martes, 19 de abril de 2022

DE TODA LA VIDA

 

    Salía todos los días, a las cinco de la tarde.

    Vivía casa por medio de la mía.

   Se sentaba en su umbral y yo en el mío.

   Cuando él miraba a otro lado, yo lo miraba y cuando yo miraba a otro lugar, él me miraba. Nos daba vergüenza y mirábamos hacia enfrente, como buzones quietos.

   El mismo día que me aburrí yo, se aburrió él. Igual nos sentamos, como siempre.

   Se acercó y me preguntó, si no podíamos jugar al denenti.  Después vinieron las figuritas a la marchanta, las revistas mejicanas, el patrón de la vereda.

   Aparecieron nuevos vecinos, amigos y nuestro dúo se disolvió en los demás.

   Cuando me di cuenta yo, se dio cuenta él. Y la recurrencia hizo, que estemos sentados, con más de medio siglo de vida, tomando café en cualquier bar, o en el mismo de siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario