domingo, 31 de diciembre de 2017

REGRESARON LAS IDEAS


   Se apiñaron y no me cabían en la birome. Una vecina conocida por todo el Pueblo, pura teta y culo, de perfil torpe, vestida con un charme desconocido. Viajaba a Europa todos los años y sus baúles iban repletos con vestidos de seda, plisados de satén y accesorios que la adelgazaban, ése era su deseo, hasta el día de su ópera elegida: Madame Butterfly. Tenía un palco avancée vitalicio. Hubo un silencio de la Ópera, el velcro que liberó su estómago y cientos de sonidos flatulentos, cubiertos con gentileza por el primer violín y tres chelos. Ella con disimulo, rociaba el aire con un perfumero que tapaba hasta la respiración.
   Los espectadores comenzaron toses imparables, aquel aroma era tóxico. Al finalizar la obra salieron todos con rapidez y caras torvas. Madame Resoplet, hija del fundador del teatro, esperó al acomodador que le ayudaba a despegar sus atributos incrustados en el apoyabrazo, junto con el corset tan liberado que el mismo acomodador, acomodó con ambas manos dentro del escote, ella le dejaba generosas propinas.
   Su marido no la acompañaba jamás, a pesar de ser delgado, Madame Resoplet no dejaba espacio, nada más que para ella misma. Un amigo del hijo ofreció un cinturón gástrico, fueron los primeros intentos. El chico quiso experimentar. La citó en su consultorio, le describió con minucia la cirugía, Madame aceptó sin preguntar los costos. Se hizo la práctica acostumbrada y a los seis meses el Pueblo hablaba del cuerpo escultural de Madame Resoplet.
   Ahora, en su palco cabían hasta siete personas, con su marido incluído. El Acomodador estaba triste, podía prescindir de sus servicios. Madame le hacía el amor en cada intervalo, fue su amante que remplazó las generosas propinas. El marido sabía y dejaba acontecer, la gorda se ponía al día y él, por fin, encontraba comida en la heladera.
                                                         

sábado, 30 de diciembre de 2017

SE FUGARON LAS IDEAS


   Hace cuatro horas que busco a mis Abuelos y aquello de los cuentos verdaderos, no sé cómo seguir. La audacia de Quintina, usar desodorante sobre el sweater, para tramitar, me olvidé. Mis Chaplin preferidos, no recuerdo ninguno. Las filas bancarias se fueron sin despedirse. Sebastián tomando fotos en el casorio de ricos sin honra, tan divertido cuando vio su imagen diluida en el estanque y… y…quiero saber cómo finaliza, pero las ideas corren más que lo imaginado. La Señora que intentó quitar la mosca del pelo de alguien, que no tengo el gusto. El campo, el monte, las abejas y los primos, qué pasó con el aljibe. El padre que miraba desde el banco de una plaza la silueta de su niño, en una ventana y creo, me parece, que sus ojos se alinearon, ¿con tanta lejanía…? No los alcanzo aunque quisiera. La loca que viajaba a las fronteras del calor y un día pasó algo que no tengo.
   Los cuentos Psi, tal vez ciento veinte, murieron en las fugas.
   —Hola Papi, no, no es grave, pero desaparecieron mis ideas, quedaron humitos aislados, que ni las últimas lluvias resucitaron.
   Contestó como un Padre santo, nacido un 25 de Diciembre: —Nunca sé si sos una vieja niña o una niña vieja, te explico, cuando termina el año las ideas se fugan, para poder comenzar las nuevas. Sos muy autoexigente, al tomar vacaciones de las fugas descansás las ideas. Si hay algo que no falta nunca, ni a los asesinos, ni a los perversos, ni a los políticos, son las ideas.
                                                      

viernes, 29 de diciembre de 2017

TRES


   Voy al banco a sacar dinero. Tengo que pagar luz, gas teléfono, celulares, cable, servicios sanitarios, derecho a pagar más de la cifra estipulada, eso es a criterio del usuario.
   Hago una cola de tres horas y cuando casi me quedo dormida, es mi turno. Camino lenta de cansancio, una turba de la cola me empuja con violencia hacia la ventanilla. Le digo al empleado: —Necesito sacar dinero, pagar cuentas, en fin.
   El tipo me mira sonriente y contesta que se puede poner, pero no extraer plata. Muestro mis cuentas y pregunto si cabría la posibilidad de pagarlas vencidas. El empleado dice que en una semana me cortarán los servicios si acumulo no pagos. Es probable que la Municipalidad se quede con la propiedad. Parto rauda hacia  AFIP y pierdo los estribos cuando me dicen que nuestro dinero tendría otros destinos, empiezo a gritar: 
—Ladrones!! Mafiosos descarados!!
   Viene un policía y me invita a salir del lugar. Cuando salgo no recuerdo dónde estacioné el auto. De un negocio me cuentan que se lo llevaron por tener media rueda en una raya borrada amarilla.
   Espero tres horas para recuperar el auto y me dicen que será en tres días. Le tienen que hacer una autopsia. Luego me lo devolverán. Al tercer día lo recupero, paro en una estación de servicio para llenar el tanque. Cuando voy a pagar el chico me dice que es gratis, que tal vez mañana no haya ningún tipo de combustible hasta dentro de tres años.
   Abro la puerta de casa. Me tiro en la cama boca abajo con sobretodo, cartera y zapatos. Duermo tres horas. Me despiertan unos ruidos  contundentes, dos tipos encapuchados me preguntan dónde está la guita. Les explico que ahí nada, hay dos zanahorias en la heladera, si gustan. Se van masticando zanahorias.
                                                                            

jueves, 28 de diciembre de 2017

NO TIENE NOMBRE


   Mis cuentos no tienen la dignidad de los autores que resuelven la situación x, sin decir. Es un desafío, las palabras atropellan mi birome y salen en dulce montón, trato de rescatar el nudo pero las palabras ya están ahí, barroquizando aquello menudo que quise y no pude. Voy a sacar esta música, tal vez las notas se mezclan con mi inconsciente. El resultado fatal es no encontrar el pentagrama del cuento. 
   Sigo escribiendo, hay palabras que la birome no me permite. Debo ir a defensa del consumidor. Ellos no pueden hacer nada, soy derivado a las oficinas de Internet. No está en sus manos, hay un millón de hackers suprimiendo palabras que afectan al gobierno. Explico que escribo a mano, en cuadernos rayados, no pueden suprimir esa libertad ni la de la birome. Hay instalados ojos térmicos en los escritorios de escritores.
   El que me atendió dijo, que pase el siguiente. Miro una puerta que dice “Director de Malos Entendidos” golpeo, me presento, preguntan mi nombre completo, dirección, número de teléfono, documentos. Con estruendo salen de la impresora sesenta multas por el uso tendencioso en mis relatos. Debo al estado ochenta mil pesos. Se paga cash o se embargan bienes personales. Sale un patovica que me sostiene del brazo, encuentra mi casa y me arroja en el zaguán. No hice cuentas, sería en vano, ni pidiendo a mi abuela alcanza para cancelar las deudas.
   Riiing, teléfono: una voz, de memoria, propone que si me avengo a trasladar dos valijas a Salta, dejarían sin efecto el castigo, se hizo un espacio y la voz de memoria pregunta ¿Sí o No? Contesto No. Camino por la calle con cuaderno y birome. Pasa un auto y destinan tres balas a mi estómago. Hay peatones que van y vienen, pido auxilio sin poder emitir sonido, la gente sigue  su camino. Todos evitan pisar mi charco rojo.
                                                            

