martes, 9 de agosto de 2022

PELAR EL SUEÑO

 

   —Terminal!

   El chofer vio un pasajero dormido, le palmeó el hombro. Se despertó como si siempre hubiera estado despierto:

   —Chofer, me he pasado cuatro estaciones, culpa de la patota.

   El chofer preguntó qué patota.

   —La que me tiró al piso, me robaron, me hicieron este tajo y me…

   —Un momento Sr, fíjese si tiene todo lo que llevaba.

   Estaba el llavero, la billetera, documentos y celular.

   —Y en cuanto al tajo de la cara, yo no veo nada, trompadas ni el espectro.

   El pasajero se levantó y dijo:

   —Tendrá que acompañarme a hacer la denuncia.

   Lo miró mal el chofer:

   —Ud pretende que yo, haciendo catorce horas de laburo lo voy a seguir a la yuta. Cómo se reirán de su declaración y por ende de la mía.

 El hombre se acomodó el sombrero, subió camisa y corbata hasta el mentón, dejó que cayera a su aire. Fueron en el micro hasta la comisaría. El pasajero denunció los vejámenes a que fue sometido por una patota, que quiso robarle todo lo que llevara encima, explicó que por suerte tenía todo. En lo mejor apareció una mujer elegante y furiosa:

   —Éste bueno para nada que ven acá, es mi marido, es sonámbulo, puede sonambulear cuatro días seguidos y nadie lo nota. Apariencia normal, pero sus pensamientos avizoran incendios, bombas, fusilamientos. El vicio que tiene es subir a un micro sonambuleando, con la zarandaja del micro imagina situaciones. Queda tieso porque duerme hasta el final del recorrido.

   —Uds disculpen, Sres policías, no volverá a suceder.

   Cuando se fue quedó el chofer, que tenía la boca abierta, parecía para siempre.

   —Si les cuento no me lo van a creer, pero fue así. Ella también es sonámbula y más de una vez me la he tenido que llevar a casa, se duerme conmigo y dice cosas que me vienen bien, yo manejo todo el día, si la Sra quería manejarme a mí, que se maneje. Igual es buena gente, aunque sean sonámbulos, peor ser negro, chino, judío, argentino, eso sí que es peor.

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