domingo, 14 de agosto de 2022

CONTESTA ELLA

 

   Le hicieron una entrevista:

   —¿Por qué no participa en concursos?    Un cuento por día, no publica y lo sube a su blog, ¿Le lleva mucho tiempo escribir uno por día?

   Contesta ella:

   —Todo el día, lo subo a las cero horas.

   —¿No le sería más redituable publicar?

   Contesta ella:

   —No, porque terminan durmiendo en una biblioteca, con el agravante que no hay lectores.

   —Permanecer sentada veinte horas, ¿qué consecuencias le acarrea?

   —Tengo suturado el culo, me evita ir al baño, no tomo agua, ni la vejiga funciona.

   —¿Es verdad que una vez por año va a la India y tiene un gurú que sacia sus experiencias?

  Contesta ella:

   —Voy por placer, pero lo de saciar sería imposible, soy insaciable.

   —¿Escribe durante ese tiempo?

   Contesta ella:

   —No, son vacaciones, subo cuentos viejos y con extrañeza, noto lectores nuevos. Me interesan Irlanda, Polonia, Ucrania y Rumania. Tengo seguidores añosos. He sido invitada por personas maravillosas a esos países. Son humanistas medulares. Tengo un novio irlandés que lamenta mis cisuras, él me tipea los cuentos y todo el plomazo internetiano. Yo le agradezco con prácticas privadas. Ponemos el despertador para no entorpecer la escritura.

   —Su novio, ¿qué hace durante sus ausencias literarias?

   Contesta ella:

   —Es ingeniero en sistemas, computea con su secretaria.

   —¿Alguna vez tuvo marido, hijos?

   Contesta ella:

   —Tengo un hijo que no le gustan mis cuentos, él es dibujante, a mí sus dibujos me disgustan, nuestra relación es equilibrada. Creo haber tenido un marido, pero se ha diluido en mi memoria.

   —¿Algo más quiere agregar?

   Dice ella:

   —Si lo hiciera, sería en un cuento. Dejamos acá, como dicen los que profesan a Freud y Harry Potter.

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