viernes, 31 de marzo de 2023

UMBANDA

 

   Julián, viviendo en Flamingo, buscaba trabajo. Hacía esperas de 3 horas y en cuanto se daban cuenta que tenía 35 años:

   —Tomamos hasta de 30.

   Subiendo a un colectivo atosigado, miró su zapato y tenía un papelito pegado. Era una oferta de trabajo.

   Lo tomaron en la primera entrevista. Tenía que pagar el alquiler con un negrito color violeta y ojos con persianas. Se fue sin pagar su mitad. Apareció la hermana del violeta, que también era Violeta.

   —¿Si yo te pago la mitad del alquiler, puedo vivir con vos?

   Esta mujer se dedicaba a coser los vestidos mágicos de Umbanda, hacía tres vestidos en un día con puntillas y volantes. Aún reuniendo sus ganancias, no les daba para pagar el alquiler. Llegaron a un acuerdo, Julián se encargaría de buscar precios interesantes, para los diseños de la violeta.

   Ella se enamoró de él, la primera vez que lo conoció. Salían al atardecer, para tomar una caipirinha, él le daba besos en el cuello, le acariciaba la espalda, la tomaba de la cintura, de camino al departamento. Ni bien entraban, Julián cambiaba de personalidad.

   —Ché Negrita, tenés que producir más vestidos, se venderán en un local grande y me encargaron 550 percheros. Exigieron un nombre para la marca de nuestra ropa. Yo elegí “Violettte”. Contraté un subsuelo abandonado, con cinco trabajadoras que te ayuden todo el día. Después los vienen a buscar con un camión del local. Vos los hacés, yo los vendo.

   —Julián, me gustaría mucho ocuparme de las entrevistas con los dueños.

   —No podés ir con tu pinta de negra violeta y con los ojos asustados. Si fueras una Señora blanca, elegante y  te supieras expresar, todavía.  Y otra cosa, no quiero más indirectas acerca de nuestra relación. Hubo caricias y besos de mentira. No somos una pareja, somos socios y para que la cortes con las franelas, voy a decir algo para dejarte tranquila, las mujeres no me gustan, nunca me gustaron.

   Le dio un ataque nervioso y la echó del departamento. Ella se sentó en el cordón de la vereda, mientras Julián destrozaba los vestidos y se los tiraba por la ventana. Le aterrizaban en la cabeza, mientras le decía:

   —A mí tampoco me gustan las mujeres, Julián.

jueves, 30 de marzo de 2023

GRACIAS TÍA

                      

   —Escuchar música clásica te relaja, te traslada a órbitas que ningún astrónomo imagina.

   —A nosotros nos gusta el Hip Hop, Rock & Roll, Punk, Heavy Metal, es lo más, Techno, Rap, donde despegás de la tierra como si adentro tuvieras fuego que pugna por salir y todos se funden en bailes diabólicos. ¿me entendés, Tía Dora?

   —Más o menos, menos tal vez. ¿Conocen a Beethoven, Mozart, Vivaldi, Tchaikovsky, Brahms, hasta Debussy que es moderno pero no de mi gusto?

   —Y, Tía somos de generaciones lejanas, nosotros vibramos con el reggaetón, deberías probarlo. Yo protegería que no te desmayes.

   —Les voy a brindar una fiesta de tres días, mi piscina de concha vertiente, tendrá música subacuática. Para ustedes, birra, para mí champagne. Traigan sus parejas, sacudones electro, bailados remontan el cielo con una mina al lado, alrededor.

   —¿Qué pensás, Tía Dora?

   —A tu edad, esos maravillosos años, donde jugar dura una eternidad y no se piensa el después —le contó la fiesta, una trilogía inolvidable— la casa no tendrá muebles para ser ocupada con músicas y  no melindrosas, hablaré con el Comisario, para que olvide que esta fiesta existe. Ausente de drogas y deformaciones químicas. Te voy a pedir sólo un regalo, el epílogo tendrá unos viejos músicos, genios de su tiempo, que ejecutarán la Novena Sinfonía de Beethoven. Ahora vos te quedás lejos, sobrino de mi alma.

   —Recordé a Mamá, cuando quería que te murieras, Papá no se quedaba atrás. Fueron muy crueles, Tía, me regalaron a vos, al día siguiente de mi nacimiento. Yo los perdoné, te tenían envidia, seis maridos y veinte novios, fuiste una vanguardista.

   Tiene que saberlo sin mí, tiene fotos, cartas y una enorme indiferencia, me miró raro cuando besé a su Padre. Él venía todas las tardes, para ver cómo crecía. Una situación incómoda. Memé lo entregó y su Padre estuvo de acuerdo. Nuestra pasión, al menos de mi parte, fue más intensa que el fuego. La primera vez que me pidió dinero y luego se hizo cotidiano. Empecé a negarme y apareció Memé:

   —No quiero ver al chico, escondelo, nos salió mal, Dora, me voy, tiene el motor en marcha.

   Cuando escuché el auto en la curva, sentí náuseas, miré el reflejo de mi cara en el espejo y tuve una epifanía.

   —Sobrino, vení, vamos a compartir la organización de la fiesta?

   Se sentó al lado y su cabeza derrapó en mi hombro. Yo en silencio, les agradecía haberme regalado el hijo que nunca hubiera podido, soy estéril. La historia es reservorio descartable.

   —Tengo que decirte algo, Dora, —me abrazó— gracias Tía.

miércoles, 29 de marzo de 2023

EL PRINCIPIO DEL DESPUÉS

 

   —Mami, ¿puedo invitar a comer a mi amiguita?

   —Claro que sí, pero no me traigas a comer a todos tus amiguitos.

   —Éste es un caso especial, somos más amigovios que amigos. ¿Sabés lo que le pasó en la Escuela? Tenía el guardapolvo con manchas de sangre atrás. La llamó a la Directora y dijo: "¡Ya sos señorita, te felicito.” Ponete estos paños, por ahora.

   —¿Cómo, niño lindo y bueno?, es chica todavía para esos menesteres…

   —Bien, Mami, vos sabés mucho porque tenés diez años más que Papi. A mi amiguita le vino la menestruación y tiene las tetitas más grandes que vos. Lo que pasa es que se las venda, para que no se noten. Tiene vergüenza. Me dijo que le gustaría que hiciéramos algo juntos, además de los deberes. Tuve que contarle, todavía no me desarrollé. A propósito, cuando tendés mi cama, ¿nunca encontraste mojaduras raras?, no de pis, si no de lo otro.

   —Qué es lo otro?

   —Vamos, no te haga la boluda, como dice Papá cuando vos no estás.

   —Para tu alegría ya van tres veces que encuentro tus sábanas mojadas, bah, en realidad todos los días. ¿Y por qué tanto apuro?

   —Porque mi amiguita dijo que me apure, así estamos en la misma situación y podemos hacerlo.

   —¿Hacer qué?

   —Lo que hacen vos y Papi cada quince días, a mí me gustaría hacerlo aunque sea cuando sus Padres no estén. También puedo entrar por la ventana, su habitación está cerrada con llave, a ella le gusta así, para que nadie la moleste. Ayer me invitó, pero cada vez que la quiero tocar, grita como una rata. Después me dijo: “Esto que vamos a hacer es pecado. Tenemos que esperar a casarnos.”

   —Niño lindo y bueno, ¿qué le contestaste?

   —Que tenía razón, pero que faltaba tanto para casarnos, que podríamos ir practicando.

   —Por favor, nene, usá forro.

   —No lo necesito, ella tiene un montón.

martes, 28 de marzo de 2023

SOPA DE LETRAS

 

   Una tos de niño, en el micro, hacía que Rufino descendiera antes del lugar, a donde se dirigía. Las bacterias de la tosecita eran motivo suficiente para concurrir al médico de vías respiratorias.

   —Dr. le ruego que me diga la verdad.

   —La verdad es que sus vías respiratorias están impecables, como lustradas con cera Suiza, refulgentes.

   Rufino, contento, llegaba tarde a la oficina y les contaba a sus compañeros, que para vías respiratorias, lo mejor era la cera Suiza lustrada. Alguno decía:

   —Sí, tenés razón, yo por eso me paso la microenceradora a diario.

   El micro de vuelta tomó por un empedrado que le daba en su espalda como latigazos. Se bajó siete cuadras antes de su casa y corrió hasta el primer nefrólogo de turnos inmediatos. —Mire Señor Rufino, con sólo apoyar mis manos, advierto que sus riñones están perfectos.

   Regresó a su casa tranquilo, ingirió una sopa con fideos de letras. Un mosquito le picó el brazo, fue a la guardia del Hospital, adujo una urgencia. El Doc dijo:

   —Está lleno de mosquitos, es común en el verano, no es anófeles, ni selvático, el mejor remedio es rascarse.

   Al entrar en la cocina echó Raid, prendió una espiral y enchufó un matamoscos. La sopa de letras, que Rufino tomaba para ser más culto, estaba llena de mosquitos ahogados. Hirvió una papa y tiró la sopa. Por la mañana no pudo deponer. Salió de inmediato a consultar un gastroenterólogo, que le realizó una colonoscopía:

   —Colon perfecto –dijo el Dr.

   —Ya que estamos, ¿puede usted ver el estado de mi próstata?

   El Doc puso a Rufino en esa situación humillante y procedió.

   Rufino salió más que satisfecho con el proctólogo, que no encontró nada en absoluto. Lo echaron del trabajo por ausencias reiteradas. Cuando salió de la oficina no supo qué hacer y vio una casa, con una chapa que decía “Doctor Alberto Vaporano. Psiquiatra-Psicólogo”. No despegó el dedo del timbre, salió el Doc en persona. Lo hizo pasar al consultorio:

   —Bien, ¿qué lo trae por aquí?

   Rufino relató sus aprensiones que le hicieron perder hasta su fuente de trabajo. El Psi Vaporano diagnosticó hipocondría y amagó a seguir escuchando a Rufino, que partió con un “Hasta luego” y corrió a la Farmacia. Pidió el mejor remedio que hubiera para la hipocondría. El Farma contestó:

   —Si no fuera por los hipocondríacos, las Farmacias dejarían de existir. Son nuestros mejores clientes, elija usted mismo, cualquier medicamento le será útil.

   Rufino eligió siete cajas de cualquier cosa, salió tan contento que distrajo su atención y un micro le pasó por encima.

lunes, 27 de marzo de 2023

MATERIAL FATIGADO

   Fue una tía, prima de su padre, hija de su abuela y hermana de su hermana. Quise armar el árbol, como cuando uno leía “Cien años de soledad”.

   Lo hice, no entendí nada, había personajes inexplicables, de generación en generación hasta llegar a un degenerado, que debo ser yo.

   Había una casa, ni grande ni chica, ni luminosa ni oscura. La heredé y nunca supe la razón. El Abogado me miró por abajo del hombro

   —Lo importante es que Ud es propietario de una casa, estará hecha mierda pero la puede restaurar. Su buenaventura se debe a que Ud es el único sobreviviente de la intrincada Flia Sieteaguas.

   Quedaba alejada de la ciudad, siempre es así, si la casa es grande y rara se encuentra en las afueras. Tenía puertas y ventanas abiertas. Había olor a fresias. El mejor lugar para escribir. El segundo piso tenía pedazos de pared derrumbados, arreglos improvisados de madera. Filtraciones claroscuro, Encontré una silla de escritorio antiguo y una mesa de camping. Tenía diez ideas craneadas, me siento a escribir y cuando galopo en la tercer hoja, la silla tiembla y se parte en dos. No me gustó ese recibimiento, además me lastimó los glúteos. Conseguí un banquito matero y aproveché la noche, donde fluyo sobre el papel. Mientras estaba en eso vi pasar por los insterticios de las maderas un tipo alto y una mujer enana. Salí por la ventana, el tipo alto era hijo natural de mi abuelo y la enana era hija de padres hermanos. Los hice pasar, comimos juntos, casi me atraganto cuando declararon estar casados. Ellos vivían en un monoambiente cerca de escobar, me querían advertir que cuando sintiera temblores saliera de la casa, se venía el derrumbe final. Me parecieron agoreros mistificadores.

   Seguí escribiendo más horas que antes, dejaba pasar desayuno, almuerzo y cena. La historia fue un regalo de la casa, el Lungo y la Enana fueron los protagonistas, yo todavía no sabía si optar por la primera persona o por la última, me tentaba aquello de “Los últimos serán los primeros”. Dormido sobre mi novela terminada, comenzaron los temblores, salí caminando entre mampostería cayendo. Los marcos de las puertas resistían. Atravesé un agujero y corrí hasta el camino. Llegué a la Ruta, mientras esperaba el micro escuché y miré cómo la casa se derrumbó y se adentró en la tierra.

   —¿Y Señor, va a subir o se queda?

   No le contesté, mis manos estaban vacías, olvidé mi novela dentro de la casa. 

domingo, 26 de marzo de 2023

SEÑORITA GANASCO

 

   ─¿Vas a la Fiesta?

   ─No tengo ganas, no le voy a decir por qué no tengo ganas, pero vivo con eso. De dormir no tengo ganas, de estudiar algo no tengo ganas, de mirar películas no tengo ganas. De bañarme tampoco tengo ganas. De tener amigas no tengo ganas. Novios, Maridos, Amantes, no tengo ganas.

   Voy hasta la plaza, pero no tengo ganas, vuelvo sin ganas. A veces me meo, porque no tengo ganas de ir al baño.

   ─¿No le parece Salvador que no  estoy enferma? Si no tengo nada.

   ─Debes reconocer que sí estás enferma. A medida que puedas incorporarte a la sociedad, vas a mejorar.

   ─Mirá, vos serás muy Psi pero me estás dando una Clase, no me estás ayudando.

   ─Dentro de mis posibilidades hago lo que puedo, Señorita Ganasco. Pero a veces no tengo ganas.

   ─¿Y entonces qué me sugiere, Psi?

   ─Sugiero que te mates.

   ─Es que no tengo ganas.

   ─Acá dejamos, nos vemos el miércoles que viene, a las cinco de la tarde, Señorita Ganasco.

   ─No sé si voy a tener ganas.

sábado, 25 de marzo de 2023

ENTRE DOS

   —Te pido por favor…suave…muy suave…así, así.

   —¿Te gusta así o de costado? Vos decime.

   —Quiero despacio, más despacio, no tan rápido…

   —Yo creo que lo hago bien, hablo bajo para que puedas, no falta mucho.

   —Meté la punta y ahí me doy vuelta, meté más, no es que quiera, necesito más…¿Entendés Bichi?

   —¿Te duele?

   —Para nada…eso…bien al fondo…todo, todo. ¡Me volvés loca! Movete!!!, dale.

   —Es que me fui contra la pared.

   —…Pero acá tenemos que estar juntos.

   —¿Para qué?

   —Bichi, ¿para qué va a ser?

   —No sé, vos me estás matando. ¿Y si vos vas adelante y yo por detrás?

   —Me duele la espalda, ay!!! ay!!!, me estoy muriendo.

   —¿Qué? Se cayó.

   —No no, pero si empujás soliviantando conmigo, está. ¡Ay Dios, por fin está dentro del living, mirá qué sillón nos dejó Abuela, debe tener ochenta años.

   —Sí, lo que quieras, pero subir tres pisos con este sofá de cuatro cuerpos, te deja muerto y vos dando indicaciones.

   —Vos también, Bichi, pero miralo, decime si no queda redistinguido. 

viernes, 24 de marzo de 2023

YO TENGO, TONTITO

 

   No debe haber idiotez más grande que poner a hervir una pava con agua y quedarse al lado con la mirada perdida, colgarnos de la nada de quitar la tapita para ver si ya está. Uno puede hacer otra cosa en el mientras tanto, surge un inconveniente, Ud va a hacer pis, vuelve y la pava ya hirvió. Está apagada, el agua rebalsó y apagó la hornalla, dejando un olor a gas estupefaciente.

   Prepara el mate, lo toma bajo la parra, el olor a gas expulsó hasta las moscas. Toma el primero y se quema el interior de la boca, la lengua es una brasa. Llama a la oficina para pedir el día. Justo hoy que visitaba a su reciente novia, por primera vez. Se presenta más temprano de lo que ella esperaba, o desesperaba, ni cierra la puerta, le da un beso garganta profunda, le muerde la lengua, él casi se traga la de ella que está fresca. Ese beso desmedido es una invitación para seguir con lo demás. Piensa la novia. Él la toma de los hombros y la sacude, la empuja contra la pared.

   Sube al ascensor la puerta de abajo no abre, la llama por celular y le dice que está cerrado. Ella baja con ruido de llaves:

   —¿Por qué tanto apuro, mi amor? Olvidaste comprar forros y yo tengo, tontito.

   Ni sabe lo que hizo, sus dientes feroces, mordieron la boca ampollada, el agua que contenían salía hirviendo, como el mate y ella masticaba las pielcitas, cual si fueran chicle. La tomó de la remera y la metió en el ascensor, la veía doble, o cuádruple, porque había un espejo, cuando llegaron, bajó él primero, le agarró las crenchas cerró el ascensor, le dejó la cabeza afuera y el cuerpo adentro. Llamaron de otro piso, escuchó una voz desconocida que gritaba:

   —¡Hay un cuerpo sin cabeza!

   Él bajó por la escalera, las llaves estaban en su bolsillo, un regalo que le dejó la putita. Cruzó al Bar de enfrente, tomó veinticinco gaseosas con hielo y siguió pidiendo.

jueves, 23 de marzo de 2023

TOUCH

 

   La madre lo miraba:

   —No te toques, Arnoldo, aún delante de las visitas, o por la calle, si cruzás seguís con las manos ahí, como si todo dependiera de tocarte.

   Arnoldo seguía con ese vicio, decidió mandarlo a un Psi muy conocido, llamado Oliverio Redondo, recién recibido, con el promedio más alto de la Facultad y dos viajes de investigación a Alemania. Fue la madre de Arnoldo que pidió día y hora para empezar con el Psi Oliverio Redondo.

   —Doctor Redondo, vine porque me manda mi Mamá.

   —Decime Oliverio y tuteame, si no, me siento viejo. ¿Cuál es el problema de tu Mami afligida?

  —Te informo que mi Mami es una persona que desde que la conozco, vive afligida, su última aflicción es que me toque, sabiendo el placer que me da. Oliverio, mientras hablamos, ¿me permitís que me toque?

   —Estos minutos son tuyos,  si querés tocarte, a mí no me molesta para nada. Vayamos por parte, ¿pica?

   —Nunca necesité rascarme.

   —¿Y entonces, a qué debemos tu costumbre?

   —Cómo ¿vos también te tocás?, dijiste “debemos”.

   —Es hablar en plural, para que no te sientas solo.

   —Todo empezó cuando no supe qué hacer con mis manos, la ropa con bolsillos me venía fenómeno, porque las metía allí, pero Mami empezó a comprarme sin bolsillos y me sentí tan perdido, que me tocaba. Si mirás en boliches o en el Hipódromo, incluso en la plaza, hay muchos tipos que se tocan, ahora con una sola mano, porque en la otra tienen el celular. Mujeres no he visto, no saben lo que se pierden.

   —Decime, Arnoldo, cuando seas más grande y te consigas una novia ¿vas a seguir con esa costumbre?

   —Ché, Oliverio, me extraña que un tipo grande no lo sepa, si me aparece una novia, lo primero que le voy a pedir, es que me toque.

   —Bueno, Arnoldo, tus respuestas me superan, Decile a tu Mami, que tenés el alta y le cedés tu turno, veremos si lo suyo, es envidia del pene.

miércoles, 22 de marzo de 2023

CAMINOS

 

   Su techo era el cielo, su cama el pasto, su refugio los árboles, para las deposiciones tenía letrinas abandonadas, conocía las direcciones. Sus baños predilectos eran las lluvias del verano y en el invierno aguas termales que descubrió andando la tierra, libre de personas. Para Adán, el animal más peligroso del mundo era el hombre.

   Frecuentaba basurales a cielo abierto, para encontrar ropa, cubrirse y poder entrar a la ciudad a mirar cómo crecían los edificios y desaparecían plazas y árboles. Esquinas sin ochavas, quedaba una, fue un Almacén de Ramos Generales. Su Padre, Dionisio, lo llevaba de chico a tomar media copita de grapa. Cuando murieron los dueños del Almacén, más tarde su Padre, Dionisio. Quedó la hija de los dueños, Violeta. Para descansar de la Naturaleza, Adán propuso a Violeta, realizar una instalación en el Almacén con pedazos de requechos citadinos, azulejos antiguos, dinteles encontrados en baldíos, pedazos de balcones con botellones. Les llevó cuatro años, pero era la casa más exótica que podían ver los pocos que gustaban pataperrear. Cuando aparecieron turistas a sacar fotos o filmar la casa, solicitarla para escenas de películas, Adán daba consuelo a Violeta, que lloraba y decía:

   —Es como si violaran la casa de mis Padres, nuestro trabajo, el increíble resultado, no entienden nada, renuncio, Adán. Vos tomá tu propia decisión, yo me voy.

   —Violeta, conozco lugares donde te prometo el mundo real y mágico de la Naturaleza, libre del despreciable ser humano.

   Atravesaron la ciudad caminando y dando los adioses al lugar del maltrato. Violeta no podía creer que Adán conociera lugares tan bellos y adaptaciones que le fue enseñando.

   —Violeta, nos une estar juntos y compartir, pero no mezclar, tal vez te resulte extraño, pero no quisiera que encuentres un árbol de manzanas, tomes la más brillante y me convides, así se pudre todo.

   A Violeta le pareció raro el pedido y más tarde lo olvidó. Un día, de algún mes, encontró una manzana tan perfecta que le dio un mordisco, era blanda como una nube húmeda de dulzura. Se acercó  Adán y ella lo convidó. Aparecieron los convites del cuerpo, los confites de la boda, el traslado a la ciudad, el nacimiento de dos hijos, las peleas, el divorcio y el rencor.

   —Es por eso que la manzana, se come, pero no es conveniente convidar un cacho.

martes, 21 de marzo de 2023

TRAMPOLANDIA

 

   Admiro EEUU, con esos edificios que tocan el cielo, cuando querés comprar un departamento no te preguntan qué número:

   — ¿Dónde lo quiere, abajo de las nubes, mitad, arriba de todas, el piso con piscina privada? y hasta puede saludar a sus finados que viven en el cielo.

   Están los biulding, donde al cumplir los 40, lo dan de baja y no  paga ninguna cuenta que adeude. Desde el Gobierno Trumpiano, le darán un trabajo en algún subsuelo. Prenderá y apagará las luces, controlará la calefacción. Si Ud se pone viejo, lo sacan a la calle y el Ejército de Salvación le otorga una cama con liendres y sopa de cucarachas, se acostumbra y le parecerán hasta saludables.

   Si cumplió 25 años y desea contribuir con la patria grande, se anota en la lucha contra Kuwait y si resulta buen tirador, lo mandan a Irak. Le pagan, pero es difícil que lo dejen retornar. La comida es cuatro estrellas, le dan una hora, se llena la panza. Recuerda al enemigo con las tripas afuera y vomita.

   Tiene la suerte de encontrar una mina muy joven, cuya juventud se debe a infinitas operaciones, la mina le dice que tiene 23 y Ud se lo cree. Mira por el balcón-patio, con vista al Central Park y piensa que New York, tiene campo.

   Ella trabaja casi todos los días, menos los domingos. Ud se aburre y se sienta en un banco de la plaza. Le empieza con un inglés chapucero y le pregunta:

   —¿Cómo hago para llegar a Brooklyn?

   — ¡Oh! Very cool, podemos hablar español, soy latino cruza con negro, aquí me despreciaban, hasta que encontré un sótano y toqué el saxo, mis notas se casaban con el humo, a partir de ahí vivo en New York como un bacán, conseguí un piso frente al Central Park, es de una mina que le pagan muy bien por obtener sexo. Lo único molesto es que de noche pide que me vaya, de día es toda mía, vive con otro tipo que toca el saxo mejor de lo que la mina hace sexo. Los domingos son para él. La vida es una casualidad, los dos tocamos el saxo, en el mismo lugar. Le podemos proponer a la mina, dormir los tres juntos, ella no pedirá nada, el trabajo la deja mortadela. ¿Sabés cuántos años tiene?

   —A mí me dijo 23.

   —Tiene 73, te das cuenta por las flatulencias, provienen de un ano dilatado de muchos años. No hay que quitarle méritos. En la cama es una Diosa, te hace olvidar los pedos que se tira.

lunes, 20 de marzo de 2023

SENTIMIENTOS INSENSATOS

 

   Esos reproches insoportables, con esa voz de enfermo.

   —¿Quién comió mi mermelada anoche? ¿Quién tiró una miga y ensució la alfombra?

   Debe ser por eso que Mamá se fue de casa, no nos dijo ni a nosotros, su nuevo paradero. Se quedaba sin aire cuando mi hermano Agustín la miraba.

   —¿Quién cambió mi oso del estante de arriba?, sé quién fue, mi Mamá metiche.

   Papá, antes de acostarse, miraba bajo la cama:

   —Veo dos pelusitas de pantuflas rosas, yo así no puedo dormir.

   Mamá tenía una aspiradora de mano y las sacaba. Después abría la cama:

   —¿Quién puso este juego que pica? Hacé las camas con las sábanas blancas, sin arrugas, porque si no tengo pesadillas. ¡Ya!

   Creo que esa noche Mamá tomó el piróscafo. La respuesta de Papá fue superlativa:

   —El que se va sin que lo echen, vuelve para irse con permiso y llevándose uno de sus hijos, Agustín, que come hasta lo de sus hermanos.

