—El problema de
ahora es el tiempo. Interhueva te lleva la vida. Que te operen de algo,
suerito, inyección y hoy por la tarde abandoná la habitación, porque hay
pacientes en espera.
Celular en el
Supermercado: —Fijate si quedaron fideos, ¿qué más era?...queso de rallar…¡Acordate
vos!, no me acuerdo ¿qué más hace falta?...sino vení vos, acá está el carro…y
yo le calculo seiscientos. Igual traé. Chaucito.
Si te enganchás
con una serie de Intrenet, vas a dormir dos horas menos y si te atacan la pelotuduceses
de Infrabae, te quiero ver mañana, con los ojos hinchados, llorando, porque tu
único hijo no te llama y es domingo. Me propuse y lo cumplo, un cuento por día,
lo subo a mi Blog, como ejercicio y por placer. Otro tiempo que me impide
rascarme el ombligo, pensar una idea, desarrollarla, corregirla.
Soy estreñida
porque la cuestión del tiempo cubierto me cierra el culo. El odio que me da
sumar lo que gasté en la diaria y cuando miro las cuentas a pagar, araño las
paredes.
Ahora soy del
bando “yo de política no hablo”. Para cortarla con algún antagonista ñocoso,
encima me hace perder tiempo.
Contesta mi Psi,
con voz de estanque tranquilo: —Preocupate por vos, hacete un tratamiento para
tus peladas en la cabeza, una limpieza de cutis, mimate vos un poco…
—Tenés razón,
pero sabés qué pasa, el día tiene veinticuatro horas y a mí no me alcanza,
necesitaría cuarenta y ocho y el resultado sería el mismo, no me alcanzaría el
tiempo.

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