domingo, 30 de abril de 2017

TOCATA Y FUGA


   No se presentaba a ningún concierto si ella consideraba que la práctica no debía ser más importante que la música ejecutada. Estudiaba nueve hs por día, su profesor le regaló un piano antiguo que vivía en el diván. Opinaba que su exalumna, merecía eso y más, tenía visos geniales su música, giros que nunca había escuchado. Dos veces en la semana iba a lo del Maestro, que le ofrecía un Steinway de cola, para tocar lo que le viniera en gana. Ella lo admiraba desde su primera clase, llegó a confundir admiración, con “cómo me gusta”, ahora que habían pasado algunos años, las visitas semanales le producían atracción, no sólo por el piano, él estaba allí.
   Una noche, agotada, durmió sobre las teclas del piano, le cayó el candelabro de siete velas, apoyado en un extremo del instrumento. Sintió olor a pelo quemado, permaneció dos horas, con la canilla de agua fría, sobre su cabeza.
   Volvió a la sala de música y alguien joven ayudaba con las llamas, que terminaron por deglutir el piano. Ella corrió y abrazó a su Maestro, más de lo prudente. Él la tomó del brazo y la arrastró hasta donde estaba el apagador. Era igual al Maestro con veinte años menos. Ella espetó —Les prometo que yo pago un piano nuevo, fue mi culpa y aunque no hubiera sido, así me siento.
   Al poco tiempo muere el Maestro. Ella no se entera, estaba de gira. Cuando llegó, la esperaba el hijo del Maestro. No se dijeron nada, fue mejor así. Él llevaba unas partituras bajo el brazo —Las dejó mi viejo para que las toque con vos.
   Ella, rápida —Sí, ya lo tengo, será con pianos enfrentados.
   Ensayaban, pero él no tenía condición alguna para la música. Ella era obstinada —Lo que no puedas tocar vos, lo toco yo. Cuando te sientas seguro, tocamos juntos.
   En el inconsciente de él hacían eco las palabras, “lo que no puedas tocar vos, lo toco yo”.

  El inconsciente de ella pensaba, los dos tocamos, es el momento preciso de juntos tocarnos.
                                                                   

sábado, 29 de abril de 2017

LA MIRADA

  
   Hay pocas personas para sentarse a charlar, disentir, coincidir, no hablar durante una copa, de bronca.
   No sé si es una alegría o una desgracia tener que recurrir a ellos…pero Rita me vuelve loco. No por ser un bagayo, sino porque es compradora compulsiva, de las ofertas de telefónica o los viajes en catamarán. Necesito de los muchachos, cada uno tiene una arpía diferente en su haber. Y uno es un boludo que piensa en esta edad que avanza y nos deja envejeciendo de a dos, para no estar tan solos.
   Nacho es el más amigo, sensato, prudente y excelente consultor.
   —Yo ando solo, tendrías que probar. Te crecen cuatro piernas, cuatro brazos y dos cabezas, aunque dejar a Rita sola implica, el que se fue a Sevilla perdió su Rita. Me encanta esa vieja.
   El marido dijo —Es una mujer entrada en años, pero no es vieja, además de sus defectos, tiene sus virtudes, es hilarante, sabe imitar a todos Uds y a sus arpías respectivas. A mí me imita y yo siento que me miro en el espejo, es sutil hasta la obsesión. Me cansó Rita, aún poniéndole una almohada sobre la cara, cuando lo hacemos, no me inspira nada, tiene sus años, su cuerpo la delata y su cerebro que piensa que está buenísima.
   —Rita, no quiero estar más con vos.
   Rita contestó —Bueno.
   Estaban los tres en el bistreaux, Nacho cruzaba copas de champagne mientras rozaban piernas bajo la mesa.
   Cuando Rita se reía la gente lloraba de risa, un contagio desconocido, la alegría.
   Nacho me la sacó de encima. La obligó a cirugías agresivas, no se pudo operar la mirada.
  Cuando nos encontramos nos miramos largo y finito, nadie se dio cuenta. Sólo nosotros, arrepentidos y resignados… 
                                                   

viernes, 28 de abril de 2017

TAN SIMPLE


   El Oficial apareció desentrazado y al borde del llanto. —Uds son testigos que hice guardia toda la noche, el Pizzero es otro testigo, salí unos minutos para comer dos o tres porciones. Vuelvo por la mañana a casa y encuentro a mi mujer muerta, en el sillón del living, con un disparo en la frente y una sonrisa en la boca. La vecina es testigo del hallazgo del cuerpo.
   El más Capito de la Departamental, Detective experto en crímenes de todo tenor, fue Abogado, Fiscal, Secretario y Juez. Más que su trayectoria, el Detective tenía superdesarrollada la intuición y el Ajedrez. Habló con su inmediato superior, para ponerlo en antecedentes.
   —Interrogué al Pizzero, a la vecina, coincidieron sus testimonios, parece que la víctima tenía un amante, pertenece a la Fuerza y para abreviar, es Ud.
   —Confieso que yo era su amante, pero nos llevábamos tan bien, nunca hubiese sido capaz de matar esa Diosa.
   —Y al marido ¿lo llamaron a declarar?
   —¿Cómo vamos a hacer eso? Era su mujer.
   —No nos interesa que fuera su mujer, no hay que crear relaciones afectivas con los sospechosos. Si Ud me permite, le realizo un interrogatorio, con una inofensiva trampa froidiana.
   El Oficial fue trasladado a un cubo vacío, rodeado de espejos. El Detective abrió fuego.
   —Oficial, ¿puede enterarnos de las personas que Ud considera sospechosas del episodio?
   —¿Ud me pregunta quién fui el asesino?
   —“Culpable por un furcio”. –Dijo el Detective mientras prendía su pipa y se perdía en la bruma-.
                                                    

miércoles, 26 de abril de 2017

PÉRTIGA

                              
   Escribía en Do Mayor sin Dominante. Era la llave de seguridad de mis escritos. Nadie podría plagiarme. Pasaron semanas con el pentagrama vacío.
   Código de barras, una herradura grande de rictus, varias patas de gallo a los costados de los ojos, ojeras, bolsitas, papada, frente con depresiones y saliencias, en cauces hondos y dos terribles arrugas entre cejas. Lo más inquietante eran esas fisuras que en el enojo cerraban hasta transformarse en una grieta que me atravesaba la cabeza. Fui a la cama, pero el techo me acusaba del pentagrama vacío, esperando. Eché agua fría en mi ojos, cubitos. Sin secar la cara llegué al escritorio, era de noche, el gesto reflejo de prender la luz no fue necesario. El pentagrama iluminaba hasta el último rincón del lugar. Yo sabía que moriría, no sabía cuándo, por las dudas alargué mi vida para ver la última luna, era mi último deseo. Hacía tres semanas de lluvia y el cielo compacto como el holocausto.
   El 2 de Mayo, el fachismo cambió de rumbo. Salió una luna llena, a punto de parir estrellas. Tanizaki, el jardinero, cortaba cañas de memoria y su cara, paralela al cielo dijo “Está espléndida la luna, ¿verdad?, me dijo a modo de saludo, con voz sonora. Tiene usted muy buen gusto.” Sus palabras hicieron de la Luna un planeta. Llegó la madrugada y estaba viva, me alegró la postergación de mi muerte. Debo volver al escritorio, el pentagrama está a punto de caer, lo traté como papel y escribí sin notas, con premura, antes que el cielo se cubriera negro, lloviera y esta vez no había dudas que me moriría. Lloraba mientras seguía escribiendo, fui a buscar más papel y por el balcón la vi, tan soberana, tan generosa, le grité Tanizaki que no miró.
   Hasta que sonó Claro de Luna. Los dos teníamos las caras paralelas al cielo, mientras él decía “Tiene usted muy buen gusto”.
   Le agradezco que le ponga música a esta luna.
   Dos ventanas enfrentadas juntaron vientos mercenarios, se llevaron mis hojas. Tanizaki quiso alcanzar alguna, pero no pudo.
   —Y bueno, srta, piense que la Luna, tiene su cuento para leer. Tal vez mañana venga por otro…
                                          

martes, 25 de abril de 2017

INCÓGNITA


   —Pá, ¿qué es la muerte?
   Quedé blindado ¿qué respuesta? Es algo que todos sabemos pero desconocemos. Tenía más datos, pero amargarle o mentirle la vida a un niño, sería un peso en mi conciencia y una mochila en sus hombritos. Es una pena haber nacido y un día darte cuenta que lo próximo es la muerte. Un tiempo del Universo, tan reducido. Con los años te hacés socio de la muerte, tratás de llegar a un acuerdo, sin testigos, como imagino la muerte propia…
   —Ey! Papi, te quedaste sin señal, decime ¿Qué es la vida?
   Me estaban resultando hinchabolas, esas preguntas hechas ligeras y dar respuestas con optimización de recuerdos, que figure el amor en algún lado y la tragedia de soportar el paso de los días iguales, donde todas las traiciones son posibles.
   —Y al final, ¿tanto tiene que pensar un grande, para explicar qué es la muerte y qué es la vida?
   Pensé que la vida era como la muerte, para que se fuera a preguntar a otro lado, le dije:
  La vida es la muerte.
  La hacés difícil Pá, cada vez entiendo menos.
  No te preocupes, querido, a mí me pasa igual.
                                                               

lunes, 24 de abril de 2017

TE CANTO LA JUSTA


   En el tercer estante descansaba un libro que contaba la historia de un antepasado familiar, desde la primera página me olvidé del mundo. De esa lectura, el único que sabe la verdadera historia, soy yo:
Durante el gobierno de Napoleón, una Duquesa elegante de rasgos regulados, adicta al rapé, tenía un marido que pidió a un cortesano pintor, un óleo de la Duquesa. La quería recostada en un catre de campaña, con gotas de sangre que salieran de la boca, estilo charco en el piso. Con los ojos abiertos color muerte.
   Yoya, como le decían en aquel tiempo, recibió a la Duquesa, que fue puntual. Hablaba con cierto descaro —Me agrega dos estufas, tengo frío.
   Ese día pintó el día entero, la Duquesa aceptó la invitación de Yoya a dormir esa noche, estaba paralizada y azul. El Duque apareció al amanecer, preguntó por su mujer, de malos modos. Yoya lo invitó a pasar y le mostró el cuadro —Ah!, pero está sin terminar, me gusta su estilo, dígale a la Duquesa, en mi nombre, que puede quedarse los días necesarios.
   Estuvieron tanto tiempo juntos que él decidió hacer una pintura de la Duquesa desnuda. Le encantó la idea y a las cinco de la madrugada estaba desnuda sin estufa. Adoptó una postura seductora y durante  24 hs, ella permaneció igual que al comienzo. Cuando los ojos de Yoya no daban más, limpiando los pinceles, miró de reojo a Bichi (Ya no le decía Duquesa). Le pareció que estaba muerta, pero el pecho subía y bajaba, y el corazón latía. Estaba helada, Yoya se tiró encima de ella, para darle calor, le hacía friegas en todo el cuerpo y le echaba vapor de su boca, en el cuello, en las manos, en los pechos. Poco a poco, Bichi iba tomando temperatura. Yoya sentía calor por el esfuerzo. La misma postura los llevó a perder la cabeza, la boca y las manos, en los dos cuerpos. Les dieron la noticia que el Duque se divorció de ella, por cuenta propia. Al cuadro de Bichi desnuda, lo colgaron en el baño frente al sanitario. Cualquiera que entrara podría mirarlo como obra de arte, mientras obra y otra opción sería emplear solo, cuando se mira al cuadro.

1-Obrar = Deponer

2-Emplear= Coger
                                                 

domingo, 23 de abril de 2017

MATERIAL FATIGADO


   Fue una tía, prima de su padre, hija de su abuela y hermana de su hermana. Quise armar el árbol, como cuando uno leía “Cien años de soledad”.
   Lo hice, no entendí nada, había personajes inexplicables, de generación en generación hasta llegar a un degenerado, que debo ser yo.
   Había una casa, ni grande ni chica, ni luminosa ni oscura. La heredé y nunca supe la razón. El Abogado me miró por abajo del hombro
   —Lo importante es que Ud es propietario de una casa, estará hecha mierda pero la puede restaurar. Su buenaventura se debe a que Ud es el único sobreviviente de la intrincada Flia Sieteaguas.
   Quedaba alejada de la ciudad, siempre es así, si la casa es grande y rara se encuentra en las afueras. Tenía puertas y ventanas abiertas. Había olor a fresias. El mejor lugar para escribir. El segundo piso tenía pedazos de pared derrumbados, arreglos improvisados de madera. Filtraciones claroscuro, Encontré una silla de escritorio antiguo y una mesa de camping. Tenía diez ideas craneadas, me siento a escribir y cuando galopo en la tercer hoja, la silla tiembla y se parte en dos. No me gustó ese recibimiento, además me lastimó los glúteos. Conseguí un banquito matero y aproveché la noche, donde fluyo sobre el papel. Mientras estaba en eso vi pasar por los insterticios de las maderas un tipo alto y una mujer enana. Salí por la ventana, el tipo alto era hijo natural de mi abuelo y la enana era hija de padres hermanos. Los hice pasar, comimos juntos, casi me atraganto cuando declararon estar casados. Ellos vivían en un monoambiente cerca de escobar, me querían advertir que cuando sintiera temblores saliera de la casa, se venía el derrumbe final. Me parecieron agoreros mistificadores.
   Seguí escribiendo más horas que antes, dejaba pasar desayuno, almuerzo y cena. La historia fue un regalo de la casa, el Lungo y la Enana fueron los protagonistas, yo todavía no sabía si optar por la primera persona o por la última, me tentaba aquello de “Los últimos serán los primeros”. Dormido sobre mi novela terminada, comenzaron los temblores, salí caminando entre mampostería cayendo. Los marcos de las puertas resistían. Atravesé un agujero y corrí hasta el camino. Llegué a la Ruta, mientras esperaba el micro escuché y miré cómo la casa se derrumbó y se adentró en la tierra. —¿Y Señor, va a subir o se queda?
   No le contesté, mis manos estaban vacías, olvidé mi novela dentro de la casa.
                                                 

