sábado, 28 de agosto de 2010

LUGRAR DE DIOS

Me gustaría que en el valle frente a casa colocaran una fuente de yeso cremita con un chorrito de agua y
Blanca Nieves y Los Siete Enanitos haciendo la rueda de la batata alrededor, con una flor en el culo cada uno. Tierra no, porque es sucia. El suelo lo imagino con piedras blancas que cuando sean pisadas echen olor a desodorante de inodoros, tapando las deposiciones caninas. Árboles no, porque le restarían importancia a Blanca Nieves y su margarita del orto.
Los Siete Enanitos temen al árbol. Fueron violados por gnomos vegetarianos que les sellaron los esfínteres con caléndulas. La oscuridad reinante impidió que los agentes del orden advirtieran el ilícito. A Blanca Nieves pudieron verla por alta y blanca. Se pusieron cachondos y abusaron de ella. No hizo la denuncia por temor a que la separen de los Siete Enanitos.

Yo sé que mi sueño se va a cumplir, porque le voy a escribir al Intredente, que era médico de niños y parece un Papá Noel pródigo en ideas infantiles, con juegos de colores o chorros en lagos de caca o paredes color caca con murales muy lindos, hechos por gente que estudió mucho y tiene tralento, se ve.

El día de la inauguración de la fuente del valle de enfrente, me gustaría que viniera todo el Conejo Delirante, con el Impertinente y los Tristesferros, junto a los Lavaedros. Me gustaría que algún milico de mi barrio, que está lleno, me prestara su vieja Itaka y cuando canten el Himno Retencional descerrajarles en estómagos y cabezas, certeros disparos. Que vinieran los perritos sin marca, los que no tienen dueño, ni comida y por fin comieran carne dura, pero carne al fin.

Yo sé que no existe, pero le pido a diosito que me cumpla el sueño. Quiero que él sepa, aunque no exista, que amo la brea y el cemento y odio los sauces, los pinos, las hortensias, las retamas, los aromos, los macachines y todo lo que tenga raíces. Yo de política no entiendo nada, pero esta adamestruación que tenemos nos llena de alegría, sin pedir un centavo a cambio. Las prósperas ideas de progreso con esos edificios impotentes, donde los arquitrectos desafían la imaginación, la inteligencia y el buen gusto natural, que proviene de sus noblezas inhumanas. Dios está en este lugrar, yo no tengo dudas.

sábado, 7 de agosto de 2010

TEJER

Remontar de un amor perverso lleva tiempo y dolor. Supera el esfuerzo del decolar un amor sano. El perverso es intenso, se parece a una serpentina de papel de otra galaxia suntuaria y termina siendo un alambre de púas venenosas, que producen adicción y deseos espantosos de inmediatez angustiosa. El amor perverso tiene un fuego que consume el cuerpo y el alma si no se quiere, no se sabe o no se puede, nos deja la metástasis del destrozo de la autoestima. El ser y su esencia nunca vuelven a tener la misma forma, los fragmentos no tienen adhesivos y la voluntad se excluye del horizonte de todo. Hay un punto donde la vida y la muerte gozan una permanencia imprescindible. Los sobrevivientes de los goznes perversos suelen sortearlos el resto de sus vidas. Hasta la razón se pone al servicio del convaleciente. La terribilidad desaparece, huérfana de nada.

El amor sano deja crecer otros lugares, abre puertas donde se disfruta la soledad, inventando mundos nuevos. En el amor sano la perversión se disgrega, en el oxígeno que producen los corredores de aire. El cielo y el infierno conviven, es natural.

martes, 3 de agosto de 2010

FOTOS Y FOBIAS

El primo Alberto era el preferido de mi abuela Laura, el sentimiento fue mutuo. Hay fotos que lo muestran en Ostende, con un perfil de estatua mirando al Este, con una espalda perpendicular a la tierra, una rodilla flexionada a 90 grados, apoyo de un brazo fuerte y relajado donde una mano distinguida, con dedos de arpegio, hacía nada, que según las mujeres de la familia, era su actividad predilecta. Laura está a su lado, enhiesta y de perfil hacia el Oeste. Según mi madre, ambos fotografiaban de perfil para encubrir los ojos demasiado juntos. Alberto aparece con un traje de baño, cuya parte superior es una especie de musculosa blanca, prístina y unas bermudas oscuras hasta las rodillas. El pelo cortado al hachazo, lacio como brocha y brillante como alas de cuervo. Tiene un aire de Buster Keaton. Mi abuela lleva una malla negra, austera, pero deja ver unas piernas perfectas, a partir de sus rodillas, el escote no es generoso, pero sus pechos son firmes y acotados. Tiene una mano apoyada en la frente, destacando un gesto laisser faire. El codo descansa en el hombro de Alberto. Cuando mi abuelo viajaba sus depresiones por lugares lejanos, mi abuela Laura vacacionaba con sus hijos y el primo Alberto.

Alberto le tenía fobia a los agentes bacterianos de los objetos y del aire. Cruzaba las calles con pañuelos blancos apoyados en nariz y boca. Si hablaba por teléfono público, colocaba un pañuelo en la escucha y otro en el habla. Terminada la charla, desechaba los pañuelos en cestos de basura públicos. Si arribaba a una casa amiga o familiar, donde era informado de gripes o febrículas, huía de inmediato. Llegaba a su casa y aseaba sus manos con jabón y cepillos de distintas densidades. Comiera donde comiese, inspeccionaba las copas con lentes, a contraluz y el resto de la vajilla también. Ingerir alimentos fuera de su casa era un sacrilegio que su cuerpo no podía perdonar, su mente menos. Para Alberto lo único impoluto sobre la tierra, además de su propia persona, era mi abuela Laura.
Decía que el transporte público, las aglomeraciones, los bancos de sentarse, como los bancos de dinero, los hospitales y las familias multíparas, eran un atentado permanente para la salud del cuerpo.

Alberto, como casi todas las personas, un día murió. Su fallecimiento se debió a un cáncer de pulmón, que le produjo una irrefrenable adicción a la morfina. Mi abuela Laura lo tenía en una foto, vestido de mannequin vivant. Había un ramillete de violetas cerca de su retrato, no demasiado cerca, por respeto a Alberto y su fobia a las flores. Las consideraba agentes de dudosas intenciones.

lunes, 2 de agosto de 2010

LA DIFÍCIL PREGUNTA DE EZEQUIEL

Y con esa mirada de ángel, directa, ingenua, tímida, quiere que le cuente de la dictadura militar, de la guerra de Malvinas, testimonios, datos, que él escuchó perdido en el humo de los olvidos. Y tiene un grupo de música que hace cumbias, quiere que las letras cuenten, considera que lo que no sabe es importante por algo, no cree saber y pide que le cuente. Es menudo, flaquito y tan joven, tan diáfano. Tiene esperanzas en su grupo de cumbias, como mi hijo guarda esperanzas en sus tatuajes y otros jóvenes en cosas diversas, ajenas a nuestros deseos, pertenencias de ellos, huérfanos de todo, pero si no está se inventan un futuro y muchos quieren saber el horror anterior y eso es un purificador de este presente tan sucio que ellos no merecen.

¿Qué le escribo? ¿Que en el 78 fuimos campeones del mundo en pelota, mientras se hacía pelota a hombres y mujeres, casi niños? Los unos en la cancha, los otros en La Cacha, El Olimpo, El Vesubio y tanto sótano y casa de ricos abandonada para la tortura seca, mojada, eléctrica, violadas y violados, partos obligatorios, niños de regalo.
¿Para qué? ¿Qué órdenes recibían los milicos, de dónde, de EEUU?, seguro, ellos deciden entrar en un país como asesinos, con permiso auto-otorgado y Vietnam y El golfo e Irak y Palestina y y y y son ellos. En los setenta se convocaba milicos a EEUU o a Brasil, les enseñaban a torturar, a conseguir mano de obra para la tarea.

“-Basta de ideas.” No importaba si eran peronistas, troskistas, marxistas, comunistas, anarquistas, lo que no debían permitir era que la gente pensara, los jóvenes en especial y los viejos sabios. Y cuando llegaron a treintamil apareció un Dictador milico y borracho, que decidió atacar Las Malvinas, que eran nuestras. Flor de pelotudo el asesino, presenta batalla al primer mundo. Hubo gente más idiota que el borracho que llenó la Plaza de Mayo para gritar:
-¡Sí, vamos a ganar, las islas son nuestras!
Llevaron soldaditos, casi niños, sin abrigos, ni instrucción, ni armamentos. Los eligieron morochitos del Chaco, Formosa, Santiago del Estero y esas provincias donde el negrito no vale nada y encima obedece y sobra. ¿Cómo borraron tanta sangre? Con otro pelotudo que luego de la derrota y la infamia del borracho apareció peinadito diciendo que entregaban el infierno, a un país con democracia civil, Alfonsín, que era Coca Cola y el primero que perdonó a las bestias. La supuesta y mentida democracia no la decidió el pueblo. La decidieron los milicos, mejor dicho EEUU, que hasta no hacer mierda a toda América no van a parar. ¿Cómo le explico yo a este chico tan transparente la cobardía, la infamia y el genocidio?
Porque yo no me quedé ahí , donde la mano de obra anda entre nosotros, todavía. Me gustaría decirle que hay un genocidio segunda parte. Tiene otros actores, pero la víctima siempre es el pueblo. Pero estoy segura que EEUU y otros aliados cretinos tienen que ver.
Son unas letras para cumbia.
¿Cómo explicar en simple, para que él pueda componer sus cumbias de esperanza? Muchachito ¿Cómo?