Entran atropellando a todo y a todos. Lucen
ropa carísima pero mal puesta. Hablan a los gritos y ríen como triunfadores
guarros. Vienen de un revés más en la larga historia de sus errores, pero no
entienden cuando pierden.
El mozo les señala la mesa del fondo,
alegando reservas pero prefiere separarlos del resto. Se sientan y piden:
─Che, traenos el plato más caro que tengan,
para todos.
El mozo nombra el plato pero no le entienden
y no les importa. Les avisa que demorará un poco porque algo tan especial lleva
su tiempo. Llega el sommelier y les insiste en acompañarlo con champagne
Defecté Pour Toujurs, francés, que viene en barril y se sirven en vasos
grandes. No entienden nada pero les parece perfecto y aceptan.
Enseguida empiezan a desfilar al baño. Va
uno, van dos, vuelven, luego tres, vuelven y así. Cada vez que regresan
levantan más la voz y ríen con entusiasmo y rigidez.
Son un medio economista, dos medios
abogados, ocho barrabravas trabajando de custodios y tres señoritas de alquiler
haciendo de funcionarias. La comida no aparece, pero no se preocupan siguen
yendo y volviendo al baño y la euforia aumenta.
El que parece el jefe de la gavilla le
pregunta al mozo, por qué habla tan bien el español. Contesta:
─No hablo español sino argentino, por mi
abuelo argentino. A propósito ¿usted es Chukiloff o es parecido a él?
─Ah, me reconociste, no mi nombre no es así
pero parecido, sí soy padre de la Economía y vengo a darles una clase magistral
a unos pajarracos que me querían cagar.
─Sí, lo leí quería que pagaran lo que
ustedes firmaron. Bueno, antes de irse le voy a pedir un autógrafo. No sabe lo
que es para mí tenerlo a usted acá, no se imagina.
─Lo que quieras, pibe, si querés sacarte una
foto con nosotros no hay problema, pero apurá la bebida que tenemos la garganta
seca.
Llega el champagne amarillo, heladísimo,
servido en vasos gigantes. Se lo toman de un trago y piden más. Les pregunta si
les gustan. Dicen que es raro, pero muy rico.
Siguen yendo al baño, las narices de todos
manchadas de blanco, cada vez más. El mozo trae otra vuelta y les cuenta:
─Mi abuelo se jubiló en Argentina y después
le hizo juicio a la caja porque le pagaban de menos. El juicio duró años y al
final le dieron la razón. Pero nunca le pagaron la diferencia. No sé, no
quisieron.
Chuki, aburrido, lo interrumpe:
─No te preocupés, vos apurá la comida y yo
te arreglo lo de tu abuelo.
─No, gracias, pero es imposible mi abuelo
falleció.
─Ah, cuánto lo lamento, pero la comida
apurala igual, me acaban de avisar que tenemos el jet listo.
─Se la hago corta. Él había comprado unos
poquitos bonos de la deuda argentina con sus ahorros vitalicios para ayudar al
país y dejarle algo a sus hijos, pero un día escuchó que la Presidenta le decía
buitre por la cadena nacional y que nunca iba a pagar esos bonos. Le dio un ACV
emocional y falleció en el acto. Hace tres meses y era cierto ¿no? Todavía no
pagaron a nadie ¿no? Ni los intereses.
─Mire, es más complicado que eso pero, ah…ahí
vienen nuestras fuentes, hablemos luego, ¿le parece?
─Sí como no. Seguro que explicarlo debe ser
algo dificilísimo.
Les traen otra vuelta de champagne y
destapan las importantes fuentes, pero están llenas de huesos de pollo,
repelados y con perejil. Aúlla al mozo indignado.
─¿Pero qué pasa, esto es una joda? ¿querés
que te mate acá mismo?
─No señor, yo le avisé que el plato era The
Chicken Of The Golden Eggs y a ustedes les gustó la idea de comerla, pero
parece que ya se la comió su Jefa en esos años y eso es lo que quedó. Ahora, el
champagne que les gustó y tomaron tanto, es orín de todos los bares de la
cuadra, bien frizzado.
Se paran todos vociferando y a pelearse,
pero justo entra la New York City Police, alertada por el dueño del local y los
detienen por escándalo. Al reconocerlo a Chuki le dicen que no se puede ir sin
pagar, Chuki quiere arreglar con unos bonos. El Oficial a cargo lo mira y
sonríe. Agrega al informe: Intento de Estafa. Se los llevan en un furgón. A
Chuki ya le sangra la nariz, por tanto odio y tantos químicos.