viernes, 30 de junio de 2023

LA PUNTERITA

 

  ─Mami, quiero jugar al ruby, necesito que me compren una pelota de cuero cosida como la del abuelo. Está en el sótano, yo la vi, la lustré y se notaba que el cuero estaba viejo, se rajó.

   ─Muchachito es un juego muy brusco y si no preguntale a papi. ¿Viste cómo quedó?, tiene un brazo partido para siempre y contusiones que él lleva de recuerdo, con orgullo y silencio. Además no se dice ruby, se dice rugby.

   Ella iba a verlos jugar con ropa canchera pero lo que más le interesaba era el tercer tiempo.

   Ahí fue su desgracia, papi conoció a su futura mujer.

   ─¿Por qué no jugás al basket?

   ─Me pudren, Jorge, Luis, Humberto. Siempre les gano por ser el más alto. Y ellos planean venganzas tontas que prefiero ni hablar. Mis amigos diferentes a los tontos, me están enseñando todas las jugadas de rugby, como decís vos. Laffitte que es el más experimentado, me regaló el equipo de su finado hermano, menos la pelota. Ahora sé que cuando formamos un círculo conviene ocupar la parte baja. Willy pensaba que ese lugar era el más benigno. Como es un deporte de evasión y contactos físicos había peligros implícitos. Al referí no se le daba bola en general.

   Mi primer partido dio miedo éramos quince jugadores por equipo. Duraba ochenta minutos, divididos en dos partes de cuarenta con un descanso de quince minutos.

   Un torpe que no me enteré nunca quién fue se me cayó la máscara y metió su talón en mi nariz. Dejé de jugar en tercer tiempo, me esperaba mi amiga de al lado. Puso una bolsa de hielo y dejó un ojo libre para que la pudiera ver. Tenía una trenza espesa que le llegaba hasta el culo. Resultó postiza y cuando bailamos me quedé con la trenza en la mano. Ella era una regia que nada le daba vergüenza, se la regaló a mi vieja, que estaba presente.

   Se sonrieron por primera vez. Después se odiaron, nunca supe la razón ni me importó. Después de la experiencia con el rugby comencé a odiar los juegos de todo tipo con pelotitas. Pelotas grandes, pelotas medianas, pelotas chicas. Tenía preferencia por jugar a las bolitas. Eso fue juego de niños, de púberes y en mi caso de adolescente.

   En mi último cumpleaños mi madre me regaló una caja que contenía aquella trenza de mi vecina. Con ella me casé, no con mi madre, con mi vecina. En el séptimo año, la comezón clásica produjo nuestro divorcio.

   Me sentí libre y oxigenado, tenía cuarenta años y seguía jugando a las bolitas en soledad.

   Tuve vergüenza de mí mismo, pero llevo a punterita en el bolsillo. Cierta vez llevé mi campera a la tintorería.

   Busqué en todos los bolsillos y no estaba, hasta lloré su pérdida. Cuando fui a buscar la campera, el chino, dueño del negocio, dijo:

   ─Usted, joven, olvidó algo dentro de su bolsillo.

   Era la punterita, casi lo abrazo al chino, pero me contuve…         

jueves, 29 de junio de 2023

FUERA DE FOCO

   Los primeros autos que pasan, me despiertan el odio que acumulé durante la noche, mi yo humano antes se difuminaba, apenas se notaba, ahora se me agarra. Desayuno con el odio, no me baño porque el odio que me tengo, quiere que ande sucia. Llamo al ascensor, con un canasto de ropa sucia, la gente que sube y baja, si abren y estoy yo, prefieren las escaleras. Mi odio los remite a sus propios odios.

   No lavo la ropa, la tiendo para que tome sol, a mí también, a veces me da odio mi propio olor. Tengo atenuantes, odié a mi Madre, a mi Padre y a mi hermano. Nunca les hablé del odio que me producían. Estudiaba tanto para no verlos, siempre obtuve las calificaciones más altas, en casa lo festejaban y a mí sus sonrisas satisfechas de algo ajeno, me daba odio.

   Cuando me indispuse por primera vez, fue tanto el odio que los paños inundados, atravesaban hasta mis uniformes y yo, como la mejor, cuando alguien me avisaba, la miraba con odio color sangre.

   El chico más lindo del Colegio se enamoró de mí. El odio que me daba todo, a él le parecía revolucionario. En el Baile de Graduación, por ser los mejores alumnos, salimos a bailar al centro del salón. Le di un beso espeluznante en esa boca perfecta, lo dejé con labio leporino y un diente de menos. Él me siguió queriendo, era incondicional, es la cosa que más odio.

   Después nos casaríamos y el día de la boda me miró con orgullo, cuando me preguntaron si quería y todas esas boludeces, dije: “No”. Salí del recinto con odio, los Padrinos me corrieron, gritando que lo pensara, que él era un buen chico y que me amaba... A la Madrina le arranqué el vestido y al Padrino le desgarré el traje. Odio que me hagan dar más odio, con palabras vulgares.

   Subí al auto de mi negado novio y partí con un odio expandido, tomé todas las calles de contramano, a unos chicos que jugaban en la calle, me gustó pasarles por encima y dejarlos chatitos en el asfalto. 

miércoles, 28 de junio de 2023

SEGUIR AL REBAÑO

 

   Los chicos jóvenes, vivían en un pueblo chico y aburrido. Ellos tenían el vicio de jugar a situaciones peligrosas y provocar desenlaces confusos, que les llegaran a caer lágrimas de tanta risa.

   Formaron pareja, sin casorio, para disgusto de las dos familias, acostumbradas a los disloques de los chicos.

   No les hablaron por un año, ellos no se preocuparon, un año sin cumpleaños, fiestas y comer asado los domingos, les parecieron buenas vacaciones.

   La casa era chica, pintada de blanco, malvones rojos, como las ciento y pico de casas del pueblito, nada diferente. Vera y Agustín necesitaban pasar desapercibidos, Vera usaba ropa de señora joven, pollera gris, saco azul, zapatos de taco carretel. Agustín chomba blanca, pantalones tostados, cinturón marrón. Ella rodete bajo, él casi a la gomina. Verlos juntos daba sueño.

   Iban a misa todos los domingos para parecerse al resto. Eran ateos y hablaban poco y nada con algún vecino. Sonreían complacientes a todo el que se le cruzara. No existía otra gente de la edad de Vera y Agustín. El pueblo no superaba los cincuenta años, largos. Vivían de una tía octogenaria, que les depositaba todos los meses, cifras interesantes, nada que llamara la atención, ni del Banco.

