viernes, 22 de octubre de 2021

FLECHA VELOZ

 

   ─¿Y cuándo me operan?

   ─Mañana, preciosa, no pongas esa cara de susto, te dan una inyección finita y te dormís. Vas a tener sueños lindos y cuando despiertes: ¡Ya está!

   ─Mami, no quiero quimios y estar con náuseas todo el día, tampoco radioterapia, ni nada, dejo los pelos en la almohada no uno o dos, mechones. ¿No me podés pelar?

   ─Tu Papi no va a querer, pero si es tu deseo te rasuro ya mismo.

   Me miré en el espejo y era la superficie ideal para tatuarme una vaquita de San Antonio. Dicen que traen suerte. Mi compañero de al lado se hizo tatuar un puñal chiquito. Hay un sólo Enfermero por piso. Sentimos sus pasos por la noche, prende la luz y nos da una inyección a cada uno. Le pusimos de nombre: Flecha Veloz, con él no duele nada.

   ─Quiero que me tatúes una vaquita de San Antonio.

   ─Mi única condición es que no le digan nada a nadie o pierdo este trabajo encantador.

   Le dije:

   ─Te lo juro por Dios, que me caiga muerta ─crucé mis dedos.

   ─Estás equivocada, no es así, te vas a caer viva, te lo juro por mí.

   Mi compañero me dijo que me quedaba refashion.

   ─Mamá, pedile al Ciruja operarme de una vez, el nódulo crece y no quiero más inyecciones.

   Mi intervención duró tres horas y descubrieron que el nódulo era ¡benigno! El Médico, cara de poste, dijo que fue un error de diagnóstico, los síntomas indicaban un cáncer galopante. Lo dijo mirando a mis Padres, a mí no me miró ni una sola vez, mientras él hablaba le hice fucking todo el tiempo.

   A mi compañero le pasó igual, estamos juntos en la Terapia. Llegamos a un acuerdo, en cuanto nos den el alta, nos vamos a hacer los dos un piercing en la nariz. Lo negro viró rosa, cuando me pidió que fuera su novia. Yo acepté. Flecha veloz se ofreció a perforar nuestras narices.

   Ahora que soy grande, lo busqué en su Estudio:

   ─Tengo veinticinco años menos que vos y mi Eros dicta que me pinches en el lugar donde vamos a disfrutar los dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario