Quedé conmigo que me encuentro a las cinco
de la tarde. Me reconocí enseguida, era yo indudablemente. El auto que me
compré es un Maxi Cooper, lo necesitaba para mandados y vacaciones.
─Si querés te canto la justa.
─Dale, decime.
─Lo hiciste a pedido de mi Mujer.
─¡No! De la mía.
Yo soy un tipo generoso, hasta le daba mis
llaves. Un día se fue con auto y todo a visitar a su amante. Se quedó dos
semanas y volvió sin el auto.
─Me lo robaron, ¿querés que nos separemos?
─Sí, prefiero vivir solo, me hace feliz
vivir conmigo. Cuando me levanto no me puedo bañar, porque los platos sucios de
la cocina los meto adentro de la bañadera, corro la cortina para sentir que está
todo limpio.
Una vez por semana viene una Señora que
limpia todo. Yo desaparezco en su jornada de betún, esparadajos y lavandina. Me
sirvió para reencontrarme de nuevo yo solo y decirme la cruda verdad. “Soy un fracasado.”
Culpa de mis viejos que desconocían la palabra fracasar.
Me lavaron el cerebro y el cerebelo también.
Había que tener una carrera, una Novia, que después será la Madre de mis hijos.
Esas consignas me permitieron vivir solo. Yo solo conmigo y nos llevamos
fenómeno.
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