Lo de la escuela
pública fue idea de tu abuela, ahora, esto de invitar a tu cumpleaños a la hija
de la portera y a los chicos de esa escuela, no corresponde. Por eso quería que
fueras a “Jesús de las piedras”, ni tu padre me escuchó. Tenés que socializar con
chicos educados, hijos de profesionales, gente bien vestida y bien hablada.
Hija, tenés que entender que tienen olor a milanesa, muchos no usan
desodorante. No puedo permitirlo.
La niña lloraba
tanto que la vieja la mandó a su cuarto y le cerró la puerta. La niña echó
llave por dentro. Total, para qué le festejan su cumpleaños con hijos de amigos
de los grandes. Casi todas chicas tontas, que encima regalan cosas aburridas como una camiseta
blanca y un suéter que pica. Jugar a las estatuas y al gallito ciego.
A mí me hacen
feliz los chicos y las chicas de la escuela. Sobre todo los chicos audaces que
caminan la cornisa, le ponen dulce de leche al mástil. Además me invitan, las
chicas no, porque son sedentarias. Los varones me enseñaron a trepar árboles
más altos que la escuela. El otro día llevaron un Marlboro al patio y me
invitaron a fumar con ellos. Las chicas se reían, secreteaban, pura envidia.
A mí los varones
me gustan hasta para besarlos que, desde ya, es un asco.