Voy al banco a
sacar dinero. Tengo que pagar luz, gas teléfono, celulares, cable, servicios
sanitarios, derecho a pagar más de la cifra estipulada, eso es a criterio del
usuario.
Hago una cola de
tres horas y cuando casi me quedo dormida, es mi turno. Camino lenta de
cansancio, una turba de la cola me empuja con violencia hacia la ventanilla. Le
digo al empleado: —Necesito sacar dinero, pagar cuentas, en fin.
El tipo me mira
sonriente y contesta que se puede poner, pero no extraer plata. Muestro mis
cuentas y pregunto si cabría la posibilidad de pagarlas vencidas. El empleado
dice que en una semana me cortarán los servicios si acumulo no pagos. Es
probable que la Municipalidad se quede con la propiedad. Parto rauda hacia AFIP y pierdo los estribos cuando me dicen
que nuestro dinero tendría otros destinos, empiezo a gritar:
—Ladrones!!
Mafiosos descarados!!
Viene un policía y me invita a salir del
lugar. Cuando salgo no recuerdo dónde estacioné el auto. De un negocio me
cuentan que se lo llevaron por tener media rueda en una raya borrada amarilla.
Espero tres
horas para recuperar el auto y me dicen que será en tres días. Le tienen que
hacer una autopsia. Luego me lo devolverán. Al tercer día lo recupero, paro en
una estación de servicio para llenar el tanque. Cuando voy a pagar el chico me
dice que es gratis, que tal vez mañana no haya ningún tipo de combustible hasta
dentro de tres años.
Abro la puerta
de casa. Me tiro en la cama boca abajo con sobretodo, cartera y zapatos. Duermo
tres horas. Me despiertan unos ruidos
contundentes, dos tipos encapuchados me preguntan dónde está la guita.
Les explico que ahí nada, hay dos zanahorias en la heladera, si gustan. Se van
masticando zanahorias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario