Admiro EEUU, con
esos edificios que tocan el cielo, cuando querés comprar un departamento no te
preguntan qué número:
— ¿Dónde lo
quiere, abajo de las nubes, mitad, arriba de todas, el piso con piscina
privada? y hasta puede saludar a sus finados que viven en el cielo.
Están los
biulding, donde al cumplir los 40, lo dan de baja y no paga ninguna cuenta que adeude. Desde el
Gobierno Trumpiano, le darán un trabajo en algún subsuelo. Prenderá y apagará
las luces, controlará la calefacción. Si Ud se pone viejo, lo sacan a la calle y
el Ejército de Salvación le otorga una cama con liendres y sopa de cucarachas,
se acostumbra y le parecerán hasta saludables.
Si cumplió 25
años y desea contribuir con la patria grande, se anota en la lucha contra
Kuwait y si resulta buen tirador, lo mandan a Irak. Le pagan, pero es difícil
que lo dejen retornar. La comida es cuatro estrellas, le dan una hora, se llena
la panza. Recuerda al enemigo con las tripas afuera y vomita.
Tiene la suerte
de encontrar una mina muy joven, cuya juventud se debe a infinitas operaciones,
la mina le dice que tiene 23 y Ud se lo cree. Mira por el balcón-patio, con
vista al Central Park y piensa que New York, tiene campo.
Ella trabaja
casi todos los días, menos los domingos. Ud se aburre y se sienta en un banco
de la plaza. Le empieza con un inglés chapucero y le pregunta:
—¿Cómo hago para
llegar a Brooklyn?
— ¡Oh! Very
cool, podemos hablar español, soy latino cruza con negro, aquí me despreciaban,
hasta que encontré un sótano y toqué el saxo, mis notas se casaban con el humo,
a partir de ahí vivo en New York como un bacán, conseguí un piso frente al
Central Park, es de una mina que le pagan muy bien por obtener sexo. Lo único
molesto es que de noche pide que me vaya, de día es toda mía, vive con otro
tipo que toca el saxo mejor de lo que la mina hace sexo. Los domingos son para
él. La vida es una casualidad, los dos tocamos el saxo, en el mismo lugar. Le
podemos proponer a la mina, dormir los tres juntos, ella no pedirá nada, el
trabajo la deja mortadela. ¿Sabés cuántos años tiene?
—A mí me dijo
23.
—Tiene 73, te
das cuenta por las flatulencias, provienen de un ano dilatado de muchos años.
No hay que quitarle méritos. En la cama es una Diosa, te hace olvidar los pedos
que se tira.

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