jueves, 30 de noviembre de 2023

NINFOBAE

   Empezó el ensayo, Bea llegó tarde, había tomado whisky, pero era tan buena actriz que nadie lo notaba. Después de la primera función quedé algo herida. Se tomó el personaje en serio, me dio fuerte en la cara y arañó mis brazos. En medio de la sala, seguían aplaudiendo, eran todos parientes. Se acercaron la mamá y la hermana de Bea.

   —¿Y? ¿Les gustó?

   La hermana dijo algo bajo, al oído de su madre, me miró desafiante la vieja.

   —La bragueta de Vani es gigante, dichosa su novia.

   Me dio asco. Saludé a mis viejos que reconocieron mi trabajo. Debió ser la primera vez. El reverso de mis alegrías, conlleva una depresión donde todo queda lejos.

   Bea me pidió que la acompañe, no supe ni dónde. Sólo le vi su minifalda corta y la campera ajustada, parecía una puta. En un Café, me contó que tenía dos maridos, uno en Bs As, otro aquí y dos hijos que los criaba su hermana. A ella nunca le gustaron los chicos, puso cara de rata.

   —¿Me llevás a casa? Me mareo, no recuerdo ni dónde es.

   Tenía los minutos contados, su consejo fue tomarme de las paredes y en las esquinas pedir ayuda.

   —Quedé con Vani, ya es mío, soy su amante, no sabés lo que es…

    —Te pido, por favor, no me cuentes.

  Reconoció su casa, unos chicos le tiraban piedritas de a muchas, no sintió nada.

   Fue en Siglo III A de C. Debíamos cubrirnos de pies a cabeza y cuidarnos de no ser descubiertas en los avatares de tener un amante. Sonaban murmullos de mujeres.

   —Bea, todos sospechan y en cualquier momento…vos sabés...

   Un círculo de hombres la rodeaba, miró el suelo, arena y piedras, la primera piedra la arrojó su amante, lo conoció por su túnica. Luego siguieron los otros, fueron tantas que no le dolió más nada. Bajo el montón de piedras que la cubría, el dedo gordo del pie izquierdo asomaba. Vino un grandote, no necesitó piedras, le pasó por encima, fue ahí donde dejó de respirar.

   En el Siglo V, conocí una joven escultora, amante de Pericles, tuvieron una hija, que se llamó Bea. Ninguno la quiso porque era renga, la dejaron en el Monte Egisto, donde iban los deformes.

   Ahora es el Siglo XXI, harán un casting para el protagónico, que sólo yo sé que me pertenece. El precio fue alto, coger con el Director y el Asistente, no sentí nada. Me posicioné entre las mejores, dirigí una obra que yo misma compuse, con un elenco over street. Fui convocada a España y después Alemania. Cuando una se pone vieja, termina dirigiendo y cagando a algunos.

   —¿Me pregunta por Bea?, tengo un vago recuerdo, pero si me apura no sé quién es. Cambiando de tema, me convocó Michailkov, capo ruso, soy muy tímida, no sé si podré.  

miércoles, 29 de noviembre de 2023

PARA EL TÍTULO NO TUVE TIEMPO

 

   —El problema de ahora es el tiempo. Interhueva te lleva la vida. Que te operen de algo, suerito, inyección y hoy por la tarde abandoná la habitación, porque hay pacientes en espera.

   Celular en el Supermercado:

   —Fijate si quedaron fideos, ¿qué más era?...queso de rallar…¡Acordate vos!, no me acuerdo ¿qué más hace falta?...sino vení vos, acá está el carro…y yo le calculo seiscientos. Igual traé. Chaucito.

   Si te enganchás con una serie de Intrenet, vas a dormir dos horas menos y si te atacan la pelotuduceses de Infrabae, te quiero ver mañana, con los ojos hinchados, llorando, porque tu único hijo no te llama y es domingo. Me propuse y lo cumplo, un cuento por día, lo subo a mi Blog, como ejercicio y por placer. Otro tiempo que me impide rascarme el ombligo, pensar una idea, desarrollarla, corregirla.

   Soy estreñida porque la cuestión del tiempo cubierto me cierra el culo. El odio que me da sumar lo que gasté en la diaria y cuando miro las cuentas a pagar, araño las paredes.

   Ahora soy del bando “yo de política no hablo”. Para cortarla con algún antagonista ñocoso, encima me hace perder tiempo.

   Contesta mi Psi, con voz de estanque tranquilo:

   —Preocupate por vos, hacete un tratamiento para tus peladas en la cabeza, una limpieza de cutis, mimate vos un poco…

   —Tenés razón, pero sabés qué pasa, el día tiene veinticuatro horas y a mí no me alcanza, necesitaría cuarenta y ocho y el resultado sería el mismo, no me alcanzaría el tiempo.

martes, 28 de noviembre de 2023

¿CUÁNTO?

 

   —Te llevás el auto?

   —No encuentro las llaves, se me hace tarde.

