Matilde,
revolviendo el sótano, encontró un pizarrón, tizas gastadas, un borrador casero
y a los seis años daba clases, con un guardapolvo que le llegaba al piso. A su
hermanita Nelly la nombró monitora, pasaba el borrador y juntaba sus libros. La
ponía feliz ser única alumna, monitora y un boletín con diez en vocales y diez
en contar del uno al siete.
Matilde dio, tres
años libres y luego de exhaustivas pruebas, ingresó en cuarto grado. Tantos
fueron sus años salteados, que se recibió de Maestra a los quince años. Era
menor para ejercer, decidió hacer el Bachillerato del Liceo Víctor Mercante.
Nelly tenía cansancio de escuela por su hermana, que la atosigó de
conocimientos obligados. Se tomó su
tiempo, repitió grados y se iba en todas las materias durante el secundario.
Cuando llegó a
los diecisiete años, Matilde fue nombrada en una Escuela del Delta, en el año
1938. El viaje de La Plata al Delta, era una tortura, su Madre fue a buscar una
pensión, con comida incluida. Encontró una casa, a dos cuadras del río y una
señora virtuosa, que prometió ocuparse de Matilde, por un precio adecuado.
La Escuela era
pobre y digna. Los chicos querían a Matilde como a una amiga gigante. Eran tres
Maestras, una Directora, para limpiar se turnaban. La plana docente, envidiaba
los dones de la Señorita Mati, con chicos que al año de sus comienzos,
dominaban las cuatro operaciones básicas, gracias a sus conocimientos didáctico-
pedagógicos. Para Matilde, el Magisterio era una religión. Cuando terminaba la
jornada se tiraba al río, en aquel tiempo había lugares transparentes y nadaba
media hora o más, según el clima.
Luego la
trasladaron a una Escuela Rural en Gorina, allí no sólo daba clases, despiojaba
cabezas, juntaba ropa de donde fuera, también era la Señorita preferida de los
chicos.
Jubilarse le
llevó un duelo tan llorado, que se le edematizaron los ojos.
Una mañana de sol
tomó un micro, fue a sacar boleto, el chofer dijo: —Está igual que cuando fue
mi Maestra, siéntese cerca, así charlamos, el boleto ni pienso cobrarle.
Y ella se
emocionó y él también. Cuando llegó a su casa, prendió el televisor y se
recostó en la cama: “Noticias Argentinas” y una voz en off y ella tirándose al
río, cuando era la Escuela del Delta. Cazó el teléfono, para pedir a su amiga
que prendiera rápido, que estaba ella nadando, su amiga no estaba, hizo cuatro
llamadas a sus otras amigas.
Fue tarde, “Noticias
Argentinas”, la sacó del agua.
Matilde,
pertinaz, dedicó todo ese día a contarles a todos su aparición y la sorpresa en
la vejez, se enteró que un Noticiero, la había filmado.