lunes, 18 de octubre de 2021

FELATIOS

 

   Y tuvimos uno, más tarde otro y otro más. Nos quedamos sin trabajo. Vivíamos cerca del Puente La Noria, en una carpa camuflada con yuyos largos. Una Señora que pasaba todos los días y le daba de comer a nuestros gatos, se comidió a ofrecernos un departamento, sin pagar el alquiler durante un año.

   ─Vengan todos a verlo.

   Mi Mujer salió volando, le hacía ilusión aquel ofrecimiento gratuito. Teníamos un año para conseguir trabajo. La Señora nos dijo que era una sala, un dormitorio y una ventana amplia.

   ─Está recién pintado y funciona todo, hasta tiene cinco catres algo deteriorados, pero les van a servir. Los dos tienen cara de arreglatutti.

   ─Mi Marido es Plomero y Gasista.

   ─Mire qué milagroso, necesito alguien de confianza para arreglar el baño y un termotanque que no me funciona, aquí tiene, es su primer trabajo y le pagaré lo que corresponde. También tengo amigas que seguro necesitan de sus servicios.

   ─¿Podemos ocuparlo ya?

   ─Tengo el auto abajo, los puedo llevar a buscar las cosas que tengan en la carpa.

   Mi Mujer llenó de macetas con plantas que llegaban hasta el techo. El sol que entraba, era ideal para poner una tabla disfrazada de mesa, donde desayunamos los cinco.

   ─Vamos a estrenar la cama, será el primer día.

   ─No, esta noche no. Estoy reventada.

   La casa parecía de juguete, los niños le pintaron las paredes con bosques arbolados.

   ─No le abran a nadie, tengo que salir y estar aquí antes de la llegada de Papi.

   Ella pensaba, si lo hice antes, por qué no lo podría hacer ahora.

   Hizo tarjetas pequeñas que decían: “Sólo hago felatios y también recibo”. Entraba a las oficinas, a los negocios y hasta en la calle. A todos los hombres les ponía una tarjeta en el bolsillo, les hablaba al oído:

   ─Sólo lo hago en autos.

   Entre el trabajo de él y de ella, lograron comprar el departamento de al lado. Y devolverle el dinero a la Señora que se los prestó. Constaba de dos habitaciones, dos ventanas amables, cubrieron el resto con alfombras mullidas.

   ─¿Y qué te parece? ¿Lo estrenamos?

   ─Perdoná, pero me duelen los riñones. ¿Nos sobrará algo de dinero como para solucionar con un dentista los flemones de la boca? ¿Y pedir un turno con un Gineco para que me vea la inflamación y lastimaduras que tengo entre las piernas?

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