   —No te las voy a dar, empiezo a laburar hoy, no quiero que piensen que soy una rata sin auto. Menos tenés, peor te tratan.

   —Me pone contento que tengas un laburo, por fin te diste cuenta que la guita no alcanza.

   —Si a cada Secretaria nueva le hacés regalos y después te la cogés. La muy putita, te acusa de acoso, todos le creen, pero la echan por las dudas. Y no aprendés, te ponen otra y la cogés con promesas de ascenso. Después se me aparecen a mí! Para el reclamo. Y les miento que te fuiste a la mierda. Son muy consideradas, me invitan a tomar el té, la conversación gira en sacarte el cuero. ¿Por qué no cobrás tu herencia de una vez y nos arreglamos o me arreglás con unos mangos?, vemos.

   Hoy visito a Peter y Tolo, vamos al Abogado carancho y hacemos la división, de paso, me la saco a ésta de encima.

   —Cacho, lo agarramos desprevenido al boga yendo los tres juntos, no va a tener otra, que leernos lo de Papi.

   Entró Tolo primero, el que más intimida, siempre anda armado. El abogadito también, pero es cagón, somos tres contra uno.

   —Buenas tardes Doctorcito, perdone si lo sacamos de los ravioles. Tenemos premura para que nos lea los papeles del reparto de nuestro Padre.

   —Cómo no, ya mismo, hay una cifra importante para las tres Secretarias que sé, perdón, que tuvo relaciones sexuales, otra parte para dos hijos biológicos que se hicieron presentes en el día de ayer. Trajeron los ADN que coinciden con los de vuestro Padre. Deudas con el fisco a montones, disculpen ¿su Padre jugaba?

   —Sí ─dijimos los tres a coro, recordando cómo lloraba la vieja cuando perdía.

   —Bueno, mis queridos, lo adeudado debe ser pagado por Uds, que son los parientes más allegados.

   —¿Algo que falte? ─pregunté yo como un imbécil.

   —Sí, claro, mis Honorarios, que equivalen a vuestra herencia, pero yo los espero.

   Tolo, después de las noticias, preguntó:

   —¿Qué hago? ¿Vuelvo y lo mato?

   —Ni se te ocurra! No problem, alguien se va a adelantar.

lunes, 27 de noviembre de 2023

LENGUARACES

   Los llevaron a una Iglesia octogenaria reciclada, alumnos entre diez y catorce años, invitados por un grupo de cuatro maestras devotas, con rosarios en las manos. Los recibió un sacerdote con su disfraz de Obispo, vestido largo negro, le atravesaba la panza una faja de color punzó y un gorro al tono, no un kipá, judío no era, pero el gorro le equivalía. Bendijo al grupo en el nombre de Dios, pidió disculpas por la escasez de luz, debido al importe excesivo de Edenor. A la entrada había una pila de mármol de Carrara, casi sin agua.

   —Como todos sabemos, el agua es un recurso no renovable, hace más de ochenta años, desde su inauguración, contiene el mismo líquido, antes de persignarse, humedezcan apenas el dedo mayor.

   Los chicos obedecieron entre risas y sumergieron el dedo hasta el fondo. Las maestras hicieron la mímica, pero quitaron la mano con el dedo seco. Hasta pusieron cara de asquito. El Obispo dio un paso pirouette con passé, levantando sus polleras de seda negra. El giro fue de tal exageración, que produjo la caída de un INRI de esmeraldas, al piso. Cuando sucedió el episodio desgraciado, apareció un monaguillo y juntó con un bolso de cierto pelo, las esmeraldas y los rubíes que representaban las lágrimas de Cristo.

   Desapareció tras unas cortinas. La estructura del Cristo, parecía de chocolate, uno de los alumnos le pasaba la lengua escondido en un confesionario. El Obispo descubrió al niño:

   —Me agrada tanto tu devoción, que te invito a pasar a mis aposentos.

   Los dijo casi en un murmullo, pero los compañeros escucharon y lo siguieron. El Obispo ordenó a las maestras, rezar en cuclillas tres rosarios completos y despaciosos. Él atravesó cortinados, junto con los alumnos curiosos. El lugar estaba tapizado en seda estampada.

   —Les voy a mostrar algo, que frente a las damas sería un sacrilegio.

   El Obsipo, con ayuda del monaguillo se fue quitando prendas con delicadeza y las depositaba en percheros de ébano, hasta quedar totalmente desnudo. Dejó su cuerpo caer al piso, con los brazos abiertos.

   —Alumnos, desnuden sus cuerpos y tomando el ejemplo del alumno, que pasó su lengua al cristo despojado, hagan de cuenta que soy de chocolate y pasen sus lenguas con detenimiento, por todo mi cuerpo, que es el cuerpo de Cristo, si se sienten pecadores, dejen que yo mismo les dé algunos mordisquillos. Este milagro no lo divulguen.

   Salieron del lugar, cuando las maestras iban por el duodécimo rosario.

   —Les comunico que estamos por terminar el Colegio doble turno, vendrán hermanos seminaristas a darles clases, los esperamos a todos.

   Realizó una bendición general y cerró la Iglesia. 

domingo, 26 de noviembre de 2023

ARMATOSTE

 

   Eran amigos desde chicos.

   —Como está tan oscuro, no hay luna, el centro de la laguna es hondo, pero no tiene remolinos, es agua mansa.

   Vani pensó, el pobre tiene miedo de mi miedo, desde que pasó quiere sacar todo eso del galponcito del fondo. Jano empujó el bote hasta la orilla, lo ayudó hasta que comenzó el agua, se hizo liviano.

   —Mejor que vayas sola Vani, no pesás nada y los armatostes pesan menos que yo.

   —Decime si entendí bien qué dijiste, en el centro hay un poste que fue árbol, ato el bote, no me paro, puedo desequilibrar y caer junto con el armatoste. Vos esperame, Jano.

   Manejaba bien los remos, en la mitad se detuvo y como una experta, subió los remos al bote, nunca pensó que fueran tan pesados. Descansó, estiró las piernas y se masajeó los brazos. En tres movimientos llegó al poste, no podía anudar el bote, el musgo hacía imposible sus esfuerzos. Miró hacia la orilla y levantó la mano. Apenas lo divisó, quedaba más lejos de lo que imaginó. El bote se desequilibró, cayó al agua el armatoste y después ella. El aire le alcanzó para llegar a la superficie, nadó con desesperación, en la mitad apareció Jano y la ayudó.

   —¿Por qué todo esto?

   —¿Vos te acordás? Mis padres vivían con terror, primero desapareció mi hermano mayor, después el del medio, no tenían prueba de vida, como otros padres. Yo contaba con siete años, pensaba que estaban en Australia, siempre me contaron eso. Vi a mi viejo sacar armas de grueso calibre, del entretecho, cajas de balas, metralletas. Pregunté.

   —Vos, no sabés de todo esto. Pedile a Vani que ayude, ella ignora que a sus hermanos los llevaron ayer. Ni se te ocurra decirle.

   Los esperó en la costa.

   —Deben tener hipotermia, se cubren con estas toallas y derecho a casa.

   —¿Y vos, Papá?

   —Me avisaron, esta noche vienen por mí…

sábado, 25 de noviembre de 2023

CURROS TURROS

 

   Están apareciendo bolsones con guita. Hay mucha prensa metida en casos de esos casos. Bolsos por aquí, bolsos por allá y un camino bolso que baja y se pierde. Empecé a trabajar limpiando pisos en Ezeiza y un día me preguntaron si tenía estudios, Jefes me preguntaron, no cualquiera, lo único que aprendí en la vida fue a mentir. Dije la mentira: faltaba un año y era Director de Recolección.

   —Bueno, ahora te damos un ascenso, chito a todos, es fácil.

   Llegué a un campo liso, como una pista de aviones, pusieron un bolso en mi mano derecha y una mochila de cuero, por primera vez usé saco con corbata, ellos me lo dieron.

   —Ahora te vas para el norte, ¿conocés Formosa?

   Dije “sí” de mentira.

   —Si no la conocés no importa, olvidate. Aterrizás ahí y el piloto te indica, dónde dejás el bolso y la mochila. No pongas cara de susto, poné la de idiota que llevás siempre. Las dejás donde te indiquen, es una pieza sin ventanas. Tu flia y vos van a estar de primera, el sueldo es de 200.000 pesos cada diez días, te van a pagar más si no hacés boludeces. ¿Está claro?

   Yo le hice la venia, eso siempre es algo que te salva y éste tenía cara de malandra. Hice muchos viajes, me daban propinas, a lo primero no quería acectar, después sí. Mi jermu quiso una casa con pileta en Pilar. Un día me llamó un amigo para decirme que estaba marcado. Yo le pregunté:

   —¿No te habrán dicho “merqueado”?

   Me cortó el infeliz. Después me echaron con unos dólares de indemnización. No salí más de mi casa, hasta que llegó una citación para declarar ante un Juez. Fui por miedo, no le conté nada, pero le llevé todo mi dinero y los canutos que había hecho mi jermu en el jardín. El primer día, el Juez preguntaba cosas que yo, ni mu. Lo miré a los ojos, tenía cara de malandra, qué cosa, cómo se les nota. Le entregué una carpeta con toda mi fortuna.

   —Acá está todo lo que sé, Señor Juez.

   El tipo espió, gorda la carpeta, por los dólares y los pesos.

   —Vaya nomás, no es con Ud la cosa, se han confundido. Le ruego que desaparezca con su flia  y se vayan a otro lugar de perfil más pobre. ¿Me entiende?

   También le hice la venia, por las dudas, sobretodo. Ahora estamo en Balcarce, mi mujer vendió su ropa, toda de marca, no quiere dormir conmigo. Anda todo el día con cara de culo. Me enteré que me engaña, por el mismo amigo que dijo que estaba marcado. Pero vuelve como nueva, hace de comer, trae algún dinero, toma vino, toma, toma mucho, pero después le echo unos polvos mundiales mientras me dice: “Sos lo más, Pablo” o “Dale dale, Vicente”, “Lo quiero hasta el fondo, Orlando, vos podés”. Nunca dice mi nombre.

   Estoy piola, nadie me conoce pero todos me saludan con respeto. No sé por qué, pero tampoco me importa.

viernes, 24 de noviembre de 2023

LOS QUE VAN Y LOS QUE VIENEN

 

   Pasó por nuestra mesa, hacía mucho que nadie la peinaba, linda y desesperada, me di cuenta tarde, la Madre le ordenó:

   —Tenete de mi mano porque sino te perdés.

   En el otro brazo le colgaba una bolsa del Super, grisácea y gastada. Miró la mesa buscando una golosina, yo no tenía, me place dar caramelos a los chicos, pero no tenía. La niña quería comer algo, pasó su manito libre por las migas de otras mesas. No parecían desposeídas, pero ella tenía hambre, hambre desde que nació, por eso el pelo reseco, el cutis áspero y los ojos entornados que brillaban cuando otra niña mordía un tostado.

   —¿Por qué estás seria? Si no leíste el diario, mirá los chistes, hay alguno bueno.

  Me dio bronca hasta que dijera lo de los chistes. Pasaba mucha gente y Madre e Hija, entre pasos se confundían. Mi papá miraba traseros. Después se perdió entre la gente.

   —Dame plata, rápido que cierran.

   Crucé la calle, había esos negocios de cotillón con disfraces de tul falso, pelucas de colores, varitas de hada y coronas de princesa. Compré rápido, las empleadas me regalaron pulseritas, me vieron cara de angustia, me temblaban las manos. Las vi sentadas esperando el micro. Un chico vendía sánguches, le compré una pilita. Crucé de nuevo, le acerqué el bolso a la nena:

   —¿Cómo te llamás?

   —Carola ─dijo.

   La Madre mostró una sonrisa. Le extendí el bolso:

   —Te lo dejaron en aquel banco, un retraso del Día del Niño.

   —No, no es mío, ya pasó el Día del Niño.

   —Te aseguro que sí, tenía un moñito que decía: “Para Carola”, se salió de la bolsa y una moto lo llevó pegado en una rueda.

   Ella abrazaba el bolso, miraba todas las motos.

   —¿En cuál estará el moñito que decía CAROLA?

miércoles, 8 de noviembre de 2023

NO HABIENDO

 

   Tal vez era el “Día de la Tradición”. Gauchos montados a paso lento. En el recodo de una sierra hicieron un asado, fue una vaca entera, la habían llevado despostada. Comieron gauchos e invitados. Se comieron todo y cuando terminaron siguieron comiendo caballos, gauchos y entre ellos mismos. Parece que el hambre estaba en una potencia histórica.

   La gente le tenía miedo a la antropofagia. En una esquina una niña andrajosa le comió la mano derecha a un hombre que corría sangrando y llegó a su casa.

   La niña llevaba la mano dentro de dos panes. Se produjo una invasión antrofobica. No daré más detalles morbosos. Al año siguiente también se festejó el “Día de la Tradición”, llegaron gauchos y caballos, ni una vaca ni gallinas. La gente que fue se volvió.

   Parecían aves rapaces. En todo el continente sucedía lo mismo. Lo único interesante era que nadie tenía que gastar un mango.

   Le pregunto al lector y la lectora.

   ─¿Usted qué parte preferiría comer? Ay caras, cabezas, dedos de pies, intestino grueso, intestino delgado y más. Como usted misma lo puede ver. Ya veo, usted quiere hígado, no me quedó nada. Me dio hambre, voy a preparar la manito de mi sobrino, blandita, rica.

martes, 7 de noviembre de 2023

ABANDONOS

 

   Había chicos de todos los países de África, mientras la gente tomaba sol en reposeras, sacaban fotos de los que brotaban del mar. Arribaron en gomones inundados, balsas semidestrozadas, con las cabezas mirándose los pies y trapos de colores brillantes como sus cuerpos.

   Hacían camino sin saber hacia dónde, pero todos juntos, como una procesión, diciendo sin decir:

   —Queremos un cacho de tierra, formamos parte del mundo.

   Hacían ruidos en silencio. Quintina vivía en un rancho, cerca del spa de las reposeras. Tomaba sol y estaba tan negro bronce, como los inmigrantes. Ella sabía, porque dedicó su vida a nutrir su intelecto, daba charlas, clases, hacía cursos por internet, donde sus hábiles respuestas eran un referente.

   Cuando sintió más ganas de vivir en una playa, que seguir desarrollando sus investigaciones, tomó conciencia que la soledad la abrumaba. Una mañana, el llanto de dos bebés desnuditos, la despertaron. Había una carta en francés, donde le pedían que los adoptara, ellos sobrevivirían como pudieran y deseaban que al menos, sus hijos tuvieran comida, techo y una madre reemplazo.

   Yo iba por mi sexto hijo y después de doce años de ausencia, se comunicó conmigo, desde el hotel donde le prestaban internet y siempre tenían buena disposición para ayudarla.

   —No sé qué decirte, Quinti, vivo cambiando pañales, ni aunque me pagues el viaje, sería imposible, estoy separada. De él no espero nada, vive con otra mina que tiene celos que venga. Convengamos que éramos distintas, ahora seríamos como dos desconocidas.

   —Si sos la hermana que nunca tuve. ¿Quién me va a ayudar?

  —Quintina, si fuéramos hermanas, no habrías tardado doce años en llamar. Ahora, vos que nunca te hiciste cargo de nadie, tenés dos bebés inmigrantes, ¡Surprise! Yo tengo seis y vos ni enterada estás. ¿Sabés lo que es mantener seis en este país de mierda? Para tranquilizar tu ego, yo sí me preocupé en buscarte por todo el mundo, por interhueva, claro y en cada lugar que llamaba habías estado, pero ya te habías ido. ¿Y sabés por qué ahora te comunicás conmigo? Porque estás sola y necesitas ayuda, te equivocaste de puerta, llamá a alguno de tus ciento cincuenta novios, maridos, amantes, algunos fueron míos y vos los avanzabas y pediles a ellos que te ayuden!

   —Disculpá, no sabía que estabas tan alterada, yo te quiero, sabés? ─decía la cínica.

   —Yo también te quiero─y le corté.

lunes, 6 de noviembre de 2023

ESTÁ EN FALTA

 

  Tiré mi mejor pullover al tacho de basura. Una confusión, estaban al lado, ambos son redondos, cuando terminó el proceso de lavado, dentro no había nada. Era tarde, habían pasado los recolectores. Laburando sin guantes, con zapatillas gastadas, ¿cómo les podía preguntar por mi mejor pullover? Cuando escuché el remisse busqué las llaves. No estaban. Cerré la puerta de casa sin llave, no puedo faltar, me dejan cesante. Regresé en un micro equivocado, pero llegué. La puerta estaba cerrada, pero sin llave. Corrí un armario sobre la puerta, no me quedaba otra opción. Estaba muerta de hambre. Le di un mordisco a la banana solitaria de mi frutera. Olvidé pelarla, le sentí un gusto raro. Pensé en arrojar la cáscara a la basura. No la encontré por ningún lado. La banana me cayó pesada.

   Abrí la ducha, fue un placer que se cortó cuando vi que no había jabón ni shampoo ni toalla. Me sequé con la toalla de mano y a la cama. No tenía sábanas ni acolchado, salí al patio, llovía. Por la mañana había puesto todo a ventilar. Después de catorce horas de trabajar derrapé en el colchón y me tapé con la alfombrita del piso.

   Por la mañana saqué un cubito para mis ojos hinchados y encontré las llaves, cubiertas de hielo. No tenía dinero para tomar un remisse, ni un micro. Desayuné lo único de la heladera, un vaso de leche cortada que escupí en un florero.  Llegué agitada, pero a tiempo. Todos miraban mis pies.  Sumergidos en pantuflas enormes con orejas de conejo y bigotes. Olvidé los zapatos. Mi jefe estaba esperando con cara de: “Otra más y fuiste”. Hice todo lo que me pidió. Sólo que los expedientes fueron dejados en reparticiones equivocadas.

   Perdí el trabajo, cuando salí no recordé dónde era mi casa. Ni tampoco supe cómo se lloraba. Un tipo me abrazó por la calle, le di una bofetada, preguntó por qué, si no había motivo. Pedí disculpas, hacía más de diez años que Jano era mi novio y no lo reconocí. Expliqué lo de mis olvidos permanentes. Me invitó a su oficina y acepté, quería descansar y sabía de la comodidad de aquel lugar. Con voz tranquila, Jano habló de nuestra relación: paciente-analista desde hacía una década. No éramos novios. Eso me alivió. Tener un novio y tan poco atractivo me parecía deprimente.

   Jano explicó que la sociedad actual, sumergida en un continente mafiocrático, donde las personas estaban a merced del desamparo en todos los órdenes. Un Tsunami donde la memoria era una de las pérdidas colectivas, entre otras.

   —Luego de mis reflexiones, ¿usted recuerda algo, mi querida?