sábado, 22 de abril de 2017

NOSOTROS, ELLOS, NOSOTROS


   Ellos decidieron festejar nuestro aniversario en nuestra casa. Los cuatro deseaban comer platos, preparados por mi mujer que es Chef, los vinos, querían los que tengo en una fosa adaptada para bodega, que pertenecieron a mis bisabuelos.
   Era mi tesoro predilecto y sólo compartía una botella por año, para el Cumple del Encargado, a mí no me gusta cumplir años, se los regalaba a él. Los dos solos tomábamos la botella completa.
   —No puede ser que ellos decidan festejar algo nuestro. Nos creen giles. ¡Claro! Con tu viejo, milico mandón y mi viejo que fue un revolucionario, al segundo trago se miden y ven por qué lado es conveniente atacarse, discuten, disienten y mientras tanto vierten vino en las copas como si fueran gaseosas.
   Se escuchaban batidoras, licuadoras, molinillos y mi mujer cocinando como una patinadora.
   —Tu Madre llamó del Spa para ver si era hoy, tenía que comprarse un vestido. Preguntó por Mami y humilló “Ella se pone su vestidito negro, el de siempre, supongo…”
   Llegó la familia a las 21 hs en punto. —Le dije a tu vieja, que mi Madre friega todo el día y de lo único que habla es del precio del detergente.
   Nuestro aniversario transcurrió tipo, a ver quién grita más. Cuando se fueron las ganas etílicas, amplias, vino el café. Nos sentamos en torno a una mesa redonda. Los suegros confesaron que hace una década que están divorciados, mis Padres dijeron que ellos hacía quince años.
   Después de semejantes noticias, le dimos la nuestra. —Hace tres años que estamos divorciados, aunque vivamos bajo el mismo techo, no nos quedó otra. Por eso no entiendo ¿Aniversario de qué festejamos?   
   Los viejos suspiraron y vino un ángel que unió nuestras manos. Nos dejamos.
   Es complicado de explicar, nos reunimos, pero estamos divorciados. Una vez al año y el ángel está presente, es el que toma más vino, da toda una vuelta y se retira diciendo que es complicado de explicar.
                                                           

viernes, 21 de abril de 2017

ALGO ASÍ


   —Te doy esto porque te lo merecés.-Y le ensartaba una cuchillada y otra y muchas-.
   —Si me decís que venías a las cinco, no es cinco y media, es cinco. ¿Qué hiciste de cinco a cinco treinta? ¡Claro!, ahora no me vas a contestar. Atorranta. Pero tengo la respuesta.
   Siguió una mujer con plataformas, todavía no se había lavado las manos. La tomó de la mano con la excusa del tambaleo de los zapatones y que se podía caer. Y cayó. Fueron amantes ardiendo, hasta que apareció un calzoncillo debajo de la cama, no le pertenecía. Esperó que saliera de la ducha. Los calzoncillos eran de ella, los había comprado para correr. Él no se enteró, apresuró el ensarte del cuchillo sin filo y perdió un tiempo notable para llegar a las veinte puñaladas. Se caló el sombrero y tomó el subte. Había un plasma que pasaba noticias “Se busca un asesino serial, del cual no se conoce su fisonomía ni su nombre, el que pueda aportar algún dato que se presente con los impuestos pagos.”
   Una gitana lo seguía a él, fue directa —¿No te acostás conmigo, corazón?
   Vivieron en la carpa de ella dos meses. La gitana dijo que iba a vender agujas, hora y media, volvía. Él la siguió de desconfiado, ella era fiel. La encontró abrazada con un tachero, tío de la gitana.
   Llegaron a la carpa, no había ni cuchilla ni cuchillo, encontró estacas de la misma carpa y la estaqueó en los órganos vitales.
   Tomó un subte diferente, donde vio la noticia, “Un asesino serial”, agregaron su foto. Convocó a todos los medios al Café de Juncal y Facultad de Medicina. Vendía al mejor postor, la historia detallada de todos sus crímenes. Fue Primera Plana en todo el mundo. Le hacían entrevistas diarias y la gente le pedía autógrafos.
   Escribió un libro, que va por 19° Edición.
   Sigue matando mujeres, pero como todos ya saben, no importa.
                                        

jueves, 20 de abril de 2017

HABÍA UNA VEZ O VARIAS

  
   La Mamá llegó tarde del laburo, preparó un canasto con los elementos del Super y llamó a Caperucita Roja, para que le llevara el canasto a la abuela, que vivía en el medio del bosque. Caminó en diversos sentidos hasta encontrar la casa. La Abuela, sin depilar, parecía un lobo. Fue a buscar la máquina de afeitar y le sacó toda esa pelambre, —¿Por qué tenés la orejas tan grandes?
   Contestó la Abuela —Para escucharte mejor.
   —¿Por qué tenés esa bocaza?
   —¡Para comerte mejor! –Dijo el Lobo, depilado, pero con hambre-.
   Cuando se dispuso al primer mordisco, salió la Abuela de abajo de la cama y con un cuchillo lo cortó largo a largo. Aprovechó para carnear al Lobo, en estos tiempos sin carne, era un buen recurso.
  Volvieron a lo de la Mamá de Caperucita, cuando vio la carne lloró de emoción. Preparó salsa de grosellas y puré de yuyos saltados.
   La parrilla empezó a las once horas y terminó a las catorce. Se atosigaron de comer tanta carne. Tenía efectos alucinógenos, la Madre le decía “Puta” a Caperucita. Que le contestaba que  era una profesión como cualquier otra. La Abuela aprovechó para decir que Caperucita no era su nieta y que estaba terriblemente enamorada del Lobo. Despertar de esa pesadilla fue traumáticos para las tres.
   Igual fueron felices y nunca más volvieron a comer lobo. La abuelita alquiló su casa a Blancanieves, que era Frutovegetariana. Arreglaron comer las tres la comida que Blancanieves hacía para ellas y los Siete Enanitos. —Bueno, basta chicos, ahora a dormir.
                                                              

miércoles, 19 de abril de 2017

IBISITA

                                                                     
   Todo aumentaba, sus pucheros se hacían con elementos imprescindibles. El postre, una mandarina.
   Debía compartir con su hijo en silla de ruedas. En la mesa no hablaban de aumentos, el hijo le contaba del Correo, anécdotas de oficina, iguales a las de su marido, el que la dejó viuda. Ella cosía para afuera, tenía diseños “exóticos discretos”. Primero tuvo una clientela humilde, que nunca abandonó. Sus trabajos audaces atrajeron clientes adinerados y abrió una cuenta en el Banco, que crecía y crecía. El hijo rodante largó el Correo y ayudaba a su madre, que ya iba por Asesoramiento de Vestuario, a las Primeras Damas.
   Durante el mandato de una Presidenta histérica y pretenciosa, fue invitada junto a su hijo a vivir en la Casa Presidencial. Tenía un salón de espejos y allí mismo trabajaban. El pago daba vergüenza de tan alto, pero las 50 pruebas por día los dejaban durmiendo en la alfombra.
   Ni hablar entre ellos podían, les hacían requerimientos superfluos como coser un botón. Se fueron a España con disimulo de entrenamiento. La Reina quiso que fuera ella, con su hijo y su Carpeta de Diseños. Era buena y considerada. A su hijo rodante, le regaló para fin de año una silla con comandos. Él inventó bikinis descartables de papel crêpe, lo patentó y comenzó a aumentar su patrimonio personal.
   Consultó con la Reina de España, explicando su situación millonaria y qué hacer con eso.
   —¿Qué es lo que más os gustaría?
   Saltó el hijo de su silla —¡Una isla, con calor y olas! Seguiríamos diseñando para la isla.
   Buscaron una isla perdida en las Baleares, construyeron un country selvático. La isla se llamaba Ibisita, allí diseñaban y confeccionaban para los turistas. Algunos venían de lugares ignotos en busca de “Lo que vendrá”.
   Ahora, cuando comían no hablaban de los aumentos, no había razón. Chismorreaban acerca de sus clientes. Ella, en un mes, se casó con el único bañero color violeta, la madrina fue la Reina de España, atropellada por el hijo rodante, sin intención.
   Corrió el novio violeta a socorrer a la Reina, ella, canchera, se abrazó al novio, se reía mientras hacía el baile del caño con el violeta.
   La novia no dijo nada, pensó que las Reinas eran infelices.
   —Como ésta infeliz, agarrada de mi novio como garrapata. 
                                              

martes, 18 de abril de 2017

SITUACIONES COMUNES


   —Son tiempos tranquilos, los años tienen esos sonidos y son bellas las reposeras y dulce descansar el entresueño. La ansiedad torrencial de la juventud se transforma en laxo-sedentario. La indignación toma una distancia que nos afecta con la serenidad, un entrenamiento para lo que queda.
   —Maritiro ¿Qué es lo que queda, para Ud?
   —La muerte, Dra, no hay otra cosa, que tenga yo información.
   Se hizo un silencio prolongado, cinco minutos de sesión. La Dra esperó que la paciente hable.
   —Me fatiga venir acá. ¿Y si Ud, Dra, es una espía? De hecho lo es, espía la vida de la gente, lo cuenta en la CIA, en IOMA, o PASME.
   —Martirio, sus desafíos a la vejez, rescatar el descanso, la reposera, laxarse, importante para empezar el día sin porquerías adentro.
   —Ud, Dra, podría hacer lo mismo, descansar en una hamaca, pensar en la juventud torrencial, desgracia del mañana. Perdone mi lenguaje hiriente, pero,¿Ud no se dio cuenta que está más loca que yo?
   —Martirio, si no es como Ud dice, yo no podría estar aquí, donde somos todos locos. Si Ud probara salir ahora, no podría, está todo cerrado, hay alambre de seguridad de 220 Bates. El Dr viene entre las 11 y las 12hs. Él nos abre. Deja que estemos un rato al solcito.
                                                         

domingo, 16 de abril de 2017

ALOPECÍA

  
   Eli Cuevas era la alumna más concentrada, respetuosa y la mejor en todas las materias. Sus boletines tenían tantos dieces que cegaban, tan autoexigente como si en ello le fuera la vida. Una maestra vio que a Eli se le veía el cuero cabelludo, como un kipá redondo, había pelos de ella en todas partes.
   Después empezaron las cejas a perder espesor y las pestañas se le quemaron por el estudio desaforado que continuaba en su casa. La Directora pidió una entrevista con la Sra Cuevas. Explicó la preocupación de los docentes que enseñaban a Eli, le sugirieron llevarla al médico 
   —Por favor! Fue lo primero que hice, los estudios salieron excelentes, diez como sus boletines. Eli tiene calvicie que incrementará hasta carecer de pelo en todo el cuerpo. El padre estudió tres carreras en seis años y quedó calvo total.
   La Directora la miró, con cara de Directora, 
   —Bueno Sra, pero a su marido le pueden decir “pelado”, no importa, él es hombre. Pero la niña tiene derecho a una peluca, implante de cejas y pestañas.
   Eli aceptó, a veces se ponía la peluca al revés, lo hizo por los otros, a ella no le interesaba el aspecto exterior, sólo tenía ansiedad por seguir estudiando. Hizo su secundario con notas sobresalientes. Entró en Medicina, se recibió en tiempo récord. Durante su Residencia curó y atendió a más de dos mil pacientes. Tomó distancia, luego de recibir su diploma.
   Se anotó en Letras, Filosofía y Derecho. Los profesores iban a escuchar sus exámenes, porque eran clases de conocimientos que los entusiasmaban. Llegó a los finales de las tres y le ofrecieron siete becas viajadas. Le quitarían espacio para estudiar Geología. Allí conoció a un hombre joven. Estudiaban juntos. Adquirieron la costumbre de hacer el amor luego de los libros. Se llamaba León.
   Sucedió algo fuera de lo previsto. Eli comenzó a tener malas notas y León superiores. Un fin de año, León le acarició la cabeza —Qué lindo pelo tenés, ese corte jugado te va de diez.
   Ella sintió que no le estaba tomando el pelo, se tocó la cabeza y tenía pelo corto y espeso.
   En sucesivos exámenes. Para ella fracasos y para él éxitos, le llegaba el pelo a la cintura, las cejas espesas y las pestañas abanicos.
   No quiso estudiar más, se convirtió en una compradora compulsiva, iba de Shopping y compraba cosas innecesarias.
   Se convirtió, poco a poco, en una rubia tarada. 
                                                   

