Dejaba abierto
por si olvidaba las llaves, nadie sabía que era su cumpleaños. Él lo ocultó a
los compañeros de trabajo y a los del coro desafinado. Se despidió de todos,
con algo de culpa y melancolía. Entró al departamento y tropezó con la
oscuridad, al segundo, el contingente de la oficina y los del coro también,
prendieron luces de colores. Había disfraces de cotillón y guirnaldas en toda
la casa. El regalo fue una Stripper, que salió de una torta y se acurrucó a su
lado.
Todos le
cantaron el happy birthday, por vez primera el coro no desafinó. Se dio cuenta
que lo querían. Hasta su Ex Mujer se autoinvitó, le daba besos mientras decía
que lo extrañaba, pensaba seguir soltera y ser su amante. La Stripper la empujó
al balcón y su Ex Mujer desapareció.
—Debo cumplir con mi trabajo, para eso me
pagaron.
Le dio un
piquito en la boca y después fue tanto su entusiasmo, que siguió con los
piquitos de la cabeza a los pies. Había tanta gente, que se escondieron en el
placard. Nada de piquitos, se puso cachondo y quiso su kit completo, para darle
placer.
Necesitó comer
los restos de torta, volvió a lo diecisiete, después de vivir un sueño, se
echaron un polvazo y se abrieron las puertas del placard. Todos quedaron
azorados, por el culo y las tetas, los hombres le pagaban, aunque sea para
pasar las manos por sus atributos y si ella quisiera, podían ir por más.
—Un momentito,
esa zona me pertenece.
Se abrazaron, la
Stripper se desplomó en un sillón y él la acompañó. Ella estaba dada vuelta.
Despertó cuando
todos se habían ido, se apiadó de la Stripper y la dejó dormir. Afuera se escuchaban
pedidos de socorro, era su Ex Mujer, que se encontraba en el toldo de abajo. La
vio tan gorda chancha, que la conminó a limpiar el departamento.
Habían dejado
deplorables la superficie del piso, las paredes y hasta el techo. Ella limpió
todo.
—¿Cuánto te debo
por tus servicios?
Lo único que le
pidió fue que volviera con ella.
—Ni estando
despierto o dormido, ni vivo ni muerto.
Ella hizo mutis
por el foro: —Ya me vas a buscar.
-Amenazó la gorda chancha. Y le robó las llaves
del auto-.
Cuando la Stripper
despertó, manejó bien la resaca. Él la pensó para vivir a su lado.
—Estuvo todo muy
lindo, pero debo seguir con mi trabajo, tengo un montón de turnos para otros
cumpleaños. Me tengo que meter en tortas con sorpresa. Por supuesto la sorpresa
seré yo y mis cualidades.
A la gorda le
pidió que vuelva a ser su Mujer. Se acostaron en la cama y durmieron cucharita.
Él casi no pegó los ojos, maldijo su cumpleaños y todas las personas, se dio
cuenta que en realidad, no conocía a ninguno de los invitados. Sacó la gorda a
los empujones, cerró la puerta con llave. Se deslizó hasta el sillón y dijo: —Al
fin solo, el buey solo bien se lame.
Soñó que la Stripper
venía a visitarlo desnuda, con un cacho de torta en cada mano.

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