   Un día apareció con una mujer llamada Dulcinea, alta, con la piel blanca como la lecha larga duración y el pelo color oro 18k, hablaba susurrando. En una comida, Papá anunció que en quince días, se casaría con Dulcinea, pudo divorciarse porque era amigo del Juez, que usó la figura: “Por abandono de persona, mándese a casar con otra, tal como dicto yo”.

   Forró la casa con tules blancos, usó la vajilla blanca del casamiento anterior, nosotros vestidos de blanco y con pajaritas negras. Mandó hacer una torta con escalones. Arriba la decoró con Dulcinea, casi no tenía peso específico, por su levedad levitosa. La torta tenía escalones que daban a donde mi Padre la esperaba con admiración. Ella tenía diez años más que Agustín, tan contento como nosotros, por tener una Madrastra que lo sacara a Papá de los reproches permanentes. Nosotros hicimos de mozos, encargados de repartir los manjares y las bebidas, entre los invitados, eran pocos, pero venían con hambre atrasado. No dejaron ni una miga.

   Papá no hacía jamás reproches a Dulcinea, a nosotros nos mandaría a un Internado, para poder repartir su amor en cualquier lugar que se encontrara Dulcinea. Sufríamos hasta el domingo, único día libre para vivir en nuestra casa. Papá pasaba ese día en lo del Juez, no soportaba nuestra presencia, decía que le dábamos jaqueca.

   Dulcinea quedaba con nosotros, a Papá no le gustaba ir con ella, porque el Juez no le sacaba los ojos de encima. Ella jugaba con nosotros como una más. Nos hacía dormir siesta, su único defecto. Dulcinea llevaba a Agustín a dormir con ella:

   —Es el que más cariño necesita, extraña a su Madre, pobrecito.

   Ese día llegó mi Padre a devolvernos al Internado. Faltaba Agustín que partió con Dulcinea, desconociendo su nuevo paradero. Mientras Papá se arrancaba los pelos, decía:

   —Qué desagradecida, Dulcinea, cómo la extrañaré, a Agustín no, porque siempre fue un pendejo de mierda.

domingo, 19 de marzo de 2023

ESCUCHAME

 

   ─Te quería contar, Ramón, en esta empresa decidieron prescindir de tu alto cargo.

   ─¿Cómo? ¿por qué?

   ─Te explico, el personal hizo una reunión especial quejándose de tus pedos. Sos un hombre grande, con unas pastillas factor a g se terminarían partes de tus problemas. Te pasarán al subsuelo, estarás en la parte contable, se inunda cada vez que llueve, pero ellos te darán dos bolsas de consorcio para que te pongas en los pies.

   ─Pero…

   ─Dejame hablar, los días de calor vas a morir de placer. Y ahora debo confesarte algo difícil de explicar. Tu mujer es la amante de uno de los empresarios. Eso fue el año pasado, cuando comprobé que era una atorranta descarada. Decidí encerrarla en el baño y pasó lo que pasó.

   ─Me estás cargando.

   ─No es así, nunca dejás que termine. Quiero pedirte algo, divorciate.

   ─¿En serio me lo decís?

   ─Te voy a decir la verdad, todo esto fue una mentira. ¿Sabés lo que tenés que hacer?, olvidate, olvidate, olvídate. Después hacete un viaje a Marruecos, llevate lo puesto, la ropa la comprás allá y no te olvides de llevar tus dos bolsas de consorcio. Usalas para comprarme las cosas que más me gustan, regateá tanto como puedas, pero hasta no llenar las bolsas, no vuelvas. ¿Qué te pasa? Es cobarde y traidor de tu parte irte así. Tenía más consejos para darte y me dejás hablando sólo.

sábado, 18 de marzo de 2023

UN BULTITO AQUÍ

 

   —¿Es cáncer lo que tengo, Dr?

   —No Estela, es Capricornio. No se quede con mi diagnóstico, consulte otros para ver si hay coincidencias. Puede que lo mío fuera un equívoco, puede ver uno donde los diagnósticos coincidan. Otro Dr que disienta. Puede que los tres estemos errados.

   —Dr¿Entonces tengo que esperar?

   —Como todas las Estelas, saben esperar.

   —¿Sabe Dr lo que me gustó de Ud? Fue cuando dijo “No es cáncer” “Es Capricornio” Si Ud lo dice, debe ser un buen lugar. ¿Dónde queda Capricornio?

   —Para qué quiere saber?

   —Me gustaría hacer un viajecito por aquel pago que hizo mi mutual, para asustarme con una operación sin certezas.

   —Le vuelvo a repetir, Estela, debe esperar.

   —¿Para qué Dr? Entonces tiene dudas, tal vez sea cáncer. Sencillo para Ud, pero me cortará un pedazo, con la amenaza adicional de una metástasis, le falta decir que cuando muera me voy a ir al infierno. No parece serio lo suyo.

   —Yo hice el Juramento de Hipócrita, que es serio.

   —Ud habrá jurado mucho, pero mañana parto para Capricornio, espero conseguir pasaje, me voy con mi cáncer, mi pedazo, metástasis y el horóscopo.

   —Tengo algo para decir, Estela ¡Váyase al infierno!

   —Le recuerdo que ya me amenazó con el infierno, Dr.

   —No fui yo, fue Ud

   —El orden de los productos altera los factores, Dr, en cuanto al infierno, puede Ud pasar primero, le cedo el lugar…

viernes, 17 de marzo de 2023

DE CHICOS

 

   ─Paula, vengo a pedirte perdón por todas las cosas que te hice.

   ─A mí no me hiciste nada importante, te conozco desde el jardín de infantes donde me tirabas de las trenzas y me levantabas la pollera para ser la burla de todos nuestros compañeritos. Yo te corría con el puntero, pero nunca pude alcanzarte.

   ─Me entendiste mal, no era el jardín de la escuela, sino el jardín de tu casa, donde te metías desnuda en tu piletita de lona. Te reías sola y eso era lo que más me gustaba de vos, tus risas. Yo me reía con vos aunque no supieras nada. Te invito a jugar. Es una hora ideal la siesta, duermen todos los grandes.

   ─Robamos los vueltos de las compras que esconden en cajas de latas. Compramos helados y nos vamos sin pagar.

   ─Guau!!! Qué buena idea que tuviste, Paula. Yo te acompaño, pero como no me animo, hacelo vos. Te hago de campana por si alguien nos ve.

   ─Si la gente no mira nada, están todos con la cabeza en otra parte. Hasta podríamos entrar por los fondos vecinales y robarles todo lo que podamos. El robo es una profesión, lo saqué de un libro, no lo inventé yo. Además tengo el revolver que le afané a mi Tía que es policía. Cualquier cosa podemos defendernos.

   ─Desde la terraza vemos a nuestros enemigos. Mientras tomamos los helados, seguro vamos a ver a la Maestra que vive acá abajo, le pegamos un tiro en la cabeza y le hacemos un favor.

   ─Tenés razón, la escuché decir que estaba más harta de la vida, que de su sueldo. Fue una casualidad, caminando con los boletines en las manos, seguro que llenos de ceros.

   Paula que tiene una puntería asombrosa le dio en el corazón. Los dos nos abrazamos recontentos.

   ─Mañana habrá duelo. Seguro no hay clases.

jueves, 16 de marzo de 2023

ENTRE HORTENSIAS Y JAZMINES

 

   Pasé por el jardín y en unos pasos crucé la cocina y estaban, la Tía Elvira, Camila, su hija, Papá, Mamá, los Abuelos, yo no estaba. Corrí la cortina de encaje bruseliano. Entraba un sol cálido por la ventana inmensa, de cristales repartidos y comían con prudencia, recordé a Prudencia, la más anciana presidiendo la mesa, yo no estaba.

   Los cubiertos hacían ruidos sincopados, masticaban con la boca cerrada, así fueron instruidos, respondían a todas las reglas. Menos Micaela, que corría a la Cocinera para desatar el moño almidonado de su delantal, yo no estaba.

   La Abuela tocaba el timbre bajo la mesa, bajo la alfombra.

   —Hija, debes educar a esta niña, Raimunda, la Cocinera, se ocupa de todo, no estamos en condiciones de tomar más personal.

   Yo no estaba.

   Papá andaba de amores con la Tía Elvira, desde antes de casarse con Mamá, que no ignoraba, pero callaba. El resto de la familia, murmuraba en las hamacas siesteras. Yo no estaba. Se escucharon gritos despóticos, Abuela levantó su bastón y dijo a Papá que no quería verlo más en esa casa. Luego convocó a la Tía Elvira, le entregó un pasaje a Colombia, partiría al día siguiente. Yo no estaba.

   Al atardecer, Mamá atardecía llorando, me extrañaba, le parecía injusto que Dios se lo hubiera quitado a los cinco años. Yo no estaba.

miércoles, 15 de marzo de 2023

EL ARTE DE COMBINAR

 

   Tenían dos camas juntas, el primer tiempo dormían cucharita en una sola. El segundo tiempo, uno en cada cama. El tercer tiempo, pusieron mesa de luz al medio. Cholo abría la ventana del dormitorio:

   —Está nublado, hoy llueve.

   Y Alba contestaba:

   —Si llueve falto al laburo.

   Él desayunaba en la mesada, ella de espaldas, en la mesa. Escucharon los truenos.

   —Se largó con todo, hoy no trabajo ni mamado.

    Alba se desperezó, luego de múltiples bostezos se metió en la cama y puso una película. Cholo pasó al baño mirando la pantalla:

   —Esta peli la viste tres veces.

    Por suerte tenían dos teles, él se fue al escritorio a ver películas mudas. A las 13, Alba pidió catering: pizza a los cuatro quesos. 13.30 Cholo sintió hambre, fue a la cocina a ver si Alba había dejado algo y no. Pidió un catering: milanesa con ensalada.

   A las 15 Alba se duchó y sus ropas nuevas salieron a la calle, no dijo dónde iba ni hasta luego. Cholo entró al baño, puteando, porque ella no secó nada. Se vistió con esmero y agregó perfume, nunca hacía eso. Fue la primera vez que Alba se encontró con un amante a estrenar.

   Caminó por un boulevard, compró flores, Cholo tenía las llaves, pasó casi un año que andaban con horarios alternados. Coger con otro, es el arte de combinar los horarios.

   Cholo y Alba llegaron al mutismo diario, ni el servicio meteorológico los unía. Dormían en cuartos separados, Cholo roncaba y Alba mandó a hacer doble puerta. Hubo una reunión de amigos reencontrados. Alba se sentó al lado de una mina joven y pizpireta, entre plato y plato cambiaba el peinado, con rodete, suelto, una trenza.

   —¿Sabés por qué hago esto?

   Recién la conocía:

   —Ni idea, contame.

   Fue al baño a renovar su rouge:

   —Disculpá, pero quiero sorprenderlo, me pidió que cambiara mi peinado a cada rato, le re-gusta que haga cualquiera con mi cuerpo.

   Habló despacio, pero señalando con el dedo:

   —¿Ves ese tipo, el de la corbata roja? Es ése, ¿no es buenmocísimo?

   Alba moría de odio, pero no quiso escándalo público. Se acercó a su amante y le dijo que lo esperaba en el baño, él se enganchó.

   —Cómo en las películas, decís vos?

   Alba cerró con traba. Él salió primero. Alba arregló su maquillaje y enderezó su ropa.

   Volvieron juntos, en el auto no hablaron, habían tomado todo, fumado todo, jalado todo. Cholo perdió el control del auto y se incrustaron en un árbol.

   La vida de ellos terminó como empezó, juntos…

martes, 14 de marzo de 2023

BURROS Y JODIDOS

 

   Se mudaron de un pueblo al otro. Buscaron casa, el consabido “Se vende”, la persona que los acompañaba se reía porque a ellos lo único que les importaba era el jardín. Olvidaban recorrer la casa. De su pueblo trajeron treinta y cinco árboles medianos y cuarenta macetas. Acá buscaron variedades de palmeras que no existían allá. Ella tocó el timbre de todas las casas de la manzana triangular.

   —Hola! Me llamo Andrea, cualquier cosa que necesiten, estamos a disposición.

   La atendían por ventanas entornadas, eran desconfiados, hoscos, endogámicos. Hacía quince años que allí crecieron paltas, nísperos, araucarias y palmeras, las más queridas. Parecía una selva, siguieron con la plaza y los hijos de sus árboles.

   Un día llamaron del Municipio “Debido a las quejas de sus vecinos nos vemos en la obligación de quitar todos sus árboles, incluídos los de la plaza.” Fueron a pedir explicaciones.

   —Dicen que las ratas viven en sus plantas, atraen mosquitos, cucarachas y hormigas.

   Al día siguiente les dejaron el jardín pelado, inclusive se llevaron las macetas. Les hicieron una multa que todavía están pagando. Ganaron una licitación donde nadie se había presentado. Debían realizar un bosque turístico con caminos que tuvieran salidas misteriosas. Diseñaron un paisaje selvático donde flias de inocentes monitos viajaban de rama en rama. El interior de su casa tenía un estanque con carpas anaranjadas, hidroponias y nenúfares.

