sábado, 23 de diciembre de 2017

COMO PELUDO DE REGALO


   Al editor no le gustó el cuento, no dijo nada porque sabe que estas putas fiestas, me deprimen. Tiene que salir hoy a las 24 Hs, el trato fue así, todos los días.
   Le prometo que me pondré en el verbo, es mejor que muchos adjetivos. Hay excusas, viene mi hijo, su mujer y mi nieto, hace tres días que limpio y me faltan los dos menús, uno me borro y comemos afuera. Hago la sierva, voy y vengo, ventilo, tiendo todas las camas. Los mandados los pediría a Los Mandados, pero te ponen cualquier verdura y cobran como si fuera un frasco de caviar. Vestir de blanco y no saber si voy a entrar en ese vestido.
   Mi hijo me va a pedir masajes en la cabeza y el cuello. Es único, merece que me duelan las piernas. Mi nuera pretende que parezca más joven y me maquilla. Debo aceptar sus buenas intenciones. ¡Suena el teléfono! Se me va a cortar la mayonesa. —Hola ¿Cómo está? Justo lo iba a llamar. Mire, acá estaríamos encantados que venga a comer con nosotros…
   —Pero sí, Señor Solari, a las 22 está bien.
   Qué lo parió, encima viene mi Editor, que se invita solo, debe estar solari, paradoja de su apellido. Tendré que esmerarme, le voy a pedir a Dora, que vive en el ostracismo, que me represente la Mucama, con uniforme tradicional, estará chocha, fue Actriz, lo hará perfecto.
   Si mi marido no quiere ponerse traje, por lo menos una chomba blanca y pantalón de lino beige.
   ¡Justo el Editor!, que tiene un corso de contramano, la va de oligarconcho. Y bueno, Dios proveerá, porque yo no doy más. No le dejaré la copa vacía nunca, le tengo que decir a mi flia que brindemos a cada rato, así el tipo se pone en pedo y se olvida de pedirme el cuento de esta noche.
                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario