Se globalizó,
gracias a los pocos humanistas sobrevivientes del Holocausto Tecnológico, la idea
de arrojar a la estratósfera todos los celulares del mundo, las computadoras,
los electrodomésticos y todos los miasmas al servicio de la nada, inclusive los
consoladores y los consuelos políticos mendaces. Los Cónsules también, nada más
al pedo que los Consulados. A los adictos al celular, diestros, sólo les
pudieron despegar el aparato con aguarrás, thinner y ácido muriático. En cuanto a los zurdos, que siempre fueron
históricos opositores, se les cortó la mano. Los árabes sabían hacer el
trabajo, con oficio. Reciclaron las computadoras, devinieron en ladrillos para
la construcción de viviendas, las pantallas fueron ventanas y con las teclas
jugaban a los dados.
Los niños, por
fin, hablaron con sus padres, cara a cara. Aprendían en sus casas, suprimieron
Escuelas y Facultades, consideraron que
en ellas desaprendían. Leían en libros de culto y amaron escribir a mano, los
mouse eran ratas que debieron combatir con granadas de mano, que el Tío Sam
dejó de usar para las guerras. Cada ser humano de la tierra plantaba árboles de
todas las especies. Suprimieron la palabra dinero, euros, dólares y yenes de
todos los Diccionarios. En los tiempos libres jugaban al Ajedrez, así ampliaban
la memoria y el Go les sirvió para respetar al otro, con estrategias gentiles.
Las estrellas se cansaron de vivir tan lejos y bajaron a la tierra, para
chusmear las novedades. El sol y la luna se quedaron en el molde, eran las
encargadas de dar calor y sueño, respectivamente.
Desaparecieron
las fronteras, todos paseaban por donde más les complaciera. Nacieron niños
chinos de pelo mota y ojos eslavos, mujeres africanas, rubias, con ojos
japoneses. Nadie tomaba vino ni birra. Por sus poderes terapéuticos, fumaban
porro. Sembraban en el mundo entero. Los narcos fueron arrasados por tsunamis,
que los hundieron en el fondo de los océanos, junto a la Estúpida y sus
K-chorros.
Los Argentos por
fin sonreían de oreja a oreja.
El uso de la
silla fue olvidado y los humanos descansaban culo en tierra.