lunes, 4 de diciembre de 2017

EL HOMBRE NUEVO


   —No me gustan los chicos, pringan todo, toman leche y te vomitan en el hombro, lloran cuando vos estás en el octavo sueño. Tenés que desayunar en puntillas, al menor sonido piden comida como marranos.
   —¿Cuando crecen?
   —Es peor, te mandan a llamar de la Escuela porque el chico se mandó una puteada, merecida. Tenés que vigilar que haga los deberes y estudiar vos con él, eso viene bien porque te acordás de cuando ibas a la Escuela y explicaban bien. Hacés la Primaria de nuevo.
   —El Secundario?
   —Algunos se llenan de granitos, les crece la nariz, antes ñata, los tenés que mandar a bañar, lavarse bien los dientes, quitarse las lagañas, se van en ciento veinte materias.
   Cuando crecen, que casi son tan altos como vos, eligen una carrera que a su padre le gusta, pero a él no. Se mete en otra y tampoco le va. La tercera es la bienvenida, conoce su primera novia, cuentan que dan materias y cuando terminan la carrera, dieron más materias que las correspondientes. La novia queda embarazada, se van a vivir juntos. Es una liberación que durará seis meses como máximo. El pendejo vuelve, dice que no sirve para marido ni para padre. Se tira en tu sillón preferido y come pochoclos mientras mira películas de sangre, de mucha sangre, son sus predilectas. Las ve traducidas al español, las subtituladas le impiden llegar a dos palabras, y eso, haciendo un esfuerzo descomunal.
   Crece tipo hombre, se casa con una mujer más grande que él, ella trae tres hijos de su primer matrimonio. Tu hijo quiere algunos suyos y la vieja, para darle el gusto, tiene mellizos.
   Los padres de ella mueren de muerte, heredan la casa y allí se mudan, por la loma del orto. No te llama jamás. Una vez por año, con suerte.
   Hacés un crucero con tu marido, se sientan en dos reposeras y tienen el horizonte del mar a su disposición. Los maridos se aburren de estar con una, él empieza una conversa con una alemana que toma sol en tetas.
   Llega la noche y el tipo te dice que tiene una partida de póker con la alemana y sus amigas. “Vuelvo tarde, te aviso.” Vos pensás que mejor. Ese día es luna llena, te acodás en la baranda y aparece el Capitán, se te viene un poco encima, vos lo dejás, total tenés hasta tarde para…para…lo que tengas ganas.
                                                          

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