dolores, por suerte Clemencia había sido Partera de toda la vida y la atendió con tranquilidad de oficio. Soledad se recostó en una camilla antigua. Tres pujos y salió un niño menudo, otro pujo y salió una niña y cuando Clemencia pensó que ya estaba todo, asomó el último, gordo y cabezón.
   La casita se extendió a la de Clemencia, que todavía guardaba cunitas del Hospital que las dio de baja y Soledad las pintó y les tejió frazaditas al crochet. La casa y la casita se llenaron de alegría. Clemencia, muy creyente, pensó que Dios le había regalado una familia.
   Quedó sentada mirando el capítulo final de su teleteatro. Llegó a las últimas escenas dormida, soñó con los hermanos ancianos, la aparición de Soledad y su prolífico parto.
   El cartel de “SE ALQUILA” estuvo a cargo de Clemencia, confeccionado por propia voluntad, para traerle “merde” a las actuaciones.
   Cuando finalizó el teleteatro, se festejó en vivo, el personaje de Clemencia lamentó no ser ella, Soledad lloró frente a cámaras por su esterilidad que le hubiera impedido tener tres hijos al hilo. Los Ancianos se quedaron en “La Casa Del Teatro”, donde vivían.
   —Fue nuestro último trabajo, hermana.
   No los llevaron al Canal, porque temieron que tan emotiva despedida les paralizara el corazón.
   Los muchachos que realizaron la Escenografía, la desarmaron con tristeza, el más viejo se llevó el cartel de “SE ALQUILA”, de recuerdo.

domingo, 11 de noviembre de 2018

EN ALPARGATAS



   Iba con mis Abuelas de vacaciones y no me dejaban jugar con los hijos de los peones. Decían que tenían feas costumbres, sucias costumbres.
   A los doce seguí escribiendo historias del campo, con lenguaje citadino.
   —Nos gusta que vengas seguido,  el ojo del amo engorda el ganado.
   Me parecieron palabras esclavistas y los reuní a todos, les autoricé la casita vieja, para terminar el hacinamiento y la ganancia de cuatro parcelas, para cultivo y pastoreo de media docena de ganado vacuno.
   En medio de tanto silencio y amaneceres de pájaros y mugidos, tenía espacios en la cabeza, que promovían ideas para mis cuentos. Cumplí mis estudios de Letras a Distancia y viajaba a Buenos Aires para los finales.
   Mis Abuelas ancianas percibían ciertos cambios que los atribuían a la habilidad de su nieta. Algunos días me reunía con los peones, sus mujeres y niños. Comíamos juntos. Daba placer escuchar bombo y guitarras, las risas de los chicos.
   —Nena, estuvimos pensando que pasaras más días en Buenos Aires, sino te vas a quedar para vestir santos o peor, casada con un peón, te suponemos sensata. Tus dos libritos se vendieron bien.
   Pensé en el asco de Bs As y en los amigos de allá, cuyo único objetivo, era el dinero. Yo no tenía buena comunicación, ni ellos conmigo, antes de pasar una tarde en un Country, prefería tomar mate bajo el ombú, el perfume de los aromos y las mujeres sencillas, intoxicadas de eses, pero con historias de vida que usaba en mis cuentos. Después les leía algunos, donde aparecía la historia de una.
   —Qué lindo que sale ahí, donde lo escribiste, es lo que te conté pero con palabras más lujosas.
   Y otra decía: —A mí me gusta cuando usás mi nombre, pero me da vergüencita, ¿vistes?
   Eché raíces en ese lugar, aprendí a cambiar ruedas de tractor, gracias a Cayetano que me enseñó. A mí me sudaba la cara y él sacaba un trapo de por ahí y me secaba la frente. A la siesta, como decía Cayetano, íbamos al tanque australiano, quedaba lejos y nos metíamos con ropa y todo.
   Mis Abuelas no vinieron más. —Mirá, Nena, estamos muy ancianas para tanta zarandaja, alguna vez venite vos.
   Caminando entre girasoles, un día nublado iba con Caye, (le decía así para abreviar su nombre), se largó a llover, perdí una alpargata y el resbalón me hizo caer encima de Caye, fue la primera vez que le vi los ojos, siempre andaba con una boina enjaretada. Me quise morir, eran iguales al mar tranquilo, se vio que no me quería ayudar a salir de encima de él, me apretaba fuerte y el pecado original se hizo presente.
   Cuando mi panza no se pudo disimular, se produjo la boda, los dos quisimos que fuera diferente a todas. Vino el Cura del Pueblo, nos vestimos de blanco. Hicimos la plancha en el tanque australiano, cubierto de pétalos de rosa. El Cura decía: —Nunca asistí a una boda acuática. Después de esta herejía, si me permiten, soy un ser humano con calor.
   Y se tiró al agua con sotana y todo.

sábado, 10 de noviembre de 2018

BROTES



   Voy a preguntar por el tapial al ermitaño.
   —Señor Oliverio, no quiero interrumpir sus pensamientos.
   Es mi vecina, la que le reza a las flores y se le secan, las saluda cada vez que pasa, les da besitos, las acaricia, las baña con jabón de bebé, las enjuaga con agua tibia.
   —Necesito consultarlo, mis flores están tan mustias, que algunas agonizan, sufro yo y sufren ellas, les doy todo el amor que tengo. ¿Será poco? Usted que fue tan sabio y prudente en su profesión de Psicoanalista, ¿cuál es su opinión acerca de estas bellezas, casi mis hijas?
   Esta mujer tiene perfiles psicóticos, produce un efecto paradojal en su jardín, morirán todas la flores juntas y ese día llorará como una loca, fuerte y tupido, mis pensamientos acusarán esa tristeza, se pondrán agrios y no podré comer más mi único alimento…viviré mis días hambreado y no tendré fuerzas para atender a mi único amigo, de los miércoles a las cinco de la tarde.
   —Mi querida, debe dejar que ellas hagan su vida, quizás desean encontrarse consigo mismas, trate de recordar a sus padres y esa sobreprotección que ejercieron sobre Ud, tal vez le impidieron tener novios, para que estudiara y se recibiera de lo que ellos quisieron y no pudieron. Los Padres degluten a sus Hijos, si uno no se las toma de su casa.
   Esta mujer, ¿podrá procesar mis sugerencias? Recuerdo haber tenido dos o tres pacientes con relaciones florísticas mortales. Una en especial se colgó de una viga y pétalos mustios le salían de la boca.
   No debo pensar más porque vuelvo a la situación que produjo mi huida, la confusión de pensamientos. Se me perdían en el aire y logré que desaparecieran. Por eso me encerré en esta casa y planté pensamientos para recuperar los míos. El agua de lluvia y la tierra sin fertilizantes, produjo cantidades tan importantes, que comencé a comer pensamientos.
   —¿Me escucha, mi querida? De hablar con Ud se me han despertado deseos que creía ausentes. La invito a una visita, por favor use el tapial, yo vivo desnudo, Ud venga igual, pero con brotes de flores sobrevivientes. Puede que ellas comprendan lo que haremos y le vuelvan a prender. Eso sí, no me deje brotes de malvón, ni de estrelicias, comerlas me caen muy mal.  

viernes, 9 de noviembre de 2018

TANTO JODER!



   —Dame un abrazo, Quintina, más fuerte, gracias Quinti. Hice todo tu itinerario, vi y viví maravillas. A las cosas terribles les di vuelta la cara.
   Me dan ganas de decirle que ella siempre fue así, pero tengo deudas del corazón, sería bueno palmearle la espalda y pellizcarle los cachetes.
   —Choli, sabés que estoy sola, al Padre de mis Hijos lo mataron en Angola, a los chicos también. No llores que yo lloré por vos. Casi me vuelvo loca, elegí un camino entreverado, difícil, pero el dolor se transformó en odio. ¿Te acordás que no pensaba volver a esta patria pisoteada? Cambié y no sabés cuánto.
   Ahora me va a decir que votó y me voy a cagar de risa.
   —Después de enterarme por amigos, conexiones y fotos y videos, material del bueno, supe del Bizco y la Estúpida, el desfalco a todo un País. Llegué para las elecciones, voté a Marqui, como toda persona de bien, sin esperanzas, para oponer. Resultó que el Príncipe Idiota nos hace pagar la deuda que dejó la Perra, a todos nosotros. Las barbaridades que ya sabés, Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, dan vergüenza ajena, tristeza y no existen, perversión y bueno, detalles tan gritados y sabidos, que no hablaré.
   Me mira con ojos de vaca muerta, pero sabe, sabe todo. No es capaz de echar una buena puteada a tanta putada. Tiene miedo de mí. Qué lo parió, si hay miles de cosas para tener miedo.
   —Choli, necesito un favor enorme, te fue muy bien económicamente, no necesitás explicar que fue genuino. Quiero alquilar los dos pisitos que tenés frente a Tribunales, el que está paralelo al Congreso y ese alto que da a la Rosada.
   Esta Quintina se piró, tiene cojones la guacha. No le puedo decir que no, pero sí preguntarle para qué los necesita.
   —Tenés suerte, Quinti, están desocupados, a la gente no le interesan esos lugares aledaños a la inmundicia. ¿Para qué son?
   Yo le cuento, ella pasó por todo y jamás abrió la boca. Choli es una mina de ley.
   —Vivo con cinco tipos con ideología, entrenados en Turquía como francotiradores, hay elementos con alto poder de detección. Yo sé tirar, aprendí en Inglaterra, entonces somos seis. Los días elegidos coinciden con tu cumpleaños. Son regalos por todo lo que pasaste en los 70 y porque ya no hay más caminos.
   Me imagino el final de su discurso, siempre tomó por el lado más bestia de la vida. Soy la más indicada para…¿pero para qué…?
   Fue Lunes, Martes y la semana siguiente, agujeros en la nuca a los más corruptos de segunda línea, a los de tercera línea, testaferros, apropiadores de tierras vendidas a los gringos. Los de primera, Quintina es muy ordenada, a la Estúpida Perra Ladrona, ¡Justo el día de mi cumple! Y sin querer una bala rebotó al Príncipe Idiota. La violencia engendra violencia. El año que viene, la violencia engendrada, va a parir sola.
   Quintina y sus muchachos se trasladarán a Medio Oriente, o donde sean necesarios.  

jueves, 8 de noviembre de 2018

SI SUPIERA



   La nostalgia me abruma y perdí la conciencia de mi ancianidad. Una relación de tres años, intensa, sin coincidencias de intereses, excepto los furtivos encuentros de cuerpos sin reparos.
   Despedidas que me dejaban incógnitas y estómago de mariposas salvajes. La perversión crecía y mis deseos se expandían, los suyos permanecían para luego tornarse exiguos.
   Abandonó su casa paterna y alquiló un monoambiente. No tenía cuadros ni tapices ni sillones. Adentro reinaban elementos gimnásticos, que daban frío, todo daba a un patio con macetas enormes en filas perfectas, trazadas con escuadra. Verde sin amor y ninguna flor.
   Preparó un licuado con vegetales y leche de soja. Delante de su mini casa fueron a vivir unas chicas, que lo usaban para computear sus apuntes de la Facultad.
   —Me tienen harto, es todos los días, no les digo nada porque hay dos tan lindas.
  Me pegó una estocada en el corazón. Pasó tiempo y me dediqué a sufrir, es lo que mejor hago.
   Empezó en un gimnasio, donde trabajaba compulsivo. Apareció una señora que le enseñó elementos de Yoga al empezar sus ejercicios y a cerrarlos al terminar. Yo no sabía nada, me enteré por terceros. Visitaba a la señora, que le abría la puerta todos los días. A mí, me la cerró para siempre.
   Pasó hace tanto tiempo y no puedo olvidar. Quedaron heridas expuestas. Jamás volvimos a vernos. No sé dónde vive, si se casó y tuvo hijos, si vive aquí o en Alemania. Si está vivo o se murió. Todas estas intrigas no mitigan aquello que nunca fue. Si supiera, olvidaría para siempre aquel dolor tan antiguo, que todavía late ciego.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

