domingo, 31 de diciembre de 2023

BAD MILK

 

   Nací llorando porque la vida me dio miedo y morí llorando porque la muerte me dio miedo.

   Tuve una madre generosa que me alimentaba de sus propias tetas. Cuando asomaron mis dientes se ofendió y el castigo fue la ingesta de calabaza o polenta. Por suerte crecí y recuperé, con una mujer nueva, las tetas perdidas. Me sentí estafado, de allí no salía ni una gota de leche. Ella me daba a cambio bifes con papas fritas.

   Tuvimos un hijo al que bautizamos Milky. A él sí le daba la teta. Yo lo miraba tomar y me daba nostalgia. Una vez me animé y le pedí a ella si no me convidaba un poquito. Dijo que estaba loco,  debía concurrir al psicólogo. Le pregunté si el psicólogo tenía tetas con leche. Hizo un bolso para ella y otro para Milky. Se fue sin saludar a la casa de su madre.

   Mi único consuelo era sentarme en los bancos de las plazas, donde siempre había alguna madre amamantando a su fucking bebé.

   Si vieras, estoy tan triste que me pongo como loco y te pregunto a vos, que no tenés el gusto de conocerme y yo que tengo el disgusto de no saber quién sos, aunque me leas ¿Cómo hacés cuando tenés ganas de tomar la teta? Te pido por favor que no me digas que me compre un chupete. Ya probé y la gente te mira mucho, da vergüenza.

   Imagino tu cara de bípedo pensamiento único, me vas a sugerir que vaya a una psicóloga mujer, porque tengo un edipo descomunal.

   Te mando a la mierda, sos un tipo con mala leche.

sábado, 30 de diciembre de 2023

DICTANTE

 

   —¿Cómo vas a matar un pollo de ese modo?

   Y ahora yo pregunto:

   —¿Qué te molesta más, matar un pollo o de ese modo?

   —Diego, no merece respuesta.

   Hipócrita, escribe como Dios y piensa como Satanás, la dictadura de lo nuevo lo atraviesa de lado a lado. No es casual que se llame Hipólito Fregattelli. Soy su peor amigo, tengo altos decibeles morbosos.

   Le dicto lo que escribe, desgasto mis ideas en un chiquero. Hipólito, luego de publicar su libro, me pregunta qué me parece. No contesto, miro a través de la ventana y observo que un chico le besa la boca a una chica. Mientras él la besa, ella mira el horizonte del mar. Llamo a Hipólito para que vea y dice:

   —¡Qué noche ideal para meterse en el agua!

   Para él es importante lo que no ve, por eso le dicto: “Mi mejor amigo es Diego, un dictador que no presume. Juega a ganador y gana. Tiene el don de sumar cifras extensas con el pensamiento. Percibe la traición de sus amigos, desde antes que lo traicionen.” Hipólito no está de acuerdo y pretende cambiar las rutas de las palabras. Le digo que no se le ocurra, porque su libro caería en los pozos negros del olvido. Se acerca, ¿cómo no me di cuenta? Sus largos dedos rodean mi cuello y lo gira seis veces.

   Como morí, ahora no tiene quién le dicte. Salió en Internet “Hipólito Fregattelli dejó de escribir” Ahora se dedica a matar pollos. Vive muy bien de mi muerte.

viernes, 29 de diciembre de 2023

HAY QUE AHORRAR

    Antes de ir a dormir, apagar todas las luces de la casa, heladera inclusive. Desenchufar el teléfono fijo y el tele, porque esas lucecitas rojas gastan. Se puede prescindir de la calefacción a gas con una bata vieja de pirineo, de la Abuela, o un sobretodo andrajoso. Si esto no fuera suficiente, cubrirse con el acolchado de la cama, como el gas estará apagado, no correrá peligro bonzo. Si tiene estufas eléctricas, sáquelas a la calle, alguien se las llevará, no gaste en calor eléctrico.

   El papel higiénico se puede reemplazar con el uso del bidet, en el traslado del inodoro cierre bien los cuartos traseros, para no usar el papel ahorrado. No le apriete el botón, hasta que haya concurrido toda la familia, con un apriete es suficiente. Si no lo fuere, extraiga agua de su pileta y le echa un balde.

   Junte agua de lluvia en fuentones viejos y podrá darles uso, para lavados de cabeza, regar los perejiles si hay seca, o para beber si es prístina de lluvia, sin hojuelas o moscas muertas.

    Fuera los rollos de cocina, el secado de la vajilla se realiza en la mesada. Hay soluciones para fuentes u ollas grandes, reflote los repasadores escondidos en el fondo del placard, los reconocerá por los bordados de su Madre. El agua, recurso no renovable. Entre en la bañera, abra la canilla y mójese, cierre la canilla. Enjabone la esponja y raspe la mugre estacionada en su cuerpo. Abra la canilla y enjuáguese rápidamente, cierre y séquese con una tohalla de mano, para no gastar en su lavado posterior. Dúchese una vez por semana, el sábado es un día ideal.

   Suprima el pan, hincha su abdomen y es caro. Exponga al sol una cacerola con un puñado de perejil, tendrá caldo para el almuerzo y  cena, el estómago se acostumbra a comer frío. Para que vire en sopa sustanciosa, busque en la alacena de seguro encontrará tostadas viejas, rómpalas y las agrega al brebaje.

   Las boletas de gas, luz y teléfono le llegarán, sus valores serán su sueldo entero. Poco a poco, no hay que desesperar, todos debemos contribuir.

Éste es un mensaje de la Presindencia de la Nación, para todos los habitantes que con su contribución, convencerán al FMI (Financiera Melindre Inocua) que nos presten a la brevedad, los dineros para el Bienestar Político, Militar, Académico. El pueblo cuenta con la ayuda de Dios, para ellos es más que suficiente.

                ¡Viva la Patria!, aunque todos Uds perezcan. 

jueves, 28 de diciembre de 2023

PERRA Y PERRITOS

 

   Decidieron las autoridades que nos encerremos en nuestras casas. Nos obligan a pasar un mes en pijama. El que se asome a la calle será debidamente castigado.

   Los chicos deben jugar en la calle, salvo que alguno resuelva encerrarlos en el baño. Hay que usar barbijo dentro de la casa de uno y no recibir delivery. Deben dejar la pizza en el medio de la plaza y uno la tiene que pasar a buscar.

   Cerraron las fronteras de cada pueblo. Durante un mes no se podrá transitar por ruta, para asegurarse la cubrieron de miguelitos. Hay que tener todas las vacunas para el Covid 19. Todavía no ha llegado ninguna, pero todo llega en la vida.

   Personal de limpieza o Señoras que trabajan de Mucamas, no podrán asistir a sus trabajos, por lo tanto no recibirán salario. Se permite sacar dinero de los cajeros automáticos. Hasta el momento hay filas de 120 personas. Fumigan los pueblos y los campos con alcohol setenta.

   No devuelven los documentos hasta que no se compruebe, que uno es uno y no dos. Como medida de prevención consultaron a Matemáticos consagrados, que dieron como resultado: que dos menos uno es igual a uno.

   Decidieron cerrar todos los cajeros porque plata no tenían. Los corruptos que gobiernan se afanaron la guita. Lo que quedaba, bah.

   Argentina no está en venta, porque ya la compraron. ¿Dónde están los papeles de la transacción? Preguntale a Magoya.

   Los pueblos se pusieron de acuerdo, al grito de:

   —¡Los vamo a reventar! ¡Los vamo a reventar!

   —Amén.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

BIEN ATENDIDA

    Un milagro que anduviera parada sobre esos tacos de medio metro. Para la mina era algo común, parecía haber nacido con los tacos puestos. No dejaba pasar ninguna vidriera, se detenía, se miraba un tobillo y el otro. Inspeccionaba el pelo que revoleaba todo a un lado o al otro. Se acomodaba el cinturón y acariciaba la pollera hacia abajo. En los lugares donde había portones cerrados, ventanales sin reflejos, caminaba derecha, porque no miraba nada. Cruzando la calle con el semáforo a favor, sonrió por dentro, ese sector tenía ventanales de vidrios limpios como espejos. Se quitó los anteojos de sol, mordió una patilla y miró la ropa de los maniquíes. Entró al boliche.

   —¿Necesitás algo?

   Ella, displicente, contestó:

   —Voy a bichar un poco, si encuentro algo, te aviso.

   Tapados de diseño, blusas birmanas, pashminas, vestidos superpuestos, leves, carteras confeccionadas a mano, al igual que carteritas y carterones. Biyuta importada de Ceylán. Llamó a la Vendedora y señaló todo lo que iba a adquirir.

   —¿Es para un negocio o uso personal?, contado sin tarjeta, tiene una atención de cien pesos.

   El total ascendía a quince millones, cerró la operación.

   —La atención no es necesaria.

   Mientras sus lentes caminaban al ritmo de sus tacos, sonó el celular:  

  —Sra Gastatuti, su hijo llora porque nadie lo viene a buscar. ¿Cómo procedemos?

   Qué crueldad su indiferencia, es el Padre de mi hijo, es abusador en toda la Escuela, ningún Padre ni Docente, se atreve a hacer la denuncia. Ni yo sé por qué tantos custodios. Pero los Padres sí lo saben.

   —Procedan llamando al Padre, hoy le correspondía a él ir a buscarlo.

   A mí el dinero me puede, por suerte dos de los cuatro custodios, me dan un sexo bien flipado.

martes, 26 de diciembre de 2023

SI SOY ASÍ, QUÉ VOY A HACER

 

   Estúpida como ésta nunca conocí. Fuimos a la playa, la pasé a buscar, estaba desnuda. Mientras caminábamos me contó que se había comprado una malla hoy a la mañana, pero cuando la quiso pagar, no le aceptaron la tarjeta.

   Busqué un médano escondido. Comenzaron a pasar tipos todo el tiempo y la saludaban:

   —¿Cómo va, Rosita?, nos tenemos que ver, así como estás, estás bien.

   Después otro:

   —No me puedo olvidar las cosas que me hiciste ayer, en cuanto termines, llamá.

   ¿No me di cuenta que la mina era un yiro? Y así nos metimos en el mar. Preguntaba:

   —¿No me podés atar los breteles? ¡Uy!, me parece que aquella ola se llevó mi parte de abajo. ¿No me la podrás ir a buscar?

   Nadé con el mar tirando para adentro. Busqué todo lo que pude, comencé a nadar oblicuo, sé que la geometría del espacio es como la del mar. Usé mis conocimientos en busca de aquel pedazo de nada, lo di por desaparecido y volví a la playa.

   Busqué mis bermudas y no los encontré, me los robó aquella mina, junto con mi billetera, la llave del auto, el auto que no estaba estacionado donde lo dejé. Me sentí tan boludo, pero tan, tan, boludo, que al final me convencí. Soy un boludo.

lunes, 25 de diciembre de 2023

SALVAN VIDAS Y DIVIERTEN

 

   Estaba bajando, tiraba para adentro, parecía que me quería llevar. Soy buena nadadora, pero el mar estaba indignado, daba cachetazos, no me dejaba respirar, quería mi rendición y llegué al knock out. Vinieron tres bañeros, a ellos también los quería tragar, pero tienen unos brazos que parecen remos. Uno me agarró del cuello y los otros no sé de dónde pero me salvaron la vida. En la última rompiente, uno dijo:

   —Además de quedarte sin oxígeno, el mar te arrancó la malla.

   —Y, entre los tres la cubrimos, hay mucha gente.

   Yo no podía ni hablar pero la vergüenza me hizo rogar.

   —Aunque sea usen las manos, no quiero salir desnuda.

   Se peleaban por cubrirme, uno me abrazaba las tetas, otro me tapó el pubis angelical y depilado, el tercero usó las dos manos para mis glúteos redondos, altos de nacimiento. Recordé que para mis quince, les pedí a mis viejos de regalo, que me dejaran operar las tetas, no dijeron nada, pero me obsequiaron un curso de dos años de idioma chino. Cuando llegamos a la playa me desmayé. Uno me mandaba aire por la boca, otro me apretaba el pecho con las manos cruzadas y el tercero cubrió el resto con una lona que él sostenía y el viento la levantaba. Puso la cabeza entre mis piernas, apoyado en la lona.

   Largué un chorro por la boca, como una ballena. Calcularon que mi cuerpo guardaba cinco litros de agua. El envión de aquel chorro, dejó a los tres sobre la arena.

   La gente que miraba arrobada mi desnudez, tapaba los ojos de los niños, hasta que por fin les grité:

   —¡¡Váyanse todos, voyeristas degenerados!!

   No sé si fueron mis ganas de matarlos, pero no quedó nadie en la playa. Los tres bañeros sí, claro. A mí con uno me bastaba, con dos, mar dudoso, con tres, mar peligroso. Pero a mí me gusta el peligro. Después hicimos una fogata nocturna. Se nos fue la hipotermia, por tanta degustación.

   Antes de dormir, juramos que esta aventura, quedaría en el rincón de los secretos.

domingo, 24 de diciembre de 2023

LO QUE PASÓ

 

   El muchacho gordo apareció en un recodo de los árboles. Pasó una carreta y lo levantaron en silencio. Judíos, judíos como él. De los fusilados, él se salvó, trepó entre cadáveres buscando el aire, antes escuchó la partida del enemigo. Llegó subiendo entre los cuerpos muertos y el aire lo llevó en un carro rural, de judíos ricos.

   Recalaron en Ensenada y era otra tierra, anotaron sus nombres como sonaban. Al gordo lo mandaron al comedor para que sirva guisos con carne y papas. Lloraban de emoción ante los platos. Piezas con cocinita y baño a compartir. El muchacho llevaba y traía bolsas, con dos días de trabajo, pagaba la pieza. Gordo como era, dormía en cama caliente y a las dos horas seguía su labor hasta la noche. Sentía que algo explotaba dentro de su cuerpo y caminó por la costa. Viajó de polizón en un barco carguero y llegó al mismo lugar de donde huyó. El muchacho gordo apareció en un recodo de los árboles, contento y flaco. Había olor a su aldea, la guerra había terminado.

sábado, 23 de diciembre de 2023

GORINA LEJANA

 

   A mi amigo Alfredo le tocó ser Presidente de Mesa, en un lugar llamado Gorina, rodeado de campo sin nada. Hasta que vio una Escuelita derruida pero con techo. En la puerta decía “Escuela N°24. Hoy dispuesta para el Sufragio”.

   Alfredo atravesó los escombros y se encontró con una mesa larga que le faltaba una pata. Había un cartel pintado a mano, que decía: “Presidente”, otro “Secretario Adjunto” y el último “Para entregar los sobres”. Alfredo se sentó en el último lugar de un banco largo. Le dolía la columna, no tenía ni pared para apoyar la espalda. Cruzaba una pierna sobre la otra y al rato al revés. Había una bomba vieja, pudo tomar agua y mojarse la cabeza. Descubrió un teléfono entre escombros, pero con tono. Habló con la Junta Electoral:

   —Me encuentro como Presidente de mesa, sin ayudantes, ni siquiera…hola, holá, holáá.

   —Ya le mandamos alguien ─no mandaron a nadie.

   Había un viejo ciego en un banquito, cebando mate, Alfredo le pidió que le convidara, porque ya no daba más.

   —¿Usté viene por las eleciones? Yo no le quiero afligir, tome este mate, sin azúcar, nunca vino nadie, ni para las otras eleciones y por lo que veo, para esta…¿Sabe qué es lo que pasa? La gente está trabajando, no tiene tiempo para votar y ellos saben que cualquier candidato es un corruto.

   Si no fuera por el viejito ciego, Alfredo se largaba a llorar.

   —Vea, joven, yo tengo cajas viejas, tres o cuatro con los fajines, sin nada adentro, eso sí, o las vienen a buscar o usté a como a las ocho se me retira. Pero quédese tranquilo que no van a venir. Para ellos, acá no esistimos.

   Alfredo esperó un micro que nunca llegó, volvió a su casa caminando, haciendo veinte kilómetros a pie.

   La mujer lo despertó temprano, para decirle quién iba ganando.

   —Callate, Rosalía, no me interesa, son todos unos hijos de puta. Dejame seguir durmiendo. 

viernes, 22 de diciembre de 2023

PRONÓSTICO

   Empiezo con llueve y no se me ocurre nada, ¡ah, sí!

   Llueve y se moja el pelo, se pega a la cara y su hartante jogging gris, siempre el mismo. Lo lava de noche y se lo pone de día. Me llamo Generoso y lo casual intervino para ser un tipo generoso. Bajó la ventanilla:

   —Ey! José, creo que ése es tu nombre, subí que te llevo.

   No se hizo esperar, con la última sílaba ya estaba adentro.

   —¿Tiene calefacción este auto?

   Lo miré, para mi hermana que es rara, se ha formado una pareja o una amistad o nada.

   —Sí!, la prendo, tenés frio, estás calado hasta los huesos. ¿Dónde te dejo?

   Llueve y llueve.

   —En mi casa.

   Este Generoso, habla todo el tiempo y los limpiaparabrisas hacen ruido. No tengo ganas de ver a mi familia, seguro que están todos mirando Cuevana, es su paraguas de la lluvia.

   —Yo vivo al lado de tu casa, ¿puedo ir?

   Generoso dijo que sí, sería una buena oportunidad para presentarle a su hermana. José conoció a Soledad, jugaba al ajedrez sola y él le propuso una partida. Estuvieron hasta la madrugada y Soledad lo destrozó. Se fue sin saludar, Generoso lo acompañó a la puerta.

   —¿A qué se debió la llegada de este tipo a casa?

   Le dije que era una buena persona, llueve, caminaba empapado, quiso ir a su casa y luego prefirió esta, le comenté que hace tres años fuiste campeona de ajedrez y flasheó.

   —¿Qué te parece Soledad?

   Miró la copa de los árboles, comenzaba el olor de los aromos…

   —A decir verdad, me parece un bagayo, estoy acostumbrado, son las únicas minas que me dan pelota. Disculpá lo de bagayo, igual la salvan las tetas, el culo y que no hable.

   Me pareció una piña su sinceridad, pero mi hermana, a veces, me daba vergüenza, usaba polleras chingadas, remeras rotas y no se peinaba. Carne de diván, pero nadie quiso, ella tampoco.

   José y Soledad se hicieron amigos, como maniáticos del ajedrez iban al club de ajedrez, con frecuencia. Ella cambió su look, comenzó por peinarse, mi vieja le compró ropa cool, bajó de peso. Usaba un apenas de maquillaje, que destacaban el color inefable de sus ojos.

   —Sole, contame. ¿Todo bien con José?

   Ella se probaba zapatos y usaba espejo para mirarse, por vez primera que recuerde.

   —Sí, buen tipo, nos intercambiamos discos de vinilo, juntamos semillas de árboles y estamos haciendo bonsái. De plantas sabe un tocaso.

   Me puse contento, por fin mi hermana tenía un novio.

   —Estás loco, jamás tendría un novio con olor a vegano, a chivo y ese jogging gris es su única ropa, cada uno con su mambo. No inventes, mi secreto es que hay un Profe, que está buenísimo y me mira con ojos de “te espero”. Ya me ves, yo también lo espero. Cuando nos enganchemos te aviso. Y basta. Ché, Generoso, ¿viste la hermana de José, cómo te conchetea? Es alta, rubia, de ojos celestes, medio estúpida como todas las rubias, pero un polvito no te vendría nada mal. 

jueves, 21 de diciembre de 2023

CONTAME

 

   La costumbre era escribir con pluma de ave, mojada en tintero. En mi familia, Papá vestía levita negra, con camisa blanca y yo y mis hermanas hasta la más pequeña, vestidos hasta los tobillos, de terciopelo. Asomaban ruedos de puntillas blancas, collar isabelino almidonado, nuestros cuellos paspados no nos permitían girar la cabeza.

   A las doce horas, llamaban tres campanadas, que resonaban en el patio con aljibe y temblaban los jazmines. Nosotras nos sentábamos primero, Mamá destapaba una sopera y con cucharón servía el plato de Papá, a la cabecera. Antes de empezar uníamos nuestras manos y dábamos las gracias al Señor por la sopa. Mi hermana menor, que nació con justicia incorporada, agregaba:

   —Y a Josefa que hizo la sopa.

   La idea de mi Padre, mientras Mamá obedecía, era conservar un estado quieto, donde la modernidad no tuviera filtración alguna. Ellos nos daban clase, para que no tuviéramos contacto con el afuera. En la casa no existía ni radio ni televisión, sólo una vitrola RCA Víctor y discos duros, con óperas de sopranos reconocidos en tiempos obsoletos. La manejaba mi Padre, el aparato de boca abierta, tenía una manija que ponía en funcionamiento los sonidos, parecían provenir de un balde de latón.

   Él tenía la manija de todo, dar cuerda al reloj inmenso del péndulo de bronce, tocar una campanilla a las cinco en punto de la tarde, para tomar té con tostadas. Las colaciones se hacían sin hablar, sin reír, sólo escuchar la voz de él, que comentaba algo leído en “Caras y Caretas”, única revista permitida en la casa. Yo amaba escribir, pero la pluma no me coincidía con los tiempos del pensamiento. Juan Manuel, el Jardinero, armó un rincón frente a una ventana chica, con una tabla, un banquito, cuadernos rayados y biromes Uniball, Signo 07, con esos elementos, desplazaba historias que tenían mi propio sonido. Con el tiempo, arrastré a mi hermanita menor, que se deleitaba escribiendo cuentos para niños y con magia los ilustraba. Juan Manuel le regaló una caja de fibras de colores. Ella le respondió con una historieta que terminaba mal. Yo me enojé y ella se reía.

   —A Juan Manuel le gustan así, con mucha sangre y cabezas degolladas.

   Por denuncias vecinales, se hizo una requisa en la casa. Mis Padres fueron sentenciados a diez años de prisión, por abuso de la libertad de las personas, mi Madre salió un año después, por buena conducta. El Juez la consideró forzada por mi Padre, a llevar esa vida.

   Como nuestra historia se viralizó, el Juez decidió que estuviéramos bajo custodia de Josefa y Juan Manuel. Cuando Mamá volvió a casa, consideró que Josefa y Juan Manuel constituyeran parte de la familia.

   Cada uno se sentaba en la mesa donde quería y se hablaba con toda libertad, de lo que quisiéramos. Nos compraron ropa, fuimos anotadas en un Colegio, teníamos libros y un televisor enorme que estrenamos con una película, nos dio tanto miedo el tamaño de las personas, el mar que se nos venía encima, mi hermana menor, la más valiente, se sentaba en el sillón grande y contaba qué sucedía, nosotras, escondidas detrás del sillón, escuchábamos.

   Juan Manuel, que era muy joven, pidió permiso a Mamá, para llevarme a pasear al centro, ella dijo sí. Yo ya estaba con mi ropa de salir.

   —Juan Manuel, me siento rara cuando estoy con vos.

   Él dijo la verdad, como siempre lo hizo:

   —Vos sabés que a mí me ocurre igual?  Me siento raro. ¿A vos, hace mucho?

   —Y…sí. Cuando me hiciste el rincón para escribir y me trajiste las Uniball, te amé muchísimo, perdón, no quise decir amor de novios y esas estupideces, eso vino después.

   —Después?, cuándo?

   Yo también soy sincera:

   —Cuando me hice señorita, Juan Manuel, pero no te preocupes, ya sé que los hombres no saben de esas cosas.

   Comencé a observar a Mamá, siempre estaba murmurando con Josefa, o se reían de todo porque sí nomás. Un día mi hermanita me contó:

   —¿Sabés que vi cómo Mamá y Josefa se daban un beso en la boca?

   Yo no entendía nada.

   —¿Vos querés decir que Mami y Josefa son gay?

   Tiene pico largo y es veloz.

   —Yo creo que quedó tan horrorizada con nuestro Padre. Josefa la tranquilizaba y entonces…¿por qué me mirás con esa cara? Yo me alegré por las dos. Vos tenés tantos prejuicios, ellas están bien, eso es lo importante.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

SEMANA CHANTA

 

   Desde el atardecer se escucharon tambores de latón, de barril, pensé que era mi vecino del fondo, que tiene una batería, pero mi vecino viajó y los parches no suenan igual. Seguí leyendo un libro de teoría y técnica del cuento, haciendo caso omiso de esos sonidos agresivos, mientras trataba de devanar el texto.

   Puse un adagio que amo, para neutralizar los tambores. Fue peor, se sumaron poder entender el texto, estar ahí para suprimir los tambores, sentí que había una manifestación en la Escuela, el adagio más un acolchado que tenía encima,  no alcanzaba.

   —¡Saulo! ¿Escuchás el ruido?

   Él es tranquilo, nació sedado.

   —Sí, naturalmente, Semana Santa no se caracteriza por rezos devotos, hace tiempo que parece un festejo histriónico.

   Tenía razón.

   —¿Me podés decir cuánto tiempo hace que estoy leyendo?

   Contestó irónico:

   —Cuatro horas, debés saberlo todo.

   Era la una y media de la noche y los golpes seguían reiterados, sin armonía, parecía el infierno hecho sonidos. Escuché el sigilo de Saulo sobre mi hombro.

   —Esa lectura es sencilla, respeto tu negación, pero me voy a dormir.

   Las cuatro y media de la noche, tenía algodón en los oídos y cinta de embalar. Llamé a la Policía a las cinco, mi juventud setentista en La Plata, odió recurrir a ellos, nunca lo hice. Dijeron que no sabían nada. Expliqué:

   —Provienen de la zona del Calvario, o del Anfiteatro, o no sé dónde. Les pagamos para que cumplan con su deber.

   Me pidieron el nombre, mi dirección, el número de teléfono. Hasta aquí llegué:

   —Mirá loca, si es tanto rulo, seguí comiendo pizza.

   De una, salí de casa, en pijama y pantuflas. Fui hasta la plaza. Ahí no era, me detuve y el sonido provenía de otra manzana. Hice diez manzanas y seguí hasta el Houssay, los sonidos mataban, no sabía de dónde carajo venían o iban.

   Volví a casa, di tres pitadas del propio y a las seis se detuvo.

   —Saulo.

   Y nada, lo sacudí.

   —Saulo, no están más, pararon.

    Dijo:

   —Siempre hay paros, no te preocupes vení, dejá ese libro de mierda.

   Por la mañana fui al Super y pregunté, nadie había escuchado nada. Pasé a tomar un café, allí tampoco escucharon. Toqué timbre en casi todos los vecinos. No, tampoco escucharon.

   Llegué a casa, Saulo dormía y roncaba como el mejor, tenía la boca abierta y tres mosquitos en la lengua, lo zamarreé.

   —Nadie escuchó nada, pregunté y nadie, pero vos me dijiste que sí ¿o no?

   Me escupió los tres mosquitos en la cara.

   —Te dije que sí para que me dejaras de joder.

   Son todos sordos, yo sí los escuché. ¡Hipócritas!

martes, 19 de diciembre de 2023

FELICES LOS HUEVOS

 

   —Quería que llegaras de una vez, la Tía Luna es buena, día por medio. Me hizo un huevo de Pascua y me daba besos babosos, pero el sufrimiento de encontrarlo escondido, me pareció de mala y entonces le dije como decís vos: “Felices los huevos, Tía Luna”, te recordó y hasta le di pena y me preparó seis huevos más. Ella comió tres y yo tres, nos descompusimos los dos y no hubo ni almuerzo ni merienda. Los dos fruncíamos la cara y mirábamos películas de superhéroes. ¿Vos sabés, Papi, que me alegró que no tuviera marido ni hijos?, con esa Madre, habrían sufrido mucho. Te quiere, no te quiere, te quiere, no te quiere, es complicado. ¿Y vos, Papi, por qué tardaste tanto?

   —Sabés que tu Mami, quería unas vacaciones los dos solos, sentí la felicidad de cuando la conocí. Le dije que lamentaba dejarte a vos, nuestro grillito. Como se llama Bella, es bella y buena, pero se pudrió todo, hijito. Bella quiere vivir sola, me quiere, pero no me ama. La acompañé a tomar el tren y un nuevo novio la esperaba, el humo en la Estación esfumó la última foto imaginaria, que hubiera querido tener.

   —Hey, Papi, no llores, a mí me pasó lo mismo con una chica de la Escuela, mi novia, les conté a mis amigos más cercanos. En los recreos nos escondíamos y nos dábamos piquitos. Yo también fui feliz, hasta que la vi con mis amiguitos. Se hacía la bella, como Mami con tus amigos. Me dieron celos y le dije que eligiera, o ellos o yo. ¿Sabés qué me dijo?: “Vos fuiste un ensayo, la novela son ellos”. Duele al principio. Después se me fue y pensá que soy chiquito, no tengo un hijo como vos me tenés a mí. Te vas a encontrar una novia más linda que Bella. Es mi Mamá, pero siempre fue más Bella que Mamá. Tu próxima novia es un misterio y a mí los misterios me encantan. ¿A vos no?

lunes, 18 de diciembre de 2023

UN LUGAR DIFERENTE

 

   La tormenta se desató cuando los truenos, relámpagos. Lluvia y vientos nos atacaron. Dejó a mucha gente sin casa. Se cayeron árboles sobre techos de autos. Aquí se rompieron dos vidrios y la lluvia nos llenó de goteras, usamos baldes y cacerolas.

   Hasta que nos dimos cuenta que era más fácil ducharse adentro que en el baño. Cayeron piedras del tamaño de una pelota de futbol. Nos resfriamos todos, menos el gato.

   Teníamos treinta y nueve grados de fiebre y las aspirinas no alcanzaron. La llamé a Laura:

   ─Estamos en una situación de emergencia. ¿Nos podríamos pasar unos días en tu bunker?

   ─Sí, claro, pero les advierto que tengo cinco familias socorridas y si cabemos es de pie, y ya ves si vienen no se lo bancarían. Conozco un energúmeno que se llama Oliverio, se alimenta de pensamientos, es tan generoso que convida. Beba fue hasta su casa, que no era una casa, era una ermita.

   Les abrió la puerta Oliverio. Contó:

   ─Antes fui psicólogo y psiquiatra. Los pacientes me llenaban de palabras, no me cabían en la cabeza. La decisión de irme fue que algunos pacientes lloraban tanto, dejaban el piso mojado y yo como un boludo, secador y trapo limpiando el piso. ¿Qué los trae por aquí?

   Beba dijo que necesitaban alojamiento. Oliverio contestó:

   ─Ya mismo, aquí hay lugar para toda su familia, menos a mis antiguos pacientes que harían barro mi ermita, son tan desconsiderados que se podrían a llorar en dulce montón.

   ─Mire doctor Oliverio, a mí los pensamientos me hacen mal al hígado. Podría llevar espinaca, zapallo y remolacha.

   ─Sí, pero tengan en cuenta que aquí agua no hay.

   ─¿Y la que nos cae del cielo qué es?

   ─No lo percibí ─contestó Oliverio.

   ─¿No será el llanto de mis pacientes?

   ─Mejor si proviene de otro lugar y como las lágrimas son saladas, nuestro menú, sal no necesitará.

   ─Bueno, mi querida Beba, lo dejamos acá. Quiero no hablar por veinticuatro horas, así después me cuentan la inmundicia que comieron.       

domingo, 17 de diciembre de 2023

UNA CASA DE REGALO

 

   Cuatro años ahorrando para pagar los viajes a Grecia, una amiga fallecida sin ningún pariente les dejó una casa vieja y fuerte que miraba hacia Creta. Los deseos de la señora los dejó por escrito. Las únicas herederas del lugar eran Iris, Sole, Cris y Renata.

   Fue un dolor muy grande para las cuatro amigas. Los pasajes les llegaron de regalo ida sola. En un llamado telefónico la señora pedía que la visitaran.

   Pero en aquel momento ninguna disponía de dinero para semejante viaje, fue una espantosa coincidencia, mientras ellas estaban en el avión, murió la señora.

   Les escribió una carta donde les pedía: “…¡Salgan de ese país! El nuevo presidente, Milady o Milei, no sé cómo se escribe, hay gente sin trabajo, hubo siempre pero ahora la desocupación es una multitud.”

   El tipo tiene los pelos parados, ojos impíos y lo escuché y no lo pude creer: “Al que no le guste , que se vaya a la mierda.” Está loco el tipo, más loco que el bizco y la perra. Además tienen que comprender que una dictadura tras otra y luego otra más, no es vida…

   ─Tiene razón lo que dice la carta, si nosotras mismas cuando hacemos la compras del día, y vamos a pagar, yo digo “en cualquier momento nos vamos a la mierda”. Qué carajo nos están haciendo. Mierda, como dijo la cucaracha. No sé si él nos dio la idea, pero fue buena la idea de irse a la mierda y no volver nunca más.

   ─Dijo esta diatriba sanitizante. Renata, la más astuta, inteligente, linda generosa y puta.

   Nosotras la seguimos a Renata, es nuestra líder. Nos bañamos en una playa sin gente. Nadamos como campeonas de natación que somos todas. Almorzamos ostras, caviar, mayonesa, jabón (también se come porque limpia el organismo) Tomamos vinos estacionadísimos, desayunamos con champagne y nos vamos a dormir con porro de excelencia con el tipo que más nos guste. Todos los días uno distinto, para no acostumbrarse.

   No fue Renata sola, todas nos hicimos putas cuando empezamos a cobrar. La señora nos dejó cuatro pensiones mensuales, nunca usamos ese dinero. Nos alcanzaba con el precio de nuestros cuerpos.

   Igual que Milady, que es puto y se hizo millonario. Le pagan muy bien. Dicen…

sábado, 16 de diciembre de 2023

PONETE BUFANDA

 

   —Teníamos una relación excelente, desde que nació, hasta los veintiún años, gustos parecidos, fílmicos, literarios, no me daba cuenta, yo lo empujaba hacia mis ideas, mientras él dibujaba y poca bola me daba, estaba implícito, jamás le daban ataques antagónicos.

   El Papá lo filmó dibujando, a mano alzada y la punta de la lengua ligera, apretada a la derecha, como hacía yo cuando dibujaba, mi Padre, mi Abuelo. Todos teníamos talento, pero cero ganas. Él no pudo arrancarse jamás de sus dedos, luego de sus manos, lápices, lapiceras, arcilla, donde modelaba en especial, hombres tristes.

   Sus dibujos resultaron tan buenos, que me dio vergüenza seguir con los míos.

   —Mamá, somos distintos, mi generación busca cosas que la tuya no. Tu soberbia provoca y es un buen ejemplo a no seguir.

   Él se fue a los dieciocho y yo le rogaba que nos viéramos más seguido. Cuando cumplió veintiocho dijo:

   —Soy persona, yo soy como quiero, no como vos querés que sea. Por si no estás enterada eso es un “yo te quiero”.

   A los treinta formuló:

   —¿Querés que te visite sin ganas?, sería una triste parodia. A mí me gusta verte cuando yo tengo ganas. Te quiero Mamu, odio que me llores.

   —Conozco la historia, vivíamos cerca, éramos amigas entrañables. Adela, mi hijo vive en Japón, vos sabés, ahora está en Irlanda, me enteré por tu hijo que se van a encontrar en Barcelona. Hay que dejarlos, son hijos del mundo. Entrar en nuestra propia vida. El hijo de Rosita, en quince años hizo una visita de una semana y cada tres meses, le manda una encomienda, con fotos de sus trabajos y cartas que hablan de sus amigos. Ni pregunta por sus Padres y concluye con un te extraño, te quiero, nos vemos.

   Rosita a la vejez varicela, entendió. Ella hace su vida, el hijo la visita una vez cada dos meses y habla más con su Padre que con ella. Primero le dieron depresiones ególatras. Ahora se pone nerviosa cuando viene y cuando parte es un alivio. No llora ni araña las paredes, pero sus quejas le duran una semana. Yo soy la única que la escucha.

   Adela y Rosita se reúnen a comer los fines de semana, con sus respectivas parejas. Ninguno saca el tema de los hijos. Están, los quieren, pero los cuatro comprendieron que es mejor no hablar de ciertas cosas.

   —Hay un discurso pterodáctilo, me mostró cuán perversa puede ser Adela cuando desborda, dice así: “Podé un hijo, corté un árbol, borré un libro”.

viernes, 15 de diciembre de 2023

PIRÁMIDE

            

   Acá le cantamos, ella hacía el movimiento de la boca, pero no sacaba la voz. Nunca lo hizo, nos dábamos cuenta, nadie le decía que sus sonidos estaban, ella debía encontrarlos. Miraba las baldosas coloniales, las ventanas desvestidas, la Abuela las quería sin las intervenciones de separar los caminos del día y de la noche.

   —Vamos, chicas, esas cortinas serán para las galerías que dan al río, cuando haya moscas o el resplandor del sol con viento, parece hacer ondular toda la casa.

   Y bailaba con un camisón blanco, haciendo zarandajas por dentro de sí, con el alma que no recordaba por la sangre y esas cosas del ayer que prefería ignorar.

   La mesa formaba una L, allí comían todas, con sonidos de gallinas. La Abuela miraba con satisfacción cómo construyeron un piso por año, de mayor a menor, como las pirámides Mayas, pero aquí en el campo argentino. La casa de altura parecía decir: “Acá estoy yo”. Ella nunca sonreía, pero movía los labios cuando estaba caliente, frío, rico, feo, no tengo hambre, sí quiero más.

   Era la primera en levantarse de la mesa, iba a tocar el piano, piezas antiguas o nuevas que ella misma componía. Se recuperó rodeada de las chicas y las risas de la Abuela.

   Apareció cuando pasaron cinco años, al finalizar el segundo piso. No había alambrado, pero la tranquera era un símbolo de libertad. Fue paradojal, en ese lugar la arrojaron de un auto, para qué describirlo, si todos sabemos, el color, de quienes, para qué.

   Todas corrieron, la levantaron, estaba viva, tenía los ojos abiertos, la Abuela le sostenía la cabeza. Se quedó con ella mientras las chicas fueron a buscar ropa, agua y unas mantas. Se tropezaban entre ellas con el odio y la alegría.

   Escucharon un grito que nubló el cielo:

   —¡Le cortaron la lengua!...

   La Abuela la hamacaba y como un mantra, repetía y repetía:  

—¡Milicos hijos de puta! 

jueves, 14 de diciembre de 2023

BIZARRE

   Entró por izquierda, tenía padrinos y no pasó por ningún examen de aptitudes, porque en el Ministerio sabían de antemano, su ineptitud en todo. Era de contextura peso pesado y palabras continuadas desenvolvían su bizarría.

   El día que empezó, tenía que tipear un discurso para el Jefe subyugante e inteligente, ojalá el País ardiera de esos hombres que acusan a las mujeres con razón. La Señorita Orda, se sentó en la silla y hundió el piso, le trajeron una con refuerzos de hierro lustrado y colocaron una viga para reparar el piso.

   Tipeó con un sólo dedo, adivinando cada letra, a las tres horas juzgó la importancia cargada de conceptos trascendentales. La panza le hacía ruidos similares a flatulencias, ansiosa de un refrigerio abundante. La Oficina estaba llena de ñoquis, descubrió su escote, para mostrar sus dotes teteras.

   Trepó su falda de licra, para que las piernas de músculos agobiantes, fuesen admiradas. Envolvió su cuello, con una bufanda de plumas, rojo flúor. La cartera, del ancho de sus caderas, animal print. Paró el tránsito con un silbato y cruzó al Bar de enfrente, pidió tres huevos pasados por whisky, papas fritas rebozadas con pimienta negra y curry y una baguete enmantecada, enharinada, con una salchicha gorda y larga, adentro. No le quedó espacio para el postre.

   —Mocito, acérquese, todo lo ingerido por mi persona, será pagado por el Ministerio del Desocupado. Algo desabrido, en general, todo. Pero el pago será cash, en minutos. Quite la mirada de mi escote, porque lo surto.

   Usó el silbato para volver al cadalso, había un soplón que espiaba su letra tan gigante como ella.

   —El Príncipe Jefe Lorrobotodo, quiere letra chica para lucir sus anteojos, recién llegados de Seychelles.

   La Srta Orda, apoyó sobre el escritorio un glúteo en los dedos índice y mayor del soplón.

   —Es mejor que la letra chica la realice Ud.

   La Srta Orda casi siente piedad por los deditos quebrados, pero el estómago es más fuerte que la piedad. Siguió las mismas escenas del refrigerio anterior.

   —Mocito, uno de mortadela y batata y un café triple.

   Al concluir, el mozo anudado, dijo el precio de la consumición, casi con la nariz dentro del escote. La Srta Orda, le dio un mamporro en una mosca que tenía en la cabeza.

   —Me miró las tetas y le maté una mosca, considere todo pago.

   Pasó como una tromba al escritorio del Príncipe Jefe Lorrobotodo.

   —No quiero renunciar, pido su cargo como heredera directa, Ud aquí está de adorno, yo sería una obra de arte en su silla giratoria. Los altos mandos del Parnaso me vieron y les pareció que estoy buenísima, ninguno se aprovecharía de mi cuerpo, por mis músculos, entrenados para triturar miembros. Hubo casos, que todos conocen, gracias a la memoria de la Ex–Side. 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

EFÍMERO

 

   —No lo conocí, envejeció, pero tenía más cara de enfermo, vendió el auto, sacó todos sus ahorros y se hizo nuevos estudios con especialistas en Miami.

   —¿Pero qué tiene?

   Le miré el sombrero:

   —Tiene dos años, o uno, o seis meses, o tres días, eso tiene.

   La internación no me sirve de nada, puedo descansar en casa, caminar despacio, no tomar frío y una sarta de boludeces donde crecerá la ira y voy a morir.

   Hoy te necesito Dios, mis hijos no saben nada, ni quieren saber. Violeta de algo está enterada, bastante, consiguió un auto viejo y me lleva a todos lados. Hace todo por mí, siento que soy una marioneta suya.

   —¿Hace mucho que no lo ves a  aquel?

   —Ayer estaba en el bar, va por la segunda quimio, está pelado pero tiene barba, un fenómeno extraño. Me invitó con un café. Pidió que no habláramos de su enfermedad, lo hacía sentir más enfermo. Usa una muleta y no puede mover un brazo, le quedó estirado hacia adelante y la palma de la mano hacia arriba. Los caminantes le dejan monedas y billetes. Dice que si sale todos los días, gana el equivalente a su jubilación.

   —Lo he visto en varias oportunidades, ahora no le corre sangre por las venas y se le secan partes del cuerpo. El brazo extendido fue el primero que se le desprendió como una rama sin savia. Pasó igual con las piernas, las caderas, el torso y por último perdió la cabeza, hecha astillas.

   Lo único que me quedó fue la voz. Hablo con los solos de las plazas, primero se sorprenden, después nos hacemos amigos. A los yutas les grito cualquier cosa y quedan mareados, a veces disparan hacia cualquier lado y matan inocentes, no les grito más.

   A casa no volví, no tiene sentido, no como, no duermo, mi mujer no me ve y si le hablo haría como hizo siempre, no escucharía. Mis hijos olvidaron mi existencia. Tengo tantos beneficios, entro a la misa del domingo y les grito:

   ─Hipócritas-pedófilos-poné un comedor tacaño y sacate ese disfraz que parecés una puta en carnaval.

   No gasto nada y conozco el mundo en todas sus variables.

   Es tanto más lindo ser alguien que no se nota, que alguien notable.

martes, 12 de diciembre de 2023

ENTRE NUBES

 

   En el tren que pasaba por Chascomús, viajaba en el vagón restorán, Jorge Newbery, conocido en especial por sus dotes como piloto aeronáutico. Cuando mi Tía abuela, Ema, lo descubrió, le dio un ataque de cholulismo. Tuvo el descaro de extender su relicario, para pedirle un autógrafo.

   —Mi encantadora Señora, ¿no seré demasiado poco, para anotar mi nombre en su relicario?

   Ema, que era atea hasta los huesos, pero iba a misa, rezaba y llevaba siempre ese relicario.

   —Señor Newbery, para mí usted es más que Dios, después de todo a él no lo he visto, a usted lo tengo enfrente. He notado que está solo. ¿Me permite que lo acompañe?

   Ema siempre fue la oveja negra de la familia y como los mantenía, a nadie humillaba su accionar. Ella pidió pechuga de pollo y él sopa de cabello de ángel. Ema le advirtió que tomar sopa en un vagón de tren, era un riesgo para su corbata y un papelón para el mantel. A él lo divertía la audacia de la Tía Abuela Ema.

   Brindaron con un vino de Mendoza, provincia donde él había nacido, bien estacionado. Newbery brindó y tomó con prudencia, Ema le dio hasta el final, pero era buena bebedora, no se le notaba el pedo que tenía, parecía haber almorzado con agua.

   A los postres, Ema, dando por sentado que Jorge aceptaría:

   —Yo lo llamaré Jorge y usted llámeme Ema, para aliviar el protocolo que elonga la charla y por allí no pasa el respeto.

   Lo invitó a Chascomús, donde el tren se detenía.

   —Mire, Jorge, tengo una casa del más puro estilo inglés, con un ala para huéspedes, donde podrá apreciar la laguna, que es tan grande como para no divisar los horizontes.

   Jorge aceptó la invitación.

   —Fui profesor de natación en Alemania, para mí sería un placer nadar en estas aguas. ¿En esta época son azules?

   Ema por vez primera, enmudeció, pero ante semejante invitado, tuvo que hablar con verdad.

   —Lamento comunicarle que la laguna, se ha secado de punta a punta. Hubo una  sequía de tantos meses que se partía la tierra y los pobres pejerreyes, habitantes de este lugar, murieron al quedar sin agua. Para reemplazar le invito a realizar un recorrido con mi Ford T, recién comprado, sería un honor para mí, que usted fuera el conductor, sabrá que conducir un auto es una pavada al lado de un avión. Cruzaremos la laguna seca y seremos los primeros, nadie se ha atrevido hasta ahora.

   Esta mujer no parece argentina, cualquier cosa tonta que emprendía, parecía una gran aventura.

   Jorge se quedó una semana y lo pasó tan bien con Ema, que la invitó a viajar en un globo aerostático, a la brevedad.

   Ema lo acompañó hasta el tren para Buenos Aires. Ella le extendió la mano y Jorge la besó dos milímetros antes de llegar a la piel. Todo un Lord, por cierto, no podía ser menos, de Jorge Newbery se trataba. Ema recibió a su hermana Laura y contó paso a paso la estadía con aquel hombre.

   —Pero te digo, Laura, su invitación a pasear en un globo aerostático, ni en pedo.

lunes, 11 de diciembre de 2023

FACHATOSTA

 

   Las mujeres que esperaban en la sala, tipeaban sus celulares, menos Antonia, que carecía del rectangular y le gustaba hablar con cualquiera, de cualquiera. Le dieron náuseas, que siete mujeres solas, sólo prestaran atención a los celuloquios y sin sonido.

   La Madre quería que Antonia disimulara en algo su vejez. Le pagó cuatro sesiones de ácido hialurónico. Pasó última, algo ingenua, Antonia fue atendida por una dermatóloga bella de toda belleza y Antonia pensó que ella quedaría igual.

   —¿Por dónde querés empezar? Te lo pregunto porque tu cara tiene derrumbes, fisuras, pozos en las comisuras te llegan al mentón, que se balancea de un lado al otro cuando hablás. Te aviso que no hago cirugías, puede restaurar tus ojos, tal vez un Cirujano…

   Antonia pensó con horror en cortes.

   —¿Y con maquillaje lo podrá solucionar, Doctora?

   Le brillaron los ojos a la Docta:

   —Cómo no, Antonia, tengo una maquilladora que su propia familia, se asombrará del cambio.

   La Derma hacía ruidos de vidrios y metales.

   —Bueno, vamos a empezar por el entrecejo ¿te duele, Antonia?, porque ya llevo media ampolla y apenas rellené la mitad, es muy hondo. ¿Vos sos constipada?

   Le dio pudor, la pregunta, pero respondió:

   —Doctora, yo no voy jamás al baño y por más que me esfuerce no sale nada.

   La Derma la miró con ternura:

   —¡Ah, claro, entonces es eso! Mirá, con estas inyeccioncitas, no tendrás necesidad de acordarte del inodoro. El inodoro irá a vos regularmente. Eso sí, tratá que no te siga a la calle, no está bien visto. Pensarán que sos una mina cagadora, a ver, mm.

   La tranquilizó lo que le dijo.

   Ay, esta mujer me está por dejar sin ampollas y tengo dos pacientes más. Yo le introduzco una porción de algodón hidrófilo y la corto acá.

   Le tengo que avisar de los moretones, que se guarde unos días en su casa y cuando se le pase el estadío mapache, listo.

   —Te quedó brutal, tenés una piel bárbara, gruesa, como si hubieras vivido siete vidas, pedí un próximo turno con mi Secretaria, acá hay trabajo para rato.

   Antonia vivía al candidato perdido. Tenía una vejez expandida en una cara que siempre fue de bagayo, no se podía rescatar un ápice de belleza. Habló de inmediato con el nuevo candidato joven e impotente.

   —Holá? Berto, en una semana llamo y te venís a comer. Soy otra, no me vas a conocer.

   Se miraba al espejo y el moretón se puso violeta intenso, daba paseos sorprendentes por toda su cara, la papada parecía una berenjena.

   Fue a un peluquero, con anteojos inmensos y un turbante negro. Le contó su historia con la Derma, Loli la tomó de las manos:

   —Mirá, bombón, si vos te bancás llevo tu papada hacia la nuca, la coso con punto guante y la tapamos con una extensión. Para el resto de la cara voy a realizar una mezcla elastizada de estuco y yeso. Esto tapará tu color violeta y pienso teñirte mechas negras con algunas violáceas.

   Antonia le tenía confianza ciega, a Loli. A ella le gustaba, pero él con delicadeza, dijo que no era conveniente porque a él no le gustaban las mujeres. Antonia apreció su sinceridad.

   Berto, ni bien la miró, le dijo que estaba hecha una regia. Había llevado unas pastillas para que su impotencia quedara postergada y jugar en el lecho, como Eros manda.

   Ella no podía creer el armamento de Berto, ni entendió por qué le tapó la cara con la almohada, toda la noche.