A medida que pasan los años, tengo recuerdos
de tiempos pasados, los peores. Hay un Contador que se ocupa de mis egresos,
más que de mis ingresos. Con mi Hermano somos socios en las parcelas. Teníamos tantas
discusiones que llegamos a no hablarnos más. Mi Marido, que es un santo, se
ocupa de lo numérico y entre ellos tienen una relación armónica, en ese
aspecto.
Mi Viejo decía que la tierra no había que
venderla, y en eso todos estábamos de acuerdo. Lo que nadie imaginaba es que la
perra, lo primero que robó fue la tierra. Sus impuestos eran descomunales,
llegamos a tener más egresos que ingresos. Pero nos mantuvimos firmes con nuestras
exiguas jubilaciones y la ayuda de nuestro Hijo. Conseguimos trabajos de llevar
y traer expedientes. Yo hacía ropa de diseño y la ofertaba por internet. Tenía clientes
firmes que pagaban tan bien que permitieron contratar dos jóvenes para ayudarme.
Igual estaba cansada, cansada de estar cansada.
Quisimos viajar a Grecia pero nunca pudimos.
Ahora es tarde, me agota caminar dos cuadras. Al campo no podemos ir, porque
está todo arrendado. Hicimos una pileta en el fondo de casa.
─No es una pileta ─dice el degenerado de mi
Primo─ es un moja huevo.
Está rodeado de un aguaribay, cuatro
palmeras, un cedrón. Tiene aspecto selvoso ideal para matar el smog de la
Ciudad. Escribo cuentos cortos, tengo un Blog, donde subo uno todos los días. Asisto
a Clases donde aprendo a escribir mejor y me presentan Autores que desconocía.
Todo eso ayuda a detener el Alzheimer que se avecina. En cuanto a la muerte, me
da un cagaso terrible y carezco de la lucidez para suicidarme. Si me aparece la
visión de la Parca, le digo:
─Fuera! Fuera! Fuera! No me quiero morir
antes de morirme.

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