domingo, 31 de octubre de 2021

CON SUMISIÓN

 

 

   Tenía un dedo muerto. Tuve un accidente, partí una mesa de hierro con odio por no encontrar el celu, que sonaba y sonaba. Me dio tanta bronca que el dedo se puso negro. No podía calzar ninguno de mis zapatos. Me dolía, se notaba en mi cara. El botox que tenía puesto se desplazaba de un lado a otro.

   Me planché el pelo, corté un flequillo gracioso, tiré un mechón sobre mi cara y no se notaba nada. Me avergonzó verlo arribar a la Confitería con un clavel rojo en la solapa. Él lo había dispuesto así, para que lo reconozca de inmediato.

   ─¿Y cómo te diste cuenta que era yo?

   ─Por el vestido negro y los dos escotes, uno hasta el ombligo y el de atrás descarado. Sos mucho más alta que yo.

   ─No, para nada, tengo las rodillas plegadas para no tocar el piso con los pies.

   ─¿Qué les pasó a tus pies?

   ─Carece de importancia, además no son los pies, es un sólo dedo y no quiero tocar el tema. Te conozco de la Facu, fuiste Profesor en alguna Materia y yo tu alumna, en lugar de escucharte admiraba tus ojos sefaradíes.

   Comimos ostras con champagne.

   ─Tengo un regalo para vos, es una habitación que da al mar, la tengo reservada hace más de un mes, para esta ocasión.

   No esperó respuesta, me llevó de la mano y ambos nos dirigimos a la ventana. La luna tocaba el mar. Me besó los pies, abrió mis piernas despacio, con sutileza me penetró.

   ─Qué calentito que está acá.

   Le pedí con desesperación:

   ─Por favor, no te vayas antes que yo.

   ─No quiero ─me susurró─ estoy batiendo el record de toda mi vida.

   ─Y después ¿qué viene?

   ─Te sigo cojiendo hasta que te duermas y aprovecho por atrás. Ninguna mujer quiere eso, pero vos sos buena y me lo vas a permitir. Hasta que salgamos por la ventana, lleguemos al mar y pongas tu dedo enfermo en el agua. Te vas a curar, juraría que ya estás curada.

sábado, 30 de octubre de 2021

ALGO MÁS

 

      El trabajo consistía en viajar a Buenos Aires. Había una exposición de orfebrería en el Sheraton y debía decir algunas palabras referidas a cada pieza. Me dieron la orden a último momento. Tomé una ducha, me produje y ya sentada en el micro, comprendí el olvido de algo que no hice antes de salir. Estaba tan nerviosa que miré los folletos y traté de ensayar un lenguaje coloquial sencillo. Durante el trayecto sentía que algo andaba mal y estaba relacionado con mi olvido.

 

      Entré al Hotel lo más erguida que pude. Cuando empezó la muestra describí, a los invitados, cada una de las piezas. Todos tomaban Champagne y hablaban, se reían se alejaban a una mesa con bocadillos. Me dieron ganas de llorar ante tamaña indiferencia. Tenía que esperar el cierre. Durante la angustia de la espera, recordé que había olvidado algo importante y de eso dependía mi vida. Tomé el micro y la paranoia me apretaba el alma. Llegué corriendo a mi casa y me acordé. Me senté en el inodoro. Había salido de casa sin hacer pis y estuve así durante siete horas. Hace media hora que estoy aquí. Haciendo pis.

viernes, 29 de octubre de 2021

AMIGO

 

   Estaba solo como yo. Lo traje en una mano. Le daba alimento con gotero, mamadera y al poco tiempo comía por sí mismo. Mis pantuflas fueron destruídas, hasta convertirlas en guedejas inermes.

   Pensé en pegarle, pero me miró con la inocencia del que no sabe y no pude. Cuando mordió los almohadones del living las plumas suspendidas me hicieron pensar en odio nevado, enrollé unos diarios y arremetí contra sus sentaderas. Era lo único que tenía afuera, el resto del cuerpo lo trabó bajo mi cama. Lo saqué al jardín, ladró hasta que se prendieron las luces de los alrededores. Cuando me fui lo entré, hacía frío.

   Regresé tarde y contento. La mitad de mi novela fue aceptada con elogios y me pidieron el resto. Tenía cuatro días. La casa era un infierno. Despedazó el colchón y masticó todos los libros del primer estante. Se arrastraba estilo hipócrita. Le di un puntapié y aterrizó en el jardín. Se transformó en alguien de afuera. No volvió a dormir bajo techo. Construí una casita de madera y arriba pinté su nombre: “Sorete”. Él quedó encantado, me besaba la cara y las manos agradecido. Al cuarto día tenía mi novela terminada. Quise festejar con alguien. Desayunamos juntos, adentro. Salí volando, no sin antes pasar por mi escritorio a retirar el material. Todo mi manuscrito hecho trizas, mi compu hecha trizas y sin memoria. Sorete había entrado por el ventiluz de la cocina. Lo abracé para ahorcarlo y él me clavó sus colmillos en la carótida. Quedé tirado sobre las baldosas, no pude mover un pie, con una mejilla nadando en sangre. Sorete movía la cola y me alcanzaba pedazos de la novela. Movía la cola y limpiaba mi herida con la lengua. Esperaba un mimo, el muy sorete.

jueves, 28 de octubre de 2021

GUARDA EL LADRILLO

 

   Entró por un puertón y salió por el otro. Con el rabillo del ojo reconoció la pared del Tonel del Amontillado. Edgar, muchas veces llevó a cabo sus cuentos. O tal vez primero hizo y luego los escribió.

   Había una pared que curvaba raro, él imaginaba y observó los respiraderos de bodega cubiertos de piedras pequeñas, el olor del vino salía, se sabe, el vino es muy de salir. No era grato, había otro olor que lo expulsaba. Del crimen no era, hacía demasiado tiempo desde que sucedió. Usó sus herramientas, era geólogo y antropólogo independiente, llegó a los primeros ladrillos, iguales a los viejos pero menos. Hizo un ventanuco para espiar, sólo llegaba su cara, cientos de telarañas, hacían ruido cuando tejían, tal era el silencio.