LUCER



   Quise ver el afuera del jardín pero no pude. Hacía más de un año que los vidrios no recibían limpieza, parecían esmerilados con la impronta de las lluvias y sus gotas que eligieron instalarse unas sobre otras.
   Mis días transcurrían escribiendo o leyendo.
   Cuando miré la primavera todas las flores y los árboles se adivinaban. Los tules del abandono me despegaron del escritorio, mi madre se jactaba de no limpiar los vidrios hasta que no se pudiera mirar a través de ellos. Es genético pensé, fui a buscar el aerosol y lenta, pero segura, procedí hasta llegar a la transparencia absoluta. Seguí con otras ventanas de la casa, como un auto a 120 km por hora, quité las telas de araña, cambié sábanas, limpié el baño, la cocina y pasé la aspiradora. Ordené todo como loca fóbica. Me quedé sin nafta, el auto se detuvo, abrí la ducha y permanecí hasta que el agua no quiso saber más nada con salir caliente. El auto quedó knock out, me desplomé en la cama, envuelta en tohallas. Dormí el sueño de los ángeles. Cuando desperté, con el auto lleno de nafta, enfilé al escritorio, que generoso me murmuraba un cuento.
   Se trata de alguien que mira a su alrededor y no reconoce el orden. Pregunta quien fue el cerdo que asesinó las telas de araña, buenas tejedoras y dejó pasar toda la luz, olvidando la penumbra que da luz al pensamiento. Quise escribir, pero no pude.

martes, 6 de noviembre de 2018

ENCUENTROS BIOLÓGICOS



   Lo trajo su Papá, cara de bueno, los saludos pertinentes y después él, con la misma cara de ángel, alto, casi como yo, su Abuela biológica. Hace tres años que nos conocemos, cumple quince el 9 de enero. Nos presentaron y vi la imagen de mi Padre, de mi Hijo, de mi Marido. Fue un viaje de rostros mezclados, hasta que aterricé en Ángel, parecido a sí mismo y un nombre levitado.
   Dejó caer su mochila con diez remeras que no usará, tres vaqueros que tampoco y zapatillas para recorrer el mundo en tres días. Escuchar su voz grave, suave y mansa.
   Siempre dolió no conocer su primera infancia, pero lo diluye su lenguaje adulto e ingenuo. Le conté que su Padre biológico, llegaba a la una, se le rompió el auto, vino en micro lechero, de ruedas gastadas y ruta con pozos, de pronto sale su voz: —Sí, no te preocupes si llega tarde, él ya me avisó lo del auto, lo del micro.
   Recién caí que ellos se comunican gracias a la tecnología y Ángel sabe más de mi hijo en tres años, que yo en treinta y cuatro.
   Su Padre llegó con dos horas de retardo y él continuó su relación en el celular, hasta que se puso de pie, sin que nadie hubiera escuchado nada, abrió la puerta y juntaron pie con pie, saludo yanqui y abrazo. Pasé a ser una espectadora de ese encuentro, que se prolongaba entre ellos. A veces necesito escuchar murmullos, risas y relatos, que me son vedados. Había que ponerse al día, faltaron tantos años.
   Me emociona cuando los veo cruzar la plaza, casi de mi misma altura, con las manos en los bolsillos, los pies hacia afuera y de vez en cuando palmadas en la espalda. Exactos y haciendo planes para viajar a…ahí se cortó la señal y me quedé sin saber. Estaban juntos, los detalles no importan.