jueves, 7 de diciembre de 2017

QUIEN LA CONOCE...

  
   Un tipo grande, pero pintón, eligió Cuba como lugar de descanso. Fue con amigos que se dispersaron y quedó solo, de espaldas a la ciudad, apoyado en el malecón.
   Una cubana color bombón hacía equilibrio mirando el horizonte, él le preguntó. —¿Esperás gomón o balsa?
   La adolescente extrañada dijo: —En ambas casi me ahogo, nado mal, fue un martirio, ahora no se necesita.
   La chica lo invitó al Bar de su Tío. Tomó hasta quedar como una cuba, era lógico estando en Cuba. La chica lo subió a una pieza sobre el Bar. Cuando despertó, la chica le extendió un tazón de café, se acostó al lado y procedió como una verdadera profesional. Él sentía como si hubiera entregado su destino a la chica bombón.
   Le hizo conocer lugares derruidos y habitados por personas alegres de ojos tristes. Iban a la playa y nadaban tipo competición, siempre ganaba ella, a él su cuerpo le latía.
   Pasó un año y a la chica bombón le creció un bomboncito en la panza. Al tipo pintón le pareció un sueño tener un niño a los cincuenta. Le escribía a su hermana día por medio y le mostraba su flia colgados de una palmera, con sonrisas de sandía o escribiendo en la arena “A fin de año vamos, Milena”
   Tenían los pasajes de avión, pero tres días antes la emoción de volver, le dio un paro cardíaco. La Chica Bombón y su Niño Bombi, pisaron tierra argentina, Milena los esperaba.
   Bombón la abrazó entrañable, cataratearon tanto, hasta que Bombi tiró de la cartera de su Tía.
—Vamos chica, como decía Papi. ¿No que eras divertida?
                                                           

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