   Apareció un núcleo de fuego en mi cabeza y grité que sí. Le conté que trabajaba con un analfafuncional, de cargo jerárquico, que me hacía caminar de un lado a otro con pilas de expedientes. Al terminar mi tarea, debía limpiar todos los baños. Por suerte, o por desgracia, me despidió. Jano, desde su pipa apagada, preguntó si no podía hacer el esfuerzo de recordar que yo era médica psiquiatra  y psicóloga. Hizo una pausa, donde me aseguró un trabajo, de escaso horario en el ANSES. Contesté que había perdido la memoria, que mi estado de confusión era inmenso, que tal vez hubiese perdido la razón, pero mi dignidad estaba intacta. Me fui, no sé adónde, pero me fui.

domingo, 5 de noviembre de 2023

¡VIVA LA VIDA, COÑO!

 

   —Cuidado cuando salís de tu casa y cuando entrás. Para estacionar y salís, cuidado. Hay minas que recién empiezan a manejar y como todas las minas, te llevan la puerta. No hagamos cuestión de género, hay hombres que ven doble, por tomar copas y te pasan encima. Hay que cuidar la sombrilla, la lona y las ojotas, cuando vas al mar. Hasta con tus hijos tenés que tener cuidado, les encanta drogarse en los boliches. A tu mujer vigilala, sobre todo si está buena y es sensible a los halagos. Cuidado si te divorciás, te dejan en pelotas. Visitá a tu vieja, que le robaron dos veces, tiene alarma, rejas, desea estar ausente cuando vayan los chorros. Cuidado, porque ella está sola, en la cama y los tipos le pueden hacer de todo. Eso lo dijo ella, que parece ansiar ser violada. Cuidado con la billetera, mirá que los chorros se la saben todas, mandan una tipa con buenas asentaderas y mientras vos la mirás, te afanan el ochenta por ciento de tu vida, que es la billetera. Cuando te sientes a tomar un café, cuidado con tus amigos, que ruegan que les prestes guita. Deciles que volvés del Banco donde pagaste todas tus cuentas. No te joden más. Ni te saludan porque vislumbran otro amigo en la mesa del fondo.

   —Bueno, loco, pará con cuidarte tanto, me pudre pasar la vida con cuidado.

   —Mirá que te advertí, vos no quisiste escuchar, yo te desvalijé la casa. Me llevé tu mujer, que dio un sí inmediato.

   El boludo piensa que me perjudicó. Ahora no tengo que limpiar nada, ni soportar los gritos indecentes de mi jermu. Los chicos son drogones, yo me prendo y comparto. Cumpliré mi sueño, dejar de tener cuidado. ¡Viva la Vida, coño! 

sábado, 4 de noviembre de 2023

YO - YO

 

   Él miraba cualquier cabeza y se enteraba de su pasado, del presente, si era un ser perverso o generoso. Capaz de cambiar su vida por otro. Estacionar el auto siempre en doble mano. Si tomaba vacaciones prefería viajar solo, ir con un amigo lo complicaba, porque con dos palabras se daba cuenta que con él a la playa, no iría. La cabeza del amigo era más chica que el respaldo de la butaca, se ahorraba las pastillas para dormir y hacía sonar en sus oídos: “Yo tengo una novia mal acostumbrada, dejala, dejala” Como contar ovejas, que le pareció una mentira fabricada, en cambio la otra, le cerraba los ojos y dormía completo.

   Armaba la carpa, solo, entre tamarindos. En los campamentos estaban todos locos. Él no se excluía de la locura general. Pero su deseo era no ver a ninguno. Odiaba las mujeres, sentía que eran brujas antropófagas y malas. A los hombres también los odiaba, por participar en guerras y dejar cabos sueltos y empezar una nueva y otra y otra, sin fin.

   Olvidó el queso, el pan y la leche, no quiso ir a la Proveeduría de las carpas y sin querer, darse cuenta que el hombre lo atendía y la mujer  se olvidaba de darle el vuelto. Veía el interior de sus cabezas y contenían cuencos vacíos.

   Por eso no le pareció tan mal cuando vio una fogata cerca de su carpa. Cuando la chica asomó, tenía sobre las brasas un pescado pequeño, lo sorprendió haciendo pis en un árbol.

   —Mi Papá y mis hermanos, también hacen de pie como vos, mientras tanto miran el cielo y si hay estrellas fugaces se las regalan a mi Mamá, que se murió con simpleza, así como era ella. Nosotras nos agachamos para hacer pis, es aburrido, a no ser que haya luciérnagas y entonces nos levantamos, tratando de cazar alguna y sentimos cómo el pis se desliza por las piernas. Corremos al mar a limpiarnos y nos esperan las noctilucas, primas de las luciérnagas. ¿Y vos quién sos?

   Él ni la miró, pero le contestó:

   —¿Quién voy a ser? Soy Yo.

   La niña, casi mujer, se tentó y no paraba su risa.

   —Tengo un pescado que ya debe estar, te doy la mitad y el resto para Yo, yo también me llamo Yo.