   Cuando llegaban a la casa, quitaban sus ropas caretas y andaban desnudos, Agustín decía:

   —Vestidos con nuestra propia piel.

   En invierno, con mucha calefacción y en verano una pileta mediana y aire acondicionado full time. Las medianeras altas, con cañas de puntas recortadas, para ocultar las plantas de cannabis, fundamentales en sus vidas.

   —Total, en este pueblucho no conocen ni el olor.

   Una noche de temperatura baja, propuso Agustín:

   —Che, Vera, te juego a que des una vuelta manzana, así como estás.

   Vera lo miró sin entender:

   —¿Vos decís así, en pelotas?

   Agustín le contestó que la esperaba en la pileta climatizada.

   Vera caminó, mirando casas, todas con luces cenitales, una mesa al medio y el televisor prendido. Dio otra vuelta y volvió corriendo, se metió en la pile.

   —¿Y? ─preguntó Agustín.

   —Y nada, loco. No me vio nadie, me cagué de frío.

   Hacia el verano comenzaron los dos a salir desnudos a la calle, la gente los saludaba con bonhomía:

   —Ay, chicos, qué envidia, todos deberíamos andar así.

   Vera la entusiasmó:

   —Haga lo mismo, Doña, piense dónde vivimos, un pueblo que ni nombre tiene, no hay policía, no hay diarios…

   La Doña imitó a los chicos, se fueron pasando la voz y el pueblucho entero, andaba desnudo como si tal. Haciendo algún mandadito, o yendo al Banco. Fue una costumbre, aceptada hasta por el cura, que le sacó ese trapito que le ponen a INRI. No quería que a los parroquianos les pareciera que andaban pecando y suspendieran su concurrencia.

   Parece que alguien anduvo corriendo la voz y se enteró el Gobernador. Le mando un comunicado al Banco, no había Municipio ni Correo. Rezaba así: “Se comunica al pueblucho que no tiene nombre, que hemos resuelto que de ahora en más, se llame: Pelotas”.

   Agustín y Vera se pusieron contentos. Fueron nombrados Agustín Intendente y Vera Secretaria Privada.

   Invitaron a sus padres para la asunción mandataria, también asistió la tía octogenaria de su rentas. Los padres vivían en Montevideo, cruzaron a Brasil, se adentraron en el estado de Río Grande Do Sul. Estaban tan plenos de alegría, que se presentaron a la asunción de sus hijos, en la Ciudad de Pelotas, en pelotas.

martes, 27 de junio de 2023

YESO

 

   No puedo disfrutar la pileta. Para bañarme contraté una mujer con experiencia. Me cubre el yeso con un nylon negro, usa una esponja vegetal enjabonada y me friega la queresa que dejó esta situación.

   —Ya va a pasar, ya va a pasar.

   Usa palabras de amor para consolarme, aunque yo no tenga consuelo. Extendí mi contrato para que se quede todos los días.

   —Se lo agradezco, porque el dinero no me alcanza.

   Nos hicimos amigas inseparables, hasta me tiene que lavar el culo cuando cago. Me humilla la condena de su trabajo. La compenso mirando Netflix junto a ella. Películas repetidas que no me hacen gracia alguna. Me explica:

   —Aunque sean repetidas las disfruto, las entiendo. Cuando las vi por primera vez, me costaba saber de qué trataban.

   Los días se fueron escurriendo como nada. Antes de partir me dio un abrazo. Se emocionó mientras yo repartía lágrimas por doquier. Le pagué generosamente.

   —Si todos fueran como usted, a esta altura sería rica.

   Cuando quedé sola descubrí que había robado mis ahorros y mi perro. Sus acciones me molestaron más que el yeso. Era una buena mujer, necesitada. Ella creía en Dios, yo no. Si existía, por acá no había pasado.

   —Ya va a pasar, ya va a pasar ─decía la mujer─ cualquiera se puede olvidar, pídale que le ayude aunque no crea. Es un buen tipo y tiene oído.

   Ella vive sola.

   —Por fin tengo un perro que me ladre, Soy casi feliz, Señora, y usted sabe bien que la felicidad no existe y menos, enyesada.

lunes, 26 de junio de 2023

EL NOCTURNO

   Esas preguntas que nos hace la vida:

   —¿Hoy lloverá o no lloverá? Él, ¿vendrá o no vendrá?, ¿Me visto de verano o de invierno?¿Vamos en auto o a pie? ¿Compro bananas o cacahuates?

   Son interrogantes tan profundos como una copa vacía. Equivalen a nada, nos deja con flotador incorporado para que la realidad, sea una ficción que nos atonte. Ud, el tercero, apague ese celular, esto es una clase que les doy, para que muevan las neuronas, Ud recibe un mensajito. “¿Qué hago con los chicos? ¿Los meto en lo de tu vieja o te los llevo a la Escuela?”

   —Ud lee eso que le ocupa la cabeza y lo saca de la clase. Le voy a hacer una pregunta, no necesita libro, ¿Por qué es importante un ser humano?

   El alumno piensa cinco minutos y levantando los hombros dice que no sabe.

   —¿Sabe por qué responde así? Porque para Ud, como casi todos los de su edad, el ser humano no existe. No quiero entrometerme en lo privado de su vida, permita este ejemplo. Una respuesta eficaz, habría sido apagar el celular. Pero como carece de eficacia. Usted contesta: “A los chicos metelos en una bolsa de residuos, los dejás en Recolección y vos matate” vi lo que escribiste, lo leí y me diste lástima, tirás tus hijos a la basura, a tu mujer la incitás al suicidio. Sos una semilla que viene desarrollando…

   —Bueno ¡Basta Profesora! Me parece que tiene unas telarañas en el mate. Nos subestima, nos ofende, nos acusa ¿Y Ud quién mierda es? A ver cuente, a ver si se toma una copa y se interroga ¿Somos seres humanos? ¿Para Ud somos importantes? No le importamos, se nota.

   La Profesora juntó sus carpetas y mirándonos a todos:

   —Uds son unos negros de mierda, que no merecen que les enseñe un carajo, son pobres porque quieren.

   Las palabras de la xenófoba, fueron apagadas por treinta adolescentes golpeando una Docente que ya ni respiraba. 

domingo, 25 de junio de 2023

TAJOS LEJANOS

 

   —Hace como tres meses que no sé nada.

