lunes, 31 de julio de 2023

EL TROFEO

 

   El año pasado le compré una mochila con cabeza de gato y porta inútil colgando de la cola. Piensa la Madre y escucha Indiana:

   —Me costó un montón, pedí prestado a tu Abuela. ¿Por qué otro más?

   Tenía la nariz pegada a la vidriera de artículos escolares.

   —Porque este año me tocan más libros y cuadernos pesados, mi espalda va a doler. Ahora vienen con rueditas, porfa, Mami, no sigas caminando, desde acá veo una barata, con ruedas y caños de aluminio.

   Indi es pertinaz, hace tres meses que lleva rastas, se las hizo el Padre, la novia del Padre, que no le cobró nada.

   —Vos tenés ahorros, Indiana, comprala con tus ahorros.

   —Bueno, la compro con mis ahorros ─ahora, que nunca me venga a pedir un peso de mi chanchito, porque se le terminó el sueldo.

   La novia de mi Papá es vegetariana, lo convenció a él y a mí lo dio por sentado. Odio las verduras. Mi Papá sabe, ella no. Cuando le toca el turno de visitarme, me dice:

   —Indi, hoy comemos carne.

   A mí me dio miedo, por la novia, le pedí que no le contara, pero comí cordero, estaba buenísimo. Mis Papis están divorciados, pero se hablan, Papá consiguió una novia re-divertida y Mamá, un novio que vive en casa, hace de comer. La vamos a buscar Mami al trabajo, cuando salimos a la vereda, dice:

   —Dame la mano, Indi.

   La primera vez que lo escuché, me puse feliz. Tengo dos Mamis, dos Papis, seis Abuelos, ocho Tíos y dieciséis Primos. Ojalá todos me regalaran plata, hay tantas cosas lindas para seis años. 

domingo, 30 de julio de 2023

VERTIGINOSO

 

   Trajo sánguches de miga, rellenos con palmitos, de pan negro. Otros de jamón crudo y rúcula, de lechuga salame y queso. Acompañó con una botella de vino, eligió borgoña, latitud 46. Puso un mantel recién lavado e invitó a la hija de la criada. Comieron hasta terminar todo. Se arrastraron hasta la tranquera. Los Padres de las dos, que eran del mismo Padre, antes era común, detuvieron los caballos y saludaron con un odio fastidiado. El Padre reconocía una pero a la otra no.

   —Vos sos mi Papá, me lo dijo Mami, pero me parece que la dejaste sola. A mí cuando me retás, me decís “hija de puta” y mi Mamá no es ninguna puta, es una santa.

   —Andá a dormir, boca de loro, la mía, la verdadera, que también vaya. No quiero despertar en medio de la noche y ver que duermen juntas, les daré cuatro latigazos a cada una, todos serán para la negroide, ocho latigazos para ella. La otra no cargará con ninguno, por bella, por blanca y legítima.

   El cumpleaños de Clarisa, sería la semana siguiente, le hicieron un vestido de seda, con miriñaque de tul y polizón de mimbre.

   —Quiero que vengas, Areta, diré que sos mi nueva amiga, del Colegio —la miró con ojos de huevo duro asustados— tendrás un vestido que era de la Abuela, el escote es generoso llevará tus sorprendentes y nuevas deidades, del lado de adentro, por supuesto, y el corset te hará cintura de abeja. Deberás hacer respiración corta, para poder sobrevivir.

   El color de la piel preocupaba a Areta y su pelo mota.

   —A la piel le pondremos talco y a las sobresaliencias, engrudo esparcido con delicatesen. El pelo ya te lo pensé, usaremos plancha de carbón y te haremos lacia, mota por mota.

   Areta pensó que le quedarían los pelos parados, tal vez chamuscados. Fue tal como previó, quemados y duros, si trataba de aplastarlos se partían.

   —Todo tiene solución —dijo Clarisa— te voy a depilar la cabeza y ensartaremos la peluca de Tía Rebeca, que cuando le hicieron la quimio, quedó calva. El engrudo que sobró del montaje, hará que la peluca adhiera como si fuera tu propio pelo, tan rubio como el mío. Vamos a entrar juntas, no pongas cara de negra asustada, entorná los párpados y lucís tus pestañas verdaderas. Diremos que sos mi dama de compañía.

   Areta se dejó y quedó como una porcelana embalsamada. Clarisa abrió la fiesta, el vals lo bailó con su Padre, que preguntaba:

   —¿Quién es esa belleza que te acompaña?

   Clarisa sonreía a uno y otro lado y evitó contestar. Los jóvenes más ricos y apuestos de Catamarca, se abalanzaron sobre Areta, con sigilo y desesperación.

   Areta pasó de brazo en brazo, hasta terminar con el más apuesto y atrevido. Clarisa la miraba con envidia, por ser aquel, de su predilección. El joven, llevó a pasear por un laberinto sin salida a Areta, él le respiraba calentito en la oreja y con una mano, le sacó las gracias del corset, como no se pudo prender más, el joven siguió investigando y Areta conoció el cielo.

   En el medio del laberinto, un pedestal vacío, fue ocupado por Clarisa desnuda. Cuando el joven la descubrió:

   —Areta, nos veremos con frecuencia, nunca conocí nada igual, ahora me retiro, me esperan mis amigos.

   El joven corrió hacia Clarisa desnuda, preparada, sin corset y sin nada. El joven arremetió como un caballo y Clarisa gimió como una yegua. Escucharon pasos de los custodios de pelucas blancas, eran todos maricones. Pero el joven se asustó, tiró a Clarisa en el pasto:    

   —Clarisa, nos veremos con frecuencia, nunca conocí nada igual, ahora me retiro, me esperan mis amigos.

sábado, 29 de julio de 2023

LOS BUENOS MODALES

 

   —¿Hola?, Buenos días, ¿Ud es la Señora de Pascual?

      Qué suerte que la encuentro, necesito hablar con su marido urgente. Se me rompió la canilla de la batea y quiero que la arregle cuanto antes.

   ¿Cómo quién soy? Ah, él no le ha dicho, yo soy Camila, la amante, pero no entiendo, Pascual me aseguró que entre Uds no había secretos y que estaba contenta conmigo, porque le permitía levantarse a desayunar, sin hacer el amor antes. Si Ud presentaba jaquecas, ante sus pedidos maritales, él le preparaba un tecito con aspirina…¿cómo que no es cierto? Duda de Pascual, que nunca miente, incluso me trajo un conjunto de ropa interior, con corpiño con puntillas rojas y push up, aunque yo no necesito. Y un calzón etéreo, al tono, con hilo atrás, de strass. Dijo que fue de parte suya el regalo, por mi cumpleaños. Yo le quise hablar para agradecerle, dijo que no porque Ud no tenía tiempo para recibir ningún llamado. Incluso me contó de su sordera…

   ¿Por qué se va a desmayar?...ya sé, de alegría, está emocionada porque se lo atiendo de diez. Él viene todos los días y me agarra una vez y otra vez y otra vez, a veces me asusta y entonces me pega.