sábado, 15 de abril de 2017

LOS ESPEJOS DEL LAGO


   Mordió a su madre mientras tomaba la teta y quedó con el pezón en la boca, lo masticó como si fuera carne, a los dos años tomaba en tazas de té con tostadas que ella misma preparaba. Se la consideraba una genia con futuro de tal. Las hermanas la odiaban por ser la más linda de las tres.
   —A Narcisa le damos bifes de lomo con sangre de toro, no griten las otras ¡Por favor!, tiene bulimia anorexiana. Para Uds hay pan viejo, que si lo sumergen en mate cocido, rejuvenece.
   Estudiaba piano y en ocasiones la hacían tocar algo elemental, era aplaudida por vejestorios que la idolatraban. Narcisa se lo creía, miraba todos los espejos que había, antes de llegar a su dormitorio. Se dirigía al baño y vomitaba. Le tomaban semanas de anorexia.
   Mientras, sus hermanas Sisí y Nonó eran invitadas a boliches nuevos, donde bailaban hasta el amanecer.
   Narcisa nunca era de la partida, le daba gusto quedarse en la casa vacía. Frente al espejo más grande se sacaba la ropa y admiraba las curvas perfectas de su cuerpo, se besaba a sí misma en el espejo, se abrazaba con pasión. Narcisa juró ser suya hasta la muerte. Nadie tendría el derecho de rozar su piel, ni mirar con persistencia cuán bella era.
   Pensaba que si alguien así, apareciera hasta lograr ponerla inquieta, ocultaría su corazón batiente. Eso no sucedió, porque nadie quería ni rozarla ni mirarla. Un día despertó con incontenibles deseos de amarse frente al espejo. El entusiasmo desenfrenado y las biabas al espejo, harto de Narcisa, se estrelló sobre ella.
   La descubrió Sisí, entrando al baño para cambiar las aguas. Recostada en los mosaicos yacía Narcisa, cortada a lo largo y ancho de su hermosura.
   Tenía una astilla de tamaño considerable incrustada en el corazón, pulseras de espejuelos cubrían sus muñecas degolladas, había detalles de la escena que todos evitaban recordar.
   Sisí y Nonó corrieron al vestidor de su hermana muerta. Asistieron al sepelio, con los vestidos de Narcisa. Se tentaron en la ceremonia y llegaron a su casa muertas de risa. Era el día más feliz de sus vidas. Sisí entró al baño y vio a Narcisa seduciendo al espejo.
   —Nonó, vení pronto, ¡Nonó! Está acá.
   Nonó dijo —Sí, no murió, vive, habrá que devolverle los vestidos.
                                                 

viernes, 14 de abril de 2017

GUAU, LO MÁS


   Y que la comida y que las cacerolas, la ropa, los muebles, el piso y el cretino no dice ni mu. Hace doce años que nos divorciamos, ¿Qué me va a decir? Nada. Ahora salgo con tipos que conozco por internet, el martes pasado me encontré con Ceferino, suerte que era para un café. Tenía una altura anormal de pie, yo le llegaba a la bragueta, Ceferino miraba y ponía cara de pícaro. Me dio un asco.
   Quedé con la libido dormida, unos tres meses.
   Seguí con mi listado internetiano, noté que mis páginas parecían hackeadas, el celular emitía una respiración que actuaba como fondo, en mis conversaciones privadas. Sucedió lo mismo con el teléfono fijo, acá el fondo era un trac trac trac lejano, yo hablaba sobre ese sonido.
   Sentí invadida mi intimidad. Ayer arreglé para comer con Gere. Habló él solo. De su madre y qué buena y qué piola y qué inteligente y qué linda y… Le sugerí un encuentro con su madre. Esa era la mujer de su vida. Con el agravante que me pareció puto. Después de Gere seguí con mi libido funcionando. Pareció que la intervención a mis teléfonos, se detuvo. Recibí un llamado de un tal Pichi —Te conozco de hace mucho y vos también, estoy abajo del edificio ¿Me abrís?
   Por curiosidad bajé y sí, lo reconocí, la misma cara de cretino, pasó y fuimos a comer pizza. Él no tenía nada para decir, yo tampoco. Con doce años uno se da cuenta que el cretino es un perfecto desconocido.
   No tenía razones para permanecer en el lugar, dejé la pizza a medio terminar. —No tengo para pagar.-Dijo el cretino-.
   Lo miré como a un coso —Yo tampoco, me fui.
   A las dos cuadras no daba más, entré a un Cine que ni sabía qué daban. Pero sí supe quién se sentó a mi lado. Dejé de mirar la peli porque me hacía mal, tanta sangre. Dediqué mi tiempo a mirar el perfil de mi vecino, me dio taquicardia, casi muero, le pregunté —¿Vos sos Ricardo Darín?
   Él me extendió la mano, —¿Con quién tengo el gusto?
   Cuando terminó el pelmazo, dijo —¿Querés tomar un cafecito acá nomás?
   Acepté y enmudecí —¿Vos sabés que después de ver una película necesito tomar un cafecito?
   Le agradecí la invitación y simulé un apuro inexistente, él también.
   —Me voy en ese taxi porque hay dos periodistas de la Revista Chusma, de esos que te preguntan “¿Cómo te gusta el bife, término medio o bien cocido?”
                                                 

jueves, 13 de abril de 2017

HERMANA

                                        
Judith era de esas personas de inconsciente salidor y parlante.
En lugar de decir: “¡Qué inteligente sos!”, le salía: “¡Qué indigente sos!” ó “te voy a regalar lo que más te asuste,” donde correspondía
“…te guste” y el más romántico “¿me podés pesar?” lo cambiaba por “besar”.
Lo que al principio fue del inconsciente, se convirtió en su hablar más cómodo. Hablaba lo que pensaba, sin concesión alguna. Judith, no era amiga de los filtros y coladores, que le pone la gente a la gente, para que el odio pase desapercibido.
Tenía pasiones desprolijas, se enamoró del novio de su hermana y se lo contó a la hermana y al novio. Ella, en una butaca y su hermana y el novio en el sillón doble, escuchando cómo Judith, se había enamorado de él. Justo de un novio débil y comodín. La hermana, presintió el infierno y dejó a su novio sólo, con Judith. Ni bien cerró la puerta, Judith estaba desnuda, en el medio del living de sus padres.
El débil comodín la dejó embarazada, se casó y a los tres meses, se fueron a vivir, a la casa paterna. Judith abrazó a todos y a su hermana le agradeció, no haberse interpuesto, en esa pasión que no tenía sosiego. Mientras le hablaba, se balanceaba y con ambas manos, masajeaba una panza inexistente.
La hermana la abrazó con ternura y devoción, mientras le clavaba unas tijeras, en el corazón.
                                                  