   Úrsula, la “lleva y trae”. Trajo.

   —Se cirugeó un solo ojo, quería probar con uno para ver si el otro se lo hacía igual. Encontró unos folletos, le gustaron los ojos de Julia Roberts, se lo hizo.

   Ahora el derecho es la réplica de Scarlett Johansson y el izquierdo quedó idéntico al de Julia Roberts. Le torcieron la nariz estilo Maryl Streep. Y la boca fue una historia.

   Una comisura sonríe hacia arriba y la otra se enoja hasta el mentón…

   —¿Y el marido, qué dijo?-preguntó Vane-.

   —Gritaba ¡Tenemos un Picasso en casa! No estoy segura si la largó, o se fue de la City. Ella quedó con la autoestima sin estima y sin auto. El psicólogo dijo que tendría que estar contenta, había pocas o ninguna persona, tan multifacética como ella. Coincidía con su problema de polipolaridad. Que poco a poco soliviantaría sus desfasajes.

   Vane sabía que Almodóvar contrató la cirugeada, como su nueva actriz fetiche. No le contó a Úrsula por chusma y mala. Llamó a su amiga sufriente

   —Hola, habla Vane para felicitarte por lo de Almodóvar.

   La otra agradeció :

   —Tu llamado resultó providencial, Pedro necesita una actriz enana gorda y narigona, de inmediato pensé en vos. Él te manda un pa…hola, hola ¡hola! Cortó.

  Vane maldijo aquella oferta irrespetuosa, se esfumó la culpa de haber hecho el amor con el marido de ella, más veces que ella, durante quince años.

   —Hola Úrsula, te voy a dar una sorpresa, Almodóvar quiere una actriz como vos, vieja, petisa y pelada. Dice que el pasaje te lo pagues vos, tal vez sea mejor que vayas sin tu marido, yo te lo cuido y es un pasaje menos.

   Contestó Úrsula:

   —Desde ya, acepto y me voy tranquila, con la seguridad que cuidarás de Tony.

   Ni bien partió, Vane se hizo presente en lo de Tony y lo cuidó, según las indicaciones de Úrsula.

   Fueron tantos los cuidados que tuvieron un hijo, igualito a…pero esa información no está disponible.

sábado, 24 de junio de 2023

¡QUE VIVA LA LIBERTAD!

   Mami dice que cuando nací pensó que me habían cambiado, no me parecía a nadie. Considera que soy inútil para todo servicio. Tengo nombre, pero para mami soy che. Che estudiá, che alcanzame. Che lavate las manos. Cuando vienen visitas me llama hija esto o hijita lo otro. Delante de sus amigas cuenta que soy inteligente, buena, obediente y estudiosa, una bendición de dios. En privado, se toma la cabeza y dice que soy una maldición de dios. Así comprendí que dios es contradictorio.

   Compró un sillón mullido siesta, para el escritorio de papá. Cuando me quise sentar, ambos me tomaron de las orejas para gritar que ni se me ocurra, con esos vaqueros tan sospechosos como mi higiene personal. En eso les doy un poco la razón. Mami también compró la banqueta más incómoda que encontró, para la Secretaria de papá.

   El otro día entré con sigilo al escritorio, salí de la escuela tres horas antes. La Secretaria estaba tirada en el sillón nuevo, con ambas piernas en alto y papá sobre ella, tal vez probando el sillón. Cuando llegó mami de jugar al bridge, su única ocupación además de la canasta, le conté que papá y su Secretaria dedicaron ese día a probar el sillón nuevo, haciendo cabriolas de toda índole. Agregué que estaban sin ropas, tal vez para cuidar el tapizado.

   No me explico las razones, pero se divorciaron, no sin antes romper toda la vajilla y demás enseres, a saber, el sillón nuevo rasgado con un cuchillo grande, junto con los colchones, el mío inclusive. Mami tenía mucha fuerza, le rompió cuatro costillas a la Secretaria y le partió una pierna, con el atizador de la salamandra. Mami se fue a Europa con su mejor amiga y papá se casó de inmediato con la Secretaria.

   Ninguno quiso quedarse conmigo. 

viernes, 23 de junio de 2023

CONCOMITANTE

   Catorce días tengo que permanecer dentro de mi casa. Mis actividades son dormir, soñar para olvidar, despertar, mirar por la ventana, me cansa la cama, la cambio por un sillón. Luego viene la silla o la silla viene a mí.

   Paso al banquito de cuando era chica. Miro por la ventana, lo estoy esperando. Siempre lo espero, no sé para qué, si no va a volver. Me abandonó, es contradictorio, parecía que me quería. Dormíamos juntos. Nunca me dijo nada, ni yo le pregunté.

   Lo extraño en el desayuno. Cuando sus pupilas eran dos círculos negros, apenas le daba la luz entornaba los ojos y dejaba de mirarme. Tenía ataques de indiferencia que me partían el corazón. Nunca me hablaba, eso me gustaba, aquel silencio lleno de palabras ausentes.

   Su soledad, tan parecida a la mía. En el invierno nos dábamos calor, parecía complacido con sólo un abrazo. Murmuraba en mis oídos, no le entendía, hablaba un idioma raro que yo desconocía. Jugaba a despeinarme y luego se iba. Estábamos en primavera, el tiempo no pasaba nunca. Catorce días que parecían multiplicarse con su ausencia.

   Un día inesperado entró por la ventana, mientras estaba en la cocina, se desperezó y bostezó, se metió entre mis piernas y pidió algo, parecía lamentar que le restara importancia, pero se dio cuenta y saltó a mi espalda, casi me hace caer.

   —¿Puedo saber en dónde estabas?

   Él miró su plato vacío, le entibié leche y le agregué las migajas que me quedaban. Después me fui a dormir, es lo único que hago bien. Él vino a dormir conmigo, ronroneaba, parecía decir que lo perdonara y lo perdoné. Le acaricié la cabeza y le hice cosquillas en la panza.

   Yo lo necesitaba como él me necesitaba. Volvió para quedarse. Era un gato manso y sigiloso, mi única compañía. Por fin estaba conmigo y yo con él. Se llamaba “Gatrucho”, lo bauticé primero “Gato”, comprendí que necesitaba un nombre propio. Gatrucho subió a mi escritorio, tiró al piso la birome y el cuaderno, le di un golpecito y me arañó. Se ofendió pero se quedó.