   Sus descansos eran mirar su obra. Vinieron empresas anónimas y pasaron sus transcavator por la selva exterior. Necesitaron abrir una calle, coincidió con la casa de ellos. Quedaron despojados de todo, menos de sus ganas. Ahora son supervisores de crear tierra fértil en el oeste del Sahara, luego vendrá la plantación, que no pudieron hacer en su país.

   ¿Qué clase de país es, que no pone montes en el campo, para guarecer las veinte vacas que le quedan?

lunes, 13 de marzo de 2023

NUNCA CERRÓ BIEN

   ─Te vi a la salida del cine con un chico menor que vos. Se daban piquitos y yo como un boludo, pensando que era imposible tu infidelidad. Pero no, no fue el primero, según mi propio hermano. Todos sus amigos aprovecharon mi ausencia, cuando yo trabajaba para que a mi reina no le faltara nada. ¿Era necesario mentir en nuestra convivencia? Podrías avisar, o mejor desaparecer. Fue el daño más importante que me hiciste. ¿Me estás escuchando?

   Ella lo miró con odio:

   ─Te mintieron, pero son más importantes las opiniones ajenas, que yo, justo la que pensaba quererte para siempre.

   Entonces se hizo un silencio, no me preguntó nada más.

   Se cerró la puerta  y quedó ahí, esa puerta nunca cerró bien. 

domingo, 12 de marzo de 2023

ABRAZOS

   El Sr Borderjam recorría su futura casa sin terminar. Una sorpresa para su mujer y su hija. Tenía líneas rectas, cruzadas por otras líneas rectas. Ventanas reemplazando paredes. Sótano para el rincón de los recuerdos y terraza para los libros. Piso de mármol de Carrara. Cuando hasta el último detalle concluyó, el Sr Borderjam la decoró con nada y cañas.

   La limpieza fue exhaustiva. Llamó a las chicas, en una colina de seda se erguía la nueva casa. Sofi gritaba:

   —¡Sacaron los árboles! Dejaron sillas y asoma la savia que agoniza. Yo acá no me quedo si no ponen árboles que echen tronco en breve, que tapen la casa, detalles sensibles, el mucho y el puro árbol.

   —Hija, este solar fue hecho para mirar el césped alrededor y sentir el aire brisado.

   —Yo prefiero abrazar un árbol, que tener brisas.

   Se hizo según los deseos de Sofi. La casa quedó cubierta de árboles, enredaderas, claveles del aire, glicinas. Ellos hicieron bosque y hubo que abrir algunas ventanas para que pasaran las ramas.

   Comenzó la confusión de recuerdos del sótano, con libros del techo. Las raíces crecían al compás de los árboles, algunas salían de la tierra para espiar la casa. La costumbre hizo que no se asombraran cuando empezaron a crecer árboles adentro.

   Tuvieron que cambiar los recorridos de la casa, había que ser ingenioso para usar el retrete. Ante tantos inconvenientes no tocaron ni ramas ni árboles. Pasaron unos años, la flia arañada, raspada y los tres habían bajado de peso, piel y hueso, casi.

   Durante la fiesta de noche buena, sus tres brazos flacos unieron sus copas. Se abrazaron y los árboles también los abrazaron.

   No hubo justicia, en aquel abrazo que se llevó la vida de tres. 

sábado, 11 de marzo de 2023

LIBERTAD ANTIPSI

   Me da aprensión volverla a la vida, es mi obligación. Respira sola, está conectada, por eso brazos y pies atados. Cuando despertara había que estar preparados: mordía, arañaba, tenía una fuerza salvaje, sostenida por un diagnóstico sin solución. El Dr fue el primero que la vio, ella sonreía inocente y clara como el alba.

   Sus ataques eran repentinos, podía estar departiendo con cualquiera en estado alfa y empezaba por romper la vajilla y comerse al que tenía enfrente. Le daban sedantes potentes, necesitaban camas y la mandaron a su casa con una Acompañante Terapéutica, no funcionó, los mordiscos y arañazos hicieron que la Acompañante renunciara. Se corrió la voz y nadie quiso tomar ese trabajo. A excepción de un Antipsi que aseguró la curaría en un 40%. No tenían sesiones, él la dejaba a su aire, comía en el plato del gato, tomaba agua del inodoro, dormía en la alfombra.  

   —¡David, vení pronto! Tengo pesadillas y no se quieren ir.

   De inmediato se hacía presente el Antipsi:

   —Venga, venga, se va a dormir en mi regazo, mientras le canto el Arrorró.

   Le encantó que David le enseñara a caminar en cuatro patas, aprendió rápido. David le vendó las tetas y aprovechó la cantidad de pelo de ella para que pasara como un perro, bordearon el mar. La llevó con collar, bozal y cadena. No quería volver a su casa, le mordió el meñique al Antipsi, hasta quedarse con el dedito en la boca. David se encerró en la casa.

   —De afuera se escuchaban los ladridos, estaba convencida que era una perra y era una perra que se llevó mi dedo. Me armé de valor y salí, miré hacia el mar, ahí andaba la loca, entre los médanos, la dejé, es conveniente que los pacientes vayan a dónde quieran. Éste fue un caso, yo vivo en la regia casa de ella y ella en la casilla del perro. 

viernes, 10 de marzo de 2023

EL GATO

   —Chicas, tengo la solución, vos Cande, que fuiste dibujante te podés encargar de los planos, tengo una novedad, los sótanos del Banco se comunican con casa.

   —¿Y qué tiene que ver, lo vamos a robar? ─preguntó Selva.

   —Dalo por hecho, somos cinco viejas con entrenamiento de Pilotes, Zumbada, Kunga Funga y tenemos fuerza tipo barrabrava.

   Poli pensó que tenían un perfil ideal, viejas, flacas, encorvadas, rodetitos tristes blancos y vestidos de cuarenta año atrás, con carteras para la polvera.

   Raquel, autora intelectual, le puso número a las acciones.

   —Tenemos un finde largo, tres días. Primero bajar a nuestro sótano, acceder al de ellos con pico, pala y baldes, todo milicado, un dos tres, un dos tres, acceso directo a las cajas de seguridad y las de inseguridad.

   Cande decía que la adrenalina produce un acelere, por ahí terminamos antes. Aseguró que nunca en la vida, ninguna trabajó tanto. Hicieron perforaciones impecables, usaron antiparras y llenaron veinte cajas de efectivo, las cajas de los ricos y para no hacer diferencias, las de los pobres.