   ¿Cómo, qué le digo? Que me encanta! Le pido más porque me recuerda la infancia. Y él se pone al rojo vivo y me exige el de la despedida completo. Cansa un poco, no se lo voy a negar, pero frente a semejante dotación, soy re-feliz.

   Hola, hola, ¿qué me dice? Ay, qué vocabulario, Sra. ¿Cómo me va a decir hija de puta!?, Bueno, si le gusta insultar, a mí Pascual también me parece degenerado, pero los degenerados me encantan. Además los masajes, me roba las manos el pillo, no me diga que no le hago un fav…¿holá?, ¡holá!

   Me cortó, pobre Pascual, con esa mujer que encima se hace la estrecha.

viernes, 28 de julio de 2023

MATE PROPIO

 

   El patrón decía que Gervasio lo único que hacía era tomar mate, en la matera.

   Decía que era un peón de adorno. Decía que le pagaba porque le daba pena. Decía que Gervasio en vez de tomar mate debería trabajar.

   ─Hay algunos que no quieren hacer nada, como Gervasio.

   Cuando todos los peones hacían su descanso en la matera, le llamaba la atención que el viejo con un mate en la mano no convidara a nadie. Tenía los ojos casi cerrados, seguro que pensaba en las dos mujeres que lo abandonaron y sus cuatro hijos cansados de la dictadura del patrón se fueron a vender panchos a Mar de las Pampas.

   Jamás volvieron a ver a su padre. Ellos se lo perdieron, el día que entraron a la matera el viejo estaba muerto, el mate no lo tenía. Con  una sonrisa mirando al cielo seguro que lo esperaban. En una sencilla ceremonia los peones lo enterraron con mate, bombilla y pava.

   Lloraron todos, hasta el patrón que en el fondo muy en el fondo lo quería.  

jueves, 27 de julio de 2023

BALANCE

 

   La madrugada llega pronto en el Fin de Año y si hace calor, hierven nuestros poros, los muchachos llegaron con el vino puesto, se quedaron cortos y vinieron para acá, ellos saben que los quiero desde que nacieron. A veces sus Madres me los dejaban, porque en las metalúrgicas no había guardería, esos inventos modernos, que son para la comodidad del esclavo, o del laburante que hoy por hoy es igual.

   Se sentaron en la mesa del pasillo, donde corría cierto fresquito.

   —Tito querido, como siempre, en esta fecha, venimos a completar lo que no alcanzó en nuestras casas. Traé vino tinto del mejor, por ahora dos botellas es suficiente.

   —Boby, te acordás de esas dos minas que no nos daban bola? Y a nosotros nos gustaban más, porque no nos daban bola…y mirá después en qué terminó.

   Fito pensaba en Raquel y su maravillosa inteligencia, que la hacía hermosa a pesar de ser un esperpento. Decía cosas raras, absurdas, pero que acertaban en nuestras neuronas y dibujaban una realidad que desconocíamos.

   Silvia estaba buena, era vanidosa y superficial, bailaba como una Diosa, la gente decía que se acostaba con todos. Boby le contó, eran amigos, Silvia dijo que para todos no le daban los tiempos.

   —Yo creo que nos equivocamos de mujeres, perdoná que te confiese, estoy en pedo. Es sano quitarse la máscara, justo el último día del año. Yo me casé con Silvia porque sabía que a vos te gustaba y mirá después lo que pasó. Sabés que aunque quiera, no me lo perdono.

   —Bueno, ya que estamos, la elegí a Raquel, porque pensé mal, imaginé que te gustaba, siempre competimos, desde los triciclos hasta en las conversaciones con otra gente. Fue un garrón, en la fiesta de Artemio, fumamos, tomamos y algunos desmayaron, ahí aproveché y me cojí a tu Mujer.

   Fito no quiso escuchar, Silvia quedó embarazada de su mejor amigo. Nunca le dijo nada, hasta que en una discusión de romper todo, ella le murmuró al oído: “Nuestro hijo es de…no te hagas el boludo, vos aceptaste porque no podías tener”.

   Boby lo miró y dijo sarcástico:

   —¿Sabés que Raquel se enamoró de vos y pasó igual? Mintió un hijo que es tuyo, o era. Raquel tenía  códigos, después de lo sucedido, vive en Puerto Rico y estudia no sé qué. Eso le impide ver a nuestro hijo. Raquel es un freezer. Ni pregunta por el hijo cuando llama. Me pregunta por vos y cómo estás viviendo lo de Silvia. Mirá si será zorra, ella sabe lo que pasó con su mejor amiga.

   —Chicos, voy a cerrar, les traigo dos copitas de grapa española. Quiero que sepan, que no conozco jóvenes tan amigos como ustedes dos. Debiera contarles algo, pero, mejor lo dejamos así. Ya es Año Nuevo, no vamos a empezar amargados. 

miércoles, 26 de julio de 2023

A LAS TRES DE LA NOCHE

   Su situación económica no tenía solución, ni con préstamos bancarios, o familiares o el recurso de los dólares en el jardín. Este último episodio fue el más lamentable, no recordaba dónde estaban enterrados, había árboles caprichosos, donde trepaban enredaderas que cubrían la tierra y donde no la había, césped prolijamente cortado, donde no existían señales de pozos.

   El insomnio de Clemente Micoto lo levantaba de la cama, se producían confusiones en su cabeza, llamó a su amigo Cristiano Soborno.

   —Hace catorce días que no duermo, camino con sigilo por las noches, buscando la paz que necesito. ¿Entendés mi desesperación, Soborno?

   Al otro lado se escuchó un hondo suspiro.

   —A mí me sucede como a vos, no sé si peor, me embargaron la casa, el auto, a mi mujer no, que habría sido una alegría.

   No le dio risa, le dio miedo su miedo.

   —La culpa la tiene este Gobierno de mierda, en vez de expropiar los bienes a la K-chorra, que viralizó la corrupción, el próximo idiota pretende que nosotros, los que sí tenemos escrúpulos, paguemos como boludos, los agujeros que…

   —¿Me escuchás, Micoto? No llores, que me hacés llorar a mí, parecemos dos maricones, dejá de joder, venite a casa y no hablaremos de estos chanchos. Te prometo silencio y unas pitadas para curtir un poco el cielo y las estrellas. ¡Uy! Recién cayeron dos, fugaces, símbolo de buen augurio…a lo mejor… 

martes, 25 de julio de 2023

BROTES

 

   Voy a preguntar por el tapial al ermitaño.

   —Señor Oliverio, no quiero interrumpir sus pensamientos.

   Es mi vecina, la que le reza a las flores y se le secan, las saluda cada vez que pasa, les da besitos, las acaricia, las baña con jabón de bebé, las enjuaga con agua tibia.

   —Necesito consultarlo, mis flores están tan mustias, que algunas agonizan, sufro yo y sufren ellas, les doy todo el amor que tengo. ¿Será poco? Usted que fue tan sabio y prudente en su profesión de Psicoanalista, ¿cuál es su opinión acerca de estas bellezas, casi mis hijas?