   Cambió mi vida, ahora camino en cuatro patas, me están creciendo los pelos y tengo uñas largas y filosas, esto sí que es vida. 

jueves, 22 de junio de 2023

SANS HONTE

 

   Fui contratada de acompañante por su sobrino.

   Mi trabajo consistía en contarle cuentos diferentes, todas las noches, antes de dormir. La mujer era adinerada, tenía una mujer para rascarle todo el cuerpo, por su cansancio de movimientos y un tropel de servidores para mantener el lugar y vigilar cualquier movimiento extraño. Ni bien me hicieron pasar, se puso ansiosa por saber de qué cuento se trataba.

   —Los cuentos son sorpresa, si no, no vale la pena leer, mi estilo es poco suntuoso y ecléctico.

   Me pidió que me sentara en una butaca de almohadones almidonados, ella tenía un camisón almidonado y luego de mirar cualquier detalle, tenía almidón. Hasta la que le rascaba, vestía una funda blanca y almidonada.

   —Sé que su nombre es Lola Mora, la escultura preferida de su Señora Madre, según contó su sobrino, le gustaba que la llamaran Lola. Mi nombre es Juana Azurduy, igual prefiero sólo Juana.

   Usaba una cinta negra de terciopelo, con una camelia blanca y el pelo todo junto con dos horquillas, que le daban aspecto de pirámide.

   —Lola, ¿cuántos años tiene usted?

   Se rió con el pecho que subía y bajaba:

   —Los que usted quiera, Juana, la verdad, que ya me olvidé.

   Esta mujer tan distinguida, alejó a todos los hombres, por su voz de mandato imperial y sus pedidos absurdos, como el que contó su sobrino:  "Un día tocó la aldaba  a su casa Monsieur No Sé, un maniquí vivant, con todo el savoir faire mundano. Luego de presentarse, le ofreció qué podría otorgarle, que no fuera un lugar común y Lola le contestó:

   —¿Puede usted quitarse la ropa de la cintura hacia abajo?, no tema, no le haré nada, es sólo para ver qué cosa tienen entre las piernas los hombres, que a las mujeres las vuelven locas y a otras desilusión.

   El francés comenzó de inmediato a quitarse la ropa, con mucho respeto y sigilo. Lola quedó prendada de la camisa que caía de sus hombros, con olor a déjà vu y el exquisito fular, que le rozaba la frente cada vez, intentando mirar lo que no podía con sus lentes, usó el monóculo de cristal, que siempre colgaba del cuello, le pidió al Señor No Sé, sin mostrar ningún rubor, que levantara su camisa y se corriera el fular, y dijo Lola:

   —Qué maravilla esas circunferencias de un color tanto más claro, que esa especie de picaporte que cuelga.

   Cuando Lola lo rozó con un dedo, se levantó como exigiendo algo más. Todos estábamos de espaldas y no queríamos ofender a Monsieur No Sé.

   —Por favor, Juana, alcánceme el alicate, quiero tener un recuerdo.

   Nadie imaginó que Lola cortara tres milímetros del prepucio.

   —Por favor, Juana, alcánceme un frasquito de formol, que tengo en mi mesa redonda. Será un recuerdo hasta mi muerte.

   Monsieur No Sé, quedó pasmado y no pudo bajar aquél picaporte sangrante, que tuve el honor de vendar con gasas blancas almidonadas. Se fue sin saludar a nadie, apenas podía caminar.

   —Mirá, el franchute cobarde por un apenas de menos. Bueno, al menos se fue mi intriga, la diferencia entre un hombre y una mujer, es que ellos tienen un pedacito más. 

   La anécdota corrió por toda la alta sociedad. Ningún hombre, ni el Jardinero, dirigió la palabra a Lola, mucho menos para pedir su mano.”

   —La Señorita se ha quedado dormida, tiene los ojos cerrados.

   —Pero estoy despierta y bien despierta.

   —Le pagaré más que a mi sobrino, su cuento fue una obra de culto, por favor, venga mañana, si le es posible más temprano. Traiga otro de sus cuentos, plenos de malas palabras, le será fácil, lo que más tiene este mundo, además de las guerras y hambrunas, son las malas palabras.

miércoles, 21 de junio de 2023

Y CÓMO DECIRTE

   ─No te hagas problema, llevo un bolso con poca ropa.

   ─Yo te espié mientras vaciabas tus petates.

   Íbamos por tres días y ella se trajo todo el ropero. Doscientas bombachas, cuatro pares de zapatillas, diez bikinis, seis enterizas, cuatro camperones, dos pares de borcegos, siete ojotas y un tapado de piel.

   Cuando llegamos a la playa se metió en el mar. Llevó una de sus bikinis plateadas. Cuando salió volvió con otra malla dorada. Iba y volvía con mallas diferentes. Al final me cansó.

   Se hizo la que se ahogaba para que aquel Bañero (estaba buenísimo), la rescatara. La transportó en sus brazos a la playa, la atendió en primeros auxilios. Primero fue respiración boca a boca, le vino bien para pasarle la lengua, como no reaccionaba hizo fuerza con sus manos sobre las tetas, salió todo el agua del mar que le mojó la cara al Bañero.

   Cuando se puso de pie abrazó al Bañero. Para agradecerle lo invitó a comer esa noche. Él aceptó y pensó ¿qué apuro tiene?

   Ella lo hizo pasar, tenía la mesa preparada:

   ─Pasá, sentate, vas a ver qué rico cocino.

   Sobre la mesa había papas fritas envasadas, maníes, aceitunas y una banana de postre. Llegó el Marido:

   ─Soy el nuevo cornudo.

   ─Si vos lo decís, no entendés que me gustan los cambios, a veces por un día otras por un rato. Tengo muchos, me sobran.

   ─¿Así que soy mil veces cornudo?

   ─Te quedás corto y por favor, andate, dejame un rato hasta que termine con el Bañero. ¡Le tengo unas ganas!

   Y su Marido volvió, fue la primera vez que no la encontró histérica. Estaba de un humor excelente. 

martes, 20 de junio de 2023

SEIS MILLONES

 

   Mi nombre es Nitán, no me gusta trabajar, ni tanto, ni tan mal pago.

   Encontré a mis amigos de la cola del Banco Nación, mientras esperamos que abran, tomamos mate, hablamos, nos reímos. La cola se hace contra la pared, una o dos veces al mes. Llega a tener seis cuadras de víctimas, esperando que las puertas abran. Se parece a un campo de concentración. Hoy fue distinto, hicimos silencio, había una tristeza atmosférica que provenía de nosotros. La entrada era a las diez de la mañana, había un apretado grupo de seguridad que nos obligó a pasar de uno en uno.                                

   A todos nos pusieron un sello en la frente.

   Cuando tocaban nuestros turnos, dimos vuelta a las mamparas. Detrás no había nada, las cajas no existían, el espacio era toda la superficie del banco. Nos apiñaron y en el techo había duchas con un fuerte olor a Mortimer.

   Esto es Auschwitz, pensé, apagaron las duchas y fuimos trasladados a los vagones de piedra Fortabat. Vimos las casas largas y angostas, hechas con madera de cajón de manzanas.

   Un personal extraño nos hizo pasar, a reductos invivibles, había bebederos de vacas, allí irían todas nuestras deposiciones.

  Dormí en la silla del Banco, una señora me despertó, venía mi número. Entré, cobré y me odié ¿Cómo voy a soñar con Auschwitz? ¿Por los relatos inconclusos de mi abuelo, que registró mi cabeza? Crucé al café y desde allí comprobé, la cola daba vueltas a seis manzanas. No es, pero se parece, giré mi cabeza hacia otro lado.

lunes, 19 de junio de 2023

INFORME PRIVADO

 

   No quiero que se den cuenta que estoy enferma. Mi Madre no podría entender cómo una chica saludable y deportista, se podía encontrar tan mal. Los primeros días tuve fuerzas para disimular.

   Me visitaban con miradas compungidas y hablaban entre ellos de mí, en voz baja para que no los escuchara. No se dan cuenta que estoy enferma, pero vienen igual. Por las dudas y por las deudas que tenía mi Madre con ellos. Tanto gasto, se quedaba sin plata tres días después de cobrar la jubilación.

   —Estos días le está bajando la fiebre, pronto va a poder entrenar y entrar en las finales de tenis, seremos ricos y les podré devolver.

   —La fiebre le baja, pero tiene ojeras y apenas camina, no tiene fuerzas. Le voy a regalar un libro que terminé de leer, se llama: “Cómo vivir enfermo” y te da ideas de para soportar estas contingencias.

   —Mamá, no quiero que venga más nadie y menos la Tía que más odio, con su libro pura verdura. Al Médico rajalo, lo mío no tiene solución y no me llore que me hace mal, porque a vos te hace mal. Mirá tele, salí a pasear, tejé un gorro, que me da frío en la cabeza.

   ¿La muerte empezará por la cabeza? ¿y vendrá por el resto después? Soy tan estúpida que termino pensando que hay un después.

   —¡Mamá!, no te vayas, no me dejes. Durmamos juntas, así me das calorcito.

   Por la mañana estaba fría, no respiraba. Su Madre lloraba, lloraba y no paraba de llorar.

domingo, 18 de junio de 2023

OLVIDATE

 

   Lo de la escuela pública fue idea de tu abuela, ahora, esto de invitar a tu cumpleaños a la hija de la portera y a los chicos de esa escuela, no corresponde. Por eso quería que fueras a “Jesús de las piedras”, ni tu padre me escuchó. Tenés que socializar con chicos educados, hijos de profesionales, gente bien vestida y bien hablada. Hija, tenés que entender que tienen olor a milanesa, muchos no usan desodorante. No puedo permitirlo.

   La niña lloraba tanto que la vieja la mandó a su cuarto y le cerró la puerta. La niña echó llave por dentro. Total, para qué le festejan su cumpleaños con hijos de amigos de los grandes. Casi todas chicas tontas, que encima  regalan cosas aburridas como una camiseta blanca y un suéter que pica. Jugar a las estatuas y al gallito ciego.

   A mí me hacen feliz los chicos y las chicas de la escuela. Sobre todo los chicos audaces que caminan la cornisa, le ponen dulce de leche al mástil. Además me invitan, las chicas no, porque son sedentarias. Los varones me enseñaron a trepar árboles más altos que la escuela. El otro día llevaron un Marlboro al patio y me invitaron a fumar con ellos. Las chicas se reían, secreteaban, pura envidia.

   A mí los varones me gustan hasta para besarlos que, desde ya, es un asco.

sábado, 17 de junio de 2023

ZOOCIALIZAR

 

   Nicanor Hurtado llegaba tarde o temprano a todos lados, laburo, viajes, invitaciones, teatro, cine y luego las cosas de la intimidad.

   Le eran desafortunados sus desaciertos horarios. Llegar temprano al trabajo, tarde a un viaje en avión, temprano a la invitación de su jefe, solo, sin los otros invitados ¿De qué iban a hablar? Nicanor Hurtado terminó siendo alguien incómodo para todos.

   Su casa era el mundo, hablaba con las plantas, con los gatos, los pájaros y hasta objetos inanimados:

   —Vos, azucarera, me tenés podrido ¿Por qué ponés dura el azúcar?

   O:

    —Cacerola grande ¿Dónde te escondiste? Te encontré adentro del horno y con comida de ayer ¡Sucia!

   No tenía que llegar tarde o temprano a lugar alguno, ahora tenía su propio reloj: él mismo. Contaba hormigas que iban y venían, admiraba su laborioso trabajo de llevar y traer hojitas en la cabeza, a veces cambiaban de ruta.

   Juntaba caracoles y preparaba mermelada de caracol. Lo fueron a buscar para una pericia psiquiátrica.

   Estaba ubicado en tiempo y espacio, contó la historia de su vida y la solución que encontró para olvidar los tempranos y los tardes.

   —Yo diagnostico, Dr, que esta persona está sana.

   El otro Dr, mesándose la barba, dijo:

   —Estamos en un todo de acuerdo, si es sano es un enfermo, propongo un tratamiento para curar su sanidad, hasta convertirlo en un enfermo y sea recuperado para la comunidad enferma que tenemos.

   Nicanor Hurtado fue puesto en un lugar de alta seguridad. Todas las mañanas iba un Dr para preguntar cómo se sentía, se cayeron bien y empezaron las confidencias:

   —Yo soy sano, Nicanor y Ud también, es hora que haga un poco de circo haciendo de cuenta que está enfermo. Lo ayudo, pero invíteme a su casa, será un placer.

   Nicanor Hurtado se puso tan enfermo que los Doctos lo devolvieron a su casa. Abandonada durante cuatro años, le dio pavura abrir la puerta. Se le tiraron los dos gatos a saludarlo. Las plantas con flores, floreaban sobre un humus negro desconocido. Los frutales en su apogeo. La casa estaba impecable y recién pintada. Nicanor pensó, sin encontrar explicaciones. Una tarde de Diciembre apareció el Dr sano:

   —¿Y? Qué me dice ¿Cómo encontró su mundo?