   Pensó que era una tontera, pero algo lo obligó a agrandar el ventanuco.

   Golpeó tres veces y escuchó unos pasos seguros, le había parecido, muchas veces le sucedió algo similar, golpeó cuatro veces y esta vez sí, los pasos estaban a dos pasos. Un viejo partido por la vida, con un ojo en blanco, lo miró de reojo.

   —¿Cómo alguien tan joven puede interesarse por este castillo sin habitantes?

   No hubo respuesta, él quitaba ladrillos y el viejo sentado en un pilote dormía. Formateó una puerta y dio pasos cortos para entrar. Cuando pasó su cabeza, un péndulo filoso lo degolló. El viejo, que nunca durmió, empujó el cuerpo y dedicó la noche y el día siguiente a restaurar la pared, antes de caer en el pozo depresivo que le ocasionaban estos incidentes.

miércoles, 27 de octubre de 2021

DAR LETRA

 

 

      —Mi Papá dice que los yanquis son unos hijos de puta.

   —Paula! No debés hablar con malas palabras.

   —Yo no digo malas palabras, pero mi Papá sí, él dice que los grandes pueden…

   —Y además de insultarlos ¿Qué más cuenta?

   —Que desatan guerras para vender armas y ampliar sus fronteras, matan gente en todo el mundo y venden drogas…y…y…y qué sé yo qué más dice, yo lo apago porque se me hace lío en la cabeza.

   —¿Cómo lo apago, tu papá tiene botones?

   —Está todas las mañanas en la radio, tiene mi apellido ¿Nunca lo escuchó señorita?...

   —Sí Paula, es un excelente periodista, yo no lo escucho porque trabajo, si pudiera lo haría.

   —Yo que Ud lo pensaría dos veces, mi Papi odia los maestros y dedica programas enteros a hablar mal de ustedes. Dice que nos ponen más tontos de lo que somos y no nos enseñan un carajo, esa palabra la dice él, yo no.

   —¿Y para qué te manda al colegio si así piensa?

   —Eso es lo que le pregunto siempre, a mí, la verdá, el colegio no me gusta.

   —¿Y entonces…? No entiendo Pauli…

   —Papi tiene su opinión, el otro día escuché a Mami suplicando “Que vaya al cole ¡Por favor! Así me deja descansar cuatro horas, aunque sea”.

   —Bueno Pauli, deciles que los espero mañana, a las diez, necesito hablar con ellos.

   —Yo les digo, pero no van a venir, ellos no pisan instituciones mafiosas. Yo me sé lo que quiere decir mafioso, es sinónimo de gobierno, según Papi.

martes, 26 de octubre de 2021

ENGATUZADO

 

   Tenía cuarenta y cinco días cuando el veterinario me vendió a mi dueño. Me llamó Ring Ring, no hubo bautismo, soy gato y a nosotros no nos toca. Mi dueño y yo comíamos juntos, él hamburguesas y yo piedritas. Dormíamos juntos y a veces me llevaba a su laburo en el bolsillo. A partir que le depuse, me quedé en casa para siempre. Tuve dos amigos, Eva y Lucho, jugábamos hasta quedar exhaustos.

   Dormía en la cama de mi dueño, hasta que volviera.

   Una tarde vi cómo dos chicos entraban por la ventana, me pareció raro, sólo mi dueño que deja las llaves en “no me acuerdo” entra por la ventana. Con ojos entornados vi cómo sacaron el frasco de monedas, la guitarra, el plasma y dos cuchillos. Cuando volvió mi dueño me llamó y no me encontraba, no soy muy de contestar. Cuando me encontró me abrazó y me besó el hocico.

—Ring Ring, si te robaban a vos me moría.

   En una semana consiguió un lugar nuevo, pisos deslizantes que me volvieron patinador experto.

   Me puse triste, mi dueño iba y venía, no me daba bola, se olvidaba de las piedritas de comer y de las otras. La depresión iba en aumento, no quise dormir en su cama, me metí en el estante de los buzos. Cuando terminó la mudanza, se acordó de mi existencia. Pensé hacerlo sufrir como él lo hizo conmigo. En un descuido de puerta entornada, subí trece pisos, en algún palier descansaba. Escuché sus pasos por las escaleras gritando —Ring Ring, Ring Ring, Mush Mush.

   Los vecinos escucharon y ayudaron. Las réplicas de mi nombre me volvieron loco, bajé a lo de mi dueño y me escondí detrás del almohadón más grande. Mi dueño cerró la puerta y se puso a llorar. No soporto ver llorar un hombre. Salí de mi escondite, mordí el paquete de Elite y se lo llevé a sus manos. Secó las lágrimas, me miró y dijo:

—¡Qué gato boludo! Con todos los problemas que tengo…         

lunes, 25 de octubre de 2021

EL SECRETO

 

   Ella y yo éramos como esos jarritos de tomar café, que tienen escrito Tú y Yo encerrados en un corazón rosa. Nos juntábamos solamente en el desayuno. Si estábamos de buen humor, o sea casi nunca, nos mirábamos a los ojos para ver quién de los dos tenía lagañas. Antes de salir ella me señalaba:

   ─Andá a lavarte los ojos.

   Y yo le contestaba:

   ─Vos también, ¿por qué no te sacás la pintura por las noches?

   ─Para hacer más rápido a la mañana.

   ─¿Y adónde vas cuando te vas?

   ─Es un secreto que no te puedo decir, sino dejaría de ser un secreto. Vuelvo tarde, dormí solo, igual tengo una amiga que te puedo mandar, es muy culta sobre cualquier cosa, de todo. No pretendas hacer nada con ella, porque las partes interesantes las tiene todas suturadas, sino no la mandaría, tan idiota no soy. Va a traer libros y te los va a leer. Cuando te canses, con una tijera de uñas, la podés desuturar. Por las dudas voy a comprar un jarrito que diga: “Ella”. Dale un porro, le pega enseguida, yo la convidé por primera vez. Primero tuvo miedo y después le encantó. Cuando llegue me tomo un Lextor entero y jugamos los tres.

   ─¿Y con qué vamos a jugar?

   ─Con los juguetes de nuestro Bebé, que está en el cielo y se divertirá. O con nuestros cuerpos, están vivos y el sexo de a tres nos va a cansar. Mi amiga se va a ir por donde vino. Y hacer el amor los dos solos, nos va a completar.

domingo, 24 de octubre de 2021

SEGURIDAD

 

   ─Hace dos años que estoy sin trabajo, quiero que me entiendas, yo no elegí ser zorra, me eligieron a mí. Tengo el uniforme azul, el rodete en la nuca, unas babuchas desteñidas y botas casi sin suela, todo fue de una compañera muerta en Servicio. Gracias a ella no me tuve que comprar nada. No gano muy bien, Mamá, es una oportunidad, si en tu juventud vos también fuiste zorra, gracias a eso nací yo. No me cortes, Papá decía que eras una zorra, a él no le importaba si traías algún dinero a casa. Y trajiste bastante, pero yo nunca te veía, trabajabas todo el día. Dejate de joder, no fue un laburo digno. Y ahora me venís con reproches, yo laburo en la calle, pero a mí nadie me toca el culo. Sobre todo si ven que estoy armada. A veces se acerca algún tipo, que aburrido me pregunta cuánto le cobro por tocarme el culo. Son 100 pesos, le digo y el tipo me paga. Hay otros tipos que me proponen lo mismo, yo les digo que sí a todos, esto me sucede en las rondas nocturnas. Basta que sean jóvenes y limpios, los llevo al Departamento de Policía. Saludo, nadie me contesta, porque hay un sólo Oficial y está dormido. Voy hasta el fondo, donde hay un cuchitril y puedo hacer cualquiera, alguno me propone que me quite el uniforme para ponérselo él, son enfermos, pero pagan muy bien. Tuve una propuesta de un loco que tenía ganas de meterme el caño del revólver en el culo, por supuesto le saqué las balas y lo dejé. Ese me dio poca guita. No le dije nada, pero lo detuve 24 horas. La cosa, Mamá, es que mi sueldo se cuadriplica. Por eso te puse en ese Geriátrico con jardín. Me enteré que curtís con el Enfermero, seguís siendo una zorra. A mí me parece que es de familia, qué querés que te diga. Te llamo cuando me den el Ascenso, depende del capo de aquí, quiere cojerme con el uniforme puesto, por si las moscas. Tiene un revólver bien cargado, seguro que me entendés.  

sábado, 23 de octubre de 2021

PALMÍPEDOS

 

   Manuel trataba de esconder que sus dedos de la mano derecha estaban pegados. La llevaba siempre en el bolsillo y en vez de estrechar la mano para cualquier saludo decía:

   ─Le extiendo la izquierda, es mi costumbre.

   A su Tío le gustaba hacer experimentos. Probó con Manuel una goma que todo lo pegaba, llamó a su Sobrino para hacer la demostración.

   ─Es un milagro, pega cualquier cosa y no existe nada que lo pueda despegar. Hace cuatro años que trabajo en esto y por fin salió, hasta ahora probé con objetos, ahora quiero probar con humanos y te elijo a vos. ¿Qué te parece?

   ─Es una buena idea, mal no me hará, ¿no?

   ─Si no es nada para ingerir, como veneno, no te va a hacer mal. Empecemos. Manuel, dame tu mano derecha y estirá todos los dedos separados.

   Le pintó con un pincel blando, dedo por dedo, después le juntó los cinco y pidió que se quedara quieto para que secara. Manuel quedó sorprendido, por más que hiciera toda la fuerza del mundo, los dedos no se separaron. El Tío hizo lo posible con limas y una pequeña sierras eléctrica, pero lo único que logró fue que sangrara.

   ─Manuel, sale mucha, lo mejor es pegarlos de nuevo.

   Apareció su Madre, una mujer muy tranquila, le importaba más lo que pensaran los otros que la salud de Manuel.

   ─Vamos a decir que se volvió palmípedo de un día para otro ─dijo su Madre.

   ─También puedo hacer lo mismo con tu mano y empiezo ya mismo.

   ─Manuel, te informo que este gusano es tu Padre.

   ─Y mi otro Padre, ¿es de mentira?

   ─Una mentira piadosa, la cual él aceptó. No podía tener hijos, se consideró tu Padre verdadero.

   No, no, no. No quise escribir esto, no es un Cuento, es un disparate que no conduce a ningún lado. Vamos a cambiar de conductor, no manejo más, ahora manejalo vos, a ver a dónde vas…    

viernes, 22 de octubre de 2021

FLECHA VELOZ

 

   ─¿Y cuándo me operan?

   ─Mañana, preciosa, no pongas esa cara de susto, te dan una inyección finita y te dormís. Vas a tener sueños lindos y cuando despiertes: ¡Ya está!

   ─Mami, no quiero quimios y estar con náuseas todo el día, tampoco radioterapia, ni nada, dejo los pelos en la almohada no uno o dos, mechones. ¿No me podés pelar?

   ─Tu Papi no va a querer, pero si es tu deseo te rasuro ya mismo.

   Me miré en el espejo y era la superficie ideal para tatuarme una vaquita de San Antonio. Dicen que traen suerte. Mi compañero de al lado se hizo tatuar un puñal chiquito. Hay un sólo Enfermero por piso. Sentimos sus pasos por la noche, prende la luz y nos da una inyección a cada uno. Le pusimos de nombre: Flecha Veloz, con él no duele nada.

   ─Quiero que me tatúes una vaquita de San Antonio.

   ─Mi única condición es que no le digan nada a nadie o pierdo este trabajo encantador.

   Le dije:

   ─Te lo juro por Dios, que me caiga muerta ─crucé mis dedos.

   ─Estás equivocada, no es así, te vas a caer viva, te lo juro por mí.

   Mi compañero me dijo que me quedaba refashion.

   ─Mamá, pedile al Ciruja operarme de una vez, el nódulo crece y no quiero más inyecciones.

   Mi intervención duró tres horas y descubrieron que el nódulo era ¡benigno! El Médico, cara de poste, dijo que fue un error de diagnóstico, los síntomas indicaban un cáncer galopante. Lo dijo mirando a mis Padres, a mí no me miró ni una sola vez, mientras él hablaba le hice fucking todo el tiempo.

   A mi compañero le pasó igual, estamos juntos en la Terapia. Llegamos a un acuerdo, en cuanto nos den el alta, nos vamos a hacer los dos un piercing en la nariz. Lo negro viró rosa, cuando me pidió que fuera su novia. Yo acepté. Flecha veloz se ofreció a perforar nuestras narices.

   Ahora que soy grande, lo busqué en su Estudio:

   ─Tengo veinticinco años menos que vos y mi Eros dicta que me pinches en el lugar donde vamos a disfrutar los dos.

jueves, 21 de octubre de 2021

EN TODOS LOS RELOJES

 

   A las cinco de la tarde debo concurrir a la Sesión con la Psicóloga más buena y eficiente que encontré. Desde que nació mi Hijo que me hago tratar como si fuera un tractor anegado. Ahora tengo setenta y dos, en eso estoy. Me cansé, hoy quiero dormir una siesta larga, sin ninguna interrupción. Pero mi reloj biológico lo tengo incorporado, no es que lo desee, pero voy de memoria.

   ─¿Qué pasó en la semana, eh?

   ─Nada placentero, como siempre.

   Me recuesto, me quedo callada, es bastante incómodo. Pienso una palabra, no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo.

   ─¿Conocés México?

   ─No, pero conozco la canción y me emociona porque siento que el mundo de la palabra tiene un muro impenetrable.

   Hace mucho que no tengo juguetes nuevos en la cabeza. Me parece que no entregan.

   Fui a la Farmacia, me arrancaron la cabeza y la mutual OSDE me hace gastar el dinero que no tengo, pero los psicofármacos son necesarios. Si no fuera por ellos, habría matado por lo menos doscientas personas. Lo primero es lo primero, empezaría por mí. Los ciento noventa y nueve que quedan, un dios que no existe, puede dar prueba de vida con un disparo a cada uno.

   De paso que mate los perros que ladran justo cuando estoy escribiendo.

miércoles, 20 de octubre de 2021

FILIPO ROTONCHO

 

   Hacía tantos días que no salía y tuvo intriga por saber cómo eran los seres humanos. Recordaba que humanos no eran. Sacó el auto del garaje, puso la llave y no le arrancaba, controló la nafta, el agua y el aceite. Quedaba lo justo para llegar a la Estación de Servicio. El chico que lo atendió le dijo que estaba seco. Él le contestó que había mucha humedad.

   ─Usted no me entiende, su auto estaba seco. ¿Quiere que le limpie los vidrios?

   ─Sí, y la luneta trasera también.

   ─¿Y el resto no?

   ─No.

   ─¿Paga con tarjeta?

   ─Desde luego, nunca llevo plata encima.

   Le dejó una propina generosa.

   ─Gracias, Señor, si fueran todos como usted.

   ─No hay nadie como yo. El mes pasado cumplí mi condena.

   ─Qué, ¿se divorció?

   ─Se fue con otro, me excedí en el castigo. Casi muere. La muy zorra declaró que abusaba de ella, el Juez se fue al carajo, le miró las tetas y me dio seis años de condena.

   Mientras tanto había ocho autos para cargar nafta, que tocaban bocinas llenos de indignación.

   ─Lo voy a tener que dejar. ¡Qué historia la suya! Cuando quiera volver estoy yo para servirle.

   Por fin encontró un ser humano. Otro día lo vio pasar sin el uniforme de trabajo. El chico lo reconoció y él lo invitó a tomar un cafecito, se quedaron los dos sin hablar. Miraban a la gente pasar. Rompió el silencio el chico:

   ─Si tiene algo más para contarme, estoy yo para servirle.

   Al rato pasó su novia y se sentó con los dos. Venía con una amiga estilo monacal, vestido gris, un collarcito de perlas y una mirada honda que daba miedo. El señor no esperó que el chico los presentara:

   ─Mi nombre es Filipo Rotoncho, mucho gusto a las dos. ¿Son ustedes hermanas?

   El chico se adelantó a la respuesta:

   ─Son Madre e Hija.

   ─Filipo, mi Hija está por entrar en un Convento.

   ─¿Y por qué en un Convento habiendo tantos hombres por ahí?

   ─No me gustan los hombres, prefiero las mujeres y en esos lugares está lleno de damas ansiosas, no veo la hora de poder entrar.

   Filipo se retiró cuando vio que el chico llenaba de besos a su Novia. Mientras esto sucedía, la Mujer lo miraba de coté y antes que Filipo se sumergiera en la multitud, lo tomó del brazo y le dijo:

   ─Cuando quiera volver, estoy yo para servirle.

martes, 19 de octubre de 2021

EN SILENCIO

    ─¿No escribís ni lees más?

   ─No.

   ─¿Por qué?

   ─No tengo más nada para escribir, dejé de leer porque me adormece.

   ─Y ahora, ¿a qué te dedicás?

   ─Escribo con seudónimo, no soy yo, soy otra. Tengo treinta años y un Vizconde que dice amarme, no le creo. Es bizco, hay que cuidarse de los bizcos, encubren que son Condes. Me regaló un palacio de 150 habitaciones. Cuando estrenamos la primera yo miraba el techo y él me tapaba la cara con la almohada.

   ─Sueño que sos otra y eso me excita mucho más, esperá, no te entusiasmes, quiero sacar una selfi con el celular.

   ─¿A mí?

   ─No, mi miembro es lo primero, aquí al lado hay una habitación para que escribas lo que viviste conmigo. No me agrandes, decí que lo tengo del tamaño de un lapicito, pero encuentro tu punto “G”, tan rápido como nadie.

   Qué vanidoso este microcéfalo, no sabe con quién está hablando. Yo disfruto solamente cuando mato. Lo hice justo cuando se terminó de abrir la puerta sin golpear antes. Tengo un arma que cabe en la palma de mi mano, con silenciador totalmente silencioso.

   Le ofrecí que tomara asiento, disfruté después de dispararle cinco balazos. Me dieron cinco orgasmos, uno por cada bala. La mujer que me hizo la entrevista siguió preguntando boludeces. La hice echar por el cochero más hermoso del palacio.

   Después le ordené que viniera a mi escritorio. Quería proponerle algunas cosas, nada importante.

lunes, 18 de octubre de 2021

FELATIOS

 

   Y tuvimos uno, más tarde otro y otro más. Nos quedamos sin trabajo. Vivíamos cerca del Puente La Noria, en una carpa camuflada con yuyos largos. Una Señora que pasaba todos los días y le daba de comer a nuestros gatos, se comidió a ofrecernos un departamento, sin pagar el alquiler durante un año.

   ─Vengan todos a verlo.

   Mi Mujer salió volando, le hacía ilusión aquel ofrecimiento gratuito. Teníamos un año para conseguir trabajo. La Señora nos dijo que era una sala, un dormitorio y una ventana amplia.

   ─Está recién pintado y funciona todo, hasta tiene cinco catres algo deteriorados, pero les van a servir. Los dos tienen cara de arreglatutti.

   ─Mi Marido es Plomero y Gasista.

   ─Mire qué milagroso, necesito alguien de confianza para arreglar el baño y un termotanque que no me funciona, aquí tiene, es su primer trabajo y le pagaré lo que corresponde. También tengo amigas que seguro necesitan de sus servicios.

   ─¿Podemos ocuparlo ya?

   ─Tengo el auto abajo, los puedo llevar a buscar las cosas que tengan en la carpa.

   Mi Mujer llenó de macetas con plantas que llegaban hasta el techo. El sol que entraba, era ideal para poner una tabla disfrazada de mesa, donde desayunamos los cinco.

   ─Vamos a estrenar la cama, será el primer día.

   ─No, esta noche no. Estoy reventada.

   La casa parecía de juguete, los niños le pintaron las paredes con bosques arbolados.

   ─No le abran a nadie, tengo que salir y estar aquí antes de la llegada de Papi.

   Ella pensaba, si lo hice antes, por qué no lo podría hacer ahora.

   Hizo tarjetas pequeñas que decían: “Sólo hago felatios y también recibo”. Entraba a las oficinas, a los negocios y hasta en la calle. A todos los hombres les ponía una tarjeta en el bolsillo, les hablaba al oído:

   ─Sólo lo hago en autos.

   Entre el trabajo de él y de ella, lograron comprar el departamento de al lado. Y devolverle el dinero a la Señora que se los prestó. Constaba de dos habitaciones, dos ventanas amables, cubrieron el resto con alfombras mullidas.

   ─¿Y qué te parece? ¿Lo estrenamos?

   ─Perdoná, pero me duelen los riñones. ¿Nos sobrará algo de dinero como para solucionar con un dentista los flemones de la boca? ¿Y pedir un turno con un Gineco para que me vea la inflamación y lastimaduras que tengo entre las piernas?

domingo, 17 de octubre de 2021

CLAVADO

 

   Ni bien levanté la persiana miré la ventana de enfrente. Había una Mujer que la brisa le tapaba la cara o parte de ella, porque me miraba fijo. No estaba muy seguro, tal vez miraba las plantas o alguna parte del edificio.

   ─Martín, vas a perder el micro, son 8.30. No me explico por qué te ponés el despertador, si lo apagás y seguís durmiendo.

   Se convirtió en una obsesión la ventana de enfrente y la Mujer que estaba siempre ahí en posturas diferentes, usaba un pullover rojo o un saco negro, con una mano rígida tomaba vasos con líquidos oscuros o transparentes. A veces inclinaba la cabeza mirando hacia abajo, esperando alguien o algo.

   En el verano se descubría la espalda, tomaba el sol de la mañana. Cuando me levantaba en mitad de la noche, para tomar agua o hacer pis, había luz en su ventana y ella clavaba sus ojos en los míos.

   Un día no pude más y crucé hasta el edificio, aproveché que alguien salía, para entrar. Conocí el piso donde vivía, claro, si era la altura del mío. Toqué el timbre y me atendió una Mujer que preguntó:

   ─¿Usted viene a buscar el vestido de su Madre? Si mal no recuerdo iba a estar para hoy, me faltan unos diez minutos. Siéntese donde quiera.

   Ella se metió en otra pieza, dejando la puerta entornada, y la vi, no era una persona, era un viejo maniquí con cabeza manos y piernas.

   ─Ya lo tiene listo, noto que mira con insistencia, entre que se lo muestro, éste lo hizo mi Abuelo, un ebanista que fabricaba maniquíes.

   Mientras bajaba las escaleras me fui tranquilizando. Cuando llegué a mi edificio miré por la ventana y estaba ella clavándome los ojos.   

sábado, 16 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte X)

 

   Nuestras cabezas tienen un pedazo menos. Fue y sigue siendo una guerra la pandemia. Todos sufrimos la ausencia de los amigos, de los abrazos, del miedo de: “ahora me toca a mí”.

   Entonces entramos a estados confusionales que nos hacen olvidar el nombre de las personas queridas. Hablar con alguien y de pronto no saber de qué estábamos hablando. Ahora están mermando tales situaciones, pero las improntas quedarán para siempre.

   Hubo otros Siglos donde sucedieron arrebatos al mundo, no es un consuelo, eso informa que el hombre guarda mucha mierda en la cabeza y de cuando en vez, la expone sin piedad. Quiero terminar con esta diatriba plena de errores y horrores.

