miércoles, 15 de agosto de 2018

ALPEDOLOGÍA ACADÉMICA



   Me mandaban allí porque era cerca, la Maestra tenía nariz de bruja. El lugar donde vivíamos, tan árido que ni podíamos sembrar perejil.
   Una sola Escuela, una sola Maestra. Según Mami, para ser buena con los niños, necesitaba un novio. Yo no entendía, si la Maestra iba con un novio ¿sería más buena? —No Anita, deja el novio en su casa y después les da clases más contenta.
   Un día la Señorita me hizo cambiar de pupitre tres veces, al cuarto pedí que me explicara los traslados. —Cuando les doy una redacción, -dijo la Srta- tema libre, avisás que con éste se van a reír.
   Yo contenta, me gusta que todos estén contentos, pero, dijo la bruja: —Escribiste una que leíste primero. Yo no me reí, no fue gracioso, ¿a alguno de Uds le dio risa?
   Todos miraban para abajo, serios. —Ahora que lea Javier, que es un modelo de niño, llega a escribir treinta páginas, mínimo.
   Ese día me enojé, porque el niño modelo ocupó toda la mañana leyendo disparates. Cuando tocó el timbre, había hecho un moco grande, que construyo cuando me aburro, se lo pegué en la Carpeta de Asistencia y el chicle que mastiqué toda la mañana, fue a parar al almohadón donde se sienta. La clase siguiente, me retó porque dice que hablo mucho y hago lío, siento mal precedente.
   Levanté la mano: —Mire Señorita, mi Mamá tiene razón cuando dice que le hace falta un novio y mi Papá continúa: “Un polvo de vez en cuando”, eso último no lo entiendo, pero debe tener razón porque es dramaturólogo. Mi Mamá me aconsejó que no le diera pelota, eso tampoco lo entiendo, yo no tengo pelota y si tuviera seguro que no se la daría. Cuando hablan entre ellos, dicen que Ud es una hamburguesa careta. ¿Será por el Carnaval? Y seguro que nunca probó un porro, ya que estamos, Srta, ¿qué es un porro? También dice que Ud tiene endivia de mi libertad. Y yo le digo que hoy le hago guelga y no le voy a contestar nada de lo que me pregunte.

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