Hoy estaban
todos reunidos en la despensa-vinería.
Hablaban en voz
baja, alguien le tenía que decir, tenían taquicardia, en la despensa se
escuchaban todos los corazones tic tic tic tic. El más joven dijo yo y el más
viejo se calló. Entró temblando de frío, con su sobretodo largo que usaba
invierno y verano. Saludó a todos y todos respondieron juntos, bajaron la
cabeza, algunos se apoyaron sus sombreros en el pecho. Pidió un vino tinto. Se
lo tomó de un trago, prendió un pucho, se dio vuelta y preguntó: —Quiero saber
qué pasó, así nos preocupamos todos.
Uno de sus
peores amigos le acercó un tazón de café, el mejor puso la silla cerca de él y pasó
el brazo por el respaldo de su amigo.
El más joven se
arrodilló a sus pies, juntando las palmas le dijo que él, no podía decirle.
El más viejo
habló: —Mirá viejo, recién llamaron de Siria, tu hija murió anoche.
Siguió tomando
vino y no hablaba. Dejó de temblar, se quitó el sobretodo y lo tiró al fuego.
Su mejor amigo
lo llevó arrastrando hasta la casa, le puso su propio saco.
En el camino
decía: —Querés que te diiiga una co... una... cosa. Lo que más bronca me da es
que no me avisara que se iba a morir...que no me avisara ¿entendés? Además ¿qué
carajo estaba haciendo en Siria?
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