   La comida fue más que austera, al final la chica se durmió, se puso bien cerquita de Yo y se tapó con arena. Le miró la cabeza y debió corregir algunas cosas, que pensaba antes de las mujeres. Esta niña mujer era diferente, tenía nubes, estrellas, su hábitat el cosmos. También vio a su yo tomando la mano de Yo. Era tanto lo que tenía dentro de su cabeza, que le asombró que no fuera cabezona. Pasó sus vacaciones con Yo, que le preparaba pescados cada vez más grandes, lo acompañaban con vino que la niña grande había robado a su Padre. Esa noche cuando cayó con sueño y una sonrisa, como él no podía dormir cantó: “Yo tengo una novia mal acostumbrada, dejala, dejala”. Yo se despertó y le apretó las dos manos y cantó: “…No la dejes…no la dejes…” Y el final te lo dejo a vos, no le agregues mucho caramelo.

viernes, 3 de noviembre de 2023

¡VIVAN MIS VIEJOS LOCOS!

 

   Me avisó que mañana sale para Montevideo, dice que está hecho pelota por la fiesta que tuvo ayer, fue un casamiento que empezó a la mañana y a la mañana siguiente se terminó.

   —Me llevé tres tías a dormir a casa y dos abuelos que no curtieron nada y ahora se están poniendo al día, son como Uds, que gracias a su salud y el miedo a la muerte, la cortaron.

   No le iba a preguntar pero me salió de la boca:

—Decime, nene, ¿Vos fumás, tomás pastillas, le das a la merca y esos ácidos nuevos?

   Se escuchó un suspiro “no te soporto”.

   —Pero Mamá, ¿qué te pensás que soy? Todavía me acuerdo de Uds, las cosas que se mandaban y encima me pedían que no le contara a nadie, se bañaban en bolas y yo los acompañaba y me metía en bermudas. Por suerte era en Europa, pero no existía hacer eso. ¿Y vos tan luego, Mamita, me preguntás si me reviento?

   Me asustó cómo se puso.

   —Tranquilo, hijito, tranquilo, nosotros fumábamos porro, tomábamos merca, un ácido de vez en cuando, narguiles con cócteles que yo a veces te miraba y no sabía ni quién eras. En realidad debería contarte qué es lo que no hicimos, que es más corto que lo que hicimos. Pero me pone de la cabeza que te metas en esas cosas. Vos sos un tipo decente, a pesar de tus amigos.

   Se escuchó casi un sapukay.

   —Mis amigos son geniales y diferentes a todos. Pipi, que es el custodio principal del Gobernador, anda siempre armado, por las dudas no tiene balas en sus armas, por su mujer y las nenas. Después tengo al Tano Piñoti, campeón en box de gigantes, está todo dibujado por mí, sale en todos los medios y me nombra, es un tipazo. Después tengo dos amigas raritas, pero son buenas y leales. No sigo porque la lista es muy larga. Hay gente en distintos lugares del mundo, que me invitan a tatuar, pero viste cómo es mi novia, celosa como vos con Papi, bueno, Mami, quiero que sepas que te quiero mucho. Me voy para Canelones, que allí no existe la gente concheta y después no sé qué elegir, pero me llevo a mi novia, que me cuida y no permite que engorde, ni que sea como fueron Uds, ella también los quiere un montón. Ayer llovió, aproveché y saqué el auto del garaje, quedó impecable. Mejor que mandarlo a lavar y no me salió un mango. Hablando de todo un poco, el Frula Domínguez, va para el pueblo, les dejará cuatro bolsones de ropa sucia, porque en los lavaderos de acá me hacen mierda todo. Y si no es mucha molestia, planchala. ¿Dale que sí?, Decile a Papá que le mando un abrazo, con olor a chivo, no uso más desodorante, dicen que trae cáncer, Uds hagan lo mismo.  Bueno, te dejo Mamita, ya llegó la pizza, me voy a comer, no doy más y te quiero, nos vemos dentro de un mes, o seis, yo después te hablo y te digo. Clac.

jueves, 2 de noviembre de 2023

SIEMPRE HAY UNA SALIDA

   Se escucha ese timbre con tres notas musicales, el lavarropas tiene cuatro, pero sabés que cuando lo abrís hay ropa. Recién salgo del baño, no tengo la bata, pero la tohalla es grande. Voy a ver quién es, para eso está la pantalla. Me parece conocerlo de la cola del Teatro, es buenmocísimo y tiene cara de santo. Hay que jugarse, tanta alarma y tanto miedo, para no disfrutar de nada.

   Lo dejo pasar, le pido perdón por mi aspecto, ni pregunté su nombre ni a qué debía su visita.

   —Sentate en el couch, que es yanqui y verás lo cómodo. Si me das un minuto, me visto y hablamos después.

   Tiene una sonrisa que le entorna los ojos, divino total. Tengo que disimular, sino va a creer que soy cualquier cosa. El vestido me ajusta donde debe y me deja respirar, el pelo lo dejo así, aunque lo peinase hace lo que quiere. En tres minutos estaba sentada frente a él. Olvidé ponerme zapatos.

