Me amenaza con
una escopeta, yo me escondo entre los ligustros.
—¡Esperá!
¡Esperá! Que soy Lili.
—No te asustes,
igual no está cargada.
Me hizo pasar a
su nueva quinta, no lo reconocí, cambió su cara por otra nueva. Tenía implantes
de pelo en la cabeza y ninguna cana.
—¡Qué joven que
estás, Bicho! Cambió tu fisonomía.
Él me dijo sin
piedad:
—Qué cruel es el
tiempo, parecés más grande que yo.
Y sí, tenía
razón. Dejé que el tiempo se depositara en mí como quisiera, nunca me teñí el
pelo.
—Me casé con una
chica, si no me hacía todo esto, parecería su Padre.
—Ni bien nos
separamos ya vivías con otra. Pasé por tu quinta para arreglar algunas cosas
que quedaron pendientes. No me gusta compartir la tenencia de los chicos. Esta
situación los confunde, le dicen Mamá a tu Mujer, cuando están en tu casa. Tomé
la decisión de tenerlos siempre conmigo. Tienen una Niñera que se ocupa de
ellos cuando tengo que ir a trabajar. Se sienten divididos y se ponen muy
tristes. La Psicóloga me dio la razón.
—Lili, no me
podés decir eso, tené en cuenta que les paso una pensión alimenticia mucho más
alta que la que asignaron los abogados. Quiero que concurran a una Escuela
Privada y bilingüe. Yo la pago, no te preocupes.
—No quiero que
medien abogados, arreglemos entre nosotros. Si tu Mujer no puede tener hijos,
no quiero que se apropie de los nuestros. Te hago una propuesta, vení a
visitarlos cuando quieras. Serás bienvenido, incluso si un día te quedás a
dormir, no me molesta. ¿Entendés lo que te digo, Bicho?
—Mirá, a esta
altura de mi vida, no quiero complicaciones. Hagamos lo que a vos más te
convenga. Como siempre. Te advierto que te tomo la palabra, iré cuando se me
antoje.
Me tranquilizó
su aceptación y hasta renuncié a mi trabajo, para pasar más tiempo con
ellos. Se quedaba a dormir con cierta
frecuencia.
Los chicos
fueron a pasar dos días con sus Abuelos. Cuando llegó le avisé que ellos no
estaban. Trajo una botella de champagne. La tomamos sin comer nada. Él se puso
cachondo y nos revolcamos con el entusiasmo del primer tiempo de nuestro
matrimonio. Volvió a suceder con cierta frecuencia. Sabía que eso estaba mal,
pero una no es de hierro.
Quedé
embarazada, no lo pude creer. Él tampoco.
Y la Mujer,
menos.