miércoles, 31 de agosto de 2022

CULO EN TIERRA

 

   Se globalizó, gracias a los pocos humanistas sobrevivientes del Holocausto Tecnológico, la idea de arrojar a la estratósfera todos los celulares del mundo, las computadoras, los electrodomésticos y todos los miasmas al servicio de la nada, inclusive los consoladores y los consuelos políticos mendaces. Los Cónsules también, nada más al pedo que los Consulados. A los adictos al celular, diestros, sólo les pudieron despegar el aparato con aguarrás, thinner y ácido muriático.   En cuanto a los zurdos, que siempre fueron históricos opositores, se les cortó la mano. Los árabes sabían hacer el trabajo, con oficio. Reciclaron las computadoras, devinieron en ladrillos para la construcción de viviendas, las pantallas fueron ventanas y con las teclas jugaban a los dados.

   Los niños, por fin, hablaron con sus padres, cara a cara. Aprendían en sus casas, suprimieron Escuelas y  Facultades, consideraron que en ellas desaprendían. Leían en libros de culto y amaron escribir a mano, los mouse eran ratas que debieron combatir con granadas de mano, que el Tío Sam dejó de usar para las guerras. Cada ser humano de la tierra plantaba árboles de todas las especies. Suprimieron la palabra dinero, euros, dólares y yenes de todos los Diccionarios. En los tiempos libres jugaban al Ajedrez, así ampliaban la memoria y el Go les sirvió para respetar al otro, con estrategias gentiles. Las estrellas se cansaron de vivir tan lejos y bajaron a la tierra, para chusmear las novedades. El sol y la luna se quedaron en el molde, eran las encargadas de dar calor y sueño, respectivamente.

   Desaparecieron las fronteras, todos paseaban por donde más les complaciera. Nacieron niños chinos de pelo mota y ojos eslavos, mujeres africanas, rubias, con ojos japoneses. Nadie tomaba vino ni birra. Por sus poderes terapéuticos, fumaban porro. Sembraban en el mundo entero. Los narcos fueron arrasados por tsunamis, que los hundieron en el fondo de los océanos, junto a la Estúpida y sus K-chorros.

   Los Argentos por fin sonreían de oreja a oreja.

   El uso de la silla fue olvidado y los humanos descansaban culo en tierra.

martes, 30 de agosto de 2022

ALLÍ

 

   Toribio jugaba solitarios y las horas pasaban.

   —¿Vos no naciste para peón?

   —Si sabía que nacía para peón, no nacía.

   Se cansaba de manejar tractores, ayudar en el tambo. Las vacas lo conocían y Toribio a ellas, hasta le puso nombre a cada una. Cuando se enteró cual era el destino de los animales, ordeñó sin mirarles las caras.

   Sabía montar en pelo y un día se largó a campo traviesa. Le gustó salirse de la explotación cruel del patrón. En medio de la noche más oscura vio una luz y un ranchito. Ató el caballo y abrió la puerta, un viejo tomaba mate, levantó los ojos:

   —Haga de cuenta que es su casa.

   Toribio entendió bien, pidió disculpas:

   —Están acectadas, si gusta un mate con tortafritas.

   Extendió el primero con manos de árbol. Se habló todo, desde que nació allí y seguía allí:

   —Usté que anda con cara de sueñear, consigase un allí, como hice yo.

   El viejo tenía razón. Partió al día siguiente y corrió bajo la lluvia intensa, no daban más ni él ni el caballo. Se guarecieron en un bosque, donde se produjo el milagro, un rancho desvencijado sin nadie. Con una cama usada por muchos. Acondicionó el su allí, con maderas del bosque. La bomba de agua funcionaba. Cuando teminó su trabajo sintió orgullo. No quedaba lejos del camino de autos. Amasaba barro todo el día, construía conejos, abejas, ovejas, cuises y gatos de los pajonales. Los cocinaba al sol. Cortó los pastizales hasta el asfalto y puso un cartel “Vendo animalitos de mentira”. Ubicó las piezas a los costados, camino a su rancho, de mayor a menor.

   Pasaban autos y le compraban, una señora se llevó media docena de conejos. Otros le encargaban, tuvo que renovar la producción. Mientras amasaba barro, recordó al viejo diciendo “No esperes mujer, porque ese es el precio de encontrar un allí”. Justo ahora que Toribio andaba extrañando mujer, sin querer le salían mujeres de tetas grandes y culonas. Esos diseños fueron vendidos a una empresa.

   Una mañana de sol apareció una chica de piernas largas, pelo largo, lisa como una tabla, austera se presentó con lenguaje citadino:

   —Me llamo Nora, ando buscando un lugar.

   Y señalando todo, encontró un allí, lejos de Toribio. Él la acompañó, era un rancho sin dueño.

   —No quiero ayuda, yo puedo sola.

   Él se fue con el sonido terminante de su voz. Pasó una semana, cuando apareció Nora con una mula cargada de bultos.

   —Si no te jode, me gustaría trabajar con vos, soy profe de escultura y cerámica. Podemos intercambiar conocimientos, técnicas…no sé ¿Te parece?

   Brindaron con grapa para festejar la asociación, se aflojaron los cuerpos, Nora armó un porro, quedaron blandos y se abrazaron fuerte, para sellar, no sé bien qué…

lunes, 29 de agosto de 2022

SOLIVIANTAR MALARIA

 

   Me voló la cabeza con ¡Cuánto costaba la verdulería, cuánto costaba el supermercado, cuánto costaba la farmacia, cuánto costaba la carne, cuánto costaba viajar en micro! 

   —¿Porqué no te vas a acostar un rato a tu casa?

   Miró con resignación:

   —¿Sabés cuanto costaba el alquiler? Tuve que rescindir el contrato, tengo un banco en la plaza, me costaba dormir, dios provee, un ropavejero me vendió un colchón usado ¡Cuánto costaba! Al hombre le di pena y me lo regaló.

   Después del relato de mi amiga, la cabeza se me agrandó diez centímetros. Entré al departamento y caí de cabeza en la alfombra. Cuando me desperté, Roberto me daba sacudones, con voz sin oxígeno:

   —¿Sabés cuanto costaba la Escuela de los chicos? La mitad de mi sueldo.

   Enloquecí, me quedé sin pensamiento, le hablé despacio al oído:

   —Quedan dos papas y una zanahoria, prepará una sopa, los chicos llegan con hambre, yo no doy más, se me terminó la carga.

   —¿Tan pronto? Si lo cargaste ayer.

   No le contesté, es común en Roberto, entrar en estados confusionales. Los chicos volvieron cuatro horas más tarde. Nos dormimos ambos en la alfombra, abrazados, no por amor, para darnos calor, tuvimos que vender la estufa hace días. Nuestro hijitos volvieron tiznados, con los uniformes desgarrados, arrastraban dos bolsas de consorcio:

   —Peleamos con otros chicos, que estaban en la misma, trajimos comida, de las bolsas de gente rica, salames caganolis, queso espartano, lomo al curro, aros de cebolla perenne, chorizos con piel de nutria, sushis de bofe tiernizado, bananas con crema moco y mermelada de ruda hembra, media botella de vino con corcho y dos cocas casi llenas, selladas con salsa kétchup.

   Pusimos el mantel de salir y las bandejas de Sebrelli, copas de caristal y platos polinaicos. Comimos y bebimos, teníamos una avidez chimanga.

   Esa noche fuimos felices, no costaba nada.

domingo, 28 de agosto de 2022

BLINDADO

 

   Abrí la puerta y un hombre mal entrazado, flaco, alto, de ojos hundidos, preguntó si  no lo reconocía, le dije que no.

   —Tal vez en la casa de enfrente.

   Él miró el interior de nuestra casa y casi al oído dijo llamarse Chicho, claro que treinta años desfiguran a cualquiera. Le dí un abrazo, con temor a quebrarlo y llamé a Maggie. También lo abrazó y le dio un beso. Me dio náuseas, por la mugre de él y el gesto de ella.

   Chicho pidió bañarse. Le alcancé mi rasuradora. Envuelto en la  toalla me pidió ropa limpia, no importaba si era vieja. Llevó tiempo encontrar ropa para su cuerpo de astilla. Le llevé un traje de secundario y unas zapatillas recién compradas. Maggie lo esperaba en la cocina para tomar una sopa caliente. Me molestó, como una picadura de abeja, cuando escuché a Maggie llamarlo Chichito. Chicho pidió una cama por una noche. Pensé que se iba a quedar una semana y también pensé alguna estrategia para que se fuera.

   Cuando llegaron nuestros hijos les presentamos a Chicho, con un:

   —Éste es Chicho. 

   Y los chicos mirando sin curiosidad. Los comprendí, hablar con un viejo triste y ausente no era una alegría. Chicho los miró con detenimiento uno por uno y sus ojos quedaron pegados en el más grande. Luego de dos días de estancia, al más grande, futuro psicólogo, le dio por la piedad y le preguntaba cosas todo el tiempo. Chicho se sometía a los interrogatorios como un rehén, que lo que no recuerda, lo inventa. Maggie y yo tardamos en cerrar aquellos recuerdos con puertas y blindajes. Ni nosotros sabíamos por qué lo recibimos. Le paramos el carro con las invenciones, lo que no se recuerda no es. Una noche, en el jardín, todos dormían, menos Maggie, Chicho y yo. En medio del silencio contó que bajo tortura uno puede llegar a decir que su madre es una puta. Fueron sus razones para justificar la delación y nuestro silencio, la respuesta.

   Maggie le pidió que se fuera y el preguntó y Maggie le dijo que nada era cierto, que se olvidara. Lo vio partir, encorvado y arrastrando los pies. Como cuando lo conoció, le nacieron ganas de protegerlo y fue a vivir a su casa, un mes, donde sucedieron muchas veces cosas de dos solos, adolescentes. Cuando conocí a Maggie me contó todo, los dos elegimos un muro. Tuvimos tres hijos, el primero era de Chicho.

   Chicho dejó su esperanza de vida y en la mañana ya no estaba. Mientras caminaba al costado de la ruta pensó que nos lo debía. Metió las manos en los bolsillos. En uno sintió el tacto tibio del osito que le robó al más grande de los hijos.

sábado, 27 de agosto de 2022

MI CHAPLIN PREFERIDO

 

   Para comer un huevo pasado por agua, una cucharadita en cada escalón de la escalera de caracol. Si no, no.

   Si le preguntaban como estaba, decía: ”Contento”, si lo interrogaban acerca de cómo le iba en el colegio, él respondía: ”Contento”. Las mujeres lo querían, porque era el primer miembro de la familia que estaba contento, de aquella enorme multitud, de depresivos tristes.

   Era el único alumno del Sagrado Corazón, que no penitenciaba sobre garbanzos. Había tenido parálisis infantil. Su padre, para asegurarse, les dijo a los curas, que el niño iba a ser interrogado a diario. Si lo pactado no se cumplía, le mostraría los garbanzos y el niño, al Obispo.

   Le encantaba la colimba, sabía que no sería aceptado, por su pierna, hizo el intento y recibió como respuesta, risas contenidas. Lo que no le gustaba de algo, lo borraba de su memoria, por eso tenía un lugar tan inmenso para jugar.

   Cuando todos los que lo rodeaban se convencieron, que era un hombre santo, empezaron los abusos. El precio de la bondad. Tuvo su amor soñado, celestial y su enlace definitivo, al desamor de una pesadilla infernal. Él que era tan inefable como Goya, ante los pedidos reiterados de su hija, para que se divorcie de su madre, respondía algo acerca de lo privado y algo acerca de que sin su madre, quién iba a cocinar como ella. Nadie, decía. Por si a la niña se le ocurría otra pregunta incómoda.

   Dibujaba a mano alzada lo que fuera: barcos de carga, fragatas, selvas, batallas, próceres, mujeres Divito, escenas cómicas. Sin embargos, siguiendo los mandatos familiares, tan tontos, se recibió de abogado. Siguió dibujando, crónicas de sus avatares cotidianos. Hacía caricaturas, de cuanta persona conocía y las escondía en el escritorio, como si fuera un pecado, bajo llave.

   Él sí era un buscador de coincidencias, si alguien decía, que su apellido era Casanova, ponía cara de pensar lejos y preguntaba si no era nada de un bahiense Casenave. Se le aclaraba que las vocales eran diferentes. Él contestaba que a veces, donde anotaban los bebés, ponían cualquier apellido. Además, él conocía gente que era pariente, con una letra de diferencia. Decía que en los Registros Civiles, estaba lleno de analfabetos acomodados.

   La hija, de retorno a su casa, vio una fogata inmensa que casi llegaba a cocina, no pudo creer, su padre quemando todos sus libros, los de estudio también, por si eran peligrosos. Ante el llanto de su hija, todo negro de quemazón, le dijo que a partir de ahora, sólo podría leer revistas mejicanas, lo más boludas posible. Y a la facultad, la iba a llevar él de ida y vuelta. Estaba jodido, jodido. Decía. Y no se hable más. Decía. Mientras revolvía la tierra, con odio y miedo.

viernes, 26 de agosto de 2022

EL ODIO GANA SIEMPRE

 

   Eran de la misma altura, claro, una sentada y otra de pie. El parto resultó exótico, primero salió una larga y luego, lo que pensaron placenta, resultó una bebé cortita como un salame. Para mí, que hubieran nacido fue un karma. Lloraban el día entero, ocupaban mi pieza. Venía gente a verlas y yo los prevenía:

   — Encontré una con forma de mortadela y otra enroscada a los pies de mi hermana.

   Para calmar el agotamiento de mi madre, llevé a la más chica. Era bastante tonta, se mojaba los zapatos en los cordones de las veredas para sacarse las deposiciones de perro que había pisado. La llevé a un Mc Donald y comía con las manos como un cerdo. Fui al baño, cuando volví la ví sentada, pasando la lengua a mi plato. Salí sola. Y bueno, yo no tengo la culpa, ella se quiso quedar.

   —¡Mamá! Se perdió la melliza.

   Gritaba desesperada: 

   —¿Dónde?¿Cómo?¿Cuándo?

   Le contesté, porque la vi superada por la situación:

   —En una casa de comida chatarra, se le ocurrió tener hambre, no sé la hora exacta.

   Mamá llamó a la policía. Estaba sentada en el umbral de la vereda, cuando me vio, dijo que había perdido lo mejor, el parque de diversiones y la vuelta al mundo.

   —Después corrí para alcanzarte, pero vos corrés más rápido que yo.

   La pena fue de un mes sin salir, terminé siendo amiga de mis hermanas. Me llevaron al psiquiatra, porque hubo episodios confusos. La más alta dijo que intenté ahogarla con la almohada. La enana contó  que cuando la bañaba, le sumergía la cabeza en la bañera, hasta dejarla sin aire. Esto sucedió antes que fuésemos amigas para siempre. Hasta que la larga se casó con mi novio, la enana se quedó durante mi disgusto y el resto de mi vida. Nuestra hermana tiene la entrada prohibida, a veces viene, la espiamos por los visillos y no le abrimos. Las dos terminamos odiándola.

   Por pasarse de lista, la última vez que vino, puso el ojo en un visillo, la enana no podía, no llegaba. Me encargué de pasar una aguja de tejer que llegó a su retina.

jueves, 25 de agosto de 2022

ALTA EN EL CIELO UN

 

A Esperanza San Martín de Belgrano, le dio por envidiar a su criada de toda la vida, Aurorita.

Esperanza, cuya familia había sido muy rica, tanto que ni ellos sabían cuántos dineros, propiedades y esclavos poseían aquí y en el resto del mundo, quedó sin un centavo.

Sola y sin amigos, su única compañía era Aurorita, que siempre trabajó sin sueldo y comiendo mendrugos.

Aurorita, era feliz, aún durante su edad avanzada y no se explicaba la envidia de la niña. Esperanza sinceró con palabras de mandatario sus deseos, quiso saber cómo hacer para obtener felicidad, siendo tan pobre o indigente, como se usa nombrar hoy día.

Aurora le dio una idea inmediata. Le propuso habilitar esa inmensa casa, forrada de madreselvas, como un lugar para producir alguna alegría, al que necesitara privacidad y demás perversiones, que trajeron estos tiempos.

Esperanza le preguntó quienes podían habitar ese lugar, que dejó de ser bello hacía tiempo; Aurorita, hiperinformada, era su pasión, la puso al tanto de políticos, empresarios, diplomáticos, curas, monjas y gremialistas, que necesitaban espacios como ése, para desarrollar sus bajos instintos. A Esperanza la idea le pareció excelente, proviniendo de una india inexperta. La desesperanzó el estado de la casa. Aurorita, para hacerla corta, le dijo que el estado no existía hacía tiempo y eso que llamaban “estado”, era un conjunto de grasas descerebrados, drogadictos, corruptos, de lenguaje soez y prácticas aberrantes. Gente acostumbrada a revolcarse en la mierda.

Ahí Esperanza, tuvo un brillo de esperanza. El caserón era perfecto para alquilar sus habitaciones. Y le alegró no tener que limpiar, ni disfrazar de distinguido.

Aurorita le dijo que cobrarían en euros, el uso de la casa; a esas gentes los precios altos, los hacían sentirse altos y rubios. Emocionadas, ambas se abrazaron.

Actualmente, viven entre Londres y Oxford, en un castillo de habitaciones impecables y discretas. Las alquilan a los primeros ministros, a veces a terroristas musulmanes. A ellas no les importa la proveniencia, mientras paguen.

Argentinos no aceptan. Obvio.

miércoles, 24 de agosto de 2022

LA MEMORIA DEL INVIERNO

 

   Busqué un banco acostumbrado a recibir mi presencia. Antes traje un café cortado del bar de la Estación de Servicio. Hacía tanto frío que lo tomé de un solo trago para calentarme por dentro. Alguien se sentó a mi lado y me protegió del viento que empezaba a soplar.

   —Tal vez no me recuerde, soy la anciana que antes se sentaba, árbol por medio y usted un día se acercó y preguntó cuáles eran los acordes de esas melodías tan bellas. Se me borran los recuerdos, tal vez porque son muchos. Soy muy fisonomista y te reconocí. Por eso cambié de banco para entregarte este regalo.

   Miré y era una bufanda, tan larga  que cruzaba la plaza.

   —Me llevó todo el invierno tejerla, por suerte encontré la destinataria. Noté tus ojos nuevos, como los que tuve yo cuando era joven.

   Le traje un café del Bar.

   —Muchas gracias, esto abriga más que una bufanda. ¿Por qué no te la ponés? Si le das cuatro vueltas, dejarás de temblar.