   —Bueno, contame de vos y a qué viniste, me intriga.

   Él miraba el cuadro que tenía enfrente y parecía suspendido.

   —Debí haber llamado antes, pero no pude resistir, tu amigo de la cola del Teatro me dio la dirección. Pensaba mirar el río desde la plaza redonda, daba tanto sol en tu ventana, que me dejó ciego.  

   Le serví un café y otro para mí.

   —Lo hacés mejor que en el Bar más concheto de esta zona, merci Mademoiselle.

   Le contesté con un gesto seductor, pero no de putita alzada, no quise que pensara y por pensar por el otro, siempre me quedo stand by. Mientras el sol me daba en la espalda, de pronto se puso de pie, le calculé 1,90, me gustan los tipos altos. Con mucha ligereza tomó el cuadro de Petorutti, me guiñó un ojo y se fue. Lo esperaba una rubia en un auto descapotado, el tipo subió corriendo con el cuadrito en la mano.

   Le grité que estaba firmado y dedicado, le iban a dar dos mangos por una obra de arte. No sé para qué me molesté, si no me escuchó más nada, le metieron acelerador a fondo.

   Llamé a la Policía, diciendo que un tipo forzó la puerta con cara de delincuente y robó un cuadro valioso como para comprar un Maxi Cooper. A los cinco minutos se presentó un Oficial tan buenmozo, que me fui a poner tacos altos y un touch de pintura en la boca. Todo delante de él, que desviaba los ojos de mis piernas y parecía temerle al trasero. Le preparé un bloody mary y le inventé hasta lastimaduras que no tenía mi cuerpo. El uniforme lo hacía pintón. Me senté en el couch junto a él y le agradecí su llegada inmediata.

   Cuando se fue y le firmé mi declaración, le di un beso ambiguo, de esos que son medio en la mejilla y la otra mitad en la boca. 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

FUTURISMO

 

   No sé por qué los personajes son siempre él y la ella, sus nombres no existen. Los cuentos tienen principio, medio y final, en todas las ocasiones. Si quiero cambiar el principio por el final, el medio queda huérfano como diciendo ¿yo dónde voy?

    Mis amigos solidarios me generan algunas ficciones, reales, si abrís una canilla, sale agua, si no hay algún corte imprevisto, en las personas es igual, se corta y deja de fluir hasta que llega el sodero y les ayuda a destrabar. Ella siente un gran alivio y lo corre hasta el camión. El tipo, no quiere saber nada, ya le hizo un buen trabajo. Llegó justo el marido que estacionó atrás del sodero. La mina dudó de ella, olvidó que estaba casada con el gordo barrigón. Hacía tiempo que el gordinflón lo usaba en algún otro lado y ella quedó tapada, por más fuerza que hiciera no le salía nada. Todo mal, casi se muere, pero el hijo del Sodero tuvo piedad y con la sopapa del baño le creó un alivio inmediato.

   —No le cuentes por favor a ninguna de mis vecinas, o todas empezarán a decir que me encuentro mal servida. Yo me acostumbré a que nunca pasara nada, sobre todo con el gordinflón, un oprobio si lo hubiese permitido. Pero con vos no sé qué me pasa, si estuvieras afín, pasamos a la otra pieza. Es correcto como procedas, viste que ahora cualquier cosa está de moda y me podés reciclar. El dinero que ahorré para un viaje, me lo gasto todo en vos, ya imagino que si no pago, recibo lo que recibo. No me imagino pagando. Dejá que abandone la birome, porque de este cuento inocente, la pornografía está presente del brazo del disparate.

   Cuando era chica contaba cosas a mis Padres, Tíos, Abuelos, hablaba todo el tiempo y sólo me detenía cuando el oyente se iba, diciendo:

   —¡Pará por favor de hablar y decir más disparates! 

   Ahora que lo recuerdo, tenía ganas de disparar, de irme de esta familia nuclear burguesa, lo más aburrido que hay. De grande seguí hablándome todo, hasta mi primer Analista, se dormía cuando le hablaba. Cuando me daba cuenta, me iba de la sesión y no le pagaba nada.

   Cambiaba de Analista dos o tres veces por año y con todos era igual, se dormían antes del final. Después me llamaban sin disculparse, para abonar lo que debía. Yo les contestaba:

   —No le puedo abonar, porque me estoy durmiendo y quién sabe cuándo despertaré.

   Gasté mis energías en muchas cosas más, que no pienso relatar, porque esto no es una autobiografía. Ahora se me dio por escribir, igual tengo los diarios de mi infancia, que también fueron escritos con denuncias familiares o descripciones de los viajes o cómo robaban en casa, las chicas de la limpieza.

   No voy a empezar con el conflicto principio, medio y final. Empezar con un cuento que salió de la nada y boyando descubrí. Jamás voy a dejar de ser una niña, ni aunque tenga setenta o ciento dos. Una cosa que me olvidé de escribir, la realidad de los sin techo, eso es pornografía.