domingo, 5 de agosto de 2018

PARA EL TÍTULO NO ME ALCANZÓ EL TIEMPO



   —El problema de ahora es el tiempo. Interhueva te lleva la vida. Que te operen de algo, suerito, inyección y hoy por la tarde abandoná la habitación, porque hay pacientes en espera.
   Celular en el Supermercado: —Fijate si quedaron fideos, ¿qué más era?...queso de rallar…¡Acordate vos!, no me acuerdo ¿qué más hace falta?...sino vení vos, acá está el carro…y yo le calculo seiscientos. Igual traé. Chaucito.
   Si te enganchás con una serie de Intrenet, vas a dormir dos horas menos y si te atacan la pelotuduceses de Infrabae, te quiero ver mañana, con los ojos hinchados, llorando, porque tu único hijo no te llama y es domingo. Me propuse y lo cumplo, un cuento por día, lo subo a mi Blog, como ejercicio y por placer. Otro tiempo que me impide rascarme el ombligo, pensar una idea, desarrollarla, corregirla.
   Soy estreñida porque la cuestión del tiempo cubierto me cierra el culo. El odio que me da sumar lo que gasté en la diaria y cuando miro las cuentas a pagar, araño las paredes.
   Ahora soy del bando “yo de política no hablo”. Para cortarla con algún antagonista ñocoso, encima me hace perder tiempo.
   Contesta mi Psi, con voz de estanque tranquilo: —Preocupate por vos, hacete un tratamiento para tus peladas en la cabeza, una limpieza de cutis, mimate vos un poco…
   —Tenés razón, pero sabés qué pasa, el día tiene veinticuatro horas y a mí no me alcanza, necesitaría cuarenta y ocho y el resultado sería el mismo, no me alcanzaría el tiempo.

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