   Y así fue, me abrigó como un sobretodo. Crucé de nuevo y le compré otro café. Lo agradeció de modo exagerado y me lo quiso pagar.

   —Se me hace tarde, me tengo que ir.

   La saludé con la mano en alto. La bufanda se enganchó en un paragolpes y comenzó a destejerse. Fui haciendo ovillos y cuando terminé, volví a mi banco. Pero la anciana Dama, ya no estaba.

   Era mi Abuela con alzheimer, no recordaba ningún nombre y menos, que yo era su nieta.

martes, 23 de agosto de 2022

CANALLAS

 

   Un depto. En un primer piso. Él dormía. El gato le amasaba la panza. Eso le daba quietud.

   Los despertó una manifestación repentina, abajo quemaban papeles, botellas plásticas y lo peor, neumáticos, diez pilas ardiendo como el Averno.

   Por los intersticios de las ventanas, se colaba humo negro. Se puso un gorro de lana que tapaba su cara, abrió la manguera y mojó a los manifestantes, que le agradecieron el agua porque el calor era demoledor.

   Él quería apuntar a los neumáticos. Largaron más humo y más negro. Le pareció atinente salir del edificio. Había tizne en las paredes, el piso, techo y habitaciones. Él ya no veía, fue a buscar al encargado.

   —Lo que te conviene es hablar con el dueño.

   El dueño le dijo que lo más conveniente era ir a la Municipalidad. Lo atendieron de inmediato.

   —Nosotros pedimos Denuncia Policial, ARBA, AFIP, ANSES, ALEPH, con eso vuelve aquí mismo y vemos.

   Se fue cabizbundo y meditabajo. A las seis cuadras, mirando un gato se acordó del suyo y corrió hasta abrir la puerta. El living, blanco, encerado, al igual que los dormitorios, cocina, sanitarios. Le habló como si fuera a una persona.

   —Vos, gato gordo. ¿No sabés quién produjo este milagro?

   El gato, dándole la espalda, mirando por la ventana, respondió

   —Yo, ¿Quién va a ser?   

lunes, 22 de agosto de 2022

LA LUZ MALA

 

   —Güenas y Santas, Don Acevedo, no terminé mi trabajo, pero lo sigo mañana.

   —Si son buenas no son santas, ¡jah! Usted se ha equivocado, veo que no lo terminó como habíamos convenido. Sigue mi consejo pero al revés, no dejes para hoy lo que puedes hacer mañana. Eso lo digo yo en rueda de amigos, pero usté es personal contratado y hasta debe trabajar o lo dejo de respetar. Además se dice “buenas”, con b larga.

   Agaché la cabeza:

   —¿Sabe que ando medio sordo?, ¿qué letra es b?, no la conozco, no tengo estudios.

   Se exasperó don Acevedo:

    —Es fácil, b de boludo, úselo como una regla nemotécnica.

   —Patrón, no me hable en difícil, le voy a entender menos de lo que entiendo. Pero yo hago de todo, Patrón, le cebo mate cuando amanece, preparo lo que va a comer, le lavo la ropa, es trabajo de mujer. Suelto los animales, ordeño las vacas a mano, le doy maíz a las gallinas. Y además es difícil sacar murciélagos podridos del entretecho. Tengo la nariz lastimada de ponerme un broche en la nariz, para que ese olor no se meta en mis pulmones.

   Me llevó dos días quitar los cadáveres de murciélagos. Hasta le pasé cera Suiza y lustré el entrepiso de rodillas. Don Acevedo me felicitó y me pagó con aumento, cinco pesos de aumento.

   Parece joda lo que me hace el patrón, pero qué le voy a decir, tiene su propio castigo, se han cerrado las exportaciones y eso le hace mierda el capital, que antes era su orgullo y ahora su humillación. 

   Su casa está quedando vacía, vendió hasta la vajilla y duerme en el piso.Flaco está el Don Acevedo, se fue la mujer y sus hijos ni lo visitan ni lo llaman. Hay goteras, hace frío, se terminó el combustible.

sábado, 20 de agosto de 2022

TOMAR EN EXCESO

 

   Quieren festejar por la infancia, porque todos, por champagne, porque se visten de blanco ellas, porque ellos son capaces hasta de una corbata.

  Tienden la mesa con el mantel de salir, ponen mis cubiertos en un lugar de privilegio. Me olvidé que quieren arbolito, éste está viejo y le quedan tres bolas de las que se rompían. Salgo hoy mismo.

   —Son espantosos los arbolitos, voy a llevar éste, similar al del principio, el plástico no lo pueden ocultar, pero yo sí, me oculto entre la gente, ni paso por la caja, hay dos empleados y no dan abasto.

   Tengo un aire de Papá Noel, pelo blanco, anteojos y algunos otros pelitos en la barbilla, camino a velocidad trineo.

   —Chicos, ¿y el árbol dónde carajo está? ─dijo Pedro.

   Giró sobre sí mismo y allí estaba, las luces se prendieron solas, todos aplaudieron. Llegaron de la Panadería con el lechón de costumbre, sin cabeza, para que no lloren los niños. La Abuela iba y venía, a tal velocidad que nadie la veía.

   Comieron y bebieron hasta reventar. José tomó la mano de la Abuela, pero no estaba, siempre le gustó deshacer su rodete, no lo encontró. El plato de Abu estaba inmaculado, los cubiertos descansaban a los lados y la copa de champagne brindaba sola con cada uno de ellos.

   Se abrió una puerta y entró el Tío más querido: —Una copa para mí, por favor.

   —¿Qué pasó con Abu? No la encontramos, no comió ─dijo el Nieto mayor.

   —Cómo habrán tomado, pedazo de bestias, que en esta Navidad perdieron la memoria, la Abuela murió hace cinco años…

viernes, 19 de agosto de 2022

ROUND TRIP

 

   Entró por derecha, no hubo padrinos y pasó por un examen de aptitudes, para la tarea que le fue asignada. Era de contextura frágil y el silencio la envolvía. El día que empezó, tenía que tipear un discurso, para el Jefe peripatético e ignorante, arde el País de esos especímenes. Se sentó en la punta de la silla y tipeó por media hora de corrido, sin juzgar el contenido vacío y necio de lo transcripto.

   En la oficina no había nadie, se cubrió con un chalequito azul marino y florcitas arbitrarias celestes, que disfrazaban agujeros de polillas. Una bufanda despelechada y una carterita de plástico. Cruzó al Café de enfrente y pidió un vaso de leche tibia.

   —Gracias, la leche estaba muy rica y muy tibia, acá tiene los diez pesos.

   Cruzó rumbo a su trabajo, ya había un alcahuete supervisando su tarea: 

   —Srta Narda, le faltan dos carillas y esa letra tan chica, el Jefe no la lee.

   La Srta Narda asintió con la cabeza y tipeó con letra Arial 20, el discurso de nada para nadie. A la media hora se cubrió con el chalequito azul marino, dos florcitas celestes desaparecieron, dejando los agujeros de polilla, expuestos, el remedo de bufanda y la carterita de plástico. Se dirigió a la Secretaria, para hablar con su Jefe, al cual desconocía. Pasó de inmediato.

   —Tome asiento ─extendió su fuerte mano y no advirtió  su fragilidad, casi la quiebra.

   Ella dirigió su mirada a la ventana, que se encontraba tras su Jefe, salteaba la cara del interlocutor, sin que éste lo advirtiera.

   —Quiero renunciar, no recibiré nada por una hora de trabajo. Pero sí necesito que me pague un vaso de leche rica y muy tibia, tomado en el Bar de aquí enfrente, fueron diez pesos.  

jueves, 18 de agosto de 2022

ESCRONCHO

 

   Se justifica, era una fiesta de disfraces, cuando la nombraron pasó primera, una chica de barrio en el palacio de las banderolas, la madre caminaba más atrás, su disfraz fue un paquete de harina, rebozada, para que no se notara que era negra.

   Pina De La Guardia, intrigada, preguntó:

   —¿Y el novio?

   —De ansiosa, lo dejó en la carroza, seguro.

   Venus Ortiballet contestó como chusma asombrada:

   —Para nada, el novio es el Príncipe, la esperaba en la escalera de Palacio, todos nos sorprendimos, la novia, Hilda Pérez, lucía un vestido rojo fulminante, llevando en la mano antifaz amarillo, el Príncipe rodó por la escalera de emoción, la futura suegra lo ayudó a incorporarse y lo llenó de manchas blancas, parecía un dálmata de colores invertidos.

   Pina, que miró toda la escena, se hizo la fina:

   —¿Y la plebe?

   —Tanto los aristócratas como la Reina Madre, aplaudieron tan fuerte como la hipocresía. Los plebeyos escupieron, viste cómo son.

   No cumplieron con ningún protocolo, la primera fue la Reina Madre,  ocultó que el Príncipe era medio hermano de Hilda Pérez, ella, la Reina no se angustió, fue un medio incesto y en los reinados, no existía el pecado. Los novios brindaron con vino de la costa, se metieron en un pelotero a jugar con entusiasmo. Empataron y siguieron, al gallito ciego, en el jardín. Se metieron en una pieza grande, el Príncipe resultó tener atributos pequeños, sin erección. Hilda Pérez lo amasó y le colocó un tutor, pero él sintió más dolor que entusiasmo. Ella fue rauda a un encuentro con la Reina:

   —Mire, Señora Reina, su hijo en lugar de sexo, tiene un escroncho, que ni entra ni sale, ni sube ni baja, de mi persona, no le saldrá un nieto, tampoco aceptaré una intimidación en vidrio, busque una mujer de su aristogática, con tal de tener un nieto suyo, le será infiel a su hijo. El Jardinero chino, que le cuida sus bon sai, sólo tendrá que esperar, como lo ha hecho con todas las damas de la corte. ¿Usted nunca entendió que los descendientes de esas mujeres, son amarillentos de ojos oblicuos? Ése sí que es un chino pródigo y cualquiera le viene bien, pruébelo, verá que es riquísimo. Es lo que dicen las nobles damas, enterada estoy, por trabajar en sus castillos, limpiando pisos. Soy virgen, lo intenté con su hijo, luego de ese fracaso, si el respeto pasa por amar a un hombre, antes lo pensaré bien pensado, como piensan los que piensan.

miércoles, 17 de agosto de 2022

VÍAS

 

   —A Ud la conozco de algún lado.

   Vulgar, vulgar, este tipo es vulgar. Yo lo desconozco y su treta es común. Ud me conoce, yo no, pero le digo que sí, ando escasa de compañía. Le veo cara de fracaso, es un buen atributo, si fuera un triunfador no empezaría por “A Ud la conozco de algún lado”.

   Haría de cuenta que no existo y terminaría por preocuparle que alguien tan insignificante, lo mirase con desprecio. No sé los demás, pero a mí los triunfadores me parecen engreídos y generosos con lo que les sobra. ¿Me entendió? O esa cara de idiota será una de sus caretas.

   —¿Ud me habla a mí?

   Le tengo que decir, soy honesta, eso subyugó a mi novio cuando después de decirle “te quiero”, continué con “pero me dan tanto asco tus besos y el resto”. Y ahí me dijo: “Te perdono porque sos honesta”.

   —¡No! ¿Ud que piensa?, si piensa. Yo no hablo con desconocidos.

   Pobre…se achicó su cuerpo veinte centímetros de tristeza, no lo soporté:

   —Mire, lo que podemos hacer es caminar por las vías, ahora, un, dos, tres y saltamos juntos. Tiene su dificultad caminar en la vía, pero los solitarios somos equilibristas.

    Se lo hice saber:

   —Creo que entre nosotros hay buena vibra.

   Caminamos  contentos al mismo ritmo. Pero escuché el tren. El tipo ni cuenta se dio, le grité:

 —¡¡¡Yo doblo acá!!!

   No sé qué hizo.

   Estoy segura que tropezó una mina y le dijo:

   —Yo a Ud la conozco de algún lado.

martes, 16 de agosto de 2022

LAS LLAVES

 

   Quedé conmigo que me encuentro a las cinco de la tarde. Me reconocí enseguida, era yo indudablemente. El auto que me compré es un Maxi Cooper, lo necesitaba para mandados y vacaciones.

   ─Si querés te canto la justa.

   ─Dale, decime.

   ─Lo hiciste a pedido de mi Mujer.

   ─¡No! De la mía.

   Yo soy un tipo generoso, hasta le daba mis llaves. Un día se fue con auto y todo a visitar a su amante. Se quedó dos semanas y volvió sin el auto.

   ─Me lo robaron, ¿querés que nos separemos?

   ─Sí, prefiero vivir solo, me hace feliz vivir conmigo. Cuando me levanto no me puedo bañar, porque los platos sucios de la cocina los meto adentro de la bañadera, corro la cortina para sentir que está todo limpio.

   Una vez por semana viene una Señora que limpia todo. Yo desaparezco en su jornada de betún, esparadajos y lavandina. Me sirvió para reencontrarme de nuevo yo solo y decirme la cruda verdad. “Soy un fracasado.” Culpa de mis viejos que desconocían la palabra fracasar.

   Me lavaron el cerebro y el cerebelo también. Había que tener una carrera, una Novia, que después será la Madre de mis hijos. Esas consignas me permitieron vivir solo. Yo solo conmigo y nos llevamos fenómeno.  

lunes, 15 de agosto de 2022

LA CLASE AUSENTE

 

   —Esta clase será una exposición acerca del Marqués de Catapultala, ¡quiero silencio! Si tienen ganas de gritar, vuelvan a sus casas. Se sientan derechos, vista al frente y oído atento.

   —Srta, mire! Abajo un micro pisó tres chicos, el micro se fue rajando, los pobres no se mueven, están tirados en la calle, cubiertos de sangre y nadie los socorre.

   La Maestra no puede detener una sonrisa, tres chicos menos, son tres problemas menos.

   —Bueno, vuelvan a sus asientos, si vieron eso es que no estaban prestando atención. El Marqués de Catapultala, fue el primer científico de la Historia que descubrió, hace apenas unos días, que la Tierra es plana.

   —Disculpe que la interrumpa, Seño, pero no puedo sentarme derecho, porque el banco tiene una pata mucho más corta que el resto. ¿Qué hago?

   —Alumno Santillán, siéntese en la ventana, sin mirar hacia afuera, porque le puede dar vértigo y caer. Otra cosa, Santillán, no se dice “pata”, se dice “pierna” y no quiero que me interrumpan más. Como les decía, el Marqués de Catapultala, Dr en Física, Química, Historia, Geografía y Ganador del Premio Nabol de este año. Si él dijo que la Tierra es plana, no hay duda, es plana. Yo les propongo media hora de silencio, como duelo por nuestra querida, finada, Tierra redonda. Controlo el tiempo, si esta media hora no se cumpliere y alguno hablare, el castigo será una abeja viva, adentro de la boca, los labios permanecerán cerrados, con abrochadora, para que no la escupan.

   Se hizo un silencio tumbero. Al cabo, el niño Santillán, que era mal alumno, pero ningún boludo, dijo:

   —Srta, pasó más de una hora, me parece que Ud, está abusando de todos nosotros.

   —Tengo testigos, Santillán, yo no le toqué el culito a ninguno de ustedes, por eso me doy sobreseída de abuso. Sigamos, el Marqués de Catapultala, logró otros descubrimientos. El primero alertó que la fisura desembocaba en el agujero negro. En cuanto al lenguaje inclusivo, era una estupidez ofensiva, que cayó en el olvido. Espero que les haya resultado interesante mi exposición.

   —Toc, toc.

   Era la encargada del material didáctico, que nunca existió.

   —Srta, no quiero interrumpir sus pensamientos, pero hoy era un día de huelga y no asistió un solo alumno, ni Maestros. La Escuela está vacía.

   Ando mal de la cabeza, le hablé a nadie.

   Una manifestación, abajo, con carteles que decían: “La Maestra Siracusa es carnera.” “Que te echen de la escuela, gorda traidora”.

   Entre los manifestantes estaba el Marqués de Catapultala, gritando:

   —Que se vayan…! Que se vayan…!

   Estaba convencido, que se encontraba frente a la Intendencia, que había robado los cuadros del Museo, único patrimonio del Tandil.

domingo, 14 de agosto de 2022

CONTESTA ELLA

 

   Le hicieron una entrevista:

   —¿Por qué no participa en concursos?    Un cuento por día, no publica y lo sube a su blog, ¿Le lleva mucho tiempo escribir uno por día?

   Contesta ella:

   —Todo el día, lo subo a las cero horas.

   —¿No le sería más redituable publicar?

   Contesta ella:

   —No, porque terminan durmiendo en una biblioteca, con el agravante que no hay lectores.

   —Permanecer sentada veinte horas, ¿qué consecuencias le acarrea?

   —Tengo suturado el culo, me evita ir al baño, no tomo agua, ni la vejiga funciona.

   —¿Es verdad que una vez por año va a la India y tiene un gurú que sacia sus experiencias?

  Contesta ella:

   —Voy por placer, pero lo de saciar sería imposible, soy insaciable.

   —¿Escribe durante ese tiempo?

   Contesta ella:

   —No, son vacaciones, subo cuentos viejos y con extrañeza, noto lectores nuevos. Me interesan Irlanda, Polonia, Ucrania y Rumania. Tengo seguidores añosos. He sido invitada por personas maravillosas a esos países. Son humanistas medulares. Tengo un novio irlandés que lamenta mis cisuras, él me tipea los cuentos y todo el plomazo internetiano. Yo le agradezco con prácticas privadas. Ponemos el despertador para no entorpecer la escritura.

   —Su novio, ¿qué hace durante sus ausencias literarias?

   Contesta ella:

   —Es ingeniero en sistemas, computea con su secretaria.

   —¿Alguna vez tuvo marido, hijos?

   Contesta ella:

   —Tengo un hijo que no le gustan mis cuentos, él es dibujante, a mí sus dibujos me disgustan, nuestra relación es equilibrada. Creo haber tenido un marido, pero se ha diluido en mi memoria.

   —¿Algo más quiere agregar?

   Dice ella:

   —Si lo hiciera, sería en un cuento. Dejamos acá, como dicen los que profesan a Freud y Harry Potter.

sábado, 13 de agosto de 2022

ENTRAÑABLE

 

   Nos mintieron, los hombres no bailaban con hombres. Para eso estaban las mujeres, que llegaban en alpargatas y las cambiaban por zapatos, de taco alto infinito.

   Se bailaba en esquinas sin ochava, con un bar pleno de alcohol, grapa que ya venía mezclada con escupitajos españoles. Vino de uva mosqueta, cabernet para los debiluchos y tinto borgoña para los ricachones. También vino suelto para los ricoteros.

   —Muchachos y chicas, adentro se toma, afuera se baila, hay que ponerle los pies a los adoquines, es más difícil para las damas, pero tienen que aprender a levantar la pata, es más cómodo para el hombre.

   Así habló “Don Javier” la noche que inauguró aquel boliche entrañable. La Hilda, concubina de Don Javier, era una artista para revolear la pata y no decía jamás que no a una inclinación de cabeza, apenas leve.

   Cuando Don Javier se dormía sobre un barril que le hacía de mesa y de almohada. Salían todos los tipos a pedir a la Hilda, de bailar un tango modernoso, la agarraban los mejores, le metían la pierna de él, adentro de las de Hilda, que sabía manejar el tajo del vestidito negro, algún voyer se daba cuenta. Los más hábiles se la metían y ella se doblaba hacia atrás, para hacerle un lugarcito más y tapar con la melena, aquel placer.

   Uno fue a alcagüetear a Don Javier. Ella entró a la pieza en alpargatas y dada vuelta del pedo que se agarró.

   —Tengo que hablar con vos.

   Este viejo choto, si ahora me voy a dormir la mona.

   —Quiero que te mandes mudar, me hacés quedar como un cornudo.

   Ella se fue sin contestar, con las crenchas para cualquier lado, agarró para cualquier lado. Se puso el traje de laburar y fue al Puerto. Todos la vieron mareada, pero nadie dijo nada.

   Avisó que iba hasta el baño y a partir de ahí o después, desapareció de todas partes. Ya van a cumplirse cinco años, que nadie sabe dónde fue. La Hilda lo quería a Don Javier, como quieren las putas, pero lo quería.

   Por eso nadie se explica lo que pasó. Don Javier cerró el boliche, se fue a recorrer el mundo, caminando de día y llorando de noche. Ya estaba viejo Don Javier, pero todavía sigue buscando.

viernes, 12 de agosto de 2022

CONOCIDA

 

   Tenía que llegar a la calle Garay. Había tantas manifestaciones, que mi destino quedaba lejos. Me arrastraron por el piso y me llevaron en andas, acostado, y yo pasaba de manos en manos. Pude salir porque terminé en el suelo. Corrí al Subterráneo pensando que estaba vacío.

   ¡No! Eran un grupo de Policías, cuya protesta pacífica, fue arrojar las esposas a la escalera, como símbolo de paz para aumentarles sus sueldos. De pronto me golpearon con las esposas y desmayé en un escalón. Tenía un chichón en la cabeza, que parecía un pomelo. Vi a mis pies botas de Yuta, seguro que me llevaban.

   Alguien pidió que me levantara y le pasara la mano por el hombro.

   —Tranqui, fuimos compañeros de Secundaria, vos no te acordás, pero yo sí. Vamos a caminar por este túnel. Buenos Aires, está lleno de túneles, con distintos recorridos. Me los conozco todos. ¿Vos a dónde tenés que ir?

   —Calle Garay entre Catamarca y no sé bien, pero tengo el número anotado.

   —Nos faltará, un túnel y medio. ¡Mirá, se ve el final con luz!, a ver esperá.

   Se quitó los arneses policiales y quedó en pelotas.

   —Prestame tu piloto, no voy a salir así. Y te invito a mi casa, tomamos un café, cognac caliente, lo que quieras. No soy Policía, soy espía de Policía.

   Al segundo trago se puso cachonda y esperaba algo más. Me negué.

   —Mirá, mi Mujer es como una Policía y su placer es espiarme. De lo que estás  pidiendo en silencio, no acostumbro ser infiel a mi Mujer. Y mucho menos con vos, te recuerdo clarito, una Policía por vocación.

   Pegué la vuelta y ella estaba apoyada en el marco de la puerta, con mi piloto abierto. Me tomó de la nuca, como los que saben llaves para inmovilizar. Yo no pude hacer nada, ella me llevó con destreza. Fue dentro de su casa, dentro de su cama. Sus microtúneles, eran de esos que te perdés y no podés llegar a casa, ni encontrarte con tu Mujer. Es demasiado doloroso. Mejor seguir aquí, esta Mujer conoce todos los túneles y yo conozco otros. Nos perdimos juntos.

jueves, 11 de agosto de 2022

LA QUERESA

 

   Lo amenacé con una cuchilla grande. Él caminó para atrás, se mató con un clavo oxidado que estaba en la pared. Yo no fui la culpable, la cuchilla era para asustarlo.

   Al turro no le había tocado ningún órgano vital. Lo salvaron los Médicos. No contento con eso, me denunció a la Policía. Tuve que asistir a prestar declaración. Trajeron una bolsa de nylon transparente y sellada.

   —Aquí están las pruebas, Señora.

   Me puse los anteojos y miré con asco aquel contenido.

   —Usted misma puede ver, es una cuchilla y un clavo oxidado.

   —Mi cuchilla de cocina, su uso es solamente culinario.

   —¿Puede relatar lo sucedido desde el principio?

   Lo miré con cara de odio, como se mira a un Policía.

   —El reo me robó la billetera, lo negaba hasta que la encontré en el bolsillo de su campera. Le dije que lo iba a matar, por supuesto que fue una amenaza y el muy gil se lo creyó. Pensar que yo misma, me encargaba de llenar la palangana con agua tibia, probaba la temperatura con el codo, para ver si estaba a su gusto. Él metía los pies y yo, arrodillada, le sacaba la queresa, que hacía más de un mes que él no lo hacía. Le secaba el pelo, lo peinaba, lo perfumaba, lo vestía y lo mandaba a trabajar. Ignoraba que no tenía trabajo, por eso me robaba. Doy por terminada mi declaración. Comisario, le recomiendo que mire cómo escribe el Oficial, tiene faltas de ortografía y por ser tan lento, salteó pedazos de mi declaración. Usted sabrá, aunque en general, ustedes nunca saben nada.

   —Espere, Señora, por favor, los Policías no somos todos iguales.

   —Bueno, déjese de hablar pavadas, me devuelve la cuchilla que es mi instrumento de cocinar. También exijo el clavo oxidado, para sostener la viga del dormitorio.

   —Sí Señora, espere que le envuelvo todo como para regalo. Le agradezco sus palabras, claras y directas. En cuanto a su Marido, póngase contenta. Lo tenemos encerrado y el Juez seguro que decide alguna injusticia.

   —Le pido, Comisario, no me citen nuevamente, aquí hay olor a pis, a sobaco y a corrupción.

miércoles, 10 de agosto de 2022

NIÑO LINDO BUENO APRENDE

 

   —Mami, me dijeron que los hoteles alojamiento están cerrados. ¿Por qué los cerraron?

   —Para que no contagien el Covid 19, haciendo esas porquerías.

   —¿Qué porquerías? ¿Las que se tiran a la basura?

   —Niño lindo y bueno, no me preguntes más, acá cerca hay tres y están funcionando.

   —¡Viento!, Mami, por fin los voy a conocer, me parece que soy un poco más grande y ya puedo.

   —Cuando venga tu Padre le voy a contar todo lo que dijiste.

   —Él te va a contar que su mejor amigo, va todos los días y su Mujer no sabe, pero sospecha. Le pidió un favor, cuando él esté en el telo, va a decir que está con Papá.

   —¿Vos lo escuchaste niño lindo y bueno? Porque me estoy volviendo loca de tanto estar loca.

   —Siempre estuviste loca, hasta yo me di cuenta.

   Llegó Papi y le pidió perdón, una vez por semana visitó el alojamiento, para acompañar a su amigo. Yo no le creí y me parece que Mami tampoco.

   —Papi, ¿por qué mentís?, si vas todos los días.

   —Y bueno, no miento, salgo todos los días con la Mujer de mi amigo. Me pide que la abrace, que le dé besos. Se nota que necesita cariño. Igual no pasa de ahí. A veces pasa sin que nos demos cuenta. Es de vez en cuando. Se siente sola con esto del Covid. No me puedo negar, soy un caballero, ella es un desahogo para mí.

   Dijo Mami:

   —¿Cómo vas a sincerarte delante del niño?, sos un animal.

   —Por mí no se preocupen, la niña del amigo de Papá, es tan linda y tan buena, que la voy a invitar a jugar al cuarto oscuro. Igual, no pasará de ahí.

martes, 9 de agosto de 2022

PELAR EL SUEÑO

 

   —Terminal!

   El chofer vio un pasajero dormido, le palmeó el hombro. Se despertó como si siempre hubiera estado despierto:

   —Chofer, me he pasado cuatro estaciones, culpa de la patota.

   El chofer preguntó qué patota.

   —La que me tiró al piso, me robaron, me hicieron este tajo y me…

   —Un momento Sr, fíjese si tiene todo lo que llevaba.

   Estaba el llavero, la billetera, documentos y celular.

   —Y en cuanto al tajo de la cara, yo no veo nada, trompadas ni el espectro.

   El pasajero se levantó y dijo:

   —Tendrá que acompañarme a hacer la denuncia.

   Lo miró mal el chofer:

   —Ud pretende que yo, haciendo catorce horas de laburo lo voy a seguir a la yuta. Cómo se reirán de su declaración y por ende de la mía.

 El hombre se acomodó el sombrero, subió camisa y corbata hasta el mentón, dejó que cayera a su aire. Fueron en el micro hasta la comisaría. El pasajero denunció los vejámenes a que fue sometido por una patota, que quiso robarle todo lo que llevara encima, explicó que por suerte tenía todo. En lo mejor apareció una mujer elegante y furiosa:

   —Éste bueno para nada que ven acá, es mi marido, es sonámbulo, puede sonambulear cuatro días seguidos y nadie lo nota. Apariencia normal, pero sus pensamientos avizoran incendios, bombas, fusilamientos. El vicio que tiene es subir a un micro sonambuleando, con la zarandaja del micro imagina situaciones. Queda tieso porque duerme hasta el final del recorrido.

   —Uds disculpen, Sres policías, no volverá a suceder.

   Cuando se fue quedó el chofer, que tenía la boca abierta, parecía para siempre.

   —Si les cuento no me lo van a creer, pero fue así. Ella también es sonámbula y más de una vez me la he tenido que llevar a casa, se duerme conmigo y dice cosas que me vienen bien, yo manejo todo el día, si la Sra quería manejarme a mí, que se maneje. Igual es buena gente, aunque sean sonámbulos, peor ser negro, chino, judío, argentino, eso sí que es peor.

lunes, 8 de agosto de 2022

LA PRESENTACIÓN

 

   —Me llamaron del Gabinete y las escuché, una decía que mis ejercicios matemáticos, eran de un niño superdotado. Mi Señorita opinaba que era bipolar.

   —¿Qué quiere decir bipolar?

   —Quiere decir que tenés dos polos, yo pienso que sos multipolar. Es complicado de explicar. Fingís tristeza y alegría, niño lindo y bueno. Sos el mejor Actor que conozco.

   —A mí me encantaría trabajar en un Teatro. Puedo hacer todos los personajes, el ser multipolar me facilita. Mami, yo soy un montón. Voy a proponer en la Escuela que me presten el Salón de Actos, para actuar los sucesos de mi casa, las peleas de vos y Papá. Y otras cosas que veo que ustedes ni se imaginan. Seguro que va todo el Colegio y al final vendrán los aplausos y los gritos que dirán: “¡Otra, otra!”.

   —Ni se te ocurra, lo harán porque son chusmas. La sorpresa será que en nuestra casa, ocurre lo mismo que en las suyas.

   El Niño abrió la función hablando de sí mismo y sus virtudes. Cómo su Mami y su Papi se peleaban todo el tiempo:

   —No dicen malas palabras, para cuidar el lenguaje en mi presencia. Cuando creen que no estoy, se bañan juntos, para no llegar tarde a sus trabajos. Después se putean por cualquier cosa. Cuando Mami enceró y mi Papi se resbaló, se quebró una pata. Cuando socializan parecen culturosos, se dan piquitos para demostrar que se quieren. No es así, son un matrimonio de mentirita. Prefiero que vivan así y no que se divorcien. No sabría con cuál de ellos me tocaría. Mami es mano larga y Papi alquila películas de terror, para que me calle. Yo no sé para qué me tuvieron. A mí nadie me quiere, presiento que hay una fucking bomba de tiempo, en mi asiento. Al final no explotó y se avecina la pandemia. Yo no los prevengo, que se arreglen. Si no, pueden recurrir a los Gobernantes varados en París.