martes, 30 de junio de 2020

PERSEVERAR


   Soy dueña de una Editorial, equivalente a Gallimard. Tengo un encuentro con mi viejo Editor. Después que rebotó todos mis trabajos, tiene el tupé de pedirme que le edite un libro escrito por él.
   —Se puede hacer, no sin antes pasar por el Corrector.
   Se presentó al día siguiente, pero el Corrector todavía estaba trabajando. Cuando lo leía, había cosas que me resultaban conocidas. El Viejo raboverde, eligió escribir sobre mi vida, cosas personales y de las otras, las que invaden el marco de encierro.
   Este cuento no se refiere a la pandemia, debe ser el único. Nuevamente el Viejo sacó provecho de mi vida. El Corrector no salía de su asombro, había tantas faltas de ortografía, que no terminaba de corregir, me llamó: —¿Usted está segura que lo quiere editar? No lo va a comprar nadie.
   Apareció y preguntó: —¿Ya editaron mi libro?
   —Sí, aquí los tiene, como pan caliente. ¿No le da vergüenza haber escrito mi vida?
   —Usted debería estar feliz, yo se lo dediqué.
   —Le recomiendo que empiece la Escuela, desde primer grado y siga con el Secundario.
   —¿Por qué yo haría una cosa así? Odio la Escuela, por eso no fui nunca.
   —Sí, se nota. Dé media vuelta y desparezca de aquí.
   Me envió con los mandados, un enorme ramo de rosas y un ejemplar de su libro.

lunes, 29 de junio de 2020

LA PRESENTACIÓN


   —Me llamaron del Gabinete y las escuché, una decía que mis ejercicios matemáticos, eran de un niño superdotado. Mi Señorita opinaba que era bipolar.
   —¿Qué quiere decir bipolar?
   —Quiere decir que tenés dos polos, yo pienso que sos multipolar. Es complicado de explicar. Fingís tristeza y alegría, niño lindo y bueno. Sos el mejor Actor que conozco.
   —A mí me encantaría trabajar en un Teatro. Puedo hacer todos los personajes, el ser multipolar me facilita. Mami, yo soy un montón. Voy a proponer en la Escuela que me presten el Salón de Actos, para actuar los sucesos de mi casa, las peleas de vos y Papá. Y otras cosas que veo que ustedes ni se imaginan. Seguro que va todo el Colegio y al final vendrán los aplausos y los gritos que dirán: “¡Otra, otra!”.
   —Ni se te ocurra, lo harán porque son chusmas. La sorpresa será que en nuestra casa, ocurre lo mismo que en las suyas.
   El Niño abrió la función hablando de sí mismo y sus virtudes. Cómo su Mami y su Papi se peleaban todo el tiempo: —No dicen malas palabras, para cuidar el lenguaje en mi presencia. Cuando creen que no estoy, se bañan juntos, para no llegar tarde a sus trabajos. Después se putean por cualquier cosa. Cuando Mami enceró y mi Papi se resbaló, se quebró una pata. Cuando socializan parecen culturosos, se dan piquitos para demostrar que se quieren. No es así, son un matrimonio de mentirita. Prefiero que vivan así y no que se divorcien. No sabría con cuál de ellos me tocaría. Mami es mano larga y Papi alquila películas de terror, para que me calle. Yo no sé para qué me tuvieron. A mí nadie me quiere, presiento que hay una fucking bomba de tiempo, en mi asiento. Al final no explotó y se avecina la pandemia. Yo no los prevengo, que se arreglen. Si no, pueden recurrir a los Gobernantes varados en París.

domingo, 28 de junio de 2020

YA PASÓ


   Hoy nos compramos dos botellas de cerveza y una de whisky. Como vivimos encerrados, nos divertimos el fin de semana y nos tomamos todo, nos fumamos todo. Andamos desnudos, ¿para qué la ropa?, si venimos forrados en piel.
   Llamé a mi hijo que vive en una Ciudad donde hay más Policías que personas. Todos sabemos que ni cien Policías, equivalen a una persona.
    —Quiero que me cuentes cómo pasan ustedes este protocolo.
   Tenían la música tan alta, que apenas lo escuchaba.
   —Y como todos, el Domingo tomamos dos botellas de vino y seguimos con margaritas. No podemos andar en auto si carecemos del permiso municipal. Hacemos lo mandados a pie. Viene una chica tres veces por semana y hacemos yoga. Lo ideal sería después correr, está prohibido. Nos acostamos y miramos Netflix y sus películas infames. Nos quedamos dormidos. A la noche nos llaman los amigos para preguntar qué estamos haciendo. Es como estar prisioneros. ¿Y ustedes cómo están?
   —Chocamos con una moto, o la moto nos chocó. Se acercaron muchas personas. El chico estaba tirado en la calle, llamaron una ambulancia. En el mientras tanto fui a ver cómo estaba. Nos puteaba y les dolía, porque gritaba ¡Ay Ay Ay! Nos secuestraron el auto y llevaron a tu Padre a declarar a la Comisaría, después le dijeron que debía ayudar a subir la moto para secuestrarla también. Al día siguiente fuimos a declarar al Seguro, allí también nos hicieron esperar. A Papi le subió la presión y a mí se me cayó el pelo. Para nosotros el auto equivale a nuestras piernas. Esperamos que lo devuelvan. Nunca se sabe. El pendejo se golpeó en el codo y lo operaron. A tu Padre lo llevaron al Hospital, para sacar una muestra de sangre. Yo me quedé ahí en el lugar del accidente. No me dejaron que lo acompañara. Por suerte llegó mi hermano y me dejó en casa. Cuando se fue me lloré todo y miraba por la ventana, para ver cuándo llegaba. Ya está aquí.
   —Bueno, Mamá, ya pasó, ahora quedate tranquila, vayan a dormir para reponerse, luego se toman unas birras y después whisky y después un join y después Netflix, hoy dan una que se llama: “Chocó y se murió”, tiene mucha sangre, no sé si les va a gustar. En definitiva están mejor que nosotros, les pasan cosas para contar. Fue una pavada, hagan de cuenta que no pasó nada.
   Le corté, me pareció tan egoísta como yo.

sábado, 27 de junio de 2020

QUERIDO DIARIO


   Querido Diario, estoy mal y eso me pone triste, la tristesitud está conmigo y no me suelta ni siquiera para dormir y organizar mi cabeza. Estar conmigo adentro del departamento, me está comiendo las neuronas.
   —Señorita Malina, hace dos meses que no paga el Alquiler ni las Expensas. Le han cortado la luz, el gas y el agua.
   El tipo un irrespetuoso.
   —Don Falsete, yo no puedo salir de aquí, en el Banco cerraron todas mis cuentas. Tengo prohibido salir de mi casa. Ya releí todos mis libros. Pinté el departamento, remendé las medias, calzones al agujero perdido, ordené pulóveres, hice desaparecer las manchas de humedad, de los azulejos del baño.
   —Señorita Malina, todos estamos encerrados y lo peor, que nadie puede pagar nada. Señorita, tengo que darle una mala noticia, los vecinos se enteraron de su fiebre alta, sus dolores en el pecho, llamaron a su Médico y él dijo que usted, Señorita Malina, tiene Corona Virus. Le indicaron quedarse en cama, aquí. En el Hospital no hay más capacidad.
   —¿Están pidiendo que me vaya? O yo escuché mal, por tener Covid, ¿dónde quieren que me vaya? Si no se puede salir, los protocolos van en aumento, las autoridades tiran cada vez más pálidas. Ayer forzaron la puerta del departamento y me ataron a la cama.
   Querido Diario, ¿por qué no les decís que respeten al enfermo y se dejan de joder?

viernes, 26 de junio de 2020

BORRADOR


   Esta mañana me desperté, con muchas ganas de acostarme a dormir. Hoy nos reunimos con las chicas en un restaurante, que es caro y se come nouvelle cuisine, que viene de poco. Tiene separadores con la otra gente. Se escucha todo, pero no importa, es divertido escuchar a matrimonios, parejas, amantes, colegas. Cuando dejan sus celulares y se comunican primero despacio, pero al final de las botellas, levantan la voz. Celina llega primera, después las demás. Última y demacrada, no me da por el make up.
   —Pensábamos que ya no venías y nos extrañó, porque vos, Chiqui, no tenés problema, en dos minutos estás lista.
   Después de escuchar boludeces, les leía la boca, para salvarme del sonido. Hoy es 25 de Mayo y soy la abanderada, se me fue de la cabeza, debo tener un microagujero, por donde pierdo la memoria. Llegué cuando estaban todos formados. Crucé corriendo hasta la bandera y la pude izar. Un viento, que primero sopló despacio y después se escucharon los truenos. Cayó en la cabeza de la Directora, el mástil con su punta de metal. Se partió en dos. La punta la tenía clavada en el rodete y con la bandera se envolvió.
   Cantamos la última estrofa del Himno, casi ni se escuchaba. Dieron por terminado el festejo y desalojaron la Escuela. La bandera se tiñó de rojo, pero la Directora permanecía de pie, con la punta en la cabeza y un geiser que expulsaba sangre. Llegué última y me fui primera. No quise mirar el desastre. Me gustaría saber qué se festeja. Los maravillosos Gobiernos que tenemos, tuvimos y tendremos.
   Un pueblo tan cobarde, que siempre aplaudió la muerte. El exitismo que presta a sus líderes, que son los reyes de los robos. Los que no dejan estudiar a los jóvenes, prefiriendo que sirvan mesas.
   Una manga de delincuentes con corbata, que nos sigue dejando en bolas. ¡Qué carajo festejan! My God.
   Será por eso que esta mañana, me desperté con ganas de acostarme a dormir.

jueves, 25 de junio de 2020

¿LO QUÉ?


   Lo que más recuerdo de cuando alumbraron juntos, fueron los pasos de un hombre desconocido. Llegaron hasta su cara, le faltaban los ojos, o los tenía, pero eran blancos.
   —Con la luz me arden, vengo de un incendio, todavía están cayendo algunos árboles carbonizados. No los puedo llevar a mi cabaña porque se incendió. Me siento perdido, estafado, duelen las quemaduras. Mi familia se fue en una balsa que yo les fabriqué, lloraban, pobres. No los acompañé. Un peso demás y la balsa se hundía. Pivotaba sobre mí mismo, no había nadie. Fue una suerte haberlos encontrado. Estoy buscando al niño de mi mejor amigo, hace veinticuatro horas que no sabe de él. Y para la denuncia deben pasar 48 horas. ¡Miren al niño lindo y bueno!, está en la cumbre de la montaña, donde el incendio se ve diminuto. Nos saluda y llegó la Mamá con los pelos parados. Lo abrazaba.
   —No nos pudiste hacer esto, ahora te veo feo y malo. A tu Papi casi le da un paro. Está en el Hospital en terapia intensiva.
   —Pobre Papi, no sabía nada, pero te dejó el auto, por lo que veo.
   La Madre le pegó dos bofetadas.
   Esta es bruja y malvada, no le voy a decir nada, pero no se lo perdono.
   —En cuanto al mejor amigo de tu Papi y esta pareja encantadora, quiero que vengan a casa, les debo la aparición de este niño lindo y bueno. Lo que me cuesta entender es cómo se metió en este cuento. Si él ya tuvo sus protagónicos. Acá no tiene que estar, fue una confusión de la que escribe. Últimamente se le mezclan las hojas, las biromes. Recuperé mis personajes, ella decía. Lo que más recuerdo de cuando alumbraron juntos, fueron los ojos blancos, los árboles quemados y la aparición del niño, con cara de juguete y ojos de fogata.

miércoles, 24 de junio de 2020

¿QUÉ PRETENDEN DE TODOS?


   —Quiero un protector que descubrí en una propaganda.
   —Aquí lo tiene, Señora, tuvo suerte. Hoy los recibimos.
   —¿Me lo puedo probar?
       La Vendedora misma me explicó cómo hacer. Era fantástico, tenía ventanas por toda mi cabeza, dos agujeros para mirar, dos para poder respirar por la nariz y uno en la boca, para el cigarrillo. Era blando, flexible y plegable.
   —¿Puedo salir a la vereda, para ver qué tal?
   Di una vuelta manzana y seguí hasta mi casa, algo me olvidé, llamé al negocio y pedí disculpas por no haber pagado. Escuché una voz Call Center: —No se preocupe, lo debitamos de su cuenta.
   —¿Cuánto me salió?
   —Barato, quince mil pesos.
   Hay que reconocer cuando una pierde, sobre todo si está acostumbrada a perder. Compré otros implementos, a saber, líquidos, alcohol, lavandina, gel y rociadores.
   Me equivocaba cuando llegaba de la calle, rociaba con lavandina toda mi ropa y el alcohol lo reservé para las heridas. Me superó el odio, toda mi ropa con manchas de lavandina. El alcohol lo tomé una noche, pensando que era whisky. Dejé de hacer filas para comprar y me metía de prepo, diciendo que tenía algún hueso roto. Nunca nadie me dijo nada y pensé “el protocolo que se lo metan en el culo”.
   Hoy fue un día especial, tiré las cosas compradas en una bolsa de residuos, todo menos la lavandina, que me sirve para el inodoro.