   Esta mujer tiene perfiles psicóticos, produce un efecto paradojal en su jardín, morirán todas la flores juntas y ese día llorará como una loca, fuerte y tupido, mis pensamientos acusarán esa tristeza, se pondrán agrios y no podré comer más mi único alimento…viviré mis días hambreado y no tendré fuerzas para atender a mi único amigo, de los miércoles a las cinco de la tarde.

   —Mi querida, debe dejar que ellas hagan su vida, quizás desean encontrarse consigo mismas, trate de recordar a sus padres y esa sobreprotección que ejercieron sobre Ud, tal vez le impidieron tener novios, para que estudiara y se recibiera de lo que ellos quisieron y no pudieron. Los Padres degluten a sus Hijos, si uno no se las toma de su casa.

   Esta mujer, ¿podrá procesar mis sugerencias? Recuerdo haber tenido dos o tres pacientes con relaciones florísticas mortales. Una en especial se colgó de una viga y pétalos mustios le salían de la boca.

   No debo pensar más porque vuelvo a la situación que produjo mi huida, la confusión de pensamientos. Se me perdían en el aire y logré que desaparecieran. Por eso me encerré en esta casa y planté pensamientos para recuperar los míos. El agua de lluvia y la tierra sin fertilizantes, produjo cantidades tan importantes, que comencé a comer pensamientos.

   —¿Me escucha, mi querida? De hablar con Ud se me han despertado deseos que creía ausentes. La invito a una visita, por favor use el tapial, yo vivo desnudo, Ud venga igual, pero con brotes de flores sobrevivientes. Puede que ellas comprendan lo que haremos y le vuelvan a prender. Eso sí, no me deje brotes de malvón, ni de strelitzias, comerlas me caen muy mal. 

lunes, 24 de julio de 2023

REDITUABLE

 

   Entra con la frente plegada, se escucha cómo el mentón aprieta los dientes, tiene los ojos de acero gastado y la boca una sola raya seca. Cuando terminó de pasar:

   —Escuchame bien, de la puerta para afuera, dejaste la selva mugrienta del laburo y de la calle. De la puerta para adentro, tenemos que sonreír, inflar los cachetes y reírnos hasta que nos falte el aire, andá a lavarte las manos, la cara y los pies. Hay una sorpresa que me llevó varios días ocultar. Como te vas cansado, llegás cansado y te acostás boca arriba, como un muerto, no ves nada. Eso no importaría, ni siquiera te das cuenta de mi presencia, Roberto, ¿entendiste mi descripción?

   Pobre Virginia, tiene razón, ella siempre está contenta, toca el piano, canta sin desafinar, habla sola con cualquier personaje inventado. Y yo soy un estropajo, a veces me gustaría darle una alegría, pero cada vez que empiezo, ella me para el carro en la mitad.

   —¿Sabés qué pasa, Roberto? Ahora soy yo la que no tiene ganas. Sos aburrido en tus métodos y me quitás la alegría de pensar que tal vez, un día…quiero que veas esto.

  Abrió las ventanas de la casa circular, que daba a un jardín circular, rodeado de plantas raras, que acariciaban el suelo y la cabeza. Hizo construir una pileta de quince metros de diámetro, el fondo iba de los tres metros a los cinco metros de profundidad.

   Roberto se quitó la ropa y se tiró de cabeza, apareció del otro lado, con flequillo de niño.

   —Sos una genia, Virginia, vamos hasta el fondo y nos damos un beso sopapa, como el primero.

   Cuando llegaron a la superficie, descansaron en unas colchonetas que compró Virginia. Ella había diseñado la casa redonda, de una arquitectura talentosa, las ventanas eran redondas. El escritorio, la biblioteca, el baño, el dormitorio, todo todo tenía 360°. De pronto le llovieron proposiciones de trabajo de casas redondas.

   —Roberto, me retardé, el trabajo no me permite organizar mis horarios. Te cuento porque, hace tanto que convivimos, sos mi mejor amigo. Debo discutir algo que me viene sucediendo y sé que te va a alegrar. ¿Sabés quién es mi primer ayudante? Quiso que yo fuese su mentora, ni bien lo vi me acordé, fue mi primer novio, pero no pasamos más que de besitos, no se usaban las relaciones íntimas si no estabas casado. Él me largó por una audaz que tenía buena disposición y ejercía su sexualidad. Él, después de tantos años, trabajó en casa, en la pileta, eligió el color de las malaquitas y es tan creativo que cuando inventó una zona térmica, quiso que la probáramos juntos, dijo que así nos pondríamos al día, con el tiempo perdido, en nuestro casto noviazgo. No sabés lo que es ese hombre, entró tantas veces en mí, disfruté como nunca jamás. Te invito a que mañana, nos mires como si tomaras un curso de instrucción, digamos. Él dijo que sería una experiencia interesante, que descansemos los tres en la cama redonda y hagamos en seco, lo que hicimos en el agua. ¿Qué te parece, Roberto? ¿No es un genio?

domingo, 23 de julio de 2023

EN ALPARGATAS

 

   Iba con mis Abuelas de vacaciones y no me dejaban jugar con los hijos de los peones. Decían que tenían feas costumbres, sucias costumbres.

   A los doce seguí escribiendo historias del campo, con lenguaje citadino.

   —Nos gusta que vengas seguido,  el ojo del amo engorda el ganado.

   Me parecieron palabras esclavistas y los reuní a todos, les autoricé la casita vieja, para terminar el hacinamiento y la ganancia de cuatro parcelas, para cultivo y pastoreo de media docena de ganado vacuno.

   En medio de tanto silencio y amaneceres de pájaros y mugidos, tenía espacios en la cabeza, que promovían ideas para mis cuentos. Cumplí mis estudios de Letras a Distancia y viajaba a Buenos Aires para los finales.

   Mis Abuelas ancianas percibían ciertos cambios que los atribuían a la habilidad de su nieta. Algunos días me reunía con los peones, sus mujeres y niños. Comíamos juntos. Daba placer escuchar bombo y guitarras, las risas de los chicos.

   —Nena, estuvimos pensando que pasaras más días en Buenos Aires, sino te vas a quedar para vestir santos o peor, casada con un peón, te suponemos sensata. Tus dos libritos se vendieron bien.

   Pensé en el asco de Bs As y en los amigos de allá, cuyo único objetivo, era el dinero. Yo no tenía buena comunicación, ni ellos conmigo, antes de pasar una tarde en un Country, prefería tomar mate bajo el ombú, el perfume de los aromos y las mujeres sencillas, intoxicadas de eses, pero con historias de vida que usaba en mis cuentos. Después les leía algunos, donde aparecía la historia de una.

   —Qué lindo que sale ahí, donde lo escribiste, es lo que te conté pero con palabras más lujosas.

   Y otra decía:

   —A mí me gusta cuando usás mi nombre, pero me da vergüencita, ¿vistes?