miércoles, 27 de diciembre de 2017

DISCONTINUOS


   Golpeé la puerta, Huberto estaba en la ducha, dijo: —No se puede.
    No sé a esta mujer qué le pasa, si antes de entrar yo a la ducha hizo pis: —Bueno paso, me hago encima.
   Miro la bañadera, un oso polar, Huberto seguía produciendo espuma de pies a cabeza. Me pregunta si ya me fui, le contesto: —Parece que el jabón lo regalan, ahorrá, ponete menos.
   Después del portazo me doy cuenta que viene la colonia de baño, luego el perfume, casi no queda. Se viste y mira el nudo de la corbata y mira el espejo, derecha, izquierda. Le interesó más su cara que la corbata torcida. Me da un beso y yo otro. Tiene olor a perfume, no le conozco el olor de su piel. Es una de sus tantas obsesiones, perfumarse todos los días. Toma su maletín y sale brincando. No viene hasta la noche. La casa huele tan bien, que hoy escribo, no limpio.
   Tengo un comienzo de ayer, me da el envión para seguir, releer, corregir una y otra vez. Cuando el dolor de cuello se torna insoportable y la cabeza me pica, abro la ducha. Busco la esponja y el jabón. No queda más jabón, la esponja está destrozada y el champú vacío. Me baño con detergente ala, no quedó colonia. Lo llamé al escritorio: —Decime Huberto, ¿Vos sos boludo o te hacés? Me dejaste sin nada para la ducha. 
-Contesta que no se dio cuenta-.
   Sigo escribiendo, llega la noche. El mejor momento para las ideas que drenan por la birome. Huberto llega muerto, pregunta que hay de comer. Le digo que se compre algo abajo. No puedo cortar esto, después se me va de la cabeza. Comió solo, llenó la casa de olor a fritanga. A las cinco terminé el cuento. No lo leí para no suicidarme. Caí como una bolsa de papas en la cama. Huberto se había ido, dejó una nota en la almohada. “Rita, aprovecho que estás en lo tuyo y me voy al laburo, hay pilas de cosas que no pude terminar, nos vemos.” 
   Años juntos, no me molestó su ausencia.
   Tenía la cama toda para mí, perfumada.
                               

martes, 26 de diciembre de 2017

ACÁ A LA VUELTA


   Cuando por el reflejo del espejo, Cristóbal riega los mismos malvones rojos y apretados, es la imagen diluída de su padre.
   —Papá tenía ojos de nostalgia, cuando se ocupaba de las macetas, Uds hablaban y fumaban, no se podían ver ni los contornos del mate, pero nos reíamos a lo bestia, bueno Uds se reían, yo no entendía. De mis hermanas, no les voy a decir, pero chusmeaban en voz baja.
   —¿Viste cómo están vestidos? Ellas tienen esas polleras largas y las  zapatillas blancas, sucias.
   Otra comentaba: —Y el pelo tan largo, de Pipi y Juan, a mí me gustan, parecen de circo.
   —Papá se cansaba o le daba tristeza, pensaría en su viejo, solo, en Berisso. Salía al patio encorvado y regaba los malvones. Me parece que había alguna lágrima, yo daba vuelta la cabeza, no lo quería triste. Jugaban al tute, nosotros hacíamos los deberes en la otra punta de la cocina.
   Se hizo un silencio de fantasmas. —Tu Padre era nuestro mejor amigo, un trabajador y nosotros unos vagos mantenidos. Después empezamos con las artesanías y tu Papá se puso contento, nos largaba que siguiéramos estudiando y después nos rogaba que no nos politizáramos. Me acuerdo cuando se cayeron los vidrios de la cocina, una bomba fue, había una Unidad Básica, acá a la vuelta. Un lío para explicarles a Uds.
   —Y nosotros para entender, que era una guerra, pero no era.
   Se produjo otro silencio, pero de ángeles y salió al patio encorvado como su padre, se armó un fino, lo quemó en solitario.
   Es igual, se llama Cristóbal como nuestro amigo. Riega los mismos malvones y da una seca. Nos vamos temprano. El domingo viene, es el Día del Padre.
                                              

lunes, 25 de diciembre de 2017

INTERCAMBIOS


   A la Sra apenas despierta, le dan ganas de seguir durmiendo. Hoy no, tuvo una pesadilla sin salida, con personajes desagradables de su vida pasada, apiñados. La despreciaban con gestos reiterados, uniendo sus maldades. Duró mucho en su cabeza, fue habitada por tres horas.
   Era sonámbula, salió de su cama, llegó al living y comió seis jazmines. Su frente dio contra un cristalero que le hizo tomar conciencia de retornar a su cama. No soñó y tuvo calor y frío, intermitente. Se levantó y preparó un té verde y los psicofármacos, uno para las ganas de vivir, otro para estabilizar y otros para el terrible dolor de huesos que le hacía compañía durante el día.
   Llegó Sebastiana, una vieja encantadora más pobre que las ratas, pero se conectaba con la alegría como ningún rico. Ella le preparaba la ducha, la ropa y le contaba el diario, su flia. Cuando le notaba cansado el oído, se retiraba a hacer otras tareas. Sebastiana cantaba en un coro donde en los solos le pedían bises. En la casa triste que limpiaba sin premura, a veces la Sra la grababa.
   Sebastiana no necesitaba tener para sentirse afortunada. Leía todo lo que la Sra escribía y dejaba papelitos con correcciones sugeridas. Sebastiana encontraba en el tender, en cuáles agudos o graves debía dar intención a sus canciones. La Sra, conectada con la alegría se preparó la ducha, la ropa y le contaba el diario, notó cansado el oído y se retiró a hacer otras tareas. La Sra cantaba en un coro donde en los solos se le pedían bises. En la casa triste que limpiaba sin premura, a veces, Sebastiana la grababa.
   La Sra no necesitaba tener para sentirse afortunada. Leía todo lo que Sebastiana escribía y dejaba papelitos con correcciones sugeridas. La Sra encontraba en el tender, en cuáles agudos o graves debía dar intención a sus canciones.
   Sebastiana, conectada con la alegría, se preparó la ducha, la ropa…
   Llegó la Sra, una vieja encantadora, más pobre que las ratas. La Sra se conectaba con la alegría, hoy le publicaban su primer libro.
                                              

domingo, 24 de diciembre de 2017

BLANCA VA LA NOVIA


   —Lo más sensato es que provenga de familia adinerada, de muchas generaciones. Si no son distinguidos, olvídalos. La grasa es contagiosa.
   Adaptate a la religión de ella, tu fanatismo ocúltalo. Que sea inteligente, culta y use ropa de diseño.
   Si está excedida de peso, hacela caminar diariamente cuatro horas por día y si resulta baja de estatura, que elongue, hay ejercicios específicos donde llegará a un aumento de veinte centímetros. Veinticuatro es la edad propicia, para que se amolde a tus histerias y psicopatías, sentirá que sos un tipo original. Debe tener buen humor y práctica del histrionismo en situaciones dramáticas.
   Tres idiomas, mínimo y viajada al extremo. Que elija una carrera humanista y alguna de ciencias exactas. Una para el alma y otra para que labure. Convencela de tus intenciones de tener un sólo hijo. Dejala que socialice por su lado y vos por otro, sacar el cuero al prójimo, sin culpa. Es una buena manera de no aburrirse. Los fines de semana, socialicen juntos.
   Recordá que los amigos tienen fecha de vencimiento, no te excedas. Hay que saber cortar a tiempo, para no llegar al asesinato. Metele en la cabeza que no te gusta estudiar, ni trabajar, al igual que nuestra flia heredaste el amor al ocio continuado. Si se quiere casar de blanco y esas boludeces, le decís que sí, a cambio de un viaje cuya duración sea de un año, donde se te cante. Si te quiere va a aceptar.
   No es necesario que le informes que sos gay, pero que te da igual. Mis deseos son órdenes, hijito, si no querés que te desherede. 
                                                      

sábado, 23 de diciembre de 2017

COMO PELUDO DE REGALO


   Al editor no le gustó el cuento, no dijo nada porque sabe que estas putas fiestas, me deprimen. Tiene que salir hoy a las 24 Hs, el trato fue así, todos los días.
   Le prometo que me pondré en el verbo, es mejor que muchos adjetivos. Hay excusas, viene mi hijo, su mujer y mi nieto, hace tres días que limpio y me faltan los dos menús, uno me borro y comemos afuera. Hago la sierva, voy y vengo, ventilo, tiendo todas las camas. Los mandados los pediría a Los Mandados, pero te ponen cualquier verdura y cobran como si fuera un frasco de caviar. Vestir de blanco y no saber si voy a entrar en ese vestido.
   Mi hijo me va a pedir masajes en la cabeza y el cuello. Es único, merece que me duelan las piernas. Mi nuera pretende que parezca más joven y me maquilla. Debo aceptar sus buenas intenciones. ¡Suena el teléfono! Se me va a cortar la mayonesa. —Hola ¿Cómo está? Justo lo iba a llamar. Mire, acá estaríamos encantados que venga a comer con nosotros…
   —Pero sí, Señor Solari, a las 22 está bien.
   Qué lo parió, encima viene mi Editor, que se invita solo, debe estar solari, paradoja de su apellido. Tendré que esmerarme, le voy a pedir a Dora, que vive en el ostracismo, que me represente la Mucama, con uniforme tradicional, estará chocha, fue Actriz, lo hará perfecto.
   Si mi marido no quiere ponerse traje, por lo menos una chomba blanca y pantalón de lino beige.
   ¡Justo el Editor!, que tiene un corso de contramano, la va de oligarconcho. Y bueno, Dios proveerá, porque yo no doy más. No le dejaré la copa vacía nunca, le tengo que decir a mi flia que brindemos a cada rato, así el tipo se pone en pedo y se olvida de pedirme el cuento de esta noche.
                                                              

viernes, 22 de diciembre de 2017

SOLOS ES PERFECTO


   A ella le gustaba la naturaleza que la rodeaba.
   Los hijos no venían, Marco propuso fecundación in vitro. Quiara sintió una pecera sin salida.
   No era natural, pero él quería con toda su alma.
   Ella fingía contento por fuera y miedo, mucho.
   La fecundación dio resultados inmediatos, el miedo de Quiara mutó en alegría, escuchar los latidos rápidos, mirar su postura. La panza crecía inusitada. El Médico tenía charlas extensas con su marido. Quiara no podía. Ni quería preguntar. Se concentraba en escuchar músicas tranquilas y caminar por la foresta, con una mano arriba de la panzota y otra abajo. Cantando Nanas y durmiendo como podía. El parto fue programado, justo a ella que le hubiera resultado encantador natural. La Clínica se revolucionó. A la Madre le pareció vivir una pesadilla, seis digamos. —Tengo seis hijos, así todos juntos, me dan ganas de matarte, Marco. Puedo amamantar a tres, vinieron unas misioneras santas que se encargan de los otros querubines. Qué nombres?
   —Y entre tanta histeria y zarandaja, elegí vos los nombres, no quiero ser culpable de más nada.
-Respondió Marco, con temor-.
   —Cinco varones y una mujer, como decía mi Abuela “Fijate en el almanaque”, no tengo ganas de mirar, soy atea, se llamarán: Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio y Agosto. Después de los seis meses de teta a los chicos, te hago una demanda de divorcio, por abuso de parto. ¿Querías hijos? Ahí los tenés, te los regalo. Haré una sola cláusula, me quedo con Abril, es la única que no llora y alinea sus ojos con los míos cuando la amamanto, los otros gritan, muerden y no dejan dormir a nadie.
   Mi último deseo es que quedes embarazado de ocho y los tengas que parir por el orto, con diez episiotomías.
                                                              

jueves, 21 de diciembre de 2017

A MIS QUERIDOS IRLANDA, RUMANIA, UCRANIA Y POLONIA


   Mi lenguaje se encuentra confuso, junto con mi pensamiento. Latinoamérica se está comiendo a sí misma. Copiaron de los Yanquis: “Me cago en el prójimo” y les sale igual o mejor.
   Mi Argentina quiere matar a todos los viejos y es por Ley, los niños no existen y los grandes son cagones. Ayer recibimos piedras y tiros por una reunión en el Congreso, tipo tomala vos, dámela a mí. Las deudas que no las paga la Perra de los diez o doce años de afano. No señorita, cubran una vez más a la Idiota desprestigiando a otro Idiota, que no sabe, que no puede, que no quiere.
   Los corruptos tienen todo de Alta Gama, sueldos impensables. A nosotros nos cerraron los cajeros y los bancos. Perdonen mis países predilectos, sé que tiene más quilombos que nosotros, soy una metida pero traten que no los dividan, desconozco sus internas, a excepción de algún amigo o pariente que pueda comunicarse y relatar algo.
   Yo no creo en las Fiestas, pero por una vez miro al cielo y pido para Uds un año sin violencia. Uds cuatro son los mejores países de la tierra y no quiero que me agarre la muerte sin que lo sepan. Abrazos para todos.
                                                     

miércoles, 20 de diciembre de 2017

TIBETANEANDO

                                                     
   Su deseo se cumplió gracias al padrino que le pagó el pasaje, con su raro sueldo de portero.
   Los Monjes Tibetanos lo recibieron observando el protocolo milenario que los precedía. Su primer tarea, que fue de una extensión añosa de superficie y de oficio, limpiaba pisos a mano con sus rodillas transformadas en rocallosas. El trabajo se incrementaba en horas, hasta llegar a 24 hs. Allí abandonaba la limpieza y comenzaban los rezos y el aprendizaje de las escrituras simbólicas tibetanas. Más tarde llegaron los cantos colectivos, solitarios, subterráneos y sin respiración. Pasado un tiempo, cuya medición nada tenía que ver con la occidental, pidió una audiencia con el Monje Superior de 300 años de edad. Esta deidad vivía sin comer, ni beber, desde los 10 años.
   —Me arrodillo ante su tibetableada vida, para rogarle me permita ascender a la más alta cumbre de todas las del lugar.
   El Monje despidiendo flores con olor a dentífrico artesanal:
   —Por supuesto, recuerda que la cuesta es empinada y verticalista, cuando la cima te espere debes clavar tus isquiones, anudar tus piernas, enderezar tu columna, elevar tu pecho y descansar tus manos sobre las rodillas, haciendo un fuck you, al Universo en su totalidad. Practica tus rezos ancestrales y olvida el tiempo, invención del hombre sacrílego.
   Al cabo de veinte años de celibato, consentido o sin él, apareció su prometida. Desde las Tibet alturas, la veía del tamaño de un punto. Sintió que sus piernas se desanudaban sin dolor alguno, abandonó sus gestos de manos y con pasos leves llegó hasta donde estaba la mina. La miró con el fondo que formaban las cumbres, en especial una de más altura que la elegida con anterioridad. Saludó a todos y paso a paso ascendió a la otra cumbre. El Maestro le guiñó un ojo, se sintió autorizado. La mina se fue. Hizo bien, él no recordaba el significado de encubicular, pero si recordó el aburrimiento de sus padres.  

martes, 19 de diciembre de 2017

VERANO GUARANGO

  
   Las playas en Enero están repletas, no sé si la gente ha dedicado su tiempo a reproducirse con generosidad, o los legrados están muy caros. Para encontrar una playa vacía en Enero, tenés que viajar a la loma del orto que, por coincidencia, tienen piedras, son angostas y eximios nadadores hacen uso. Cruzando el charco hay de todo, pero guarda el hilo con la contaminación.
   Está la posibilidad de islas lejanas, desde un avión se ven regias, pero te instalás y ves la furia del mar en olas. El tipo se siente invadido, un cacho de tierra lo soportan, pero el perfil turista lo remite a la perversión de cabañitas. Muchos mares coinciden en lluvias frecuentes. Nublados semanales o un Tsunami que se lleva todo a la mierda y la mierda también, los bípedos es lo que más producen.
   No entiendo mucho de aguas, de este mundo cada vez entiendo menos. Pero a mí, que no me roben el mar. —¡Fuera del agua todos! Porque los voy a mear jodido…
   Y eso que soy una ballena recién nacida y toda mi especie está de acuerdo.
                                                   

lunes, 18 de diciembre de 2017

VERNISSAGE


   El abrigo hacía su persona. Tan alto y buen mozo, el sobretodo perfecto. Con un agujero feroz en el centro de ambos omóplatos. Todos lo mirábamos de frente. Estábamos curiosos y temerosos. De atrás nadie le iba.
   Era de bala y reciente. Tenía pedacitos de algo ensangrentado. Piel, debió ser. Había una ninfómana que se le prendió de la espalda y metió la lengua en el agujero.
   Pidió disculpas. Lo hizo para ver si él agonizaba y enterarnos si el abrigo era robado.
   Confesó que sí, robado. Relató que su hermano mellizo lo sacó de sus cabales y le dio un disparo en la espalda para que se calle la boca. Fue para ver si lo entendía y lo escuchaba, pero el chulo resolvió morir antes que eso sucediera. El matador le quitó el sobretodo al mellizo y se vio perfecto en el espejo francés del living inglés, aceptó la invitación al vernissage en el consulado de Penesuela y ahí estaba, con las manos cruzadas y todos nosotros mirándolo a él y al espejo, con él de atrás y delante en persona.
                                         

domingo, 17 de diciembre de 2017

TOMAR EN EXCESO


   Quieren festejar por la infancia, porque todos, por champagne, porque se visten de blanco ellas, porque ellos son capaces hasta de una corbata.
  Tienden la mesa con el mantel de salir, ponen mis cubiertos en un lugar de privilegio. Me olvidé que quieren arbolito, éste está viejo y le quedan tres bolas de las que se rompían. Salgo hoy mismo. 
   —Son espantosos los arbolitos, voy a llevar éste, similar al del principio, el plástico no lo pueden ocultar, pero yo sí, me oculto entre la gente, ni paso por la caja, hay dos empleados y no dan abasto.
   Tengo un aire de Papá Noel, pelo blanco, anteojos y algunos otros pelitos en la barbilla, camino a velocidad trineo.
   —Chicos, ¿y el árbol dónde carajo está?-Dijo Pedro-.
   Giró sobre sí mismo y allí estaba, las luces se prendieron solas, todos aplaudieron. Llegaron de la Panadería con el lechón de costumbre, sin cabeza, para que no lloren los niños. La Abuela iba y venía, a tal velocidad que nadie la veía.
   Comieron y bebieron hasta reventar. José tomó la mano de la Abuela, pero no estaba, siempre le gustó deshacer su rodete, no lo encontró. El plato de Abu estaba inmaculado, los cubiertos descansaban a los lados y la copa de champagne brindaba sola con cada uno de ellos.
   Se abrió una puerta y entró el Tío más querido: —Una copa para mí, por favor.
   —¿Qué pasó con Abu? No la encontramos, no comió.-Dijo el Nieto mayor-.
   —Cómo habrán tomado, pedazo de bestias, que en esta Navidad perdieron la memoria, la Abuela murió hace cinco años…
                                        

sábado, 16 de diciembre de 2017

PERSONAL


   Si lo veías de lejos, era una figura insignificante, con un cepillo ancho, pasando aserrín. A él le tenía que pedir las llaves. Cuando me acercaba, él ponía cara de asesino serial. Un gesto cruel en las comisuras de la boca y ojos de insecto imprevisible. Cuando era mi turno abrir tenía vértigo, el hombrecito tenía ganas de matarme, se lo vi en la cara, por el reflejo del vidrio me miraba y se agarraba del palo del cepillo como un cazador experto.
   El turno de esa mañana fue rápido, al llegar las llaves colgaban de una estatua de yeso, abrí, no miré y cerré, faltaban dos horas para que llegaran los otros. Corrí el atril oblicuo a la ventana y estaba él, agachado, limpiando con un cepillo corto los zócalos del taller. Pude decir: “Ah y Buen día”. Me puse a pintar, mientras pensaba que detrás estaba él, mirándome las piernas y cubriendo con su cuerpo la salida. Usé la paleta más sucia de la tierra, el tipo no se iba. Ahora lustraba las cuatro cerraduras, ahora se daría vuelta con un cuchillo y no lo voy a permitir, ¿ahora se viene cerca de mis zapatos, reptando, hacia los goznes de abajo? Perfecto, este viejo corta-cartón de hierro centenario se desplaza como quien no quiere la cosa y cae en su espalda insignificante.
   Me dejaron libre enseguida, peguntas de rutina, soy actriz. Ahora, qué hijo de puta el director ¿cómo va a permitir asesinos seriales como personal de limpieza?
                                    

viernes, 15 de diciembre de 2017

LA NOTICIA


   Hoy estaban todos reunidos en la despensa-vinería.
   Hablaban en voz baja, alguien le tenía que decir, tenían taquicardia, en la despensa se escuchaban todos los corazones tic tic tic tic. El más joven dijo yo y el más viejo se calló. Entró temblando de frío, con su sobretodo largo que usaba invierno y verano. Saludó a todos y todos respondieron juntos, bajaron la cabeza, algunos se apoyaron sus sombreros en el pecho. Pidió un vino tinto. Se lo tomó de un trago, prendió un pucho, se dio vuelta y preguntó: —Quiero saber qué pasó, así nos preocupamos todos.
   Uno de sus peores amigos le acercó un tazón de café, el mejor puso la silla cerca de él y pasó el brazo por el respaldo de su amigo.
   El más joven se arrodilló a sus pies, juntando las palmas le dijo que él, no podía decirle.
   El más viejo habló: —Mirá viejo, recién llamaron de Siria, tu hija murió anoche.
   Siguió tomando vino y no hablaba. Dejó de temblar, se quitó el sobretodo y lo tiró al fuego.
   Su mejor amigo lo llevó arrastrando hasta la casa, le puso su propio saco.
   En el camino decía: —Querés que te diiiga una co... una... cosa. Lo que más bronca me da es que no me avisara que se iba a morir...que no me avisara ¿entendés? Además ¿qué carajo estaba haciendo en Siria?
                                                   

jueves, 14 de diciembre de 2017

¿Y?


   Era una secretaria óptima, cansada de un jefe despótico y exigente. La humillaba en público con una lista para que fuera al supermercado. Cuando volvía le tiraba las bolsas en el escritorio. Coordinaba tantas cosas dentro del biulding, que los jefes rogaban para tenerla de secretaria. Pero ella tenía una cuestión de honor con la ética, no pensaba en renunciar. Un día de calor cambió su taier de secretaria y se puso una chemise de seda. El jefe la miró, cerró la puerta del despacho y se tiró encima de ella. Le arrancó el vestido y la violó.  Logró escabullirse y se metió en el despacho del Director General. Le contó lo sucedido, eso no tenía reparación. El Dir. Gral. la nombró socia. Las compañeras le prestaron ropa. Se fue sola a esperar el subte. En un extremo estaba él, la miraba sin ver. Ella se puso detrás. Con una sola mano en la espalda, le hizo perder pie. Del resto se ocupó el subte.
   Por la mañana el Dir. Gral. la esperaba en su despacho. Hablaron un rato, le convidó un whisky, aceptó por no despreciar. Le tomó las manos (las de él estaban pegajosas) y le pasó la lengua por el cuello. Empezó a gritar y a tocar las alarmas. El infeliz la dejó.
   Ella se fue pensando cuántas personas había que matar para vivir en Buenos Aires.
                                                                               

miércoles, 13 de diciembre de 2017

DICTANTE


   —¿Cómo vas a matar un pollo de ese modo?
   Y ahora yo pregunto —¿Qué te molesta más, matar un pollo o de ese modo?
   —Diego, no merece respuesta.
   Hipócrita, escribe como Dios y piensa como Satanás, la dictadura de lo nuevo lo atraviesa de lado a lado. No es casual que se llame Hipólito Fregattelli. Soy su peor amigo, tengo altos decibeles morbosos.
   Le dicto lo que escribe, desgasto mis ideas en un chiquero. Hipólito, luego de publicar su libro, me pregunta qué me parece. No contesto, miro a través de la ventana y observo que un chico le besa la boca a una chica. Mientras él la besa, ella mira el horizonte del mar. Llamo a Hipólito para que vea y dice:—¡Qué noche ideal para meterse en el agua!
   Para él es importante lo que no ve, por eso le dicto: “Mi mejor amigo es Diego, un dictador que no presume. Juega a ganador y gana. Tiene el don de sumar cifras extensas con el pensamiento. Percibe la traición de sus amigos, desde antes que lo traicionen.” Hipólito no está de acuerdo y pretende cambiar las rutas de las palabras. Le digo que no se le ocurra, porque su libro caería en los pozos negros del olvido. Se acerca, ¿cómo no me di cuenta? Sus largos dedos rodean mi cuello y lo gira seis veces.
   Como morí, ahora no tiene quién le dicte. Salió en Internet “Hipólito Fregattelli dejó de escribir” Ahora se dedica a matar pollos. Vive muy bien de mi muerte.

martes, 12 de diciembre de 2017

PER SE


   —¿Te puedo dar un beso?
   Es débil, sin convicción, vos estás muerto por ella, soñás de día y de noche, la ves de lejos, está sola leyendo en un banco, se pone de costado y las piernas te vuelan. Vas despacio y le decís: —¿Te puedo dar un beso?
   Ella te mira los granos: —Rajá de acá, boludito.
   Si querías un acercamiento certero, le preguntabas: —¿Me podés decir qué hora es?
   Y ella con una sonrisa, te habría contestado: 
—Son las nueve.
   Vos le decías: —Gracias.
   Y ella: —De nada.
   Te ahorrabas el “rajá de acá” y el “boludito”.
   Pasan dos años, te seguís haciendo el bocho con la minita, dejaste de estudiar, de dormir, de hablar, para que todo el espacio lo ocupe ella, y vos imaginando cosas que van más allá de un beso. La ves sentada en el banco, desde hace setecientos días, siempre a la hora del sol. Hoy es Domingo, que es más triste que el Lunes, porque después del Domingo, viene el Lunes, que per se es tristísimo. Te dirigís al banco con paso firme, te sentás al lado, abrís el mismo libro que lee ella, en la misma página. Hacés rapidito una mancha de birome en la página que leen ambos. —¡Ay! Y es prestado, yo me muero. ¡Qué hago!
   La mina te mira: —¿No me mostrás en qué estado está tu libro?
   Vos se lo das tomándote la frente como el Pensador.
   Ella dice: —Están iguales, yo te doy el mío y vos me das el tuyo, a mí las manchas no me importan.
   Cuando intercambian vos le das un beso en la mejilla: —Gracias, sos un amor de persona.
   Ella te mira un poco asombrada, no tenés más granos, usás una barba suave y tu pelo es largo poeta. Es más, ni te reconoce.
   Con voz de gacela dice: —¿Y si vamos a tomar un heladito de limón acá en frente? Yo te invito… 
                                                          

lunes, 11 de diciembre de 2017

POLENTA TIENEN


   —¿ Y querés que le pregunte quién lo mató, así de una?
   —Sí, y cuándo y por qué, es de diseño fácil, jugado pero no solemne. Luisa se va a ofender o le da un ataque de sonámbula agreta y te corre por toda la casa con un puñal, es una chica capaz.
   —Sí una chica capaz de dar cinco materias juntas y agradecer con su propio cuerpo, a los profesores intervinientes.
   —Está claro y movistar, que al marido lo mató ella cuando se enteró que el tipo dejó sus propiedades a mi nombre. Sabía que nosotros curtíamos más que su matrimonio, desde antes que cometieran la imprudencia de casarse. Te digo más, cuando se hartó de mí te tiró el guante, vos lo eludiste con esa elegancia que te dejó el cuerpo sin estreno. ¿O no?
   —Siempre fui elegante, jamás tuve algo que no fuera un calzón, entre mis piernas, miento bien.
   —No, no, no es así!! Tienen que dormir antes de los ensayos.
   El Director enfureció porque nada de lo que dijeron las actrices era lo convenido. 
—Morcillearon, no estudiaron ni la letra, al personaje del Marido, que por suerte está ausente, no lo mataste vos ni nadie. El tipo rajó para no verlas más. Uds son las víctimas, él quería que murieran atravesadas por la misma espada. Y esa es la escena final. Si hubieran usado las cuatro neuronas que tienen enyesadas, me hubieran estimulado, para que fuera un trabajo inolvidable de dos actrices que no conocía nadie, una pena porque son dos asesinas y espero que las armas conque me apuntan, no tengan balas.

domingo, 10 de diciembre de 2017

NAVINADA


   —Una bola plateada, mi cara aparecía grande con cachetes inflados, las comisuras hacia abajo, chata mi cabeza. Viene la maligna Navidad horadando cuán solo está uno.
   No recuerdo qué día fue el accidente de Papá, pero sí sé que nació el 25 de Diciembre. Si lo pienso es una puñalada en el pecho y como mi dramatismo no tiene límites…
   —Todos los años me contás lo mismo y nos tomamos el trabajo de elaborar un duelo. Lo mejor que tenés de él está en tu cabeza, el histrionismo, su parte creativa. A veces me parece que sé más yo que vos, de tu Chaplin, como lo llamás a veces…
   —Es que no es sólo eso, odio la Navidad, el Año Nuevo, los Reyes Magos, los Cumpleaños. Las vivo como condiciones impuestas, obligadas. En esta época, donde el hombre se volvió un único y el año nuevo nuevo parece usado, como para marcar un tiempo inventado. Olvidar la mugre y empezar de nuevo, pero con más mugre.
   —¿Por qué te hacés sufrir así? Son días como cualquier otro, no sos sólo vos que te sentís sola. Hay cuetes, fuegos artificiales y gritos destemplados que provienen de otras casas. Poné tu música al mango, comprate un buen champagne y tirate a la pileta.
   —Tuve mi desahogo: “Se acercó la vendedora y preguntó-: —¿Va a llevar la bola plateada, Señora?
   —Ni en pedo, este árbol que tenés acá, mirá como lo hago mierda, esas lucecitas lamentables, ¿ves lo que hago? Las piso todas y me convierto en remolino, rompo la Caja, donde todo el mundo paga la ficción, se la parto en la cabeza al de seguridad…”
   Quedó chato el boliche, lastimé gente.
   —¿Y no te metieron en cana?
   —Justo ese día las calles se llenan de gente que va y viene, ricos, pobres, con paquetes idiotas. Me confundí entre tantos, fue mi mejor guarida. Llegué a casa y estaba mi familia de tres, todos beodos.
   —¿Y qué hiciste?
   —Me fui a la terraza, no quise vivir más y me tiré, son dos pisos. Soy tan inútil que ni matarme pude. Por eso hoy vine en silla de ruedas. Me quedo sin veraneo, sin playa ni mar. Así es mejor, en casa me dicen que es imprescindible la terapia, y un acompañante terapéutico no vendría mal. Ellos se van de vacaciones. 
                                         

sábado, 9 de diciembre de 2017

EN EL BAR


   Un grupo de viejos se sentaban en el medio del bar en dos mesas juntas, años de la misma ceremonia. Morían uno por año, pasaba un año y moría otro. Los que quedaban miraban los ventanales. Cuando fueron sólo dos, decidieron no concurrir al rito del café.
   Hubo una persona que realizó un rápido boceto. Logró captar el gesto de cada viejo, en la cara, las manos, las curvas de la espalda. Transportó el boceto a una tela y la pintó al óleo. Concluido el trabajo le pidió al dueño del bar colgar el cuadro en el lugar. Lo aceptó de inmediato y le dieron un lugar de privilegio. Eso alegró a los parroquianos, un cacho de historia que disfrutaban mirando con nostalgia.
   Pasó el tiempo, con esa manía que tiene de pasar. Debido a las noches de rock del mismo lugar, los personajes sumaban agregados, con fibras indelebles, bigotes algunos, cuernitos, fuck you, por las mañanas el cuadro aparecía sin mácula. Esa manía del tiempo del deterioro. El traje del viejo verde, perdón, el traje verde del viejo empezó a diluirse. Con los otros personajes sucedió lo mismo, hasta que todos se ausentaron del cuadro. Esa imagen de los viejos amigos desapareció. A los concurrentes les era indiferente. La mesas fueron reemplazadas por otras que se juntaban y todas las mañanas el grupo de nuevos viejos se charlaban vaya a saber qué, pero se reían.
   El dibujante formaba parte del nuevo grupo, tenía casi la misma edad que los otros. Desde la calle hizo un boceto con sus compañeros. Él no se puso porque era el que dibujaba. De pronto se trasladó unos pasos, para tener una visión más clara y cayó en el hueco de un edificio a construir.

   Este grupo quizás más supersticioso que el anterior, ante la muerte del dibujante, no asistió más. Una mañana se instalaron en las mesas nuevos viejos. El hijo del dibujante tuvo ganas de hacer un boceto.
                                                                 

viernes, 8 de diciembre de 2017

A. A.


   Fui invitado. Escuché golpes como dos personas boxeando. La puerta estaba abierta. Yo asistía a Alcohólicos Anónimos y llevaba tres años de abstinencia, dos compañeros que conocí en las reuniones eran los que no podían detener sus trompadas. No quería meterme, soy tamaño small y me dio temor que por intentar separarlos, ligara algo. 
   Hice lo que correspondía, me puse al medio, me rompieron el tabique nasal, de un ojo casi no veía y la boca era un flan sangrante. Por hacer el bueno, si hubiera seguido con Don Poncio Pilatos, tal vez estaría intacto. A pesar de mi patética intervención, de ubicarme al medio, ellos seguían, había sangre en los sillones, en la mesa, en las paredes, en las puertas. Sentí que formaba parte de una escena, donde guionista y director no saben cómo continuar y la pelea tiene una duración eterna. Los tipos quedaron tan masacrados que no se entendía cuáles eran los buenos y cuáles los malos. Me pareció que el combo venía sin discriminación. 
   En Buenos Aires se reciben encargos de EEUU para películas clase Z, con escenas de sangre, sin personajes, el protagonista es la sangre. En ningún momento, ninguno de los tres     A. A. tuvo aire ni fuerzas, nos miramos en el espejo que era lo único que no se rompió y nos vimos. Un cuadro lamentable, las posturas eran obscenas, brazos quebrados, piernas con enroque a otras de propietarios irreconocibles. Yo con mi voz de tenor pregunté: —¿Y por qué todo esto?
   Uno dijo: —Éste empezó a chupar, por cornudo, y lo niega, le digo que yo fui testigo y protagonista. Cerrado el caso. La ira lo sublevó, me pegó y no paró.
   El otro le restregó que la vieja era una puta de la calle, estaba enterado por su padre Comisario. A la madre la arrestaban día por medio. Por lo tanto era un hijo, de puta, que ahogaba su desamparo con vino de caja, perfume y alcohol de farmacia.
   —Y vos que fuiste el primero que preguntó ¿Qué te pasó?
   —A mí nada, nunca me pasó nada y estaba seguro que nunca me pasaría nada, entonces empecé a mamarme, para hacer algo. Después me rescaté con Uds en A. A., tienen cada historia, los envidio.
                                                     

jueves, 7 de diciembre de 2017

QUIEN LA CONOCE...

  
   Un tipo grande, pero pintón, eligió Cuba como lugar de descanso. Fue con amigos que se dispersaron y quedó solo, de espaldas a la ciudad, apoyado en el malecón.
   Una cubana color bombón hacía equilibrio mirando el horizonte, él le preguntó. —¿Esperás gomón o balsa?
   La adolescente extrañada dijo: —En ambas casi me ahogo, nado mal, fue un martirio, ahora no se necesita.
   La chica lo invitó al Bar de su Tío. Tomó hasta quedar como una cuba, era lógico estando en Cuba. La chica lo subió a una pieza sobre el Bar. Cuando despertó, la chica le extendió un tazón de café, se acostó al lado y procedió como una verdadera profesional. Él sentía como si hubiera entregado su destino a la chica bombón.
   Le hizo conocer lugares derruidos y habitados por personas alegres de ojos tristes. Iban a la playa y nadaban tipo competición, siempre ganaba ella, a él su cuerpo le latía.
   Pasó un año y a la chica bombón le creció un bomboncito en la panza. Al tipo pintón le pareció un sueño tener un niño a los cincuenta. Le escribía a su hermana día por medio y le mostraba su flia colgados de una palmera, con sonrisas de sandía o escribiendo en la arena “A fin de año vamos, Milena”
   Tenían los pasajes de avión, pero tres días antes la emoción de volver, le dio un paro cardíaco. La Chica Bombón y su Niño Bombi, pisaron tierra argentina, Milena los esperaba.
   Bombón la abrazó entrañable, cataratearon tanto, hasta que Bombi tiró de la cartera de su Tía.
—Vamos chica, como decía Papi. ¿No que eras divertida?
                                                           

miércoles, 6 de diciembre de 2017

SEDUCCIÓN A LOS 70


   Sin cirugía, laser, botox, cremas, masajes, pilates, levantar lolas, agregar un leve volumen. Hacer igual con los glúteos, altos, duros y discretos. Lipoaspiración en todo el cuerpo, quitar manchas y arrugas de las manos. Levantar los cachimbos colgantes de los brazos. Tratar que la musculatura general se prense a los rellenos y los huesos.
   La papada, no hay otra, extirparla y esculpir la quijada que suele tener sobresaliencias de artrosis. El cirujano plástico no debe ser reconocido, porque lo agarrás cansado y te hace cualquiera.
   Los mejores viven en Rumania. EEUU  es impecable para implantes pilíferos. Después que te sentís soberbia, divina, viene lo peor.
   Nadie te da bola. Porque todos se dan cuenta que sos una matusalénica operada. Un día comprendés que estuviste en quirófanos, masajes, gimnasios, aparatos odontológicos, desde los treinta y te olvidaste de vivir. Tu agenda no anotó amigos, anotó turnos.
   Hasta tus nietos preguntan a sus padres si sos de plástico, tienen miedo de abrazarte y abollarte. A tu marido lo abochorna salir con vos, los amigos le dicen: —Qué buena está la muñeca inflable que te compraste, guarda que te la pueden robar.
   Él de eso no tiene vergüenza porque te aseguró en millones.
   El último Doc eminente, te practicó estudios óseos, te encontró apolillada de pies a cabeza. En quince días te quebrás en mil pedazos. No necesitarás crematorio, pasás directo a la urna.
                                     

martes, 5 de diciembre de 2017

EFÍMERO


   —No lo conocí, envejeció, pero tenía más cara de enfermo, vendió el auto, sacó todos sus ahorros y se hizo nuevos estudios con especialistas en Miami.
   —¿Pero qué tiene?
   Le miré el sombrero. —Tiene dos años, o uno, o seis meses, o tres días, eso tiene.
   La internación no me sirve de nada, puedo descansar en casa, caminar despacio, no tomar frío y una sarta de boludeces donde crecerá la ira y voy a morir.
   Hoy te necesito Dios, mis hijos no saben nada, ni quieren saber. Violeta de algo está enterada, bastante, consiguió un auto viejo y me lleva a todos lados. Hace todo por mí, siento que soy una marioneta suya.
   —¿Hace mucho que no lo ves a  aquel?
   —Ayer estaba en el bar, va por la segunda quimio, está pelado pero tiene barba, un fenómeno extraño. Me invitó con un café. Pidió que no habláramos de su enfermedad, lo hacía sentir más enfermo. Usa una muleta y no puede mover un brazo, le quedó estirado hacia adelante y la palma de la mano hacia arriba. Los caminantes le dejan monedas y billetes. Dice que si sale todos los días, gana el equivalente a su jubilación.
   —Lo he visto en varias oportunidades, ahora no le corre sangre por las venas y se le secan partes del cuerpo. El brazo extendido fue el primero que se le desprendió como una rama sin savia. Pasó igual con las piernas, las caderas, el torso y por último perdió la cabeza, hecha astillas.
   Lo único que me quedó fue la voz. Hablo con los solos de las plazas, primero se sorprenden, después nos hacemos amigos. A los yutas les grito cualquier cosa y quedan mareados, a veces disparan hacia cualquier lado y matan inocentes, no les grito más.
   A casa no volví, no tiene sentido, no como, no duermo, mi mujer no me ve y si le hablo haría como hizo siempre, no escucharía. Mis hijos olvidaron mi existencia. Tengo tantos beneficios, entro a la misa del domingo y le grito “Hipócrita-pedófilo-poné un comedor tacaño y sacate ese disfraz que parecés una puta en carnaval.
   No gasto nada y conozco el mundo en todas sus variables.
   Es tanto más lindo ser alguien que no se nota, que alguien notable.
                                                                   

lunes, 4 de diciembre de 2017

EL HOMBRE NUEVO


   —No me gustan los chicos, pringan todo, toman leche y te vomitan en el hombro, lloran cuando vos estás en el octavo sueño. Tenés que desayunar en puntillas, al menor sonido piden comida como marranos.
   —¿Cuando crecen?
   —Es peor, te mandan a llamar de la Escuela porque el chico se mandó una puteada, merecida. Tenés que vigilar que haga los deberes y estudiar vos con él, eso viene bien porque te acordás de cuando ibas a la Escuela y explicaban bien. Hacés la Primaria de nuevo.
   —El Secundario?
   —Algunos se llenan de granitos, les crece la nariz, antes ñata, los tenés que mandar a bañar, lavarse bien los dientes, quitarse las lagañas, se van en ciento veinte materias.
   Cuando crecen, que casi son tan altos como vos, eligen una carrera que a su padre le gusta, pero a él no. Se mete en otra y tampoco le va. La tercera es la bienvenida, conoce su primera novia, cuentan que dan materias y cuando terminan la carrera, dieron más materias que las correspondientes. La novia queda embarazada, se van a vivir juntos. Es una liberación que durará seis meses como máximo. El pendejo vuelve, dice que no sirve para marido ni para padre. Se tira en tu sillón preferido y come pochoclos mientras mira películas de sangre, de mucha sangre, son sus predilectas. Las ve traducidas al español, las subtituladas le impiden llegar a dos palabras, y eso, haciendo un esfuerzo descomunal.
   Crece tipo hombre, se casa con una mujer más grande que él, ella trae tres hijos de su primer matrimonio. Tu hijo quiere algunos suyos y la vieja, para darle el gusto, tiene mellizos.
   Los padres de ella mueren de muerte, heredan la casa y allí se mudan, por la loma del orto. No te llama jamás. Una vez por año, con suerte.
   Hacés un crucero con tu marido, se sientan en dos reposeras y tienen el horizonte del mar a su disposición. Los maridos se aburren de estar con una, él empieza una conversa con una alemana que toma sol en tetas.
   Llega la noche y el tipo te dice que tiene una partida de póker con la alemana y sus amigas. “Vuelvo tarde, te aviso.” Vos pensás que mejor. Ese día es luna llena, te acodás en la baranda y aparece el Capitán, se te viene un poco encima, vos lo dejás, total tenés hasta tarde para…para…lo que tengas ganas.
                                                          