   Sé que hay gente querida que me lee y me alienta a escribir un libro. Jamás haría algo así, para que mi obra descanse en una biblioteca llena de tierra e ignorada. Prefiero que las palabras vuelen, como los pájaros y parafraseando a Mássimo Troisi: Las palabras son de quienes las necesitan.

   No necesito nada de ustedes, ni de mí, y por el único que lamento es por mí.  

viernes, 15 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte IX)

 

   A medida que pasan los años, tengo recuerdos de tiempos pasados, los peores. Hay un Contador que se ocupa de mis egresos, más que de mis ingresos. Con mi Hermano somos socios en las parcelas. Teníamos tantas discusiones que llegamos a no hablarnos más. Mi Marido, que es un santo, se ocupa de lo numérico y entre ellos tienen una relación armónica, en ese aspecto.

   Mi Viejo decía que la tierra no había que venderla, y en eso todos estábamos de acuerdo. Lo que nadie imaginaba es que la perra, lo primero que robó fue la tierra. Sus impuestos eran descomunales, llegamos a tener más egresos que ingresos. Pero nos mantuvimos firmes con nuestras exiguas jubilaciones y la ayuda de nuestro Hijo. Conseguimos trabajos de llevar y traer expedientes. Yo hacía ropa de diseño y la ofertaba por internet. Tenía clientes firmes que pagaban tan bien que permitieron contratar dos jóvenes para ayudarme. Igual estaba cansada, cansada de estar cansada.

   Quisimos viajar a Grecia pero nunca pudimos. Ahora es tarde, me agota caminar dos cuadras. Al campo no podemos ir, porque está todo arrendado. Hicimos una pileta en el fondo de casa.

   ─No es una pileta ─dice el degenerado de mi Primo─ es un moja huevo.

   Está rodeado de un aguaribay, cuatro palmeras, un cedrón. Tiene aspecto selvoso ideal para matar el smog de la Ciudad. Escribo cuentos cortos, tengo un Blog, donde subo uno todos los días. Asisto a Clases donde aprendo a escribir mejor y me presentan Autores que desconocía. Todo eso ayuda a detener el Alzheimer que se avecina. En cuanto a la muerte, me da un cagaso terrible y carezco de la lucidez para suicidarme. Si me aparece la visión de la Parca, le digo:

   ─Fuera! Fuera! Fuera! No me quiero morir antes de morirme.  

jueves, 14 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte VIII)

 

   Volví al campo después de veinte años. La casa que diseñó Tío Roberto, ya era tapera. Tenía un hormiguero que llegaba hasta la mitad de la heladera. Al baño le faltaban todas las canillas y en la bacha quedó un agujero. El inodoro estaba, sí, pero no funcionaba el botón, usamos un balde para hundir las deposiciones.

   Los muebles viejos estilo provenzal, estaban apilados en el galpón de los tractores. La comida la hacía la mujer de Zarzabal, lo llamaban fatiga porque cabalgaba sin hacer nada. Quedaba lejos su rancho, no teníamos opción, la íbamos a buscar nosotros. Era exquisita su comida, más rica que en el mejor restorán de Buenos Aires.

   Como decía mi Padre:

   ─Todo producto noble, fabricamos desde el pan hasta el aceite de oliva.

   Él no fabricaba nada, para eso estaban los peones, les pagaba muy bien, para que no le escupieran la comida.

  Una noche decidimos con mi Marido limpiar el dormitorio grande, el cansancio nos mató y nos durmió. Como olvidé llevar las pastillas para dormir, descansé con un ojo abierto y otro cerrado.

   ─¡Andrés, despertate! Alguien nos está mirando.

   ─Quiero seguir durmiendo, debió ser una de tus pesadillas.

   ─Pero fijate, está a los pies de nuestra cama y nos mira con ojos brillantes. ¿qué podemos hacer?

   ─Tenés razón, voy a ver quién es, antes prendo la luz. ¡Es un zorrino! Salió corriendo, dejó un olor inmundo, voy a abrir puertas y ventanas, tiremos perfumina. Yo voy a ponerme algodones en la nariz y respiraré por la boca. Vamos a dormir cucharitas, si es que podemos dormir.

   En esta casa ocurren cosas raras. Al día siguiente nomás,  entramos al galpón para buscar leña y preparar un asado, adentro de la chimenea había dos nidos de paloma y más atrás un enorme gato negro que nos miraba con miedo.

   Era un gato de los pajonales, cuando vio que yo me acercaba, corrió hasta el living pensando en un ventanal abierto, se dio con todo, el vidrio estaba limpio y cerrado. Lo pude levantar, me permitió acariciarlo. Escuché maullidos de gatos chiquitos, necesitaban a su Madre. El gato enorme resultó ser gata y se metió en los pajonales. Esos animales son bravos, casi salvajes. El asado se lo regalamos a Zarzabal.

   Volvimos a nuestra casa de Gonnet, yo fui la encargada de desarmar los bolsos. Había uno redondo que traje de allá, confundida. Lo abrí, estaba la gata de los pajonales dándole de mamar a sus tres hijitos.   

miércoles, 13 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte VII)

 

   Un Tío político, Roberto, diseñó la nueva casa. Era un Arquitecto que vivía en Buenos Aires. Mi Viejo la construyó en el predio que le quedó. Ya empezaba la invasión del cemento y el aventanamiento exagerado. Hizo tres estufas de leña. Papá era Director de sumarios en la Gobernación, eso le permitió pagarle todo a Roberto. Él amaba la tierra y los árboles, Papá prefería la pura llanura lisa y no quiso ningún árbol.

   ─Bueno, Jorge, permitime ocuparme del césped, frente a la galería.

   ─¿Y quién lo va a cortar? ¿Vos?

   ─No, las ovejas, le tirás quince y te dejan algo parecido al pasto inglés. Cuando esté listo, las sacás, sino te van a cagar la galería.

