domingo, 11 de agosto de 2013

BREVIARIO PARA MUJERES ATASCADAS.

      Colocas todos tus zapatos en el freezer, es el único modo que tienes para no salir de tu casa. Limpia como la luna y brillante como el sol. No enceguezcas o vas a retornar a tu poltrona.

      La felicidad está en el bosque, no en la escoba. Si tus ganas de barrer las hojas y juntar soretes de perro son incontenibles, allí mismo, en camisón y pantuflas  te montas en la escoba y sobrevuelas la city porteña, que es gris pero tiene cientos de arbolitos. Todos ellos mirarán hacia arriba y notarán que no llevas calzones. Te sentirás feliz. No permanezcas quieta en el aire, porque te harás mierda contra los cedines y los dólares azules. Éstos no te harán feliz. No te quedes quieta y callada. Ábrete de piernas y algún infeliz entrará en tu cuerpo para destapar tus cañerías obstruidas. Notarás una felicidad breve, si miras la hora no le darás importancia porque tocarás el cielo con las manos. Poco a poco sentirás el movimiento perpetuo de la vida. Fe, fe, fe, feliz. Para ser más feliz aún inscríbete en cursos de payaso. Cursillos de cómo viajar, aunque Moreno te lo impida y la estúpida te lo prohíba.

      Tienes una plaza frente a tu casa. Los niños que no te dejaban dormir siesta y tú los odiabas. Ahora sal a jugar con ellos con unas buenas zapatillas marca Obama que te permitirán ganar todos los partidos.  Cuando te quedes sin aire vuelve a tu casa. Abre el freezer, saca tus zapatos rojos, ponlos en el microondas hasta que estén tibios. Ponte calzas negras, el suéter rojo de tus doce años y un exagerado push-up por debajo. Mírate en el espejo, date un beso mientras sueltas tu pelo enrodetado. Quererte a ti misma te hará feliz. Camina hacia un café, pides un cortado y prende un cigarrillo. El mozo pedirá que lo apagues. Enfurécete y vete sin pagar, taconeando fuerte. Nadie te dirá nada, el asombro paraliza.

      La felicidad es un revólver ardiente, decían los Beatles. Entra en una librería, saca el arma y compra mi libro “Breviario para mujeres atascadas.” Evitas así, pagar el ejemplar. Léelo de inmediato, serás feliz tú y seré feliz yo. Estoy traducido a varios idiomas. Recomiéndame a todas tus amigas. La felicidad será completa, para todas y todos. Cuando vuelva de mi viaje a Kuala Lumpur quiero verte. De tanto hablar contigo me enamoré como un gilipollas. Nos casaremos y seremos perdices.

                          “No olvides nunca
                          que el auto ayuda…”

                                    Henry Ford