martes, 23 de junio de 2020

LAS TRES EDADES


   Vivíamos juntos, pero separados. Abigail se fue apropiando de mi casa. Empezó por las flores, le gustaba el césped inglés, después siguió con los árboles, los mandó quitar. Quedó liso, cortadito el césped, aburrido.
   Abigail, defensora de los recursos no renovables, de los árboles. Se ataba a ellos para que no desparecieran. Desde chica odiaba las quintas, donde sembraban rabanitos, para después cosecharlos. Le gustaba la Naturaleza, tal como estaba. Los Padres, orgullosos de Abigail y su militancia temprana a favor de la vida.
   La vi crecer frente a mi casa y me gustaba su proceder, pero nunca me enamoré de Abigail. Era invasora de todo lo que la rodeaba. Si había una pileta, nadaba sola y no dejaba que nadie se tirara.
   —¿No entienden? Quiero la pileta sólo para mí, vuelvan a sus ranchos.-Pensaba que la pobreza era un isulto-.
   Se presentó en mi casa. —Aunque te conozco sólo de verte, quiero recorrer tu vivienda, se ve tan lujosa. ¡Oh! Qué pisos, son de mármol de Carrera, o de otro carro, no sé cómo decir. Quiero usar ese baño, voy hacer pis, tiene tantas ventanas y tanto sol, que si fuéramos grandes, viviría en tu casa.
   Después su visita  diaria, consistía en llevarse pequeñas esculturas de marfil y traer de su casa, enanitos de jardín, que distribuía sin equidad, por donde más molestaran.
   —Les presento a mi Novio, lo llevo de la mano porque es muy tímido.
   Y así me presentó a sus amigas.
    Sus invasiones tenían el formato de la Invasiones Inglesas. Muchas veces tuve ganas de tirarle aceite hirviendo, para alejar aquél disparate de niña. Cuando pasaba la Mucama, levantaba una pierna, para verla tropezar. Después se le reía en su cara: —Menos mal que sos tan torpe, eso me aleja de ser tu amiga, encima sos pobre, es deprimente. No sé por qué debo dirigirte la palabra, sos Mucama. Así me enseñaron mis Padres.-Más tilingos que Abigail-.
   Llegó la adolescencia, Abigail cambió de órbita, nos transformamos en Saturno. A mí me bautizaron Saturno, mi Madre era Hiponga y exótica. No sabía si yo era el anillo y Abigail la esfera. La miraba mucho, me daban ganas de darle un beso. Por suerte, después, esa idea comenzó a desaparecer.
   De a poco nos hicimos adultos, nos fuimos a vivir juntos, pero separados. Construí una pileta, Abigail nadaba sola y no me dejaba meter. Copó la cama de dos plazas y cerraba con llave. No tuve más remedio que dormir en un coy.
   Ella ocupó todos mis espacios. Una mañana decidí rajarme. Abigail no se dio cuenta, ni tampoco le importó.

lunes, 22 de junio de 2020

EXTRAÑABA EL OLOR


   Dio mal el Ingreso, Inesita. Había dado más tiempo para hablar por celular, que para estudiar.
   La mandaron al campo como castigo, un año sabático o un año campático. Tenía trabajos asignados: —Esto me lo encargó su Padre y yo como Capataz, le tengo que cumplir. Inesita, si usted quiere levantarse a las doce, en vez de a las cinco, sabré guardar el secreto y desde ya mi Mujer. La conocemos de chiquita y esperábamos el verano, para verla aparecer. Fue y sigue siendo como la hija que no pudimos tener. Una Mujer que aceptó ordeñar y hacía entrar al corral las vacas al atardecer. Un buen día se fue y dejó a Nico, nosotros lo criamos. Ahora tiene tu edad, tendrás alguien para jugar.
   Nico le preguntó a Inesita, si le podía hacer el favor de enseñarle a leer y escribir, nunca había ido a la Escuela.
   —Sí pero no estoy segura si dará resultados.
   Nico le dijo que sabía todas las tablas, sumar, restar, dividir y también multiplicar. —Son números y yo quiero saber leer y escribir. Tengo una Novia, allá en Tilcara, me escribe, yo no entiendo lo que me dice, ¿vos me podrás enseñar y leerme esas cartas para devolver lo que me quiere?
   Inesita leyó en voz alta lo que su Novia le comunicaba, que lo quería, que lo amaba y cómo quisiera darle un beso, igual que cuando fue de visita con su Padre y él le mordió la boca. Nico se ruborizó y le pidió que contestara la carta que recibió.
   —Yo te dicto la respuesta.
   A Inesita la puso en un brete, porque ella nunca había tenido un novio, para ver qué se siente.
   —Bueno, pero dictame despacio.
   “Querida mía, yo también te quiero mucho, hasta Tilcara ida y vuelta.”
   Ella escondió la respuesta.
   —Inesita, ¿viste que no me contestó?
   Puso cara de aflicción. —¿Y ahora dónde consigo otra Novia? Y es lindo tener una que viva cerca, para amarnos como se debe, acariciar su pelo, darle un beso en la oreja y luego hasta dónde ella quiera.
   —La tenés enfrente y no te diste cuenta. Yo seré tu Novia para amarnos como se debe, me gusta cómo sos. ¿Podemos hacer de cuenta que nos casamos para siempre? Será un secreto entre nosotros, que no se enteren los grandes.
A los pocos días: —Nico, tengo que decirte algo, me mandaron un pasaje, antes de lo esperado, quieren que vaya para dar el Ingreso, ellos suponen que en Buenos aires voy a llegar a las finales. No quiero que me despidas, porque después vuelvo al campo y me quedo, te lo juro.
   Pasaron cinco años, Nico se casó y tuvo dos hijos.
   Inesita lo que más recuerda de cuando estuvieron juntos, fueron las siestas a la orilla de la laguna.
   Un día Nico le trajo mandarinas.
   Un chico pasó con olor mandarinas, ella le pidió un gajito y él le regló una entera, el chico tenía la misma cara de Nico, la forma de caminar y ese modo de pelar una mandarina. Sintió celos, porque se había casado, guardó dentro de su relicario un pedazo de cascarita.
   Inesita lo que más recuerda de cuando estuvieron juntos, es el regalo que le hizo Nico. Apareció en Buenos Aires y le contó que su Mujer, siguió el ejemplo de su Madre y se mandó a mudar. La fue a buscar con el pretexto que les enseñara a leer y escribir, ella aceptó. Le asombró el campo lleno de mandarinos en flor.
   Inesita lo sintió, como el mejor regalo del mundo.

domingo, 21 de junio de 2020

ESTABAN TODOS


   A pesar de estar en cama, mi hijo Prudencio, me visita todos los días. Su hermana casi nunca, o si le queda de paso. Cuando descubrieron el Covid 19, me practicaron un hisopado y un análisis de sangre. El Médico fue el encargado de decirme que tenía Corona virus.
   El protocolo indicaba los cuidados necesarios. Estaban prohibidas las visitas. Rodearon mi cama con un plástico transparente. Me visitaban los más allegados, a través de un vidrio me podían saludar. Cuando fue imposible verme, como esfumado, igual me iban a llevar un abrazo, de esos que uno se abraza a sí mismo, yo les contestaba. Algunos dejaron de venir por temor al contagio. Mi Madre quedó pelada por el stress, de verme enfermo. Aparecía con barbijo y anteojos de buceo. Me dio impresión verle detrás de los anteojos, con los ojos hinchados de tanto llorar.
   Le pedí al Médico que la dejara pasar, contestó: —Lo dice el protocolo, ninguna visita, por el contagio dentro del Hospital.
   Inventaron hacerle dos agujeros al nylon con mangas para abrazar a la familia. Hace tanto bien el afecto en estas circunstancias. Hoy me dijeron que despedida es cuando la muerte, es inminente. Quise desafiarme y sobreviví. Hicieron algunas pruebas y después de una semana me dieron el alta.
   Daba risa mirar por la calle, cómo toda la gente andaba, con esa parafernalia en las caras. Me sentí raro caminado con lo mismo, forrado en papel film. Daba la sensación de estar en la carpa de plástico. Me dio bronca andar a dos metros de los otros. Crucé a la plaza y me arranqué todo el enmascarado, revolví la tierra como hacen los perros y le tomé el olor a la tierra, cómo me gusta ver las lombrices, contar las hormigas, encontrar un trébol de cuatro hojas, hacer la medialuna, saltearme las baldosas. Volver a jugar.

sábado, 20 de junio de 2020

CONOCIDA


   Tenía que llegar a la calle Garay. Había tantas manifestaciones, que mi destino quedaba lejos. Me arrastraron por el piso y me llevaron en andas, acostado, y yo pasaba de manos en manos. Pude salir porque terminé en el suelo. Corrí al Subterráneo pensando que estaba vacío.
   ¡No! Eran un grupo de Policías, cuya protesta pacífica, fue arrojar las esposas a la escalera, como símbolo de paz para aumentarles sus sueldos. De pronto me golpearon con las esposas y desmayé en un escalón. Tenía un chichón en la cabeza, que parecía un pomelo. Vi a mis pies botas de Yuta, seguro que me llevaban.
   Alguien pidió que me levantara y le pasara la mano por el hombro.
   —Tranqui, fuimos compañeros de Secundaria, vos no te acordás, pero yo sí. Vamos a caminar por este túnel. Buenos Aires, está lleno de túneles, con distintos recorridos. Me los conozco todos. ¿Vos a dónde tenés que ir?
   —Calle Garay entre Catamarca y no sé bien, pero tengo el número anotado.
   —Nos faltará, un túnel y medio. ¡Mirá, se ve el final con luz!, a ver esperá.
   Se quitó los arneses policiales y quedó en pelotas.
   —Prestame tu piloto, no voy a salir así. Y te invito a mi casa, tomamos un café, cognac caliente, lo que quieras. No soy Policía, soy espía de Policía.
   Al segundo trago se puso cachonda y esperaba algo más. Me negué.
   —Mirá, mi Mujer es como una Policía y su placer es espiarme. De lo que estás  pidiendo en silencio, no acostumbro ser infiel a mi Mujer. Y mucho menos con vos, te recuerdo clarito, una Policía por vocación.
   Pegué la vuelta y ella estaba apoyada en el marco de la puerta, con mi piloto abierto. Me tomó de la nuca, como los que saben llaves para inmovilizar. Yo no pude hacer nada, ella me llevó con destreza. Fue dentro de su casa, dentro de su cama. Sus microtúneles, eran de esos que te perdés y no podés llegar a casa, ni encontrarte con tu Mujer. Es demasiado doloroso. Mejor seguir aquí, esta Mujer conoce todos los túneles y yo conozco otros. Nos perdimos juntos.

viernes, 19 de junio de 2020

VOLANDO


   —La protesta o el silencio, no escucho, elegí el carril de ¿a dónde me puedo ir?
   —¿Cuándo vas a empezar las acciones? 
-Preguntó Celina mientras se cortaba las uñas de los pies-.
   Saulo metía su ropa en la mochila.
   —Me dijeron que Tailandia es un lugar corrupto, como vos.
   Estoy haciendo todo a mil y Celina me acusa de corrupto, justo ella que se dedica a robar celulares y billeteras, no es corrupta, es punga. Lo de Tailandia no me va, voy a sacar mi pasaje, tengo pasaporte. Internet se encargó de mandarme el pasaje y anotó mis números de documentos. La vida sin internet, no tiene sentido. ¡Me olvidaba la foto de Karina!, con buena definición, se le notan los bigotes, los granos y los puntos negros. Ay! Qué chica fea, mejor me llevo otra foto.
   Siempre hay que viajar solo, pero una foto en la mochila sirve para no extrañar. Pongo dos libros por si me aburro. Yo en mi casa sobraba, cada vez que salía Celina y mis otros hermanos, yo era el último y me cerraban la puerta antes de entrar. En la mesa siempre faltaba mi plato. Por eso y muchas cosas más, me voy.
   Mis Padres se emocionaron ante mi partida, seguro que están contentos. Me llevaron hasta Ezeiza, querían asegurarse que abordara el avión. No sabía que las butacas eran tan angostas. Cuando el de adelante reclinó su butaca, quedó su cabeza sobre mi estómago. Se durmió el cerdo. Le puse un chorrito de vodka en cada ojo. Para él, una sorpresa dolorosa que lo hizo enderezar su butaca.
   Todo empezó cuando del ala derecha salía fuego, se cortó la comunicación con la torre de control. Era mi vuelo de bautismo. Una habilidad desconocida, pude ponerme el paracaídas, solo y fui el primero en saltar. Ver el cielo y la tierra, desde un lugar de orfandad, asombro y miedo. Caí en el medio de una cama elástica, rebotaba y no podía detenerme. Acudió una familia en mi ayuda y evitó mi caída a tierra, llegaron los vecinos, los bomberos, una ambulancia y el Intendente. Sufrí una descompensación sin secuelas. Lo que no entiendo es cómo aparecí en mi cama, con todos mis hermanos y Padres, alrededor. Las horas siguientes vino una Periodista para hacer un reportaje y salí por televisión.
   Mi familia me dejó, para mirar por internet. El fucking avión, tuvo que regresar, hubo fallas eléctricas.
   Mi Padre dijo: —Tenemos mala suerte, Saulo que casi se mata en el viaje y Celina que se fue.
   Mi hermana decidió hacer un viaje a Tailandia, ella sí pudo llegar a destino, seguro que en vez de admirar el paisaje, está robando billeteras y celulares. Con esa cara de estúpida que tiene, cumple sus objetivos.    

jueves, 18 de junio de 2020

LA MEMORIA DEL INVIERNO


   Busqué un banco acostumbrado a recibir mi presencia. Antes traje un café cortado del bar de la Estación de Servicio. Hacía tanto frío que lo tomé de un solo trago para calentarme por dentro. Alguien se sentó a mi lado y me protegió del viento que empezaba a soplar.
   —Tal vez no me recuerde, soy la anciana que antes se sentaba, árbol por medio y usted un día se acercó y preguntó cuáles eran los acordes de esas melodías tan bellas. Se me borran los recuerdos, tal vez porque son muchos. Soy muy fisonomista y te reconocí. Por eso cambié de banco para entregarte este regalo.
   Miré y era una bufanda, tan larga  que cruzaba la plaza.
   —Me llevó todo el invierno tejerla, por suerte encontré la destinataria. Noté tus ojos nuevos, como los que tuve yo cuando era joven.
   Le traje un café del Bar.
   —Muchas gracias, esto abriga más que una bufanda. ¿Por qué no te la ponés? Si le das cuatro vueltas, dejarás de temblar.
   Y así fue, me abrigó como un sobretodo. Crucé de nuevo y le compré otro café. Lo agradeció de modo exagerado y me lo quiso pagar.
   —Se me hace tarde, me tengo que ir.
   La saludé con la mano en alto. La bufanda se enganchó en un paragolpes y comenzó a destejerse. Fui haciendo ovillos y cuando terminé, volví a mi banco. Pero la anciana Dama, ya no estaba.
   Era mi Abuela con alzheimer, no recordaba ningún nombre y menos, que yo era su nieta.

miércoles, 17 de junio de 2020

NEGATIVA


    —Estoy embarazada.- La Amiga la mira con desprecio-.
   —Qué garrón.
   —¿Por qué garrón?, si yo quería tener un hijo.
   —Un asco, pensalo, el pañal cagado, se lo tenés que cambiar y lavarlo, me da náuseas la sola idea.
   —Son un regalo del bebé para la Madre.
   —Me dan ganas de vomitar y después las tetas, que te las estira hasta la cintura.
   —Tengo parientes y amigos que me ayudarán.
   —Ni lo sueñes, cuando tenés un hijo, los amigos son los primeros en borrarse, luego tus parientes, que no quieren tenerlo ni de visita. Tu Madre no se quedará para que duermas un poco. Tu Suegra se hará la contenta, le dará un beso bien lejos, tampoco se quedará para que duermas un rato.
   —A mí no me importa, me encargo sola. Vos sos una persona tan negativa, que si volviese a escucharte, te echaría de mi casa.
   —Vine a conocer el bebé y nada más.
   —¿Me hacés un favor?, tengo que pasar por la Mutual, a ver cuánto me cubre, el parto me lo cubrió, lo demás lo tendré que pagar yo. Se aprovechan los sinvergüenzas. Te dejo preparadas las mamaderas, los pañales están aquí, si llora lo levantás y lo hamacás de un lado al otro.
   Más tarde…
   —¿Sabés que lo tuve que cambiar dos veces, porque se cagó?, después me vomitó en el hombro, la última vez lo metí en el inodoro.
   —Esperá que lo voy a sacar, sólo a vos se te ocurren esas cosas. Lo fui a buscar y no estaba...
   —Y cómo va a estar, si apreté el botón del inodoro.

martes, 16 de junio de 2020

NIÑO LINDO BUENO APRENDE


   —Mami, me dijeron que los hoteles alojamiento están cerrados. ¿Por qué los cerraron?
   —Para que no contagien el Covid 19, haciendo esas porquerías.
   —¿Qué porquerías? ¿Las que se tiran a la basura?
   —Niño lindo y bueno, no me preguntes más, acá cerca hay tres y están funcionando.
   —¡Viento!, Mami, por fin los voy a conocer, me parece que soy un poco más grande y ya puedo.
   —Cuando venga tu Padre le voy a contar todo lo que dijiste.
   —Él te va a contar que su mejor amigo, va todos los días y su Mujer no sabe, pero sospecha. Le pidió un favor, cuando él esté en el telo, va a decir que está con Papá.
   —¿Vos lo escuchaste niño lindo y bueno? Porque me estoy volviendo loca de tanto estar loca.
   —Siempre estuviste loca, hasta yo me di cuenta.
   Llegó Papi y le pidió perdón, una vez por semana visitó el alojamiento, para acompañar a su amigo. Yo no le creí y me parece que Mami tampoco.
   —Papi, ¿por qué mentís?, si vas todos los días.
   —Y bueno, no miento, salgo todos los días con la Mujer de mi amigo. Me pide que la abrace, que le dé besos. Se nota que necesita cariño. Igual no pasa de ahí. A veces pasa sin que nos demos cuenta. Es de vez en cuando. Se siente sola con esto del Covid. No me puedo negar, soy un caballero, ella es un desahogo para mí.
   Dijo Mami: —¿Cómo vas a sincerarte delante del niño?, sos un animal.
   —Por mí no se preocupen, la niña del amigo de Papá, es tan linda y tan buena, que la voy a invitar a jugar al cuarto oscuro. Igual, no pasará de ahí.

lunes, 15 de junio de 2020

LA QUERESA


   Lo amenacé con una cuchilla grande. Él caminó para atrás, se mató con un clavo oxidado que estaba en la pared. Yo no fui la culpable, la cuchilla era para asustarlo.
   Al turro no le había tocado ningún órgano vital. Lo salvaron los Médicos. No contento con eso, me denunció a la Policía. Tuve que asistir a prestar declaración. Trajeron una bolsa de nylon transparente y sellada.
   —Aquí están las pruebas, Señora.
   Me puse los anteojos y miré con asco aquel contenido.
   —Usted misma puede ver, es una cuchilla y un clavo oxidado.
   —Mi cuchilla de cocina, su uso es solamente culinario.
   —¿Puede relatar lo sucedido desde el principio?
   Lo miré con cara de odio, como se mira a un Policía.
   —El reo me robó la billetera, lo negaba hasta que la encontré en el bolsillo de su campera. Le dije que lo iba a matar, por supuesto que fue una amenaza y el muy gil se lo creyó. Pensar que yo misma, me encargaba de llenar la palangana con agua tibia, probaba la temperatura con el codo, para ver si estaba a su gusto. Él metía los pies y yo, arrodillada, le sacaba la queresa, que hacía más de un mes que él no lo hacía. Le secaba el pelo, lo peinaba, lo perfumaba, lo vestía y lo mandaba a trabajar. Ignoraba que no tenía trabajo, por eso me robaba. Doy por terminada mi declaración. Comisario, le recomiendo que mire cómo escribe el Oficial, tiene faltas de ortografía y por ser tan lento, salteó pedazos de mi declaración. Usted sabrá, aunque en general, ustedes nunca saben nada.
   —Espere, Señora, por favor, los Policías no somos todos iguales.
   —Bueno, déjese de hablar pavadas, me devuelve la cuchilla que es mi instrumento de cocinar. También exijo el clavo oxidado, para sostener la viga del dormitorio.
   —Sí Señora, espere que le envuelvo todo como para regalo. Le agradezco sus palabras, claras y directas. En cuanto a su Marido, póngase contenta. Lo tenemos encerrado y el Juez seguro que decide alguna injusticia.
   —Le pido, Comisario, no me citen nuevamente, aquí hay olor a pis, a sobaco y a corrupción.

domingo, 14 de junio de 2020

AHORA ES SU HIJO


   Hoy no se me ocurrió nada para escribir. Tengo que entregar una historia para el domingo a la noche. Y entonces me acordé cuando mi Viejo hizo una descripción minuciosa y profunda, de la chica que estudia conmigo, un bagayo sin solución.
   Durante el tiempo que preparamos la Materia, reparé en sus ojos tras sus anteojos. Tenían una ingenuidad que me avergonzaba a mí mismo. Cuando leía se le deshacía el rodete y ella reparaba sólo en las páginas, cada tanto y con los pelos en la cara, me explicaba el tema que yo no entendía.
   Para mí su voz era música en mis oídos. Se levantó de la silla para traer un vaso de agua. Yo clavaba los ojos en sus caderas, sin que ella lo advirtiera. El agua que tomó, cayó sobre mis piernas.
   —Qué torpe soy, permitime que te seque.
   Sacó un pañuelo minúsculo, de su cartera y lo pasó por lo mojado. No pudo quitar el agua.
   —Si te sacás la remera, te sigo pasando con pañuelos de papel.
   Cerré los ojos con sus caricias sigilosas. Cuando llegó a mis pantalones, tuve miedo que se notara. Ella se dio cuenta: —No te avergüences, a cualquiera le puede pasar.
   Propuso un descanso del estudio y nos tiramos en el mismo sillón, me pidió que le hiciera masajes en los pies, me lo cambió por hacer lo mismo en mi espalda. Nos hicimos masajes en todo el cuerpo.
   —Al final me cansa esto de los masajes. ¿Qué otra cosa podemos hacer?
   No era tan inocente como la pensé.
   —Podemos tomar un café, un whisky, también podemos cojer.
   Esta última propuesta le encantó. Hizo tan rápido para desnudarme, que me olvidé de desvestirla. Seguimos nuestro trabajo práctico, con todas las posturas del mundo. Algunas nuevas, que ella aprendió mirando pornos. Cuando terminamos todo y más, dijo: —¿Vos sabés que en los finales me canso?
   Le dije a mi Viejo: —¿Sabés que tenías razón?, la chica que estudia conmigo, es un avión. Me dejó sin combustible.
   —Si querés, mañana vos dormís y la sigo yo. Tengo mucho para ampliar sus conocimientos. Te la dejo como nueva, antes la voy a bañar, para que todos sus rincones, no me produzcan desconfianza.

sábado, 13 de junio de 2020

MIRACOLO


   —¿Qué vas a preparar de comida?
   No tenía ganas que fuera Navidad, ahora casi no hay pesebres, antes lo relacionaban con el nacimiento de Jesús.
   El origen es de los yanquis, las bolas que brillan con colores, las inventaron ellos. Los odio, paganos, grasas. No voy a preparar nada, no tengo nada que festejar. Es el día que nació mi Papá y no murió crucificado, pero más o menos. Viene mi hijo, seríamos tres, las velas y las lucecitas de colores detestables.
   Me gustaría que abolieran la Navidad y toda esa comida inmunda que preparan para llenarse las panzas, tensas como para parir, fueran a parar a niños con estómagos vacíos.
   —Francisco, vos que vivís solo, ¿no querés venir para Nochebuena?
   Se puso a mirar el cielo cubierto, tapaba la luna.
   —Vienen mis Tías, con pollos de sus propios gallineros. Y mientras comen, dicen: “Éste es Romeo, tiene gusto a balcón, éste es Ulises, me doy cuenta por lo salado, vivió mucho tiempo en el mar, el último es Ramsés, está seco como el desierto.” De entrada hacen ensalada de pollo con mayonesa puro huevo. Y el postre, es pollo acaramelado. Viste que soy glotón, de tanto comer pollo, me levanto por la mañana, me miro el cuerpo y en vez de pelo, nacieron plumas, alrededor de los huevos tengo un plumero. Mi Tía Roma, que entra al baño sin golpear, me vio desnudo, ella es italiana y católica, empezó a gritar: “¡Miracolo!, ¡Miracolo!”     