   —Alguien entró y cuidó de mis plantas, animales y hasta la pintura, debe ser alguien que me quiere mucho y yo desconozco.

   —Vamos a hacer como los chicos en sus compus Face, Nicanor Hurtado ¿Querés ser mi amigo?

   —Ya somos amigos Dr, Ud está tan sano como yo ¿Nos estaremos volviendo locos?

   Contestó el Doc, extendiendo un mate:

   —Mirá Nicanor, si uno no se vuelve un poco loco, la vida sería un aburrimiento enfermizo.

viernes, 16 de junio de 2023

CONSULTORIO

 

   El psi Oliverio volvió a trabajar, en el mismo consultorio. Parece que los pensamientos le cayeron indigestos. Antiguamente se alimentaba de esas flores. Tenía los mismos pacientes que tuvo antes, menos uno que no tenía solución. Estaba tan cansado, dormía en el mismo diván y olvidaba los turnos que había dado. A Patricia la despidió, dijo que después de treinta años de asistencia perfecta, estaba más que curada. La realidad es que no le aguantaba más el mismo discurso. Cuando ella hablaba, Oliverio tenía un grabador que decía: Ahá, ahá, ahá. Patricia se fue, Fin.

   Oliverio se tiró a descansar y soñó con Roberto, su siguiente paciente. Se desperezó y lo hizo pasar. Se saludaron con el respeto de “todo bien”.

   ─Si está todo bien, ¿por qué viene a consulta?

   ─Usted comprenderá, Oliverio, que con esta situación económica, no sólo yo, todos no damos más. No puedo pagar mis cuentas, me echaron del trabajo y mi mujer me dejó. ¿Qué más decirle? Ah, sí me acordé ¿me puede hacer un descuento en las sesiones?

   ─Sí, cómo no, a condición de que cada una dure diez minutos.

   Roberto estuvo de acuerdo.

   Siguieron pasando otros pacientes maníacodepresivos. Oliverio decidió hacerlos pasar a todos juntos. Las quejas eran las mismas, había algunos sentados en el piso.

   ─¿Qué precio tendrán sus honorarios? ─preguntó el único rico.

   ─Será muy sencillo, harán una vaca entre todos y se encargarán de mis gastos de Super, Verdu y ropa importada, please.

   En un rincón había una adolescente que lloraba tanto que Oliverio no sólo gastó las elites que tenía, necesitó toallas, sábanas, trapos de piso y con palabras destempladas dijo:

   ─Bueno. ¡Basta! ¡Basta! Usted, señorita, ─ni se acordaba cómo se llamaba─ tiene tetas grandes y altas, una cintura que no existe y un culo maravilloso. Si llega a ser pareja del señor rico, todos sus problemas se solucionarían y si algo más le hiciera falta, hágase presente sin turno. Tengo un libido generoso ¿entiende lo que le digo? No sería una sesión hablada. Usted quedaría totalmente satisfecha y pediría más y más. Yo con mi cuerpo sé hacer cosas que no sé hacer como psiquiatra.

   Las pacientes mujeres se hicieron presentes en los mismos términos de la paciente anterior.

jueves, 15 de junio de 2023

EL CANDELABRO SOLO

 

   La selva amazónica es el lugar ideal para escribir. Maru, su mujer, lo acompañó. En medio de tanta planta, en la tierra, en el cielo, horizontes de más árboles. Pedro pensó que su dulce y leal Maru iba a asustarse de todo.

   Tenía una casa vieja, de madera restaurada, cerca de riachos. Había dos mujeres que ayudaban en todo. Maru no tenía que cocinar, una actividad que le gustaba. Tuvo que apartarse porque ambas mujeres se pusieron celosas. La cocina les pertenecía.

   El Doctor Manolo Uranga, era un investigador de plantas, tenía un laboratorio donde hacía sus experimentos. De día trabajaba en sus temas, de noche escribía.

   Maru casi no salía desde que las dos mujeres le pusieron una culebra bajo la almohada. Ella le contó a Pedro lo sucedido.

   El Doctor Uranga las puso de patitas en la selva. A cambio encontró dos indios de una tribu lejana para reemplazar el trabajo de las mujeres anteriores. Maru se sintió protegida, ya no estaba sola adentro de la casa. Además aquellos hombres le dejaron la cocina por su cuenta.

   Maru preparaba comidas exquisitas mientras uno de los hombres tendía la mesa larga con un candelabro al medio y la mejor vajilla que tenían.

   Esperaba a Pedro con ansiedad. Volvió tan tarde que encontró a su mujer acodada sobre la mesa y dormida. Tenía puesto su vestido más lujoso.

   ─¡Maru, despertate! Vamos a comer juntos esta vez, te voy a contar los descubrimientos que hice.

   Ella logró levantarse de la silla y corrió a darle un abrazo.

   ─¿Qué haces con esa ropa en el medio de la selva? Me parece algo ridículo. A mí me gustás cuando tenés el piyama puesto y bien dispuesto.

   ─Me voy a descansar, no me siento bien, he tomado el vino que íbamos a compartir. Mi vestido es ridículo, tenés razón, pero tus ausencias son imperdonables.

   ─Tenés que comprender, estoy escribiendo un libro, es algo serio que me lleva más tiempo del que pensaba. Hay dos hombres en esta casa, que pueden comer con vos, ¿te resultaría denigrante? No quiero que discrimines.

   Se hicieron muy amigos los tres. Contaban cosas de sus vidas, le enseñaron a tirar con cerbatana y con arco y flechas venenosas.

   Las noches, donde la soledad la agobiaba, llamaba a uno de los hombres y se pegaba un revolcón. Lo necesitaba, ahora sus ojos tenían luces nuevas. También probó con el otro. Después con los dos juntos.  

   Una noche Pedro llegó temprano y los descubrió. Insultó a los tres.

   ─Y vos, Maru, te vas a hacer ver la cabeza en Buenos Aires.

   Dijo Maru:

   ─Como vos dijiste, no tengo que discriminar.

miércoles, 14 de junio de 2023

HERMANA

 

   Judith era de esas personas de inconsciente salidor y parlante.

