martes, 19 de octubre de 2021

EN SILENCIO

    ─¿No escribís ni lees más?

   ─No.

   ─¿Por qué?

   ─No tengo más nada para escribir, dejé de leer porque me adormece.

   ─Y ahora, ¿a qué te dedicás?

   ─Escribo con seudónimo, no soy yo, soy otra. Tengo treinta años y un Vizconde que dice amarme, no le creo. Es bizco, hay que cuidarse de los bizcos, encubren que son Condes. Me regaló un palacio de 150 habitaciones. Cuando estrenamos la primera yo miraba el techo y él me tapaba la cara con la almohada.

   ─Sueño que sos otra y eso me excita mucho más, esperá, no te entusiasmes, quiero sacar una selfi con el celular.

   ─¿A mí?

   ─No, mi miembro es lo primero, aquí al lado hay una habitación para que escribas lo que viviste conmigo. No me agrandes, decí que lo tengo del tamaño de un lapicito, pero encuentro tu punto “G”, tan rápido como nadie.

   Qué vanidoso este microcéfalo, no sabe con quién está hablando. Yo disfruto solamente cuando mato. Lo hice justo cuando se terminó de abrir la puerta sin golpear antes. Tengo un arma que cabe en la palma de mi mano, con silenciador totalmente silencioso.

   Le ofrecí que tomara asiento, disfruté después de dispararle cinco balazos. Me dieron cinco orgasmos, uno por cada bala. La mujer que me hizo la entrevista siguió preguntando boludeces. La hice echar por el cochero más hermoso del palacio.

   Después le ordené que viniera a mi escritorio. Quería proponerle algunas cosas, nada importante.

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