Eran pisos, cada
uno tenía una pileta que daba la vuelta. Había quienes eran una familia, otros
vivían solos. Ordinarios o distinguidos. Hacían el rito de la pileta, tenían un
recorrido anillado que desembocaba en una olímpica.
Rodeados de
palmeras tropicales y una plataforma para tomar sol. En invierno las aguas eran
tibias y los hidromasajes, centro de reunión de todos los vecinos. Cuando
llegaban mujeres con cuerpos perfectos, sin operar, se producía un silencio
donde cabía la admiración de los hombres y el odio de sus mujeres. Tatú no
disimuló su furia, cuando Tacho, su Marido, se sumergió con el minón, en el
hidro más espumoso, con capacidad para dos. Tatú se tiró de cabeza mientras la
más bella, con ayuda de Tacho, la sacaron del hidro.
—Soy testigo que
entre ustedes, salía una cabeza y se sumergía después la de él, así como en un
subibaja entraban y salían, al ritmo de un cha cha chá, que venía de lejos.
Desde el tercer
piso, los hijos de Tatú y Tacho, miraron las aguas transparentes, por abajo
hacían cualquier cosa, pero no se separaban nunca. Blas, empezó a gritar y sus
hermanos empezaron a mirar: —¡Lo de
Papá!, traé la cámara, ¡es un minón!
—De paso le
sacamos otra foto, miren cómo se pone Mami cuando le da un ataque.
—¡Te voy a
cortar el pito!
—¡Yo te como una
teta!
Tatú tenía una
tijera y lo hizo, Tacho le arrancó una teta con los dientes. Quedaron dos
manchas rojas, ante la muerte.
—Ché, me parece
que nuestros Padres se mataron, vamos a tomarles la foto final. Y no jodan con
el apuro, quiero sacarle al minón, que sale con su culo bamboleante.
Cuando entran
sus Padres chorreando sangre y agua, los hijos se alegraron, no terminó tan mal
aquella sangrienta pelea. Largaron el 3er round de la noche, Tacho no
encontraba su pito y los vecinos le ayudaron a buscar, sabían que existen
métodos para pegarlo.
—Ojalá, Tacho,
que no lo encuentres nunca, yo perdí mi tijera, pero por suerte, apareció.
—Tengo la
posibilidad de encontrar lo que me cortaste, pero vos, Tatú, no esperes nada,
porque tu teta me la comí por completo y todavía sigo escupiendo nódulos.
Mientras tanto
los hijos seguían tomando fotos, con una máquina de cine filmaron todo.
Vendieron el material, para entregarlo a la Tele y a Internet. Dirigieron una película
que empezaba: “Basada en hechos reales”.
Netflix se encargó de pasarla durante varios meses.
Se enojaron los
Padres y los echaron del piso. Pero, con lo que les pagaron, pudieron comprar
tres pisos, mucho más grandes que el piso de sus Padres.

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