   Eché raíces en ese lugar, aprendí a cambiar ruedas de tractor, gracias a Cayetano que me enseñó. A mí me sudaba la cara y él sacaba un trapo de por ahí y me secaba la frente. A la siesta, como decía Cayetano, íbamos al tanque australiano, quedaba lejos y nos metíamos con ropa y todo.

   Mis Abuelas no vinieron más.

   —Mirá, Nena, estamos muy ancianas para tanta zarandaja, alguna vez venite vos.

   Caminando entre girasoles, un día nublado iba con Caye, (le decía así para abreviar su nombre), se largó a llover, perdí una alpargata y el resbalón me hizo caer encima de Caye, fue la primera vez que le vi los ojos, siempre andaba con una boina enjaretada. Me quise morir, eran iguales al mar tranquilo, se vio que no me quería ayudar a salir de encima de él, me apretaba fuerte y el pecado original se hizo presente.

   Cuando mi panza no se pudo disimular, se produjo la boda, los dos quisimos que fuera diferente a todas. Vino el Cura del Pueblo, nos vestimos de blanco. Hicimos la plancha en el tanque australiano, cubierto de pétalos de rosa.

   El Cura decía:

   —Nunca asistí a una boda acuática. Después de esta herejía, si me permiten, soy un ser humano con calor.

   Y se tiró al agua con sotana y todo.

sábado, 22 de julio de 2023

JODIDO JODIDO

 

   Me sentía como una rata de laboratorio, para ser bien atendida, debía vestir traje oscuro y camisa blanca, planchada, tacos intermedios, un ligero dorado en la piel y rodete. Los papeles en una carpeta de cuero, la sonrisa necesaria y la voz colocada. Hablar lo imprescindible. Para mí habría sido más fácil leer la Biblioteca de Alejandría.

   En los laboratorios conocí experimentos que implementan para que la rata pase de un cubículo a otro, pasillo por medio, en ocasiones para encontrar una hembra y demás actividades que desconozco. Me parece injusto utilizar animalitos para comprobar nada.

   Bueno, ese día salí persona, igual a otras, pero las otras me veían, yo podía verme, pero sabía que ellos ignoraban. Entré en un laberinto de pasillos, cortados, con luz artificial en el cielo raso y escritorios agobiantes, de vidrios blancos. Ningún empleado se puso de pie, pero era un clásico el:

   —Tome asiento , ya la atiendo.

   Y el empleado tipeando, en la compu, charlando con un amigo por celu y haciendo señas con la cabeza, para que coloque mi expediente en su escritorio. Pidió perdón al celular, dejó de tipear y me arrebató de las manos el resto de los expedientes. Se puso rojo, le tembló todo el cuerpo.

   —Un momento, por favor.

   Y aceleró sus pasos, parecía que corría, pero no, caminaba, tenía oficio. Tomé tres cafés de máquina expendedora, uno más inmundo que otro. Se tomaba su tiempo el Abogaducho, prendí un pucho y sonaron todas las alarmas del mundo. Le di una pitada profunda, lo apagué. Alguien vino a cerrar la luz roja acusadora.

   Ese mismo alguien, me llevó por el laberinto, hasta un despacho que daba risa, la cabeza de Voltaire, de Perón y de Tinelli, talladas en madera, ocupando tres rincones superiores del despacho del Presidente de la Suprema de Pollo, perdón, de la Suprema Corte de la Injusticia.

   Acompañaban al más, el Abogaducho y dos Fiscales que no me fueron presentados. Me trajeron un café rico, como la riqueza y me acercaron un cenicero, prendí un pucho, ya había dos fumando. No sonaron alarmas, pero entraron a funcionar extractores ocultos. Ponían cara de complicados y me miraron con un silencio largo.

   —Miren, Señores, Uds conocen lo que atañe a este episodio criminal. La noche del 24 de Diciembre último, mi hija, Luna Martínez Rocha, cuyas parcelas lindan con el Regimiento 601, mientras su marido traía regalos para la noche, entraron a su domicilio trescientos militares de alta jerarquía y abusaron de mi hija en reiteradas oportunidades. Su Nana, que estaba a su lado, fue encerrada en el sótano, ella se encargó de llamar ambulancias de urgencia. Fue atendida de inmediato, sus órganos sexuales fueron destrozados, como si le hubieran introducido una granada. No podrá tener relaciones, ni hijos. Se encuentra en un Neuropsiquiátrico y no puede salir de un estado comatoso catatónico. Es por eso que soy su única defensa: los condeno a esta invención yanqui, gas pimienta, ácido sulfúrico y estricnina. Es un aerosol que los dejará paralizados, pero conscientes. Acá traje mi arma personal, una micro sierra, corte inmediato de braguetas, testículos y penes.

   Cumplido mi objetivo, por una puerta encubierta, me fui no sin antes colocar un cartel atravesado que decía: “Acá yacen los cuerpos de los asesinos de mi querida hija y la destrucción de mi flia”.

   Nos trasladamos a países desconocidos, allí, luego de practicarle 72 operaciones, mi hija obtendrá una recuperación completa, "física". Si existe población argentina, que siga permaneciendo en este país de mierda, que se jodan.

viernes, 21 de julio de 2023

IMPURAS MENTIRAS

 

   Las Fiestas son pabellones de días, donde no ocurre nada diferente a los días que vienen. Para hacer como que existen, se hacen regalos tontos, abrazos mentidos, risas de vino, champagne o sidra. (Qué asco la sidra). Los obligados arbolitos, con bolas de colores, un año bolas rojas, otro doradas, otro árboles blancos o pequeños y sucios en los negocios de “Comida para llevar” y Almacenes tan tristes, tan falaces, tan kitch.

   Siempre odié las fiestas, conmemoro el 25, la Navidad de mi Papá, el día que nació, abriendo al mundo su bonhomía y alegría.

   Porque los otros son tan robóticos y estos días, más diabólicos, impuros, descarados. Después es cualquier día de oficina, donde hay un bueno cada 25 malos. Los cuetes, que parecen tiros, las manifestaciones, gratuitas o pagas.

   Hoy es Noche Mala, perdón, Buena, tengo una botella de champagne, encima fumé tres porros paraguayos al hilo y un bagullito de hachís francés. Me tiro a la pileta, hago un tadásana perfecto. Miro los fuegos artificiales, cada vez más chicos, cada vez menos plata. Nado por abajo, salgo y la bata azul me envuelve, me lleva a la cama, miro una película de netflix “Merry Christmas”, espero el beso de mi Abuela, hago de cuenta que soy niña y me duermo.

jueves, 20 de julio de 2023

ORÁCULO

 

   Quería ser jefe de Estado y acá estoy, elegida en democracia y demos gracias, son chorros.

   No les quedó otro camino, o ellos o yo. Tengo un equipo inteligente y audaz, la ayuda es mutua. Antes de asumir quise limpiar los tres poderes.

   Dura tarea, estaban petrificados en sus lugares, los sacamos de prepo, sin prepotencia, las pruebas eran irrefutables.

   —Muy bueno lo tuyo, Dra Carnesoja.

   Le agradecí, es mi mano derecha y un excelente estratega. Tengo privilegios que rechazo. Viajo a dedo, al lugar que sea, de paso conozco la gente y su hambre, sus desdichas.

   —No hay trabajo, Jefa, si ustedes no mueven seguiremos varados.

   No sé qué cara puse, pero terminó él por consolarme a mí.

    —Hay que tener esperanzas, Jefa, mire lo que hay  y lo que no hay, hay que hacer balance.

   Llamé a Toro, mi mano derecha. Lo invité a departir en casa. Ninguno de nosotros tenía custodia, era más confiable.

   —Carnesoja, no hay que olvidar que nos robaron todo, tenemos agujeros oxidados y se agrandan.

   Toro la miraba partir, en el Di Tella que heredó de su padre.

   En una reunión con la Jefa, decidieron los vuelos de corruptos, se prepararon enormes redes donde amontonaron los latrocidas. Largaron las redes en las inmediaciones de las Seychelles. Se usaron aviones de los setenta. La Jefa, por cuenta propia, expropió campos, countrys, palacios de gente que vivía en Europa y todo lo que pudo en sólo 24 hs. Su equipo apoyó a la Sra Carnesoja. Algunas necesidades se cubrieron, pero la manta no alcanzó.

   —Toro, vos que sos visionario, ¿pensás que esto cambiará?

   Él miró el cielo y como un poeta dijo:

    —NO.

miércoles, 19 de julio de 2023

HAY QUE VENDER

 

   —Quiero una crema humectante, tengo la piel tan tensa, que si sonrío me quedo así y desonreírme me lleva media cuadra.

   Sí, pobre mujer, es un desastre.

   —Mire Señora, tenemos una crema con aceite de Rumania, sale un dinero, pero le aseguro que esa cara carrujada como bota de gauchada, le va a parecer lisita.

   Ésta me quiere vender la más cara.

   —El precio me queda grande, quiero una baratita.

   Seguro se la vendo.

   —Bueno, igual la anoto como que la compra, tengo una para sus párpados, que le llegan a las ojeras, es una jalea inglesa, al lado de Megan, usted parecerá una pendeja.

   Yo no quiero más cremas y esta pesada me insiste.

   —A mí no me importa la edad que tengo, para ser una pendeja cabeza dura como vos, prefiero suprimir esa gelatina ─no la puedo frenar, para mí se hizo una raya.

   —Igual se la sumo a las anteriores, verá que puede pagar, de algún culo va a salir sangre. Hablando de sangre, hay un producto para quitar esos puntos negros que le inundan la cara, viene con una muestra, para arrancar esos bigotes, se las sumo a las demás. Aunque tenemos esa papada que le llega a las costillas, ésta que tengo, es para una auto-operación, a realizar frente a su espejo. Pellizca con esta horquilla de cobre, todo lo que le sobre, viene con curitas especiales, por si se produce un sangrado, si le ocurre eso lo esparce sobre sus mejillas, que son tan amarillas que parece una vieja enferma, se lo sumo a lo anterior y después usted dirá si me lo paga efectivo o con tarjeta.

   Esta mina irrespetuosa, seguro que es chupapija del Dueño, y el Padre se la coje.

   —Mirá, bebé, envolvé toda esa sanata, ya mismo te la pago. Disculpame pichona me quedé si un centavo. Igual me llevo todo, te lo pago cuando se vaya este Gobierno. Un consejo de mi Vieja, a la salida, no andes moviendo el culo así en el Subte, porque te lo van a romper y no vas a saber quién fue. Ni se te ocurra hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer, allí sí que tienen todas el culo roto.

martes, 18 de julio de 2023

LA BODA

 

   Me equivoqué de Marido cuando en la Iglesia lo acepté. Pienso que fueron mis Padres, no querían morir sin verme casada con un hombre, que me doblaba la edad.

   —Vamos a pasar la luna de miel en Santo Domingo, de paso me  opero unas verrugas que tengo en los genitales y me saco la paranoia de si son malignas o benignas.

   Deduzco que este cascajo no tendrá nuestras primeras relaciones. Me alegro, puedo dormir toda la noche sin que nadie me moleste. Una amiga de mi Madre, me contó que el hombre con quien contraje matrimonio, era un millonario encubierto. Le quitaron las verrugas y fueron benignas. Cuando íbamos rumbo a casa, dijo:

   —Esta noche será nuestra primera noche, sólo pensarlo me seca la boca.

   Me dio vértigo la sola idea. Tengo una empleada a mi servicio, a la que cuento mis secretos.

   —Te lo pido por favor, vos, esta noche, ¿no podrás hacer de mí? Al Viejo le recetaron Viagra y una crema para anestesiar los pozos de sus verrugas.

   Yo ignoraba que mi empleada, antes de conocernos, fue prostituta, no me importó, al contrario, seguro que estaba acostumbrada a encubicular con cualquiera. Le ofrecí un cheque de mi fortuna. Ella se puso a llorar, agradecida y me prometió que se encargaría cada vez que el Viejo la solicitara.

   Diseñamos una estrategia, que ella padecía una timidez, que la podía atemperar en plena oscuridad y un camisón que le fuera de la cabeza a los pies.

   —Queridita, te espero en la cama y deseo tu cuerpo y tu alma, más tu cuerpo, te diría.

   Ay, qué sorpresa me llevé, la Señora tenía razón, por suerte fue sin iluminación, el Viejo baboso me daba indicaciones.

   —Tomé dos pastillas, a esta edad son imprescindibles a los efectos de consumar, para ponernos cachondos. Aquí tengo esta crema, para los pozos de mis verrugas, quiero que la extiendas con todos tus dedos y la levedad de una geisha.

   Le hice lo que pidió y lo que aprendí con mis clientes. Me extralimité, al Viejo le dio un paro cardíaco.

   Llamé de inmediato a la Señora y le di la buena nueva.

   —¡Lo mataste sin piedad! ¡Si hubiera sabido que este polvo comprado lo llevaba a la muerte!

   Por momentos noté sus gestos asesinos.

   —Esto llevará el castigo que merecés, devolverme el cheque que te otorgué.

   La empleada quedó paralizada.

   —¿Hablo con la Policía?, en la calle Juan Fangulo al 800, la empleada termina de matar a mi querido Esposo.

   Se hicieron presentes de inmediato, cuando trasladaron el cuerpo, el miembro del finado se encontraba erguido como un mástil. El Oficial primero dijo:

   —Esto está duro como una piedra, no sé cómo van a hacer con el cajón mortuorio.

lunes, 17 de julio de 2023

PERDER EL NOMBRE

 

   Vivía tranquila con un gato mimoso, acostumbrada a mi cama, mi cocinita escondida. Nunca me sentí sola y el lugar satisfacía todas mis expectativas.

   Estaba desordenado, pero yo sabía dónde vivía cada cosa, lugares absurdos, pero fáciles de encontrar. Conocí un chico en el micro, era un micro lechero, de los que paran a cada rato por problemas mecánicos. Yo hablaba de tanto vivir sola, él me escuchaba con mucha atención, cuando me quedó la boca seca, empezó a hablar él. Contaba lindas historias. Me invitó a salir y acepté. Ya era tiempo, nunca me dio por el sexo, lo tenía suprimido, entre leer y escribir era suficiente.

   Con este tipo fue distinto, dormimos en mi casa el día que nos conocimos. Tenía una amiga que me decía:

   —Encontrá alguien que te guste mucho, antes que te alces y te acuestes con cualquiera.

   Nino se quedó en casa un día, a los dos días volvió con un cepillo de dientes y una tohalla deshilachada. De a poco fue trayendo su ropa. Después de seis meses me di cuenta que su cepillo de dientes no lo usaba.

   —Prefiero lavarme con el tuyo y cuando se abran las cerdas, empezamos a usar el mío, es nuevito, sin usar.

   Le expliqué lo de las bacterias, el contagio de las caries, si uno tenía angina, el otro se contagiaba. Me contestó que con mi criterio no nos besaríamos más, era tanto o más contagioso, la lengua tragaba cosas, que con el cepillo no sucedía. Sobre todo si practicábamos posturas del Kamasutra.

   Un día no encontré ni la compu ni mi Clase grabada. Miré por la ventana y estaba Nino en mi escritorio, que había sacado al jardín.

   —Pará un poco con la invasión, usá tu compu, si está rota llevala a arreglar.

   Me miró con ceño fruncido.

   —No tenés que ser tan egoísta, después de todo si la mía no funcionó, uso la tuya, la necesito para mi examen. Y pensá un poquito, hace cuatro días que llevás puesto mi sweter rojo y el olor a chivo se siente cada vez que pasás.

   Su enojo me pareció cosa de guarro, él cambió cosas de lugar, mi ropa, mis libros, jamás encontré mi cepillo de pelo, ni el peine, ni la planchita. Justifiqué todo, pensando que la convivencia era así, por eso tantas chicas como yo, se fueron a vivir solas.

   Pero Nino tenía sus cualidades, que antes no me ocupaban la cabeza. Hacía el amor como un experto, sabía escuchar los deseos de una mujer. Un día lo eché de casa, porque me hartó que no fuera capaz ni de lavarse el calzoncillo.

   Al mes lo tuve que llamar, me hice cuatro pruebas y todas dieron positivo.

    —Nino, te hablo para informarte que estoy embarazada y vos sos el Padre.

   Se escuchó una risa de mujer.

   —Me alegro que vayas a tener un bebé, pero aunque yo sea el Padre, a mí me gustan los chicos al horno o a la sartén. Además vivo con una mujer, en una casa más grande y más linda que la tuya, me permite hacerle de todo, por ejemplo algo que vos nunca quisiste, puedo usar la parte de atrás, donde la espalda pierde su nombre.

domingo, 16 de julio de 2023

VERSIONES

 

   Los adolescentes que se juntaban en el único café del Pago Chico, formaron una orquesta.

   Algunos fueron a un conservatorio de Buenos Aires y al no poder sostener una pieza de pensión volvieron al Pago Chico. Enseñaron a sus amigos a ejecutar algunos instrumentos. Aprendieron más por intuición escuchando en la única vitrola de Pago Chico.

   Le daban al puro tango y el bandoneón era el rey, junto a un violín llorón y dos contrabajos. El piano añoso lo tocaba el dueño del boliche, mal pero tocaba.

   Había un proxeneta que hacía trabajar a siete prostitutas. Las tres piezas de la casa vieja les servían para turnarse lo clientes. Ejercían por monedas, media hora, una o quince minutos los más pobres. Eran amigas o enemigas, según las circunstancias que se presentaban. O se agarraban de los pelos o se besaban en la boca.

   Un día apareció en un auto viejo, el único policía de Pago Chico.  Le decían Sargento Severo, porque ese era su nombre.

   ─Los conozco a todos ustedes desde que eran chicos. No sé si sabrán que apareció una mujer asesinada en medio de un pajonal donde empieza el puente. Estaba bien vestida, enjoyada y un sólo taco alto. Están buscando el otro, pero no lo encuentran. Fuimos a anoticiar a los padres, los de la finca grande que se ve en el horizonte. Los dos se abrazaban, se gritaban o lloraban. Había algo extraño en sus conductas. Decía la madre: “Yo le avisé que no se metiera, era un bicho raro y feo aquel tipo. No me hizo caso, nunca me hizo caso, me odiaba. Una vez cerró la puerta del auto con mis dedos adentro, quedé con dos dedos inmóviles, para siempre. Cuando se iba no me daba un beso y mentía que iba a la Universidad. Por eso viajaba tanto. Al padre lo amaba, parecían novios.”

   Severo bajó la vista y la madre tenía puesto el otro zapato de su hija.  

sábado, 15 de julio de 2023

ME VES CUANDO ME VES

 

   ─Fui el primero, mi vieja controlaba todo lo que yo hacía. Dios se apiadó de mí y se la llevó. De ahí provino en mí, que soy ateo, ¡gracias a Dios!... Detesto los velorios, sé que esa expuesta no era mi madre. Es inimaginable dejar de existir. Pero encontré mi vocación, escribir un relato que hable de mi tuberculosis generosa con una lapicera uni ball y un cuaderno Rivadavia. Cuando caía una gota de sangre sobre el texto, la dejaba, era mi rúbrica. Mi nombre es Facundo Saravia y espero ser respetado.

   ─Yo soy el segundo narrador y estoy seguro que lo de Facundo Saravia es un seudónimo de Frank Kafka, mi escritor predilecto. Necesito una persona que escriba lo que le dicto, perdí mis manos en una guerra sin sentido como son todas la guerras. Mi escribiente es un hombre culto que hasta me corrige palabras que sobran. Nos queremos, me doy cuenta, somos socios.

   ─Para nada, sé cuál es mi función, sería faltarle el respeto a tus escritos, para mí maravillosos.

  ─Quiero contar cómo era este lugar antes de las guerras. Polonia es mi lugar de pertenencia y el ser invadidos por otros, me desconcertó. Daba miedo ser uno que se quedaba y uno que prefirió huir como yo, como un cobarde en pleno estado de confusión.

   ─Soy el tercero y vengo montado en mi jaca. Vio un palenque y se me quedó, la muy desgraciada. Y aproveché el almacén de ramos generales para tomar una grapa, dos o tres. La cuarta se la llevé a la jaca. Había una helada, un frío que te partía el curo. Ella puso ojos de “dame otras” y le expliqué que no tenía ni un patacón. Parecía entender mi miseria, soltó las riendas y me las entregó en mano. La monté, estaba tan contenta que trotaba como un caballo. Yo era un peón golondrina y seguro que sería útil en cualquier campo. Es tan inteligente mi jaca, que vio en un cartel en una tranquera que decía: “NECESITAMOS UN PEÓN PARA LA SIEMBRA”.