   En lugar de decir: “¡Qué inteligente sos!”, le salía: “¡Qué indigente sos!” ó “te voy a regalar lo que más te asuste,” donde correspondía “…te guste” y el más romántico “¿me podés pesar?” lo cambiaba por “besar”.

   Lo que al principio fue del inconsciente, se convirtió en su hablar más cómodo. Hablaba lo que pensaba, sin concesión alguna. Judith, no era amiga de los filtros y coladores, que le pone la gente a la gente, para que el odio pase desapercibido.

   Tenía pasiones desprolijas, se enamoró del novio de su hermana y se lo contó a la hermana y al novio. Ella, en una butaca y su hermana y el novio en el sillón doble, escuchando cómo Judith, se había enamorado de él. Justo de un novio débil y comodín. La hermana, presintió el infierno y dejó a su novio sólo, con Judith. Ni bien cerró la puerta, Judith estaba desnuda, en el medio del living de sus padres.

   El débil comodín la dejó embarazada, se casó y a los tres meses, se fueron a vivir, a la casa paterna. Judith abrazó a todos y a su hermana le agradeció, no haberse interpuesto, en esa pasión que no tenía sosiego. Mientras le hablaba, se balanceaba y con ambas manos, masajeaba una panza inexistente.

   La hermana la abrazó con ternura y devoción, mientras le clavaba unas tijeras, en el corazón.

martes, 13 de junio de 2023

NIÑOS

 

   —Me tenés que alimentar bien, para prevenir la peste. Ayer fui a visitar al niño que vive abajo.

   —No podés hacer eso, estás bien alimentado, la peste necesita que uses el casco nuevo, te pongas alcohol gel, en todo tu exterior. Antes lavate bien las manos. ¿Y cómo se te ocurre bajar por la escalera?, tu actitud no parece de un niño lindo y bueno. ¿A quién fuiste a visitar?

   —A un niño que no lo dejan ver a nadie, las ventanas de su casa están blindadas. Los zapatos los tiene que dejar en el pasillo, no usa barbijo ni anteojos. Me dijo: “Gracias por venir a visitarme, mantenete a cuatro metros de distancia, así dicen las Santas Escrituras.”

   —Ni se te ocurra salir del departamento y si un niño no cumple los santos protocolos y está en el pasillo, es porque adentro debe ser insoportable, como un niño que yo sé, vos no salgas de tu casa, está prohibido. El departamento es chiquito, no mires por la ventana.

   —Soy un niño lindo y bueno, pero yo te vi mirar por la ventana, para chusmear al Papá de mi nuevo amigo.

   —No lo puedo resistir, es tan buenmozo, que por cortesía voy a ir a saludar con el pretexto, que nuestros niños se hicieron amigos.

   —Mami, no me hagas pasar vergüenza, en las tortas de mis cumpleaños ponés tres velitas, pero ahora cumplí seis y vos seguís poniendo tres. No mientas cuando pregunten mi edad, deciles que tengo seis, si no van a pensar que soy un monstruito.

   —Niño lindo y bueno, tengo los derechos de una Mujer, que nunca ve a su Marido y tal vez, con este buenmozo, se me da.

   —Mami, ¿qué quiere decir “se me da”?

   —Quiere decir que si me invita dormir con él, yo le voy a decir que sí. Vos te quedás adentro del depto, te encierro con llave, para que no tengas miedo. Vuelvo temprano.

   Hace como un mes, que va todos los días y no entiende, esto le puede traer consecuencias.

   —Qué suerte que estás levantado! Venga aquí niño tan lindo y tan bueno. Estoy embarazada, vas a tener un hermanito.

   —No quiero un hermanito, vos ya sabías que a vos y a Papi no los voy a compartir con nadie, nunca jamás.

   —Vas a ver cuando venga Papi, qué contento se va a poner, fue un milagro, hace siglos que no estamos juntos.

   — Mami, ¿querés que se lo diga yo? ¿O preferís darle la noticia vos? Mirá, escuché la puerta del ascensor.

   —Mi amor, suerte que viniste temprano, justo para festejar. ¡Estoy embarazada! Ya me hice todas las pruebas y la primera ecografía. Es un varón y si no miralo, vas a ver cómo se le notan las bolitas.

   —Para que sepas, después de nuestro primer niño, no quise tener más, y para asegurarme, me hicieron una vasectomía.

lunes, 12 de junio de 2023

FAMILIAS EQUIVOCADAS

 

   Me lavé la cabeza, hoy es sábado, me toca. En el balcón, mientras se secaba, me sorprendió verlo con una copa. Vivimos desde hace un tiempo una relación rozada.

   Es el Marido de mi hermana Irene, discuten por el poder, Irene se apodera de todo y cuando gana lo mira con cara triunfal. Las peleas las llevan al balcón y se reprochan toda la vida, a los gritos y “te mataría”. Creen que desde el balcón nadie escucha y se equivocan como echados de panza. Se escucha en todos los edificios. Gente que sale a mirar “obra de teatro en vivo”.

   Cuando terminé de cepillar mi pelo, bajé a verlo. Lo encontré solo. Saludó con dedos vencidos, seguro que Irene le destruyó la autoestima. Me acerqué a la ventana y resbalé, se me vio la bombacha, Roberto me ayudó a ponerme de pie. Casi sin rozarme, pero donde apoyaba la mano, quedaba hirviendo.

   —Son cosas que pasan en esta casa, donde no existe ningún piso que Irene no lustre, como para resbalar.

   Lo dijo disculpando mi golpe, que no me avergonzara. Rocé los pelitos del sweter, daba electricidad. Él me puso el pañuelo, yo rozaba sus nudillos. Cuando logré levantarme, mi pelo se había enroscado en su cabeza. Con todo dolor nos separamos. Que tiren del pelo de una, duele.

   Apoyados en la baranda, codo a codo, menos medio milímetro, pero me distraje y fui acercando mi brazo, pegándose al de él. Tenía la respiración controlada, lo que no podía controlar eran los latidos de su corazón. Entró mi hermana:

   —¿Qué pasó?

   —No pasó nada, ¿qué va a pasar?

   —Tenés el vestido trepado hasta la cintura y están los dos despeinados, parece que hubieran curtido. Espero haberme equivocado.

   Con una sonrisa hipócrita:

   —Te llaman de tu casa, ─dijo Irene─ después nos vemos.

   Hice cuatro escalones. Estaban en el balcón y ella le gritaba que yo afanaba Maridos.

   —Si yo me acuerdo, de chica era bastante putita, pero si no me casé con ella, ahora me arrepiento, no lo agrandes, a todos les pasan esas cosas. A mí me da más placer mirarla de lejos, a hacer el amor en el balcón. Mirá tu hermana, se calentó conmigo y ahora coje con su Marido. Mirá cómo disfruta, seguro que piensa en mí, mientras está en otra cosa.

   —¿Y esto sucedió ahora?

   —Fue desde el principio, los amores que no se concretan, duran toda la vida.

domingo, 11 de junio de 2023

LA CURIOSIDAD

 

   Lo sueño muy seguido, además lo pienso. Él se fue del lugar donde yo estaba. Se despidió sin avisarme nada. A pesar de ser su primera vez, resultó un amante que sabía lo que había que saber. Nunca me besó la boca. Sus ojos me miraban, se escondían en mi descaro. Nos amábamos cuando a él se le ocurría. Me sentía como su perra, siempre esperando una llamada. El último día que hicimos el amor, se rió de mí, se reía con su lado más perverso.

   Pasaron cuarenta años, lo encontré. Él no me reconoció, yo estaba vieja y dio vuelta la cara. Tuve curiosidad, quise saber si se había casado, si tenía niños, si era infiel como lo fue conmigo. Lo seguí hasta la parada del micro y él dijo:

   —Pase usted primero, Señora.

   Me trató de “usted Señora”. Sentí que me clavaban espinas. Iba con dos chicos más altos que él, los dos lo llamaban: Papá. Había una cuarta persona, sin duda era su Mujer. Se me cayó un pedazo de odio y otro de nostalgia.

   Mi Marido me estaba esperando con el motor en marcha. Entré al auto resignada. Lo había olvidado, era el primer día de mi quimio.

sábado, 10 de junio de 2023

SUMMER

 

   Me pidió que siga en el verano, un artículo para el Diario diario y un cuadernillo, que si se vendía bien, lo transformaba en libro.

   —Me parece un abuso, Sr Editor.

   Se puso verde:

   —Por favor, no me denuncie, ahora está de moda.

   El viejo está confusionista.

   —Sr Editor, me refiero al exceso de trabajo, no tema.

   Puso en mis manos los temas a desarrollar.

   —¡Ah, no! Encima debo obedecer su mandato.

   En verano me gusta nadar, tomar sol, llamar a mi vecino que como no tiene pileta, viene a la mía. Le alcanzo el bronceador chino y le pido, que por favor, me lo pase por todo el cuerpo. Tiene manos tímidas, pero boca abajo, abro el corpiño y lo toma el entusiasmo, sin perder suavidad.

   —¿Vos te ponés así para emparejar? Ya que estoy te paso por los elásticos de la bikini, tengo suerte, es con hilo dental. Tenés glúteos firmes, no tiembles, ya está. Ahora se usa broncear las lolas, si te das vuelta, así, así, suavecito, me gustan, no son compradas.

   Sé que se calienta, yo también estoy recaliente:

   —Si nos tiramos bajo los fresnos, nos enfriamos, tengo un coy de dos plazas.

   A ésta la ensarto, me mira con ganas.

   Recorrimos el jardín y la casa, lo hicimos en la mesa de la cocina, como en las películas, de pie, en el bidet, en mi cama, es más tradicional, me aburre, en la casilla del perro, que tirado a nuestros pies nos miraba con ojos de: ¿Qué carajo hacen? ¿Querrán que yo participe? Cuando la idea de la zoofilia se nos pasó, el vecino quiso que le entregara el culo como despedida:

   —Dejá que lo piense, mañana te contesto.

   Y este viejo de mierda quiere que le escriba artículos playeros, es pijotero el Editor, esto que pasó, se lo mando como trabajo, le va a encantar.

   Seguro que después de leerlo, se pone a mirar pornos. Chancho.

viernes, 9 de junio de 2023

HACER LO DEBIDO

   —Mire Sartrita, ya van como veinte sesiones dedicadas a su hijito. De usted, quiero que me hable, qué quiere de la vida, cuáles son sus deseos, qué le gustaría hacer…

   —Ante todo, Dr Embroyo, mi nombre es Sarita, no Sartrita.

   —Por favor, sepa disculpar, se me produjo una mezcla entre su nombre y Sartre.

   —¿Qué tiene que ver Sartre conmigo?

   —No sé, me acuerdo que escribió La náusea y usted, a veces, me da… Bueno mija quiero ayudarla.

   —Yo de la vida quiero que mi hijo me quiera y más ahora que tiene un buen puesto, es asesor de la estúpida, perdón Embroyo, fue un fallido, de la Presidrenta quise decir, deseo que me consiga veinte jubilaciones de privilegio. Me gustaría un viaje por el Egeo, haría lo que fuera por él, si quiere que porte heroína, yo me prendo.

   —Cálmese Sartrita, bueno Sarita. Seguimos en lo mismo, su vida empieza y termina en su hijo.

   —Se equivoca, Embroyo, yo quiero mis jubilaciones y viajar al Egeo, con heroína si es posible. No hablo de mi hijo, hablo de mí.

   —Bien, bueno, bueno, pero no podrá negar que la proveniencia de lo que pide atañe a su hijo.

   —Parí un monstruo, Embroyo, no me llama, si llamo yo hace decir que no está. De todo lo que afana, perdón un lapsus, de todo lo que afanosamente gana, que es un montón, se lo aseguro, no me da nada. ¿Entiende lo que le digo, Embroyo?

   —Mi querida, la entiendo, hay cientos de personas en su situación. Pero debe usted ser algo objetiva, su hijo es un hombre y lamento ser yo el portador de esta conclusión, que debiera haber sacado usted misma. Lo que usted parió Sarita, es un corrupto que merece su desprecio. Si usted tiene valores morales y éticos, no se puede exponer a perderse en pasillos degenerados.

   —Usted está atrasado de noticias, ética, moral, son valores que no cotizan, no existen. Yo quiero guita, no me interesa si es robada, prestada o alquilada, quiero plata. Viajar y vender la droga más cara del mundo. La que paguen más. Y si estoy aquí soportando un psi, que hasta se parece a mi tío sacerdote, me voy y chau.

   —Estamos de acuerdo, váyase. Pero pronto, antes que le vomite encima. Si logra comunicarse con el delincuente de su hijo, dígale que me pague las veintiún sesiones que la atendí gratis. Dígale que si no lo hace, le voy a mandar un morocho, paciente mío, hábil en estas lides.