viernes, 12 de junio de 2020

INTIMIDADES PÚBLICAS


   Eran pisos, cada uno tenía una pileta que daba la vuelta. Había quienes eran una familia, otros vivían solos. Ordinarios o distinguidos. Hacían el rito de la pileta, tenían un recorrido anillado que desembocaba en una olímpica.
   Rodeados de palmeras tropicales y una plataforma para tomar sol. En invierno las aguas eran tibias y los hidromasajes, centro de reunión de todos los vecinos. Cuando llegaban mujeres con cuerpos perfectos, sin operar, se producía un silencio donde cabía la admiración de los hombres y el odio de sus mujeres. Tatú no disimuló su furia, cuando Tacho, su Marido, se sumergió con el minón, en el hidro más espumoso, con capacidad para dos. Tatú se tiró de cabeza mientras la más bella, con ayuda de Tacho, la sacaron del hidro.
   —Soy testigo que entre ustedes, salía una cabeza y se sumergía después la de él, así como en un subibaja entraban y salían, al ritmo de un cha cha chá, que venía de lejos.
   Desde el tercer piso, los hijos de Tatú y Tacho, miraron las aguas transparentes, por abajo hacían cualquier cosa, pero no se separaban nunca. Blas, empezó a gritar y sus hermanos empezaron a mirar: —¡Lo de Papá!, traé la cámara, ¡es un minón!
   —De paso le sacamos otra foto, miren cómo se pone Mami cuando le da un ataque.
   —¡Te voy a cortar el pito!
   —¡Yo te como una teta!
   Tatú tenía una tijera y lo hizo, Tacho le arrancó una teta con los dientes. Quedaron dos manchas rojas, ante la muerte.
   —Ché, me parece que nuestros Padres se mataron, vamos a tomarles la foto final. Y no jodan con el apuro, quiero sacarle al minón, que sale con su culo bamboleante.
   Cuando entran sus Padres chorreando sangre y agua, los hijos se alegraron, no terminó tan mal aquella sangrienta pelea. Largaron el 3er round de la noche, Tacho no encontraba su pito y los vecinos le ayudaron a buscar, sabían que existen métodos para pegarlo.
   —Ojalá, Tacho, que no lo encuentres nunca, yo perdí mi tijera, pero por suerte, apareció.
   —Tengo la posibilidad de encontrar lo que me cortaste, pero vos, Tatú, no esperes nada, porque tu teta me la comí por completo y todavía sigo escupiendo nódulos.
   Mientras tanto los hijos seguían tomando fotos, con una máquina de cine filmaron todo. Vendieron el material, para entregarlo a la Tele y a Internet. Dirigieron una película que empezaba: “Basada en hechos  reales”. Netflix se encargó de pasarla durante varios meses.
   Se enojaron los Padres y los echaron del piso. Pero, con lo que les pagaron, pudieron comprar tres pisos, mucho más grandes que el piso de sus Padres.

jueves, 11 de junio de 2020

LA PINTA ES LO DE MENOS


   Al costado de las vías vivía un grupo de cinco o seis crotos. Con latas de asas de alambre, tomaban lo que fuera. Los que compraban pan o manzanas, pasaban cerca de ellos y les regalaban de ambas cosas. Hasta los perros les llevaban pedazos de carne asada.
   Saliendo de la Estación, la joven Melany, volvía de una discusión sin ganas de vivir. Cruzó al rincón de aquellos hombres: —¿Puedo sentarme al lado de ustedes, caballeros?
   En segundos le ofrecieron un rincón y el único almohadón, con agujeros, se lo dieron a ella, aceptó una manzana. Los caballeros crotos, miraban a  Melany cómo se le cerraban los ojos. La dejaron dormir y la cubrieron con sus propios abrigos.
   Fueron a comprar dos vinos de caja. La joven Melany estaba recostada sobre pedazos de hormigón y rodeada de botellas de cerveza vacías. Los crotos se amucharon para darse calor.
   Cuentan que esa noche, alguien les arrojó nafta, prendió unos fósforos y los quemó. Nadie se dio cuenta que los seis no estaban. Esa madrugada, unos muchachones, le golpearon la cabeza y el cuerpo, con los envases de cerveza. Melany no despertó, perdió mucha sangre y sintió que se iba lejos, se murió. El único croto que quedaba, llamó al 911. Cuando llegaron les mostró lo sucedido.
   Lo llevaron esposado y en una celda pequeña fue olvidado.
   —Tenés una joven que te espera, pagó la fianza.
   El croto sintió el abrazo, que aquella chica le brindó. Era la misma chica que sufrió los botellazos. Tenía cicatrices ya cerradas. Lo invitó a comer en su casa, un guiso con mucho queso y cuadraditos de pan frito.
—A los policías les resultó más fácil para cerrar el caso, echarte la culpa de asesinato. Pero ya ves, estoy viva como antes, de los muchachones no se supo nada. Las Justicia para los pobres no existe. Estás conmigo, tengo preparada una habitación para vos solo y dos trajes, herencia de mi Padre.
   Al día siguiente lo encontró sentado en el jardín, tomando caldo en su recipiente de lata con asa de alambre. —A mí me gusta ser un croto, ser nómade y encontrar otros como yo, viajar en vagones vacíos y arrojarme del tren, antes que llegue a la estación.
   Melany pidió que la esperara dos minutos. El croto pensó que le iba a dar algún dinero. Apareció vestida de croto: —Yo me voy con vos, si permanecemos juntos, nunca te pelees con los demás. Tené en cuenta que a los crotos no nos mira nadie. Para ellos carecemos de existencia. Es mejor diferenciarnos de ellos, eso sí que es libertad.
   Lo tomó de la mano. —Ahora somos amigos y después de un tiempo, quién te dice.
   —Mirá que los crotos no nos casamos.
   —Por supuesto, pienso igual. Lo que quieras, pero…quién te dice…

miércoles, 10 de junio de 2020

NIÑOS


   —Me tenés que alimentar bien, para prevenir la peste. Ayer fui a visitar al niño que vive abajo.
   —No podés hacer eso, estás bien alimentado, la peste necesita que uses el casco nuevo, te pongas alcohol gel, en todo tu exterior. Antes lavate bien las manos. ¿Y cómo se te ocurre bajar por la escalera?, tu actitud no parece de un niño lindo y bueno. ¿A quién fuiste a visitar?
   —A un niño que no lo dejan ver a nadie, las ventanas de su casa están blindadas. Los zapatos los tiene que dejar en el pasillo, no usa barbijo ni anteojos. Me dijo: “Gracias por venir a visitarme, mantenete a cuatro metros de distancia, así dicen las Santas Escrituras.”
   —Ni se te ocurra salir del departamento y si un niño no cumple los santos protocolos y está en el pasillo, es porque adentro debe ser insoportable, como un niño que yo sé, vos no salgas de tu casa, está prohibido. El departamento es chiquito, no mires por la ventana.
   —Soy un niño lindo y bueno, pero yo te vi mirar por la ventana, para chusmear al Papá de mi nuevo amigo.
   —No lo puedo resistir, es tan buenmozo, que por cortesía voy a ir a saludar con el pretexto, que nuestros niños se hicieron amigos.
   —Mami, no me hagas pasar vergüenza, en las tortas de mis cumpleaños ponés tres velitas, pero ahora cumplí seis y vos seguís poniendo tres. No mientas cuando pregunten mi edad, deciles que tengo seis, si no van a pensar que soy un monstruito.
   —Niño lindo y bueno, tengo los derechos de una Mujer, que nunca ve a su Marido y tal vez, con este buenmozo, se me da.
   —Mami, ¿qué quiere decir “se me da”?
   —Quiere decir que si me invita dormir con él, yo le voy a decir que sí. Vos te quedás adentro del depto, te encierro con llave, para que no tengas miedo. Vuelvo temprano.
   Hace como un mes, que va todos los días y no entiende, esto le puede traer consecuencias.
   —Qué suerte que estás levantado! Venga aquí niño tan lindo y tan bueno. Estoy embarazada, vas a tener un hermanito.
   —No quiero un hermanito, vos ya sabías que a vos y a Papi no los voy a compartir con nadie, nunca jamás.
   —Vas a ver cuando venga Papi, qué contento se va a poner, fue un milagro, hace siglos que no estamos juntos.
   — Mami, ¿querés que se lo diga yo? ¿O preferís darle la noticia vos? Mirá, escuché la puerta del ascensor.
   —Mi amor, suerte que viniste temprano, justo para festejar. ¡Estoy embarazada! Ya me hice todas las pruebas y la primera ecografía. Es un varón y si no miralo, vas a ver cómo se le notan las bolitas.
   —Para que sepas, después de nuestro primer niño, no quise tener más, y para asegurarme, me hicieron una vasectomía.

martes, 9 de junio de 2020

¡OTRA!


   La recepción del Hijo pródigo, del Embajador de Japón en Inglaterra, con gente noble importada, porque acá no hay nobles. Princesas con vestidos transparentes. Megan llegó del brazo del Príncipe, tenía rastas que llegaban hasta donde le alcanzó el pelo, un conjunto Caro Cuore, con una capa apolillada, prendida con un alfiler de gancho en el cuello, calzaba unas Topper sin cordones.
   —Aquí tenemos presente al Rey del Cello, Yo-Yo Ma.
   El japonés entornó los ojos. No quiso comer ni tomar alcohol, lo único que le importaba era tocar su instrumento: —Si Megan se queda en bombacha y corpiño, la inspiración llegará en mi instrumento con mis propios deseos, que Megan se ponga a mis espaldas y siga mis movimientos.
   Al Príncipe no le gustó nada, pero como Príncipe que era, se quedó en su butaca. Yo-Yo Ma tocó como un ángel, fue entonces cuando Megan se quitó la microbombacha, para que el Músico tocara con la Corona puesta. Él no perdió tiempo y le arrancó el corpiño. La gente aplaudía de pie. El Músico cambió acordes y su arco se puso rígido. Yo-Yo Ma saludó una vez y se metió detrás del telón. Quedaron afuera los pies de Yo-Yo Ma y los pies de Megan, que tenían una apertura importante.
   Al Príncipe le empezaron a crecer en la frente, dos cuernos. La gente aplaudía, pidiendo: —¡Otra!

lunes, 8 de junio de 2020

¡SORPRESA!


   Dejaba abierto por si olvidaba las llaves, nadie sabía que era su cumpleaños. Él lo ocultó a los compañeros de trabajo y a los del coro desafinado. Se despidió de todos, con algo de culpa y melancolía. Entró al departamento y tropezó con la oscuridad, al segundo, el contingente de la oficina y los del coro también, prendieron luces de colores. Había disfraces de cotillón y guirnaldas en toda la casa. El regalo fue una Stripper, que salió de una torta y se acurrucó a su lado.
   Todos le cantaron el happy birthday, por vez primera el coro no desafinó. Se dio cuenta que lo querían. Hasta su Ex Mujer se autoinvitó, le daba besos mientras decía que lo extrañaba, pensaba seguir soltera y ser su amante. La Stripper la empujó al balcón y su Ex Mujer desapareció. 
—Debo cumplir con mi trabajo, para eso me pagaron.
   Le dio un piquito en la boca y después fue tanto su entusiasmo, que siguió con los piquitos de la cabeza a los pies. Había tanta gente, que se escondieron en el placard. Nada de piquitos, se puso cachondo y quiso su kit completo, para darle placer.
   Necesitó comer los restos de torta, volvió a lo diecisiete, después de vivir un sueño, se echaron un polvazo y se abrieron las puertas del placard. Todos quedaron azorados, por el culo y las tetas, los hombres le pagaban, aunque sea para pasar las manos por sus atributos y si ella quisiera, podían ir por más.
   —Un momentito, esa zona me pertenece.
   Se abrazaron, la Stripper se desplomó en un sillón y él la acompañó.   Ella estaba dada vuelta.
   Despertó cuando todos se habían ido, se apiadó de la Stripper y la dejó dormir. Afuera se escuchaban pedidos de socorro, era su Ex Mujer, que se encontraba en el toldo de abajo. La vio tan gorda chancha, que la conminó a limpiar el departamento.
   Habían dejado deplorables la superficie del piso, las paredes y hasta el techo. Ella limpió todo.
   —¿Cuánto te debo por tus servicios?
   Lo único que le pidió fue que volviera con ella.
   —Ni estando despierto o dormido, ni vivo ni muerto.
   Ella hizo mutis por el foro: —Ya me vas a buscar.
-Amenazó la gorda chancha. Y le robó las llaves del auto-.
   Cuando la Stripper despertó, manejó bien la resaca. Él la pensó para vivir a su lado.
   —Estuvo todo muy lindo, pero debo seguir con mi trabajo, tengo un montón de turnos para otros cumpleaños. Me tengo que meter en tortas con sorpresa. Por supuesto la sorpresa seré yo y mis cualidades.
   A la gorda le pidió que vuelva a ser su Mujer. Se acostaron en la cama y durmieron cucharita. Él casi no pegó los ojos, maldijo su cumpleaños y todas las personas, se dio cuenta que en realidad, no conocía a ninguno de los invitados. Sacó la gorda a los empujones, cerró la puerta con llave. Se deslizó hasta el sillón y dijo: —Al fin solo, el buey solo bien se lame.
   Soñó que la Stripper venía a visitarlo desnuda, con un cacho de torta en cada mano.