El trabajo
consistía en viajar a Buenos Aires. Había una exposición de orfebrería en el
Sheraton y debía decir algunas palabras referidas a cada pieza. Me dieron la
orden a último momento. Tomé una ducha, me produje y ya sentada en el micro,
comprendí el olvido de algo que no hice antes de salir. Estaba tan nerviosa que
miré los folletos y traté de ensayar un lenguaje coloquial sencillo. Durante el
trayecto sentía que algo andaba mal y estaba relacionado con mi olvido.
Entré al
Hotel lo más erguida que pude. Cuando empezó la muestra describí, a los
invitados, cada una de las piezas. Todos tomaban Champagne y hablaban, se reían
se alejaban a una mesa con bocadillos. Me dieron ganas de llorar ante tamaña
indiferencia. Tenía que esperar el cierre. Durante la angustia de la espera,
recordé que había olvidado algo importante y de eso dependía mi vida. Tomé el
micro y la paranoia me apretaba el alma. Llegué corriendo a mi casa y me
acordé. Me senté en el inodoro. Había salido de casa sin hacer pis y estuve así
durante siete horas. Hace media hora que estoy aquí. Haciendo pis.

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