Era el último día
que si llegaba tarde lo echaban. Palabra de Jefe, viejo choto, que tenía su
retrato entre ceja y ceja, desde que empezó.
—Paula
¡Despertate! No voy a trabajar, no quieren que vaya nunca más.
La mujer
bostezó, seguía soñando con el hombre de su vida. Sintió la sacudida y era el
marido de su no vida.
—¿Y qué hacemos?
Yo a mi viejo no le pido un mango. ¿Te indemnizan?
Se olvidó de
avisarle a Paula del colchoncito de plata, que guardaba en una media pinchuda.
Buscó en los lugares posibles y no encontró nada, debía reconocerlo, se olvidó
igual que cuando no puso el despertador.
—Paulita, vos
que sos tan memoriosa, ¿no podemos sacar de tu cuenta en el Banco?
Ella hacía yoga
para no matarlo.
—Vengo ahorrando
desde antes de casarme. ¿Debés mucho?
Él pensó que
debía tanto, que olvidó cuánto:
—Yo no le debo
nada a nadie, me conocés. Saquemos pasajes y cruzamos el charco, tengo dos tíos
en España, primos en Italia y con tus hermanas, en Inglaterra, llenas de
dinero. Se me ocurrió que podemos inventarles una situación dramática, cuya
única solución es quedarnos en alguno de sus petits hotels.
Paula se reía
con histeria:
—Vos no tenés
límites, mis hermanas te odian, te olvidás de sus cumpleaños, te negaste a
asistir a sus bodas por miedo al avión y te inventaste un cáncer.
Uy se puso
re-triste el patético, lo voy a abrazar y besar, preparo un desayuno americano.
Me visto sensual, putesca. Apoyo el culo en la mesa igual que en las películas,
lo acerco con prepotencia y arranco el pijama, le indico. Él, sin GPS, que
vengo a ser yo, se paraliza blandengue. ¡Esta vez no! Se acordó cómo se hacía,
fue mejor que la primera vez. Tomamos un baño juntos, rodeados de velitas y
velones. Permanecíamos en el agua con ojos cerrados.
—Decime Paula,
¿qué festejamos? Tanta vela me está dejando sin oxígeno.
Esta vez, fue
Paula que olvidó de traer los chicos del Colegio:
—Salí ya del
agua y traé tus hijos del Colegio, es re-tarde!
Él salió con su
bata de toalla, prendió el auto y no andaba. Abrió la puerta del baño: ¿Sabés,
Paula? Me olvidé de ponerle nafta al auto. No te preocupes, los chicos esperan
y mientras tanto, hacemos la segunda versión de la mesa, que es con vos al
revés.

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