Colocas todos tus zapatos en el freezer,
es el único modo que tienes para no salir de tu casa. Limpia como la luna y
brillante como el sol. No enceguezcas o vas a retornar a tu poltrona.
La felicidad está en el bosque, no en la
escoba. Si tus ganas de barrer las hojas y juntar soretes de perro son
incontenibles, allí mismo, en camisón y pantuflas te montas en la escoba y sobrevuelas la city
porteña, que es gris pero tiene cientos de arbolitos. Todos ellos mirarán hacia
arriba y notarán que no llevas calzones. Te sentirás feliz. No permanezcas
quieta en el aire, porque te harás mierda contra los cedines y los dólares
azules. Éstos no te harán feliz. No te quedes quieta y callada. Ábrete de
piernas y algún infeliz entrará en tu cuerpo para destapar tus cañerías obstruidas.
Notarás una felicidad breve, si miras la hora no le darás importancia porque
tocarás el cielo con las manos. Poco a poco sentirás el movimiento perpetuo de
la vida. Fe, fe, fe, feliz. Para ser más feliz aún inscríbete en cursos de
payaso. Cursillos de cómo viajar, aunque Moreno te lo impida y la estúpida te
lo prohíba.
Tienes
una plaza frente a tu casa. Los niños que no te dejaban dormir siesta y tú los
odiabas. Ahora sal a jugar con ellos con unas buenas zapatillas marca Obama que
te permitirán ganar todos los partidos. Cuando
te quedes sin aire vuelve a tu casa. Abre el freezer, saca tus zapatos rojos,
ponlos en el microondas hasta que estén tibios. Ponte calzas negras, el suéter
rojo de tus doce años y un exagerado push-up por debajo. Mírate en el espejo,
date un beso mientras sueltas tu pelo enrodetado. Quererte a ti misma te hará
feliz. Camina hacia un café, pides un cortado y prende un cigarrillo. El mozo
pedirá que lo apagues. Enfurécete y vete sin pagar, taconeando fuerte. Nadie te
dirá nada, el asombro paraliza.
La felicidad es un revólver ardiente, decían
los Beatles. Entra en una librería, saca el arma y compra mi libro “Breviario
para mujeres atascadas.” Evitas así, pagar el ejemplar. Léelo de inmediato, serás
feliz tú y seré feliz yo. Estoy traducido a varios idiomas. Recomiéndame a
todas tus amigas. La felicidad será completa, para todas y todos. Cuando vuelva
de mi viaje a Kuala Lumpur quiero verte. De tanto hablar contigo me enamoré
como un gilipollas. Nos casaremos y seremos perdices.
“No olvides nunca
que el auto ayuda…”
Henry Ford