   ─Yo soy el cuarto, analfabeto, pero la tengo a mi mujer, ella hace todo lo que hago yo. Me gusta, me hace sentir útil… Y en la cama ni contar.

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   Muy bueno el grupo, lo dejamos acá, nos vemos el martes 25 de julio.  

viernes, 14 de julio de 2023

INEXPLICABLE

 

   Cuando nos cruzamos puso un papel doblado en diez pedacitos. Fui al baño para leerlo, me dio vergüenza lo que escribió. La propuesta con letra manuscrita (que sabe pero no puede).

   Debía encontrarme con él en su oficina personal y despojada. Decía que yo le gustaba tanto que no lo dejaba dormir. Tiré el papelito en el inodoro. Cuando llegué a mi escritorio me miraba todo el tiempo. Me di cuenta por primera vez, que miraba siempre mis ojos y comencé a mirar los suyos.

   Cuando nos encontramos confesó que era célibe, doce años menor que yo. Apenas me recibió, incrustó su cuerpo en el mío, tuve tres orgasmos seguidos. Siempre terminaba afuera, salpicó las paredes. Le pregunté por qué lo hacía así.

   ─Porque tengo miedo de dejarte embarazada. Te pido que pases la lengua a mi semen y lo tragues.

   Cada día me gustaba más y en el trabajo nos rozábamos con cualquier excusa. Cuando quedábamos enfrentados en una puerta angosta, él respiraba con ganas. A mí también me daban ganas. Él proponía que nos encontráramos cada cuatro días, así nos calentábamos antes que sucediera. Lo nuestro era puro sexo.

   Pasé cuatro años y no me lo podía sacar de encima. Nunca hablábamos, teníamos mejores cosas para hacer. Un día me pidió que comprara ropa interior descarada, tipo prosti. Me asombró que llevara una tijera. Cortó todos los elásticos de mi ropa, después me ató a la cama. Por un momento le tuve miedo y le pedí por favor que me desatara. No quería, el muy enfermo. Sus últimas acciones fueron castigarme con un látigo.

   Renunció y se fue sin despedirse de nadie. Hablé con su Madre por teléfono y nos charlamos todo:

   ─Siempre fue así, ahora que fue a vivir a Irlanda ni me escribe ni me llama, desconozco su dirección. No te desesperes, lo suyo no tiene remedio. Nunca me habló de vos. ¿Quién sos?

   Y le corté.

   A los dos meses apareció en mi vida un señor francés. Lo conocí en un restaurante. Se acercó a mí, se arrodilló y pidió que me casara con él. Estaba enterada, el franchute tenía mucho dinero y a mí el dinero me puede. Nació un bebé y después otro. El primero era el vivo retrato del que me dejó. Tiene un lugar definitivo en mi cabeza.

   Hice el ADN de los dos. Tenía pelos de recuerdo en un camafeo. Era su padre biológico. No sabía si avisarle o no. Un Padre psicópata, consideré que era lo peor para mi hijo.  

    ¿Cómo, si él siempre acababa afuera? Se descuidó el imbécil.

jueves, 13 de julio de 2023

NARANJO EN FUGA

 

   ─No sé por qué la mató, si hubiese sido infiel.

   ─Pero no, Raquel, para ella no existía otro hombre como él. Estaba pegado en su pensamiento y eso que él no le hacía el amor, la violaba y ella lo disfrutaba, en especial cuando eran siete sin sacar.

   ─No soy inocente, ¿pero qué quiere decir siete sin sacar?

   ─Siete polvos con el mismo instrumento adentro. ¿Calaste, inocente? Él también la tenía en la cabeza, tiempo completo. No le dejaba espacio para andar sin pensamiento, recuerdo que quedó pálido, con ojeras violetas y flaco como un esqueleto. No pudo más y le pegó cuatro puntazos en la carótida.

   ─Chicas, ella no se lo merecía, pobre.

   ─Yo no pienso como vos, le debe haber gustado hasta que la matara.

   ─Estuvo en su velorio y después en el entierro, cuando hablaron de ella, elogiando su conducta, él cayó muerto sobre el cajón. Los enterraron a los dos juntos, es un horror!

   ─Estoy segura que están en el infierno. Haciendo de todo, como siempre. Dios los envidia con rencor, con mucho rencor.

   ─Yo pagué la lápida con un nombre: FUNES.

miércoles, 12 de julio de 2023

DESTINOS LEJANOS

 

   Rulo tenía como cuarenta y tres y vivía con sus padres.

   Cuando comprendieron que no se iría nunca, le construyeron un bulín en el fondo. Él trabajaba para Gobierno, es algo que nunca digirió. Lo usaban como ordenador manual.

   —Rulo, de la página veinte a la setenta, de esta pila, los quita y los quema, el resto queda encarpetado.

   Sentía que sus jefes no eran dignos. Hacía horas extras, no tomaba ningún franco y laburaba en vacaciones.

   Ahorró hasta comprar un Unicooper descapotable, el auto más caro del mercado. Olvidaba como niño, en un negocio de tragos mejicanos tomaba margaritas con sombreritos masticables, hasta ver al barman multiplicado por ocho. Salió confundido en tiempo y espacio. Comenzó a manejar y daba vueltas en redondo una y otra vez. El viento en la cara, los árboles, las pérgolas glicinadas, los bancos enamorados. La única Plaza donde la Policía, ante el exceso de velocidad, sacaba un aparato para medir alcohol en sangre. Lo pararon, uno le pidió los papeles y los otros rodeaban el auto con admiración y respeto (por el auto).

   —¿Sabe General? Me los dejé en lo de alguien, pero no se preocupe que mañana aparecen.

   Le hicieron el dosaje y había tomado tanto que el aparato medidor llegó a la cima y reventó. Subió a un patrullero mientras el General manejaba el Unicooper. Se escuchaba cada vez que los pasaba:

   —No saben lo que es esto ¡Miren la capota!, todo es digital.

   Rulo pensaba que si el General le rompía el Unicooper, lo denunciaba al O.Í.M.E., Dieron una vuelta cada uno y lo llevaron a su casa. Lo dejaron tirado en el jardín, con el auto al lado. Rulo despertó por la lengua de su perro y los hocicazos afectivos inmundos.

   Recibió una citación policial, judicial y financiera. La madre salió con un café y un triángulo de pasta flora.

   —Hijo, después del desayuno, pienso que es conveniente que te vayas, no es necesario que vuelvas, nosotros te queremos igual.

   Subió al Unicooper, bajó la capota y salió a mil. Sin querer tocó un botón y empezó a volar, aterrizó en un lugar preciso, él no supo bien dónde, pero había más de tres manzanas de boliches con margaritas de diferentes colores. Con ese auto jamás le pidieron documentación y hasta en los desfiles militares se abrían para dejarlo pasar, luego le hacían la venia. 

martes, 11 de julio de 2023

JAQUE MATE

 

   Quintina me mandó una carta con letra gótica. Exótica su invitación, me costó descifrar mi lugar de destino.