domingo, 3 de diciembre de 2017

OTRO MUNDO


   Mi bisabuelo, José Baltar, hizo estudios completos sobre la sumersión de naves. Hacía poco tiempo del hundimiento del Titanic. Toda mi flia estaba en la Marina, Marina Mercante, Marina de Guerra, Marina de Marina y marinero raso. Sus espíritus se unieron, para crear el primer submarino de cuatro hélices, con residuos que encontraron del Titanic.
   Los más jóvenes, bucearon las costas de China y Tailandia. Hallaron bloques de hierro, brújulas del siglo anterior y piezas de orfebrería que daban cuenta de prácticas submarinistas, que por razones desconocidas quedaron atrapadas en fondos imposibles de acceder. Se reunieron en un inmenso portazepelines y cubrieron la superficie con elementos que consideraron útiles para construir aquél sueño. Era de Dios cómo encastraban las piezas de diferentes épocas.
   Tardaron ocho años y el Submarino, pintado de amarillo listo para sumergirse en mares previstos. “José Baltar” se llamó la nave en honor al bisabuelo que cumplió su sueño. Los pasajeros pertenecían a la flia, hombres, mujeres y niños. La cabina, ocupada por los más avezados que, se encargarían de la conducción.
   Se produjo la inmersión. Todos miraban por las ventanillas admirando que debajo del mundo había otro mundo, con tanta agua que prescindía del oxígeno. Se observaban pulpos besando las ventanas,  ballenas generosas que dejaban entrar al submarino por la boca y salir por detrás. Tanta algarabía distrajo a tripulantes y pasajeros de una turbulencia, que los incrustó en el fondo de todos los océanos. Quedaron con vida dos niños con equipos de buzos, de hierro y pulmones privilegiados.
   No podían hablar, fue traumático, a pesar de los años transcurridos, los ya adultos sobrevivientes, callan olvidados del mundo que existe debajo de éste y otros por descubrir.
                                                                             

sábado, 2 de diciembre de 2017

MRS KILCAT

                                                
   Se había puesto vulnerable con los años, la Sra Kilcat no vivía lejos del pueblo, pero sus caminatas la hacían sentir cada vez más lejos. Se compró un sulky con dos caballos de patas percheronas. Una noche escuchó que arañaban su puerta y sin pensar, se levantó y abrió.
   Una gata blanca y negra, saltó sus pantuflas y se metió en el ropero escondiendo su miedo. La Sra Kilcat, dejó que hiciera y prendió la leñera porque el frío pinchaba. Sintió unos ruidos dentro del ropero y luego cuatro consecutivos, recién nacidos, redonditos como ovillos de lana.
   —Yo te bautizo Caty. Vos y tus hijos, ya somos flia. Luego de veinte años de soledad, me siento acompañada.
   La gata la miraba, mitad agotada, mitad temeraria. La Sra le contestó a la mirada: —Yo te ayudo, te doy calor y comida, no me mires con inquina.
   La gata, indiferente, como todos los gatos, aceptó. Pero se metió ella y su cría en la cama de dos plazas. Más protegida que el ropero. Le brindó una sopa tibia en la mañana, mientras los críos se prendían a sus tetitas. Los dos más chicos quedaban afuera hasta la segunda vuelta.
Fue al pueblo en sulky, para la compra diaria. Los proveedores la querían por pertenecer a una flia rica, devastada por la crisis del treinta. Ella era única sobreviviente, considerada un baluarte de la historia pueblera.
   Compró más que de costumbre. Eso asombró a la gente que sabía todo y nada de la Sra Kilcat. En todas las callejas había papeles que rezaban: “Interesante recompensa por devolución de gata blanca y negra, preñada.” Cuando la Sra descubrió los carteles tomó el sulky y en cinco minutos llegó a su rancho. En medio de su agitación, contó a Caty: —Te buscan por doquier, Caty, a mí antes no me interesaba nada, pero a la vejez viruela descubro imprescindible dormir con todos Uds, no me gusta rogar, pero en este caso amerita. Duerman conmigo en invierno y en primavera corran la floresta, las acequias y algún ratón despistado. No se acerquen a la aldea, no es para asustarte, Caty, pero ha llegado a mis oídos, que les encantan los asados de gato. Son herejes. Al no haber vacas…
   La gata le saltó a la falda y ronroneaba con la felicidad de alguien que dejó de ser huérfana.
   Los gatitos repatingados, panza arriba, dejaban que el sol les matara las pulguitas.
                                                   

viernes, 1 de diciembre de 2017

RELACIONES PELIGROSAS


   Qué laburo para la nueras, mentirle a las suegras. Las que tienen hijos únicos y pretenden que la nuera le saque la grasita del jamón crudo.
   Ella le miente cómo prepara los sánguches en su casa, con todo esterilizado, sin mayonesa, porque sabe qué mal le cae al nene. Los compra hechos, en una Panadería de coreanos de uñas negras. La nuera quiere que el tiempo pase pronto, mentir sobre lo mentido, agobia. El coreano sabe pero no dice. La suegra la deja a cargo del nene con hepatitis, porque a la hermana la tienen que operar.
   Compra sánguches, ahora les agregan vinagre. El nene, el novio, el futuro marido, no come, el olor le impresiona. La nuera le deja la bandejita al Portero, que se pone chocho.
   Le miente a la suegra, tienen que estudiar. 
—¿Esta noche? -Pregunta la suegra sin sacar los ojos de la tele-.
   —¿Y qué van a estudiar?
   La nuera contesta con perversión. —Anatomía.
   Al tercer día la suegra resucita de la tele. —¿Les fue bien en Anatomía?
   Ella piensa, mientras él imprime las Invitaciones, vieja bruja. —Sacamos diez, los dos y como estoy embarazada de cuatro meses nos casamos el día de su Cumpleaños, le quisimos dar esa sorpresa, ¿No bichi?
   Él sigue imprimiendo las Invitaciones y contesta: —¿Qué sorpresa?

   La suegra queda pasmada. Piensa que sólo comerán sánguches de miga de los coreanos. La nuera goza porque la entrega la hará el coreano que sabe pero no dice.