jueves, 13 de abril de 2023

NADA SE PIERDE, TODO SE TRANSFORMA

 

   El Marido de Petete se volvió tan loco, que la siguió por toda la casa, para matarla con su cuchillo. Subió corriendo las escaleras hasta la terraza. Escuché los pasos de lejos y bajé por el ascensor, hasta donde vivía el Portero. Lo llevó una Ambulancia y le pusieron un chaleco de fuerza como para inmovilizar un caballo.

   El Médico de la casa, dijo:

   —La única solución es una lobotomía. Ha dado excelentes resultados. Puede volver a su casa y hacer vida normal, después que se recupere.

   Florencio permanecía siempre con la misma cara, no recordaba, no hablaba, no se reía, ni lloraba. Petete le daba de comer en la boca, le entraba por un costado y le salía por el otro. Toda la familia se reunía para los almuerzos del domingo. Florencio ocupaba la cabecera, no controlaba sus esfínteres. Los parientes se levantaban con náuseas. Habló con ella, una de sus Sobrinas, le sugirió que lo internara.

   —Juré que lo cuidaría hasta que la vida nos separe, yo me encargo.  ¿Viste que tejo de memoria?, me siento en un sillón frente a él cuando duerme la siesta. No cierra los ojos, de noche duerme con los ojos abiertos.

    Él fue Jefe de Policía, cuando estaba en ejercicio, mandó al muere 250 adolescentes. Petete se hacía la que nada sabía. La noche que le dio el ataque de tejido:

   —Florencio, ¿me alcanzás las tijeras?

   A él le brillaron los ojos y hasta parpadeaba y se rascaba las pelotas. Le alcanzó la tijera con las agujas, por ser amable con ella, le metió una aguja en cada ojo y después murió de un paro.

   Petete quedó ciega, nadie le contó que Florencio estaba muerto. Se compró una chaise longue y se alegraba del progreso del Marido, no se escuchaba volar un mosquito.

   —Doctor Añado, le hablo para agradecerle el trabajo de hacer callar a Florencio. Estamos los dos, sólo usted nos salvó a los dos.  

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