miércoles, 12 de abril de 2017

EL NOCTURNO

                                                                                    
   Esas preguntas que nos hace la vida, —¿Hoy lloverá o no lloverá? Él, ¿vendrá o no vendrá?, ¿Me visto de verano o de invierno?¿Vamos en auto o a pie? ¿Compro bananas o cacahuates? Son interrogantes tan profundos como una copa vacía. Equivalen a nada, nos deja con flotador incorporado para que la realidad, sea una ficción que nos atonte. Ud, el tercero, apague ese celular, esto es una clase que les doy, para que muevan las neuronas, Ud recibe un mensajito. “¿Qué hago con los chicos? ¿Los meto en lo de tu vieja o te los llevo a la Escuela?”
   —Ud lee eso que le ocupa la cabeza y lo saca de la clase. Le voy a hacer una pregunta, no necesita libro, ¿Por qué es importante un ser humano?
   El alumno piensa cinco minutos y levantando los hombros dice que no sabe.
   —¿Sabe por qué responde así? Porque para Ud, como casi todos los de su edad, el ser humano no existe. No quiero entrometerme en lo privado de su vida, permita este ejemplo. Una respuesta eficaz, habría sido apagar el celular. Pero como carece de eficacia. Usted contesta: “A los chicos metelos en una bolsa de residuos, los dejás en Recolección y vos matate” vi lo que escribiste, lo leí y me diste lástima, tirás tus hijos a la basura, a tu mujer la incitás al suicidio. Sos una semilla que viene desarrollando…
   —Bueno ¡Basta Profesora! Me parece que tiene unas telarañas en el mate. Nos subestima, nos ofende, nos acusa ¿Y Ud quién mierda es? A ver cuente, a ver si se toma una copa y se interroga ¿Somos seres humanos? ¿Para Ud somos importantes? No le importamos, se nota.
   La profesora juntó sus carpetas y mirándonos a todos —Uds son unos negros de mierda, que no merecen que les enseñe un carajo, son pobres porque quieren.
   Las palabras de la xenófoba, fueron apagadas por treinta adolescentes golpeando una docente que ya ni respiraba.
                                             

martes, 11 de abril de 2017

AMELÍN


   Primero me molestaba dormir con ratas. Después me resultaron una compañía. Yo les hablaba 
   —¿Cómo están pichonas, odiadas por el mundo?
   Entienden todo, como los animales que uno trata de igual a igual. Hacíamos intercambios, yo les conseguía algo para comer y ellas me traían algo para comer. El lugar me lo daba Don Roque, una baulera, la última a la derecha. Me invitaba a comer a su casa, mis ratas le daban impresión.
   Una vez me regaló veneno en pastillas, para la baulera, yo las tiré a una cañería en desuso y la tapé hasta el fondo. A Don Roque le preocupaba que no se murieran con sus pastillas. Un día le dije —No se moleste, se reproducen tan rápido, que por más veneno que le eche, ellas sobreviven, no sé, les gustará el lugar.
   Yo soy mendigo, en la calle Pichincha y Batón Rouge, es lo más cerca de mi casa, algo me ayudan.
   Ahora hago más horas, siempre hay un rico que tira un mango grande sin darse cuenta.
   Después de eso, vuelvo con mis compañeras que hasta limpian sus deposiciones y tienden mi cama, al estar sobre el piso les debe resultar una pavada. Un día volví del trabajo y mi baulera tenía olor a soledad. Estaba encerado, con una cama con patas y una mesita de luz con lámpara. Sobre un agujero de la pared alguien puso un anafe. De mis amigas ni rastro. Abrió el portón de la baulera Don Roque.
   —¿Le gustó el cambio que le hice? Por fin va a dormir tranquilo, las exterminé a todas.
                                                                        

lunes, 10 de abril de 2017

DULCE AL MEDIO


   —Señorita, se lo manda el pastelero de la esquina.
   Juan le entregaba el obsequio y se retiraba con una reverencia estilo Siglo XVIII. Ella arrojaba los obsequios pasteleros a la basura.
   Pensaba en el mandadero y sus modales aristocráticos. De los ojos, no podría describirlos, los tenía en los suyos, desde la primera vez.
   Quería disimular su entusiasmo y en oportunidades no atendía los timbres sincopados, del chico de su vida. Cuando pasaron algunos días sin obsequios pasteleros, encargó “Cubanitos de dulce de leche a la Batista” y que si Juan pudiese, se los alcanzara. Llegaron al instante los cubanitos, tibios rebasados de dulce de leche. —¡Qué alegría Juan, volver a verte!
   Lo abrazó como a un más que amigo, —Sé que no viniste antes porque te daba vergüenza amarme tanto. Mirá, para no perder nuestro tiempo vamos al primer acercamiento. Yo me pongo medio cubanito en la boca y vos mordés lo que resta.
   —Me gusta la idea, un beso dulce y crocante. Yo no la quiero ofender Srta, pero no la amo.
   Ella le miró los ojos, concordaban con lo que dijo Juan. —Me despreciaste y me ofendiste, llegó el momento de mi resarcimiento. Pensá que me pierdo el último capítulo del teleteatro que sigo.
   —Si Ud quiere se lo cuento, es una repetición del año pasado.
   Ella, con sonrisa cerdónica —Juan ¿Y si lo interpretamos como si fuéramos él y ella? El final, nada más.
   Juan se acercó y la abrazaba lleno de dulce de leche, ella le respondía con besos eternos. No pudieron separarse, el dulce se endureció y quedaron pegados. Juan se enamoró repentino 
—Ahora te puedo tutear y twitear, al final del teleteatro le faltaría algo que es cuando ellos…cuando ellos…
   —¡Cuánta ingenuidad, Juancito! Cuando ellos hacen el amor, nosotros parodiamos esa parte, somos otros, hacé de cuenta que estoy buenísima y yo haré de cuenta que vos también.
   Juan puso cara de pensar.
   —Hagámoslo pronto, porque estos son capaces de cortar la programación y dejarnos sin guión. 
                                                

domingo, 9 de abril de 2017

VACACIONES\63


   Queridos Hijos: Recién volvíamos de la Isla, su madre parecía un aguaviva incrustada en la cara.
   Roja que no se podía ni rozar porque gritaba, ella jamás levantaba la voz. Igual fuimos muy felices en aquel bello y agreste lugar. Había tantas mujeres que uno no sabía por dónde empezar a mirar. Vuestra madre quería regresar a casa, decía que extrañaba y le parecía un infierno estar en este lugar, con todo lo que tenía que lavar y limpiar. La sacudía pensando que tenía pesadillas.
   Me pidió un vaso de agua o que la tapara con una sábana. Decía que el mar tiene sonido de arrebatar y que los negros cuando caminan, dejan una brisa con mal olor. Hice lo posible para que se divierta, le preparé la Cama Turca, le regalé serpientes de chasco. Se enojaba mal, llevó mi valija al medio del mar y ahí se rió mucho, diría demasiado. Pedí una torta por su Cumple y me la incrustó en la cara, igual que en las películas, pero con las velas encendidas. Las heridas de mi cara son quemaduras de tercer grado. Antes del último día dijo, con aire distraído —Dale, vamos a sentarnos aquí.
   Y yo, inocente, sin ver que era una parrilla prendida, me senté. Mis testículos (perdón hijos por contarles algo tan privado) quedaron reducidos a dos huevos fritos.
   Yo dejé de ser yo, la invité a un happy hour. Tomé un tenedor, me puse de pie como para hacerle un mimo cercano. Creo que mi tenedor lo clavé tantas veces, que murió de ensartes.
   Les aclaro que vuestra finada madre los odió siempre.
   Estoy encerrado en una cárcel, acá dicen que por 500.000 Euros, soy libre. ¿Podrán Uds encontrarse con esa cifra?
                                  Un abrazo para todos, quiero
                                 que vengan pronto,
                                 para darles el pésame.
                                                            

sábado, 8 de abril de 2017

ZOOCIALIZAR


   Nicanor Hurtado llegaba tarde o temprano a todos lados, laburo, viajes, invitaciones, teatro, cine y luego las cosas de la intimidad.
   Le eran desafortunados sus desaciertos horarios. Llegar temprano al trabajo, tarde a un viaje en avión, temprano a la invitación de su jefe, solo, sin los otros invitados ¿De qué iban a hablar? Nicanor Hurtado terminó siendo alguien incómodo para todos.
   Su casa era el mundo, hablaba con las plantas, con los gatos, los pájaros y hasta objetos inanimados. —Vos, azucarera, me tenés podrido ¿Por qué ponés dura el azúcar?
   O —Cacerola grande ¿Dónde te escondiste? Te encontré adentro del horno y con comida de ayer ¡Sucia!
   No tenía que llegar tarde o temprano a lugar alguno, ahora tenía su propio reloj: él mismo. Contaba hormigas que iban y venían, admiraba su laborioso trabajo de llevar y traer hojitas en la cabeza, a veces cambiaban de ruta.
   Juntaba caracoles y preparaba mermelada de caracol. Lo fueron a buscar para una pericia psiquiátrica.
   Estaba ubicado en tiempo y espacio, contó la historia de su vida y la solución que encontró para olvidar los tempranos y los tardes.
   —Yo diagnostico, Dr, que esta persona está sana.
   El otro Dr, mesándose la barba, dijo —Estamos en un todo de acuerdo, si es sano es un enfermo, propongo un tratamiento para curar su sanidad, hasta convertirlo en un enfermo y sea recuperado para la comunidad enferma que tenemos.
   Nicanor Hurtado fue puesto en un lugar de alta seguridad. Todas las mañanas iba un Dr para preguntar cómo se sentía, se cayeron bien y empezaron las confidencias —Yo soy sano, Nicanor y Ud también, es hora que haga un poco de circo haciendo de cuenta que está enfermo. Lo ayudo, pero invíteme a su casa, será un placer. Nicanor Hurtado se puso tan enfermo que los Doctos lo devolvieron a su casa. Abandonada durante cuatro años, le dio pavura abrir la puerta. Se le tiraron los dos gatos a saludarlo. Las plantas con flores, floreaban sobre un humus negro desconocido. Los frutales en su apogeo. La casa estaba impecable y recién pintada. Nicanor pensó, sin encontrar explicaciones. Una tarde de Diciembre apareció el Dr sano —¿Y? Qué me dice ¿Cómo encontró su mundo?
   —Alguien entró y cuidó de mis plantas, animales y hasta la pintura, debe ser alguien que me quiere mucho y yo desconozco.
   —Vamos a hacer como los chicos en sus compus Face, Nicanor Hurtado ¿Querés ser mi amigo?
   —Ya somos amigos Dr, Ud está tan sano como yo ¿Nos estaremos volviendo locos?
   Contestó el Doc, extendiendo un mate —Mirá Nicanor, si uno no se vuelve un poco loco, la vida sería un aburrimiento enfermizo.
                                                                                  

viernes, 7 de abril de 2017

DÍA FRANCO

                                   
   Como había tan sólo cinco casas, decidieron pasar la Nochebuena juntando las mesas y sillas, de sus hogares, al medio de la calle. Después de comer, tomar vino, comer, tomar vino, aparecieron dos tipos encapuchados. Los vecinos espantados se pusieron contra la pared, algunos bajo las mesas. Los tipos se quitaron las capuchas
   —Venimos con todo el amor y la paz que merece esta noche. Piensan que somos ladrones y así es. Nos sentimos muy solos, como hoy es nuestro día franco ¿Podríamos festejar con Uds, un brindis y un pedazo de pan dulce?
   Les sirvieron lo que en las fuentes quedaba, comían con desesperación, uno de ellos llevó dos botellas de champagne, que convidaron, uno explicó que las habían robado el día anterior.
   —A pesar de nuestra profesión  -Así le decían “profesión”- la pasamos bastante mal. Antes robábamos plasmas, media docena por día, aparecieron competidores que lograron echarnos de Villa Cacique y ahora vivimos en Juárez. Tenemos una camioneta despintada y sin papeles, nos morimos de frío, acá no les cuento más. Hablemos de cosas felices.
   Cada vecino contó erráticos momentos felices, un grupo se disculpó por que a los momentos felices, seguían las rutas de las desgracias.   Tres parejas dijeron desconocer episodios felices. El más viejo, los invitó a su taller de herramientas, extendió un mapa de Bs as y otro de Gran Bs As. —Yo antes, muchachos, tenía la misma profesión que Uds, no digan nada, igual todo el mundo sabe. Acá tienen señalados negocios y casas, supermercados no conviene, hay cuatro casas con tecnología de última generación. Acá les entrego el mapa y los horarios oportunos en cada gestión que realicen.
   Los dos lo abrazaron como a un padre. Se fueron en su camioneta despintada, antes de la partida preguntaron si la próxima Nochebuena podrían pasarla con ellos.
   —No sería una fiesta si no viniesen -Dijo el abuelo, el que les dio el Seminario de Extracciones- les pido que no me traigan nuevos amiguitos, con sólo Uds dos está bien. 
                                                   

jueves, 6 de abril de 2017

DEFENSA

                                        
   La cobra estaba acostumbrada a ser cinturón viviente. Se enroscaba en la cintura y su cabeza hacía de hebilla. La compró una mujer, le hacía mimos a lo largo y le daba piquitos en la lengua. La llevó puesta, parecía artesanal.
   Fue la primera y última compra que tuvieron, las mujeres temían a los ofidios. La compradora tenía un amante vitalicio, dos días por semana y una amiga que hacía lo posible por quitarle a su amante. Seguían esa amistad, vaya uno a saber por qué. Él estaba encarnado en ella. Difícil cambiar de corral.
   La amante jugaba con la cobra y él, que la acariciaba con ternura pensando en la soledad de los ofidios. Una tarde, estaban ambos en los preámbulos del amor, mientras la cobra presidía esas acciones, con respeto y sin mirar.
   Se escucharon pasos de sigilo ladrón.
   La amiga abrió la puerta y la cobra, para protegerlos la mordió definitivo.
   Llamaron una ambulancia, explicaron el caso, pero la amiga murió antes de llegar al Hospital. 
   —No tenemos idea de dónde provino la cobra, la buscamos con miedo, pero nos dimos cuenta que el animal huyó. Igual aseguramos puertas y ventanas.
   Luego de la declaración perfecta, se acostaron a dormir la siesta, con la cobra al medio. Hasta ella quedó con el stress alto. 
                                                       

miércoles, 5 de abril de 2017

TIENE DOCE AÑOS


   —¿Por qué los padres cuando se pelean dicen boluda, pelotudo, infeliz, bestia, estúpido? ¿Y uno no puede decir ninguna mala palabra?
   —¿Tus papis se putean? Perdón, no quise decir la última palabra.
   —¡Gracias! Una nueva mala palabra “putean”. Sí, viven así mis papis. Y yo aprendo a andar entre esas discusiones.
   —¿A vos te castigan o insultan?
   —Bueno, vivir con ellos es un castigo y si se insultan entre ellos, me insultan a mí.
   —¿Nunca pensaste en tus padres divorciados…?
   —Ellos lo pensaron antes que yo, Mamá se iba conmigo de la mano y Papi me agarró la otra mano. Me sacaron un hombro, dentro de todo les salió bien, no me partieron en dos.
   —Te diste cuenta de algunas cosas, eso es bueno.
   —Voy a vivir la semana con Ma y el fin de semana con Pa. Mi plan era vivir con mis Abuelos. Pensé algo, a vos a lo mejor no te gusta, si yo vivo con Pa, con Ma, más mis Abuelos, me voy a partir en pedacitos. Decidí vivir solo, no quiero dejar mi nueva dirección. Por ahora suspendo las sesiones, si me va mal, me manejo.
                                                                   

martes, 4 de abril de 2017

DESAFÍO

                                                                
   Jan era un negro con rastas. Mi hija, Cielo, remontó con él y conoció el mundo. Tuvieron ocho hijos, eligieron nombres naturales, Luna, Nube, Sol, Estrella, Lantana, Romero, Ficus y Pino.
   No es casual, ella es astrónoma y Jan tiene un vivero. Dejaron los ocho a mi cargo por tres meses.
   Iban a celebrar una luna de miel, con ella de tres meses, para festejar el advenimiento del noveno. Ni bien estuvimos solos se largaron por puertas y ventanas gritando al mando de Pino, el menor. Los llamé a comer con dos cencerros, vinieron al galope como animales y gritaban en distintos idiomas. Dejé que comieran con las manos, con los pies y con la lengua.
   Fui a la cocina y llevé cinta de embalar al comedor —Los que terminaron, a lavarse los dientes y se ubican allí.
   Puse cinta de embalar en la boca de los ocho, les até las manos para que no quitaran las cintas. Los mandé a dormir y me acosté en un sofá de abajo. Amanecí embalado hasta el cuello. Me daban de comer en la boca y la cubrían con cinta hasta el día siguiente. El maldito de Romero me hizo pis en la cabeza.
   Cuando los padres volvieron, antes de lo previsto ¡Una bendición!
   Preguntó mi hija por qué estaba tan flaco y algo lastimado en la cara.
   —Atender a tus hijos me hizo bajar 25 kilos, pero son buenos, buenos chicos.
   Yo pensé en ellos como una tribu antropófaga. Se fueron enseguida, Jan no me soportaba y yo tampoco a él, subieron a un camión de guerra, los bastardos gritaban más que nunca. No me despedí de ninguno, ni me di vuelta cuando se fueron.
                                                                                                                          

lunes, 3 de abril de 2017

OXÍGENO

                                                                                                  
Todo lo que pide, Martita lo alcanza y se lo da, desganada. Si da risa que alguien en una silla de ruedas, no pueda prescindir de que le acerquen puchos, ceniceros, la lleven al baño, le limpien el culo. Martita le tiene un odio importante, más grande que la silla de ruedas y el alguien que allí está, pidiendo a los gritos, las pastillas. Martita prepara las pastillas y como en un sueño, le agrega las nuevas pastillas que compró, ella misma, en la farmacia. Alguien le da las gracias, exagerada, como los drogadictos, piensa Martita.
Se las toma de un trago, ni mira cuantas mete en la boca.
Martita se va enseguida, cierra todas las puertas y las ventanas. Se lleva varias prendas de alguien y unos dólares.
Cuando el taxi se aleja, el oxígeno, es un regalo.
                                                                                                             

domingo, 2 de abril de 2017

CHORROS LEGALES


    Furio Falcone volvía de un pueblo gaucho donde pasó sus vacaciones con la familia.
   En el primer peaje le cobraron 30 pesos —No sé qué tenemos que pagar, si las rutas no existen.
   No pasaron veinte minutos y un segundo peaje, aumentó todo muy rápido, pagó 55 pesos.
   Puteaba delante de sus hijos, dieron con un pozo que los hizo saltar hasta el techo, allí se prendió su mujer con las puteadas. Los chicos también, porque se golpearon las cabezas contra el techo, puteaban, con un cierto contento nadie los reprimiría, hacían un canon perfecto.
   Pasaron veinte kilómetros y un tercer peaje, cuyo valor ascendió a 85 pesos, antes de entregarle el recibo con sonrisa robótica —Pueden estacionar al costado del camino, traten de no interferir la salida o entrada de otros vehículos, pasará un cafetero que ofrecerá un café chico y un grisín, sólo para el conductor.
   Los chicos se brotaron, la madre ya era planta, tironearon del vasito y el interior del auto quedó lleno de lunares marrones, el grisín tenía dos pelos adentro. El padre se fue transformando en Toro “Yo Te Mato”.
   Sacó del baúl una cimitarra (invento del abuelo). Corrió hasta la caseta del pago-recibo y le dio con la cimitarra, quedó hecha una acordeón y la chica de los recibos, totalmente decapitada.