   En plena época de la Dictadura Militar, allanaron la casa. Mamá estaba furiosa. Cuando iban por el garaje y lo cerraron, les gritó:

   ─Estoy haciendo milanesas, abran esas puertas, así establezco corrientes de aire para que no llenen de olor toda la casa.

   Mamá sería lo que fue, pero no se le podía negar su valentía, les pidió que se fueran de inmediato, allí no tenían nada que hacer.

   ─Encima me hicieron mierda el césped con tres camiones recién comprados por ellos.

   Los Milicos se fueron cagados de risa. Ella les gritaba:

   ─¡El que las hace las paga! ¡No tanta risa!

   Yo viví cuatro años en un sótano que construyó Roberto, cubierto de alfombras, leí, escribí y jugué hasta las bolitas. Casi me vuelvo loca. Hasta que otro Tío, mi Padrino, consiguió mi pasaje a Venezuela por un año. Papá se encargó de quemar todos mis libros, hasta “El Principito” estaba prohibido.

   Volví a mi casa después de una década. Quería estudiar Oceanografía en Isla Margarita, pero por varias razones no pudo ser. Me tuve que conformar con una pecera.

martes, 12 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte VI)

 

   Era mi único Novio, dormíamos así, yo en la casa vieja y él en el dormitorio independiente, donde mi Tío, el suicidado, tuvo insomnio permanente. La siesta que hacían los grandes en la casa, nosotros nos acostábamos en la pieza independiente. Nunca nos podíamos echar un polvo terminado, siempre aparecía mi Madre que nos cortaba.

   ─Tu Novio, fue invitado aquí para vacunar, no para dormir con vos.

   Ella guardaba una envidia disimulada, le gustaba mi Novio, no para mí sino para ella. Era una de sus fantasías postergadas.

   ─Limpiá esa pieza, que todavía guarda el olor de tu Tío y extendé la alfombra enrollada.

   Yo la estiraba de un lado y se salía del otro. Logré ponerla estirada, tenía un bulto en el medio, me extrañó y la extendí despacio, salió una víbora hasta el patio de tierra, que le hacían marco los eucaliptus. Apareció Maruca que con una pala certera, la partió en dos. Cuando mi Padre presenció el espectáculo, se enojó tanto que la mandó a cocinar.

   ─¿Y qué quiere comer el hombre? ─Le dijo la muy burra─.

   ─Nosotros no vamos a comer nada que hicieran sus manos, pero haga un puchero con ajo y esa víbora que mató usted, cortada en rodajas. Puede invitarlo a Toribio, que sea en la matera, donde vayan a comer.

   Me fui al baño a pegarme una ducha. Y entre jabón y esponja vegetal, salió una víbora de la poceta. Empecé a gritar, no podía huir por la ventana, tenía unas barras de hierro muy gordas y la puerta estaba lejos. En el medio, la víbora erguida que me miraba con más ganas que mi Novio. Al otro lado estaba mi Tata:

   ─Cubrite, ahora voy a entrar.

   Tomó la víbora entre sus manos y la tiró al monte.

   ─¡Que sea la última vez, te lo advierto!

   Y la serpiente le hizo caso, no volvió más.

   Se escuchó la voz de Mamá:

   ─Jorge, tenemos que vender este campo, sólo da para disgustos. O lo podemos arrendar.

   Y encontraron el candidato, llamado Starco. Lo primero que hizo la bestia, fue talar el bosque de eucaliptus completo, apoyado por su Padre, que era más bestia que él. Starco hijo, tenía un Padrino, el mafioso asesino de Alfredo Chabrán.

lunes, 11 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte V)

 

   Cuando llegaba la ropa lavada y planchada, la que distribuía era mi Abuela Laura. Emma dejaba de hacer solitarios:

   ─Dejá, Laura, que la ropa la guardo yo ─y decía─ esto aquí, esto aquí, esto aquí, esto aquí ─y así hasta la última prenda que ocupaban cajoneras y roperos.

   Emma resistió hasta donde pudo y se murió. Tenía 27 sobrinos, pero sus únicos herederos fueron mi Tío y Papá. Los 25 que quedaron no podían disimular el disgusto que les dio. Asistieron al velatorio, ni bien se enteraron, se fueron sin saludar.

   Ellas vivieron en Buenos Aires en un primer piso de la Calle Sta Fe, donde paraban siete micros. El smog llegaba hasta la cocina. Lavaban los cortinados una vez a la semana. Laura los prefería más deteriorados que mugrientos. Los Administradores del campo quedaron en manos de mi Padre y su Hermano. Papá, que era un Señor muy correcto, pagaba los impuestos en tiempo y forma. Mi Tío se negaba a pagar. Allí fue donde decidieron dividirlo. Tiraron la moneda, cara o seca, a Papá le tocó la parte trasera y a mi Tío el predio delantero, donde estaba el monte de eucaliptus y la casa centenaria.

   Fue una mañana de primavera y girasoles abiertos. El Tío era muy codiciado por la mujeres del pueblo, ricas y viejas. Había sido muy pintón y el transcurrir del tiempo, junto al exceso de alcohol lo deprimió.

   Volviendo a esa mañana: se preparó una bañera llena de espuma, se secó con cuatro tohallones, se vistió con su mejor traje y un perfume francés que inundó toda la casa. Desayunó lo de siempre, dos medidas de whisky. Nunca entraba en la cocina, pero era el mejor lugar para ver los girasoles rotando. Entre reproducciones de Molina Campos, encontró un viejo arcabuz del Abuelo y se disparó dentro de la boca. El sonido repercutió hasta la casa de mi Padre. Salió de inmediato y puteando decía:

   ─Dios, porqué eres tan idiota, primero se mató mi Bisabuelo, luego mi Abuelo, no más tarde mi Padre y ahora este pelotudo.

domingo, 10 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte IV)

 

   Emma ahora vivía con Laura, otra Hermana a quién se le suicidó su Marido. Mamá fue al campo para ayudarlas con la limpieza. Hacía podar las madreselvas porque decía que atraían a los bichos.

   Emma se enojaba con Mamá, por cualquier cosa. Cuando vio a Papá secar los platos, le arrebató el repasador y dijo:

   ─Éste es trabajo para Mujeres, los hombres tienen cosas más importantes para hacer.

   A Mamá no la querían ninguna de las dos, cuando no escuchaba, hablaban de ella con desprecio.

   ─Pobre Jorge, qué persona ordinaria, fregona y torpe encontró para casarse. ¿Viste cómo trata a su hija?

   ─Sí, ya sé como a una Sirvienta, se olvida que la chica crece y no le compra vestidos de su tamaño.

   ─Yo la vi un día caminando por Florida y la niña tenía alrededor de sus zapatitos, líneas de sangre.

   ─Es tu Nuera, Laura, deberías hacer algo.

   ─Yo no le puedo decir nada, no quiero que mi Hijo sufra.

   ─Te acordás cuando le preguntamos a quién quería más, si a la Madre o al Padre.

   De inmediato contestó:

   ─A mi Papá lo quiero mucho más que a Mamá. Mamá es muy mala conmigo, le gusta tirarme del pelo y darme cachetadas, también me amenaza con que me vendrán a buscar del Asilo.

   Una semana, mis Abuelas (yo les decía a las dos: Abuela, porque vivían juntas), me invitaron a una casa que tenían en Chascomús. Ni bien llegué me bañaron. Primero me gustó, esa bañera enorme, con agua tibia y los patitos de goma para jugar. Decidieron lavarme la cabeza entre las dos, me dieron miedo.

   ─Tiene razón mi Mamá, dice que ustedes son monstruos, también dice que no hable con ninguna de las dos, porque digo disparates y el que la liga es Papá, el que más sufre sin decir una palabra. A él le gusta estar tranquilo, ya bastante tiene con aguantar a Mamá.

   De grande me enteré que mi Madre era una psicópata sin solución.     

sábado, 9 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte III)

 

   Volvimos después de cuatro años. Justo cuando todos terminamos el último año del Colegio. Estábamos grandes, pero en ese campo recuperábamos la infancia. Seguíamos siendo, según la Tía Emma: “Catrasca, catrasca”.

   En la casa había un olor raro, bastante desagradable. Bajaron los techos y resultó ser un cementerio de murciélagos muertos. Apareció una construcción de vigas impecables, como si fueran nuevas. A mí, que era la más grande, me mandaron a plumerear los cuadros del lado de atrás. En uno casi desmayo, había un murciélago dormido aplastado contra la pared.

   ─Tengo una idea ─dijo mi Hermano─ si nos subimos al molino grande, los murciélagos no podrán con nosotros.

   Lo que no imaginábamos era que había un panal enorme de camoatíes. Lo superamos a palazos. Temimos que algo más pasara o la casa estaba embrujada, o era producto de nuestra imaginación.

   ─Chicos, vinimos a disfrutar, no pensemos más en cosas feas.

   ─¡A dormir la siesta todos! ¡Ya!

   Sonó desapacible, aburrido y tentador, el desafío de escapar. Sin decir palabra, con el mismo sigilo de las serpientes, nos reunimos en la galería trasera. Había un panal colgante, de abejas, que las ponía contentas nuestra presencia. Manaba miel sobre las baldosas, era su regalo.  Le pasábamos la lengua a toda la galería. Por último decidimos cumplir la consigna de los mayores, fuimos a dormir la siesta todos enmelados.

   ─Señora Emma, la casa está pringosa, llega hasta las sábanas de los chicos.

   ─Nada de culpar solapadamente a mis Sobrinos, se lo leo en los ojos. La obligación de usted, Maruca, es limpiar todo. No se tome el tiempo, hágalo pronto, hágalo ya. Antes de renunciar a su trabajo, haragana sinvergüenza.

viernes, 8 de octubre de 2021

RUTA 3 (Parte II)

 

   Mi Tía Emma les dejó a mi Padre y a su Hermano 3.000has, eran tiempos en que se tiraban cabezas de ganado, se alimentaban del pasto gordo que tenían esas tierras. Bebederos por doquier, tres tanques australianos con el piso sin cemento.

   Pasábamos largas temporadas en una casa enorme construida por Rosas y refaccionada por la Tía Emma.

   Había un monte de eucaliptus que rodeaba la casa. Cada tanto estaba gubiado el nombre de todas las hermanas. La Tía Adela era todo un personaje. Una noche de tormenta se ahorcó en la rama más antigua, la que iban a talar y sacar al día siguiente. Parecía que hubiera acompañado la muerte de su árbol más querido, el que llevaba su nombre.

   Donde acomodaban leña estaba lleno de serpientes. Mi Papá no quería que mataran a ninguna:

    ─Hay sequía en las sierras, por eso se refugian acá.

   Él las agarraba con la mano y les hablaba suavecito, jamás lo picó ninguna.

   A pesar de ir todos los años, no conocíamos las sierras, quedaban tan lejos que apenas se veían.

   A mi Padre no le gustaba el pueblo de Tandil, decía que si les mostrabas los dientes a la gente, con seguridad te cagaban. Y de verdad era así.

   Estaba el rancho de los Caseros que se entretenían matando moscas. Los aljibes con el agua que llegaba hasta la mitad. A mi Primo menor, lo metimos dentro de un balde, le prometimos que después lo sacaríamos. Y él, lo más contento, nos creía. La soga se descolgó y lo dejamos gritando como un marrano. Alguien lo socorrió, ni él mismo supo quién fue.

   Desayunábamos leche tibia, recién ordeñada, con la nata hacían manteca que untábamos con pan casero. Éramos tan terribles que los grandes acordaron devolvernos al cemento de Bs. As.

   Nos mandaron a la Estación en un sulky sin techo. Íbamos todos panzas arriba y veíamos pasar las hojas de los eucaliptus, parecían decir:

   ─El verano que viene nos vemos.