   Salieron dos primero y las otras tres atrás. Cinco viejecillas inofensivas. Les preguntaron si habían escuchado algo, todas mostraron sus aparatos auditivos y dijeron no escuchar en general. Subieron al auto, a la altura del Km 209 las paró la Policía. Hicieron bajar a la que manejaba:

   —Lo lamentamos señora, pero deberán dejar el vehículo, no tienen edad para conducir. Queda a buen recaudo en el Estacionamiento Municipal. Para retirarlo abonará 200.000 pesos y alguien joven que haga el trámite.

   Empezaron a caminar, las cinco recordaron que todo lo sustraído  quedó en el baúl del auto. Hicieron dedo, las levantó un camionero, que sólo escuchó de las cinco viejecillas, puteada tras puteada.

   Esperó a que se quedaran sin aire y preguntó y ellas le contaron. El camionero sabía el número de la patente, los siguió por la autopista:

   —Tranquilas, esto lo soluciono yo.

   Pasaron dos Km y allí estaba el auto, los tipos con el capó levantado y las tres cabezas metidas en el motor. Las cinco viejecillas observaron cuánta concentración lleva un motor roto. Con pasos inaudibles tomaron el capó y lo largaron sobre las tres cabezas. Un auto viejo es tan pesado, que con sólo dejar caer el capó se degüella hasta tres o más personas. El camionero rescató el botín y llevó las viejecillas a su casa, les acomodó los bártulos bien merecidos. Las chicas, que sumaban 390 años, le dieron como para una casita, bien merecido. El “Gato”, camionero, casi llora, después se acordó que los hombres no, y no. 

jueves, 9 de marzo de 2023

...QUEDA EN VIRREY DEL PINO, EN BELGRANO...

 

   —Usted me pregunta por mi hermana, si yo no vine a hablar de ella. Le cuento de mis viejos, cómo me maltrataron, me subestimaron, me quitaron la autoestima y pregunta por mi hermana, no le entiendo nada.

   —¿Porqué le enoja tanto, Paca? Ustedes son una familia unida, si no le escuché mal, pero sus padres, también son los de su hermana… Entonces, me gustaría que hable de su relación con ella, más allá de cómo fue tratada usted por sus padres.

   —Pipa siempre fue una cobarde resignada, ella pasó lo mismo que yo, fue maltratada, sojuzgada, pisoteada. Peor que yo, es tan sumisa, tarada diría yo, que no quiere hacer terapia, me manda a mí y después pide que le cuente.

   —Entonces su hermana también sufre la misma problemática que usted, con respecto a sus padres.

   —Somos una familia unida, pero no por: ¡hiupiii! Sino por el sufrimiento que ellos nos provocan, desde que nos acordamos.

   —¿Y cuál es el primer recuerdo que usted tiene de sus padres y de Pipa?

   —Cuando me hacía encima, la ligaba Pipa y viceversa. Mi padre nos pegaba con un cinturón que parecía de fuego. Pis, cinco latigazos a cada una. Caca, diez. Yo no decía nada, no quería darles el gusto de verme llorar. Pipa hasta pedía perdón en su nombre y en el mío. Es tonta, pero de chica ya era generosa.

   Después vino la escuela, el secundario y recibidas ambas. Quise seguir derecho, abogada, el derecho civil me gustaba. Pipa quiso ser piloto de avión, no pertenecer a aeronáutica, piloto civil. Mi padre se puso verde al enterarse, nos metió en un avión y nos mandó a Misiones, a casa de unos parientes raros, la tía era policía y el tío comisario. Una familia muy temida, en el pueblo.    A nosotras nadie nos hablaba, sólo miraban con pena cuando vino mi viejo a buscarnos, con el uniforme de aeronáutica. Nos saludó con un coscorrón en la cabeza a cada una y una patada en, disculpe, en el culo. Por todo lo que habríamos hecho de malo. Mis tíos le gritaron, que nos habíamos comportado como presas de buena conducta. No sé si ve Doc, lo que le cuento, mis propios tíos nos trataban de reclusas. Y en vez de evitar, que nos pegase, le gritaron algo de la buena conducta.

   Mi viejo se enojó con sus parientes por metiches y volvimos en un avión del ejército. Se movía mucho y nosotros vomitábamos. Allí, veinte latigazos en pleno vuelo, a mi hermana y a mí.

   —¿Y su madre, mientras tanto, qué hacía?

   —Mi madre en general, ni nos miraba, en las comidas nos tiraba los platos como naipes y nos servía poquito. Ellos repetían sus platos como tres veces y nos mandaban a dormir sin postre y sin televisión. ¿Qué me dice Doc? Todavía estamos ahí, como un círculo vicioso, Pipa y yo, sin hablar con nadie, ni por teléfono. Para que seamos chicas decentes, dicen y mi madre con cara de asco, arranca las hortensias del jardín, para que nos casemos pronto. Lo dice con odio, las dos nos damos cuenta. Bueno, le conté todo, Psi, dígame algo, antes de la próxima sesión, hablé todo yo. ¿Qué tenemos que hacer Doc? Perdón, ¿Qué tengo que hacer Doc?

   —Voy a ser directo, salgan subrepticiamente de su casa, lleven alguna muda en sus mochilas y pidan asilo político en la Embajada de Cuba.

   —Lo que no entiendo, Doc. ¿Porqué en la Embajada esa?

   —Porque me parecen dos zurditas de mierda.

miércoles, 8 de marzo de 2023

RELACIONES INOFENSIVAS

 

   Se hablaban todos los días, era una estación después, pero se extrañaban, por eso lo del teléfono, no había celulares. Llevaba diez años de novia y era virgen como la luna. La Madre escuchaba esas palabras y dos lágrimas, rodaban hasta su boca.

   Se cansó del personaje, la hija le dijo adiós a su novio, mientras un auto la esperaba con la puerta abierta. Su primera vez fue en ese auto. De las ruedas pasó a las camas y hombres, de todas las edades, respondían sus deseos. Hablaba con su Madre todas las mañanas, le contaba que se reponía, del novio ausente, con salidas inofensivas, su virginidad, era virgen. La Madre recibía al novio compungido, todas las tardes, lo consolaba con tecitos de bach y demás pociones. El chico lloraba tanto que un día la Madre lo abrazó, como a un hijo desvalido.

   El novio le devolvió el abrazo, como un amante impaciente.

   Una tarde, la hija apareció en la casa en el momento exacto del clímax de una relación. La Madre no vio nada, porque se encontraba boca abajo, el novio reptaba con los ojos cerrados.

   Fue con silenciador, uno a cada uno en la nuca.

   Volvió a su casa y llamó a su Madre por teléfono, no contestaba. Primero sonrió y no se detuvo, hasta la carcajada.