sábado, 13 de junio de 2020

MIRACOLO


   —¿Qué vas a preparar de comida?
   No tenía ganas que fuera Navidad, ahora casi no hay pesebres, antes lo relacionaban con el nacimiento de Jesús.
   El origen es de los yanquis, las bolas que brillan con colores, las inventaron ellos. Los odio, paganos, grasas. No voy a preparar nada, no tengo nada que festejar. Es el día que nació mi Papá y no murió crucificado, pero más o menos. Viene mi hijo, seríamos tres, las velas y las lucecitas de colores detestables.
   Me gustaría que abolieran la Navidad y toda esa comida inmunda que preparan para llenarse las panzas, tensas como para parir, fueran a parar a niños con estómagos vacíos.
   —Francisco, vos que vivís solo, ¿no querés venir para Nochebuena?
   Se puso a mirar el cielo cubierto, tapaba la luna.
   —Vienen mis Tías, con pollos de sus propios gallineros. Y mientras comen, dicen: “Éste es Romeo, tiene gusto a balcón, éste es Ulises, me doy cuenta por lo salado, vivió mucho tiempo en el mar, el último es Ramsés, está seco como el desierto.” De entrada hacen ensalada de pollo con mayonesa puro huevo. Y el postre, es pollo acaramelado. Viste que soy glotón, de tanto comer pollo, me levanto por la mañana, me miro el cuerpo y en vez de pelo, nacieron plumas, alrededor de los huevos tengo un plumero. Mi Tía Roma, que entra al baño sin golpear, me vio desnudo, ella es italiana y católica, empezó a gritar: “¡Miracolo!, ¡Miracolo!”     

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