   Pero la carta no vino sola, un joven de unos veinte años se hizo presente. Fue contratado por Quintina como guía para no equivocar cambio de aviones y esas cosas. Ella sabía de mi cobardía e ignorancia. Y era cierto, me dio pavura cuando llegué. Era una mezcla de selva con lugares citadinos y caminos que subían y bajaban.

   Al llegar estaba ella, me abrazó como a una hermana y algunos lagrimones se nos piantaron a las dos.

   ─Te va a encantar este lugar, hay calles con negocios de ropa de seda, percal, terciopelo y modelos los que quieras. También hay librerías donde todo está escrito en el idioma que les pidas. No es por soberbia, pero te diré que soy políglota, me resulta fácil encontrar lo que busco. Vamos ya. Quiero que lo veas todo. Cualquier cosa que desees comprar es tan barato que no te deja cerrar la boca. Voy a dejarte sola, te vas a asombrar. Yo te encuentro cuando concluya mis tareas en la esquina de esta ochava de colores.

   Los negocios estaban llenos, las mujeres se amasijaban para llevarse todo. Me dio asco presenciar esa competencia.

   Elegí un camino de árboles con orquídeas y lagos con nenúfares, lo raro es que estaba rodeada de alambre de gallinero, por dentro había personas extrañas, disfrazadas de cualquier cosa, mucha lentejuela y pedazos de telas desgarradas. Apareció una señora con aspecto de Directora y me pidió que saliera, ese predio era un manicomio.

   Seguí caminando en busca de otras cosas. Encontré unas alfombras de Esmirna de colores implotantes, elegí dos y me las llevé. Fue en ese lugar donde perdí mi carterón, dentro llegaba mis documentos, el carnet de osde, el pasaje de regreso y mucho dinero de euros, mi pasaporte incluido. Pregunté si alguien había visto mi carterón, no, nadie.

   Apareció un señor distinguido llamado Ralph Fiennes y era él mismo, el de las películas que más me gustaron.

   ─Se lo digo con todo respeto, tengo un avión privado y un carterón igual al suyo, tal vez alguien lo escondió allí. En este lugar ocurre lo que usted imagina. Venga, los motores están prendidos.

   ─Ralph, hicimos una película juntos, mi nombre es Anya Taylor Joy, te invito a jugar al ajedrez, hasta la finalización de este viaje. ¡Me olvidé de Quintina!

   ─No te preocupes, vive encerrada en el manicomio de acá. Lo hace para evadir impuestos. 

lunes, 10 de julio de 2023

SE GANÓ LA GRANDE

   El ascensor era un conflicto permanente cuando llovía día por medio. Ella entraba en piloto y botitas animal print, correcto, la mina era un animal. Su idioma consistía en monosílabos o tos seca bien agarrada, hasta silbaba bichofeo cuando subía él, que vivía en el mismo edificio, un piso más abajo. Éste, nublado o con sol usaba paraguas. Bajaban o subían a la misma hora todos los días, fines de semana también. Él odiaba esa vecina y ella no le hacía nada. Olvidó con los años, el tema “Let It Be”. Una mañana de Domingo, él le pidió a Dios y eso que era ateo, que no bajara la mina de arriba, madrugó.

   A las seis estaba de pie, no perpendicular al piso, oblicuo, el paraguas lo ayudaba a mantener la vertical perdida en la noche, por el vino y otras yerbas. Entró en el ascensor sin mirar, sintió el olor a perfume vencido. ¿Quién sino ella?

   Las medidas del ascensor eran inhumanas, estaba hecho con montaplatos reciclados. Bajaban o subían sólo dos personas, codo a codo y verso a verso. Es decir, Buenas Tardes, Buenos Días, Buenas Noches. No se podían agregar otras palabras, porque perdían el oxígeno del engendro. Ya dentro del ascensor, sin proponérselo, metió la punta del paraguas sobre los dedos de la vecina en ojotas, le hizo un agujero notable, la sangre brotaba como un géiser, se detuvo el microascensor entre piso y piso. Él sacó de su bolsillo pañuelitos Elite y se los alcanzaba por el hombro, ella con voz de abeja, le preguntó si no la podía chupar, se refería a la sangre. El vecino interpretó mal, logró poner una pierna de ella en la cintura de él y la otra sobre la puerta del cubículo.

   —Ud, vecina, relájese, que es una postura de película. ¿Vio que ahora los actores tienen sexo de pie?

   La mina no dijo nada, porque el oxígeno se agotaba y ella quería gritar de dolor, no por el agujero del pie, sino por el miembro del vecino, algo nunca visto. 

domingo, 9 de julio de 2023

UN AMIGO NUEVO

 

   Hicieron un camino perpendicular a mi casa.

   Una noche, tarde, bajaba las persianas y lo vi. Era un perro alto, blanco, prístino, con manchitas negras, una mirada profunda y tierna. Cuando se acercó a la ventana le tiré un beso y lo saludé con la mano en alto. Bajé las persianas y me acosté a dormir.

   Al siguiente día estaba ahí, pensé: quiere comida. Estiré el brazo y le alcancé un coquito de pan. Miró como diciendo que ya había comido, hizo un giro de cabeza hacia la plaza. Salí en pijama, blanco y robe negra, me dio risa, yo había agregado un gorro negro con orejas. Él prefirió caminar hasta el bosque. Seguro que la plaza era un algo sin sorpresa. A mí me sucede lo mismo. Rodeamos la laguna y cuando el cansancio me pudo, regresé a casa. Él vino conmigo, entró hasta el living y miraba todo, entibié leche y llené mi vaso. El paseo me dio hipotermia, a él le serví en una charola honda y con cuatro lengüetazos, la terminó.

   ─¡Muy bien, Pierre!

   A partir de ahí se llamó Pierre. Miraba la puerta con la insistencia de:

    ─Dejame salir.

   Le abrí y fue a hacer pis. Luego arañó la puerta y le indiqué un lugar para dormir. Se acostó largo a largo en una alfombra de piel de vaca. Cruzó sus patas delanteras y me miró con la nobleza de un agradecido. Me dio un beso de hocico frío y se durmió.

   Como era de esperar apareció su dueña, casi al amanecer, me preguntó por él con otro nombre. Le dije que el mío se llamaba Pierre y en cuanto lo vio:

   ─Ese es mi perro, mire cómo mueve la cola, me reconoce…

   ─Él prefiere estar acá, lo dijo en idioma perro. Yo entiendo todos los idiomas. Le gusta el bosque, el lago, la leche tibia y dormir a los pies de mi cama. Por primera vez en años soy feliz.

   ─Quiero que me devuelva el collar y su medalla.

   ─Desde ya el collar le resulta pesado y la medalla la desprecia porque no es su nombre actual.

   ─No me llore, señora, Pierre me dijo que la visitará tres veces por semana y fiestas de guardar. Es tan bueno y educado que hasta se las ingenia para robar billeteras para mí y para tranquilizarme, me cuenta que son dineros de ricos, ni cuentas que se dan.