Interroga el
periodista:
—¿Y cuando hace
frío cómo hacen?
Contesta laxo:
—Cerramos la
puerta.
Concluye el
periodista:
—Bueno, ahora
hace frío.
Dijo:
—Sí, pero no
tanto como para cerrar la puerta. Ahorramos en puerta, la usamos lo menos
posible, comprar otra sería impensable y tenemos miedo que nos llegue la
factura por el “Uso de puerta”.
El periodista
asiente con la cabeza, se detiene en cada cosa y pregunta qué es. La gente
humilde es paciente, le cuentan la historia. En un rincón habían armado con dos
ruedas de bicicleta y una silla plástica sin patas, el refugio de un Abuelo sin
dientes, con arrugas de gritos.
—¿Y cómo anda,
Abuelo?
—Ando bien, como
siempre, no alcanza el dinero dicen mis hijos. Yo les cuento que desde que
nací, hasta ahora, el dinero nunca alcanzó, pero nos acostumbramos y somos una
flia que sobrevive. El Oxígeno no manda factura, ¿ve? Eso es un gran progreso.
No todo es tan pacífico como Ud lo encuentra. Se putean, se cagan a palos,
esconden el pan en la letrina y no le convidan a nadie. A mí sí, me traen un
pancito, tiene un poco de olor a mierda, pero como decía mi Padre “Lo que entra
por la boca sale por el culo”.
El Hijo le pidió que se callara:
—El señor
periodista va a decir que somos bocasucias y pegadores, conservemos la poca
educación que tenemos ¡mierda!
Habló el Abuelo:
—Me olvidé de
contarle, cuando se pelean tiran mi silla rodante, una vez fui a parar a una
chapa con filo y…
—En todas partes
hay accidentes y la gente se pelea, aún los ricachones. Antes de irme, les traje víveres, no es
mucho, pero antes que nada…
Saludó con un
beso y se fue.
El Abuelo
conjeturó mirando los víveres:
—No es mucho,
tenía razón el tipo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario