miércoles, 24 de febrero de 2021

CUBETAS

 

   Tanto silencio en su mundo y tanto mundo sin silencio. Fue la primera foto que tomé, con una máquina réflex, regalo de mi Padrino.

   Un hombre sin edad, en diagonal a mí, permanecía mirando los árboles sin mirarlos. Su café había terminado y él, con el pucho prendido, lo tiró en el agujerito que decía: “Tire los cigarrillos aquí” y abajo venía otro cartel: “Apáguelo en la superficie”. Tenía los pies cruzados cubiertos de alpargatas con bigotes. Una bombacha campera, una camisa desteñida y una boina de costado. Estaba descansando, pensando cómo se piensa cuando uno piensa. Era como si el espacio que lo rodeaba, le perteneciera.

   Preparando mi objetivo, cuando disparé, el hombre se había ido. En su reemplazo dejó una paloma que comió unas miguitas y partió volando. Cuando hice el revelado y el copiado, advertí la superposición del hombre y la paloma. Él tenía alas y la paloma su mirada.

   Llamaron a mi casa golpes pesados, habiendo timbre ¿con qué necesidad? Era el tipo aquél de la foto:

   —Buenos días, esta chica, ¿no tiene algún trabajo para un desocupado, que necesita para comer y otras cosas? Soy techista, plomero, gasista y muy capaz de reparar todo lo que haga falta.

   Se me ocurrió una idea:

   —¿Usted aceptaría ayudarme a revelar fotos?

   Él se quedó de una pieza, sobre todo cuando en el cuarto oscuro se prendió la luz roja. Le asombró todo el proceso para revelar una foto colgada de un cordel con un broche.

   —Este trabajo lo hago de noche, si usted gusta, le informo que obtendrá el sueldo de un Jubilado.

   Estaba decidido, esa noche apareció con una sonrisa campesina.

   —Estoy a su disposición para lo que guste.

   Tomaba las pinzas con todo cuidado y cuando los pasaba por las distintas cubetas, sentí que sus manos rugosas, eran de seda y cuando pasaba su cuerpo tras del mío, daba vértigo. Le dije:

   —Abrazame fuerte y dame un beso, lo necesito ahora. Si no hacés eso que te pido por las buenas, será por las malas.

   Nos fuimos a vivir a campo ajeno. Seguimos sacando fotos y nos fue tan bien con sus ventas, que nos compramos el campo. Para atraer al turista, hicimos una foto gigante del mismo día de las alpargatas y la paloma.