viernes, 12 de junio de 2020

INTIMIDADES PÚBLICAS


   Eran pisos, cada uno tenía una pileta que daba la vuelta. Había quienes eran una familia, otros vivían solos. Ordinarios o distinguidos. Hacían el rito de la pileta, tenían un recorrido anillado que desembocaba en una olímpica.
   Rodeados de palmeras tropicales y una plataforma para tomar sol. En invierno las aguas eran tibias y los hidromasajes, centro de reunión de todos los vecinos. Cuando llegaban mujeres con cuerpos perfectos, sin operar, se producía un silencio donde cabía la admiración de los hombres y el odio de sus mujeres. Tatú no disimuló su furia, cuando Tacho, su Marido, se sumergió con el minón, en el hidro más espumoso, con capacidad para dos. Tatú se tiró de cabeza mientras la más bella, con ayuda de Tacho, la sacaron del hidro.
   —Soy testigo que entre ustedes, salía una cabeza y se sumergía después la de él, así como en un subibaja entraban y salían, al ritmo de un cha cha chá, que venía de lejos.
   Desde el tercer piso, los hijos de Tatú y Tacho, miraron las aguas transparentes, por abajo hacían cualquier cosa, pero no se separaban nunca. Blas, empezó a gritar y sus hermanos empezaron a mirar: —¡Lo de Papá!, traé la cámara, ¡es un minón!
   —De paso le sacamos otra foto, miren cómo se pone Mami cuando le da un ataque.
   —¡Te voy a cortar el pito!
   —¡Yo te como una teta!
   Tatú tenía una tijera y lo hizo, Tacho le arrancó una teta con los dientes. Quedaron dos manchas rojas, ante la muerte.
   —Ché, me parece que nuestros Padres se mataron, vamos a tomarles la foto final. Y no jodan con el apuro, quiero sacarle al minón, que sale con su culo bamboleante.
   Cuando entran sus Padres chorreando sangre y agua, los hijos se alegraron, no terminó tan mal aquella sangrienta pelea. Largaron el 3er round de la noche, Tacho no encontraba su pito y los vecinos le ayudaron a buscar, sabían que existen métodos para pegarlo.
   —Ojalá, Tacho, que no lo encuentres nunca, yo perdí mi tijera, pero por suerte, apareció.
   —Tengo la posibilidad de encontrar lo que me cortaste, pero vos, Tatú, no esperes nada, porque tu teta me la comí por completo y todavía sigo escupiendo nódulos.
   Mientras tanto los hijos seguían tomando fotos, con una máquina de cine filmaron todo. Vendieron el material, para entregarlo a la Tele y a Internet. Dirigieron una película que empezaba: “Basada en hechos  reales”. Netflix se encargó de pasarla durante varios meses.
   Se enojaron los Padres y los echaron del piso. Pero, con lo que les pagaron, pudieron comprar tres pisos, mucho más grandes que el piso de sus Padres.

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