—¿Qué vas a
preparar de comida?
No tenía ganas
que fuera Navidad, ahora casi no hay pesebres, antes lo relacionaban con el
nacimiento de Jesús.
El origen es de
los yanquis, las bolas que brillan con colores, las inventaron ellos. Los odio,
paganos, grasas. No voy a preparar nada, no tengo nada que festejar. Es el día
que nació mi Papá y no murió crucificado, pero más o menos. Viene mi hijo,
seríamos tres, las velas y las lucecitas de colores detestables.
Me gustaría que
abolieran la Navidad y toda esa comida inmunda que preparan para llenarse las panzas,
tensas como para parir, fueran a parar a niños con estómagos vacíos.
—Francisco, vos
que vivís solo, ¿no querés venir para Nochebuena?
Se puso a mirar
el cielo cubierto, tapaba la luna.
—Vienen mis Tías,
con pollos de sus propios gallineros. Y mientras comen, dicen: “Éste es Romeo,
tiene gusto a balcón, éste es Ulises, me doy cuenta por lo salado, vivió mucho
tiempo en el mar, el último es Ramsés, está seco como el desierto.” De entrada
hacen ensalada de pollo con mayonesa puro huevo. Y el postre, es pollo
acaramelado. Viste que soy glotón, de tanto comer pollo, me levanto por la
mañana, me miro el cuerpo y en vez de pelo, nacieron plumas, alrededor de los
huevos tengo un plumero. Mi Tía Roma, que entra al baño sin golpear, me vio
desnudo, ella es italiana y católica, empezó a gritar: “¡Miracolo!, ¡Miracolo!”

No hay comentarios:
Publicar un comentario