sábado, 30 de abril de 2022

CUANDO QUIERAN YA SABEN

 

    —Me tengo que hacer las manos y los pies.

   —No entiendo, Mami, yo miro y tenés dos manos y dos pies. Seguro que son invisibles. Te prometo que no le voy a contar ni a mi amigo imaginario.

   —Niño lindo y bueno, es para que yo, una Mami linda y buena, sea más hermosa que nadie.

   —Vos no sos linda ni buena, ni hermosa.

   —No es cierto, qué cruel que sos.

   —No sos linda, tenés bigotes que te olvidás de cortarlos y acordate la paliza que me diste ayer, por escribir las paredes, eso es de mala.

   —Y vos enano ¿no te das cuenta que pintamos toda la casa?

   —Me pareció triste, toda blanca. Le hice unos dibujos de superdotado, según la Abuela, que es artista. Ganó premios y todo. Siempre tiene manchada con arquílico, toda su ropa.

   —Eso porque es sucia, no le importa vivir entre la mugre. Tiene una sola cualidad, sos el preferido y te quiere un montón.

   —Ma, ¿no me das permiso para visitarla?, quedarme unos días, dos o tres, o lo que vos digas.

   Dice que lo tiene que consultar con Papá, lo escuché a Papá cómo se puso de contento, dijo:

   —¡Por fin solos! Vamos a disfrutar como si fuéramos novios.

   Me llevó en el auto, Abu me esperaba en la puerta, que tiene forma de corazón.

   Sus pelos estaban enredados, dice que hace mucho que no encuentra el peine.

   —¿No querés pintar conmigo?

   Ya que estaba, me puse a elegir los mejores óleos. Ella me enseñó cómo usar la trementina, abría las ventanas para que corriera el aire. Parece que es tóxica.

   —No le cuentes a tu Mami, porque no le va a gustar.

   Después de un rato le pregunté:

   —Abu, es la hora del almuerzo, no te olvides.

   —Sí, me olvido y detesto los horarios. Tengo que seguir pintando, me falta poco y lo debo entregar. Acá tenés manzanas del sur, las mejores. Comé las que quieras. Cuando termine esto, jugamos a las escondidas.

   Nunca me divertí tanto, mientras estábamos afuera, trepó por el molino grande, sin que yo viera y no la podía encontrar. Miré para arriba y me invitó a subir. Fue difícil, pero llegué, bajar no pude porque tengo vértigo. Ella me bajó a caballito.

   Abu era vegetariana, le ayudé a cortar, pisar y mezclar lo que me indicaba. Se sentó en un banco y le pregunté: —¿Qué estás haciendo?

   —Estoy trabajando.

   —Pero si no hacés nada.

   —Cuando pinto, empiezo pensando.

   Nos acostamos tarde, yo tenía mi relojito y eran como las cinco. Me dejó dormir hasta las quince.

   —¿Cómo pude dormir tanto?

   —Porque estabas tan cansado, mirá cómo será, te dormiste antes de escuchar mi cuento de fantasmas.

   —Mejor para mí, Abu, tus cuentos me asustan. ¿Hay fantasmas aquí?

   —En todas las casas hay fantasmas, menos en las que tienen secretos.

   —Ves, a mí los secretos me encantan, me los guardo adentro y me río sólo, o me pongo a llorar sin que nadie me escuche.

   Me fueron a buscar antes de lo que yo esperaba, preguntaron cómo me fue.

   —Me aburrí muchííísimo, pobre Abu, nunca se le ocurre nada divertido.

   Les mentí para que no se pusieran en celo, quiero decir celosos.

   —Abu me enseñó la libertad, una pavada, ¿no?

viernes, 29 de abril de 2022

LA PIEZA

 

   Tiene micrófonos GSM en toda su casa, ropas, el auto, en una prótesis definitiva de sus muelas.

   Micrófonos de tamaño media hormiga, inodoros, incoloros e insípidos. Forman parte de Raquel, antes que la dejara su marido, Asesor de Economías Latinoamericanas. Informante buchón. Su mujer, cuando preguntó a Rocho en qué trabajaba, escuchó una sola palabra:

   —Negocios.

   Le besó la frente y el motor ya prendido, tenía un conductor que le abrió la puerta. Personal de limpieza le fueron prohibidos por su marido. Raquel limpiaba en tiempos récord, contaba con elementos de última generación. Pulsar botones, o sólo pasar la mano para las funciones necesarias. Rocho no quería jardinero, no quería visitas, no quería teléfonos, nada que tuviera conexión humana. Ella se preguntaba si la ausencia de contactos maritales, eran para no conectarse. Sólo le permitía escribir. Dejó la Facultad, amigos, parientes y todo lo que fuera hablar con alguien.

   Rocho llegaba a la casa, le tiraba un beso y se encerraba en el escritorio. Ella llegó a olvidar cómo era antes de conocer a Rocho. Escribiendo, viajaba a donde más le gustara, lugares con desplazamientos armados, tomaba el cuerpo de algún soldado, que harto de matar, buscó cambiar de identidad y ella lo trasladó a cuando era chico y jugaba a las bolitas. Lo hizo ganar siempre. Se llamaba Modesto, otro que se le escapó del cuento y le enseñó a trepar a los árboles, a ella, que se perdió en el bosque.

   No supo volver y se durmió sobre el cuaderno. El primer rayo de sol le dio en el ojo derecho, miró al costado, una carta decía: “Raquel, te dejo, leí tu cuaderno, tiene micrófonos GSM, te escucharon de Washingotn DC, se suspendió la Conferencia, les resultó conmovedor que me hubiera casado con una tonta.”

   Uno dijo:

   —Las mujeres tontas, saben cosas que desconocemos, con una apretadita, larga todo. Y quién nos dice, encontramos la pieza que nos faltaba.

jueves, 28 de abril de 2022

UNA NIÑA ENCANTADA

 

   La mejor amiga de Mamá me invitó a pasar la primavera con ella. Mis Padres se alegraron. Se tomaron vacaciones de mí, que era una niña demandante todo el día. Yo tenía cinco cuando pasó la primera vez.

   El Jardinero de casa tenía una casilla de madera para guardar los elementos de su trabajo. Yo lo seguía a todas partes, se ponía una nariz de Payaso y otra vez de Pinocho. Le gustaba disfrazarse para que yo me riera. Una tarde lluviosa me invitó a su casilla. Hizo un pequeño fuego.

   ─Vamos a tomar calor, tenés la ropita empapada.

   Me sacó la remera y el pantalón, él se quitó su ropa de trabajo. Me hizo cosquillas y me acostó sobre su pecho y mientras me acariciaba la cabeza, se durmió. Aproveché para vestirme lo más rápido que pude. Llegué a casa y le pregunté a mi Mamá:

   ─¿A vos te parece normal el Jardinero que tenemos?

   ─Es un viejo raro, casi no habla, pero distribuye flores por color y tamaño, no conozco nada igual.

   ─Te cuento algo, me puso dentro de su casilla y me quitó toda la ropa, después de tocarme el cuerpo se durmió, me vestí y vine para acá.

   Mi Mamá espantada recurrió a mi Papá. Llamaron una ambulancia para mí y un móvil policial para el Jardinero.

   Me revisaron y no tenía nada. Al Viejo lo acusaron de pedófilo.

   ─¿Qué quiere decir pedófilo?

   Debe ser que se tira muchos pedos. En la casilla había olor a pedo.

   Yo no sabía, me enteré después. Tita, la amiga de Mamá después de contarle lo que había pasado, le preguntó si podía tenerme en su casa un tiempo.

   Sucedió algo muy importante, el Jardinero logró fugarse. Cuando llegué a lo de Tita quedé extasiada, había caminos de rosas, de lilas, zapatitos de Venus, prímulas y otros nombres que no recuerdo.

   ─¡Tita!, este jardín está encantado.

   ─¿Sabés lo que pasa?, conseguí un Jardinero magnífico y sabio en el arte de las flores.

   ─¡Uy, Tita, lo quiero conocer! Porque pasaron tantas cosas en casa, que se nos fue la persona que se ocupaba de nuestro jardín.

   Venía caminando arrastrando una carretilla.

   ─¿Ves? Ese es el Jardinero, vení que te lo presento.

   ─¡Tita, por favor, ese viejo es pedofólico!

   Y el Viejo contestó:

   ─Ay, ay, los niños tiene una imaginación Doña Tita, que si uno le va a creer todo lo que dicen, es hombre muerto.

   Aunque tenía cinco años era una niña con una fuerza notable y si me enojaba, peor. Mientras escuchaba al Viejo mintiendo, tomé la horqueta más filosa y lo atravesé de lado a lado.

miércoles, 27 de abril de 2022

CORREO

 

   Mi Papá me llevó a Harrods para ver a Papá Noël, sentado en un trono. Los chicos hacíamos fila para sentarnos en sus rodillas y decirle al oído qué deseábamos de regalo. No era Papá Noël, era un hombre con traje rojo relleno de pelotitas de telgopor, tenía barba de algodón y olor a transpiración. 

   ─Papi, mejor les escribo a los Reyes Magos, éste gordo es de mentira. Seguro que lo mandó la Perra.

   ─¿Qué Perra?

   ─La que vos decís siempre que nos dejó sin un mango.

   ─Hijito, no la nombres, porque trae yeta. Cuando lleguemos a casa les escribís. Te presto mi lapicera fluor, que destacará bien tu pedido.

   “Queridos Reyes Magos, (los únicos que no son corruptos, según mi Papi) Quiero que me traigan un amigo imaginario, que no lo pueda ver nadie más que yo. Me llamo Pedrito, los chicos del Colegio me dicen Pedito y se ríen de mí. Mami dice que haga de cuenta que no existen.”

   Por la noche escuché que doce patas caminaban por el porche. Como me olvidé de ponerles comida y agua, se comieron todas las florcitas, de zapatitos de Venus. Tomaron agua de la pileta. Y las luciérnagas se encargaron de ponerles mis zapatillas, otra cosa que  había olvidado. Me dormí enseguida, según mi Papi fue por el stress del día.

   Al amanecer escuché que alguien me pedía un pedazo de mi cama. Lo miré con asombro, era casi igual a mí. Le presté un piyama y pantuflas, me lo trajeron sin accesorios. Desayunábamos juntos, íbamos al Colegio pagando un solo boleto. Aumentaron mis calificaciones porque mi amigo, sabía muchííísimo más que yo. Fui el mejor alumno gracias a él.

   Al único lugar que no me acompañaba era al baño, por razones obvias. Él me enseñó la palabra “obvia”. Fuimos de vacaciones con mis Papis y me divertí como jamás. Nos metimos en el mar, me enseñó a nadar crol, pecho y mariposa. Ese era el estilo que más me gustaba.

   Cuando llegó mi Cumpleaños compartimos los regalos. Mis Padres estaban tan preocupados que me mandaron a un Psicólogo de Niños. Yo hablaba solo todo el tiempo y mi amigo fue el que me avivó que el Psi, era un pelotudo.

martes, 26 de abril de 2022

DAR LETRA

 

   —Mi Papá dice que los yanquis son unos hijos de puta.

   —Paula! No debés hablar con malas palabras.

   —Yo no digo malas palabras, pero mi Papá sí, él dice que los grandes pueden…

   —Y además de insultarlos ¿Qué más cuenta?

   —Que desatan guerras para vender armas y ampliar sus fronteras, matan gente en todo el mundo y venden drogas…y…y…y qué sé yo qué más dice, yo lo apago porque se me hace lío en la cabeza.

   —¿Cómo lo apago, tu papá tiene botones?

   —Está todas las mañanas en la radio, tiene mi apellido ¿Nunca lo escuchó señorita?...

   —Sí Paula, es un excelente periodista, yo no lo escucho porque trabajo, si pudiera lo haría.

   —Yo que Ud lo pensaría dos veces, mi Papi odia los maestros y dedica programas enteros a hablar mal de ustedes. Dice que nos ponen más tontos de lo que somos y no nos enseñan un carajo, esa palabra la dice él, yo no.

   —¿Y para qué te manda al colegio si así piensa?

   —Eso es lo que le pregunto siempre, a mí, la verdá, el colegio no me gusta.

   —¿Y entonces…? No entiendo Pauli…

   —Papi tiene su opinión, el otro día escuché a Mami suplicando “Que vaya al cole ¡Por favor! Así me deja descansar cuatro horas, aunque sea”.

   —Bueno Pauli, deciles que los espero mañana, a las diez, necesito hablar con ellos.

   —Yo les digo, pero no van a venir, ellos no pisan instituciones mafiosas. Yo me sé lo que quiere decir mafioso, es sinónimo de gobierno, según Papi.

lunes, 25 de abril de 2022

VIRTUDES ACEITOSAS

 

   La Sra. Marga era de esas personas que no levantan un papel del piso.

   Yo era “Ama de llaves” y mi hermana cocinaba, limpiaba y atendía a Marga que ni bien abría los ojos gritaba que le llevaran el desayuno. Luego se metía en la bañadera, medía la temperatura y el volumen de la espuma.

   ─¿Qué hacen ahí paradas sin hacer nada? Quiero que me pasen esta esponja por todo el cuerpo. Con más dulzura en esas partes y hasta que no sientan un gemido orgamástico no se detengan. Después me enjuagan y cuando salga quiero toallas tibias.

   Quiso recostarse en la chaise longue y se vistió o algo así, con un camisón de seda tan transparente que parecía desnuda. No hacía nada por sí misma. Nosotras éramos sus esclavas.

   Esa tarde la visitaba el Marqués Diego Selapón. Pidió luces bajas tapadas con pañuelos de India. Cuando llegó el Marqués no saludó a nadie. Cerraron las puertas, Diego se abalanzó sobre ella y la penetró. Él se quejó un poco porque decía que era estrecha. Cuando quiso sacar, no pudo. Me llamaron para que los ayudara, encontré aceite de oliva español y con mis propias manos hacía de un lado hacia el otro. Logré desconectarlos.

   Marga nos pidió a las dos que lo ducháramos.

   ─Voy a estar presente, necesito saber si me es fiel.

   Mi hermana se metió en la ducha, como en el vidrio se transparentaba, pude ver al Marqués cómo pedía disculpas por su miembro erguido. Yo también me metí, y la rajé a mi hermana. Las dos estuvimos de acuerdo, nunca conocimos un Marqués que se enseñara tanto con nuestras tetas. Se fue sin saludar, dejando las puertas abiertas.      

domingo, 24 de abril de 2022

EN TODOS LOS RELOJES

 

   A las cinco de la tarde debo concurrir a la Sesión con la Psicóloga más buena y eficiente que encontré. Desde que nació mi Hijo que me hago tratar como si fuera un tractor anegado. Ahora tengo setenta y dos, en eso estoy. Me cansé, hoy quiero dormir una siesta larga, sin ninguna interrupción. Pero mi reloj biológico lo tengo incorporado, no es que lo desee, pero voy de memoria.

   ─¿Qué pasó en la semana, eh?

   ─Nada placentero, como siempre.

   Me recuesto, me quedo callada, es bastante incómodo. Pienso una palabra, no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo.

   ─¿Conocés México?

   ─No, pero conozco la canción y me emociona porque siento que el mundo de la palabra tiene un muro impenetrable.

   Hace mucho que no tengo juguetes nuevos en la cabeza. Me parece que no entregan.

   Fui a la Farmacia, me arrancaron la cabeza y la mutual OSDE me hace gastar el dinero que no tengo, pero los psicofármacos son necesarios. Si no fuera por ellos, habría matado por lo menos doscientas personas. Lo primero es lo primero, empezaría por mí. Los ciento noventa y nueve que quedan, un dios que no existe, puede dar prueba de vida con un disparo a cada uno.

   De paso que mate los perros que ladran justo cuando estoy escribiendo.

sábado, 23 de abril de 2022

ENGATUZADO

 

   Tenía cuarenta y cinco días cuando el veterinario me vendió a mi dueño. Me llamó Ring Ring, no hubo bautismo, soy gato y a nosotros no nos toca. Mi dueño y yo comíamos juntos, él hamburguesas y yo piedritas. Dormíamos juntos y a veces me llevaba a su laburo en el bolsillo. A partir que le depuse, me quedé en casa para siempre. Tuve dos amigos, Eva y Lucho, jugábamos hasta quedar exhaustos.

   Dormía en la cama de mi dueño, hasta que volviera.

   Una tarde vi cómo dos chicos entraban por la ventana, me pareció raro, sólo mi dueño que deja las llaves en “no me acuerdo” entra por la ventana. Con ojos entornados vi cómo sacaron el frasco de monedas, la guitarra, el plasma y dos cuchillos. Cuando volvió mi dueño me llamó y no me encontraba, no soy muy de contestar. Cuando me encontró me abrazó y me besó el hocico.

—Ring Ring, si te robaban a vos me moría.

   En una semana consiguió un lugar nuevo, pisos deslizantes que me volvieron patinador experto.

   Me puse triste, mi dueño iba y venía, no me daba bola, se olvidaba de las piedritas de comer y de las otras. La depresión iba en aumento, no quise dormir en su cama, me metí en el estante de los buzos. Cuando terminó la mudanza, se acordó de mi existencia. Pensé hacerlo sufrir como él lo hizo conmigo. En un descuido de puerta entornada, subí trece pisos, en algún palier descansaba. Escuché sus pasos por las escaleras gritando:

   —Ring Ring, Ring Ring, Mush Mush.

   Los vecinos escucharon y ayudaron. Las réplicas de mi nombre me volvieron loco, bajé a lo de mi dueño y me escondí detrás del almohadón más grande. Mi dueño cerró la puerta y se puso a llorar. No soporto ver llorar un hombre. Salí de mi escondite, mordí el paquete de Elite y se lo llevé a sus manos. Secó las lágrimas, me miró y dijo:

   —¡Qué gato boludo! Con todos los problemas que tengo…         

viernes, 22 de abril de 2022

LÍNEA "C"

 

   —Tu Papá es pordiosero, Chichí, te lo cuento ahora que sos grande.

   Se remontó  a la infancia.    

   —¿Por qué esperaste tanto? Me dejaste fuera de mi historia, tuve un Papá que no murió y si es pordiosero, está vivo, claro, no a la altura de tu elegancia. Yo te admiré más de lo que te quise y ahora siento el derrumbe de esos sentimientos.

   Perla se miró en el espejo al pasar. Tenía fascinación con los espejos que repetían su imagen hasta un infinito. Después se llamaba a sí misma, para no ir tan lejos.

   —Tu Padre lustra zapatos en la línea “C” del subte. Si es tu deseo conocerlo, a mí no me afecta.

   Chichí se vistió dama de honor, tenía el mismo porte de su Madre, no la elegancia, boca rojo sangre, ojos enmarcados en negro, pelo negro, con rulos colgantes y anteojos oscuros enormes. Esperó el subte que nunca tomó y lo vio. Ojos verdes terminantes y color de piel donde el páncreas, agotado, le pedía no más alcohol. Tenía pómulos altos como los suyos y ojos perdidos como los suyos.

   —Buenos Días, Señor.

   Él no la miró, parecía ciego. Esta ceremonia la cumplió tres meses. A comienzos del invierno le tejió una bufanda de cachemir.

   En cuanto lo vio, casi a ras del piso, le envolvió el cuello con la bufanda.

   —Gracias, linda, no la registro, pero sé que es linda, porque me da como un calorcito, cuando la siento cerca…

   Chichí le dejó un sobre entre el betún y su caja. Después de ese momento le dejaba la mitad de su sueldo, todos los meses. Sin decir, porque una vez se ofendió.

   —¿Qué pretende una chica, de alguien como yo?

   Ella no le contestó.

   Perla no sabía:

   —¿Y? ¿Ya pasó la impresión de mi noticia?

   A ella la asaltó la curiosidad, pero redujo todo a su menor expresión.

   —Debió ser un hombre muy buen mozo, tal vez necesitó ayuda. El vino es una novia, que él desvirga, cada vez que destapa una botella. Para vos un bochorno, para mí: Papá…

jueves, 21 de abril de 2022

EL DOLOR VIAJA

 

   Tengo un dolor que se traslada, el cuerpo tiene algo que me piensa como una autopista, choca con mi tobillo y se duerme un rato, luego me libera y se instala en la rodilla. Me abandona y puedo dormir quince minutos, hasta que me despierta con un choque múltiple en las ingles. Durante el sueño nocturno, él me ataca la otra pierna.

   Un día no me dejó ni leer, se abrazaba a mis músculos en las cabezas de fémures, tanto que impidió sentarme, pedí socorro y nadie me escuchó, caí acostada en la alfombra. A mi lado había un cutter, lo tomé con decisión y corté en todos los lugares que me dolían, porque seguía su desplazamiento.

   Había algunos tajos que profundicé más y más. Me quedé sin fuerzas, miré de costado y la sangre hacía caminos con afluentes, me dio pena la alfombra sucia de sangre, pero por suerte mañana viene Dionisia,  la señora que limpia, ya no la puedo esperar, siento que me voy y el dolor quiere llevarme con él.

   Pobre Dionisia, por suerte tiene llave.

miércoles, 20 de abril de 2022

VENDO PUEBLO

 

  Hacía poco que me había mudado a este pueblo de aire limpio, árboles perfumados, pájaros desconocidos. Cuando intenté tomar contacto con sus habitantes, noté que eran endogámicos, católicos, xenófobos y desconfiados del recién llegado. Una mañana caminando rumbo a un Café, vi marchando a pie, por el medio de la calle, una mujer con un cartel, sostenido de una caña, que pedía Justicia, por una chica violada y asesinada en un descampado. Sola iba, sola con el cartel, el primero que vi en este lugar.

   Me acerqué hasta ella y le pregunté. Era una persona muy humilde y muy valiente. Luego de conocer los pormenores, le sugerí que llevara más personas, conocidos, allegados. Había algo que no se decía, el caso lo blindaron los dos Diarios del pueblucho. Imprimieron “Lo ocurrido pasó porque la víctima era una menor con perfiles idiotas y la consecuencia fue aquel abuso, seguido de muerte”, de donde se deducía que la culpable era ella misma.

   La mujer con su cartel era observada con un cínico:

   —Ahí va como loca sola.

   Pedí un turno con el mejor Abogado penalista del lugar y nos hicimos presentes con Ana, la Tía de la víctima, la indignada solitaria. El Abogado escuchó con interés aquella historia y prometió hacerse cargo. Pagué de mis bolsillos las primeras entrevistas y cuando no pude seguir, delegué en la familia la responsabilidad. No porque yo no quisiera seguir, sino porque toda la familia, desconfiaba de mi persona y tenían conflictos entre ellos. Ana se comunicó conmigo buscando ayuda con desesperación. La persona que tenía más influencia era un sacerdote generoso, humilde, culto, comprometido, no parecía cura. Cuando llegamos puso música, cerró puertas y persianas. Elaboró una estrategia, confeccionar más pancartas, incrementar el número de marchas y de personas. Pidió que tomáramos los recaudos del caso. No salir de noche, que los encuentros fueran diurnos. La flia le pidió a la Tía y ella a nosotros (ya éramos tres, una multitud que logró multiplicarse) cambiar de Abogado. Recurrir a uno nuevo en el pueblo,  de perfil socialista, que tenía el retrato de Alfredo Palacios en la pared de su escritorio. Me recordó a los psicólogos “de libro”, que fuman pipa, tienen un retrato de Freud y una reproducción de los relojes derretidos de Dalí. Nos preguntó hasta cosas que ignorábamos, observando una carpeta que según él, le fue “prestada” en Tribunales. Cuando salimos del escritorio del novel Abogado, había tres tipos en la puerta, con anteojos negros, al atardecer, trajes oscuros, camisas negras y corbatas de color, altos, fornidos y de miradas inquisidoras. La Tía Ana me invitó a su casa y casi muero, niños con hambre, ropas con andrajos, mujeres murmurando. Alguien llamó a la Tía aparte y le pidieron que me retirara. Por mi hermano, me enteré que el socialista era un agente de la SIDE. Que no me expusiera. Me molestan los consejos protecto-cobardes. Fui a ver al sacerdote y me propuso hacer una misa fuera de la Iglesia, mirando a la plaza, para pedir el total esclarecimiento del hecho. Se invitó a las Autoridades correspondientes, no asistió ninguno.

   La plaza estuvo llena, pero el olor del miedo cruzaba el aire. En ese tiempo, el Intendente era milico. A unos pocos kilómetros del pueblo había un cabaret que encubría juego, prostitución, drogas. El Intendente asistía regularmente. Una de sus prostitutas preferidas era Ana, que hizo lo imposible por poder. El poder de las cucarachas ganó la partida.

   Después puse mis energías junto a otros para detener las voladuras serranas. Luego por el “No al desmonte”. Más tarde por dejar sin efecto la construcción de cuatro edificios tapando el paisaje. Hice lo que pude, hasta comprender que a sus habitantes no les interesa nada.

   Un pueblo ideal, para ponerlo en venta.

martes, 19 de abril de 2022

DE TODA LA VIDA

 

    Salía todos los días, a las cinco de la tarde.

    Vivía casa por medio de la mía.

   Se sentaba en su umbral y yo en el mío.

   Cuando él miraba a otro lado, yo lo miraba y cuando yo miraba a otro lugar, él me miraba. Nos daba vergüenza y mirábamos hacia enfrente, como buzones quietos.

   El mismo día que me aburrí yo, se aburrió él. Igual nos sentamos, como siempre.

   Se acercó y me preguntó, si no podíamos jugar al denenti.  Después vinieron las figuritas a la marchanta, las revistas mejicanas, el patrón de la vereda.

   Aparecieron nuevos vecinos, amigos y nuestro dúo se disolvió en los demás.

   Cuando me di cuenta yo, se dio cuenta él. Y la recurrencia hizo, que estemos sentados, con más de medio siglo de vida, tomando café en cualquier bar, o en el mismo de siempre.

lunes, 18 de abril de 2022

METÁLICO

 

   Al final del corredor estaba ella, usaba anteojos negros que no se los quitaba ni para dormir. Vivía en un lugar de mucha nieve, se compró un pantalón térmico, rojo. Esquiaba y le decía a su amigo:

   ─Nosotros, que somos dos ermitaños, ¿sabés por qué nos gusta esquiar? Por una rato sentís algo diferente, es como un tubo de silencio blanco. La pendiente es lo mejor.

   Su amigo prefería un buen plato de caldo y la salamandra tan hirviente como el caldo. Había un ventanal donde los dos acompañaban el ocaso sin hablar. Ahí sí, los silencios se compartían. De tanto poner la cara a la salamandra, estallaron sus anteojos a pedazos.

   El amigo fue sucio, así como estaba, arrancó el auto hasta la óptica más cercana, llevó la receta vieja de ella. Consiguió unos anteojos más negros que la noche.

   ─Si son más oscuros que los otros, voy a tener que mirar de perfil, te dije que no te metieras.

   ─No estoy de acuerdo, vamos a reconciliarnos. Detesto pelear. Tomamos una botella de vino ─que fueron dos.

   ─¡Mirá la hora que es! Y no le mande la carta a mi Viejo. No importa tanto, igual no me entiende la letra. Ni me reconoce.

   ─Me voy a dormir una siesta, podés venir conmigo. Es una cama algo quebradiza. Si escuchás ruidos no te asustes, pueden ser gatos, cucarachas, hormigas o mosquitos. No hacen nada, son mis mascotas.

   ─Acepto la invitación a dormir con vos.

   ─Gracias, me gusta dormir cucharita.

   ─¿Cómo?, si somos amigos.

   ─¿Vos pensás que te haría algo así?

   ─Sííí, haceme algo así.

   ─Si no mirá el reloj, sonó. Esto está muy lindo pero me tengo que ir a trabajar.

   Al día siguiente le mandó flores, una docena de rosas amarillas. Ella era lenta, tardó en darse a cuenta que él la quería. Sintió vibraciones en su corazón. Le asombró, hacía tiempo que no usaba el consolador, ni sabía dónde estaba.

   Apareció él con la propuesta de ir a comer a un restaurante paquete, por lo tanto fueron vestidos de paquetes. Pero nadie les creyó, se les notaba el barrio.

   Cuando se disponían a partir, había tormentas eléctricas. Ella se asustó tanto que se metieron los dos bajo la mesa. Él la consolaba colando una mano entre sus piernas. Disfrutaron el momento y  volvieron a su casa.

   Él dijo que el clima estaba goteante, ella no entendió y le preguntó si goteaba. Se metieron en la cama. La casa tenía un corredor que por el calor estaba el piso gomoso. La casualidad hizo que él pusiera baldosas de plástico, cosa que a ella le pareció un horror.

   No importaban sus gustos.

   ─Mientras duermas conmigo desnudo, todo bien.

domingo, 17 de abril de 2022

GALENA

 

   Voy a dejar de usar las calzas blancas. Tiene razón mi amigo, parece que caminaba en bolas.

   ─Se te nota la raya del culo y todos quedan flasheando.

   ─Es problema de ellos. Llego al Hospital y el guardapolvo me cubre todo.

   Era muy odiada como Profesora de Anatomía, la mejor Profesora de la Facultad. Rebotaba a todos sus alumnos.

   ─Y si no saben nada, ni quieren aprender. Renuncio.

   Tenía una pileta en el fondo de su casa, llena de formol, con toda clase de partes cercenadas. Recibió un permiso especial para construir la pileta y otro permiso especial para cobrar entrada a cualquier interesado. Era una Doctora ávida de permisos especiales. Los domingos disfrutaba mirando, media pierna, un hígado, un pulmón.

   Con guantes quirúrgicos sacaba alguna pieza que le interesara, la ponía entre sus manos y con una lupa miraba detalles nuevos. Los domingos nada más. Hacía guardias nocturnas en un Hospital suburbano. Así alimentaba sus ganas de estar con un chico menor.

   Tuvo un Juicio por abuso de menores. Andaba con un chico de 16 años. Salió sobreseída y pidió un permiso especial para que la dejaran curtir con el enfermero. El mismo de la historia de aquel abuso. Le llegó la hora de enamorarse.

   Una tarde lo invitó a su casa y le puso una reposera al lado de la pileta de formol. Ella estaba adentro y él afuera, esperaba la sorpresa que ella le iba a dar. Hasta la luna emitía calor. Se tiró de cabeza en la pileta. No alcanzó a inspeccionar los pedazos de cuerpos que flotaban. El formol le comió la vida.

   Cuando ella apareció con un tequila para los dos, se asomó a la pileta y no lo podía creer. Tomó las dos tequilas, salió para el Hospital con el ambo puesto y su maletín.

sábado, 16 de abril de 2022

MIRACOLO

 

   —¿Qué vas a preparar de comida?

   No tenía ganas que fuera Navidad, ahora casi no hay pesebres, antes lo relacionaban con el nacimiento de Jesús.

   El origen es de los yanquis, las bolas que brillan con colores, las inventaron ellos. Los odio, paganos, grasas. No voy a preparar nada, no tengo nada que festejar. Es el día que nació mi Papá y no murió crucificado, pero más o menos. Viene mi hijo, seríamos tres, las velas y las lucecitas de colores detestables.

   Me gustaría que abolieran la Navidad y toda esa comida inmunda que preparan para llenarse las panzas, tensas como para parir, fueran a parar a niños con estómagos vacíos.

   —Francisco, vos que vivís solo, ¿no querés venir para Nochebuena?

   Se puso a mirar el cielo cubierto, tapaba la luna.

   —Vienen mis Tías, con pollos de sus propios gallineros. Y mientras comen, dicen: “Éste es Romeo, tiene gusto a balcón, éste es Ulises, me doy cuenta por lo salado, vivió mucho tiempo en el mar, el último es Ramsés, está seco como el desierto.” De entrada hacen ensalada de pollo con mayonesa puro huevo. Y el postre, es pollo acaramelado. Viste que soy glotón, de tanto comer pollo, me levanto por la mañana, me miro el cuerpo y en vez de pelo, nacieron plumas, alrededor de los huevos tengo un plumero. Mi Tía Roma, que entra al baño sin golpear, me vio desnudo, ella es italiana y católica, empezó a gritar: “¡Miracolo!, ¡Miracolo!”

viernes, 15 de abril de 2022

LAS GANAS

 

   Se tragó la baliza y casi pisa un cana, la baliza no brillaba y el cana camuflado, parecía un seto. 

   —Dale, bajá, pendejo.

   Le dijo que tenía treinta y tres años.

   —Ah, entonces sos un viejo choto, entrá a la Comisaría, nosotros te revisamo el auto.

   Le quitaron hasta las puertas y revolearon las alfombras al aire, encontraron un bolsito con la plata del alquiler, más el regalo de su cumpleaños.

   —No mirés, viejo, para nosotros, esta guita es un vuelto.

   Él les explicó que si no pagaba el alquiler, quedaba en la calle, por eso estaban juntos los dos meses, por la deuda y el castigo.

   —A nosotros no nos contés nada. Vamo a ver si tuviste Antecedentes o si tenés o tendrás. Tenemo una Macotoch que te avisa. Sacate los cordone de los timbo, el cinto y el alicate. Miralo vo al tipo, tiene todo importado.

   Les iba a decir que sus clientes solían pagarle con ropa, pero entenderían con el orto, como canas que eran. Lo empujaron a un cuadrado de cemento, sin ventana y con una puerta chica de rejas.

   Entró un grandote:

   —Ponete en bolas y te reviso, abrí el culo para ver si hay droga.

   Pidió llamar a un Abogado:

   —No jodá, viejo, acá no damo derecho ni a llamar a Dio, ¿cataste? Además hubo resistencia a la autoridá, es grave.

   Mientras el grandote le mentía, el resto se reía. Apareció la Policía Federal, tres móviles y el cagaso de los Locales.

   Un Federal, más humano, si es que hay algo humano entre tanta bestia:

   —Llamá a quien quieras, pibe, un sólo llamado.

   Se comunicó con un amigo Custodio  armado, de la Gobernación, éste hizo correr la noticia, otro amigo, de dos metros de altura, campeón de box, subió a toda la barra, incluído el dueño de un gimnasio y la novia que era campeona de box amateur femenino. Dijo el Puma:

   —Eh, ché, paremos un poco, que no vamos a la guerra.

   Cuando ellos iban, él venía, no le sacaron un mango, rearmaron el auto y le metieron los bolsos. El Federal casi bueno, escuchó murmurar a los canas contando la guita.

   —Guarda el hilo, ahí que no falte un mango.

   Le extendió al pibe la billetera completa.

   Estuvo siete horas detenido sin motivo. Una pavada que se la hicieron. Entró al departamento y estaban sus amigos, les pidió que se fueran, que al día siguiente…

   El gimnasio de la esquina estaba abierto, descargó su odio en las bolsas, todos los punching ball y hasta el dueño la ligó. Conocía la historia, tenía el cuerpo entero tatuado por él, gratis. Lo llevó hasta el departamento, le sirvió un vaso grande de agua:

   —Tomá esto junto con un rivotril.

   El pibe se desmayó en la cama, él le acomodó el cobertor y se fue.

   —Pensar que tiene la edad de mi hijo.

   Cerró con bronca el ascensor.

jueves, 14 de abril de 2022

AVATARES

 

   Él iba en una silla de ruedas, tenía amputaciones en piernas y brazos. Una enana sin trabajo le propuso instalarse paralelo a una calle, estacionando como un auto. La enana llegó a ser su mujer, estaba pendiente de él, repartía tarjetitas en una lata usada. Cuando había semáforo rojo los autos le daban unos pesos. Pasábamos todos los días y si había lugar estacionábamos y bajábamos.

   ─Qué suerte que vinieron, si gustan podemos charlar un rato, pero no de la guerra, se los pido por favor.

   El gobierno no les dio ningún resarcimiento. El premio fue seis cajas grandes de lentejas. Todo gracias a un filántropo, cuyo nombre no se conoció nunca.

   ─¿Sabe cuánto hace que comemos lentejas? Exactamente un año y medio. Tenemos otro amigo que vende diarios, él tuvo más suerte y miedo, llegó al Sur donde los regios preparativos eran aviones viejos y oxidados en portaviones inseguros. Llegó la orden que él permanecería en tierra. En su lugar reclutaron gente joven de Misiones, Santiago Del Estero, mal comidos. Centenares de muertes. El Gobierno con ese pensamiento de mierda tipo: “los negritos no valen nada”.

   Nos hicimos amigos, nos reuníamos los fines de semana. Hacíamos asados a la canasta y tomábamos vino hasta el desmayo. Por la mañana, mates en silencio. Tal y como había pedido el señor de la silla de ruedas, “no hablar de la guerra”.

   Aunque los ojos húmedos denotaban la injusticia de todo.

   La estupidez de un tercer mundo, contra el primero. No hay por qué ni cómo explicar tanta sangre derramada al pedo.

miércoles, 13 de abril de 2022

FAMILIAS EQUIVOCADAS

 

   Me lavé la cabeza, hoy es sábado, me toca. En el balcón, mientras se secaba, me sorprendió verlo con una copa. Vivimos desde hace un tiempo una relación rozada.

   Es el Marido de mi hermana Irene, discuten por el poder, Irene se apodera de todo y cuando gana lo mira con cara triunfal. Las peleas las llevan al balcón y se reprochan toda la vida, a los gritos y “te mataría”. Creen que desde el balcón nadie escucha y se equivocan como echados de panza. Se escucha en todos los edificios. Gente que sale a mirar “obra de teatro en vivo”.

   Cuando terminé de cepillar mi pelo, bajé a verlo. Lo encontré solo. Saludó con dedos vencidos, seguro que Irene le destruyó la autoestima. Me acerqué a la ventana y resbalé, se me vio la bombacha, Roberto me ayudó a ponerme de pie. Casi sin rozarme, pero donde apoyaba la mano, quedaba hirviendo.

   —Son cosas que pasan en esta casa, donde no existe ningún piso que Irene no lustre, como para resbalar.

   Lo dijo disculpando mi golpe, que no me avergonzara. Rocé los pelitos del sweter, daba electricidad. Él me puso el pañuelo, yo rozaba sus nudillos. Cuando logré levantarme, mi pelo se había enroscado en su cabeza. Con todo dolor nos separamos. Que tiren del pelo de una, duele.

   Apoyados en la baranda, codo a codo, menos medio milímetro, pero me distraje y fui acercando mi brazo, pegándose al de él. Tenía la respiración controlada, lo que no podía controlar eran los latidos de su corazón. Entró mi hermana:

   —¿Qué pasó?

   —No pasó nada, ¿qué va a pasar?

   —Tenés el vestido trepado hasta la cintura y están los dos despeinados, parece que hubieran curtido. Espero haberme equivocado.

   Con una sonrisa hipócrita:

   —Te llaman de tu casa, ─dijo Irene─ después nos vemos.

   Hice cuatro escalones. Estaban en el balcón y ella le gritaba que yo afanaba Maridos.

   —Si yo me acuerdo, de chica era bastante putita, pero si no me casé con ella, ahora me arrepiento, no lo agrandes, a todos les pasan esas cosas. A mí me da más placer mirarla de lejos, a hacer el amor en el balcón. Mirá tu hermana, se calentó conmigo y ahora coje con su Marido. Mirá cómo disfruta, seguro que piensa en mí, mientras está en otra cosa.

   —¿Y esto sucedió ahora?

   —Fue desde el principio, los amores que no se concretan, duran toda la vida.

martes, 12 de abril de 2022

DEPILADA

 

   En el campo usaban ovejas para cortar el pasto, eran tan sigilosas y obedientes que adoptó una y se la llevó a su casa. Dormía con ella en el piso y le daba calor. Una mañana se le ocurrió salir a la calle. Para no horrorizar a nadie le afeitó los pelos con su máquina de afeitar. Le compró un collar rojo y una correa.

   Se encontró con dos amigos:

   ─Qué hermoso perro, nunca vimos un perro como ese. ¿De qué raza es?

   No se le ocurrió qué contestar.

   ─Es raza perro.

   ─Está muy gordo lo tendrías que hacer adelgazar.

   Lo llevaba todos los días al Veterinario y el perro seguía engordando. Se descubrió, la oveja estaba preñada y apoyaba su panza en la tierra. Parió tres ovejas y dos se las regaló a sus amigos. Quedaron tan contentos que le pidieron que les vendiera el tercero.

   ─De ninguna manera, estos gorditos se quedan aquí porque su madre los tiene que amamantar.

   ─Ché, tus perros son raza “oveja”.

   ─¿Y?

   ─No, nada más que son rarísimos.

   Se tuvo que mudar, su mujer dijo:

   ─O ellas o yo.

   Eligió las ovejas, tuvo el mejor pretexto para separarse de su mujer.

lunes, 11 de abril de 2022

EL REY DEL MAMBO

 

   Él no tenía que agradecer nada a nadie, excepto a su Madre, que lo trajo al mundo. Tampoco estaba seguro de agradecer a su Madre.

   Ahora bajo la lupa de una Secretaria Privada que le impusieron, la Señorita Laura Seguila, leía todos y cada uno de los expedientes del Dr Chiquisuela, con detenimiento usaba un resaltador color amarillo. Aquello que le parecía poco claro, confuso o francamente delictivo, lo llevaba al Congreso. El Dr Chiquisuela no se daba cuenta que tenía una Secretaria igual a Margaret Tatcher en su mejor momento. Siguió haciendo de las suyas y de las de otros.

   Fue llamado a declarar. Se sintió enfermo por el escaso tiempo que le dejaban para decolorar.

   El mismo día que firmaba la escritura de una casa, igual a la de los Príncipes de Holanda. Pegada al Riachuelo, donde arrojaron treinta toneladas de cloro y un barrefondo de medio kilómetro para mantener una cierta transparencia. Chiquisuela se presentó en tiempo y forma, con su abogada y Secretaria personal, Laura Seguila.

   Declaró en su contra, de bestia que era. Laurita blanqueó que estaba allí por orden del Gobierno.

   El Dr pagó una cifra notable y salió en libertad sin condición.

   Fue derecho a firmar la escritura de la nueva casa. Se comunicó con dos Policías, que debían encontrar a Seguila, darle muerte, era un trabajo fácil. Lo cumplieron y arrojaron el cadáver frente a la casa de Chiquisuela. Flotaba y no iba a ningún lado. Los Policías abocados al caso, fueron los mismos que la mataron.

   Trabajaron duro, ni un rastro, ni una pista. El caso quedó cerrado.

   No se puede abrir la cosa juzgada. En este país hay llaves de sobra para abrir cualquier puerta.

domingo, 10 de abril de 2022

DOS VENTANAS

 

   —Nos pasamos mirando y él nos mira también, nosotras miramos primero. ¿Qué nos tiene que mirar? ¡Que corra las cortinas, Alejandra, o que se mude!

   —Eso sería demasiado.

   —¿Por qué?

   —Porque entonces, ¿quién nos miraría?

   —Yo quisiera saber para qué nos mira tanto. Será porque pasamos desnudas de la ducha al dormitorio. Si fuéramos jóvenes todavía, pero a los ochenta, para mí que es un psicópata.

   Ella tiene la secreta esperanza que alguien mire sus colgajos y que él, que nos mira, se haga la cabeza. He notado que algunos días, alguien le seca el pelo y lo peina, no le cuento a Yolanda, porque seguro va a querer ir para conocerlo, naturalmente. Le dan permiso mis comentarios. Miré con los prismáticos su arribo al que mira la ventana. Volvió blanca como la harina.

   —Me atendió su mujer, más grande que él, pensó que era una amiga, me hizo pasar a su habitación. Él preguntó: “¿Quién es?”. No se puso de pie ni quitó su mirada de la ventana. La mujer que lo cuidaba, le dijo: “Hubo una confusión. Querido, se equivocó de departamento. ¿Te acompaño a la sala que hay más sol?” Lo escuché en mi lenta salida: “No gracias, prefiero aquí, es mi ventana y aunque no veo, imagino dos ancianas que me miran. Si quiere tomarse unas horas, no olvide que las ruedas de la silla, son mis piernas y las manejo con los controles, sin ayuda de nadie. No sé para qué la contrataron”.

sábado, 9 de abril de 2022

COROLARIO

 

   Tengo sensaciones que coinciden con las acciones dadas en llamarse vejez. Mientras miro un equipo de dvd sigo caminando hacia otro lugar y el ángulo de dos paredes golpea un costado de la nariz. Duele, está hinchada. Hace unos meses resbalé con semillas de una pinácea, caí largo a largo con la cara metida entre la piedra y el yuyo. Se rompieron los dientes de adelante formando una v corta con el vértice hacia arriba. Consecutivos golpes en rodillas, codos, hombros, me han creado un ritmo de caminar azombizado. Dos veces me descosí en la bañadera.

   Veo borroso, escucho lejano, cuando alguien cuenta algo olvido de inmediato lo que dijo y lo invito a juntar margaritas. Hasta dejé de recordar que vivo sola y treinta y dos gatos es una cifra elevada. La casa es grande y el jardín con veinte años sin jardinero es el mato amazónico. Recorro la selva noche y día buscando feroces animales que finalmente duermen largas siestas conmigo.

   Piensan que son seres exóticos y extraños las viejas solas con muchos gatos. Les resulta nauseabundo el olor a pis y temen enfermedades virósicas expandidas en toda la manzana.

   Yo dejo la casa a los gatos y me voy a la mierda. Le tengo miedo a esta gente. Intuyo.