En el año 1900,
Waldo y Alan, tenían una novia en común, era hija de nobles y hacía cosas que
no debía. Selva coqueteaba con los dos. Iba de uno a otro. Sabía que a Waldo le
gustaban los polizones, se apoyaba una y rebotaba dos veces, se agarraba sin querer,
las manos en sus tetas, pensando que eran los hombros.
Selva entregada
a las rígidas costumbres sociales, quería a los dos novios casi por igual y de
ese casi salió una idea, romper todas las convenciones y permanecer con ambos.
Una tarde de tibieza,
salió Selva con ocho ramos de violetas en el escote. Después que Alan coronara
ese escote, apareció Waldo, quería convertirse en un solo novio, un único.
Venía de familia acaudalada.
Madres y padres
se reunieron para hablar sobre la dote. El Padre de Waldo, preguntó si Selva
estaba bien dotada. Se produjo un incómodo silencio. Sirvió para pensar la
estupidez que hacían, si todavía la pareja estaba en elecciones. El resultado
fue que Selva aceptó a Waldo.
Habló la novia
primero, cuando iba a comenzar:
—Me parece que
el ojo me pija, con perdón de la palabra, quise decir que el ojo me pica.
El novio salió
al ruedo:
—Mi querida, mi
amada, te puedo jurar que pija tendrás de sobra, con perdón de la palabra,
quise decir que si te pica, tendrás un palenque para rascarte. Fue una
confusión que me contagiaron los peones del campo. Quiero regalarte un ajuar
completo con sombreros y zapatos, lo podés elegir por internet.
—¿Pero si
internet no existe? Te has adelantado en el tiempo.
Llegó Alan,
nombrado Padrino de los novios, le regaló un inmenso ramo de rosas verdes,
teñidas y le puso una enredadera alrededor del cuello. Se ocupó del ajuar, se
encargó de vestirla, usaron el baño y le echaron llave. Él quería darle un baño
de inmersión, después secarla y ponerle la ropa.
Cuando Selva y
Waldo se casaron, dijo el Cura:
—Si existe algún
impedimento, que lo digan ahora o callen
para siempre.
Se escuchó la
voz de Alan:
—Sí, yo no, yo
no, no quiero que se produzca esta boda, ella debe confesar la verdad, tuvimos
relaciones hará unos veinte minutos.
La gente
murmuraba enardecida, todos sintieron la estafa. Selva declaró:
—Prefiero
casarme con ambos, Alan, como Waldo, dan placer en la geografía de mi cuerpo.
Además estoy pregnant y no sé quién es el Padre, en estos tiempos, el ADN no se
descubrió. Gracias a todos por escuchar esta nueva modalidad. Si muchos siguen
nuestro ejemplo, serán vanguardia como nosotros y podrán borrar esas caras de
culo. Porque les aseguro que se van a divertir y es una forma de cambiar el
statu quo, de esta sociedad melindrosa. No perdamos más tiempo, me voy a la
cama con los dos.

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